Introducción
México es un país con flujos importantes de migración interna, internacional, de retorno y de tránsito. En 2017, México fue el segundo país con mayor número de emigrantes en el mundo, acumulando 13 millones de mexicanos viviendo en el exterior aproximadamente, cifra que representaba cinco por ciento del total mundial (BBVA, 2018). El principal destino de dichos emigrantes es Estados Unidos, donde se concentra 98 por ciento del flujo (BBVA, 2018). Dicha migración ha estado tradicionalmente asociada a cuestiones laborales y económicas, aunque también la población se desplaza por cuestiones de violencia, o razones políticas y culturales que envuelven al fenómeno migratorio. Por su parte, la migración interna es un fenómeno muy dinámico en el país para el cual la desigualdad en los ingresos regionales, la pobreza extrema y el desempleo estructural son sus detonantes fundamentales (Varela et al., 2017).
Las remesas son una de las principales consecuencias de la migración (Mora-Rivera et al., 2018), ya que es a través de ellas que muchos migrantes mantienen contacto con sus familiares. En 2017, México recibió poco más de 36,049 millones de dólares por remesas familiares, con un promedio de 325.7 dólares, alcanzando el máximo histórico y que implicó un aumento de casi siete por ciento respecto al año previo. Este monto superó los ingresos nacionales percibidos por inversión extranjera directa, ingresos por turismo internacional y exportaciones petroleras en ese mismo año (BBVA, 2020). Esto ubicó al país como el tercer receptor de remesas, por detrás de India y China, con 5.4 por ciento del total de remesas enviadas a nivel mundial. Entre 2013 y 2019 se incrementaron casi 30 por ciento, promediando una tasa anual de crecimiento de 8.8 por ciento (BBVA, 2020). Estados Unidos es el país de origen de aproximadamente 95 por ciento de las remesas que llegan a México (BBVA, 2018). A nivel estatal, Michoacán se ha mantenido como el estado que recibe más remesas en México desde 2003; mientras que Campeche y Baja California Sur fueron los que menos remesas recibieron en 2019 (BBVA, 2020).
Si bien hay investigaciones que plantean que la importancia de las remesas en la economía mexicana es evidente (De la-Cruz y Núñez-Mora, 2013), ya que tienen una participación elevada en el flujo de financiamiento desde el exterior y que se ha llegado a calificar como más estable que otros tipos de ingresos (Islas y Moreno, 2011), existen otras perspectivas que revelan que el desarrollo de un país, pensando en función de la remesas, agudiza la dependencia hacia las mismas, dado que no necesariamente son recursos que promueven el crecimiento a escala local, regional o nacional (Márquez, 2007).
Las remesas constituyen una importante fuente de ingresos para los hogares con población migrante. Sin embargo, se argumenta que no son suficientes para impulsar la movilidad social que permita a las familias mejorar sus niveles de pobreza (Canales, 2016). Esto sucede porque, en ciertos casos, las remesas se convierten en el salario de un familiar que dejó de formar parte del mercado laboral de México, para serlo ahora en el destino (Pardo-Montaño y Dávila-Cervantes, 2017), por ello tienen un impacto limitado en la promoción del desarrollo y en la reducción de la pobreza. Las remesas son recursos que se ocupan esencialmente para alimentación, vestido, salud, vivienda y educación (BBVA, 2020). Se ha estudiado previamente que las remesas no necesariamente se utilizan como inversiones en actividades productivas que generan desarrollo local (Canales, 2016; Gaibor-Monteros et al., 2017).
El uso que se le da a las remesas está enfocado principalmente en la satisfacción de las necesidades básicas (BBVA, 2020) y tiene una alta relación con las características al interior de los hogares, por lo que en este trabajo se busca responder a la pregunta ¿qué características sociodemográficas de los hogares y de los jefes de hogar influyen en la recepción de remesas en México actualmente? Debido a ello, el principal objetivo de esta investigación es estudiar las principales características sociodemográficas de los jefes de hogar y de los hogares receptores de remesas, tanto internacionales como internas (las cuales han sido menos estudiadas que aquellas provenientes del extranjero a pesar de que un importante porcentaje de hogares en el país recibe dichos recursos). Es importante señalar que no se desconoce el efecto que tienen los factores macroeconómicos para explicar la recepción de remesas en un contexto determinado, como el comportamiento general de los flujos migratorios en el contexto de destino, el desempeño del PIB o la estabilidad financiera de los países donde residen los migrantes (Mustafa y Ali, 2018; Tabit y Moussir, 2016; Schiopu y Siegfried, 2006); no obstante, en esta investigación nos enfocamos en lo que sucede particularmente en el lugar de origen de los migrantes, pues ahí donde ingresan dichos recursos.
La importancia de este estudio radica en que se hace énfasis en las características de los jefes de hogar y los hogares mexicanos porque ello permite comprender sus dinámicas y que en ciertos casos las remesas no se tratan de un recurso adicional de las familias, sino del único ingreso que perciben. La migración, de la cual provienen dichas remesas, provoca consecuencias en los lugares de origen como la separación de las familias, la pérdida de mano de obra en edades laborales, la reproducción de desigualdades sociales, entre otras (De la-Cruz y Núñez-Mora, 2013). Dichos recursos no tendrían que visualizarse como la solución a la falta de empleo en los lugares de origen, sino que esta migración tiene su origen en la incapacidad de la economía para generar empleos bien remunerados (De la-Cruz y Núñez-Mora, 2013).
