Introducción
La cuantificación del consumo de alimentos ricos en polifenoles (PF), los cuales son componentes bioactivos responsables de brindar color, olor, sabor y textura a los alimentos vegetales, ha destacado dentro de la comunidad científica en los últimos años (Tsao, 2010). Se ha reportado que los PF son capaces de conferir efectos benéficos a la salud debido a sus propiedades vasodilatadoras, antitrombóticas, antiinflamatorias, antilipémicas, antiaterogénicas, antiapópticas, cardioprotectoras y antioxidantes (Di Lorenzo et al., 2021; Durazzo et al., 2019).
Los PF son una extensa familia de metabolitos de origen vegetal con uno o más grupos hidroxilos (OH) unidos a uno o más anillos aromáticos (Durazzo et al., 2019). La clasificación de los PF se conforma en cinco tipos o familias: flavonoides, ácidos fenólicos, lignanos, estilbenos y otros PF. En la Figura 1 se muestran las familias y los subtipos que abarca cada una (Neveu et al., 2010; Rothwell et al., 2013). Las principales fuentes de PF son las frutas, verduras y bebidas derivadas de plantas como té, café, vino tinto, jugos de frutas, chocolate, semillas, frutos secos y cereales (Lund, 2021).
Dentro de la gastronomía mexicana y yucateca también existen alimentos ricos en PF como el chicozapote (Manilkara zapota), que tiene alto contenido de flavonoles, ácido cinámico y catequinas; granos y semillas, entre los cuales se encuentra el cacahuate (Arachis hypogaea); la chía (Salvia hispanica), que contienen ácido hidroxicinámico, flavonoles, catequinas, epicatequinas, resveratrol, quercetina, kaempferol y ácido clorogénico; además de especias y condimentos como el achiote (Bixa orellana), azafrán (Crocus sativus), cilantro (Coriandrum sativum), clavo (Syzygium aromaticum), comino (Cuminum cyminum), epazote (Dysphania ambrosioides), hinojo (Foeniculum vulgare), jengibre (Zingiber officinale), laurel (Laurus nobilis), orégano (Origanum vulgare), perejil (Petroselinum crispum) y tomillo (Thymus); los cuales son esenciales para dar sazón (aroma, sabor y/o color) a los alimentos y contienen ácidos fenólicos, taninos y flavonoides (Delgado, 2015; Mercado-Mercado et al., 2013).
El contenido de los PF en los alimentos es variable, ya que, además del origen genético, también existen factores extrínsecos o agroambientales (región geográfica, medio de cultivo, biodisponibilidad, recolección, disponibilidad y/o ausencia de nutrientes en el suelo) que influyen en el contenido polifenólico total en los alimentos (Manach et al., 2004).
Diversos estudios epidemiológicos señalan que los PF pueden disminuir el riesgo de enfermedades crónicas, las cuales son patologías de larga duración y progresión lenta. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS), las enfermedades crónicas encabezan las principales causas de muerte a nivel mundial. Se ha estimado que alrededor de 41 millones (71%) de personas pierden la vida anualmente por algún tipo de estas patologías, siendo las más representativas las enfermedades cardiovasculares, cáncer, enfermedades respiratorias y diabetes, las cuales reportan 17.9, 9.0, 3.9 y 1.6 millones de fallecimientos a nivel mundial, respectivamente (OMS-OPS, 2022).
Los posibles mecanismos por los cuales los PF tienen efectos benéficos sobre la salud son diversos. La quercetina y el resveratrol modulan el calcio intracelular en células endoteliales, lo que ayuda a la vasodilatación de los vasos sanguíneos; los flavonoides y antocianinas disminuyen la oxidación de lípidos en lipoproteínas de baja densidad (LDL), evitando el inicio y progresión del aterosclerosis; los flavonoides incrementan la síntesis de lipoproteínas de alta densidad (HDL) y evitan la inflamación; mientras que la teasinensina A induce la apoptosis en células tumorales (Quiñones et al., 2012). La catequina, epicatequina, quercentina y resveratrol disminuyen la generación de especies reactivas de oxígeno (ROS, por sus siglas en inglés) al donar un átomo de hidrógeno y hacer a la molécula estable (Bincy et al., 2018); adicionalmente, aumentan la expresión y actividad de enzimas antioxidantes tales como catalasa, superóxido dismutasa, glutatión reductasa y glutatión peroxidasa, evitando el estrés oxidativo que está relacionado con múltiples patologías (González-Jiménez et al., 2015).
