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Andamios

versión On-line ISSN 2594-1917versión impresa ISSN 1870-0063

Andamios vol.15 no.36 Ciudad de México ene./abr. 2018

https://doi.org/10.29092/uacm.v15i36.600 

Dossier

Etnografías de la convivialidad y superdiversidad: reflexiones metodológicas

Ethnography of Conviviality and Superdiversity: methodological reflections

Beatriz Padilla* 

Antonia Olmos Alcaraz** 

Joana Azevedo*** 

* Investigadora Principal, Centre for Research and Studies in Sociology (CIES-IUL), Lisbon University Institute (ISCTE-IUL). Correo electrónico: padilla.beatriz@gmail.com

** Profesora Contratada Doctora, Departamento de Antropología, Instituto de Migraciones, Universidad de Granada. Correo electrónico: antonia@ugr.es

*** Profesora Invitada, Centre for Research and Studies in Sociology (CIES-IUL), Lisbon University Institute (ISCTE-IUL). Correo electrónico: joana.azevedo@iscte-iul.pt


Resumen:

Las migraciones internacionales son actualmente uno de los factores que más contribuye a la diversidad cultural. Sin embargo, al enfocarse los estudios migratorios en la integración, muestran limitaciones cuando explican la diversidad intercultural. Por ello han surgido nuevos paradigmas con una visión más holística, que incluyen los patrones de relaciones, interacciones y tipos de influencias entre los residentes inmigrantes y autóctonos. En este artículo incorporamos de forma conjunta la superdiversidad (Vertovec, 2007) y la convivialidad (Gilroy, 2004) para entender la creciente diversidad en dos ciudades del sur de Europa, Lisboa y Granada. Lo hacemos a través de etnografías multisituadas de lo cotidiano en espacios públicos, reflexionando sobre los puntos fuertes y las limitaciones de cada paradigma, intentando comprender cómo responden a la operacionalización en el trabajo de campo.

Palabras clave: Superdiversidad; convivialidad; etnografía; Portugal; España

Abstract:

International migrations have become one of the main contributors to increasing cultural diversity. However, migration studies have mainly focused on integration, showing limitations from the standpoint of intercultural diversity. So, new paradigms have arisen focusing on relation patterns among groups, interactions and influences among residents of different origins, including immigrants and autochthonous populations. In this article, we jointly use two arising theoretical frameworks, superdiversity (Vertovec, 2007) and conviviality (Gilroy, 2004), to approach diversity in two Southern European cities, Lisbon and Granada, through carrying ethnographies of the quotidian in public space, reflecting on their strengths and weaknesses, in order to understand level of sensitivity to operationalization in the field.

Key words: Superdiversity; conviviality; ethnography; Portugal; Spain

Introducción

La diversidad se ha convertido en un componente clave de las ciudades globales, íntimamente entrelazada con la globalización y los procesos de migraciones internacionales (Padilla et al., 2015). En este sentido, es posible afirmar que las migraciones figuran entre los principales factores que contribuyen a la creciente diversidad cultural, aunque existen diferentes interpretaciones de cómo la diversidad se relaciona con las migraciones.

En los últimos años, las sociedades europeas han enfrentado nuevos desafíos vinculados a crecientes expresiones de racismo y xenofobia, al mismo tiempo que paralelamente, muestran interés en promover la tolerancia, civismo y el diálogo intercultural. Desde los ataques terroristas (Londres, Madrid, París, Barcelona, etc.), la crisis económica y la denominada “crisis de los refugiados”, los sentimientos de hostilidad hacia los inmigrantes han aumentado. En este sentido, las ciudades globales celebran y rechazan simultáneamente la diversidad.

Sin embargo, muchas de las políticas de incorporación de los inmigrantes a las sociedades de destino no han tenido demasiado éxito en cambiar las percepciones negativas sobre los inmigrantes, sino por el contrario, en los últimos tiempos se ha agravando la estigmatización. Las encuestas de opinión indican que, en general, los europeos ven a los inmigrantes con gran desconfianza y como una amenaza a los llamados valores de igualdad y libertad. No obstante, existen también ejemplos de que la convivencia o el “vivir juntos” puede traer efectos positivos capaces de mitigar algunas de las confrontaciones cotidianas.

A pesar de todo esto, las dinámicas de las interacciones entre las distintas diversidades han sido poco estudiadas aun y hasta el momento la mayoría de las investigaciones se han enfocado en medir los niveles de “integración”, evaluando “por separado” cómo viven los inmigrantes de diferentes orígenes y cuánto se han integrado o asimilado a los patrones sociales y culturales de las sociedades de destino. Asimismo, los estudios migratorios han enfatizado la temática de las identidades y la etnicidad, como si fuesen realidades que tienen lugar en el vacío, aisladas de las interacciones de y entre poblaciones inmigrantes y residentes nativos. En cualquier caso, ni siquiera los marcos conceptuales sobre las identidades o etnicidades han aportado lo suficiente para entender de una manera profunda el significado de “vivir juntos/convivir” en las ciudades globales.