Adicionalmente, aunque la mayoría de los estudios sobre remesas en México se enfocan en la recepción de estos recursos provenientes del extranjero, también consideraremos las remesas internas, porque éstas son más frecuentes. Sobre este tema, si bien no existen muchas investigaciones, trabajos como el de Shroff (2009) y el de Taylor et al. (2008), se han interesado por las comparaciones entre las remesas internas e internacionales en México y coinciden en la poca información existente al respecto. Mientras tanto, García (2015) analizó si las remesas internas tenían la misma importancia que las internacionales y concluye que los mayores receptores de remesas externas son los hogares con peores condiciones de pobreza, a diferencia de las internas que se concentran en hogares con mejores condiciones.
Remesas vs. Desarrollo
La discusión teórico-conceptual acerca de las remesas se ha dividido principalmente en dos postulados contrastantes (Valdivia-López y Lozano-Ascencio, 2010). El primero de ellos considera a las remesas como un beneficio para las comunidades de origen y que ello se refleja en una relación positiva entre las remesas y el desarrollo (Mora-Rivera et al., 2018; Taylor y Castelhano, 2016); se menciona que su uso puede darse en bienes de consumo o de inversión, por ejemplo, en capital humano como educación y salud (Jaumotte et al., 2016; Nica, 2014; Mora-Rivera y Arellano-González, 2016). En el segundo postulado se destacan más los aspectos negativos (como la pérdida de población en edad laboral, el envejecimiento poblacional provocado por la pérdida de dicha población, la dependencia respecto de las remesas o un menor crecimiento económico( que los beneficios reales que la migración puede ofrecer a los lugares de origen (De la-Cruz y Núñez-Mora, 2013; Pardo-Montaño y Dávila-Cervantes, 2017; Delgado y Gaspar, 2018; De Haas, 2012, Chami et al., 2018).
La perspectiva positiva de las remesas ha sido más utilizada en los discursos oficiales de los lugares de origen, donde se ha intentado incluso poner al migrante como un héroe político de quien depende, en muchos sentidos, el desarrollo de sus comunidades de origen. Los organismos internacionales como el Banco Mundial o el Banco Interamericano de Desarrollo también han manifestado la importancia que tienen las remesas para los lugares de origen de la migración (Delgado y Gaspar, 2018). En esta mirada positiva se plantea, por ejemplo, que si bien, el uso de las mismas se da principalmente en actividades como alimentación, educación, remodelación de casas o mejoras a las comunidades de origen (como mejoras en las iglesias, escuelas, hospitales, etcétera( dichas actividades deben ser consideradas como productivas, pues mejoran la calidad de vida de quienes viven en los lugares de origen (Acevedo y Acevedo, 2012).
Desde la mirada negativa, la migración, aunque sea de carácter económico, se puede ver incluso como una estrategia forzosa, pues las decisiones de estos migrantes se basan en las necesidades económicas de sus lugares origen, por lo que buscan compensar la falta de incorporación al mercado laboral con el envío de remesas desde el extranjero. Por otro lado, para los países receptores, como lo mencionan Delgado y Gaspar (2018), esta población migrante termina cubriendo las necesidades laborales que no se pueden cumplir internamente a menor costo, generando para estos receptores mayor crecimiento de sus economías. Esto genera, de acuerdo con estos mismos autores, una doble dependencia: tanto hacia las remesas, por parte de los lugares de origen, como hacia la fuerza de trabajo barata por parte de los países receptores de esta migración. No en vano, en los últimos años, las estrategias implementadas en los Estados Unidos, en relación con los migrantes irregulares latinoamericanos, y en particular los mexicanos, han estado enfocadas en dificultar cada vez más su llegada y en particular su estancia. Esto los convierte cada vez más en sujetos vulnerables, en muchos casos, dispuestos a recibir menores ingresos por su trabajo y peores condiciones laborales, lo que al abaratar cada vez más el trab/ajo que dichos migrantes realizan, en definitiva, puede redituar en mayor crecimiento de la economía de dicho país.
Material y métodos
Se realizó un estudio cuantitativo transversal con información proveniente de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH 2018) elaborada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). Esta encuesta tuvo como objetivo facilitar información acerca del monto, estructura y distribución de los ingresos y el destino de los gastos de los hogares en México. La población objetivo fueron los hogares del territorio nacional. Contiene datos de la infraestructura de las viviendas, la composición familiar de los hogares, la actividad económica de sus integrantes e información sobre sus características sociodemográficas (INEGI, 2018a). El diseño muestral de la ENIGH 2018 proporciona representatividad de los resultados por entidad federativa con estimaciones para los dominios urbano y rural. El tamaño de muestra fue de 87,826 viviendas. Dicha fuente de información es de acceso público en INEGI (2018b).
