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Estudios demográficos y urbanos

versión On-line ISSN 2448-6515versión impresa ISSN 0186-7210

Estud. demogr. urbanos vol.23 no.3 Ciudad de México sep./dic. 2008

https://doi.org/10.24201/edu.v23i3.1325 

Reseñas y comentarios bibliográficos

Cabrera, Gustavo, Obras demográficas selectas de Gustavo Cabrera, México, CEDUA, El Colegio de México, 2007, 784 p.

José B. Morelos

Manuel Urbina Fuentes

Manuel Ordorica

Cabrera, Gustavo. Obras demográficas selectas de Gustavo Cabrera. México: CEDUA, El Colegio de México, 2007. 784p.


La presentación del libro Obras demográficas selectas de Gustavo Cabrera se efectuó el 5 de junio de 2008 en la Sala Alfonso Reyes de El Colegio de México. Los comentarios estuvieron a cargo de José B. Morelos, Manuel Urbina Fuentes y Manuel Ordorica. A continuación se presentan las palabras de cada participante en su intervención.

Palabras de José B. Morelos

Me permito iniciar esta presentación haciendo un público reconocimiento a Yolanda Aquino de Cabrera, quien por iniciativa propia se dio a las tareas de búsqueda y recolección de los diversos materiales que conforman el libro Obras demográficas selectas. En el laborioso proceso de recopilación Yolanda contó con la ayuda del licenciado Luis Felipe Estrada Carreón y de la maestra Laura Edith Bonilla, de la Facultad de Estudios Superiores de Acatlán. Gracias a estos esfuerzos y a la buena acogida que dio El Colegio de México a los materiales recolectados, disponemos ahora de este rico acervo de ideas, reflexiones y análisis en torno a distintas temáticas relativas a la demografía mexicana. Por parte del CEDUA colaboramos el doctor Manuel Ordorica, la doctora Brígida García y quien tiene la palabra. En el proceso de revisión y clasificación de los materiales se contó con el apoyo de dos egresados de la maestría en Demografía: la doctora Silvia Luna y el maestro René Flores Arenales.

A continuación me referiré en forma sucinta al contenido del libro Obras demográficas selectas: se trata de 53 escritos que elaboró Gustavo Cabrera en un lapso de 34 años -de 1967 al 2001-. Después de la presentación y el prólogo, redactados por el doctor Manuel Ordorica, aparecen en primero y segundo lugares respectivamente, las palabras que pronunció cuando recibió la distinción de Profesor Investigador Emérito de El Colegio de México el jueves 28 de octubre de 1999, y el discurso que pronunció cuando ingresó a El Colegio Nacional el 19 de noviembre de 1981. Para la clasificación de los 51 trabajos restantes se eligieron los siguientes ejes temáticos: “El poblamiento de México. Antecedentes históricos y situación actual”, en el que se incluyen trece trabajos; “Migración interna”, que consta de siete contribuciones; “Perspectiva de la población de México en el siglo xxi”, donde se incorporan ocho trabajos; “Políticas de población”, que incluye 14 trabajos. El último de los ejes temáticos, con ocho estudios, está dedicado a los “Aspectos demográficos en el ámbito internacional”.

Tres fueron los temas que Gustavo Cabrera privilegió durante su desempeño como académico y como secretario general del Consejo Nacional de Población: migración interna, políticas de población y el poblamiento de las zonas costeras de México. En virtud de que sólo se incluye un trabajo sobre las zonas costeras, mis comentarios se centrarán principalmente en los dos primeros.

En mi modesta opinión los estudios sobre migración interna de Gustavo Cabrera referidos a México cobran importancia por las siguientes razones. En primer lugar por el carácter pionero de los mismos, dadas las escasas referencias bibliográficas existentes para el caso mexicano sobre los años previos a 1962, sean de autores nacionales o extranjeros. En esta perspectiva se puede afirmar, con un pequeño margen de error, que las referencias bibliográficas conocidas corresponden, en el primer caso, a N.L. Whetten y R.G. Burnigth, “The Internal Migration in Mexico”, publicado en la revista Estadística en marzo de 1958, y a R.G. Burnigth, “Estimates of Net Migration in Mexico, 1930-1950” en The Proceedings of the International Population Conference, vol. 1, 1961.

En segundo lugar, por la discusión de los distintos conceptos utilizados en la medición: población no migrante, población migrante, inmigración acumulada, migración neta acumulada, inmigración intercensal, emigración intercensal y migración neta intercensal. Y desde el punto de vista metodológico por sus consideraciones de las ventajas e inconvenientes de los distintos métodos empleados en dicha medición. A ello se deben añadir sus reflexiones sobre las causas y consecuencias de la migración, con especial atención en los efectos de la migración interna sobre los perfiles demográficos de las regiones de atracción y expulsión.