En México solo existe un reporte del consumo de PF, y éste señala que Yucatán es el estado con menor consumo a nivel nacional (Zamora-Ros et al., 2018). No obstante, en dicho estudio se empleó un instrumento de frecuencia de alimentos y una sola base de datos (Phenol Explorer) para analizar la dieta; esto podría subestimar el consumo de PF, al no considerar alimentos regionales.
Dado que el consumo de PF se relaciona con beneficios en la salud, se esperaría que profesionales de la salud, específicamente del área de nutrición, tengan un consumo elevado de estos metabolitos. En la actualidad no existen estudios acerca del consumo de PF en estudiantes o egresados del área de nutrición, por lo que el objetivo de este trabajo fue determinar el consumo de polifenoles totales y sus familias en egresados de la Licenciatura en Nutrición de una Universidad pública del sureste de México, utilizando un recordatorio dietético de 24 horas (RD-24), la base de datos Phenol-Explorer y la del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA), así como identificar los alimentos con mayor contenido polifenólico por porción de consumo y alimentos ausentes en dichas bases de datos.
Materiales y métodos
Se llevó a cabo un estudio de carácter observacional, descriptivo y transversal. La muestra fue no probabilística, a conveniencia, conformada por 38 participantes (ocho hombres y 30 mujeres) egresados de la Licenciatura en Nutrición de la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY) en el 2021, con un rango de edad de 22 a 28 años, procedentes de Yucatán y sus municipios. Se excluyeron a los participantes que no residían en Yucatán.
Mediante correo electrónico se invitó a los egresados a participar en la investigación. Los que aceptaron participar proporcionaron sus datos de contacto y se les envió dos documentos: una breve explicación del proyecto y una carta de consentimiento informado que debían firmar y enviar a los investigadores. En común acuerdo con el investigador principal y cada participante, se programó una entrevista de aproximadamente 20 a 30 minutos de duración, que se llevaría a cabo mediante Microsoft Teams® para aplicar el RD-24 en una sola ocasión. Las citas fueron programadas exclusivamente de martes a viernes, excluyendo fines de semana (sábado y domingo) y días festivos, que están contraindicados para realizar el RD-24 (Salvador et al., 2015). Durante la entrevista se explicó nuevamente en qué consistía el proyecto y se aclararon las dudas de los participantes.
El instrumento de RD-24 tenía los datos de identificación (folio, sexo, edad, localidad y día de aplicación) y los datos dietéticos (tiempo de comida, hora y lugar donde se ingirió el alimento, platillo e ingredientes en gramos, mililitros, tazas o porciones), de acuerdo con el Sistema Mexicano de Equivalentes (SMAE) (Pérez et al., 2014).
La información recabada fue registrada en una base de datos (Microsoft-Excel® versión 16.75.2). Con la información del contenido de PF reportado en la base de datos Phenol-Explorer versión 3.6 (2015) y la base de datos de la USDA versión 3.3 (2018), se calculó el consumo diario de PF totales y por subtipo (flavonoides, ácidos fenólicos, estilbenos, lignanos y otros PF).
El contenido de PF totales fue calculado a partir de la información disponible en la base de datos PE en la sección del método de Folin-Ciocalteu, mientras que los subtipos de PF se calcularon a partir de la información declarada en Phenol-Explorer, en el apartado de la técnica de cromatografía líquida de alta resolución (HPLC). En los casos en que el alimento no se encontró en Phenol-Explorer, se consultó la base de datos de la USDA. El contenido de PF totales y subtipos se registró en mg/100 g de peso fresco (FW) para cada alimento y posteriormente se calculó en mg/día para cada participante (Haytowitz et al., 2018; Neveu et al., 2010).