Para analizar las características de los jefes de hogar se tomaron en cuenta variables sociodemográficas contenidas en la ENIGH 2018 como el sexo, la escolaridad, la edad, el estado marital y la condición de actividad. De los hogares, se ocupó el área de residencia, si es hogar indígena, si en el hogar viven menores de 12 años o mayores de 65 años, el número de integrantes, la tenencia de la vivienda, el tipo de hogar y si recibe beneficios del gobierno. De igual forma, se utilizaron también los ingresos de los hogares, los cuales permiten clasificarlos como receptores de remesas internas, internacionales o como hogares no receptores.
En primer lugar, se realizó un análisis descriptivo bivariado para identificar cuales características de los jefes de hogar y de los hogares se asocian con la recepción de remesas, para ello se utilizó la prueba de independencia ji-cuadrada de Pearson a partir de tablas de contingencia.
En segundo lugar, se realizó un análisis de correspondencias múltiples (ACM) con el objetivo de estudiar la relación entre las diferentes características de los jefes de hogar y de los hogares y a partir de ello dilucidar si dichas características se asocian con la recepción de remesas o si lo hacen por atributos muy relacionados entre sí. El ACM es un método multivariado que ofrece la posibilidad de analizar gráficamente las relaciones entre un conjunto de variables categóricas de tal forma que la proximidad o lejanía entre las distintas categorías se relaciona con el nivel de asociación entre ellas; entre más cercanos se encuentren los puntos, mayor es la asociación entre dichas categorías (Greenacre, 2010; Figueras, 2003).
En tercer lugar, se estimaron dos modelos de regresión logística binomial para calcular el efecto que tienen las características sociodemográficas del jefe de hogar y de los hogares con la posibilidad de recibir remesas. En el primer modelo se analizan qué características se relacionan con la recepción de remesas internas, y en el segundo con las remesas internacionales. Se obtuvieron así dos variables dependientes dicotómicas: la primera indica si un hogar recibe remesas internas o no; y la segunda si el hogar recibe remesas externas o no.
La ecuación de ambas regresiones es:
Donde π indica la probabilidad de recibir remesas (internas en el primer modelo y externas en el segundo); β (0-13) son los coeficientes de la regresión; ε es el término del error. Se excluyeron los hogares que reciben ambos tipos de remesas (que equivale a 1.44 por ciento del total). Cabe aclarar que no se utilizó ningún método de selección de variables en ninguno de los modelos de regresión.
Características de los hogares receptores de remesas en México
En 2018, a nivel nacional, 76.1 por ciento de los hogares mexicanos no recibieron remesas de ningún tipo, 19.1 por ciento tuvieron ingresos por remesas internas y 3.4 por ciento percibieron remesas internacionales. Dichos porcentajes son consistentes a los presentados en trabajos anteriores en México en el periodo de 2010 a 2016, en los cuales se pone especial énfasis en que, a pesar de la importancia económica que se le suele atribuir en los discursos oficiales a la recepción de remesas internacionales, el porcentaje de hogares receptores de dicho recurso es relativamente bajo (Mora-Rivera et al., 2018; Pardo-Montaño y Dávila-Cervantes, 2017). Cabe señalar que se observó un ligero incremento de los hogares receptores de remesas nacionales respecto a trabajos previos (Mora-Rivera et al., 2018).
Es interesante que las entidades federativas con el mayor porcentaje de hogares no receptores de remesas fueron el Estado de México, la Ciudad de México, Veracruz y Jalisco; aquellas con el mayor porcentaje de receptores de remesas internas fueron Veracruz, Estado de México, Jalisco y Sinaloa; mientras que para remesas del extranjero fueron Michoacán, Guanajuato, Guerrero y Jalisco. La jefatura del hogar en el país es mayormente masculina, aunque en aquellos hogares receptores de remesas (tanto internas como externas) cerca de la mitad de los jefes del hogar son mujeres (Tabla 1). Esta característica del fenómeno se ha observado también en otras investigaciones (Mora-Rivera et al., 2018; Pardo-Montaño y Dávila-Cervantes, 2017; Mora-Rivera y Arellano-González, 2016). Si bien la brecha entre las tasas migratorias de mujeres y hombres mexicanos ha disminuido con el paso del tiempo, después de observar el mayor porcentaje de hogares receptores de remesas que tienen jefatura femenina, se puede deducir que en términos absolutos todavía existe una mayor migración masculina por cuestiones laborales (Mora-Rivera et al., 2018). Esto implica que todavía un alto porcentaje de mujeres permanecen en los lugares de origen, convirtiéndose en las jefas de familia (Mora-Rivera et al., 2018), lo cual se ve reflejado en los resultados presentados.