En tercero, por el análisis de los resultados de la migración neta para el periodo 1950-1960, los que tienen como soporte las estimaciones de la migración neta en las entidades federativas, migración neta en las zonas urbanas, migración neta en las ciudades de más de 100 000 habitantes y la intensidad de la migración rural. En este contexto es digno de mencionarse su análisis pionero de las interrelaciones entre la intensidad de la migración y la actividad económica, y de dicha intensidad con los tipos de agricultura prevalecientes en las distintas regiones y subregiones para los periodos 1950-1960 y 1960-1970.

Respecto a las políticas de población, se puede establecer un paralelismo con la primera de las razones expuestas para el caso de la migración interna. Son contadas las referencias a la política demográfica de México para antes de 1960. Si se dejan de lado los escritos de Gilberto Loyo respecto a la política demográfica de México o a la política demográfica nacional, sería un tanto estéril tratar de encontrar trabajos que atiendan a esta cuestión. Cabe mencionar, sin embargo, que Molina Enríquez en Los grandes problemas nacionales presenta diversas reflexiones sobre la política de población, y probablemente algo semejante se encontrará en las obras de Alberto J. Pani, especialmente en su trabajo acerca de la higiene en México, y en las de Ignacio Garcia Téllez a su paso por la Secretaría de Gobernación durante la presidencia del general Lázaro Cárdenas.

En segundo lugar, desde la perspectiva conceptual se debe subrayar el interés que muestra en sus escritos en torno a los vínculos existentes entre la población y las condiciones culturales y sociales, sobre todo cuando habla de la “integración”, para referirse con este término a la acción en materia de planificación demográfica mediante una política que englobe lo social y poblacional con el ámbito espacial. De esta manera integraba la política de crecimiento natural con la política de crecimiento social. Los propósitos de la primera consistían en alcanzar las metas de crecimiento demográfico al año 2000 y reducir las diferencias estatales en el comportamiento de la fecundidad. Y con la segunda se pretendía modificar la intensidad y el destino de los flujos migratorios para reordenar el desarrollo regional y la distribución de la población. Al respecto resulta pertinente mencionar que los avances logrados en el caso mexicano, en materia de integración de la política de población con las del desarrollo económico y social, atrajo la atención del Fondo de Población de las Naciones Unidas. Con objeto de evaluar los progresos en estos asuntos se envió una misión para estudiar el caso mexicano, al frente de la cual estuvo Carmen Miró.

Y en tercer lugar por algunas de sus previsiones acerca del futuro demográfico. En varios de los trabajos inscritos en los ejes temáticos de perspectivas de la población de México en el siglo XXI y políticas de población describe los principales rasgos del régimen demográfico en el corto y el mediano plazos. Sus principales características pueden ser previstas en función de las tendencias y los comportamientos recientes: alcanzar niveles de reemplazo de la tasa de fecundidad, aproximarse progresivamente al estado estacionario-crecimiento cero, y contar con una población creciente concentrada en los grupos de la tercera y cuarta edades. Estos cambios en la dinámica demográfica se reflejarán en la estructura de la sociedad, dada la relación recíproca entre la población y el desarrollo económico, social y cultural. Al respecto observa Gustavo Cabrera: “En el sentido dialéctico de los procesos sociales y demográficos debe haber una adecuación continua, para que no se produzcan desequilibrios y desfases que desvirtúen o limiten los avances hacia el fin último de todo proyecto de desarrollo, que es el bienestar de la sociedad”.

En relación con el poblamiento de las regiones costeras conviene resaltar los criterios utilizados para definir dichas regiones, el número de municipios que las conforman, y sus características básicas: número de regiones costeras, extensión territorial, ubicación geográfica -Pacífico, Golfo y Caribe-, montos de población, tasas de crecimiento de las localidades de más de 100 000 y menos de 100 000 habitantes en el periodo 1970-1990.

En resumen, la relevancia de los contenidos de las Obras demográficas selectas está relacionada con los elementos que proporcionan para la elaboración de la tercera política de población: población estacionaria con equidad como un desiderátum, esto dados los problemas económicos y sociales vigentes. Gustavo Cabrera sólo hace referencia a la primera política de población: México necesita poblarse; y a la segunda política de población: hay demasiada población en México.

Desde el punto de vista de la producción de conocimientos me atrevería a afirmar que con los estudios de Gustavo Cabrera, a los que se deben añadir los de Gilberto Loyo, Andrés Molina Enríquez, Alberto J. Pani, Ignacio García Téllez, cuyo archivo personal se encuentra en El Colegio, así como las publicaciones de sus contemporáneos y las de los demógrafos más jóvenes a partir de los años ochenta, se podrían llevar a cabo proyectos de investigación o indagaciones acerca de la evolución del pensamiento demográfico del México del siglo XX.

Muchas gracias.

Palabras de Manuel Urbina Fuentes

Estimados José Luis Lezama, Manuel Ordorica y José Morelos

Querida Yolanda y familia Cabrera Aquino: Gustavo, María Andrea y Alejandra

Amigas y amigos de El Colegio de México

Señoras y señores,

Agradezco la gentil invitación del Centro de Estudios Demográficos, Urbanos y Ambientales a la presentación de este libro, en donde se compilan los trabajos que Gustavo Cabrera Acevedo escribió a lo largo de 34 años de su carrera profesional sobre la historia demográfica, la migración, las políticas de población en México y las cuestiones demográficas en el ámbito internacional.

