Introducción
En los últimos años ha existido una alta migración de retorno de los migrantes mexicanos establecidos en Estados Unidos. Vinculado a ese fenómeno de retorno el número de niños nacidos en Estados Unidos residentes en México creció de cerca de 261 mil a 570 mil entre 2000 y 2010 de acuerdo a los censos mexicanos de población. Esta última cifra representa 14.2 por ciento de los cuatro millones de niños estadunidenses con al menos un padre no documentado en Estados Unidos en 2008 estimada por Passel y Cohn (2008), y a partir de 2010, la cifra de niños estadunidenses viviendo en México ha permanecido estable. En ese contexto, la presente investigación tiene como objetivo ofrecer una descripción de las características sociodemográficas de estos niños estadunidenses residentes en México, su inserción en el sistema escolar mexicano y la migración de estos niños hacia Estados Unidos con fines de incorporarse al sistema educativo estadunidense, en el marco de la trasnacionalidad, la migración de retorno y la reemigración.
Se utilizan dos fuentes de información con representatividad a nivel nacional: los Censos de Población y Vivienda de 2000 y 2010 y la Encuesta Nacional de Ocupación y Vivienda (ENOE) que contiene información a partir de 2005 hasta 2014. En ambos casos se pregunta por el lugar de nacimiento de los integrantes del hogar por lo que es posible identificar a los niños nacidos en Estados Unidos. Se utilizan los censos de 2000 y 2010 para conocer las características sociodemográficas de los niños, los hogares y localidades en que residen los niños, así como la inserción en el sistema educativo mexicano. En la ENOE se entrevista a los hogares cinco trimestres consecutivos, incluyendo una pregunta sobre migración de los miembros del hogar, el lugar de destino y los motivos que le dieron origen. Por ello es posible establecer el destino, en los procesos de migración de los hogares durante un año después de la primera entrevista.
Los principales resultados de la investigación muestran que los niños nacidos en Estados Unidos y que residen en México provienen de hogares con jefes relativamente educados, pero que viven en menor proporción con el padre. Geográficamente tienden a ubicarse en los estados con alta migración histórica y en los estados de la frontera con Estados Unidos. Una vez tomadas en cuenta las características sociodemográficas estos niños tienen la misma probabilidad de asistir a la escuela que sus pares nacidos en México, pero acumulan 0.21 más años de escolaridad. También presentan una alta probabilidad de migrar a Estados Unidos, por lo que puede proyectarse que una muy alta proporción de este grupo poblacional terminará regresando alguna vez en su vida a ese país. El cuestionario de la ENOE incluye una pregunta acerca de los motivos de la migración. Si la migración de los niños nacidos en Estados Unidos sucede antes de los 18 años uno de los principales objetivos es incorporarse al sistema educativo estadunidense; el efecto es muy alto, 33 puntos porcentuales mayor que los migrantes del mismo grupo de edad nacidos en México, una vez que se consideran las diferencias sociodemográficas de los hogares de origen. Esto permite plantear que, de las conceptualizaciones previas sobre el fenómeno migratorio, la reemigración es la que mejor describe el comportamiento migratorio observado entre los niños nacidos en Estados Unidos.
Las decisiones de reemigrar a Estados Unidos se inscriben en la construcción de comunidades transnacionales, por lo que en la siguiente sección (2) se ofrece una revisión de los conceptos de transnacionalidad, migración de retorno y reemigración. Además, se revisa la literatura previa sobre los niños de padres mexicanos nacidos en Estados Unidos, particularmente la que estudia la inserción medida por variables educativas. En la sección 3 se describe la metodología de la presente investigación. En la sección 4 se ofrece un retrato estadístico de estos niños, comparándolos con otros dos grupos de población: los niños nacidos en México que han residido durante un tiempo en Estados Unidos y los niños nacidos en México que no han migrado. En la sección 5 se describe la inserción de los niños estadunidenses que viven en México en el sistema educativo mexicano utilizando las variables de asistencia y escolaridad acumulada. En la sección 6 se describe el proceso de retorno hacia Estados Unidos y se analizan los motivos de migración internacional. Finalmente, en la sección 7 se presentan las conclusiones.
Antecedentes del trasnacionalismo, migración de retorno y reemigración
Trasnacionalismo
Desde el enfoque del trasnacionalismo, una de las nociones más difundidas es la de Basch et al. (1994) que lo definen como el proceso por el cual los migrantes crean y mantienen relaciones sociales que vinculan a las sociedades de origen y de destino. Los autores afirman que el trasnacionalismo busca caracterizar individuos que construyen sociedades que cruzan barreras geográficas, culturales y políticas. Estos individuos desarrollan y mantienen relaciones familiares, económicas, sociales, organizacionales, religiosas y políticas que trascienden las fronteras y como tal debieran llamarse transmigrantes. Otro elemento que consideran esencial del hecho del transnacionalismo, es el de la multiplicidad de complicaciones que los transmigrantes sostienen en lugares de origen y destino. El lenguaje que se desarrolla en ambos lugares sociales aún sugiere que se deben investigar las construcciones que hacen de ellas los transmigrantes; además, hay que considerar que los transmigrantes toman acciones y desarrollan subjetividades e identidades incrustados en sus redes de relaciones que se conectan simultáneamente entre dos o más estados-nación.
