SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
 número67Ocupación urbana de espacios litorales: gestión del riesgo e iniciativas de manejo en una comunidad patagónica automotivada (Playa Magagna, Chubut, Argentina)Un mundo de ciudades. Procesos de urbanización en México en tiempos de globalización índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

Links relacionados

  • No hay artículos similaresSimilares en SciELO

Compartir


Investigaciones geográficas

versión On-line ISSN 2448-7279versión impresa ISSN 0188-4611

Invest. Geog  no.67 Ciudad de México sep. 2008

 

Geografía humana

 

Los espacios del poder. Desarrollo local y poder local en los procesos de localización industrial y desarrollo socioeconómico: el caso de Atlacomulco, Estado de México, 1980–2002

 

Power and spatial analysis. Local development and local power, industrial localization process and socioeconomical development in Atlacomulco, Mexico State, 1980–2002

 

José Francisco Monroy Gaytán* José Isabel Pérez* David García Ruiz**

 

* Facultad de Geografía, Universidad Autónoma del Estado de México, fmonroy2001@yahoo.com.

** NITGEO–UAEM.

 

Recibido: 27 de junio de 2007.
Aceptado en versión final: 6 de junio de 2008.

 

Resumen

Este artículo, desde el análisis espacial, se propone relacionar los factores sociales y políticos del desarrollo local y poder local en los procesos de localización industrial y desarrollo socioeconómico, así como los actores sociales y políticos presentes en la transformación del municipio de Atlacomulco, Estado de México, en el periodo 1980–2002, mostrando que en un proceso de localización industrial se modifican los indicadores socioeconómicos.

Palabras clave: Espacio, desarrollo local, poder local, procesos de localización industrial, desarrollo socioeconómico.

 

Abstract

This paper is a special analysis about social and political factors of local development and local power in the localization process and socioeconomic development in Atlacomulco, México, 1980–2002.

Key words: Spatial, local development, local power, localization process, socioeconomic development.

 

INTRODUCCIÓN

Partiendo del marxismo estructural de Althusser y el estructuralismo según sus mayores exponentes en las ciencias sociales (Levi–Strauss, Piaget, Lefevbre, Castells (1988, 1997)), la geografía radical, con geógrafos como Lacoste (1968, 1971, 1976) y Claval (1982) vinculados a las aportaciones de destacados sociólogos (Lefevbre, 1968, 1971, 1973; Castells, 1988; Borja y Castells, 1997), han estudiado las relaciones entre espacio y poder, concretamente en la construcción del espacio social, ante el olvido del análisis del espacio por parte de la geografía. En beneficio de saberes instrumentales y desde una perspectiva neopositivista, durante el siglo XX la geografía (regional, cuantitativa, etc.) se había convertido en una ciencia sin objeto de estudio definido (Estébanez, 1990, 1996; Pillet, 1999). Las aportaciones fundamentales del geógrafo estadounidense David Harvey (1982, 1983, 1998, 2003) y el geógrafo brasileño Milton Santos (1973, 1986, 1995, 1996 y 2000), quienes consolidaron la geografía dentro de la teoría social, actualizaron a la geografía radical y re–plantearon al espacio social y las categorías local–global (Ouani, 1985; García, 1986; Pillet, 2004). Sin embargo, aunque para Milton Santos es relevante el espacio de la gente y no el espacio al servicio del capital, es pertinente abordar las relaciones entre desarrollo local y poder local en los procesos de localización industrial y desarrollo socioeconómico (Raffestin, 1980; Coraggio, 1987a, 1987b; Sánchez, 1981, 1991), al no haberse estudiado con este enfoque la construcción del espacio en el Estado de México, la entidad más poblada de la República Mexicana y la segunda entidad económica por su Producto Interno Bruto (PIB), donde el régimen autoritario de partido hegemónico, por una parte, y la falta de desarrollo teórico de la geografía —donde ha persistido la geografía clásica regional y las geografías neopositivistas o empírico–analíticas— y aportaciones empíricas de la investigación aplicada por otra, perviven hasta el día de hoy, en una simbiosis que impide el conocimiento y transformación de la realidad de lo local en abrupta inserción a una globalización "perversa" (Santos, 2000), con el análisis desde una geografía social y crítica que estudie el espacio local globalizado (Caravaca, 1998; Segrelles, 2002; Monroy, 2004).

Con un origen histórico en la filosofía política de la Ilustración europea y a partir de los postulados de la teoría social clásica (Smith, Marx, Durkheim, Weber), en las últimas décadas se han discutido desde las ciencias sociales las ideas de progreso material y ético inscritas en el principio de racionalismo del proyecto modernista de la sociedad contemporánea (Arendt, 1958; Gellner, 1964; Giddens, 1971; Bell, 1989, 1991), discusión que ha dado origen a las teorías del desarrollo desde diversos enfoques: estructuralismo, funcionalismo, teoría de la dependencia, desarrollo institucionalista, neoclásico, keynesiano, sistemas mundiales, neomarxismo, desarrollo global y neoliberalismo (Cardoso y Faletto, 1969; Giddens, 1971; Anderson, 1978, 1986; Habermas, 1989; Harvey, 1998). Estas teorías del desarrollo, producidas en el Primer Mundo, fueron asimiladas por las élites del Tercer Mundo, que no atendieron las particularidades de los procesos de cambio y transformación, y el papel de las estructuras de poder en la articulación de espacios y la conformación de regiones como América Latina (Rofman, 1984), al no considerar adecuadamente los recursos (políticos, intelectuales, humanos, sociales y naturales) y la especificidad histórica, socioeconómica y cultural de países periféricos (Furtado, 1965) como México, imponiendo un esquema de integración de las economías nacionales a la economía global, donde el paradigma es la apertura comercial al servicio del capital (Samira, 2005). Ante el fracaso del neoliberalismo, para investigadores del tema e incluso hasta para los think tanks, es evidente que más acá del libre mercado y otras ideologías radicales de la nueva derecha, el desarrollo está determinado localmente (CEPAL, 1995; 1999; OCDE, 2003; Monroy, 2005; Saha, 2007).

El espacio geográfico, punto de interferencia entre lo social y lo físico (Santos, 2000), se organiza y articula en territorios, donde el geógrafo, que "analiza, comprende y descifra el territorio, se convierte en un especialista del mismo" por lo que "constituye el profesional más capacitado sobre el territorio"1 y el análisis del desarrollo local ante el proceso de globalización se constituye como el ámbito de trabajo del geógrafo (Colegio de Geógrafos, 2003)– La geografía, como disciplina integradora de diferentes perspectivas para el análisis de la relación naturaleza–sociedad y de metodologías que combinan elementos cuantitativos y cualitativos, es entonces un instrumento eficaz para conocer, enfrentar los desafíos y buscar alternativas frente a una relación naturaleza–sociedad que está siendo sometida a cambios intensos que convierten en tarea imprescindible y prioritaria el desarrollo local (Monroy, 2005). Desde la geografía política y la geografía económica, diversos autores han hecho aportaciones teóricas a la construcción de un discurso que permita dilucidar las complejidades del desarrollo en países del Tercer Mundo y de economías periféricas (Finot, 2000), como es el caso de México (Santos, 1973, 1986, 1995, 1996, 2000; Benko, 1999). En la geografía existe una discusión teórica sobre el desarrollo y el poder local como factor del desarrollo socioeconómico de un territorio, ya sea analizado desde el territorio de una región o un municipio (Vázquez, 2000; Colegio de Geógrafos, 2003; Caracciolo y Foti, 2003). Aunque se ha planteado que la economía local es el factor primordial que determina el desarrollo local (Alburquerque: 1997), es necesario considerar también al poder local en la conformación del espacio social (Sánchez, 1991)2 del espacio local (Vargas, 2002).