En este artículo nos centramos en los aspectos metodológicos y desafíos conceptuales para entender la convivialidad y superdiversidad de una forma no tradicional, enfocando las interacciones y convivencia (vivir juntos) entre inmigrantes y autóctonos. Lo hacemos considerando la diversidad cotidiana vivida por los actores involucrados, sin enfocar la segregación, esperando superar las limitaciones anteriores. Metodológicamente hemos optado por el uso de herramientas etnográficas como la observación participante y la entrevista, para construir etnografías multisituadas que nos permiten un análisis comparativo entre barrios del centro y de la periferia de dos ciudades globales: Lisboa y Granada.1

Marcos teóricos e implicaciones metodológicas

Este trabajo tiene como guía principal dos marcos teóricos: el primero relativo al concepto acuñado por Gilroy (2004), convivialidad; y el segundo, el constructo de la superdiversidad de Vertovec (2007). Incorporamos también un conjunto de conceptos y puntos de vista de otros autores que resultan útiles para desvelar aspectos de la convivialidad y superdiversidad. En ese sentido, señalamos las ideas de diversidad cotidiana o multiculturalismo desde abajo (Wise, 2007), interseccionalidad (Staunæs, 2003; Knudsen, 2006) o interculturalidad crítica (Walsh, 2009; 2007).

Tanto convivialidad como superdiversidad han sido utilizados de formas diferentes: como marcos teóricos y como herramientas metodológicas; como una forma de aproximación al terreno/campo y como conceptos aplicables a ciertas realidades. Recientes compilaciones sobre convivialidad (Wise y Noble 2016) y superdiversidad (Meissner y Vertovec, 2015) insisten en que cada uno de estos términos permite diferentes interpretaciones y aplicaciones. Sin embargo, estas propuestas no han sido suficientemente debatidas ni desde el punto de vista comparado ni metodológico.

Para Paul Gilroy, la convivialidad se refiere a los “procesos de cohabitación e interacción que han convertido a la multicultura en una característica común de la vida social en las zonas urbanas de Gran Bretaña y en otras ciudades poscoloniales” (2004, p. xi). La convivialidad no asume la ausencia de racismo, pero tampoco el triunfo de la intolerancia, pero sí introduce una distancia del concepto “identidad”, que “ha probado ser un recurso ambiguo en el análisis sobre la raza, la etnicidad y la política” (2004, p. xi). Gilroy enfatiza la importancia de estudiar las relaciones humanas positivas y negativas y de superar el pensamiento centrado en la raza que deriva de las concepciones de homogeneidad y semejanza enraizadas en los imaginarios coloniales, y propone estudiar las “experiencias de contacto cotidiano, de cooperación y conflicto entre las supuestas barreras impermeables de raza, cultura, identidad y etnicidad (2004, p. xxi), defendiendo una solidaridad cosmopolita arraigada en una humanidad base. Para Gilroy, el “vivir juntos” sucede cuando se abraza el hibridismo, las diásporas y el multiculturalismo en las negociaciones diarias de las diferencias. Sin embargo, al no ofrecer pistas sobre cómo captar y entender la convivialidad empíricamente, deja a nuestra imaginación metodológica de qué forma debemos hacerlo.

Por su lado, Vertovec (2007) acuñó el concepto de “superdiversity” para demostrar que “nuevas articulaciones e interacciones de variables han surgido en los patrones de inmigración en el Reino Unido durante la última década” (2007, p. 7). Además del aumento del número y origen de los migrantes, el autor señala la emergencia de nuevos aspectos como los diferentes estatutos migratorios, los derechos y restricciones, las experiencias del mercado de trabajo, los perfiles de género y edad, los padrones de distribución espacial, etc.; así como la interacción entre dichos factores.

Los marcos teóricos de la convivialidad y la superdiversidad comparten algunas características. Ambos fueron concebidos para el Reino Unido multicultural, pretenden superar el tema raza/etnicidad e identidad que ha caracterizado los estudios migratorios y no han ofrecido especificaciones metodológicas y aproximaciones empíricas. Para compensar esta situación, resulta interesante el desafío de aplicar a nuevos contextos migratorios, en este caso, el sur de Europa. Para ello, además del uso de ambos conceptos, nos hemos apoyado también en otros referentes teóricos que mencionamos a continuación.

El concepto de diversidad cotidiana o multiculturalismo de abajo de Wise sugiere que las cuestiones relacionadas con el poder son intrínsecas a “vivir juntos” porque “están siempre presentes cuando se comparte un espacio, así como también ciertos niveles de intolerancia y la incomodidad cultural” (2007, p. 20). Todo ello, según la autora, influye la forma en que las personas de diferentes orígenes interactúan y se apropian del espacio público y privado, gozando de mayor o menor visibilidad.

Otra herramienta teórica instrumental para examinar la convivialidad y la superdiversidad es la interseccionalidad, ya que permite pensar en las minorías y la alteridad al “analizar cómo las categorías sociales y culturales se entrelazan, haciendo posible indagar (…) las relaciones de género, raza, etnicidad, discapacidad, sexualidad, clase y nacionalidad” (Knudsen, 2006, p. 61). Asimismo, la interseccionalidad permite escrutar las relaciones de poder y “cómo ciertas personas se posicionan no solo como diferentes, sino como problemáticas y en ciertos casos, marginalizadas” (Staunæs, 2003, p. 101), ya sea en el discurso o en las percepciones sobre los otros.

Optamos también por pensar desde el concepto de interculturalidad crítica de Walsh, fundado en una geopolítica del lugar y del espacio, que “marca y significa el proceso de construcción de otro conocimiento, otra práctica política, otro poder social (…), otra sociedad, otra forma de pensar y actuar en relación a y en contra de la modernidad/colonialidad” (Walsh, 2007, p. 1). En definitiva, otro paradigma pensado a través de la práctica política. En estos términos, la interculturalidad adopta un enfoque decolonial que reconoce el pasado colonial al tiempo de la colonialidad presente, y es pertinente para considerar cómo las personas de otros orígenes son percibidas y tratadas como subalternas. En otras palabras, reconociendo la existencia de un sur y un norte global, que se evidencia de forma muy clara cuando analizamos la situación de los inmigrantes en la actualidad. Así, la interculturalidad implica un diálogo entre las diversidades (en plural), representadas en las múltiples características de las sociedades, entre ellas origen, idioma, raza/etnicidad, género, edad, clase social entre otras, donde la inmigración es un denominador común que genera interacciones y reacciones.