Nos reúne en esta ocasión el recuerdo presente del amigo, del jefe, del maestro, del compañero de trabajo y de vida que fue Gustavo, aquí, en la que fue su casa, su cátedra y su lugar de investigación. Es un enorme honor que haya sido convocado a comentar la obra del maestro Cabrera.

Debo confesar a ustedes que después de recibir la carta de José Luis Lezama tuve dos dilemas. Me pregunté, ¿por qué me habrá invitado? A un médico ciertamente alejado actualmente de las dificultades técnicas y políticas de la demografía.

¿Por qué, estudiosos del Colmex acostumbrados a la exactitud del cálculo, me han llamado para referir la obra de alguien que nació a la vida profesional como actuario y demógrafo, sabiendo que la vocación médica nace, en ocasiones, del horror a las matemáticas?

La respuesta quizá sea la antigua relación profesional y de amistad que nos unió durante mucho tiempo. Pero me atrevo a imaginar otra: que Gustavo Cabrera comprendió que los asuntos demográficos trascienden el campo de disciplina hasta influir y abrir los ojos de quienes, especialistas o no, atienden aquello que genéricamente desde Aristóteles se ha llamado la felicidad de los seres humanos.

Hay también otros hechos que me vincularon a Gustavo Cabrera que quiero compartir con ustedes. En primer término, los amigos comunes, algunos de ellos entrañables por su cercanía con mi carrera profesional, como: Agustín Porras, Romeo Madrigal, Raúl Benítez, Víctor Urquidi, Jorge Martínez Manautou, Gerardo Cornejo, Luis Leñero, Luis Sobrevilla, Yolanda Palma Cabrera, José Luis Palma Cabrera, Alberto Palma Cabrera, Sergio Camposortega, Tomás Freijka y Orlandina de Oliveira. En segundo término, mis encuentros trascendentes con Gustavo Cabrera, que se iniciaron en 1971 en el curso sobre Planificación Familiar y Aborto que impartía la doctora Blanca Raquel Ordóñez de la Mora en la entonces Fundación para Estudios de la Población (Fepac), hoy MEXFAM, y de la que Gustavo fue uno de sus fundadores.

Un segundo encuentro fue en 1973 en el Colmex, cuando todavía estaba en las calles de Guanajuato, y yo me encontraba buscando información demográfica de México para mis estudios de posgrado en Epidemiología, Población y Administración de Servicios de Salud, en la Universidad de Texas, lugar en donde Cabrera fue investigador huésped del Centro de Investigaciones sobre Población, de febrero a abril de 1965.

A partir de 1977, cuando inició mi primer trabajo en la administración pública en la Coordinación Nacional del Programa de Planificación Familiar, siendo Cabrera Secretario General del Conapo, nos vincularon los amigos que he mencionado y nuestros entornos ligados a la demografía, la administración y la academia. En 1987, con motivo de un evento del IEPES en donde el entonces candidato presidencial iniciaba su campaña política con el tema de población, Gustavo respaldó que yo asistiera a ese acto político. Posteriormente, el ya presidente me dio la oportunidad y privilegio de estar al frente del Conapo durante su administración.

Por otra parte, sabiendo que Manuel Ordorica sería el otro comentarista -quien además escribe el prólogo del libro-, el otro dilema fue ¿cómo hacerlo? Recordé que un profesor en la universidad decía que hay dos formas de hablar de un libro. La primera, a la manera anglosajona, es tomarlo, leerlo entero, anotar las tesis centrales y después escribir un comentario que reflexione sobre el fundamento empírico de las tesis y sobre su concordancia con el conocimiento científico en el área respectiva. Un sajón critica sin piedad lo criticable, pero no se refiere nunca al autor o los autores, porque entiende que de lo que se trata es de comentar tesis científicas y no de romper o hacer relaciones sociales.

La segunda, la manera latina de comentar un libro, consiste en leer sólo el título, el índice y la introducción. No se escribe mucho, pues se sabe que en estas ocasiones es mejor decir las cosas de manera clara que como gran científico; se describen algunos eventos de la vida del autor, se ironiza a los enemigos y se muestra el valor trascendental de la obra.

Pero el libro Obras demográficas selectas de Gustavo Cabrera impone por sí mismo y su formato un comentario ni tan anglosajón ni tan latino. Uno no puede dejar de comentar las tesis aquí planteadas porque llaman a la reflexión.

Trataré entonces de referir el significado que desde mi punto de vista tiene esta publicación. Iniciaré con un comentario general, posteriormente haré referencia de manera sucinta a seis aspectos y terminaré con una conclusión.

Comentario

La presentación de las 768 páginas de la obra no es asunto de añoranza. Es de actualización, de saberes y de respuesta a nuestras responsabilidades, ya sean personales o institucionales, ante los temas de población.