Tabla 1 Características sociodemográficas de los jefes de hogar en México por categoría de recepción de remesas, 2018
Indicadores | Recepción de remesas | Total | |||
---|---|---|---|---|---|
No recibe | Internas | Externas | |||
n = 61,878 | n = 15,561 | n = 2,740 | n = 81,354 | ||
Sexo del jefe de hogar* | 100.0 | 100.0 | 100.0 | 100.0 | |
Hombre | 76.7 | 55.8 | 57.3 | 71.8 | |
Mujer | 23.3 | 44.2 | 42.8 | 28.2 | |
Edad del jefe de hogar* | 100.0 | 100.0 | 100.0 | 100.0 | |
15-29 años | 9.8 | 9.7 | 9.1 | 9.8 | |
30-49 años | 45.8 | 34.6 | 33.9 | 43.1 | |
50-64 años | 29.1 | 27.7 | 28.7 | 28.8 | |
65 años o más | 15.2 | 28.0 | 28.4 | 18.4 | |
Estado conyugal* | 100.0 | 100.0 | 100.0 | 100.0 | |
Soltero | 7.8 | 9.8 | 6.6 | 8.1 | |
Casado | 50.1 | 40.5 | 48.9 | 48.2 | |
Unión libre | 21.7 | 14.7 | 17.6 | 20.1 | |
Separado o divorciado | 11.6 | 17.9 | 11.0 | 12.8 | |
Viudo | 8.8 | 17.2 | 15.9 | 10.8 | |
Escolaridad del jefe de hogar* | 100.0 | 100.0 | 100.0 | 100.0 | |
Ninguna | 18.8 | 29.5 | 38.5 | 21.8 | |
Primaria | 19.7 | 20.6 | 21.3 | 20.0 | |
Secundaria | 30.1 | 26.2 | 26.4 | 29.1 | |
Preparatoria | 16.3 | 13.7 | 8.8 | 15.4 | |
Licenciatura o más | 15.3 | 10.1 | 5.2 | 13.8 | |
Trabaja el jefe de hogar* | 100.0 | 100.0 | 100.0 | 100.0 | |
No | 15.4 | 32.6 | 30.5 | 19.5 | |
Si | 84.6 | 67.4 | 69.5 | 80.5 | |
Ocupación principal* | 100.0 | 100.0 | 100.0 | 100.0 | |
Profesionales, administrativos o técnico | 24.0 | 18.8 | 10.7 | 22.6 | |
Agricultura, ganadería, pesca | 11.2 | 16.8 | 31.7 | 12.9 | |
Comerciantes y servicios | 18.1 | 20.4 | 17.9 | 18.4 | |
Industria y transporte | 23.6 | 19.0 | 15.7 | 22.6 | |
Otros servicios | 23.1 | 24.9 | 23.9 | 23.5 |
*Significancia de la prueba Chi-cuadrada p < 0.01. Esto indica que la variable tiene una asociación estadísticamente significativa con la recepción de remesas.
Fuente: elaboración propia con base en datos de la ENIGH 2018.
Por edad, cerca de la mitad de los jefes de hogar no receptores de remesas se encuentran en edades productivas principalmente (30 y 49 años de edad); en cambio, en los hogares que reciben remesas, tanto internas como internacionales, los jefes de hogar tienen edades más avanzadas, especialmente los jefes de hogar clasificados como adultos mayores. Este resultado es consistente con otras investigaciones sobre el tema (Mora-Rivera et al., 2018) y esto se ha asociado con la existencia de una reciprocidad diferida entre los migrantes y sus padres, lo que implica que los migrantes (generalmente hijos) ayudan en el sostenimiento económico de sus padres a través del envío de remesas (Canales, 2005). En cuanto al estado conyugal, siete de cada diez jefes de hogar en México declaró estar unido (casado o en unión libre), cifra que se reduce en los hogares receptores de remesas. Destaca que, entre los receptores de remesas internas, se tienen los mayores porcentajes de jefes de hogar viudos, divorciados o separados.
La escolaridad de los jefes de hogar en México es relativamente baja: siete de cada diez jefes de hogar tienen una escolaridad de secundaria o menos. Esta situación se agrava para aquellos receptores de remesas, ya que tres cuartas partes de los jefes de hogar receptores de remesas internas tienen dicha escolaridad y 86 por ciento de los receptores de remesas internacionales también cuentan con secundaria o menos. Destaca que casi cuatro de cada diez jefes de hogar receptores de remesas del extranjero no tienen escolaridad alguna. Estos resultados coinciden con otros estudios que muestran que los jefes de hogares receptores suelen tener menores niveles educativos que aquellos que no reciben remesas (Mora-Rivera et al., 2018; Mora-Rivera y Arellano-González, 2016; Vega y Huerta, 2008).
Más de 80 por ciento de los jefes de hogar mexicanos reportaron haber trabajado durante el mes anterior a la encuesta, esta cifra alcanzó 85 por ciento entre los no receptores de remesas y la mayoría de ellos lo hicieron en los sectores de servicios, en la industria y transporte y como profesionales administrativos o técnico.s Entre los jefes de hogar receptores de remesas (tanto internas como internacionales), un porcentaje menor que los no receptores, reportaron haber trabajado, y los receptores de remesas internas se insertaron principalmente en comercio y servicios; mientras que los receptores de remesas externas lo hicieron en la agricultura, ganadería, pesca y en otros servicios. Esta mayor proporción de jefes de hogar receptores de remesas que no trabajan se puede deber a que este recurso es, en ciertos casos, la sustitución del salario, principalmente cuando los integrantes del hogar en edades laborales migran (Canales, 2016; Peláez et al., 2013). Esto implica que, en muchos casos, las remesas no implican un aumento de las percepciones económicas de los hogares, sino que dicho recurso es el principal ingreso que los hogares reciben.