Es la migración transnacional una serie de construcciones que hacen los agentes sociales, tanto en el proceso, que incluye el establecimiento de redes, como en vínculos del origen a los lugares de destino (Benencia, 2005); los transmigrantes llevan a cabo ajustes socioculturales en un contexto de capital y trabajo, llevando una vida doble, a través del intercambio de dos culturas (Doña, 2003), viviendo una experiencia bifocal, del aquí y del allá, como prácticas que forman parte de procesos de globalización mucho más amplios.
Trabajos sobre la migración de retorno
La literatura ha desarrollado distintas explicaciones para la migración de retorno con consecuencias para la duración de la migración y la transición de un estatus de migrante temporal a migrante permanente. La Teoría de la Migración Circular afirma que los migrantes toman ventaja de las diferencias en los ciclos económicos de las zonas de expulsión y de recepción, y por lo tanto la migración de retorno es parte de un proceso planeado para tomar ventaja de dichas diferencias (Elkan, 1959; Hugo, 1981). La transición de migrantes temporales a migrantes permanentes ocurre cuando los viajes de ida y vuelta se dificultan, tanto por situaciones institucionales o por situaciones familiares o de trabajo, y por lo tanto la familia completa decide migrar a Estados Unidos (Massey et al., 1987). La Teoría de la Redes Sociales Migratorias, afirma que con la maduración de la red reduce los costos de búsqueda de empleo en Estados Unidos (Munshi, 2003), reduce los costos de migración para nuevos miembros (Cornelius, 1976) y conforme la red familiar madura, se hace más sencillo una transición hacia estancias permanentes (Mines, 1981).
Para la Teoría de la Decepción, la migración de retorno se da en consecuencia a que la migración se hace en un contexto de información incompleta a nivel individual (Herzog y Schottman, 1982). Dado que el éxito en Estados Unidos no puede predecirse a 100 por ciento los migrantes no pueden calcular con certeza el beneficio personal que obtendrán de emigrar. Si dicho beneficio no es el que ellos esperaban, quizás por motivos de empleo, familiares o de conflictos con la red migrante que le ayudó a llegar a Estados Unidos, los individuos pueden decidir retornar.
En la Teoría de los Ahorradores por Objetivos se dice que los emigrantes parten a Estados Unidos con el sueño de regresar a casa y, por lo tanto, establecen montos específicos a ahorrar, quizás para construir una casa, enviar los hijos a la escuela o poner un negocio. Una vez que el emigrante alcanza su objetivo, decide regresar a su lugar de origen (Borjas y Bratsberg, 1996; Massey et al., 1993).
Algunos autores afirman que existen múltiples tipos de retornantes y, por lo tanto, es posible desarrollar una caracterización de acuerdo a los motivos de retorno. Hirai (2013) establece los siguientes tipos: i) el retorno de migrantes que migraron desde hace algún determinado tiempo, pero que tienen la intención de regresar a sus lugares de origen; el retorno pospuesto, o aquéllos que deseaban permanecer en el lugar de destino, pero que por distintos motivos debieron retornar a sus comunidades; ii) aborda los retornos por jubilación, por fracaso (regresan por no lograr adaptarse), o los que al regresar conservan su contexto de origen e invierten en la compra de un terreno o en la producción agrícola; el caso contrario son los que retornan para transformar sus lugares de origen; iii) lo integran los que sólo realizan visitas periódicas, sobre todo cuando existen eventos familiares o vacaciones (retorno ocasional); o quienes retornan luego de una temporada de trabajo o de algún ciclo escolar (retorno estacional); y hay quienes deciden regresar definitivamente a sus lugares de origen (retorno permanente), o quienes regresan temporalmente, pero con la firme intención de volver o reemigrar al extranjero (retorno temporal) .
En el anterior contexto, la niñez migrante de retorno se da en un marco de globalización o trasnacionalismo, y debido a las múltiples causas que explican el retorno podemos afirmar que es posible caracterizar distintas circunstancias bajo las cuales los niños participan en el proceso migratorio:
Existen niños y niñas que se quedan en la comunidad de origen, mientras sus padres o alguno de ellos migra a Estados Unidos (Valdéz, 2012).
Los niños y niñas, acompañados o no, que participan en la migración internacional por diversos motivos: reunificación familiar y trabajo (Valdéz, 2012) y que pueden ser migrantes circulares.