El desarrollo es un concepto que se ha puesto a debate en términos del discurso político–filosófico, por estar asociado al contexto de la Ilustración y de una versión evolucionista del pensamiento moderno, mismos que se han puesto en cuestión en términos del pensamiento económico y geográfico por la falta de una determinación objetiva de los factores a partir de los cuales puede ser mesurado, por su propio dinamismo y por la frecuente revisión de las variables que servirían para medirlo. Si al concepto de "desarrollo" se le añade el adjetivo "socioeconómico", la complejidad se acentúa, ya que este último concepto combina e integra aspectos de producción, distribución y consumo de mercancías con aspectos políticos y sociales. Por ejemplo, a nivel local los procesos de industrialización y la construcción de infraestructura tienen como consecuencia la inmigración de personal técnico y mandos gerenciales y la migración de la población originaria, la cual, a su vez, interviene en la demografía local al interactuar la población con las dinámicas económicas, aspectos que se influyen recíprocamente y marcan profundas transformaciones en un territorio y en la vida de sus habitantes otra, la referencia espacial del desarrollo se ha movido del nivel nacional con el debilitamiento del Estado nación al nivel supranacional y local con el fortalecimiento de los bloques regionales de integración y con la descentralización de funciones en los gobiernos locales. Si bien es discutible su alcance desde una perspectiva histórica, el vínculo entre "desarrollo local" y organización industrial, que tiene como caso ejemplar el de los distritos industriales de Italia (Becattini, 1992; Bagnasco y Trigiglia, 1993), al buscar las categorías que dan la cuenta de la complejidad en la dinámica social y económica local es notorio que las empresarias impactan en las economías locales, en el empleo, en la recaudación tributaria y en la prestación de servicios, quedando demostrado que el establecimiento de empresas es crucial para el desarrollo económico local (OCDE, 2003).

Al abordar el desarrollo socioeconómico en este artículo, se hace referencia a un aspecto relevante como es el proceso de localización productiva, considerando que la localización industrial tiene un impacto significativo en el crecimiento económico y la acumulación de capital, pero también repercute en otras variables del desarrollo socioeconómico que se omitirán, como son demografía, vivienda y salud, entre otros. Desde la perspectiva aquí expuesta, la complejidad del desarrollo socioeconómico no está determinada por procesos económicos espontáneos, depende de factores sociales y políticos.

La regionalización socioeconómica es una herramienta teórico metodológica esencial en los estudios del espacio geográfico, permitiendo el análisis y la interpretación de la información geográfica. En México, diversos autores han propuesto regionalizaciones socioeconómicas con distintas escalas (Propín y Sánchez, 2000). Se definirá a la región socioeconómica como un territorio con determinados recursos naturales donde se desarrollan las fuerzas productivas con una base técnico–material y la consecuente infraestructura social y productiva (Celis, 1988). Las regiones de planificación fueron generadas como parte de la política regional del Estado monopolista (Luna y Honsch, 1986). La regionalización es un proceso de la realidad objetiva que genera como resultado diferentes procesos de desarrollo económico y social, así como un estado de dicha realidad que indica los resultados de los procesos históricos en la diferenciación del desarrollo económico y social. En este caso, se considerará como región objeto de análisis al territorio político–administrativo del municipio de Atlacomulco.

Actualmente, el análisis espacial de fenómenos socioeconómicos adolece de una concepción científica espacial sólida y consistente. En México, las fuentes oficiales de información estadística (INEGI, institutos estatales de estadística y geografía) no ofrecen información económica desagregada por localidades, ya que el mayor nivel de desagregación son los municipios, siendo éstos de una compleja heterogeneidad en su interior y de una enorme diversidad entre sí, con enormes diferencias de extensión, población y recursos. La información socioeconómica disponible se desglosa con respecto a un territorio delimitado administrativa y políticamente, en unidades artificiales que difícilmente corresponden a la división socioeconómica de las regiones, así como a los límites "naturales" físico–geográficos. Como un indicador fundamental para determinar el avance o retroceso del desarrollo socioeconómico, se consideraron como indicadores el empleo, con respecto a la Población Económicamente Activa ocupada en los diferentes sectores económicos, así como el índice de localización (Monroy, 2006), utilizando como insumo datos de indicadores calculados a partir de variables socioeconómicas y de localización industrial.

La idea central de este ensayo es que un factor fundamental en el proceso de localización industrial y el desarrollo socioeconómico está determinado por el poder local y el proceso sociohistórico de conformación de un territorio, de apropiación y articulación del espacio. Por ello, es posible ubicar varias etapas en el proceso de desarrollo socioeconómico y la localización industrial, las cuales poseen características específicas y se adaptan a las condiciones en la escala de lo local, lo regional, lo nacional y lo global. La perspectiva de este artículo es relacionar los factores sociales y políticos del desarrollo local y poder local en los procesos de localización industrial y desarrollo socioeconómico, así como los actores sociales y políticos presentes en la transformación del municipio de Atlacomulco, Estado de México, en el periodo 1980–2002, mostrando que en un proceso de localización industrial se modifican los indicadores socioeconómicos.

 

ESPACIO, TERRITORIO Y PODER LOCAL

El espacio geográfico es factor clave en la vida humana y un factor activo en las relaciones sociales (Lefebvre, 1973:32). El espacio social conforma un territorio concreto que cambiará con el tiempo, de acuerdo con los procesos históricos y con la estructura social que se desarrolla en su momento. El espacio se constituye como un escenario donde transcurren las relaciones sociales, y sobre el cual se produce el encuentro real de los distintos actores y fuerzas sociales. Así, la delimitación y el dominio del espacio serán la base de una estrategia de apropiación territorial. El análisis del desarrollo socioeconómico dependerá de los agentes sociales locales y extralocales, dado que la transformación del territorio vendría a ser un instrumento político manipulado intencionalmente: es un procedimiento en manos "de alguien", sea un individuo o una colectividad. Este procedimiento es de un poder, el poder de una clase dominante o de un grupo que puede representar a la sociedad global en ciertas ocasiones y, en otras, tener sus objetivos propios. Lefebvre sitúa al espacio dentro de las relaciones de poder entre clases, al colocarlo como un elemento estratégico para la realización del sistema. Este concepto permitirá una comprensión de la problemática social en sus manifestaciones espaciales, en las cuales existen relaciones de poder e intereses concretos. El espacio como símbolo de lo natural y de lo geográfico en su visión tradicional, maneja un marco teórico "neutral–natural", que procura ocultar que el espacio es tanto un producto social como del ejercicio del poder (Ibarra, 2004).

El territorio se relaciona con su estructura, donde las relaciones de poder, articuladas en una formación social, son factores esenciales en el proceso de articulación del espacio social a partir de la base espacial en el que actúan (Raffestin, 1980; Claval, 1982). Cada modo de producción requiere conseguir una articulación espacial que le conviene para sostenerse como tal (Sánchez, 1991). Un modo de producción representa una articulación conexa a las relaciones sociales que se establecen dentro de un espacio, en el cual los diferentes actores interactúan con el fin de alcanzar los objetivos deseados en las relaciones de poder. Esta articulación se da a partir del modelo de producción, administración y apropiación del valor excedente, propio de la formación social vigente en cada momento a partir del espacio social previo, que transforma un espacio físico de acuerdo con esta articulación. Cada espacio concreto deberá particularizarse de acuerdo con el entorno físico y con la articulación social previa, lo que dará como resultado múltiples variantes en su transformación y su especialización o especificidad productiva. Las transformaciones espaciales deben tomar en cuenta las características físicas del espacio y las articulaciones territorialmente históricas que se produjeron, así el resultado histórico de estas transformaciones se refleja en inversiones concretas materiales (Sánchez, 1998:82).