En cuanto a las características de los hogares, se observó que poco más de tres cuartas partes de los hogares en el país se ubican en áreas urbanas (Tabla 2). Esta situación ocurre en los hogares no receptores y en aquellos que reciben remesas internas. En cambio, la mitad de los hogares receptores de remesas provenientes del extranjero se localizan en zonas rurales. Esto se puede relacionar con lo que se menciona en diferentes estudios, aunque se trate de contextos predominantemente urbanos, la migración internacional tiende a ser todavía un fenómeno relevante en el sector rural mexicano (Mora-Rivera et al., 2018; Durand, 2017).
Tabla 2 Principales características de los hogares en México por categoría de recepción de remesas, 2018
Indicadores | Recepción de remesas | Total | |||
---|---|---|---|---|---|
No recibe | Internas | Externas | |||
n = 61,878 | n = 15,561 | n = 2,740 | n = 81,354 | ||
Área de residencia* | 100.0 | 100.0 | 100.0 | 100.0 | |
Rural | 23.0 | 26.6 | 50.3 | 24.9 | |
Urbano | 77.0 | 73.4 | 49.7 | 75.1 | |
Hogar indígena* | 100.0 | 100.0 | 100.0 | 100.0 | |
No | 66.6 | 64.0 | 64.9 | 66.1 | |
Sí | 33.4 | 36.0 | 35.1 | 33.9 | |
Tamaño del hogar* | 100.0 | 100.0 | 100.0 | 100.0 | |
1-3 habitantes | 48.1 | 55.6 | 55.2 | 49.8 | |
4-6 habitantes | 46.0 | 37.7 | 36.7 | 44.0 | |
7 habitantes o más | 5.9 | 6.7 | 8.1 | 6.2 | |
Menores de 12 años en el hogar* | 100.0 | 100.0 | 100.0 | 100.0 | |
No | 55.1 | 56.4 | 52.2 | 55.2 | |
Sí | 44.9 | 43.6 | 47.8 | 44.8 | |
Mayores de 65 años en el hogar* | 100.0 | 100.0 | 100.0 | 100.0 | |
No | 81.2 | 67.0 | 66.5 | 77.7 | |
Sí | 18.8 | 33.0 | 33.5 | 22.3 | |
Tipo de hogar* | 100.0 | 100.0 | 100.0 | 100.0 | |
Nuclear | 66.7 | 52.5 | 55.5 | 63.3 | |
Ampliado | 21.9 | 31.7 | 31.7 | 24.3 | |
Otro | 11.5 | 15.8 | 12.9 | 12.4 | |
Tenencia de la vivienda* | 100.0 | 100.0 | 100.0 | 100.0 | |
Renta o pago | 24.9 | 20.5 | 11.7 | 23.4 | |
Prestada, intestada, litigio u otro | 16.0 | 18.2 | 19.6 | 16.6 | |
Propia | 59.1 | 61.4 | 68.7 | 60.0 | |
Recibe beneficios del gobierno* | 100.0 | 100.0 | 100.0 | 100.0 | |
No | 73.9 | 63.0 | 54.6 | 70.8 | |
Sí | 26.2 | 37.0 | 45.4 | 29.2 |
*Significancia de la prueba Chi-cuadrada p < 0.01. Esto indica que la variable tiene una asociación estadísticamente significativa con la recepción de remesas.
Fuente: elaboración propia con base en datos de la ENIGH 2018.
Se analizó también el porcentaje de hogares que pueden ser considerados indígenas.1 Se observó que una tercera parte se puede considerar como tal con similitudes entre las distintas categorías de recepción de remesas. En México la mayoría de los hogares tienen menos de siete habitantes. Los hogares receptores de remesas externas en el país tienen un menor tamaño de hogar que aquellos no receptores. De igual forma, en 45 por ciento de los hogares del país habitan niños menores de 12 años con pocas diferencias entre las categorías de recepción de remesas. En uno de cada cinco habita al menos una persona de 65 años o más, cifra que se incrementa en los receptores de remesas (ya sea internas o internacionales) en los que en un tercio de ellos reside una persona mayor de 65 años. Al igual que la edad del jefe de hogar, esta composición de los hogares receptores puede relacionarse con la ya mencionada reciprocidad diferida, bajo la cual los hijos sostienen económicamente a sus padres a través del envío de remesas (Canales, 2005). En cuanto al tipo de hogar, cerca de dos terceras partes de los hogares no receptores eran nucleares. Este porcentaje disminuye en los receptores de remesas (tanto internas como externas), incrementándose el porcentaje que se considera como hogar ampliado. Estos resultados sobre la composición de los hogares, indican que aquellos que reciben remesas tienen un tipo distinto de arreglo residencial que aquellos no receptores.
La mayoría de los hogares en México cuentan con vivienda propia. En una cuarta parte de los hogares no receptores la vivienda es rentada o se encuentra en pago; mientras que, en los receptores de remesas externas, más de dos terceras partes contaban con vivienda propia y fueron los que menor porcentaje declararon tener de vivienda rentada o en pago. En cuanto a la recepción de beneficios del gobierno (distintos programas sociales) se observa que tres de cada diez hogares declararon recibir dichos beneficios, de ellos, una cuarta parte de los hogares no receptores tenían este tipo de beneficios; este porcentaje asciende para los receptores de remesas internas a poco más de una tercera parte y cerca de la mitad de los receptores de remesas externas reciben beneficios del gobierno. Esto se puede vincular con el hecho de que una alta proporción de ellos se encuentra en zonas rurales hacia donde se enfocan este tipo de programas.
