Introducción
La importancia de las instituciones municipales en la vida de los ciudadanos es indiscutible, ya que suponen su interlocutor gubernamental y su ente de representación política más inmediatos. En el presente contexto, “las sociedades y las organizaciones son permanentemente construidas por sus miembros a través de procesos comunicativos” (Johansson, 2007: 93); una circunstancia que no es ajena a la administración pública, donde el cambio de paradigma ha ocasionado, pese a su cariz burocratizado y parco en innovación, un fuerte impacto.
Según Vos (2009), las organizaciones gubernamentales han de cumplir con tres funciones a nivel comunicativo. En primer lugar, la comunicación corporativa (¿quién?) concibe la organización como un todo, incluyendo sus objetivos y la responsabilidad en su cumplimiento. En segundo lugar, la comunicación política (¿qué?) respalda las diversas áreas de actuación, como la educación, la economía, el transporte o el medio ambiente. Finalmente, la comunicación interna (¿cómo?) se ocupa de los procesos inherentes a la coordinación del organismo. Estas funciones deben ser implementadas mediante la utilización de lo que se ha dado en denominar e-Gobierno, una innovación capaz de mejorar procesos administrativos y gestiones técnicas a nivel institucional. En este sentido, el gobierno electrónico conlleva implícitamente un doble desafío: hacer más eficiente el sector público y establecer una relación horizontal entre ciudadanos y entidades.
El pilar sobre el que se sostiene el e-Gobierno es el formado por las TIC, que “prometen una transferencia de servicios más rápida, una mayor comunicación (por ejemplo, mediante la Web 2.0) y una plataforma más atractiva para el diálogo cívico” (Wang y Feeney, 2016: 297). Un elemento, la web colaborativa, resulta imprescindible para aumentar la interactividad con las audiencias y originar un mayor compromiso público, o public engagement (Rowe y Frewer, 2005). Entre las herramientas 2.0 se incluyen, sucintamente, “redes sociales como Facebook y Google+, servicios de microblogging como Twitter, blogs, wikis y sitios para compartir contenido multimedia como YouTube y Flickr” (Magro, 2012: 149).
Así, las redes sociales se perciben como instrumentos para gestionar estratégicamente las relaciones entre administraciones y públicos digitales (Lovari y Parisi, 2015), y no sólo mediante la transparencia o la participación, sino también a través de la promoción de la identidad propia y la divulgación de actos simbólicos (DePaula, Dincelli y Harrison, 2018). Del mismo modo, investigaciones precedentes señalan que el elemento de la Web 2.0 más extendido entre los municipios es el concerniente a las redes, especialmente Facebook (Agostino, 2013; Ellison y Hardey, 2014). Por ende, la primera hipótesis del estudio es:
H.1: el elemento de la Web 2.0 más extendido entre los municipios portugueses será el vinculado con las redes sociales.
Por tanto, el presente trabajo tiene un propósito fundamental: medir la utilización, a cargo de los municipios lusos, de las tecnologías 2.0 como parte de su estrategia de comunicación. Supeditado a este cometido, el segundo objetivo radica en identificar qué condicionantes (demográficos, económicos, geográficos, tecnológicos o políticos) afectan a esa utilización.
Entes municipales en red: identificación de factores clave
La bibliografía ocupada en identificar los factores externos (variables independientes) asociados al estado de los servicios electrónicos institucionales (variable dependiente) es cuantiosa. A continuación, referiremos algunos de esos factores que servirán de sustento para las restantes hipótesis.
Uno de los elementos de mayor consenso en la literatura especializada es el referido al número de habitantes (Graham, Avery y Park, 2015; Huang, 2006; Moon y Norris, 2005; Rufín, Medina y Sánchez-Figueroa, 2012). Por ello, trataremos de demostrar que
H.2: cuanto mayor sea la población de la localidad, mayor será la presencia de elementos de la Web 2.0 en su comunicación digital.
Tan destacada como la población, o incluso más, figura la riqueza de la localidad, otro parámetro clave en la implantación efectiva de prácticas e-gubernamentales (Gallego-Álvarez, Rodríguez-Domínguez y García-Sánchez, 2010; Gandía y Archidona, 2008; Gaule y Zilinskas, 2013; Holzer, Manoharan y Van Ryzin, 2010). Así pues, planteamos que
H.3: cuanto mayor sea la riqueza de la localidad, mayor será la presencia de elementos de la Web 2.0 en su estrategia de comunicación digital.