Los niños y niñas que nacieron en Estados Unidos y son hijos de migrantes y que pueden ir y venir sin problemas de visa y por diversos motivos familiares (Valdéz, 2012).
Los niños y jóvenes que retornan a nuestro país no voluntariamente (Valdéz, 2012).
El origen de los estudios del menor migrante en la migración internacional los ubica Valdéz (2012) desde los años 90, cuando se le asocia a la migración de los menores que se quedan con la reunificación familiar, las causas emocionales de hermanos que se quedan y de los que se van, y el proceso de paso. Las características de los trabajos consideran a los menores migrantes integrantes de una familia que migran sin acompañamiento (no acompañados), como actores sociales, en tránsito, cruce y de retorno; otros que atienden la reunificación familiar o los hogares de familias residentes, o con la ciudadanía estadunidense, con al menos diez años. Recientemente existen trabajos que dilucidan la problemática de la reinserción escolar de alumnos trasnacionales a sus lugares de origen, atendiendo desde los temas burocráticos, de atención docente, familiares, vinculados con el proceso de enseñanza-aprendizaje, entre otros (Valdéz, 2011; Griego, 2012; Vázquez, et al., 2014).
En conjunto, los procesos del trasnacionalismo en las experiencias de la migración de retorno, implican retos tanto para los investigadores como para los gobiernos mexicano y estadunidense, en la comprensión y generación de alternativas de solución a hechos que repercuten en la vida de los migrantes de origen y destino.
La reemigración
El concepto de reemigración ha sido abordado por diversos autores con diferentes conceptualizaciones y límites con otros fenómenos migratorios relacionados. Por ejemplo, “se refiere al movimiento de personas que regresaron a sus lugares de origen y luego emigran nuevamente” (Hirai, 2013: 97). En este caso la reemigración surge de la migración de retorno, proceso en el que “la intención de asentarse y establecerse nuevamente en el lugar de donde partieron es precisamente el único criterio que justifica la distinción entre la migración de retorno y otros movimientos de regreso” (Hirai, 2013: 97), tales como la migración estacional, circular y pendular. Aquí, la definitividad del regreso y la permanencia son algo relativo. Otros (Arjona y Checa 2005), denominan reemigración al proceso mediante el cual las personas tienen la posibilidad de migrar al mismo destino más de una vez, luego de haber retornado una primera vez; proceso distinto a los retornados que migran pero a un destino diferente, lo que se conoce como nueva emigración. Sin embargo, se sabe al menos, de forma incipiente, que quienes tienen la mayor propensión a reemigrar en América Latina son los hijos de los migrantes (Arjona y Checa, 2005). Por su parte Martí y Ródenas (2011) se refieren al concepto como migraciones múltiples o repetidas, provocadas por causas diferentes que dependen desde las características personales, hasta las cadenas migratorias de orígenes y destinos.
Ahora bien, basándonos en las ideas anteriores, para propósito de nuestra investigación la reemigración se puede resumir de la siguiente manera: es un proceso que construyen las personas que retornan a sus lugares de origen y que posteriormente se dirigen al mismo destino o a otro, por causas socioeconómicas y culturales, sin determinarse este proceso en tiempo y espacio, que tiene un inicio, pero no un fin, contando con redes en ambas direcciones de origen y destino provisionales, en el marco de la trasnacionalidad. La definición de este proceso está inacabada porque no se sabe con certeza quiénes reemigran, y aun sabiéndolo, las dinámicas cambian desde las causas que la provocan, las escalas espaciales, hasta los grupos de edad o de generaciones que participan en tal proceso de reemigración.
Tal vez la diferencia con el concepto de la migración circular sea que no hay un lugar específico al cual el migrante puede reemigrar de forma permanente. En todo caso, las diferencias pueden ser solo de énfasis, pues los trabajos que han investigado la migración de retorno tienden a sugerir que la migración no termina con el retorno, sino que más bien es la primera migración circular que incentiva a la reemigración (López y Ariel 2013).
Debate pendiente: La asimilación de la población de origen mexicano
En Estados Unidos, los hijos de migrantes han sido objeto de estudio de una amplia literatura con el objetivo de conocer el grado de asimilación económica y social en la sociedad norteamericana (Suárez-Orozco y Suárez-Orozco, 2003; Portes y Rivas, 2011). Los hijos de los migrantes mexicanos nacidos en Estados Unidos alcanzan indicadores de acumulación de capital humano más cercanos a los de los nativos que sus padres. Sin embargo, existe un fuerte debate acerca de las causas por las que no obtienen el mismo grado de escolaridad, comparados con los hijos de la población nativa. La literatura reciente ha sugerido que el carácter indocumentado de sus padres limita el éxito en el campo educativo (Bean et al., 2014). Por ejemplo, los hijos de migrantes indocumentados se ven sometidos al temor de la disolución familiar y a confusión sobre el impacto del carácter ilegal de sus padres en sus vidas (Dreby, 2012; Capps et al., 2012).