Análisis de correspondencias múltiples y resultados regresión logística
El análisis previo de las características socio-demográficas de los jefes de hogar y de los hogares, permitió observar algunas características relacionadas con la recepción de remesas. El ACM se realizó en primer lugar incluyendo las características socio-demográficas de los jefes de hogar y de las categorías de recepción de remesas; posteriormente, se realizó un segundo análisis incluyendo las características de los hogares y las categorías de recepción de remesas. En ambos análisis el porcentaje de varianza explicado fue superior a 70 por ciento, que se considera adecuado en este tipo de técnicas. Como se comentó previamente, dicho análisis se realiza con el objetivo de analizar qué características de los jefes de hogar y de los hogares mexicanos se relacionan entre sí y con la recepción de remesas.
En el primer ACM se puede observar que la recepción de remesas externas se encuentra asociado con la categoría de edad (65 años o más) de los jefes de hogar con aquellos que declararon ninguna escolaridad y que no trabajan; mientras que otro grupo está formado por los jefes de hogar que tienen una escolaridad de preparatoria o más y que tienen entre 15 y 49 años de edad; se observa también una alta relación entre sexo y unión, especialmente mujeres no unidas (Figura 1).

Fuente: elaboración propia con base en datos de la ENIGH 2018.
Figura 1 Análisis de correspondencias múltiples por características socio-demográficas de los jefes de hogar y categorías de recepción de remesas, 2018
En cuanto a las características de los hogares y la recepción de remesas, se observa una asociación entre recibir remesas externas y recibir beneficios del gobierno; de igual forma, un grupo de hogares lo conforman aquellos rurales, indígenas y con vivienda propia; se observa una alta relación entre el tamaño del hogar y si habitan menores en este; un último grupo se conforma por aquellos hogares urbanos que no reciben beneficios del gobierno y que son hogares nucleares, no son indígenas, no habitan mayores de 65 años en el hogar, la vivienda es prestada, intestada, litigio u otro y no reciben remesas (Figura 2).

Fuente: elaboración propia con base en datos de la ENIGH 2018.
Figura 2 Análisis de correspondencias múltiples por características de los hogares y categorías de recepción de remesas, 2018
A partir de estos resultados del ACM se pueden notar las relaciones que existen entre la recepción de remesas y las diferentes características analizadas, pero también se observaron asociaciones entre las mismas características de los jefes de hogar y las características de los hogares. Se analizaron las correlaciones policóricas y tetracóricas entre las diversas variables explicativas seleccionadas con el objetivo de identificar problemas de multicolinealidad en el ajuste de los modelos, dicho análisis parte de los resultados observados en el ACM. Se encontró que las variables sexo y categoría de unión presentaron una correlación de 0.82; edad del jefe de hogar y si habitan personas mayores de 65 años presentaban una correlación superior a 0.84; el tamaño del hogar y si habitan menores de 12 años en él tuvieron una correlación de 75 por ciento; y el tipo de hogar y si habitan personas mayores de 65 años presentaban una correlación superior a 0.70. Debido a ello, se eligió eliminar de los modelos de regresión las variables de unión, mayores de 65 años, tamaño del hogar y tipo de hogar.
De igual forma, a partir del ACM se construyeron diferentes interacciones entre las variables explicativas del estudio. Estas interacciones fueron entre sexo y edad del jefe de hogar ya que es posible que el efecto que tiene la edad sobre la recepción de remesas esté relacionada con el sexo del jefe del hogar; otra interacción fue entre la condición de actividad y el sexo, ya que se quiere probar si el hecho de que las personas trabajen se relaciona con la recepción de remesas de forma diferente entre hombres y mujeres, entre área de residencia y sexo, menores de 12 años de edad en el hogar y edad del jefe de hogar, esto porque la presencia de niños en el hogar está vinculado al ciclo de vida de las personas y puede estar relacionada en gran medida con la edad del jefe de hogar. Sin embargo, ciertas interacciones no se incluyeron en los modelos cuando no resultaron estadísticamente significativas. Esto se muestra en la Tabla 3.
Tabla 3 Resultados de los modelos de regresión logística binomial por categoría de recepción de remesas en México, 2018
Variables | Remesas Internas (Exp(β)) |
Remesas Externas (Exp(β)) |
|
---|---|---|---|
Sexo | Mujer | 1.839*** | 5.310*** |
Grupo de edad | 30-49 | 0.407*** | 0.924 |
50-64 | 0.606*** | 1.456*** | |
65 y más | 0.849* | 2.132*** | |
Sexo*Edad | Mujer de 30-49 | 1.154 | 0.753 |
Mujer de 50-64 | 0.782** | 0.402*** | |
Mujer de 65 o más | 0.710*** | 0.215*** | |
Escolaridad | Primaria | 0.866*** | 0.771*** |
Secundaria | 0.810*** | 0.750*** | |
Preparatoria o mas | 0.769*** | 0.492*** | |
Condición de Actividad | Trabaja | 0.509*** | 0.734*** |
Condición de Actividad * Sexo | Mujer que Trabaja | 1.272*** | - |
Área de residencia | Urbano | 0.870*** | 0.416*** |
Área de residencia* Sexo | Mujer Urbano | 1.145** | 0.663*** |
Vivienda Indígena | Si | 1.094*** | 0.781*** |
Menores de 12 años en el hogar | Si | 0.635*** | 1.326*** |
Menores * Edad | Si menores 30-49 | 2.319*** | - |
Si menores 50-64 | 2.061*** | - | |
Si menores 65 y más | 1.631*** | - | |
Tipo de Tenencia de la vivienda | Rentada o en pago | 1.094** | 0.800** |
Prestada, intestada, litigio u otra | 1.190*** | 1.216*** | |
Recibe beneficios del gobierno | Si | 1.284*** | 1.178** |
Constante | 0.539*** | 0.058*** | |
Número de casos | 79,957 | 79,957 | |
Prueba de bondad de ajuste. Hosmer-Lemeshow (Valor-p para cada modelo) Prob > F = | 0.4374 | 0.8202 |
Notas: *** p < 0.01; ** p < 0.05; * p < 0.1
Fuente: elaboración propia con base en datos de la ENIGH 2018.