Como la superdiversidad se encuentra distribuida de forma desigual en las ciudades, privilegiamos un abordaje local y cualitativo, optando por la realización de una etnografía multisituada comparada, desde una triple perspectiva: a) Dos ciudades globales de dos países situados en el sur de Europa: Portugal y España; específicamente, Lisboa y Granada; b) Dos barrios localizados en dos zonas geográficas diferentes de cada ciudad, uno en el centro y otro en la periferia, asumiendo que la interculturalidad se manifestaría de forma diferenciada en cada territorio; c) Dentro de cada barrio se llevaron a cabo tres minietnografías centradas en tres ejes principales: i) El barrio en sí, considerando las interacciones entre vecinos en los mercados, plazas y espacios públicos; ii) Los jóvenes en contexto educativo (formal o informal);2 iii) Y un evento o celebración intercultural como una manifestación de las políticas y prácticas culturales a nivel local.

Cada etnografía intentó captar las realidades y dinámicas locales para conocer cómo las relaciones interculturales, interacciones e intercambio ganaban vida tanto en contextos formales como informales. Veamos a continuación algunas características de los contextos estudiados.

Situando convivialidades y superdiversidades

El concepto de diversidad ha ganado nuevos significados en el discurso oficial de las ciudades que se piensan como globales, pregonando el cosmopolitismo, la creatividad e internacionalización. Sin embargo, la apropiación de este discurso por diferentes actores no es siempre positiva. El trabajo etnográfico nos permitió ver que los imaginarios sobre estas realidades y procesos no atraviesan a todos los habitantes y lugares de la ciudad, por lo que se evidenció necesario situar discursos, prácticas y conocimientos.

Así, encontramos diferencias cuando comparamos los barrios del centro y de la periferia, lo que sugiere diferentes patrones y geografías de convivialidad, tanto en Lisboa como en Granada. Los barrios céntricos de ambas ciudades albergan y sostienen imaginarios interculturales, abrazan la diversidad de forma positiva en relación con el turismo, y exotizan las diferencias con justificaciones económicas. Los barrios situados en las periferias, por su parte, mantienen una visión de la diversidad asociada a la pobreza y la exclusión, especialmente en el caso de Lisboa donde el barrio se identifica con la segregación, el gueto, los comportamientos “desviados” y la criminalidad, construyéndose la inmigración como un fenómeno problemático.

En Portugal, el barrio céntrico que estudiamos se caracteriza por haberse conformado por la llegada de migrantes en diferentes periodos, siendo al día de hoy uno de los lugares más diversos de toda la ciudad. A este barrio han ido llegando muchos comerciantes migrantes con el propósito de abrir negocios mayoristas, de importación-exportación, restaurantes étnicos y minimercados. Según las historias recogidas, a mediados de los años setenta llegaron los indoportugueses (musulmanes e hindúes), en los años noventa lo hicieron personas provenientes de Guinea-Bissau y Cabo Verde, y algunos senegaleses y zaireños. Más recientemente se han instalado los chinos, paquistaníes, bangladeshís y nepaleses. Por ello, actualmente, podemos encontrar residiendo en el mismo lugar a ancianos portugueses, artistas y profesionales jóvenes, estudiantes internacionales, inmigrantes de las excolonias africanas, etc. (Fonseca et al., 2012). En este barrio, además, los procesos de rehabilitación y renovación urbana han llevado a la gentrificación, sin que las políticas públicas intenten compensar los desequilibrios creados (Padilla y Cuberos, 2015; Oliveira y Padilla, 2017). En el caso del barrio situado en la periferia, experimentó un gran crecimiento de la inmigración en las últimas décadas, siendo las nacionalidades más representadas la brasileña, caboverdiana, angoleña, guienesa, rumana y ucraniana. Esta diversidad se hace muy evidente en las escuelas, donde el trabajo de campo reveló que los jóvenes extranjeros en algunos centros llegaban a ser el 40% de los estudiantes, distribuidos en 20 nacionalidades diferentes.

En el caso de Granada, el barrio céntrico estudiado está situado en una zona de alto valor histórico y patrimonial. Desde principios de los años noventa, la Universidad de Granada ha invertido en el mismo comprando edificios y ha conseguido atraer a la zona a estudiantes (sobre todo internacionales), así como fomentado la creación de negocios, sobre todo para población joven. En los últimos 15 años, el vecindario de este barrio ha cambiado mucho debido principalmente a la especulación y los procesos de recalificación y gentrificación. Todo ello ha hecho que con el tiempo se haya expulsado a los residentes más antiguos, principalmente poblaciones autóctonas con bajos ingresos, para pasar a convertirse en el vecindario con la mayor concentración de residentes de países de la ue en Granada.

Por su parte, el barrio de las afueras de la ciudad se remonta a los años sesenta, por lo tanto es mucho más joven que el anterior. Se caracteriza por ser de clase trabajadora. Los vecinos procedentes de la inmigración, que comenzaron a llegar en los años noventa, son principalmente de países del África subsahariana y latinoamericanos. Más tarde llegaron también personas procedentes del norte de África y del este de Europa (Rodríguez y Salguero, 2009), aunque el vecindario aún mantiene su carácter de clase trabajadora sin ser estigmatizado.