Aun cuando el propósito del libro es “reunir los textos más significativos de las distintas temáticas que abordó”, y aunque se menciona que “para esta colección se transcribieron las versiones originales de los textos y se señaló el año en que fueron escritos, con la finalidad de comprender el carácter imperecedero de su obra”, en la selección, revisión y edición de la mayoría de los 53 textos no se identifica la fecha en que fueron escritos -sólo se indicó en 14 de ellos-, lo que hubiera permitido ubicarlos mejor en las diferentes facetas de su vida: “actuario, demógrafo, empresario intelectual, forjador de instituciones”, como lo describe Leopoldo Solís en un discurso en El Colegio Nacional y que el mismo Gustavo relata en el libro, de manera amena y coloquial, en ocasión de su designación como Profesor Investigador Emérito de El Colegio de México, en octubre de 1999.

En descargo de este comentario, y dado que no está en el libro, quiero comentarles una anécdota que pude conocer gracias a mi amigo el maestro Alejandro Cea Olivares. Con gran entusiasmo me la relató, ya que a él le correspondió realizar esta tarea. Me dijo que pocos años antes de su partida, Gustavo Cabrera tuvo un gran honor que a pocos mexicanos se ha dado: aún en vida, su nombre fue impuesto a una escuela de educación secundaria de San Andrés Totoltepec, en Tlalpan.

La selección fue realizada por los maestros de la propia escuela, teniendo a la vista los perfiles y acciones de varios científicos y humanistas sobresalientes propuestos por academias y colegios, como Marcos Moshinsky y Miguel León Portilla, entre ellos.

Allá por los fines del año de 1998, más de quinientos alumnos, en el patio de su escuela, que desde ese momento dejaba de ser llamada por un simple número, conocerían algo de la vida de Gustavo Cabrera y, al estilo de la secundaria, gritaron: “¡Cabrera, Cabrera, ra…ra…ra…!”. Nunca imaginaron que el señor que estaba frente a ellos había ayudado a abrir los ojos a sus padres y a los gobernantes de sus padres en asuntos de gran importancia y que, entre otras cosas, por ese señor se fortaleció la política de población para que sus familias ya no fueran tan grandes.

Los jóvenes de la escuela secundaria -en ese momento bautizada “Gustavo Cabrera Acevedo”- aprendían en grupos más pequeños, con un número equilibrado de niños y de niñas porque, entre otros, el señor que emocionado escuchaba la porra había puesto más de una vez el dedo en la llaga sobre la importancia de bajar los índices de natalidad, dando oportunidades educativas a las mujeres.

Algunos de los distinguidos maestros de secundaria que presidían la ceremonia sabían que el personaje honrado, en unión con otros colegas como don Víctor Urquidi y Raúl Benítez Zenteno, habían abierto los campos de la educación en población y una nueva conciencia en los gobiernos y en la sociedad sobre un ente hoy concreto y esencial: la población.

Ahora haré referencia a los seis aspectos que derivo de los grandes apartados que tiene el libro.

La población: el significado esencial

La mejor forma de entender nuestro presente y en cierta forma prever el futuro es conociendo nuestra historia. Múltiples esfuerzos se han realizado a lo largo del tiempo para intentar realizar la descripción, análisis, interpretación y reconstrucción de los hechos que construyeron nuestro pasado y, de esa manera, develar la esencia de lo que somos.

Uno de dichos esfuerzos ha sido la publicación de los trabajos de los personajes que participaron en los eventos más representativos de la historia, y de cómo sus acciones se relacionaron con la evolución de un área determinada, una profesión o bien de la misma sociedad. Tal es el caso de este libro que publica el Centro y El Colegio.

En la conformación del Estado se ha dado peso a lo político, después al territorio y al final a la población. Desde los libros de historia hasta los medios de comunicación son testigos de la pobreza en el tratamiento sobre la gente común y de lo mucho que se habla de las “grandes gentes”.

Como lo reflejan los artículos del libro, lo más cercano, lo evidente y por evidente olvidado, tomó finalmente relevancia en el discurso político-social, en los medios de comunicación y en las conciencias: la valoración de la población, que es el fundamento de toda la obra y, me atrevo a afirmar, de la persona de Gustavo.

Como hablaba de personas y de que cada persona tiene su valor, no se quedó en los grandes números; se fue al detalle para descubrirnos a quienes poco vemos y, desde ese detalle, ayudó a construir nuevas líneas de política y programas.

Nuevos territorios de la realidad demográfica

En la obra se nos abre al conocimiento de lo que llamaré nuevos territorios de la realidad demográfica. Aun en los temas que permitirían quedarse en lo general, señala siempre las particularidades. Así, pone al descubierto grupos sociales hasta el momento olvidados: los niños y niñas migrantes, los indígenas o los ancianos de zonas rurales.

Hoy está de moda el discurso sobre el predominio futuro del número de viejos; también sobre los niños migrantes y la trata de niñas y mujeres. Cabrera muestra, muchos años antes, preocupación constante por esos mexicanos desprotegidos.