A continuación se presentan los resultados de los dos modelos logísticos: en el primero se analizan las características de los jefes de hogar y de los hogares que se asocian con la recepción de remesas internas, en el segundo se analizan dichos factores que se relacionan con la recepción de remesas provenientes del extranjero.
Remesas internas
Los resultados del primer modelo muestran que si el jefe de hogar es mujer, se tiene una mayor posibilidad de recibir remesas internas, esto después de controlar las otras características de los jefes de hogar y de los hogares (Tabla 3). De igual forma, se observó que para los jefes de hogar, mayores a 30 años, se redujo la posibilidad de recibir remesas internas respecto a los más jóvenes; dicha disminución fue mayor para las mujeres en esos grupos de edad. Asimismo, conforme se incrementa la escolaridad de los jefes de hogar, la posibilidad de recibir remesas también disminuye. A pesar de las dificultades para comparar con otras investigaciones sobre remesas internas, la escolaridad de los jefes de hogar también ha sido un elemento que se ha resaltado para la recepción de remesas externas, encontrando que a mayor escolaridad de los jefes de hogar se tiene una menor probabilidad de recibir remesas (Mora-Rivera et al., 2018; Mora-Rivera y Arellano-González, 2016; Vega y Huerta, 2008).
Esta tendencia podría asociarse con el menor nivel educativo de los migrantes en comparación con el resto de la población (Mora y Taylor, 2006). Se observa también que si el jefe de hogar trabaja, disminuye la posibilidad de recibir remesas internas, aunque dicha disminución es menor para las mujeres, lo que se relaciona con su mayor propensión a recibir remesas que los hombres (Koczan and Loyola, 2021).
Respecto a las características de los hogares, el modelo de regresión logística muestra que aquellos localizados en las zonas urbanas tuvieron una menor posibilidad a recibir remesas internas, aunque dicha proporción se incrementa si el jefe de hogar es mujer. Como se mencionó previamente, esto se puede relacionar con el hecho de que la migración en México, continúa siendo un fenómeno predominantemente rural (Mora-Rivera et al., 2018; Durand, 2017; Koczan and Loyola, 2021). Si en el hogar reside al menos un menor de 12 años se reduce la posibilidad de recibir remesas internas, aunque si el jefe de hogar tiene 30 años o más dicha posibilidad se incrementa, resultado contrario a lo observado en otras investigaciones donde se contempló que la probabilidad de recibir remesas se asocia positivamente con el número de menores en el hogar, lo que indica que un hijo adicional que se queda atrás aumenta las remesas enviadas a casa (Mora-Rivera, Cerón-Monroy and García-Mora, 2019; Koczan and Loyola, 2021). Cabe señalar que dichas investigaciones tuvieron un enfoque en remesas internacionales, por lo que es posible que la migración interna y el subsecuente envío de remesas tengan características diferentes a su contraparte internacional. De igual forma, si la vivienda es rentada, si está en pago, si se encuentra prestada, intestada, está en litigio u otra, se tiene una mayor posibilidad de recibir remesas internas si se compara con hogares donde la vivienda es propia. Finalmente, si el hogar recibe beneficios gubernamentales se incrementa la posibilidad de recibir remesas internas. Este es un resultado, hasta cierto punto, esperado ya que se ha demostrado que los hogares receptores de remesas son, en promedio, más pobres que los hogares que no las reciben, incluso cuando se toman en cuenta dichos recursos (Koczan and Loyola, 2021).
Remesas internacionales
Al comparar los modelos realizados para los hogares receptores de remesas internas e internacionales, se pueden encontrar algunas diferencias y algunos elementos similares. Los resultados del modelo para remesas internacionales indican que los hogares con jefatura femenina tienen una posibilidad de recibir remesas del extranjero poco más de cinco veces mayor que los hogares con jefatura masculina (Tabla 3). Si bien históricamente los hombres mexicanos han sido más propensos a migrar que las mujeres (Mora-Rivera, Cerón-Monroy and García-Mora, 2019), en los últimos años la disparidad en la migración entre mujeres y hombres se ha reducido considerablemente, haciéndose mención en algunas investigaciones a una cierta feminización de la migración (Unda y Alvarado, 2012; Le Goff, 2016; Gabaccia, 2016). No obstante, a pesar del crecimiento importante de la migración femenina, la propensión masculina a migrar sigue siendo mayor en términos absolutos, lo que implicaría que en su mayoría las mujeres permanezcan en los lugares de origen convirtiéndose en las jefas de hogar (Mora-Rivera et al., 2018).
