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Señor editor: El 19 de septiembre de 2017 a las 13:14:40 horas, un sismo de magnitud de 7.1 generó en la Ciudad de México el mayor desastre natural en lo que va del siglo: más de 360 víctimas mortales, miles de damnificados y cuantiosos daños materiales.1
El Hospital Psiquiátrico Infantil Dr. Juan N. Navarro (HPIJNN) de la Ciudad de México se dio a la tarea de brindar apoyo a los menores de edad que requirieran de atención psicológica o psiquiátrica secundaria al sismo a través de un programa de contingencia. Todas las estrategias realizadas fueron basadas en la recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud a través del programa de acción para superar las brechas en salud mental.2
El programa consistió en dar atención gratuita las 24 horas del día. Una vez que los menores eran valorados, se identificaba quiénes podían irse a casa y quiénes requerían seguimiento y apoyo farmacológico. Este último grupo era enviado al servicio de psicología para un programa de intervención de cuatro sesiones (una por semana).
Durante los primeros cinco meses posteriores al sismo, el servicio de urgencias atendió un total de 171 niños y adolescentes que fueron llevados por algún síntoma de estrés secundario. Respecto a las características demográficas y clínicas observadas, no se encontraron diferencias en cuanto al género; sin embargo, el grupo de edad más afectado fue el grupo de escolares (6 a 12 años), que representó aproximadamente tres cuartas partes del total de casos. Los principales diagnósticos realizados fueron los trastornos relacionados con trauma y factores de estrés, seguidos por los trastornos de ansiedad y los trastornos depresivos.
Del total de menores que recibieron atención, más de la mitad fue incluida al programa de intervención psicoterapéutica, menos de una cuarta parte requirió seguimiento en consulta externa y solamente un caso requirió hospitalización.
A pesar de que México es un país con alta actividad sísmica, son pocos los estudios que han propuesto estrategias de contingencia derivadas de la experiencia de sismos pasados. Consideramos prioridad, para todas las instituciones de nuestro país, que se elaboren guías o manuales clínicos de intervención en crisis para futuros casos de desastre.