Convivialidad y superdiversidad como herramientas metodológicas

Ya avanzábamos que tanto convivialidad como superdiversidad son conceptos que surgen y se desarrollan principalmente como constructos teóricos. Por nuestra parte hacemos una propuesta de uso de los mismos también en tanto que herramientas metodológicas, tratando de aplicarlos empíricamente y llegar a un mayor grado de operacionalización (Padilla et al., 2015). Esta opción dúplice nos ha hecho enfrentarnos a una serie de retos epistemológicos que describimos a continuación.

Si bien ambos se han mostrado útiles tanto por su flexibilidad como por su amplitud de posibilidades de aplicación (Meissner y Vertovec, 2015; Wise y Noble, 2016), a partir de nuestro trabajo también hemos de destacar ciertas cuestiones que han limitado o dificultado su uso en el campo. Por ejemplo, ha resultado problemática su operacionalización, justamente por la amplitud y alcance de las realidades a las que pueden hacer referencia. En este sentido no hemos encontrado trabajos similares que documenten etnográficamente las dinámicas de convivialidad y superdiversidad a nivel local, así que empezamos nuestro trabajo prácticamente desde cero,3 creando las herramientas. Veamos cada una de estas dificultades con más detalle.

Con respecto a la convivialidad, hemos de decir que Gilroy (2004) no avanza en su trabajo en demasía con respecto a su explicación y aplicación concreta, dado que el autor se mueve en sus aportaciones más bien en un plano metateórico. Se trata de un concepto holista, fácil de entender en términos generales, pero complejo cuando tratamos de descomponerlo en unidades más pequeñas para localizarlo en el campo y aprehenderlo, es decir, operacionalizarlo. Su carácter procesual redunda en esta cuestión.

En nuestro trabajo de campo tratamos de aproximarnos a niveles de interacción micro para capturar y comprender cómo las relaciones cotidianas entre personas tienen lugar en contextos determinados. Después de un primer ejercicio reflexivo, profundizamos en las primeras incursiones en el campo para construir una plantilla de análisis que nos posibilitó una aproximación a los datos empíricos producidos a través de entrevistas y observaciones. Nuestras indagaciones nos permitieron identificar configuraciones de la convivialidad a partir de las que pudimos establecer algunas características. Este proceso de aproximación entre los datos empíricos y el refinamiento de la herramienta analítica implicó ajustes de ida y vuelta a lo largo de todo el proceso de investigación. Por otro lado, también experimentamos cómo la convivialidad no solo tiene que ver con los aspectos positivos de las interacciones sociales, sino que también abarca cuestiones como las jerarquías y las relaciones de poder de dichas interacciones (Olmos Alcaraz y Contini, 2016a) y los conflictos, ambivalencias y vulnerabilidades (Padilla, 2015a; Padilla, 2015b; Mendes et al., 2016). Tanto los aspectos relacionados con el poder como con el conflicto, deben entenderse como una cuestión transversal a las dinámicas que conforman dicha convivialidad (véase la Tabla 1).

Tabla 1 Plantilla de análisis para el estudio de convivialidades superdiversas en Lisboa y Granada 

Ámbito de desarrollo Contextos y procesos de configuración de la convivialidad
Ámbito comercial y turismo • Negocios tradicionales, centros comerciales y alrededores Relaciones de poder
• Mercadillos de los barrios
• Negocios étnicos y cosmopolitas
• Pequeños negocios
• Bares y restaurantes ambulantes
• Visitas guiadas a los barrios
• Rutas y otras actividades alrededor del flamenco y el fado
Ámbito sociocultural • Encuentros en calles y plazas
• Iniciativas culturales
• Intervención social llevada a cabo por asociaciones y ayuntamientos
• Actividades específicas para jóvenes y niños
• Actividades deportivas
• Eventos “interculturales”
• Participación de los vecinos en iniciativas interculturales
• Participación de las autoridades locales
• Trabajos artísticos dentro de los barrios
• Implicación de las asociaciones
• Contactos entre los turistas u otras personas no pertenecientes a los barrios con el vecindario
Ámbito religioso/ religiosidad • Participación en ceremonias religiosas
• Lugares de culto para reunión de personas de diferentes orígenes
• Trabajo social y beneficencia/caridad de las organizaciones religiosas del vecindario
• Participación en procesiones y otras festividades religiosas
Ámbito educativo • Actividades y eventos escolares
• Clases
• Encuentros informales en los descansos escolares
• Clases especiales para extranjeros y descendientes de extranjeros
• Clases especiales sobre convivencia y conflicto
Situaciones de tensión y conflictos (transversales a todos los ámbitos, aunque con mayor o menor intensidad) • Tráfico de drogas
• Prostitución
• Delincuencia
• Bandas
• Conflictos cotidianos (olores, ruidos, etc.)
• Diferentes usos del espacio público

Fuente: elaboración propia a partir de Padilla et al. (2015).

