Los avances de las últimas décadas en salud pública a nivel mundial en gran medida han ocurrido cuando los descubrimientos científicos de instituciones de investigación se convierten en nuevos productos y servicios. En general, la vía principal para que esto ocurra en el mundo ha sido la vinculación con la industria, ya sean empresas establecidas o de nueva creación.
Este desarrollo de nuevos productos y servicios trae beneficios no sólo a un mayor número de pacientes, los cuales tendrán acceso a nuevas terapias eficaces y seguras, sino que además impactará positivamente en la economía del país que las desarrolla, generando empleos de alta calidad, basados en ciencia y tecnología de punta. Además, generará riqueza que podrá ser reinvertida en nueva ciencia y tecnología, lo que crea un círculo virtuoso que impulsará una economía del conocimiento.
Situación actual
Para poner la situación actual de México en perspectiva es útil compararla no sólo con los países desarrollados, de los cuales han surgido la gran mayoría de las innovaciones en salud del último siglo, sino también con otros países en estados de desarrollo más cercanos al nuestro (cuadro I). Respecto a dos recursos críticos para la ciencia, tecnología e innovación (CTI), el número de investigadores por millón de habitantes y el gasto en investigación y desarrollo experimental (GIDE) como porcentaje del producto interno bruto (PIB), México se encuentra por debajo no sólo de países desarrollados sino también inclusive de otras “economías emergentes” como Brasil, Argentina, Sudáfrica, India, y China.1 Si se toma el número de patentes otorgadas como una métrica para estimar la eficiencia con que la CTI se transfiere a aplicaciones con potencial de ser utilizados ampliamente, se observa que México se encuentra una o dos órdenes de magnitud por debajo de países desarrollados.2
Una mención especial merece Corea del Sur, que en 1960 se encontraba en niveles de desarrollo inferiores a los de México (los PIB per cápita de México y Corea del Sur eran de 3 809 y 944 dólares estadunidenses, respectivamente),3 pero al invertir en CTI para crear una economía con base en el conocimiento, hoy su población disfruta de niveles de desarrollo muy superiores a los de México (en 2017 estos PIB fueron de 9 946 y 26 152 dólares estadunidenses, respectivamente) y sus indicadores de innovación están a la cabeza a nivel mundial. Lo mismo puede decirse al comparar a China con la India: en 1960 tenían cifras de PIB per cápita similares;3 sin embargo, para 2017, China,
quien ha hecho una fuerte inversión en ciencia y tecnología, dejó muy atrás a la India, país con indicadores muy bajos (cuadro I).
GIDE | Investigadores | Patentes otorgadas en cada país | ||||||||||||||||
País | Millones USD (PPP) | Como % PIB | Miles | Por millón de habitantes | Nacionales | Extranjeras | % Nacionales del total | Nacionales por GIDE (1 000 millones USD PPP) | Nacionales por PIB (millones USD PPP) | |||||||||
Corea del Sur | 77 656 | 4.24 | 461 | 9 072 | 82 400 | 26 475 | 76 | 1 061 | 44.99 | |||||||||
Japón | 165 740 | 3.15 | 918 | 7 184 | 160 643 | 42 444 | 79 | 969 | 30.53 | |||||||||
Alemania | 118 791 | 2.94 | 586 | 7 172 | 10 792 | 4 860 | 69 | 91 | 2.67 | |||||||||
EUA | 511 089 | 2.74 | NA | NA | 143 723 | 159 326 | 47 | 281 | 7.71 | |||||||||
China | 451 914 | 2.11 | 2 070 | 1 505 | 302 136 | 102 072 | 75 | 669 | 14.11 | |||||||||
Reino Unido | 47 798 | 1.69 | 497 | 7 599 | 2 897 | 2 705 | 52 | 61 | 1.02 | |||||||||
Canadá | 25 726 | 1.61 | NA | NA | 3 295 | 23 129 | 12 | 128 | 2.06 | |||||||||
Brasil | 41 104 | 1.28 | 332 | 1 625 | 533 | 3 662 | 13 | 13 | 0.17 | |||||||||
España | 20 076 | 1.19 | 214 | 4 617 | 2 137 | 171 | 93 | 106 | 1.27 | |||||||||
Sudáfrica | 5 823 | 0.80 | 52 | 938 | 403 | 3 852 | 9 | 69 | 0.55 | |||||||||
Argentina | 5 567 | 0.63 | 82 | 1 898 | 201 | 1 678 | 11 | 36 | 0.23 | |||||||||
India | 50 119 | 0.62 | NA | NA | 1 115 | 7 133 | 14 | 22 | 0.14 | |||||||||
México | 11 410 | 0.50 | 42 | 345 | 423 | 8 229 | 5 | 37 | 0.19 |
Notas
Datos de Gasto en Investigación y Desarrollo Experimental (GIDE), 2016; excepto Argentina, Brasil, India, Sudáfrica, 2015.