En resumen, es de particular interés entender el espacio en su constitución física y en su articulación social, pues permite pensar la producción del mismo, su funcionalización y especialización, donde las jerarquías espaciales cambian, unos espacios ganan influencia y otros pierden significación. Este proceso es dialéctico. Durante el mismo, se dan la funcionalización del mismo, la movilidad de factores, el cambio, así como la persistencia de espacios concretos y el proceso histórico dialéctico de la construcción del espacio. El espacio se convierte en el factor articulador general de las relaciones en el lugar de producción. El concepto de modo de producción se sitúa como un modelo teórico explicativo de las relaciones sociales que se generan alrededor de la acumulación y de la apropiación del excedente y el espacio, tanto en su producción que afectará la forma de hacerlo, así como en sus formas de legitimación (Weber, 1986) de la apropiación y transformación. Aquí adquieren su papel y dimensión la política, la ideología, la religión, la cultura y las relaciones interpersonales, de modo que no quedan marginados del modelo. En cada territorio, la formación social representa la articulación dinámica y dialéctica de los distintos momentos coexistentes, los cuales entran en pugna entre sí para alcanzar la hegemonía sobre los demás, conformándolos a sus intereses particulares (Santos, 2000:112).

 

ESPACIO SOCIAL, PROCESOS PRODUCTIVOS Y AGENTES DE PODER

En cada formación social, el espacio se articula funcionalmente de diversas maneras, de acuerdo con la producción y reproducción de valor; la utilización de recursos productivos; la movilidad de los diferentes factores; la circulación; la apropiación, y el reparto del excedente. La búsqueda del beneficio por parte de los gestores y apropiadores del valor y del espacio, siempre tendrá como consecuencia el desarrollo socioeconómico de un territorio. En este proceso, la división espacial da lugar a una localización diferencial de los procesos productivos, con la correspondiente fuerza de trabajo y población complementaria requerida, además de la localización de centros de poder/decisión. Estos centros y su participación en el proceso de la nueva división social y espacial productiva internacional (fragmentación, especialización, exclusión e inclusión) derivarán en diferencias espaciales estructurales, así como en usos del espacio funcionalmente diferenciados (Sánchez, 1998:65). Cuanto mayor es la división de los procesos productivos y la movilidad de los factores (como ocurre en la deslocalización y localización de procesos productivos), es más factible estructurarlos para optimizar la producción, el intercambio, el consumo, las inversiones y las decisiones. Según las relaciones de producción, las localizaciones de los procesos productivos, los centros de decisión y administración, así como de la fuerza de trabajo, crearán modelos que diferenciarán espacios de acuerdo con esta articulación, algunos vinculados más directamente en dinámicas globales que otros, donde sus variables sociodemográflcas se moverán de acuerdo con esta dinámica.

En el proceso de producción, reproducción y transformación, el espacio social debe ser entendido como la conformación socio–histórica enmarcada en límites espaciales y temporales concretos, pues el proceso de acumulación y apropiación llevan incorporadas necesariamente las relaciones de poder en su efecto doble: incrementar la producción y la apropiación del espacio. El análisis espacial debe partir de la consideración del proceso de producción que se desarrolla en el espacio geográfico, lo que implica reconocer a los actores sociales que están relacionados con dicho proceso de producción y de estructuración espacial. Cuando una localización de un sistema productivo se determina dentro de un ámbito espacial y social específico, el proceso de estructuración demandará recursos tanto materiales como humanos, y la dinámica que ejerza este sistema productivo tendrá efectos sobre la población. El proceso de análisis se debería efectuar considerando a la fuerza de trabajo como un recurso más entre otros recursos subordinados a la lógica y a las decisiones de los agentes de poder, entendidos como aquéllos que tienen la capacidad y la posibilidad de decisión sobre las inversiones y sobre las políticas públicas que serán aplicadas. En la medida que se da la producción de valor en un espacio determinado, la estructuración del espacio y la articulación de la población se subordinarán fundamentalmente al proceso productivo y a los cambios que se den en este ámbito espacial, sean éstos por las variaciones en el proceso productivo (reestructuración productiva, sectores en declive), la organización del trabajo (intensificación de la fuerza de trabajo, entre otros), en la división técnica del trabajo o en los productos (composición técnica trabajo–capital, cambio de demanda de producto o sustitución). Estos aspectos, en conjunto, determinarán en gran medida las transformaciones socioeconómicas del territorio en casi todos los aspectos, incluyendo los asentamientos poblacionales.

 

LOCALIZACIÓN DE ACTIVIDADES PRODUCTIVAS Y RELACIONES DE PODER

La estructuración y reestructuración del espacio se desarrolla a partir de una nueva dinámica en el desarrollo socioeconómico, ya sea una reestructuración productiva o un cambio de la especialización. El proceso de articulación y transformación espacial genera una demanda u oferta de espacio para satisfacer necesidades individuales y colectivas: espacio para el soporte del proceso productivo; para vivienda, para la comunicación; para espacios públicos. Todo esto permitirá el desarrollo de las relaciones sociales. En el proceso de acumulación existen diferentes formas y mecanismos sociales de apropiación del excedente, como la apropiación privada del excedente por parte del productor (o no productor), la apropiación colectiva o la institucional. Estas formas deben seguir un proceso simultáneo en la apropiación del excedente, primero de legitimación y luego de expansión o reproducción de la apropiación. Los procesos de acumulación de capital y de apropiación del espacio tienen distintos requerimientos: en la instancia social requieren de relaciones sociales de producción; en la instancia ideológica, de legitimación; en la instancia política requieren organización institucional. Es relevante la gestión del excedente y las formas que puede asumir, porque de éstas derivarán relaciones sociales específicas. Es importante la relación entre el proceso productivo, los agentes económicos, los agentes del poder local y el crecimiento socioeconómico de un territorio. En el proceso de comprensión de un ejemplo dado, se podrá determinar las características de las actividades clave por su peso cuantitativo, esto es, por la ocupación de recursos, el valor de producción y la dinámica de desarrollo económico que éste generaría. Pero desde el enfoque cualitativo, debe definirse la actividad clave que impulsó la apropiación y transformación del territorio a nivel local, los actores que estuvieron relacionados con la transformación espacial que impulsó esa actividad y la posibilidad de seguir transformando el espacio con las correspondientes consecuencias sociodemográficas.