Respecto a las especias mexicanas, se tomó como referencia la porción equivalente referida en el SMAE y se calculó la cantidad de una pizca mediante una balanza analítica. Lo anterior se hizo por triplicado para cada especie, y los datos fueron promediados. De esta manera, se consideró que una pizca de clavo de olor, tomillo y anís estrellado tuvieron un peso promedio de 0.068 g, mientras que el orégano, canela, azafrán, pimienta negra y diente de ajo tuvieron un peso de 0.08 g, 0.125 g, 0.134 g, 0.136 g y 3.75 g, respectivamente. Estas cantidades fueron empleadas cuando los participantes señalaron consumir una pizca de alguna especie.
Adicionalmente, se identificaron los alimentos que fueran una fuente importante de PF. En diversas publicaciones se destacan ciertos alimentos que, si bien su contenido de PF en 100 g es elevado, el consumo es bajo (por ejemplo, las especias); por el contrario, otros alimentos tienen un contenido moderado de PF, pero su consumo es mayor porque se consume la pieza entera o taza.
Para lograr lo anterior, se identificaron alimentos con mayor contenido de PF en peso fresco (mg/100 g) y posteriormente se calculó el contenido por equivalente de alimento (mg/eqv). Un alimento equivalente es “aquella porción (o ración) del comestible en el que su aporte nutrimental es similar a los de su mismo grupo tanto en calidad y cantidad de uno o dos macronutrientes, lo que permite que puedan ser intercambiables entre sí” (Boatella, 2017). Finalmente, se identificaron los alimentos ausentes en las bases de datos Phenol-Explorer y USDA.
Los datos fueron analizados mediante estadística descriptiva por medio de Microsoft-Excel® y Graphpad-Prism® (versión 8.0).
Aspectos bioéticos
Este estudio se considera una investigación sin riesgo, ya que no se hizo ninguna intervención o modificación intencionada en las variables fisiológicas, psicológicas o sociales de los participantes, de acuerdo con el reglamento de la Ley General de Salud en Materia de Investigación para la Salud: Título Segundo, Capítulo I, Artículo 17 (Diario Oficial de la Federación [DOF], 2014). Por lo anterior, los participantes fueron informados de los objetivos del proyecto y firmaron la carta de consentimiento informado.
Resultados
La población estudiada (n = 38) estuvo conformada por ocho hombres (21%) y 30 mujeres (79%) con una edad promedio (± D.E.) de 23.5 (± 1.5) años. En cuanto a las características generales de los participantes, 34 (89.5%) reportaron vivir en Mérida, capital del estado de Yucatán, mientras que solo cuatro (10.5%) participantes refirieron habitar en otro municipio: Motul, Yaxcabá, Izamal y Muna. Los datos sociodemográficos se encuentran en la Tabla 1.
Variables | Categoría | n (%) |
Sexo | Hombre | 8 (21.1) |
Mujer | 30 (78.9) | |
Localidad de procedencia | Otro municipio | 4 (10.5) |
Mérida | 34 (89.5) | |
Nivel educativo | Universitario | 38 (100) |
Fuente: Elaboración propia.
Los resultados del análisis de estadística descriptiva del consumo de PF totales y sus familias se presentan en la Tabla 2.
Polifenoles (n) | Media ± DE | Mediana | Máximo | Mínimo |
Totales (38) | 1216 ± 834 | 994 | 3608 | 172 |
Flavonoides (38) | 121 ± 104 | 105 | 484 | 3 |
Ácidos fenólicos (38) | 34 ± 36 | 23 | 199 | 1 |
Lignanos (8) | 0.4 ± 0.3 | 0.3 | 0.9 | 0.1 |
Estilbenos (7) | 2.1 ± 3.9 | 0.71 | 10.88 | 0.05 |
Otros (31) | 13.3 ± 9.6 | 12.3 | 36.5 | 0.02 |
Fuente: Elaboración propia.