En los últimos años, en México ha empezado a documentarse la residencia de niños nacidos en Estados Unidos y la problemática que ello plantea para los docentes del sistema educativo mexicano (Vázquez, 2011; Zuñiga, 2013). Sin embargo, poco se ha explorado si la residencia de esos niños en México tiene un carácter temporal o permanente. La literatura sobre la migración latinoamericana a Estados Unidos ha encontrado que la experiencia migratoria previa dentro de la familia facilita la migración de los jóvenes (Massey y Aysa-Lastra, 2011). Además, las comunidades mexicanas han establecido vínculos transnacionales que afectan las identidades y las prácticas sociales en las localidades de origen y destino (Mouw, 2014), con algunos padres explorando la posibilidad de enviar a sus hijos a México como una manera de corregir problemas de comportamiento (Orellana et al., 2001). Sin lugar a dudas, tales temas requieren de análisis teóricos y empíricos, el presente trabajo es un acercamiento y contribuye mostrando que los niños nacidos en Estados Unidos y que residen en México buscan en una alta proporción migrar con el objetivo de reinsertarse en el sistema educativo estadunidense.
Metodología
Para describir las características demográficas de los niños residentes en México que nacieron en Estados Unidos se tiene como fuente los cuestionarios ampliados de los Censos de Población y Vivienda en los años 2000 y 2010. Los cuestionarios ampliados representan una muestra aleatoria del total de la población mexicana que por su diseño se toma de la muestra con representatividad a nivel nacional y estatal y se encuentra disponible en el sitio electrónico del Instituto Nacional de Geografía e Informática (INEGI).1 En el cuestionario se incluye una pregunta por país de nacimiento, por lo que la población nacida en Estados Unidos resulta fácilmente identificable y se pueden consultar todas las características disponibles para la población.
Para saber si existen diferencias en asistencia o años de escolaridad acumulados entre los niños nacidos en Estados Unidos con respecto a los niños nacidos en México sin experiencia migratoria se estima el siguiente modelo:
His = α + βUSi +γXi + ɛis (1)
His es una variable que mide la acumulación de capital humano para el individuo i en el municipio s: asistencia o escolaridad. USi es una variable dummy con valor 1 para los individuos nacidos en Estados Unidos y 0 para los nacidos en México. El coeficiente β mide la diferencia asociada a ser nacido en Estados Unidos con respecto a los niños nacidos en México. X es un conjunto de variables de control que nos permiten determinar el impacto del nacimiento en Estados Unidos, controlando por las características observables de los individuos incluidos en la muestra, ɛ es el término de error que, debido a que los datos tienen representatividad a nivel municipal, se asume que podría tener un proceso de heteroscedasticidad y correlación espacial a nivel de municipio.
Para analizar el proceso de reemigración se utiliza la información de la ENOE.2 Con la información de esta encuesta es posible seguir a los mismos individuos durante cuatro trimestres posteriores a la primera entrevista. Así, podemos tener información de lo sucedido durante un año a los individuos. En particular, es posible conocer si los individuos dejan el hogar nuevamente para dirigirse a otro país y cuál fue el motivo de la migración. En el caso de México esto es prácticamente equivalente a dirigirse a Estados Unidos. Además, la encuesta cuenta con información sobre el lugar de nacimiento, cada trimestre desde 2005 hasta el primer trimestre de 2014 captura información de más de 1 461 individuos nacidos en Estados Unidos. Desafortunadamente, en el caso de la ENOE, para los niños nacidos en México no es posible distinguir entre aquellos que no han migrado a Estados Unidos y los que han tenido alguna experiencia migratoria como en los censos de población.