En cuanto a la edad del jefe de hogar se observó que, a partir de los 50 años, entre mayor edad tenga el jefe, la posibilidad de recibir remesas del extranjero se incrementa respecto a los más jóvenes, aunque dicho aumento fue menor para las mujeres jefas de hogar de esos grupos de edad. Al igual que en las remesas internas, se observó que conforme aumenta el logro escolar de los jefes de hogar, la posibilidad de recibir remesas disminuye; al igual que si el jefe de hogar trabajó durante el mes anterior a la encuesta, la posibilidad de que reciban remesas del extranjero disminuye. Este resultado fue análogo para las remesas internas y externas, de cierta forma evidencia lo que se ha dicho sobre la sustitución del salario por las remesas, ya que, en determinados casos, no se trata de un ingreso extra, sino que el migrante es quien, por medio de los recursos enviados a su familia, queda a cargo de la economía de los hogares (Canales, 2016; Peláez et al., 2013). Estos resultados podrían significar, además, que las remesas son el principal ingreso que reciben los hogares y no representan un aumento en sus percepciones económicas.
Los hogares ubicados en zonas urbanas tuvieron una posibilidad menor de recibir remesas del extranjero que aquellos que se encuentran en áreas rurales; dicha posibilidad disminuyó aún más para las mujeres que viven en zonas urbanas. Esto se ha explicado a partir de una mayor tendencia entre los habitantes de zonas rurales de México a migrar hacia Estados Unidos, a pesar del predominio de la población urbana en el país (Mora-Rivera et al., 2018; Mora-Rivera y Arellano-González, 2016; Durand, 2017). Además, se encontró una relación negativa entre los hogares indígenas y la recepción de remesas, caso similar a lo mostrado en otro estudio sobre el tema (Mora-Rivera, Cerón-Monroy and García-Mora, 2019). A su vez, si en el hogar habita un menor de 12 años, aumenta la posibilidad de que reciban remesas. Esto coincide con lo obtenido en otro estudio sobre el tema (Koczan and Loyola, 2021). De hecho, se ha mostrado que los migrantes que viven en Estados Unidos y tienen hijos menores en México, envían un monto mayor de remesas que aquellos que no tienen hijos en México (Pries, 2019). En cuanto a la tenencia de la vivienda, aquellos hogares en renta o en pago tuvieron una menor posibilidad de recibir remesas respecto a los hogares con vivienda propia; y por el contrario, los hogares con una vivienda prestada, intestada, en litigio u otra categoría, tuvieron una mayor posibilidad de recibir remesas. Al igual que con las remesas internas, si el hogar recibe beneficios gubernamentales, se incrementa la posibilidad de que reciba remesas. Este resultado aporta evidencia a favor del argumento que menciona que la percepción de remesas se encuentra inversamente relacionada con el nivel socioeconómico de los hogares, de tal forma que los estratos más bajos tienen una mayor propensión a recibir remesas, y como menciona Canales (2016) dicha propensión se reduce en la medida que se asciende en la estratificación social.
Consideraciones finales
Las remesas son un recurso importante para la economía mexicana, en este sentido, las características sociodemográficas de los hogares y de los jefes de hogar receptores de remesas, tienen una relación con los usos que se le pueden dar a las mismas, entre los que destaca la satisfacción de necesidades básicas como vestido, alimentación, educación, salud, etcétera, mientras que las inversiones productivas pasan a un segundo plano. Adicionalmente, conocer dichas características permite comprender las dinámicas de la recepción de remesas y reconocer que en determinados casos no son recursos adicionales que reciben las familias, sino que se trata del único ingreso que reciben. Es importante también anotar que, en algunas de las variables analizadas en la presente investigación, se observaron diferencias entre quienes reciben remesas internas e internacionales porque se tratan de fenómenos con características diversas, lo que hace relevante la comparación y análisis de estos tipos de remesas, la necesidad de atender las particularidades de ambos fenómenos y las consecuencias que de estos se derivan.
Las políticas migratorias de Estados Unidos se han enfocado en minimizar la llegada de migrantes irregulares y no han variado en demasía los flujos de migrantes, principalmente en cuanto a las características de quienes migran. Es por ello que, las características de aquellos que reciben las remesas que provienen de Estados Unidos, son principalmente, jefas de hogar, en edades productivas que pertenecen a la población económicamente inactiva, adultos mayores, y personas con bajos niveles de escolaridad. En cuanto a las características de los hogares, se encontró que la recepción de remesas se da en alto porcentaje en hogares rurales, donde habitan personas mayores de 65 años y en hogares ampliados y que reciben beneficios del gobierno. Estas características de los jefes de hogar y hogares asociados con una mayor posibilidad de recibir remesas, apuntan a una población en situación de vulnerabilidad social y precariedad económica. Los resultados aquí analizados permiten mostrar una necesidad por resolver los problemas económicos, sociales y políticos que motivan la migración en México.