Por su parte, la superdiversidad sí es un concepto que contempla toda una serie de variables bien definidas, por lo que podríamos decir que –en principio– se presenta más mesurable que el anterior. Sin embargo lo que creemos que no alcanza a explicar son los aspectos relacionales y de interacción entre los elementos que la componen, especialmente con la sociedad de destino. La propuesta de Vertovec (2007) era ya un concepto operacionalizado, pero sin embargo su aportación no entra a discutir cómo y cuándo las variables identificadas interactúan entre sí, y no analiza si esas relaciones construyen procesos de interculturalidad (Olmos Alcaraz et al. 2015; Walsh, 2009). Con la idea de la superdiversidad, el autor ofrece indicadores delimitados que describen a las poblaciones migrantes. Sin embargo, el contenido y las implicaciones de esos patrones, situaciones y procesos son pensados solo para “los otros”, los migrantes o minorías procedentes de la inmigración (Padilla, 2015; Olmos Alcaraz y Contini, 2016b). Quedan excluidos, por lo tanto, las poblaciones autóctonas/nativas o mixtas. Pensando todo ello en el marco concreto de nuestra investigación, encontramos dos limitaciones importantes al concepto de superdiversidad: 1) que no avanza en la explicación sobre las relaciones entre las distintas variables que visibiliza y enuncia, enfocándose más bien en categorías que parecen ser fijas; y 2) que parece obviar las particularidades que aportan al funcionamiento de la diversidad las distintas generaciones descendientes de la inmigración, que ya no son migrantes pero que aportan nuevas dimensiones de heterogeneidad cultural. Todo ello se resume en el escaso desarrollo interseccional del concepto (Knudsen, 2006; Padilla et al. 2015; Staunæs, 2003), que podría ayudar a expandir y enriquecer su significado y aplicabilidad. Nuestro trabajo trata de hacer una contribución al respecto.

Dicho esto insistimos en que nos encontramos ante dos herramientas analíticas centrales que suponen dos maneras diferentes de ver, acercarse y leer la realidad. Incluso con las limitaciones mencionadas, pensamos que pueden ser muy útiles –sobre todo– cuando son consideradas de forma conjunta. En resumen, dado que la convivialidad es un concepto de vocación holista y relacional sobre las interacciones entre diversos sujetos, y la superdiversidad nos permite enfocar patrones y aspectos relevantes de la diversidad, complejizándola, entendemos que un trabajo de análisis que tenga en consideración a ambos, aporta luz al análisis de las situaciones y procesos que nos ocupan en este trabajo.

Basándonos en los datos producidos durante nuestro trabajo de campo, tratamos de identificar –a continuación– los principales contextos de convivialidad presentes en los territorios estudiados. La Tabla 1 es una sistematización de las configuraciones de convivencia identificadas. Transversalmente, cada configuración o tipo de contexto —económico, cultural, religioso, etc.— puede presentar diferentes grados de convivialidad, así como tensiones y conflictos. Esta propuesta es una forma de entender y organizar la realidad observada.

Convivialidad en contextos superdiversos

A través de la realización de nuestro trabajo de campo, documentamos las dinámicas de espacios definidos como superdiversos, identificando diferentes tipos de convivialidad en los mismos. En esta ocasión mostraremos nuestros análisis sobre tres cuestiones en particular: dinámicas de consumo e intercambio económico, dinámicas relacionadas con el uso sociocultural de los espacios públicos y –en tercer lugar– dinámicas que acontecen en lo que denominamos efemérides “interculturales”. Veamos a continuación cada una de ellos.

Relaciones económicas y consumos

Nuestra aproximación etnográfica reveló que la mayoría de las interacciones sociales que se producen entre los vecinos son, en primera instancia, de carácter económico o de consumo. Sin embargo, cuando profundizamos en el análisis vimos que estas –en muy alto grado– funcionaban como generadoras o facilitadoras de otro tipo de relaciones. Incluso en los casos en los que las interacciones eran claramente de índole económica, observamos que con el tiempo devenían en relaciones de proximidad e incluso en algunos casos de amistad, yendo más allá de las razones económicas iniciales:

(…) ella (la vecina) tiene alguna relación con los propietarios de las tiendas que hay en el edificio donde vive con sus padres. Por ejemplo, habla mucho con el propietario de la barbería que es portugués y que está ahí desde que ella nació. También tiene muy buena relación con el dueño del restaurante, que también es portugués, y que es donde su madre solía trabajar; en general, tiene buena relación con los vecinos de todo el edificio. (Nota de observación, barrio de la periferia de Lisboa)

De hecho, muchas interacciones cotidianas tienen lugar en mercados, cafeterías, restaurantes, tiendas, quioscos, etc., a través de pequeños intercambios que –si bien– tienen una base económica, poseen también múltiples resultados que van más allá de lo económico. Dichas interacciones, además, no se definen tampoco mayoritariamente como relaciones étnicas/raciales/nacionales, como puede verse en el siguiente discurso:

Yo creo que no se da una tendencia o un patrón claro desde el que pueda afirmarse que los inmigrantes del Este [de Europa] hacen sus compras en un determinado sitio, o cosas similares… aquí hay sitios, donde, por ejemplo, todos [independientemente de adscripciones o identificaciones étnicas o nacionales] compramos las ensaladas, porque están muy buenas. Como también, por ejemplo, yo compro carne de la tienda de carne halal, porque es barata y me gusta. (…) Tengo la sensación de que la cultura o la etnia no son elementos que impregnen o determinen de manera explícita la vida cotidiana en el barrio. (Vecino español, barrio del centro de Granada)

Aunque también pueden existir percepciones entre los vecinos de que la buena convivencia solo se produzca por afinidades o adscripciones étnico-raciales-nacionales, como podemos ver en la siguiente cita: “Cuando sales del tren parece que estás en África, cada cual interactúa con su grupo, guineanos con guineanos, caboverdianos con caboverdianos ... y hay cierta rivalidad entre ellos. (Vecino guineano, barrio de la periferia de Lisboa)”.