Como se observa en la Tabla 2, el consumo promedio (± D.E) de los PF totales fue de 1216 mg/día ± 834 mg/día, en donde el consumo máximo fue de 3608 mg/día y el mínimo de 172 mg/día. Cabe destacar que 11 personas (28.9%) tuvieron un consumo por encima de la media, pero el 71% estuvieron por debajo del promedio (Figura 2). Dada la dispersión de los datos, se calculó la mediana de consumo, que fue de 994 mg/día.
En la Figura 3 se presenta el consumo individual de flavonoides y la distribución en una gráfica de caja y bigotes, en donde los bigotes representan los valores más bajos y altos, mientras que la caja representa el primer cuartil, la mediana y el tercer cuartil. Se puede observar que 10 personas (26.3%) tuvieron un consumo por encima del cuartil superior y nueve personas (23.6%) tuvieron un consumo por debajo del cuartil inferior. Los 19 participantes (50%) restantes se encontraron entre los cuartiles superior e inferior.
Respecto al consumo de los ácidos fenólicos (Figura 4), nueve personas tuvieron una ingestión por encima del cuartil superior y otras nueve personas estuvieron por debajo del cuartil inferior, lo que representa el 23.7% en cada caso. Sin embargo, aquí se puede observar el caso de un participante cuyo consumo fue de 198.8 mg/día, lo que es casi nueve veces la mediana del grupo (22.7 mg/día).
El consumo de otros tipos de PF diferentes a los cuatro principales (flavonoides, ácidos fenólicos, lignanos y estilbenos), descritos anteriormente, estuvo presente únicamente en 31 individuos (82%), en donde el consumo promedio fue de 13.2 mg/día ± 9.6 mg/día y una mediana de 12.3 mg/día.
La distribución del consumo de otros PF se puede observar en la Figura 5, en donde siete participantes (18.4%) tuvieron un consumo por arriba del tercer cuartil; siete participantes (18.4%) por arriba de la mediana; cinco participantes (13.2%) igual a la mediana; cuatro participantes (10.6%) por debajo de la mediana, pero encima del cuartil inferior; un participante (2.6%) en el cuartil inferior; y siete participantes (18.4%) por debajo del cuartil inferior.
El consumo de lignanos entre los egresados de la Licenciatura en Nutrición no fue muy común, ya que únicamente se registró en ocho participantes (21%). Excluyendo los datos de las personas que no consumieron lignanos, la ingesta promedio fue de 0.4 mg/día ± 0.3 mg/día (mediana de 0.3 mg/día). Similar a lo anterior, se observó que el consumo de estilbenos fue ingerido únicamente por siete individuos (18%), con un promedio de consumo de 2.1 mg/día ± 3.9 mg/día, mientras que los 31 participantes (81%) restantes no incluyeron este tipo de metabolitos en su dieta (Tabla 2).
En la Tabla 3 se encuentran los principales alimentos ricos en PF totales (mg/eqv) consumidos por egresados en la Licenciatura en Nutrición.