Una vez que se conoce el grupo de población que ha migrado es posible conocer sus motivos, particularmente si los niños migrantes tienen la intención de incorporarse al sistema educativo estadunidense. Entre quienes iniciaron sus entrevistas en el primer trimestre de 2005 hasta el cuarto trimestre de 2012 la ENOE captura a 1 258 migrantes internacionales entre 12 y 17 años, de los cuales 144 nacieron en Estados Unidos. Con esta muestra se puede establecer si los motivos de esta nueva migración son diferentes para los niños nacidos en Estados Unidos con respecto a los nacidos en México. Para ello se estima nuevamente la ecuación (1), pero ahora His representa una variable dummy con valor 1 para quienes migran con la intención de incorporarse al sistema educativo estadunidense y 0 para el resto de los motivos. Aun cuando se incorpora un conjunto de variables de control X no existe certeza de que el efecto β proviene de la ciudadanía estadunidense a la que tienen derecho los nacidos en Estados Unidos, o si existen otros factores correlacionados con el hecho de haber nacido en Estados Unidos y la intención de incorporarse al sistema educativo que no se encuentren en el conjunto de variables de control X. Como ejemplo el hecho de haber nacido en Estados Unidos podría estar correlacionado con un mayor nivel de ingreso entre las familias o una red migratoria más amplia que permita financiar los gastos educativos en ese país. Una estimación utilizando variables instrumentales puede resolver ese problema si se encuentra un factor asociado a haber nacido en Estados Unidos, pero no correlacionado con esos factores en el término de error. En esta investigación se utiliza la proporción de niños nacidos en Estados Unidos a nivel municipal en el año 2000 como instrumento de ser nacido en Estados Unidos entre los migrantes internacionales en el período 2005 hasta 2013, considerando que los procesos migratorios tienen un importante componente inercial. En la sección 6 se muestra que esta variable explica de forma relevante el proceso migratorio. En todos los casos se utilizan los factores de expansión provistos por el INEGI.
Un retrato estadístico de los niños migrantes nacidos en Estados Unidos y que viven en México
La Tabla 1 presenta características para los menores de 18 años en el año 2000 y 2010. Se divide a la población infantil en tres tipos: no migrantes, nacidos en Estados Unidos y migrantes de retorno. Los últimos dos grupos se consideran niños con experiencia migrante. Los no migrantes son individuos nacidos en México y que reportaban vivir en México cinco años antes del levantamiento censal. Los nacidos en Estados Unidos son individuos que nacieron en Estados Unidos y actualmente residen en México. Los migrantes de retorno son individuos que nacieron en México, pero su lugar de residencia muestra que cinco años antes se encontraban en Estados Unidos.
Fuente: elaboración propia con datos del cuestionario ampliado de los Censos de Población y Vivienda 2000 y 2010.
El primer grupo de variables se refiere a características del hogar de los infantes. Podemos observar que la escolaridad de los jefes de hogar es mayor donde viven niños con experiencia migrante (nacidos en Estados Unidos o de retorno) en ambos períodos censales. Una característica que diferencia a los niños con experiencia migrante con respecto a los no migrantes es que los primeros tienden a vivir en hogares donde el jefe del hogar no es su madre o su padre. En el año 2000, 75 por ciento de los niños nacidos en Estados Unidos y 79 por ciento de los niños migrantes de retorno vivían en un hogar donde alguno de sus padres era el jefe del hogar. Mientras tanto, para los niños no migrantes el porcentaje alcanzaba 85 por ciento. En 2010, para todos los grupos disminuye la probabilidad de residir en un hogar con el padre o la madre como jefes. Sin embargo, para los niños con experiencia migrante la probabilidad sigue siendo menor en cinco puntos porcentuales para los nacidos en Estados Unidos y en un punto porcentual para los niños de retorno. En el caso de los niños nacidos en Estados Unidos, los datos de 2010 muestran una mayor probabilidad de vivir en hogares donde el jefe del hogar es alguno de sus abuelos.
En el censo de 2010 se muestra si el padre o la madre residen con los niños en México. Observamos que para los niños nacidos en Estados Unidos la probabilidad de vivir en el mismo hogar que la madre en México es de 93 por ciento, apenas un punto porcentual menor que para los niños no migrantes. En cambio, para los niños con experiencia migrante pero nacidos en México, la probabilidad de vivir con la madre es de 90 por ciento. En donde son mayores las diferencias entre los niños con experiencia migrante y no migrantes es en la residencia con el padre. Mientras 77 por ciento de los niños no migrantes residen con el padre, 68 por ciento de los niños nacidos en Estados Unidos viven con el padre y solo 65 por ciento en el caso de los niños de retorno. En general, podemos decir que los niños que nacieron en Estados Unidos y los niños migrantes de retorno pertenecen a hogares donde el jefe del hogar cuenta con mayor escolaridad, pero tienden a vivir en hogares con ausencia paterna con mayor probabilidad. El último renglón de las variables del hogar muestra que son pocos los niños con experiencia migrante que vivan en hogares cuyos jefes hayan nacido en Estados Unidos, por lo que la migración hacia México podría inscribirse en su mayor parte dentro de los procesos voluntarios o forzosos de regreso a México en los que se haya visto envuelto alguno de sus padres.
Las variables personales muestran que existe poca diferencia en la proporción de sexo entre los niños no migrantes y los niños nacidos en Estados Unidos o migrantes de retorno. Aunque la migración de adultos tienda a ser una experiencia mayoritariamente masculina, los niños asociados a los procesos de retorno desde Estados Unidos a México tienden a pertenecer casi con la misma probabilidad a cualquier sexo. Los niños nacidos en Estados Unidos tienen menos edad con respecto a los no migrantes. En la sección 5 se mostrará que existe una muy alta probabilidad de retorno de los niños nacidos en Estados Unidos conforme se incrementa la edad, lo que podría explicar las diferencias encontradas. Por el contrario, los niños migrantes de retorno tienden a tener una mayor edad que los no migrantes. Esto podría esperarse considerando que para experimentar el proceso de migración y retorno son necesarios meses o años.
