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Gaceta médica de México

versión On-line ISSN 2696-1288versión impresa ISSN 0016-3813

Gac. Méd. Méx vol.141 no.1 Ciudad de México ene./feb. 2005

 

In Memoriam

 

Pedro Ramos y Ramos (1909–2004)

 

Ana Cecilia Rodríguez–de Romo*

 

* Académica numeraria.

 

Correspondencia y solicitud de sobretiros:
Departamento de Historia y Filosofía de la Medicina, Facultad de Medicina, UNAM. Laboratorio de Historia de la Medicina,
Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía.
Correo electrónico.: ceciliar@servidor.unam.mx

 

El doctor Pedro Ramos falleció el pasado 13 de septiembre del 2005, a la edad de 95 años. En general un In Memoriam refiere los datos biográficos generales de la persona desaparecida. En esta ocasión, más bien deseo recordar con ustedes las cualidades del ser humano, cuyos defectos supo controlar tan bien. Quien desee conocer detalles de su vida, gentilmente lo remito a la excelente semblanza que escribió su geriatra, la doctora María Teresa Horn Copeland en el Boletín Mexicano de Historia y Filosofía de la Medicina en 1999;2(2):28–31). También agradezco a la doctora Horn la información que me proporcionó, así como las fotografías de Don Pedro.

¿Qué le habría gustado al doctor Ramos que se dijera de él?, ¿cuál fue la huella que le habría complacido saber que imprimió en los que tuvimos el privilegio de conoce rlo, y que por lo tanto perdurará más allá de su existencia física? Me atrevo a pensar que quizá le habría gustado escuchar del "Pedro Ramos Médico" y del "Pedro Ramos Ser Humano".

Los que fueron sus pacientes, lo recuerdan como un muy buen doctor, que además de poseer el "saber médico" y ser excelente clínico, tenía la cualidad que pocos logran de establecer ese hilo imperceptible que une espiritualmente al médico con su paciente.

Respecto a su calidad de ser humano, no se trata de resaltar las bondades de una persona que ya no está, el punto es que tratándolo, de modo natural se percibía bondad, modestia, generosidad y honestidad, valores que en nuestros días no son muy comunes.

Personalmente recuerdo al doctor Ramos siempre sonriente. Debe haber tenido problemas y pasiones humanas como todos los tenemos, pero uno no se daba cuenta. Era de trato afable, escuchaba con atención y en su boca siempre había una palabra cordial y alentadora. Aunque hubiera justificación, nunca le oí opiniones negativas de nadie, al igual que tampoco oí a nadie decir mal de él. Yo creo que era de esas rarísimas personas que son agradables a la mayoría. Con una delicada y sutil ironía, se refería a conductas mezquinas que ya eran exageradamente evidentes. Era muy generoso, lo que no significaba tontería o debilidad. Tenía la fuerza de carácter para tomar decisiones y afrontar responsabilidades.

El doctor Pedro Ramos ingresó a nuestra Academia en 1953. El año pasado, con el apoyo del doctor Tanimoto, se le rindió un homenaje por cumplir 50 años en la Academia Nacional de Medicina. Que pena que al siguiente año sólo conservemos de ellos su recuerdo.

El doctor Ramos decía que si hubiera tenido la oportunidad de volver a vivir su vida profesional, dedicaría sus esfuerzos a la Paz, de hecho fue fundador del "Fondo para la Paz" que se constituyó con motivo del estallamiento bélico en Chiapas.

Quizá su bagaje genético le ayudó a vivir largos años, pero seguramente también fueron importantes la disciplina, el inmenso amor que tenía por la vida y su gran curiosidad intelectual. Respecto a su amor por la vida, el mes pasado lo encontró una amiga en un evento académico y con la dificultad que ya tenía para hablar, antes de saludarla le dijo: ¡Estoy vivo!. En cuanto a su sed intelectual, la doctora Horn recuerda su enorme alegría cuando en febrero de 2002 aprendió a usar el correo electrónico.

¿Qué aprendí del doctor Pedro Ramos? Que tener amor a la vida y estar activo intelectualmente, son fundamentales para lograr una vejez agradable al que la vive y a los que viven con él o con ella.

Si existe el paraíso en cualquiera de sus interpretaciones, seguro Pedro Ramos y Ramos está en primerísimo lugar.

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