 

PODER LOCAL Y AGENTES DE PODER

El poder local y sus relaciones son de suma importancia para la articulación del espacio, tanto por la vía del dominio del territorio como reflejo espacial de las relaciones de poder, como por la vía de la apropiación y gestión de los recursos y del espacio. Este planteamiento tiene sentido desde un punto de vista geográfico, dado que el poder, para alcanzar los objetivos que se propone, necesita la previa apropiación del espacio y su articulación posterior al sistema productivo dominante. Al igual que el poder intenta adecuar la estructura social a sus objetivos, deberá hacer lo mismo con el espacio en la medida en que éste no es neutro ante los distintos usos que se pretendan hacer de él. En cada caso debe procederse a la transformación de un espacio social de acuerdo con los objetivos que se quieran alcanzar. De esta forma, el espacio impone condiciones y condicionantes a la actuación del poder. Esto planteará la funcionalización del espacio a los intereses dominantes, con el objetivo de alcanzar una optimización en su participación como actores, sea como localización y asentamiento, como articulación de la estructura social o como circulación de los factores restantes (tanto materiales y productivos, como de difusión ideológica, cultural o científica, y de circulación de órdenes y respuestas). Sin embargo, para articular un territorio y atribuirle funciones determinadas, primero debe haberse conseguido su apropiación bajo cualquiera de las formas aceptadas por cada modelo social y, en el caso extremo, con la fórmula representada por la apropiación violenta. Por lo mismo, cada sociedad se nutre de mecanismos legitimadores de la apropiación del espacio. Hay que identificar el poder diferencial de los agentes directamente relacionados con la apropiación y con la transformación del territorio. Esta apropiación y transformación se efectúa a través de las relaciones, directas e indirectas, con los agentes del poder que lo facilitan. Ahora bien, se debe profundizar en el ámbito político pues los procesos sociales son fundamentalmente contradictorios, de modo que para comprender la dinámica de un subsistema de relaciones primero es preciso identificar las contradicciones que se presentan entre los diferentes agentes que interactúan, tanto los ubicados en lo local como los que, sin pertenecer a él, están vinculados con el circuito de apropiación por actuar en un mismo ámbito espacial (Coraggio, 1987a y 1987b).

Cuando se hace referencia a las transformaciones socioeconómicas de un territorio, se están considerando aquéllas que surgen del funcionamiento económico por las relaciones contrapuestas entre los diferentes agentes económicos, pero ya considerados como actores sociales y articulados como sectores sociales o grupos de poder. Las reivindicaciones generadas por el sistema de contradicciones y las fuerzas sociales que intervienen son potencialmente conflictivas, puesto que los agentes sociales actúan sobre ellas para tratar de definirlas en favor de sus intereses, visualizando su capacidad de presión, negociación y convencimiento (Moreno, 1984:42).3 Esto implica una articulación con la estructura del poder interno y con las formas de organización del poder externo (extra local). Para comprender el funcionamiento de una región no basta el análisis coyuntural, sino que se hace necesaria una visión histórica que permita interpretar acertadamente el actual sistema articulado de relaciones, sus tendencias y posibles transformaciones. En este análisis histórico se deben encontrar los elementos que intervienen en la formación de los grupos de poder, los agentes económicos y su estructuración en sectores sociales, así como el desarrollo de las contradicciones, conflictos e intereses que se dan en el marco de lo local y que determinan la construcción del territorio (Lacabana y Coriola, 1986). Así, el desarrollo socioeconómico es resultado histórico de la producción (y reproducción) del territorio.

 

DESARROLLO SOCIOECONÓMICO Y ACTIVIDADES PRODUCTIVAS EN EL ÁMBITO LOCAL

En el ámbito espacial existen múltiples factores por medio de los cuales se puede producir y transformar el territorio: localización, movilidad, división, jerarquización, funcionalización y precio del suelo, entre otros. La manipulación de estos factores, así como la articulación de los factores del sistema productivo se producirá a través de los agentes de poder y de grupos económicos interesados en la transformación espacial con la finalidad de estructurarlo de acuerdo con las exigencias de los procesos productivos en un ámbito espacial concreto. Los factores básicos que conforman el sistema productivo de acuerdo con los recursos son: a) factores humanos, b) factores técnicos, c) factores físicos, y d) factores de capital o financieros. La combinación de los factores humanos, técnicos y físicos configura la capacidad productiva del trabajo y su desarrollo determina el impulso de las fuerzas productivas. La forma de articulación entre factores humanos y de capital es de suma importancia, puesto que de ella se derivan las relaciones sociales de producción; de la articulación de los dos niveles anteriores resultan los modos de producción específicos, de la articulación hegemónica de los modos de producción existentes en cada sociedad resultará la formación social (Sánchez, 1998). La importancia espacial de estos factores abre el campo de la composición sobre la forma que puede adoptar el sistema económico productivo en cada espacio geográfico.

La dinamización espacial de todos los factores es un hecho esencial para que pueda tener lugar el proceso productivo mismo, ya que éste sólo puede darse en unidades productivas espacialmente localizadas, en las que se reúne todo el conjunto de recursos que requiera aquella actividad productiva. En otros espacios es indispensable que existan o se generen los factores como la fuerza de trabajo (obreros, técnicos, etc.) para un proceso productivo; esto no ocurre en forma espontánea, sino que conlleva un proceso de articulación temporal, donde el Estado juega un papel importante, sobre todo en zonas donde nunca ha existido una tradición de actividad productiva que se empiece a articular, donde la hegemonía de la actividad productiva determinará la articulación espacial. Cualquier variación en los ritmos de crecimiento productivo que se separen del crecimiento natural de la población, hará indispensable una readecuación demográfica coherente o, de lo contrario, aparecerán disfunciones por exceso o por defecto, según sea el signo y la dirección de los cambios producidos. La composición orgánica del trabajo es entendida como la estructura de calificaciones en la empresa, cuya importancia geográfica se plasmará en el desarrollo de las fuerzas productivas en el espacio, y da lugar al segundo tipo de movilidad: la de los recursos técnicos y de capital hacia los asentamientos de fuerza de trabajo.

 

EL PODER LOCAL COMO FACTOR DE LA LOCALIZACIÓN INDUSTRIAL Y DESARROLLO SOCIOECONÓMICO EN EL MUNICIPIO DE ATLACOMULCO

El territorio del municipio de Atlacomulco se localiza en la zona noroeste del Estado de México. Se localiza a 42 km de la ciudad de Toluca de Lerdo, la capital del Estado de México, y a 110 de la Ciudad de México. Atlacomulco sufrió una transformación acelerada con el cambio de su base económica agrícola a una base económica industrial y terciaria que repercutió directamente en las variables sociodemográficas que vuelven significativa el área en estudio. Cabe destacar el aumento absoluto del empleo en el sector secundario que pasó de 954 empleos en 1980 a 5 680 en 2000, el crecimiento más rápido en proporción con los otros sectores, sin duda debido a la localización de industrias manufactureras.

El municipio de Atlacomulco representa un caso en el que las variables socioeconómicas han cambiado positivamente en el periodo 1980–2002, debido un proceso de industrialización. Para analizar su crecimiento socioeconómico, se debe estudiar la construcción social del espacio que configura las condiciones, no sólo "naturales", sino socialmente construidas, que permitieron y favorecieron el desarrollo industrial. No se puede entender el proceso socioeconómico y el proceso de localización industrial en Atlacomulco sólo desde la perspectiva de un comportamiento racional–economicista (Humphrey y Schmitz, 1996); este enfoque puede ser parcialmente útil en un análisis indicativo que tome en cuenta ciertos indicadores de manera aislada, pero no es suficiente para entender el caso específico de este municipio (Schteingart y Duhau, 2001).4 En Atlacomulco el desarrollo socioeconómico fue influenciado por su conformación sociohistórica y las redes de poder local y su participación, no sólo en el ámbito del municipio, sino en las redes de poder político a nivel estatal y nacional. Este factor es determinante para entender el desarrollo de ciertas actividades productivas, así como de la transformación y apropiación del territorio, a partir del regionalismo encarnado en el "Grupo Atlacomulco".

