Señor editor: La violencia contra la mujer es un problema complejo que compromete el desarrollo pleno e integral de las mujeres en Brasil y en el mundo, la cual llega a ser aún más grave cuando ocurre en mujeres durante el periodo de gestación, lo que trae un riesgo adicional para la vida intrauterina de su hijo.1
Los episodios de violencia pueden cesar, disminuir o ser más recurrentes cuando la mujer está embarazada.2 El presente estudio, realizado en clínicas de maternidad públicas de la Gran Florianópolis, Santa Catarina, Brasil, entre 2014 y 2015, trató de identificar la prevalencia y el patrón de la violencia vivenciada, así como el perfil del autor de la agresión.
La violencia durante el embarazo mostró una prevalencia de 17.8%, siendo la psicológica la predominante (17.5%). Las situaciones más frecuentes fueron los insultos (15%) y los temores provocados por alguna circunstancia amenazadora (4%), seguidas por la violencia física (5.4%). Sólo una entrevistada refirió prácticas sexuales humillantes durante el embarazo.
Más de la mitad de los compañeros tenían una edad entre 20 y 30 años (55.7%), baja escolaridad y estaban empleados (92.8%). También poco más de la mitad (54.1%) consumían alcohol y 7.8% hacían uso de drogas ilícitas. En cuanto al comportamiento violento, cerca de dos tercios no participaron de peleas, y 58.6% de las parejas pelean hasta un máximo de tres veces al mes.
Las variables que mostraron significancia estadística en el análisis ajustado fueron el consumo de alcohol por el compañero, que proporciona tres veces más probabilidad de cometer violencia, en comparación con aquéllos que no consumen. Lo mismo ocurrió con los usuarios que consumen drogas ilícitas y para aquéllos que participaron en peleas, aumentando en más de cuatro veces las probabilidades de agresión.
En relación con la frecuencia de peleas entre la pareja, el análisis muestra que las mujeres gestantes que pelean con sus compañeros de una a dos veces por semana presentan seis veces más probabilidad de sufrir violencia durante el embarazo, en comparación con aquéllas que nunca pelean. Llama la atención el hecho de que, para aquéllas que refirieron pelear todos los días, la probabilidad de sufrir violencia aumentó casi 25 veces.
Es importante resaltar que las mujeres que sufrieron agresiones en embarazos anteriores mostraron 46 veces más probabilidad de sufrir violencia en la gestación actual, y las mujeres cuyos compañeros las agredieron en el año anterior antes del embarazo tenían alrededor de seis veces más probabilidades de sufrir violencia en el embarazo actual.
Finalmente, los resultados del presente estudio indican que la violencia de pareja en mujeres embarazadas es una realidad, y que sufrir violencia en los embarazos anteriores y en un periodo de 12 meses previos al embarazo aumenta esa probabilidad de manera significativa. Las características que comprenden a los compañeros agresores están relacionadas, principalmente, con el consumo de alcohol y drogas ilícitas, así como con el comportamiento violento de ese compañero y la participación previa en peleas