Al dar lugar en el análisis de tendencias a los grupos de mayor pobreza, nos regresa a la realidad concreta; nos recuerda que nuestro país se caracteriza por sus diferencias.

Perspectiva epistemológica

Si analizamos este párrafo:

Hablar de población rural es hablar del proceso dinámico, sociodemográfico del país; es hablar de pobreza, de marginación, de migración interna e internacional por falta de empleo, y del origen y la conformación de la distribución poblacional en el territorio nacional, en fin, es hablar del perfil de la sociedad mexicana.

vemos que, aun cuando en el futuro la demografía nacional seguirá conducida cuantitativamente por el medio urbano, la situación del medio rural continuará teniendo un peso específico en la conformación de la sociedad, y en su desigualdad, pobreza y marginación.

La sociedad, en la posición analítica, es un todo orgánico caracterizado en México por sus desigualdades, que son la enorme deuda social que aún no se ha saldado. Los datos recientes del Consejo Nacional de Evaluación de la Política Social lo ratifican.

Esta posición es de gran relevancia, pues la experiencia de Gustavo Cabrera en el análisis de las tendencias demográficas, de la historia y las proyecciones de población, lo llevó a mostrar a la sociedad como un todo que permite la felicidad de todos y también autodestruirse cuando la desigualdad quita a muchos lo elemental.

Desde esta perspectiva totalizadora, es inmediato el paso al campo ético. No por imperativos externos, sino simplemente para la conservación de la sociedad se hace obligatoria la mejora de los grupos rurales, en apoyo a la infancia depauperada, y de los habitantes de zonas urbanas marginadas y empobrecidas, que siguen creciendo.

Los objetivos y metas del milenio, con las que nuestro país se comprometió con la comunidad internacional, dan pauta de estos hechos. Sin embargo, como muchos analistas lo anticipan, no se alcanzarán dichas metas porque la pobreza no disminuye.

La zona metropolitana, la gran urbe

En cada uno de los textos Cabrera aborda el análisis de la gran urbe. En forma inmediata a las proyecciones de la dinámica demográfica y a sus explicaciones, surgen las referencias a los problemas y desequilibrios regionales que ha traído la concentración urbana y, junto con ello, las necesidades urgentes en materia de empleo, cercanía entre vivienda y trabajo, educación, transporte y vialidades, en fin, de mínimo orden urbano.

Cabrera deja sin respuesta algunos de los problemas surgidos del análisis. No es posible, afirma, “que la Ciudad de México sea, como lo advierten las proyecciones, un lugar donde predomine la economía informal”. No es posible, y esto se lee entre líneas, que por algunos y la incapacidad de las autoridades, padezcamos tanto en la vida de esta gran ciudad.

Los problemas de la zmcm lo llevaron a reflexionar sobre el fortalecimiento del campo y la utilización de las muchas costas que tiene el país.

Previsión del futuro

Gustavo nunca fue profeta, pero ya a finales de la década de los sesenta refería lo que está y desafortunadamente estará de moda: la necesidad de fortalecer al campo.

En la publicación se recopila lo dicho hace muchos años y que seguramente oiremos hasta como nueva verdad. Cabrera habló sobre caminos e infraestructura para pequeñas comunidades, sobre integración interna de actividades agrícolas -más que integración a los grandes centros urbanos- y, en tiempos de industrialización, pedía lo que hoy vuelve a ser dictado general: la preservación y cuidado de los terrenos agrícolas.

“La agricultura es un instrumento de desarrollo fundamental para alcanzar el objetivo de desarrollo del milenio de reducir a la mitad la proporción de personas que padecen hambre y viven en la extrema pobreza para 2015”. Este es el mensaje general del Informe sobre el desarrollo mundial de este año, publicado por el Banco Mundial. Tres de cada cuatro personas pobres en los países en desarrollo habitan en zonas rurales y la mayoría depende directa o indirectamente de la agricultura para su subsistencia. Este informe contiene orientaciones destinadas a los gobiernos y la comunidad internacional acerca de cómo diseñar y poner en práctica programas de agricultura para el desarrollo, que generen cambios positivos en la vida de cientos de millones de personas pobres en zonas rurales. Cabrera las describió en su momento.

La política de población

Los temas abordados sobre la migración y sus perspectivas (las famosas tres erres: retención, reorientación y reubicación), la sobrepoblación o el subdesarrollo, la investigación para la integración, el enfoque regional y la planeación demográfica, las repercusiones sociales del neoliberalismo, los factores socioeconómicos y su repercusión en la salud, la seguridad social, los temas de la mujer y del aborto, y la educación sexual, representan un enorme aporte de datos, reflexiones y apertura de caminos descritos en la obra, vuelta acción porque Cabrera procuró ante todo su vinculación con los temas de la política de población. Se debe reconocer y referir el importante papel que tuvo en la formación de esta nueva política, es decir, de una nueva cultura política.