Entre los espacios estudiados, los locutorios (establecimientos para el uso de internet, envío de dinero, compra de tarjetas telefónicas, etc.) se evidenciaron como especialmente significativos. En estos –observados sobre todo en Granada–, los intercambios económicos (compra/ venta de servicios) servían como desencadenantes de otras relaciones sociales. Pudimos registrar cómo la población que mayoritariamente hacía uso de los mismos, inmigrantes, se reunía habitualmente en ellos simplemente como lugar de ocio, encuentro y de intercambio de información (oferta de puestos de trabajo, actividades culturales, etc.):

Aquí hay gente que viene para hacer llamadas, otros vienen para usar internet, otros para enviar o recibir dinero; y la gente cuando está aquí pregunta muchas cosas, cosas que ellos necesitan saber. Muchos inmigrantes, por ejemplo, vienen por aquí para preguntar dónde está la Cruz Roja. (Propietario de locutorio, barrio de la periferia de Granada)

En Granada estos locales son visitados tanto por turistas como por estudiantes, inmigrantes o autóctonos. Entre los clientes hay niños, adolescentes y personas adultas. En este sentido pudimos ver algunas particularidades entre las personas que frecuentaban los mismos, en el barrio céntrico eran fundamentalmente turistas y estudiantes mientras que en el barrio situado a las afueras de la ciudad eran sobre todo residentes, migrantes y autóctonos. Sin embargo, en ambos barrios granadinos los locutorios se evidenciaron como un ejemplo paradigmático de versatilidad y de complejidad a la hora de delimitar y separar claramente las interacciones de carácter económico de otro tipo de interacciones. En ellos pudimos observar cómo lo social, lo cultural y lo político están incrustados en lo económico.

Cuando realizamos una comparación entre los barrios de ambas ciudades estudiadas encontramos diferencias entre lo que definimos como convivialidad de carácter económico. En este sentido, las interacciones eran distintas si tenían lugar en los barrios céntricos o en los barrios situados en las periferias, evidenciando con ello que los elementos geográfico-espaciales también funcionan como elementos explicativos del funcionamiento de la convivialidad y la superdiversidad. En los centros históricos de ambas ciudades, los intercambios económicos y las negociaciones suelen ser intensos, y ello se observa especialmente en la gran variedad de negocios étnicos. Encontramos que había establecimientos para turistas, con precios más altos y una presentación exótica de productos, exhibiciones, etc.; establecimientos para públicos alternativos (hippie-chic, new age, etc.); y establecimientos para residentes autóctonos y migrantes de bajo nivel socioeconómico. Por lo tanto, tanto precios como productos “exóticos” atraen o repelen a los clientes, dependiendo del contexto. En el caso de los barrios situados en la periferia, todos los negocios étnicos tienen en común ser “populares” (precios y productos de coste más bajo que no son exhibidos ni construidos de manera exótica o elaborada). Por su parte, los negocios situados en los barrios céntricos cuidan en mayor medida el aspecto de sus productos. Las administraciones públicas trabajan para facilitar esta cuestión como parte de una estrategia económica y cultural más general, facilitando la comercialización de productos y servicios. Vimos muchos ejemplos de intervención en este sentido.

En el barrio céntrico de Lisboa, la municipalidad impartió durante el tiempo en que estuvimos realizando trabajo de campo un taller de capacitación para decoración de escaparates, destinado principalmente a empresarios chinos e indios “para terminar con la falta de organización y confusión que suelen tener sus tiendas” (volante publicitario). El objetivo era trabajar para que las empresas locales se integrasen en el nuevo proyecto del barrio que quería incorporar en ese momento lo que entendía como patrones de una ciudad “cosmopolita-creativa” (Nota de observación, barrio céntrico de Lisboa).

Por otro lado, no podemos terminar este apartado sin reconocer que también encontramos como algo incrustado en la convivialidad, las relaciones y sentimientos de desconfianza y rechazo a lo desconocido. Las siguientes palabras sobre las relaciones interculturales en el vecindario ilustran este parecer:

(...) es cierto que hay más diversidad cultural cada día y que los problemas no son tan visibles. Pero creo que siempre hay cosas, como que nos están quitando el trabajo, la vivienda se encarece, hay ruidos porque algunas personas se acuestan muy tarde, hay olores de comida que llegan hasta la calle… todas esas cosas que se escuchan. (Funcionario público de integración social, barrio de la periferia de Granada)

Convivialidad y espacio público: usos

Durante el trabajo de campo pudimos aproximarnos a muchos contextos socioculturales distintos: iniciativas formales organizadas por los ayuntamientos o asociaciones, encuentros de carácter informal en las plazas y las calles de los barrios, intervenciones públicas sobre el territorio, manifestaciones artísticas espontáneas y no espontáneas, programaciones de actividades para niños y jóvenes, etc. En ellas observamos cómo las dinámicas de convivialidad están condicionadas por los posibles usos que se pueden dar a los espacios públicos, y cómo la gente se apropia de ellos. Granada y Lisboa presentaron diferentes patrones en este sentido, indicándonos una serie de obstáculos metodológicos: ¿cómo llevar a cabo observaciones de dichas dinámicas si se presentan de forma tan diversa en el territorio?, ¿cómo observar al mismo tiempo lógicas de funcionamiento de convivialidad, ocupación y uso del espacio formales e informales?