Grupo de alimento | Alimentos con alto contenido de polifenoles | |
100-200 mg/Equivalente | >200 mg/Equivalente | |
Frutas | Pera (Pyrus communis) | Mandarina (Citrus reticulata) |
Melón (Cucumis melo L) | Manzana (Malus domestica) | |
Guayaba (Psidium guajava) | Naranja (Citrus sinensis) | |
Piña (Ananas Comosus L) | Kiwi (Actinidia deliciosa) | |
Uva verde (Vitis vinífera) | Arándano (Vaccinium macrocarpon) | |
Ciruela pasa (Prunus domestica) | ||
Durazno (Prunus persica) | ||
Fresa (Fragaria) | ||
Verduras | Calabaza local (Cucurbita moschata) | Espinaca (Spinacia oleracea) |
Brócoli (B. oleracea var. italica) | ||
Coliflor (B. oleracea var. botrytis) | ||
Pimiento rojo, verde y amarillo (Capsicum annuum) | ||
Cilantro (Coriandrum sativum) | ||
Repollo (B. oleracea var. capitata) | ||
Cereales | Elote (Zea mays) | |
Leguminosas | - | Frijol negro (Phaseolus vulgaris) |
Lenteja (Lens culinaris) | ||
Aceites | Nuez (Juglans regia) | |
Azúcar | - | Cocoa (Theobroma cacao) |
Alimentos libres de energía | - | Alcaparra (Capparis spinosa) |
Bebidas alcohólicas | - | Vino tinto |
Nota: El contenido de polifenoles fue calculado de acuerdo con el consumo registrado en el recordatorio de 24 horas y analizado con las bases de datos Phenol-Explorer (2015) y el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (2018). La clasificación de los alimentos y las porciones equivalentes corresponden al Sistema Mexicano de Alimentos Equivalentes (SMAE).
Fuente: Elaboración propia.
Los alimentos consumidos con mayor contenido polifenólico (>200 mg/eqv) fueron frutas, como la ciruela pasa, arándano, fresa, kiwi, durazno, naranja, mandarina y manzana; espinaca (297.7 mg/eqv) en el grupo de las verduras; y leguminosas como las lentejas (1294 mg/eqv) y el frijol negro (1043 mg/eqv). Otros alimentos con alto contenido de PF fueron la alcaparra, cocoa y vino tinto, con un valor de 612 mg/eqv, 562.4 mg/eqv y 430.9 mg/eqv, respectivamente.
Cabe destacar que otros alimentos, como pimientos (rojo, verde y amarillo), brócoli, coliflor, calabaza local, cilantro, repollo, pera, melón, guayaba, piña, uva verde, elote y nuez, también son buena fuente de PF, pero en menor concentración (100 mg/eqv-200 mg/eqv).
Aunque los egresados de la Licenciatura en Nutrición manifestaron consumir especias mexicanas como orégano, ajo, canela, clavo de olor, tomillo, anís estrellado, pimienta negra molida y azafrán, que son reconocidos por su alto contenido de PF, el consumo de estos alimentos es bajo, por lo que cuando se expresa por equivalente ya no estuvieron entre las principales fuentes dietéticas.
Finalmente, en la Tabla 4 se presentan aquellos alimentos consumidos que no están presentes en las bases de datos Phenol-Explorer y USDA. Se excluyeron los alimentos industrializados, derivados cárnicos y lácteos porque no contienen PF, debido a que no son de origen vegetal. Destaca que algunos alimentos de origen vegetal como el plátano macho, mamey, chayote, chile habanero, jícama, pepitas de calabaza, flor de jamaica y alga nori no se encontraron en las bases de datos Phenol-Explorer y/o USDA.
Grupo de alimento | Alimentos |
Verduras | Chayote (Sechium edule) |
Chile habanero (Capsicum chinens) | |
Jícama (Pachyrhizus erosus) | |
Frutas | Mamey (Pouteria sapota) |
Plátano macho o rosado (Musa balbisiana) | |
Aceite y grasas con proteínas | Pepitas de calabaza (semillas de Cucurbita moschata) |
Alimentos libres de energía | Flor de Jamaica (Hibiscus sabdariffa) |
Alimentos ausentes en SMAE | Alga nori (Porphyra umbilicales) |
Nota: Los alimentos fueron clasificados de acuerdo con el Sistema Mexicano de Alimentos Equivalentes (SMAE).
Fuente: Elaboración propia.
Discusión
Los efectos benéficos de los PF sobre la salud, particularmente en enfermedades crónicas no transmisibles y neurodegenerativas, están ampliamente documentados.