En la historia de México como nación, el regionalismo ha sido una fuerza fundamental en el ámbito político. La fisonomía natural y la abrupta orografía del territorio en el pasado presentó un obstáculo para la integración y la comunicación, por lo que las formas de hacer política tuvieron relación con el énfasis puesto en el contacto personal, y las relaciones directas han mostrado la tendencia a ubicarse de acuerdo con lealtades locales determinantes para el desarrollo regional. Una consecuencia fundamental fue que muchos mexicanos consideraran que su región, su pueblo, su ciudad, su estado, era el escenario básico de su acción política (Smith, 1979:79). En otras entidades, pero sobre todo en el Estado de México, desde el periodo de guerras civiles denominado revolución (1910–1934) hasta la fecha, el poder en las localidades se ha organizado en torno de los terratenientes, los caciques, los comerciantes y los jefes regionales (caciques o caudillos) quienes fundaron su fuerza en coaliciones que solían ser multiclasistas, de arraigo local, integradas en partidos de alcance nacional y estatal: el PNR y después el PRI, siendo éste último el partido hegemónico que a la fecha sigue gobernando sin alternancia alguna en el Estado de México y el municipio de Atlacomulco.

Una de las especificidades de esta formación económico–social con base en el predominio de la política es la presencia de instituciones débiles, lo que provoca que la política informal (la no reglamentada), cobre gran importancia en los espacios de poder. Los cacicazgos, caudillismos, los liderazgos morales y las redes informales de poder han ocupado un papel central, no sólo en la construcción de espacios políticos, sino también en la forma en como se construyen los espacios de poder económicos y sociales. Por ello resulta necesario analizar la ingerencia de los actores políticos informales en la construcción del territorio. En ese sentido, es importante tomar en cuenta la existencia del "Grupo Atlacomulco", grupo político que se define como "un conjunto de individuos que establecen una alianza informal y que poseen el objetivo común de acceder o conservar el poder político, para lo cual realizan una acción concertada, además de que pueden o no poseer otro tipo de vínculo" (Flores citado por Ibarra, 2004:15). El "Grupo Atlacomulco" y el paso de sus integrantes por instituciones, en diversas escalas de poder, tanto locales como regionales e incluso nacionales, y que abarca personajes de la política5 del México contemporáneo, han sido factor clave en la transformación y construcción de espacios en el municipio, en donde este proceso permitió la reproducción de las relaciones de poder, tanto en su vertiente política como económica y su consecuente dinámica socioeconómica. A partir de 1942 es significativa la presencia de políticos de Atlacomulco en el gabinete del Gobierno del Estado de México, como funcionarios estatales, en legislaturas o en presidencias municipales. El primer dato importante es la pauta que se observa en casi todos los gobernadores del Estado de México: incorporar en su periodo una porción significativa de políticos nacidos en Atlacomulco. Emblemáticos son los casos de Isidro Fabela y Arturo Montiel, ambos originarios de Atlacomulco y gobernadores del Estado de México entre las décadas de 1940 a 1990, que no sólo promovieron políticamente a coterráneos, sino que incluso promovieron y prácticamente designaron a sus sucesores (Hernández, 1998; Toribio, 2000; Monroy, 2005).

En la configuración del poder local a partir del cacicazgo y la organización corporativa a partir de un sistema de partido hegemónico en el gobierno, con un predominio del centro y la debilidad de la base económica de los municipios las especificidades del sistema político mexicano (Smith, 1979), es necesario recurrir no sólo a lo que es manifiesto, formal y reglamentado, sino a lo que es informal, implícito, no reglamentado e incluso ilegítimo e ilegal, todo ello constitutivo del territorio (Ibarra, 2004:35). En este sentido, el control o la influencia de un grupo político sobre el poder local, tiene dos consecuencias: primero, que miembros destacados de éste integren no sólo los gobiernos siguientes, sino que ocupen cargos de decisión o presidencias municipales que son la base de dominio caciquil; en segundo lugar, que la voz del líder o de los líderes sea fundamental para el rumbo económico y político de la región. Mientras esta red de poder político se afianzaba en el ámbito político, en el plano económico, con la dinámica capitalista se plantearon esquemas diferentes de reproducción social, así como distintas formas de apropiación del excedente y del espacio: para los indígenas se estableció la categoría de campesinos. En el periodo posrevolucionario y de la posguerra en el mundo, el capitalismo se desarrolló rápidamente; esto se logró principalmente a través de la adopción de métodos, formas de organización y comportamientos propios del ciclo capitalista. La acción del gobierno en este caso fue apoyar el desarrollo de la agricultura, base del desarrollo industrial endógeno. Después de la Revolución iniciada en México en 1910, el Estado mexicano legitimó formas de tenencia de la tierra que le permitieron retener la hegemonía y el control político y social, a pesar del reparto agrario y la creación de ejidos. De la misma manera aconteció en Atlacomulco, donde el poder local y la tenencia de las grandes haciendas quedaron en manos de los caciques tradicionales. Posteriormente, en Atlacomulco se generó un proceso de crecimiento comercial, producto de la gestión del poder local para crear una red carretera que conectara al municipio con la capital del Estado de México, Toluca, y que, a su vez, conectara a los municipios aledaños a Atlacomulco para tener una vía de comunicación y salida hacia Toluca.

Estos procesos de transformación generaron cambios en la configuración sociodemográfica del municipio, como la densidad de población, la localización de las unidades de producción, la distribución de las funciones sociales, la diversificación y el cambio en las actividades de reproducción de valor, la diversificación en el grado de apropiación del excedente y la diversificación de los servicios y, por ende, se registró un crecimiento de demanda de vivienda, demanda de suelo, crecimiento de la rentas, demanda de locales comerciales, etc. Se generó una serie de cambios que impactaron en la configuración del territorio para dar respuesta a los intereses económicos dominantes de los caciques tradicionales (comercio y agricultura), de grupos políticos locales y extralocales y empresarios, mediante la transformación y, en su caso, funcionalización del espacio con la construcción posterior de un parque industrial. La funcionalización industrial se planteó dentro de un proceso de transformación y diferenciación espacial; esta nueva articulación tiene que ver con las nuevas formas de acumulación que se manifiestan en la construcción de centros comerciales, zonas residenciales y de interés social, un estadio de fútbol, etcétera.

De acuerdo con lo anterior, en las décadas recientes se desarrolló un nuevo modelo de producción, administración y apropiación de valor, que funcionalizó el espacio a partir de la dinámica industrial en el municipio y, de acuerdo con sus condicionantes de localización productiva, se determinaron las formas de asentamiento de la población y las necesidades de espacios complementarios como la localización residencial ligada a la estructura de localización ocupacional que implica una estructura de asentamiento de la fuerza de trabajo. En este sentido, destaca el crecimiento de zonas habitacionales de interés social a partir de la década de 1990. Con respecto a la cuestión demográfica y el tema migratorio, en la década de 1970 Atlacomulco era considerado un municipio expulsor de población. Sin embargo, esto cambió a partir de la década de 1980, cuando se implementaron políticas de impulso a las actividades industriales y comerciales, generándose mejores condiciones de vida que hicieron del municipio un lugar para el arraigo de los habitantes, además de presentar ventajas de bienestar, principalmente en la forma de oferta de trabajo, para atraer a la población que pretende emigrar (Arias, 1997).

