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Boletín médico del Hospital Infantil de México
versión impresa ISSN 1665-1146
Bol. Med. Hosp. Infant. Mex. vol.70 no.5 México sep./oct. 2013
ESTADÍSTICAS VITALES
Mortalidad en menores de un año de edad por malformaciones congénitas del sistema nervioso central. México, 1990-2012
Mortality in children under one year of age due to congenital malformations of the central nervous system. Mexico, 1990-2012
Sonia B. Fernández Cantón,1 Ana María Hernández Martínez,1 Ricardo Viguri Uribe2
1 Dirección General de Calidad y Educación, Secretaría de Salud
2 Departamento de Ediciones Médicas, Hospital Infantil de México Federico Gómez. México D.F., México
Autor de correspondencia:
Dra. Sonia B. Fernández Cantón
Correo electrónico: sonia_fernandez@prodigy.net.mx
Fecha de recepción: 26-08-13
Fecha de aceptación: 29-08-13
Según la Organización Mundial de la Salud, las malformaciones congénitas se definen como ''toda anomalía del desarrollo morfológico, estructural, funcional o molecular que se encuentre en un niño recién nacido, sea externa o interna, familiar o espontánea, hereditaria o no, única o múltiple, que resulta de una embriogénesis defectuosa''. El estudio de las causas es por demás relevante, no solo por su creciente impacto en los niveles de salud y bienestar de los recién nacidos, sino porque son problemas claramente evitables.
El origen de las malformaciones congénitas es multifactorial: antecedentes genéticos, factores ambientales como la exposición del feto a sustancias tóxicas, la edad materna o paterna avanzada, el consumo de anticonvulsivos por parte de la madre, el tabaquismo, la desnutrición y, de manera relevante, la deficiencia de vitamina B (específicamente de la B9 o ácido fólico). Según la abundante literatura, el consumo de este último previene hasta en 50% la aparición de enfermedades del tubo neural.
La revisión de las cifras de mortalidad infantil de los últimos veinte años pone de manifiesto transformaciones de gran trascendencia para la salud pública: mientras que las muertes de menores de un año han descendido en más de 57% entre 1990 y 2012 (cifra preliminar) al pasar de 65 mil a cerca de 28 mil defunciones, las muertes por malformaciones congénitas aparentemente han permanecido estables (alrededor de 9 mil muertes por año), con ligera tendencia a la alza, de forma tal que el peso relativo de estos padecimientos con respecto a la estructura por causas se ha incrementado en forma alarmante. De representar 13.7% de las muertes infantiles en 1990, pasaron a 24.8% en el año 2000 y a 33.8% en 2012 (Cuadro 1).
Dicho comportamiento amerita el análisis de cada uno de los grupos de padecimientos que conforman el mencionado capítulo. En la presente aportación se abordan únicamente las cifras de mortalidad por malformaciones congénitas del sistema nervioso central, entre las cuales destacan aquellas reconocidas como defectos del tubo neural (DTN): anencefalia, espina bífida y encefalocele. Dichas causas representan un serio problema de salud pública, no solo por la carga de enfermedad y muerte que conllevan sino también por las graves secuelas que ocasionan, tanto en el individuo como en la sociedad, cuando los niños sobreviven y quedan en condiciones, generalmente graves, de discapacidad.
De acuerdo con la estadística oficial de defunciones, las malformaciones congénitas del sistema nervioso central ocupan el segundo lugar en importancia, superadas únicamente por las malformaciones cardiacas. Con respecto a su evolución en el tiempo se puede observar que, durante las últimas dos décadas, las defunciones de menores de un año por esas causas han disminuido casi la mitad, al pasar de 2,281 muertes en 1990 a 1,243 en 2012 (Cuadro 1). Con relación al grupo total de malformaciones, esto representa una importante disminución en su peso relativo, ya que de conformar la cuarta parte de los casos en 1990, ahora representan solo el 13% de los mismos. El comportamiento de las tasas de mortalidad infantil respectivas corrobora esta tendencia a la baja, ya que en 1990 morían 93.9 niños por cada cien mil nacimientos,§ contra 54.8 que se observa en el año 2012 (Figura 1).
§ Para el cálculo de las tasas de mortalidad infantil se consideraron, para el período 1990-2010 los nacimientos estimados proporcionados por las nuevas proyecciones de población elaboradas por el Consejo Nacional de Población, con base en los resultados de la conciliación censal 2010. A partir de 2011, por acuerdo de INEGI/CONAPO/Comité Técnico Sectorial del Sector Salud, se tomará la cifra de nacimientos ocurridos del Sistema de Nacimientos (SINAC).
Con respecto al análisis de cada uno de los tres padecimientos seleccionados, se observa una tendencia similar en su evolución en cuanto que en todos los casos se registran disminuciones importantes, aún cuando su velocidad de cambio varía considerablemente (Cuadro 2). En cuanto a la distribución por sexo, en todos los casos se observa una mayor frecuencia en las mujeres, con valores de entre 50 y 60%.
Anencefalia
Entre 1990 y 2012 se registraron 9501 defunciones por esta causa (Q00/CIE10). La frecuencia anual entre ambos extremos del período disminuyó (de 654 a 216 casos), con una reducción en la tasa de mortalidad de 26.9 a 9.5 defunciones por cada cien mil nacimientos (Figura 2), con el porcentaje de reducción de aproximadamente 65% (Cuadro 3). En cuanto a la distribución por edad, la mayoría de los recién nacidos fallecen en las primeras horas de vida (94% durante la primera semana).
Espina bífida
Durante el período analizado, de 22 años, se registraron 8683 defunciones por esta causa (Cuadro 3). La disminución en el número anual de muertes es de las más notorias, ya que se ubica cerca de 80%: en 1990 ocurrieron 789 defunciones, contra 157 en 2012. Esto refleja una caída en la tasa de mortalidad, de 32.5 a 6.9 muertes por cien mil nacimientos (Figura 2). La distribución según la edad a la muerte es congruente: 34% de las defunciones ocurren durante el primer mes de vida, en tanto que 40% sobreviven un año y más.
Encefalocele
A lo largo del periodo analizado ocurrieron 1,765 muertes por esta causa (Cuadro 3), cuyo porcentaje de disminución es de los más reducidos dentro del grupo que se estudia -aproximadamente de 25%, al pasar de 97 defunciones en 1990 a 72 en 2012- en tanto que las tasas de mortalidad bajan de 4.0 a 3.2 muertes por cada cien mil nacimientos (Figura 2). El 50% de los recién nacidos fallece durante los primeros siete días de vida, 30% entre la segunda semana y antes de cumplir un año y el 20% restante fallece años después.
Es importante insistir en las medidas para prevenir estos padecimientos, sobre todo en la administración de ácido fólico sintético, que ha probado su efectividad en la disminución no solo de casos de defectos del tubo neural, sino también de otros defectos congénitos. La literatura evidencia distintas estrategias de intervención a las que se puede recurrir para aumentar las concentraciones sanguíneas de folato en la mujer. De esta manera se reduce, a muy bajo costo, la incidencia de malformaciones del sistema nervioso. La elección de la estrategia dependerá de la población y de los recursos disponibles. La vigilancia y la medición del efecto de una intervención constituyen elementos importantes para la eficacia de cualquier estrategia.
Nota
Este artículo puede ser consultado en versión completa en: http://www.medigraphic.com/BMHIM