El consumo promedio de PF totales y por tipo es variable en cada país. Diversos estudios epidemiológicos realizados en el continente europeo reportan que el consumo en España es de 1365.1 mg/día; en Finlandia es de 863 mg/día; en Polonia es de 989 mg/día; y en Dinamarca, Alemania, Grecia, Italia, Noruega, Suecia, Países Bajos y Reino Unido va de 584 mg/día a 1786 mg/día (Cereceres et al., 2018; Del Bo’ et al., 2019; Navarro et al., 2017; Ovaskainen et al., 2008).
En cuanto a países del continente americano, se reporta un consumo de 717 mg/día, 694 mg/día, 402 mg/día y 377.5 mg/día para Canadá, Estados Unidos, México y Brasil, respectivamente (Del Bo’ et al., 2019; Zamora-Ros et al., 2016). En países del continente asiático, Malasia y Japón reportaron un consumo de 2770.7 mg/día y 759 mg/día, respectivamente (Del Bo’ et al., 2019; Taguchi et al., 2020).
De acuerdo con los resultados obtenidos, el consumo de PF promedio en egresados de la Licenciatura en Nutrición de una universidad pública fue de 1216 mg/día, lo cual resulta superior a lo reportado en varios países como Polonia, Finlandia, Canadá, Estados Unidos, Brasil y Japón, aunque esto no supera a países como Dinamarca (1786 mg/día) o Malasia (2770.7 mg/día) (Cereceres et al., 2018; Ovaskainen et al., 2008; Taguchi et al., 2020; Zamora-Ros et al., 2016).
En México, en un estudio de cohorte realizado por Zamora-Ros et al. (2018) en maestras mexicanas (≥ 25 años) de 12 entidades federativas, se obtuvo que el consumo promedio de PF totales fue de 694 mg/día, siendo Yucatán el estado con el consumo más bajo (536 mg/día), lo cual fue superado por lo encontrado en este trabajo (Zamora-Ros et al., 2016).
Los flavonoides totales (121.2 mg/día) destacaron por ser los principales PF incluidos en la dieta cotidiana de los participantes, lo que coincide con otros reportes. Sin embargo, cuantitativamente es menor a lo reportado por Zamora-Ros et al. (2018) (235 mg/día) y Chun et al. (2007) (189.7 mg/día), pero mayor a lo reportado con población finlandesa (33 mg/día) (Chun et al., 2007; Ovaskainen et al., 2008; Zamora-Ros et al., 2018).
Los subtipos de flavonoides en la dieta de los egresados de la Licenciatura en Nutrición fueron flavanonas, flavan-3-oles, flavanones y antocianinas, lo que discrepa con los subtipos flavanoles y flavanonas encontrados en el estudio de maestras mexicanas (Zamora-Ros et al., 2016). Sin embargo, existe semejanza a lo ingerido por los estadounidenses y finlandeses en el consumo de flavan-3-oles, flavanonas, flavanoles, flavonoles, antocianidinas, flavonas e isoflavonas (Ovaskainen et al., 2008; Zamora-Ros et al., 2016).
El consumo de ácidos fenólicos reportado para maestras mexicanas y finlandeses resultó ser de 361 mg/día y 641 mg/día, respectivamente, lo cual es superior a lo reportado por egresados de la Licenciatura en Nutrición (33.5 mg/día) (Ovaskainen et al., 2008; Zamora-Ros et al., 2016). Respecto a otros PF, el consumo en egresados de la Licenciatura en Nutrición fue apenas de 13.3 mg/día, lo que es menor comparado con la población finlandesa (641 mg/día) (Ovaskainen et al., 2008). Los otros tipos de PF no pudieron ser comparados en los estudios de maestras mexicanas y estadounidenses, pues no reportaron dicha información (Chun et al., 2007; Zamora-Ros et al., 2016).