Desde el punto de vista de la ubicación geográfica, existen estudios que postulan la existencia de diferencias significativas entre regiones costeras e interiores, ya sea en el contexto de Portugal (Dias y Costa, 2013) o España (Piñeiro-Naval, Igartua y Marañón, 2017; Piñeiro-Naval, Igartua y Sánchez-Nuevo, 2017). Por ende, se estima que
H.4: la ubicación geográfica afectará a la implementación de los parámetros 2.0 en la estrategia de comunicación digital de los municipios, de modo que el litoral aventajará a los territorios del interior.
Los demás factores considerados en la literatura tienen que ver con el desarrollo tecnológico y con la ideología política del partido gobernante (Larsson, 2013), así como con el electorado (Ahn, 2011) y la transparencia municipal (Bonsón, Royo y Ratkai, 2015). Entonces, las demás hipótesis a verificar serían:
H.5: cuanto mayor sea el desarrollo tecnológico de la localidad, mayor será la presencia de elementos de la Web 2.0 en su estrategia de comunicación digital.
H.6: los municipios gobernados por partidos de izquierda tenderán a emplear, en mayor proporción, los parámetros de la Web 2.0 en comparación a los de derecha.
H.7: cuanto menor sea el porcentaje de electores entre la población local, mayor será la presencia de elementos de la Web 2.0 en la estrategia de comunicación digital del municipio.
H.8: cuanto mayor sea el nivel de transparencia municipal, mayor será la presencia de elementos de la Web 2.0 en la estrategia de comunicación digital de la localidad.
Se detalla acto seguido el método aplicado en la parte empírica del estudio.
Metodología
Como se ha avanzado anteriormente, el propósito del estudio consistió en elaborar un instrumento que permitiese ponderar el manejo de los rasgos de la comunicación 2.0 por parte de los municipios portugueses. Para ello, se diseñó un Indicador de Web Social que permitió efectuar una serie de comparaciones basadas en parámetros geográficos e ideológicos, así como correlacionarlo con otros de índole demográfica, económica o tecnológica; todo ello en aras de contrastar las hipótesis esbozadas.
Para el acometimiento de estos objetivos, se empleó el análisis de contenido por ser un método sistemático, objetivo y cuantitativo (Wimmer y Dominick, 2010), comúnmente aplicado al examen de entornos web (Herring, 2010). De partida, una de las consideraciones clave en cualquier análisis de contenido es el muestreo; y cuando el objeto de estudio es internet, la selección de muestras representativas supone todo un desafío para los estudiosos (Riffe, Lacy y Fico, 2014). Sin embargo, en esta investigación se recurrió al censo, ya que fue inspeccionado el universo de portales municipales portugueses: N = 308 sitios web.
Como guía para el examen de este corpus, y fundamentada en estudios previos (Agostino, 2013; Bonsón, Royo y Ratkai, 2015; Fedotova, Teixeira y Alvelos, 2013; Larsson, 2013; Martínez-Rolán, Piñeiro-Otero y Baamonde-Silva, 2016; Roshan, Warren y Carr, 2016; Youngblood y Youngblood, 2018), fue configurada una checklist en la que se registró la presencia (valor “1”) o la ausencia (valor “0”) de enlaces efectivos, esto es, no huérfanos, a una serie de funcionalidades:
Blogs (Google Blog, Blogger o WordPress).
Micro-blogs (Twitter, Tumblr o Plurk).
Boletín de noticias o newsletter.
Redes sociales (Facebook o MySpace).
Plataformas de imágenes (Instagram, Flickr o Picasa).
Plataformas de video (YouTube o Vimeo).
Foros, sugerencias o quejas.
Y, finalmente, redes turísticas de recomendación (Tripadvisor o Booking).
En total, 8 variables dicotómicas, o dummy, a las que hay que añadir aquellas que sirvieron para identificar la unidad de análisis; a saber, el número del site municipal, el nombre de la localidad y la región NUTS II1 donde se enmarca. Del mismo modo, fueron recogidos datos estadísticos de cada municipio referentes a población, presupuesto, poder adquisitivo de sus habitantes, desarrollo tecnológico, partido de gobierno al frente del consistorio, electorado y transparencia municipal.2 Estos parámetros, que ejercieron como variables independientes, fueron cruzados con el Indicador de Web Social diseñado, tal como se comprobará en el apartado de resultados.