En el periodo 1995–2005 el municipio presentó un acelerado ritmo de crecimiento demográfico con respecto a la región y el Estado de México; de acuerdo con los censos de población y vivienda, tenía 31 764 habitantes en 1970; 39 124 en 1980; 54 067 en 1990; y 76 750 para el año 2000 (Ibid.). Puede observarse que de 1970 a 1980 el crecimiento no fue muy significativo, pero de 1980 a 2000 la población casi se duplicó. De 1995 a 2000 el municipio registró una tasa promedio de crecimiento anual de 3.6%, mientras la tasa promedio de crecimiento anual en el ámbito regional es de 2.05%, por lo cual el crecimiento en el municipio de Atlacomulco es mayor que el total de la región V, entre cuyos municipios destaca Atlacomulco. Por ejemplo, la tasa de crecimiento anual de Atlacomulco es superior con respecto a la tasa de crecimiento anual de Ixtlahuaca, que en 2000 tenía una población de 115 165 habitantes y una tasa anual de crecimiento de 1.4% entre 1995 y 2000. Este crecimiento promedio anual de población se puede explicar, principalmente, por el cambio de función del territorio que pasó de la agricultura extensiva a la función industrial en los años ochenta. El cambio de actividad generó la demanda de fuerza de trabajo que la actividad industrial exige, asimismo, impulsó la construcción; resultado de la demanda de nuevos espacios habitacionales y oferta excedente de mano de obra. El municipio de Atlacomulco presenta un saldo neto migratorio positivo de 3 887 personas y una tasa de crecimiento social de 1.09% promedio anual (1990–2000), por lo que es un municipio que muestra atracción poblacional moderada (Garza y Sobrino, 1989). Por tanto, si se mantiene esta tendencia de crecimiento social, el municipio se podría consolidar como un lugar atrayente para la población, capaz de ofrecer mayores ventajas económicas y de bienestar social. En cuanto a las proyecciones de población realizadas por el Ayuntamiento, en el Plan de Desarrollo Municipal 2000–2003 se estimó que para el 2005 se proyecta una población de 126 015 habitantes, por lo que se presenta un escenario muy optimista en lo que se refiere al crecimiento poblacional.

Al considerar el sector de actividad económica en que labora la Población Económicamente Activa, específicamente en el sector secundario–industria manufacturera y en el sector terciario–comercio y servicios, es evidente que Atlacomulco presentó una transformación acelerada en el cambio de su base económica agrícola a una base económica industrial y terciaria en menos de 15 años. Al interior de la Región Atlacomulco, la participación productiva de la industria manufacturera se incrementó en el periodo de estudio por encima del promedio presentado en otros municipios de la región. Lo anterior se verificó al contrastar el índice de participación productiva del municipio de Atlacomulco, comparado con los otros municipios que conforman la región Atlacomulco (Figuras 1 y 2).

Lo anterior repercutió directamente en las variables sociodemográficas del municipio de Atlacomulco. Para conocer la transformación de la estructura económica municipal es importante ver cómo en el periodo 1980–2000 se distribuye la población ocupada, y el porcentaje del total y el número absoluto de la misma que se concentra en cada uno de los sectores económicos (Cuadro 1). En el 2000, 82% de su población ocupada total se dedicaba a las actividades secundarias y terciarias.

El desarrollo socioeconómico y la localización industrial se hallan directamente vinculados a grupos económicos y el poder local de la zona que actualmente es un centro industrial y comercial de importancia regional (Cuadro 2).

El Cuadro 2 muestra que en la década de 1980 el municipio de Atlacomulco se especializaba en el sector primario y terciario, mientras que el secundario presentó sólo una tendencia de especialización, pues se encontraba cercano a 1. Para la década de 1990 sigue predominando e incrementándose el sector terciario. No obstante, el sector primario disminuyó de forma notoria, pasando de 1.02 en 1980 a 0.58 en 1990, por lo que ya no se considera como actividad principal. Un sector importante es el secundario, que empezó a consolidar su tendencia hacia la especialización de 0.77 en 1980 a 0.90 en 1990. A partir del 2000 se siguió manteniendo un predominio del sector terciario como especializado, incrementando ligeramente esta posición, de 1.03 en 1980 a 1.95 en el 2000. Por su parte, el sector primario decrece nuevamente de 0.58 en 1990 a 0.52 en el 2000, por lo que ya no se considera como un municipio especializado en la actividad primaria (agrícola). Esto se explica por el desplazamiento de población ocupada de este sector hacia el secundario y terciario. Por otra parte, el municipio se especializó en el sector secundario en el 2000 al pasar de 0.90 a 1.5, considerado como especializado ya que es ligeramente mayor a 1.

Lo anterior abre una serie de cuestionamientos sobre los impulsos que han generado estas transformaciones, y si éstos han sido circunstanciales o previamente construidos con la finalidad de impulsar el desarrollo industrial por grupos económicos y políticos de la zona, con el objetivo de convertir a Atlacomulco en un municipio con dinámicas de crecimiento diferentes a las de la región, con una construcción del espacio que relaciona su dinámica y transformación al "Grupo Atlacomulco". Ésta es una de las agrupaciones políticas con mayor influencia en las últimas décadas en la política nacional y estatal, y sin duda ha influido en la transformación del municipio, lo que se tratará de explicar en los siguientes apartados a partir del análisis de la construcción social del espacio en Atlacomulco.

 

PODER LOCAL COMO FACTOR DE LOCALIZACIÓN INDUSTRIAL EN ATLACOMULCO

Si se parte de que el "Grupo Atlacomulco" determinó en un grado importante la localización de la industria en el municipio de Atlacomulco, este trabajo precisa de una evidencia empírica que fortalezca lo antedicho, y que permita demostrar la relación e influencia del poder en la localización de empresas. Por este motivo se recurre a continuación a un modelo matemático que permite relacionar la localización de las empresas en Atlacomulco por años y la relación de gobernadores originarios de Atlacomulco, tal como se muestra en el Cuadro 3.

Los resultados de la aplicación del modelo matemático son los siguientes (Cuadros 4 y 5, Figuras 3 y 4): si se toma el valor esperado del número de empresas instaladas considerando que hay presencia de gobernadores de Atlacomulco, éste es de 2.25 empresas.

E (EM|GOB = 1) = 0.636364 + 1.613636 = 2.25.

Si se toma el número de empresas instaladas considerando que no hay presencia de gobernadores de Atlacomulco, el número de empresas es únicamente de 0.63.

E (EM|GOB = 0) = 0.636364.

Al realizar una evaluación estadística del modelo, se tienen los siguientes datos:

1. La prueba de significancia estadística (t–statistic) muestra que la variable dummy GOB es estadísticamente significativa en cualquiera de los niveles de significancia usuales (1, 10 y 5%, respectivamente). La constante, que en este caso indica la ausencia de gobernadores de Atlacomulco como determinante de la localización industrial, es estadísticamente significativa sólo al 10%.

2. La prueba Jarque–Bera muestra evidencia de normalidad en la distribución de los residuales, por lo cual la inferencia estadística es confiable. La prueba LM de autocorrelación serial de orden superior indica que no existe autocorrelación serial. Las pruebas de heterocedasticidad ARCH y White muestran que los errores son homocedásticos. Finalmente, las pruebas de estabilidad CUSUM muestran que no hay cambio estructural en los parámetros del modelo.

En general, el modelo es satisfactorio estadísticamente. Con el fin de encontrar elementos que sirvan para explicar mejor el fenómeno de la apropiación y transformación del espacio por la influencia del poder político, la aplicación de un modelo matemático como evidencia empírica del fenómeno, permite comprender el proceso de apropiación espacial bajo la influencia de la articulación de los grupos de poder. El modelo matemático expuesto permite verificar la relación e influencia matemática de gobernadores oriundos de Atlacomulco y la localización de empresas durante su gestión; la relación de esta evidencia matemática permite fortalecer el análisis de los elementos políticos y sociales como elementos fundamentales en la construcción del espacio en general y del espacio industrial en particular.