Entre las características de las políticas de población, Cabrera destaca que “Los fenómenos demográficos constituyen el resultado, en el nivel agregado, de comportamientos individuales en los que se ponen en juego los derechos humanos fundamentales. No puede haber, por tanto, medidas coercitivas”. Éste, afirma Cabrera, “es un gran principio que debe regir las políticas de población”, y añade además la interrelación entre los fenómenos demográficos, y entre éstos las diversas manifestaciones regionales y sociales del desarrollo.

Cabrera estableció metas de mediano y largo plazos para la toma de decisiones técnicas y políticas sobre el efecto del volumen de la población. Una política que, por cierto, no se ha repetido en otros temas críticos de México.

Sólo China había adoptado una política demográfica, en ese caso de carácter obligatorio, limitando el tamaño de la familia a un hijo. En México se perfila en 1974, y se concreta en 1977, en un contexto voluntario para decidir el número de sus integrantes, con la entonces muy discutida y analizada meta del 1% para el ya pasado año 2000. Por cierto, para plantearla, como comenta José Luis Palma, él, Manuel Ordorica y otros más tenían que hacer las proyecciones de población con calculadora y después en la computadora del issste, por las noches y durante varios meses.

Otro ejemplo relacionado, repetido en toda la obra: “Las políticas de planificación familiar tienen un límite; de no mejorar las condiciones de equidad, de empleo, de educación, de igualdad de género, fracasarán”. Dicho de otra manera, de no tener una sociedad más justa, de no ser hombres y mujeres más justos, las políticas fracasarán.

Sí, en efecto, nosotros tuvimos la gran oportunidad de continuar una obra iniciada, programada hasta detalle y abierta a cambios y mejoras. Nos correspondió ampliar las posibilidades de respuesta a una conciencia social despierta por la voz de la demografía. Pocos ejemplos habrá en la historia reciente donde se conjuntan la ciencia, la ética y la respuesta en servicios como ha sido el Programa Nacional de Planificación Familiar. La prueba de ello se describe en el libro que hoy se presenta.

A manera de conclusión

La lectura de los artículos, ponencias y síntesis de investigaciones que nos regala El Colegio de México en esta obra es comprometedora.

Nos indica lo que Gustavo desearía que hiciéramos nosotros, los aquí convocados y los que las han leído o lo harán -espero que sea de manera obligatoria para los alumnos del Centro-. En efecto, es un libro que incentiva a la reflexión, pero que descubre y describe realidades duras. Es libro que obliga.

Hoy, conforme lo muestra cada página de las Obras demográficas selectas, nuevas responsabilidades deben conjuntar, como alguna vez lo hizo Cabrera en el Conapo, las voluntades de quienes saben y de quienes deciden.

Los problemas del envejecimiento, de la pobreza urbana, del abandono del campo, de la pérdida de impacto de la planificación familiar, en particular con los adolescentes, en fin, el drama de la pobreza y la desigualdad social requieren de la creatividad y acción innovadora que tiene como ejemplo a Gustavo Cabrera.

Finalizo diciendo que el libro aquí presentado cumple la plena significación de la palabra. Es obra escrita, de pensamiento, de reflexión, de método serio y buen decir.

Con la autoridad de quien cumplió con la misión de vida, Gustavo Cabrera nos dice: “México podría llegar a mediados del siglo XXI con un régimen demográfico moderno, con crecimiento cero y población envejecida, pero todavía una sociedad pobre en lo elemental. Esta situación habría que evitarla desde ahora”.

Gracias Gustavo, por recordarnos lo que debemos hacer y evitar; gracias a quienes desde El Colegio de México nos han acercado al pensamiento y a la acción del siempre presente maestro. Como amigo, ahora como discípulo de su obra que enorgullece, puedo decir, como muchos de ustedes seguro lo han pensado: ¡Qué grato es volvernos a encontrar citados de nueva cuenta por la voz de Gustavo Cabrera!

Muchas gracias por su atención.

Palabras de Manuel Ordorica

Gustavo Cabrera: un hombre de dos siglos

Al leer un libro se pueden recibir diferentes sensaciones. Se puede sentir que se brinda un alimento al alma o al corazón cuando se trata de una de esas obras que el lector devora y no quisiera que terminara. Hay algunos libros que tocan las fibras de los sentimientos. Nos hacen sentir emocionados, tristes, alegres, con miedo, con nostalgia. Otros son un reto a nuestra inteligencia, como los que contienen un lenguaje matemático denso y resulta difícil entender un párrafo. En ciertas ocasiones, después de varias semanas de reflexión es posible comprenderlos; a veces pasa la vida entera y no se alcanza a entender el concepto. Hay algunos que nos transportan al pasado, que nos ayudan a entender el presente para poder cambiar el futuro. Puede tratarse de un texto que presente ideas capaces de modificar el rumbo de la historia. Un ejemplo es el artículo donde aparece la fórmula de E = mc 2 desarrollada por Einstein. ¿Cómo es posible que una simple función matemática de tres variables llegue a transformar el futuro? Es una de las fórmulas más sencillas jamás creadas por un individuo, la cual describe ni más ni menos que el origen del universo. Es una de las ecuaciones que cambiaron al mundo. ¿Qué quiere decir? Una masa, por pequeña que sea, si se somete a una gran velocidad, cercana a la de la luz, puede producir una gran cantidad de energía. Una bola de basquetbol podría contener en su interior toda la energía capaz de iluminar a nuestra ciudad, y varias podrían mantener en movimiento y encendido todo el planeta. ¿Por qué esta introducción? No piensen que estoy haciendo una reflexión sobre la energía, aunque el tema está de moda en nuestro país.