Los niños nacidos en Estados Unidos entre 15 y 17 años tienen mayor probabilidad de asistir a la escuela y han acumulado más años de escolaridad que los no migrantes en ambos períodos censales. Esto es consistente con el hecho de que los jefes de hogar acumulen mayor escolaridad y la alta correlación que suele existir en el capital humano entre generaciones. Esta posibilidad se analiza en la siguiente sección. Los niños migrantes de retorno, sin embargo, aunque tienen una mayor escolaridad acumulada, asisten en menor proporción a la escuela entre los 15 y 17 años. Por otro lado, la condición de hablante de lengua indígena es baja entre los niños con experiencia migrante, ya sean nacidos en México o Estados Unidos.
La distribución regional de los niños nacidos en Estados Unidos y los niños migrantes de retorno contrasta con el perfil regional de los migrantes mexicanos. Típicamente, los migrantes mexicanos provienen en una alta proporción de las zonas rurales. En cambio, los niños con experiencia migrante residen en una proporción relativamente menor en zonas rurales de México. Esto puede verse en la última sección de la Tabla 1. Además, tienden a residir en mayor proporción en los estados de la frontera que los no migrantes. Sobre todo en el caso de los niños nacidos en Estados Unidos que en 49 por ciento de los casos en el año 2000 y 44 por ciento de los casos en 2010 vivían en esa región. La siguiente región con alta presencia de niños con experiencia migrante son los estados ubicados en el centro del país con una alta tradición migratoria: Aguascalientes, Durango, Guanajuato, Jalisco, Michoacán, San Luis Potosí y Zacatecas. Este patrón de concentración en la Frontera y los estados con alta tradición migratoria tiende a disminuir en 2010.
Por último, la Tabla 1 presenta una estimación de la población total de estos grupos, utilizando los factores de expansión provistos por el INEGI en la base de datos del cuestionario ampliado. Vemos que entre el año 2000 y 2010 hubo muy poca variación en la cantidad de niños no migrantes, consistente con una transición demográfica hacia una mayor edad en la población mexicana. En cambio, el número de niños nacidos en Estados Unidos se incrementa más del doble; pasa de 261 mil a 570 mil y la cantidad de niños migrantes de retorno también aumenta significativamente de 36 mil a 66 mil.
Inserción en el sistema educativo mexicano
De las características observadas en la Tabla 1 puede advertirse que los niños nacidos en Estados Unidos que viven en México asisten en mayor proporción a la escuela y acumulan más años de escolaridad que sus contrapartes nacidos en México. También difieren sustancialmente en su estructura de edad, características del hogar y ubicación geográfica, variables que podrían incidir en las diferencias de las variables de capital humano.
En la Tabla 2 se presentan los resultados de la estimación por mínimos cuadrados ordinarios, con errores agrupados a nivel municipal de la ecuación (1) para la asistencia y la escolaridad acumulada. Se utilizan tres grupos de variables de control. En el primero únicamente se incluyen variables indicadoras de la edad y el sexo de los niños, considerando que existe una deserción paulatina del sistema educativo conforme avanza la edad y que existen diferencias de género asociadas a la asistencia escolar. En el segundo se agregan variables de hogar: tamaño del hogar, escolaridad y edad del jefe del hogar, así como una variable indicadora de si el jefe del hogar es alguno de los padres del niño. Se considera que hogares con un mayor número de integrantes podrían enfrentar dificultades para invertir en capital humano, que la escolaridad y la edad son indicadores de los recursos económicos en el largo plazo con los que el hogar podría contar para invertir en capital humano, además de proveer experiencia en el funcionamiento del sistema educativo. Por último, se considera que la presencia de los padres en el hogar podría resultar en ventajas emocionales para los niños que les permitirían un mejor desempeño en el sistema educativo. En el tercer grupo se agregan variables indicadoras del tamaño de la localidad, considerando que la oferta educativa podría ser escasa en las localidades rurales, sobre todo en la educación media superior. Se decide estimar el modelo solo para niños mayores de 12 años y menores de 17, ya que la cobertura en educación primaria ha llegado a ser casi universal en México.