Ahora bien, la localización y re–localización de las empresas en Atlacomulco se deben a muchos factores, entre ellos el factor político y la influencia del poder del "Grupo Atlacomulco"; así, la localización está relacionada con la presencia de gobernadores oriundos de la zona. Para entender la localización de las empresas en Atlacomulco, sin duda se tiene que entender la configuración del espacio; el "Grupo Atlacomulco", dentro de la estructura de gobierno, influyó en la transformación del espacio en Atlacomulco para facilitar la instalación de empresas en el municipio e incidir en ella. En este sentido, la localización de las empresas no debe entenderse desde el momento de su localización sino desde la construcción de espacios que lo permiten, pues desde ese momento se puede deducir que grupos económicos y políticos influyen para que esa transformación se lleve a cabo. El fenómeno de industrialización no sigue una dinámica natural de los procesos productivos, sino que tiene que ver con actores locales que tienen una relación con el poder y la política en los ámbitos local, nacional e internacional. Esto lleva al análisis de la transformación del espacio de acuerdo con determinaciones sociales, y sobre todo políticas, en Atlacomulco.

En este municipio surgió uno de los grupos políticos con mayor fuerza e impacto en la política del México contemporáneo, el llamado "Grupo Atlacomulco", el cual tiene gran influencia y puestos de poder en el ámbito estatal primero y en el nacional después. La influencia de este grupo en el municipio es notable, no sólo porque éste se convirtió en el origen de un grupo de políticos, sino por el desarrollo e influencia que ese grupo propició en un territorio, originalmente rural y con poca importancia por su población, para convertirlo en un espacio que cuenta con un corredor industrial y que se ha transformado, como consecuencia del ascenso de los políticos del lugar.

En México, las transformaciones se dieron en una sociedad con un sistema "democrático liberal representativo" en términos formales, con elecciones para cargos de elección popular. Aunque esta condición debería explicar la construcción del espacio dentro del marco regulatorio, el análisis del poder local como factor político del desarrollo socioeconómico en el caso Atlacomulco, permite demostrar la organización de los espacios y los elementos que fueron tomados en cuenta para construir, por ejemplo, ciertas carreteras, parques industriales o monumentos públicos. El espacio no es un mero elemento racional funcionalista, por lo que los elementos normativos se ven manipulados por mecanismos y sujetos informales dentro de un sistema político que permea, reconfigura, transforma y apropia los espacios.

 

CONSIDERACIONES FINALES

El caso del municipio de Atlacomulco es un ejemplo de cómo la organización del espacio y el proceso de industrialización han sido influidos de manera fundamental por el poder local, por la configuración de las relaciones y el impacto político de una red de actores locales que trascendió del ámbito local al ámbito estatal y nacional. La aplicación de un modelo matemático permitió verificar que el factor político determinó el desarrollo socioeconómico, al establecer una correlación positiva entre el número de gobernadores del Estado de México nacidos en Atlacomulco y la localización de empresas en dicho municipio. La propuesta de este artículo es la de sustentar con evidencia empírica, a partir de un caso específico, el del municipio de Atlacomulco, la articulación de los espacios del poder, entendidos éstos como la articulación social del espacio, a través de la relación entre el desarrollo local y el poder local en los procesos de localización industrial y desarrollo socioeconómico en un territorio.

 

REFERENCIAS

Alburquerque, F. (1997), Metodología para el desarrollo económico local, ILPES–CEPAL.        [ Links ]

Arendt Arendt, H. (1958), La condición humana, Paidós, Barcelona.        [ Links ]

Arias, M. (1997), Atlacomulco, monografía municipal, Toluca, Gobierno del Estado de México–Amecron–Instituto Mexiquense Cultural.        [ Links ]

Anderson, P. (1978), Consideraciones sobre el marxismo occidental, Siglo Veintiuno de España Editores, Madrid.        [ Links ]

Anderson, P. (1986), Tras las huellas del materialismo histórico, Siglo Veintiuno de España Editores, Madrid.        [ Links ]

Bell, D, (1989), Las contradiciones culturales del capitalismo, Conaculta/Alianza Editorial, México.        [ Links ]

Bell, D. (1991), El advenimiento de la sociedad postindustrial, Madrid, Alianza Universidad.        [ Links ]

Benko, G. (1999), Economia, espaço e globalização: na aurora do seculo XXI, São Paulo, Hucitec.        [ Links ]

Borja, J. y M. Castells (1997), Local y Global. La gestión de las ciudades en la era de la información, Taurus, Barcelona.        [ Links ]

Caracciolo, M. y M. P. Foti (2003), Economía solidaria y capital social. Contribuciones al desarrollo local, Paidós, Argentina.        [ Links ]

Caravaca, I. (1998), Cambios socioeconómicos, desempleo y desequilibrios territoriales en España. Globalización y territorio, impactos y perspectivas, Instituto de Estudios Urbanos–Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago de Chile.        [ Links ]

Cardoso, F. H. y E. Faletto (1969), Dependencia y desarrollo en América Latina.        [ Links ]

Castells, M. (1988), La cuestión urbana, Siglo XXI Editores, México.        [ Links ]

Castells, M. (1997), La era de la información. Economía, Sociedad y Cultura, vol. 1, La Sociedad Red, Alianza Editorial, Madrid.        [ Links ]

Celis, F. (1988), "El espacio, la región y la regionalización", en Análisis Regional, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, Cuba.        [ Links ]

CEPAL (1995), Espacio, territorio y desarrollo económico local, LC/IP/R.160.        [ Links ]

CEPAL (1999), Territorio, competitividad sistémica y desarrollo endógeno: metodología para el estudio de los sistemas regionales de innovación, LC/IP/L.167.        [ Links ]

Claval, P. (1982), Espacio y poder, Fondo de Cultura Económica, México.        [ Links ]

Colegio de Geógrafos (2003), "El desarrollo local: ámbito de trabajo del geógrafo profesional", en: www.geografos.org.        [ Links ]

Coraggio, J. L. (1987a), "Los complejos territoriales dentro del contexto de los subsistemas de producción y circulación", Textos de Ciudad, 2, Quito.        [ Links ]

Coraggio, J. L. (1987b), Territorios en transición. Crítica a la planeación regional en América Latina, Fondo de Cultura Económica, México.        [ Links ]

Estébanez, J. (1990), "El carácter de la Geografía", en Puyol, R. (coord.), Geografía humana, Pirámide, Madrid.        [ Links ]

Estébanez, J. (1996), "La Geografía hoy, un reto educativo en el marco de la reforma educativa", en Grupo de didáctica de la Geografía, AGE, III Jornadas de Didáctica de la Geografía, Universidad Complutense de Madrid, Madrid.        [ Links ]

Finot, I. (2000), "Elementos para una reorientación de las políticas de descentralización y participación en América Latina", Documento del CLAD, http://www.clad.org.ve/rev15/Finot.html.        [ Links ]

Furtado, C. (1965), Dialéctica del desarrollo, Fondo de Cultura Económica, México.        [ Links ]

García, A. (coord.; 1986), Geografía y marxismo, Universidad Complutense de Madrid, Madrid.        [ Links ]

Garza, G. y L. Jaime Sobrino (1989), Industrialización periférica del sistema de ciudades de Sinaloa, El Colegio de México, México.        [ Links ]

Gellner, E. (1964), Thought and Change, Weidenfeld and Nicolson, Londres.        [ Links ]