¿Qué nos aporta el libro de Gustavo Cabrera? Desde mi punto de vista, una rica gama de ideas en el campo de la sociodemografía, todas ellas con posibilidades de aplicación a la política de población. En algunos casos, si se les llevara a la práctica podrían cambiar la vida de las personas. Algunas de sus ideas han modificado ya la situación demográfica del país. Su trabajo sobre proyecciones demográficas modificó la política de población, y gracias a él dejaron de nacer 50 millones de personas, número equivalente a la población de nuestro país en 1970 y semejante a la de tres zonas metropolitanas similares a la de la Ciudad de México.

¿Qué habría ocurrido si en el año 2000 hubiéramos alcanzado 150 millones de habitantes, en vez de 100 millones, cifra a la que llegamos? Es un tema para reflexionar.

Un rasgo de sus artículos es que muestran su interés por diversos temas. Cabrera decía: “una característica de mi vida son los cambios”; iniciaba algún estudio o trabajo con la idea de seguirlo y después cambiaba. Durante mucho tiempo era “arranque y freno”. Siempre estaba insatisfecho con lo que hacía. El cambio era su acompañante. Esto lo llevó a incursionar en diversos campos, todos de gran relevancia. Quien realiza algún trabajo o escribe un libro suele plantearse: ¿qué he cambiado con este libro o con este artículo? Puede ser que lo único que cambie sea uno mismo. Si bien eso ya es un avance, se pueden cambiar las condiciones de un país para mejorar las condiciones de la gente. Al final es lo que se pretende. ¿Lo logró Gustavo Cabrera? Yo diría que sí.

Su libro reúne sus ideas en más de treinta años de trabajo. Lo integran 53 textos divididos en diversos temas: el poblamiento de México; antecedentes históricos y situación actual; la migración; las perspectivas de la población de México en el siglo XXI; las políticas de población y los aspectos demográficos en el ámbito internacional. En los trabajos combina el análisis estadístico -que siempre desarrolló-, con elementos explicativos propios de las ciencias sociales. Pudo mezclarlos acertadamente sin perder el rigor en el análisis demográfico: hay un perfecto balance entre lo cuantitativo y lo cualitativo. En sus investigaciones siempre advierte su interés por plantear ideas que contribuyeran a mejorar la vida de las personas. Ésa es la constante en sus artículos. Sus intereses se transformaron conforme fue adquiriendo madurez intelectual. Pasó del enfoque meramente cuantitativo vinculado a su formación de actuario a la fase explicativa, que le dio el conocimiento de la sociedad. Recordemos que comenzó la carrera de Ingeniería Civil, lo que muestra que tenía en la mente un afán de constructor, es decir, necesitaba ver plasmadas sus ideas en algo concreto. Este rasgo lo acompañó a lo largo de su vida como demógrafo. Decía con orgullo que él era producto de la educación pública.

El libro comienza con un análisis del poblamiento de México desde una perspectiva histórica, pues para atisbar el futuro es necesario entender el pasado. Decía: “El futuro no lo vemos, lo queremos vivir, nos acompaña en todo momento, también hay algo que lo aclara y lo interpreta desde el presente […] es necesario conocer la historia, ya que ésta es la vida de los pueblos”.

Podemos decir que Gustavo Cabrera fue un hombre de dos siglos: vivió en el XX y se imaginó la demografía del XXI. En su libro planteó las cuestiones demográficas que serían más importantes en el siglo XXI: el envejecimiento demográfico, el agua, las zonas áridas, el crecimiento demográfico de China e India, la distribución de la población, la migración, el medio ambiente, entre otras.

Sostenía que era necesario alcanzar la meta de crecimiento demográfico de 1% para el año 2000. Estaba interesado en la planeación de largo plazo. ¿Por qué 1% y no 0%? Con 1% México continuaría incrementando su población, pero a un ritmo más lento. Estaba plenamente consciente de que por falta de pobladores en nuestras fronteras, entre otros factores, habíamos perdido la mitad de nuestro territorio.

Sus perspectivas demográficas no presentan sólo números, puesto que estaba interesado en vincular lo poblacional con el desarrollo. Esta visión lo llevó a crear una política de población que aún perdura, por eso podemos decir que es una política de Estado, que ha pasado por varios sexenios y se ha mantenido sólida, lo cual en gran parte se debe a que sus cimientos estuvieron firmemente construidos.

En diversas partes del libro nos advierte sobre las consecuencias del envejecimiento demográfico. Preveía que hacia mediados del siglo xxi el país tendría una población envejecida y con un crecimiento demográfico cero. Lo grave, advertía, sería que a ello se añadiera una situación de pobreza. Calificaba al siglo XX como el del crecimiento demográfico y al XXI como el del envejecimiento de la población.