Nota: Individuales incluye una variable indicadora por cada año de edad y otra por sexo. Hogar incluye el número de integrantes del hogar, escolaridad y edad del jefe del hogar, una variable indicadora de si el jefe del hogar es alguno de los padres. Geográficos incluye variables indicadoras para distintos tamaños de localidad: menos de 2 500 habitantes, entre 2 500 y 15 mil, entre 15 mil y 100 mil y 100 mil o más. Los errores estándar agrupados a nivel municipal se encuentran entre paréntesis. *** p < 0.01,** p < 0.05, * p < 0.10. Fuente: elaboración propia con datos del cuestionario ampliado del Censo de Población y Vivienda 2010.
La columna 1 indica que, considerando las diferencias en edad y sexo entre los niños nacidos en Estados Unidos y los niños nacidos en México, los nacidos en Estados Unidos tienen una probabilidad mayor de asistir a la escuela en 0.03. Esta diferencia disminuye a solo 0.01 cuando se consideran las diferencias en las características del hogar en la columna 2, y se mantiene en 0.01 cuando se consideran las diferencias en ubicación geográfica en la columna 3, aunque en los dos últimos casos las diferencias se vuelven estadísticamente no significativas. Utilizando un modelo logit se obtienen resultados similares. En las columnas 4 a 6 se repiten las especificaciones de las columnas 1 a 3, pero ahora teniendo como variable de resultado los años de escolaridad acumulados. Se encuentra que aun incluyendo controles los niños nacidos en Estados Unidos y que han regresado a México acumulan más años de escolaridad que los niños nacidos en México, aunque la diferencia no alcanza más de medio año de escolaridad.
Evolución reciente y reemigración con fines educativos
En el cuestionario de la ENOE se utiliza una pregunta sobre el lugar de nacimiento como en los censos de población. La Figura 1 utiliza los factores de expansión de la encuesta para estimar el número de niños nacidos en Estados Unidos con información cada trimestre desde el primer trimestre de 2005 hasta el primer trimestre de 2014. Al inicio de 2005 la población de niños nacidos en Estados Unidos era cercana a 300 mil y fue creciendo paulatinamente hasta cerca de 600 mil en el primer trimestre de 2011, cifra que se ha mantenido relativamente constante desde ese año. En conjunto con la evidencia del Censo, los datos muestran una importante población de niños nacidos en Estados Unidos previo a la crisis económica iniciada en 2008. La gráfica también presenta información para otros grupos de edad de la población nacida en Estados Unidos, mostrando que la inmensa mayoría de los nacidos en Estados Unidos que viven en México son niños. Estos números sugieren que existen causas de la residencia en México de niños nacidos en Estados Unidos anteriores a la crisis económica de 2008.
En la Figura 2 se muestran las causas por las que los individuos pueden no ser encontrados en el hogar, en los siguientes cuatro trimestres a la primera entrevista por grupos de edad utilizando la información de la ENOE. Se incluye a la población entre 18 y 24 años para propósitos comparativos. La primera causa es la migración internacional, la segunda son otros motivos por los que el individuo haya dejado el hogar, migración dentro de México principalmente, y la tercera es la imposibilidad para obtener información del individuo por parte del entrevistador, donde estarían incluidos hogares que se han mudado con todos sus miembros. Se observa que la probabilidad de que el individuo ya no se encuentre en el hogar es mayor para los nacidos en Estados Unidos en todos los grupos de edad y que esa diferencia proviene primordialmente de la migración internacional. Las otras posibles causas de no tener información muestran un comportamiento similar con respecto a los niños nacidos en México.
Los motivos de la migración dependen del grupo de edad y de si los migrantes son nacidos en Estados Unidos o México como se muestra en la Figura 3. Para los niños nacidos en Estados Unidos las razones más importantes suelen ser estudiar o reunirse con la familia, siendo estudiar una razón particularmente relevante entre la población de 12 a 14 años y de 15 a 17 años; reunirse con la familia es la razón más importante entre los menores de 12 años. El trabajo se vuelve una razón importante para migrar solamente después de haber cumplido los 18 años. En cambio, para los migrantes nacidos en México el trabajo es la principal razón para migrar antes de pasar a la edad adulta entre 15-17 años. Reunirse con la familia es la principal razón antes de los 15 años. La disponibilidad de datos no nos permite analizar si el propósito de incorporarse al sistema educativo estadunidense realmente se materializa, si ahí termina su proceso migratorio, la duración del mismo u otros motivos que le dieron origen.