Giddens, A. (1971), Capitalism and modern social theory. An analysis of the writtings as Marx, Durkheim and Max Weber. University Press, Cambridge–Londres.        [ Links ]

Ibarra, V. (2004), Los espacios del poder del Grupo Atlacomulco, tesis Doctoral, UNAM, México.        [ Links ]

Habermas, J. (1989), The structural transformation of the public sphere, Polity Press, Cambridge.        [ Links ]

Harvey, D. (1982), Los límites del capital, Fondo de Cultura Económica, México.        [ Links ]

Harvey, D. (1983), Teorías, leyes y modelos en geografía, Alianza, Madrid.        [ Links ]

Harvey, D. (1998), La condición de la posmodernidad, Amorrortu, Buenos Aires.        [ Links ]

Harvey, D. (2003), Espacios de esperanza, Akal, Madrid.        [ Links ]

Hernández, R. (1998), Amistades, compromisos y lealtades: líderes y grupos políticos en el Estado de México, 1942–1993, El Colegio de México, México.        [ Links ]

Humphrey, J. and H. Schmitz (1996), "The triple C approach to local industrial policy", World Development, vol. 24, no. 12, pp.1859–1877.        [ Links ]

Lacabada, M. y C. Carióla (1986), "Circuitos de acumulación: una perspectiva de análisis integral para la planificación regional", Cuadernos del CENDES, 5, Caracas.        [ Links ]

Lefebvre, H. (1968), El derecho a la ciudad, Península, Barcelona.        [ Links ]

Lefebvre, H. (1971), De lo rural a lo urbano, Península, Barcelona.        [ Links ]

Lefebvre, H. (1973), El pensamiento marxista y la ciudad, Extemporáneos, México.        [ Links ]

Luna, A. M. y F. Honsch (1986), "Representación del proceso de monopolización de la economía azucarera en Cuba", Wissenschajfliche Mitteilungen, Leipzig, pp. 29–38.        [ Links ]

Monroy, J. F. (2004), "La transformación del espacio en la era global", Convergencia, Revista de Ciencias Sociales, Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, UAEM, Estado de México, pp. 131–158.        [ Links ]

Monroy Gaytán, J. F. (2005), Industria y poder: el caso del municipio de Atlacomulco, Estado de México, tesis de Doctorado en Geografía, Facultad de Filosofía y Letras, UNAM, México.        [ Links ]

Monroy Gaytán, J. F. (2005), "Análisis crítico de las UEAS: teorías del desarrollo local"., inédito.        [ Links ]

Moreno, O. (1984), "El estado y la cuestión regional en Venezuela", Cuadernos del CENDES, 4, Caracas.        [ Links ]

OCDE (2003), Iniciativa empresarial y desarrollo económico local, París.        [ Links ]

Pillet, F. (1999), "El espacio y la influencia de Milton Santos", en Panadero, M. y F. Cebrián (coords.), América Latina: lógicas locales y lógicas globales, Universidad de Castilla La Mancha, Cuenca, pp. 205–217.        [ Links ]

Pillet, F. (2004), "La geografía y las distintas aceptaciones del espacio geográfico", Investigaciones Geográficas, núm. 34, Instituto Universitario de Geografía, Universidad de Alicante, España, pp. 141–154.        [ Links ]

Propín, E. y Á. Sánchez–Crispín (2002), "La estructura regional del turismo en México". Eria 59, Universidad de Oviedo, España, pp. 386–394.        [ Links ]

Quaini, M. (1985), Marxismo y Geografía, Oikos–Tau, Barcelona.        [ Links ]

Raffestin, C. (1980), Pour une geographie du pouvoir, Libraries Techniques, París.        [ Links ]

Rofman, A. B. (1984), Dependencia: estructura de poder y formación regional en América Latina, Siglo XXI, México.        [ Links ]

Saha, S. (2007), "Desarrollo local: enfoques y conceptos", en www.comprebonaerense.gba.gov.ar.        [ Links ]

Samira Peduti, K. (2005), "Usos do território: uma questão política", Anais do X Encontro de Geógrafos da América Latina, Universidade de São Paulo, Brasil.        [ Links ]

Sánchez, J.–E. (1981), La Geografía y el espacio social del poder, Amelia Romero, Barcelona.        [ Links ]

Sánchez, J.–E. (1991), Espacio, economía y sociedad, Siglo XXI, Madrid.        [ Links ]

Sánchez, J.–E. (1992), Geografía política, Síntesis, Madrid.        [ Links ]

Sánchez, J.–E. (1998), La gran empresa en España: un proceso de dependencia y concentración, Consejo Económico y Social, Madrid.        [ Links ]

Santos, M. (1973) Geografía y economía urbanas en los países subdesarrollados, Barcelona, Oikos–Tau.        [ Links ]

Santos, M. (1986), "Espacio y método", Geocrítica, Cuadernos críticos de Geografía humana, núm. 65, Barcelona.        [ Links ]

Santos, M. (1995), De la totalidad al lugar, Oikos–Tau, Barcelona.        [ Links ]

Santos, M. (1996), O Espaço do Cidadão, 3a. ed., Nobel, São Paulo, Brasil.        [ Links ]

Santos, M. (2000), La naturaleza del espacio: técnica y tiempo: razón y emoción, Ariel, Barcelona.        [ Links ]

Schteingart, M. y E. Duhau (coords.; 2001), Transición política y democracia municipal en México y Colombia, Global Urban Research Initiative–Miguel Ángel Porrúa, México.        [ Links ]

Segrelles, J. A. (2002), Geografía humana. Fundamentos, métodos y conceptos, ECU, Universidad de Alicante, España.        [ Links ]

Smith, P. (1979), Labyrinths of Power. Political Recruitment in Twentieth Century in Mexico, Princeton University Press, USA.        [ Links ]

Toribio, J. (2000), El grupo Atlacomulco, secretos, Ágora, Toluca, Estado de México.        [ Links ]

Vargas Hernández, J. G. (2002), "Nuevas formas de gobernabilidad local", El Catoblepas, núm. 9, noviembre, pp. 12 y ss.        [ Links ]

Vázquez–Barquero, A. (2000), "La política de desarrollo económico local", Desarrollo económico local y descentralización en América Latina: un análisis comparativo, CEPAL–GTZ, Santiago de Chile.        [ Links ]

Weber, M. (1986), Economía y sociedad, Fondo de Cultura Económica, México.        [ Links ]

 

Notas

1  Véase el informe del Colegio de Geógrafos de España (2003) "El desarrollo local: ámbito de trabajo del geógrafo profesional".

2  El poder entendido como "las relaciones de poder (que) son el factor esencial en el proceso de articulación del espacio social".

3  "La reivindicación espacial es, generalmente, el objetivo del sector social dominante en el nivel regional, pero que debe aparecer en términos del objetivo de la mayoría de la población".

4  Habría que observar, adicionalmente, que a la fecha (2008) la transición política y la alternancia no han llegado a este municipio como es el caso de la mayoría en México (Schteingart y Duhau, 2001).

5  Como Isidro Fabela, han sido también gobernadores y legisladores y funcionarios federales Carlos Hank González (aunque originario de otro municipio, vivió en Atlacomulco donde trabajó como profesor de secundaria), Alfredo del Mazo, Emilio Chuayffet (ahijado de Hank) y Arturo Montiel (coordinador de campaña de Chuayfett).

Creative Commons License Todo el contenido de esta revista, excepto dónde está identificado, está bajo una Licencia Creative Commons