Los lignanos y estilbenos son poco consumidos. Por ejemplo, Zamora-Ros et al. (2018) reportaron un consumo de apenas 0.07 mg/día y 0.55 mg/día, respectivamente, mientras que otros estudios no lo incluyen (Chun et al., 2007; Ovaskainen et al., 2008). Aunque el consumo promedio de lignanos y estilbenos (0.36 mg/día y 2.1 mg/día, respectivamente) en los egresados de la Licenciatura en Nutrición es mayor a lo reportado por Zamora-Ros et al. (2018), se debe considerar que la ingestión de estos metabolitos no fue consumida por la población en general.
Las diferencias en la ingestión reportada por diversos países sobre los diferentes subtipos de PF pueden estar asociadas a las diversas metodologías aplicadas en cada estudio, en donde destaca el tipo de instrumento para la recopilación de la información dietética y la base de datos empleada (Del Bo’ et al., 2019).
Los dos instrumentos de evaluación dietética más empleados, el cuestionario de frecuencia de alimentos (FFQ, por sus siglas en inglés) y el RD-24 horas, tienen como objetivo recolectar información sobre el consumo de alimentos. El FFQ recaba información dietética mediante una lista de alimentos ya establecidos previamente, en donde su principal desventaja es la posibilidad de omisión de algunos alimentos con PF. Por otra parte, el RD-24 en ocasiones tiende a subestimar o sobreestimar la ingesta dietética, ya que los individuos pueden no recordar con claridad lo consumido el día anterior a la aplicación (Pérez et al., 2015; Salvador et al., 2015). Sin embargo, dada la diversidad de alimentos en la región yucateca, consideramos que es más adecuado el uso de RD-24 para estimar el consumo de PF.
Por otra parte, existen diferentes bases de datos para la estimación de PF. Sin embargo, la base de datos Phenol-Explorer (http://phenol-explorer) y USDA (https://www.ars.usda.gov/northeast-area/beltsville-md-bhnrc/beltsville-human-nutrition-research-center/methods-and-application-of-food-composition-laboratory/) (Haytowitz et al., 2018; Neveu et al., 2010) son las más empleadas, ya sea de manera individual o bien una combinación de ambas bases, como lo realizado en este estudio. A pesar de lo anterior, existieron algunos alimentos de origen vegetal que no se encontraron en las bases de datos de Phenol-Explorer y USDA.
Las principales fuentes dietéticas de PF totales en egresados de la Licenciatura en Nutrición fueron similares a lo reportado en México en cuanto a las frutas, como mandarina, naranja y manzana (Zamora-Ros et al., 2016). Respecto a los subtipos de PF, las frutas cítricas, frutos rojos (arándanos), manzanas, vino, leguminosas, derivados de semillas y productos de cereales fueron las principales fuentes, como lo reportado en estadounidenses y finlandeses (Chun et al., 2007; Ovaskainen et al., 2008). De igual manera, estos resultados coinciden con lo publicado en países mediterráneos y en países no mediterráneos, cuyas principales fuentes son frutas (sin especificar) y bebidas alcohólicas (vino tinto) (Zamora-Ros et al., 2016).
Entre las discrepancias en las fuentes alimentarias se encontraron el café y té, cuyo consumo es alto en finlandeses, estadounidenses, brasileños y japoneses, así como el jugo de naranja en las maestras mexicanas, pero no para la población estudiada (Chun et al., 2007; Del Bo’ et al., 2019; Ovaskainen et al., 2008; Taguchi et al., 2020; Zamora-Ros et al., 2016).
El consumo de PF en la última década resultó ser de gran interés para toda la comunidad científica. Del Bo’ et al. (2019) señala que un consumo >1170 mg/día de PF totales se relaciona de manera inversa con la manifestación de eventos cardiovasculares (ECV) y otras causas de mortalidad, mientras que una ingestión >2632 mg/día provee una mayor protección contra eventos suscitados por diabetes mellitus tipo 2 (DM-2) (Del Bo’ et al., 2019). Tomando en consideración lo anterior, la población estudiada tiene un consumo de PF totales que conferiría protección contra eventos cardiovasculares, pero no para DM-2.