En la recolección de los datos, que transcurrió desde el 16 de marzo hasta el 8 de junio de 2017, se vio implicado un equipo de dos codificadores. Tras este proceso, y para el chequeo de la fiabilidad, fue seleccionada una muestra aleatoria del 12 % de los casos, que ambos evaluadores observaron en simultáneo. El parámetro estadístico utilizado para el cálculo de la fiabilidad fue el alfa de Krippendorff, hallado mediante el empleo de la macro Kalpha (Hayes y Krippendorff, 2007) para SPSS (versión 24). La fiabilidad media de las variables fue Mαk = 0,90 (Anexo).
El Indicador de Web Social (IWS) de los municipios
El elemento que ejerció de hilo conductor en la explotación de los datos fue el Indicador de Web Social (en adelante, IWS); un índice elaborado con la pretensión de medir, de forma agregada, el nivel de penetración de los municipios portugueses en la web social. La expresión alfanumérica que condensa la composición del IWS es:
donde: x = variables y n = número de variables.
Los ítems considerados para su diseño fueron los 4 que remitían más explícitamente a la Web 2.0; es decir, la tenencia de perfiles en redes sociales (Facebook o MySpace), micro-blogs (Twitter, Tumblr o Plurk), plataformas de video (YouTube o Vimeo) y, por último, plataformas de imágenes (Instagram, Flickr o Picasa).
Dado que estas categorías de análisis son dummy, el rango teórico del IWS, coincidente con su rango real, es “0-1”. Los valores descriptivos para el conjunto de sitios web son M IWS = 0,52 (DT = 0,30). Por otro lado, la consistencia interna del indicador asciende ac = 0,64; un valor admisible atendiendo al mínimo estipulado para estudios de carácter exploratorio: “0,60” (Hair et al., 2010; Robinson, Shaver y Wrightsman, 1991).
Presentación y análisis de resultados
En cuanto a las funcionalidades 2.0 respetadas por los municipios, pueden verse sus valores promedio en la Figura 1.
A tenor de estos datos, podemos afirmar que existen diferencias estadísticamente significativas entre los elementos [𝜆λw = 0,115; F (7, 301) = 329,93; p < 0,001; 𝜆η2 = 0,885]. En este sentido, son las redes sociales (H.1) las que ostentan un mayor protagonismo (M = 0,89; DT = 0,31), seguidas de los boletines de noticias (M = 0,72; DT = 0,45) y las plataformas de video (M = 0,56; DT = 0,49). De forma emparejada, se constatan, de nuevo, diferencias significativas entre las redes sociales y los boletines [t (307) = 5,43; p < 0,001; d = 0,44], así como entre los boletines y las plataformas de video [t (307) = 4,33; p < 0,001; d = 0,34]; ambas diferencias, eso sí, “pequeñas” atendiendo al tamaño del efecto (Cohen, 1988).
Por otra parte, en la Tabla 1 pueden observarse los datos correspondientes a la asociación del IWS con distintos parámetros estadísticos (variables independientes):
Parámetro | Fuente de información secundaria | r | N |
---|---|---|---|
IPIC | Soares, Amaral y Ferreira (2017) | 0,273*** | 308 |
Presupuesto | Direção Geral das Autarquias Locais | 0,251*** | 308 |
Población | Instituto Nacional de Estatística | 0,225*** | 308 |
Electorado | Secretaria-Geral do Ministério da Administração Interna | -0,172** | 308 |
Poder adquisitivo | Pordata. Base de dados de Portugal | 0,158** | 308 |
ITM | Transparência e Integridade, Associação Cívica | 0,139* | 308 |
Nota: * p ≤ 0,05; ** p≤ 0,01; *** p≤ 0,001
Se observa que el IWS correlaciona muy significativamente con el parámetro de desarrollo tecnológico tenido en cuenta; esto es, el IPIC [r (306) = 0,273; p < 0,001] (H.5), bien como con el presupuesto municipal [r (306) = 0,251; p < 0,001] (H.2) y el número de habitantes [r (306) = 0,225; p < 0,001] (H.1). Del mismo modo, también se asocia significativamente con el poder adquisitivo de los ciudadanos [r (306) = 0,158; p = 0,005] (H.2) y el índice de transparencia, o ITM [r (306) = 0,139; p = 0,014] (H.8). Finalmente, el IWS correlaciona significativamente, aunque en sentido negativo, con el electorado [r (306) = -0,172; p = 0,002] (H.7), de modo que, a medida que el electorado disminuye, el IWS aumenta (y viceversa).