En Granada nos enfrentamos a esas dificultades en la observación de las interacciones producidas en espacios públicos del barrio céntrico. Fue allí donde los efectos de una –entonces– reciente normativa municipal de regulación del uso y ocupación de los espacios públicos, se hacía notar de forma muy visible. Dicho instrumento jurídico prohibía, bajo multa, entre otras cosas, reunirse en plazas, parques y calles para comer o beber. Las interpretaciones iniciales que pudimos hacer de esta realidad fueron que los vecinos limitaron el grado y tipo de interacciones que hacían (los otros) en los espacios públicos del barrio, pero más adelante también pudimos ver cómo la percepción de riesgo (y en consecuencia las interacciones que se daban) eran bien diferentes entre vecinos autóctonos y vecinos inmigrantes, entre extranjeros en situación administrativa regular e irregular, entre estudiantes y trabajadores. A todos ellos la citada normativa afectaba de manera diferente porque la policía la ponía en práctica selectivamente en función de los espacios y del público. Véase como lo expresaba un vecino:

Yo creo que tiene que ver con las diferentes prácticas sociales, por ejemplo, de estudiantes y trabajadores a la hora de usar el espacio público. Especialmente, si tú eres un trabajador de una determinada nacionalidad, y estás trabajando de manera irregular… es decir, la presencia de personas con esas características está más limitada en el espacio público comparado con los estudiantes, por ejemplo. (Profesor de escuela y vecino, barrio céntrico de Granada)

En el barrio de la periferia observado, donde no había turistas, dicha normativa no supuso un gran cambio en las actividades cotidianas del vecindario, dado que pudimos ver cómo su aplicación era mucho más débil. En este barrio era mucho más común que se produjesen reuniones y congregaciones en plazas, calles y parques, algo que pudimos constatar durante la realización de trabajo de campo (Olmos Alcaraz, 2016b).

Pero la visibilidad de los diferentes grupos dentro de los barrios observados estaba influenciada además de por las regulaciones que establecía la normativa mencionada, por la voluntad de ser realmente visibles para los demás. Esto último tiene, a su vez, que ver con la conveniencia general de personas y grupos:

Hoy me di cuenta de que quienes trabajan en la tienda china son vecinos, viven muy cerca de aquí. Ellos poseen dos tiendas más, y viven cerca de mi casa pero no me había dado cuenta antes. La visibilidad en las calles, plazas, locales del barrio, yo creo que es mayor entre los estudiantes que entre los trabajadores extranjeros. (Nota de observación, barrio céntrico de Granada)

En Lisboa, por su parte, las restricciones sobre el uso que puede hacerse de los espacios públicos son mínimas, incluso muchas veces promovidas por la programación cultural, así que la apropiación y ocupación del mismo depende de las dinámicas locales y de las negociaciones que puedan hacerse entre individuos y grupos. Sin embargo, a lo largo del trabajo de campo también registramos malestar por parte de los vecinos sobre el uso que se podía hacer de estos espacios públicos, sobre todo en el barrio de la periferia debido a la falta de dotación de infraestructuras y equipamiento adecuadas, que impedía un efectivo uso de dichos espacios. En el caso del barrio céntrico, la situación era distinta, ya que contaba con un plan municipal para la rehabilitación de los espacios públicos, acompañado de un plan de intervención sociocultural. Dichos planes conformaban una estrategia muy bien planificada que preveía mecanismos de participación promovidos por la propia ciudad, con una dotación de presupuestos participativos que alentaba a la movilización de los residentes del barrio a través de asociaciones de vecinos y otras redes para votar un Plan Social y Comunitario, que actualmente sigue en desarrollo. Esta iniciativa es mencionada dentro de la Estrategia Cultural de Lisboa como ejemplo de intervención en territorios multiculturales, dotados de dinámicas de cambio cultural.

Sin embargo el uso de los espacios públicos fue siempre percibido de forma negativa o vinculado con problemáticas sociales tanto en el barrio periférico como en el céntrico. Con respecto al primero, estas connotaciones negativas se asociaban con jóvenes de origen africano “que pasan la vida en la calle”. Véase cómo hablaba sobre esta cuestión un trabajador de un proyecto comunitario:

¡Tenemos muchos niños que están en la escuela pero que están pensando en la calle! Esto es mucho más visible en las familias africanas, y especialmente entre ellas las que son monoparentales, que suelen ser madres con sus hijos, no padres (...). En estas circunstancias las madres trabajan mucho y pasan mucho tiempo fuera de sus casas. (Trabajador social, barrio de la periferia de Lisboa)

En el caso del barrio céntrico, encontramos que las visiones negativas sobre el uso del espacio público tenían que ver con el tráfico de drogas y la prostitución:

La principal preocupación que teníamos era evitar que expulsaran a la gente de aquí. Para eso tratamos de dar a las personas la posibilidad de integrarse, que pudiesen mantenerse pero saliendo de lo que estaban haciendo (...). Hacemos lo que podemos, tratando de evitar la intervención policial. (Líder comunitario, barrio céntrico de Lisboa)

A menudo fueron las asociaciones de los barrios céntricos quienes trabajaban para resignificar los espacios públicos, por ejemplo, organizando visitas turísticas guiadas por el barrio, o realizando bailes y actividades de limpieza con voluntarios como estrategias de marketing cultural.

Sin embargo, y a pesar de todos estos esfuerzos por desproblematizar el uso del espacio público y su relación con el espacio privado en los barrios, encontramos cómo en todos los contextos observados existían quejas contra las poblaciones inmigrantes sobre olores derivados de la preparación de la comida, ruidos, hábitos de eliminación de la basura, etc., que funcionaban como fuentes de eventuales conflictos. Dichas quejas servían para etiquetar a los vecinos como “civilizados o no civilizados” en función de lo que se entendía como una conducta aceptable o no aceptable.

Interculturalidad: prácticas y discursos de “celebración” de la diversidad

A partir de la realización de trabajo etnográfico en eventos denominados “interculturales”, registramos discursos y prácticas de y sobre convivialidad, tanto de organizadores y promotores, como de personas participantes en los mismos (vecinos, turistas, etc.).