PPP:Purchasing power parity compensa por la diferencia de poder adquisitivo en distintos países.
PIB: Producto interno bruto
Datos de investigadores (definición de la UNESCO es más amplia que la del Sistema Nacional de Investigadores en México), 2016; excepto Alemania, Argentina, España, Reino Unido, Sudáfrica, 2015; Brasil, 2014; México, 2013; China, 2012.
Fuente: United Nations Educational Scientific and Cultural Organization1 y World Intellectual Property Organization2
Barreras que frenan en México la innovación en salud y algunas recomendaciones
Existen tres tipos de barreras que frenan la innovación en salud en México: culturales, regulatorias y financieras. El tema es amplio y requiere una discusión detallada, pero, a grandes rasgos, los puntos principales son:
Culturales
Existe una gran desconexión, inclusive incomprensión, entre el mundo científico/académico y el de la industria y el emprendedurismo. En general, la industria en México no está acostumbrada a invertir en investigación y desarrollo de nuevos productos en salud. Los investigadores en México no están acostumbrados a emprender o a vincularse con la industria.
Se necesitan programas de capacitación para científicos, tanto a nivel universitario como en centros de investigación, que aborden áreas necesarias para transferencia tecnológica e innovación. También se debe promover la creación de equipos interdisciplinarios en los que se combinen experiencia científica y experiencia comercial, de propiedad intelectual, planes de negocio, etc.
Regulatorias
La Ley General de Responsabilidades Administrativas y la Ley de Ciencia y Tecnología se reformaron en 2015 para facilitar e incentivar la vinculación de investigadores de instituciones públicas con la iniciativa privada.4 Sin embargo, en general los lineamientos institucionales aún no se han creado o actualizado, lo que hace que no se cumpla el espíritu de estas leyes. Es fundamental hacer los ajustes necesarios a los reglamentos internos de instituciones públicas que les permitan seguir el espíritu de las leyes, así como reforzar a la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) para aumentar la claridad y eficiencia de los procesos de aprobación regulatoria.
Financieras
Para desarrollar nuevos productos es necesario invertir capital. Sin embargo, en México el capital de riesgo invertido para desarrollar nuevas empresas es mucho menor que el de otros países.5 Esto tiene que ver con qué tan atractivo es un país para crear nuevas empresas. En índices de atractividad de invertir capital de riesgo, México está debajo no sólo de países desarrollados, sino también de países latinoamericanos y de otras economías emergentes.6
Es indispensable aumentar el GIDE como porcentaje del PIB a por lo menos 1%, pero idealmente en cantidades mayores (2-4%) como ocurre en otros países líderes en CTI (cuadro I). Asimismo, hay que fortalecer esquemas de incentivos fiscales para empresas que inviertan en CTI.7
Como puede verse, en México tenemos un gran rezago en el campo de la transferencia tecnológica e innovación en salud. Aunque tenemos aún mucho camino por recorrer, en los últimos años han comenzado a aparecer iniciativas que van en el sentido correcto,8,9 algunas de ellas creadas para apoyar la innovación en salud.10,11,12 Este tipo de iniciativas deben ser consolidadas, expandidas y monitoreadas para optimizar su desempeño.
Conclusiones
Existe un imperativo ético para que los descubrimientos científicos en el área de la salud beneficien tanto a los pacientes que los puedan necesitar como a la sociedad en general. En México tenemos retos importantes, descritos aquí, reflejados en nuestros malos indicadores de CTI, los cuales son inferiores no sólo a los de países desarrollados, sino también a los de otros países con niveles de desarrollo similares (cuadro I). Para promover la innovación en salud en México será necesario superar estos retos con iniciativas como las sugeridas aquí. En la medida en que podamos avanzar como país en estos puntos, lograremos mejorar la salud pública y beneficiar a millones de pacientes, además de fortalecer la economía del país con empleos de calidad basados en ciencia y tecnología nacionales.