En relación con la localización geográfica de los municipios (H.4), la Tabla 2 muestra las medias del IWS según las regiones NUTS II:
Regiones NUTS II | MIWS | DT | n |
---|---|---|---|
Norte | 0,59 | 0,31 | 86 |
Centro | 0,46 | 0,29 | 100 |
Alentejo | 0,46 | 0,26 | 58 |
Área Metropolitana de Lisboa | 0,77a | 0,30 | 18 |
Algarve | 0,57 | 0,28 | 16 |
Azores | 0,38a | 0,29 | 19 |
Madeira | 0,63 | 0,28 | 11 |
Total | 0,52 | 0,30 | 308 |
Nota: las medias acompañadas de la letra subíndice “a” se diferencian entre sí muy significativamente (p < 0,001)
Después de practicar un análisis de la varianza, es posible ratificar el desequilibrio que se establece entre las regiones NUTS II en cuanto a la implementación de las prácticas digitales 2.0 en sus municipios [F IWS x NUTS II (6, 301) = 5,039; p < 0,001; λ2 = 0,091]. A este nivel, y tras la prueba post hoc T3 de Dunnett, se constata que las mayores diferencias son las que se generan entre el Área Metropolitana de Lisboa y las Islas Azores [t (35) = 4,011; p < 0,001; d = 1,32]; unos desajustes “elevados” según el tamaño del efecto (Cohen, 1988).
Si nos centramos ahora en el criterio geográfico “litoral frente interior”, los valores del IWS para ambos sectores son los siguientes (Figura 2):
Según los datos visualizados en la Figura 2, el litoral del país (M = 0,56; DT = 0,30) suele hacer un uso más intensivo de la comunicación 2.0 en comparación con los territorios del interior (M = 0,47; DT = 0,30); y de una forma, además, estadísticamente significativa [t (306) = 2,56; p < 0,001; d = 0,30].
Para finalizar, y en términos políticos, se procedió a efectuar una nueva comparación intermunicipal cimentada, ahora, en la disyuntiva “izquierda frente derecha”.3 Tras el cálculo de la prueba t de Student, las divergencias entre el IWS según los municipios regidos por partidos de izquierda (M = 0,52; DT = 0,30) y de derecha (M = 0,53; DT = 0,31) son completamente inexistentes [t (306) = -0,094; p = 0,925; d = -0,032] (H.6).
Discusión
Estos resultados nos permiten establecer paralelismos con otros estudios, de igual propósito y avanzados en la introducción, derivados de investigaciones internacionales previas. Así pues, Agostino (2013) llega a la conclusión, tras un análisis de 119 portales municipales italianos, que Facebook es la herramienta social más empleada (92 %); un dato no demasiado alejado de 68 % al que apuntan Ellison y Hardey (2014) tras examinar 352 sitios británicos.
En el caso portugués, supone 89 %.
En cuanto al factor poblacional, Graham, Avery y Park (2015) determinan que cuanto mayor sea el número de habitantes de la localidad, más notable será la adopción de estrategias 2.0 por parte, en su caso, de una muestra de 300 municipios de los Estados Unidos. Estos resultados son congruentes con nuestro trabajo y otros precedentes, como los de Moon y Norris (2005)) o Huang (2006), quienes sostienen que la población juega un papel fundamental en la puesta en marcha del e-Gobierno.
La riqueza, por su parte, se erige en otro de los grandes condicionantes del estado de la web local. Así lo subrayan estudios a nivel comparativo mundial, como los de Gallego-Álvarez, Rodríguez-Domínguez y García-Sánchez (2010) o también Holzer, Manoharan y Van Ryzin (2010). En el contexto español, Gandía y Archidona (2008) examinan, a nivel informativo, los portales de 130 ayuntamientos superiores a 50 000 habitantes; mientras que Gaule y Zilinskas (2013) testan la calidad web de 60 websites de Lituania. En todos se llega a la misma conclusión: la riqueza desempeña un rol sustancial en la implementación de servicios online.