Por otra parte, el consumo de flavonoides totales ha sido relacionado con múltiples beneficios, aunque las cifras son variadas. Un estudio señala que un consumo entre 360 mg/día a 800 mg/día está asociado con disminución en la mortalidad por eventos cardiovasculares, entre 115 mg/día y 944 mg/día se relaciona a menor riesgo de ECV, 585 mg/día indica menor riesgo para DTM-2 y >640 mg/día está relacionado con una mejor función endotelial (Del Bo’ et al., 2019). En este sentido, considerando que el consumo de flavonoides en la población fue 129.6 mg/día ± 114.1 mg/día, esto apenas entra en el rango para menor riesgo de ECV.
Tresserra-Rimbau et al. (2014) reportaron una asociación significativa entre el consumo de flavanoles (263 mg/día), lignanos (0.94 mg/día) y ácidos hidroxibenzoicos (36.1 mg/día) con una mejor salud o protección contra ECV (Tresserra-Rimbau et al., 2014), lo cual es mayor a lo ingerido por la población estudiada.
Entre los estilbenos, una molécula representativa es el resveratrol, sobre la cual Lefèvre-Arbogast et al. (2018) reportaron en su cohorte de 1329 adultos franceses que el resveratrol tiene un efecto protector sobre el envejecimiento cognitivo y la enfermedad de Alzheimer (AD). El consumo de 200 mg/día a 2000 mg/día aumentaron la conectividad del hipocampo y la memoria, y redujeron los niveles de β-amiloide en plasma en pacientes con AD (Lefèvre-Arbogast et al., 2018). Respecto al resveratrol, aunque esta molécula en específico no se cuantificó en el presente trabajo, la cantidad es muy superior a los estilbenos totales, por lo que no se esperaría un efecto neuroprotector en esta población.
Es importante reconocer que hacen falta estudios que relacionen el consumo de cierta cantidad de ácidos fenólicos, estilbenos y lignanos sobre enfermedades crónicas no transmisibles y/o neurodegenerativas, por lo que la relevancia del presente estudio radica en que, debido a los múltiples beneficios de los polifenoles sobre la salud, es importante conocer el consumo de estos en diferentes zonas geográficas de México y los diferentes sectores de la población.
Esta investigación presentó diversas fortalezas, entre las que vale la pena mencionar el uso de dos bases de datos ampliamente utilizadas (Phenol-Explorer y USDA). De igual manera, resalta la utilización del instrumento RD-24, pues permitió abarcar alimentos consumidos como frutas tropicales y/o especias mexicanas que no se reportan en un cuestionario ya predeterminado (como lo es el FFQ). Entre las limitaciones están la posible subestimación de ingestión de PF debido a la ausencia de alimentos en las bases de datos, la muestra reducida del estudio y la aplicación del RD-24 en un solo día. Es preciso tener en cuenta que la información obtenida en el RD-24 fue auto referida por egresados de la Licenciatura en Nutrición, lo cual puede introducir un sesgo de deseabilidad social. Cabe destacar que los resultados obtenidos en este estudio no corresponden a una muestra representativa de la población en general.
Conclusiones
Se cuantificó el consumo de polifenoles en 38 egresados de la Licenciatura en Nutrición de una universidad pública del sureste de México mediante un RD-24, reportando un consumo de 1216 mg/día, cifra mayor a lo reportado previamente para México y Yucatán, así como para diferentes países, y que representaría un factor protector cardiovascular. A pesar de lo anterior, el consumo de flavonoides y ácidos fenólicos fue bajo, mientras que otros polifenoles, lignanos y estilbenos fueron poco consumidos.
Adicionalmente, se identificaron alimentos ricos en polifenoles, como son frutas y verduras, además de los alimentos base de la comida mexicana, como son el maíz, el frijol y la calabaza. Sin embargo, destaca la ausencia de alimentos en las bases de datos Phenol-Explorer y USDA, lo que podría subestimar el consumo de polifenoles.
Conflicto de interés
Los autores declaran no tener conflicto de intereses.