También expresaba su preocupación acerca de los recursos hidráulicos, de ahí el interés por la demografía de las zonas costeras. Recuerdo las proyecciones de población de las cuencas hidrológicas que hicimos en una casa rentada que estaba cerca de El Colegio de México, cuando éste se encontraba en la calle de Guanajuato de la colonia Roma. Fue sin duda un trabajo pionero. Ahora reconocemos que el agua será una cuestión de seguridad nacional en este siglo.

En los artículos de Gustavo Cabrera queda claro que sabía que la política de población no debía restringirse a la regulación de la natalidad. Decía que la disminución del crecimiento demográfico es una condición necesaria, pero no suficiente para alcanzar el desarrollo. Es importante conciliar la demografía y los recursos a fin de que la distribución de la población sea más armónica con el desarrollo, de ahí la incorporación del tema de la migración a la planeación demográfica. En la política de migración del periodo 1978-1982 destacan tres programas que son las famosas tres erres: retención de la población en sus lugares de origen, reorientación de la población hacia las zonas con recursos naturales, principalmente hacia las costas, y reubicación de la administración pública que trabajaba en la Zona Metropolitana de la Ciudad de México. Hoy día estos temas son parte del Programa Nacional de Población del Consejo Nacional de Población (Conapo).

Una característica de sus trabajos es su cálculo certero de las cifras demográficas unido a su gran sentido común. Buscaba incentivar la reflexión teórica y práctica en los diferentes campos: el análisis demográfico, las proyecciones, y la política de población. Lo recuerdo con su lápiz, su block de cuadrícula chica y una calculadora sencilla. Nunca necesitó una computadora con muchos megas de memoria y gran velocidad de procesamiento.

Cabe mencionar que Gustavo Cabrera siempre figuró en los momentos estelares de la demografía mexicana. En 1963 fue invitado a participar como profesor investigador en el naciente Centro de Estudios Económicos y Demográficos (CEED) de El Colegio de México. Nació como investigador junto con el CEED y su maestría en Demografía. Sin duda fue este momento el más importante en su vida profesional. En 1976 fue nombrado secretario general del Conapo, casi al ponerse en práctica la nueva ley de población. Nació como funcionario público casi al mismo tiempo que surgió el Conapo. El decenio de los setenta fue un parteaguas en su historia de vida, ya que colaboró en la elaboración de una nueva política de población, lo cual se logró en 1973, cuando el Congreso aprobó la Ley General de Población. Para Gustavo Cabrera fue importante su regreso a El Colegio de México en 1982, ya que ese tiempo representa el momento de estabilidad en su vida: ya nunca más habría arranque y freno.

Si bien es cierto que sólo vivió dos años del siglo XXI, podemos decir que su nombre va a permanecer vivo en la demografía mexicana del siglo, pues planteó los temas que serán cruciales en este periodo. Además formó a varios demógrafos, quienes estamos transmitiendo a los alumnos lo que él nos dejó y lo que hemos podido añadir. Nuestros estudiantes a su vez difundirán los conocimientos que él y sus seguidores hemos podido comunicarles. Es así como las personas permanecen vivas entre nosotros. La publicación de este libro es el mejor homenaje que podemos hacer a quien tanto le dio a la demografía de su país, a El Colegio y a sus estudiantes.

He de hacer un especial reconocimiento a Yolanda, su esposa, pues gracias a ella hemos podido disfrutar de este material; sin su empeño no hubiéramos realizado el libro. Asimismo a José Luis Lezama, quien fue uno de los promotores de este proyecto y lo impulsó para que llegara a buen término. A José Morelos, Pepe, un reconocimiento muy especial por su participación en la revisión y edición de la obra. A Brígida García por la lectura crítica para mejorar el libro. A Alberto Palma, quien le dio un seguimiento cuidadoso y detallado para hacer realidad esta publicación. También he de reconocer el esfuerzo realizado por René Flores, quien organizó la estructura del libro para darle un sentido lógico y realizó la revisión con ojos de demógrafo. A Silvia Luna, que en paz descanse, quien inició el trabajo que René culminó.

A los estudiantes que inician el curso propedéutico y que hoy son mis alumnos, los invito a leer el libro. Ahí encontrarán ideas que les darán nuevas ideas. También invito a los colegas demógrafos, porque una de las cosas más importantes en la vida profesional es reconocer a un compañero que se entregó en cuerpo y alma a enriquecer una ciencia, nuestra ciencia. A los hijos de Gustavo Cabrera los invito a leerlo, porque en este libro están las ideas y el corazón de su padre, y porque así podrán explicar a sus propios hijos los hechos demográficos que les tocará vivir. Pero lo más importante es reconocer que la vida de ese ser humano fue entregada a algo que lo apasionó. A todos los invito a leerlo, porque las ideas y propuestas de Gustavo Cabrera fueron tan cruciales que transformarán para siempre la historia demográfica de este país.

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