A nivel de ubicación geográfica, Piñeiro-Naval, Igartua y Marañón (2017) señalan, a partir de una muestra de 500 sedes, la existencia de diferencias estadísticamente significativas entre la calidad del diseño web de los municipios del litoral y del interior de España. Una circunstancia verificada, asimismo, por Dias y Costa (2013) en Portugal, esta vez con relación a las prácticas de gobierno electrónico.
Con respecto al desarrollo tecnológico, Larsson (2013) postula, fundamentándose en una muestra de 290 portales suecos, que cuanto mayor sea el porcentaje de ciudadanos con acceso a servicios web de banda ancha, más intensivo será el empleo de los medios sociales por parte de los municipios. Aunque en nuestro caso no se empleó ese indicador, sino el IPIC, se verifica que la presencia (general) en internet de los concejos correlaciona con el manejo de tecnologías (específicas) 2.0. Este mismo autor plantea igualmente que los partidos de izquierda se sirven en mayor medida de los medios sociales frente a los conservadores. En el contexto de Portugal no se corrobora tal circunstancia; esto es, no existen contrastes entre unos partidos y otros en la consideración que le otorgan a la web colaborativa.
Sin alejarnos del terreno político, Ahn (2011) llega a la conclusión, a partir de una muestra de 857 sitios municipales norteamericanos, que cuanto menor es el electorado en estas localidades mayor es el uso que los gestores gubernamentales hacen de los social media. Esta hipótesis sí pudo verificarse en el contexto luso.
Por último, Bonsón, Royo y Ratkai (2015) afirman que el public engagement con las redes sociales por parte de los ciudadanos europeos (se valen de una muestra de 75 ciudades de todo el continente) aumenta a medida que la transparencia de los municipios crece. En Portugal se produce una circunstancia parecida: cuanta mayor transparencia, mayor propensión a la utilización de la web social a nivel municipal.
En resumen, la Tabla 3 refleja las hipótesis del estudio, verificadas en su mayoría:
Conclusiones y recomendaciones
La meta del estudio radicó en calibrar el manejo, por parte de los ayuntamientos portugueses, de las tecnologías 2.0 como uno de los recursos de su estrategia de comunicación institucional. Para ello, y tras un análisis de contenido de los 308 sitios web oficiales del país, se creó un Indicador de Web Social (ICW) que, además de ofrecer una panorámica general de su conjunto, nos posibilitó identificar qué elementos, ya fuesen demográficos, económicos, geográficos, tecnológicos o políticos, afectaban en mayor medida a esa adopción.
Por tanto, sabemos que las redes sociales (cuyo máximo exponente es Facebook) son el elemento más extendido, seguido de los boletines de noticias y las plataformas de video, donde YouTube acapara el mayor protagonismo. Debemos tener en cuenta que, pese a la irrupción constante de nuevos medios sociales (Instagram parece ser ahora el que acapara todos los focos), la red ideada por Mark Zuckerberg sigue estando muy vigente debido al histórico arraigo que ya manifiesta, a nivel mundial, entre sus usuarios, ya sean organizaciones o individuos.
Por otro lado, hemos comprobado que los factores de desarrollo tecnológico, presupuestarios y demográficos presentan una incidencia determinante en el nivel de implantación de la web social a cargo de los organismos municipales. En Portugal, país que nos ocupa, las localidades más desarrolladas, ricas y pobladas están en el litoral; un hecho que se refuerza a partir de las comparaciones geográficas efectuadas. Consecuentemente, tanto la administración estatal como los propios municipios del interior deberán tratar de paliar la brecha digital que los separa de los costeros si quieren avanzar, al mismo ritmo, en la implantación homogénea del e-Gobierno en todo el territorio.
En suma, las ciudades, como cualquier otro tipo de organización, desean generar imágenes y asociaciones positivas (Zavattaro, 2010) entre sus conciudadanos y transmitirles debidamente quiénes son, qué hacen y cómo; un propósito al que puede contribuir un empleo estratégico de las herramientas 2.0, destinadas a reorientar la comunicación entre las instituciones y los usuarios a un plano horizontal.