En la Tabla 3 se observan las diferencias en el motivo educativo de la migración internacional entre los nacidos en Estados Unidos y los nacidos en México. Se estima la Ecuación (1) con una variable indicadora del motivo educativo como variable de resultado. Se utilizan dos muestras de acuerdo a los rangos de edad: 12-17 años y 18-22 años. En el caso de la muestra entre 12-17 años, de los 1 258 migrantes internacionales 144 nacieron en Estados Unidos, para la muestra entre 18 y 22 años, de los 2 425 migrantes internacionales 105 nacieron en Estados Unidos. Se incluyeron los mismos conjuntos de controles que en la Tabla 2, sin cambios significativos en los resultados con la inclusión de distintos conjuntos de variables de control. La estimación de mínimos cuadrados ordinarios (MCO) muestra que la intención de incorporarse al sistema educativo estadunidense es mayor entre los nacidos en Estados Unidos para el rango de edad entre 12 y 17 años. El efecto es considerable, la intención de incorporarse al sistema educativo estadunidense es mayor entre 33 y 35 puntos porcentuales. Para los mayores de 18 años no existe diferencia estadísticamente significativa. Esto muestra que el patrón observable en la Figura 3 no se debe a diferencias sociodemográficas de los hogares de origen. En la Tabla 3 también se incluye el R2 de la estimación por mínimos cuadrados ordinarios que muestra que el poder explicativo del modelo aumenta considerablemente cuando se incluyen los controles del hogar en ambos grupos de edad, aunque el estimador para los nacidos en Estados Unidos se mantiene casi inalterado.
Nota: Individuales incluye una variable indicadora por cada año de edad y otra por sexo. Hogar incluye el número de integrantes del hogar, escolaridad y edad del jefe del hogar, una variable indicadora de si el jefe del hogar es alguno de los padres. Geográficos incluye variables indicadoras para distintos tamaños de localidad: menos de 2 500 habitantes, entre 2 500 y 15 mil, entre 15 mil y 100 mil y 100 mil o más. Los errores estándar agrupados a nivel municipal se encuentran entre paréntesis. *** p< 0.01,** p < 0.05, * p < 0.10.
Fuente: elaboración propia con datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo 2005-2013.
Los resultados de MCO se interpretan como una correlación, sin poder establecerse si el efecto proviene de la ciudadanía estadunidense, o si existen otros factores correlacionados con el hecho de haber nacido en Estados Unidos y la intención de incorporarse al sistema educativo de aquel país que estén explicando la diferencia tan grande entre los migrantes de 12-17 años. Un ejemplo podría ser que el hecho de haber nacido en Estados Unidos este correlacionado con un mayor nivel de ingreso entre las familias o una red migratoria más amplia que permita financiar los gastos educativos en ese país. También podría estar relacionado con el dominio del idioma y una mayor experiencia en aquel sistema educativo que permite a los niños una mejor adaptación al mismo. La base de datos de la ENOE no cuenta con información para analizar estas posibilidades. Una estimación utilizando variables instrumentales (VI) puede resolver ese problema si se encuentra un factor asociado a haber nacido en Estados Unidos, pero no correlacionado con esos factores en el término de error. En el Panel VI de la Tabla 3 se utiliza la proporción de niños nacidos en Estados Unidos a nivel municipal en el año 2000 como instrumento de ser nacido en Estados Unidos entre los migrantes internacionales. El estadístico F de la primera etapa muestra que el instrumento se encuentra altamente correlacionado con el hecho de ser nacido en Estados Unidos. Los resultados muestran efectos cualitativamente similares a las estimaciones de MCO, el motivo educativo es mucho mayor entre los migrantes nacidos en Estados Unidos antes de los 18 años, sin diferencia estadísticamente significativa después de los 18 años. Sin embargo, es difícil establecer si el resultado se debe solamente al hecho de contar con la ciudadanía estadunidense o si la concentración de niños nacidos en Estados Unidos en ciertos municipios es una medida de una red amplia en aquel país que permite a sus miembros financiar los gastos de incorporación al sistema educativo estadunidense, al menos antes de cumplir los 18 años.
Conclusiones
Sobre los estudios que se hacen actualmente de los hijos de migrantes mexicanos en Estados Unidos, la presente investigación permite contribuir de tres maneras: i) se documenta la existencia de un importante grupo de esa población viviendo en México y se ofrece un retrato estadístico de ese grupo poblacional que reside en México, con datos representativos a nivel nacional; ii) Se documenta que su inserción en el sistema educativo mexicano es similar a la de los niños nacidos en México con características sociodemográficas similares; y, iii) se muestra que existe una alta probabilidad de que esta población regrese a Estados Unidos, teniendo como objetivo primordial incorporarse al sistema educativo estadunidense. Para entender los procesos de asimilación de la población de origen mexicano en Estados Unidos será importante analizar, en un futuro, los efectos de que un número tan alto de niños con ascendencia mexicana hayan estado viviendo algunos años en México, y que una gran cantidad sigue reemigrando a Estados Unidos. En otra etapa sería muy interesante dar seguimiento empírico sobre cuáles son los ajustes o desajustes socioculturales en el probable proceso de asimilación de los migrantes. Con los resultados presentados ya se cuenta con algunas certezas en los flujos de población sobre este hecho, pero para desarrollar y profundizar los resultados alcanzados, se requieren de los esfuerzos de otras disciplinas sociales interesadas en el tema.