Las preguntas que nos planteamos antes de la entrada al campo fueron “qué” y “cómo” observar en/durante dichos eventos. Para ello establecimos dos fases: una primera de planificación, y la segunda, de presencia en los eventos propiamente dichos. El trabajo de campo durante la primera fase nos permitió conocer las dinámicas de organización de los eventos. Nos interesamos por conocer quiénes convocan las reuniones, quiénes participan y quiénes no son invitados a las mismas, qué temas se debaten en dichos encuentros, etc. Y, a partir de todo ello, quisimos observar qué discursos y prácticas se producen sobre la “diversidad” con el objetivo de conocer la existencia o no de jerarquías de poder en las interacciones que se daban. El trabajo de campo en la segunda fase, relativa al desarrollo de los eventos propiamente dichos, se focalizó en etnografiar las experiencias y las interacciones entre los vecinos, entre las autoridades políticas y responsables de las asociaciones/ONG implicadas, entre viandantes y visitantes esporádicos e improvisados, entre los artistas colaboradores, etc. El objetivo era poder captar las prácticas que emergen en el seno de una actividad que es diseñada como una actividad “intercultural”. A partir de estas experiencias pudimos producir tres “minietnografías”, cada una de ellas relativa a un tipo particular de “evento intercultural”: producido desde abajo (en Granada), en el sentido de contar con participación desde el principio de ciudadanos y no solo instituciones municipales; producido desde arriba (en el barrio periférico de Lisboa), cuando es la municipalidad y otras instancias oficiales quienes elaboraron toda la planificación e implementación de la actividad; y desde arriba pero con un diseño más participativo (en el barrio céntrico de Lisboa), en el caso que aun siendo una iniciativa institucional se promueve la participación de las asociaciones y al vecindario desde el principio de la organización, aunque de manera “guiada”. Veamos algunos datos más al respecto.

En el caso de Granada, el evento intercultural adoptó como eslogan “Acercando personas construimos ciudadanía”. Se trató de un evento surgido desde la propia sociedad civil, organizado en uno de los barrios céntricos de la ciudad, y donde las asociaciones de migrantes y pro derechos humanos tuvieron un papel central. Participaban en el mismo tanto inmigrantes de dichas asociaciones como no vinculados a las mismas. Pero también vecinos no inmigrantes. Las actividades realizadas en el marco de la festividad eran principalmente de carácter folclórico (cantos y bailes tradicionales de distintos países, comidas típicas, juegos, etc.), potenciando y marcando distintas adscripciones étnicas y nacionales. No observamos especiales esfuerzos por alentar la asistencia de turistas a la actividad al ser protagónica la participación de los propios vecinos y jóvenes estudiantes. Se trataba de un evento para potenciar la convivencia y romper estereotipos entre los propios residentes del barrio. Sin embargo, la interculturalidad a partir del mismo era más bien entendida en tanto que manifestaciones culturales exóticas de “los otros”, en este caso, los vecinos migrantes4 (Olmos Alcaraz et al., 2015).

El barrio situado en la periferia de Lisboa carecía de una celebración propia pero se aprovechó un evento a nivel municipal que incluía los barrios. Fue a colación de la efeméride del “Día del Inmigrante” que pudimos observar cómo eran los discursos y prácticas de celebración de la diversidad. Dicha celebración se realizó bajo el patrocinio de la municipalidad y eran los técnicos de la administración pública quienes centralizaron la organización del mismo. No obstante, existía obligación por parte de las asociaciones de migrantes oficialmente reconocidas de tomar parte del evento. Las asociaciones elegían libremente qué tipo de performance iban a realizar, pero no se fomentaba que todos los miembros de las mismas participasen. El resto de vecinos no inmigrantes o inmigrantes que no formaban parte de alguna asociación, no fueron invitados a participar con actividades. El resultado fue una celebración algo hermética porque, además, se llevó a cabo en un espacio público pero cerrado (la Casa de la Juventud), donde podría controlarse muy bien quien entraba y salía, quiénes participaban. En este caso también se entendía la “interculturalidad” esencialmente relacionada con los compontes folclóricos de la cultura: conciertos, clases de danza y la diversidad lingüística. Las degustaciones gastronómicas, si bien fueron sugeridas, fueron prohibidas expresamente por la Casa de la Juventud.

En el caso del barrio céntrico, realizamos trabajo de campo en el “Festival de Todos-Caminada de Culturas”. En este caso nos encontramos con un evento que se llevó a cabo a partir de un proceso de coorganización, donde colaboraron la municipalidad de Lisboa y otras autoridades locales (freguesias) aledañas al barrio, asociaciones locales y gestores culturales profesionales. Las comunidades de inmigrantes fueron consultadas en todo momento, aunque no eran parte de la organización. El cartel del festival estaba repleto de actividades culturales que se llevaban a cabo en muchas ocasiones de manera simultánea, tanto en las calles del barrio como en locales y edificios del mismo (pabellones deportivos, centros culturales, etc.). Durante los cinco días que duró el evento encontramos gran variedad de actividades: conciertos, obras de teatro, títeres, exposiciones fotográficas de los vecinos, espacios de juego de ping pong, etc. Los participantes eran de todas las edades, inmigrantes y autóctonos, vecinos de otros barrios, turistas y artistas. Pudimos observar cómo el formato del evento propiciaba el diálogo entre grupos y gentes diversas, pero las manifestaciones culturales debían cumplir con los estándares de “alta calidad” de los programadores culturales, que contrataron a artistas conocidos a nivel nacional e internacional, pero no del barrio.

La realización de trabajo etnográfico en estos tres eventos, todos ellos etiquetados como eventos para promoción de la interculturalidad, nos permitió ver cómo desde el ámbito de la gestión pública es posible potenciar o controlar los procesos de convivialidad. Las formas de gestionar identificadas (desde abajo, desde arriba y desde arriba pero con participación) promocionan el diálogo todas ellas, pero de manera diferente, dando como resultado políticas de gestión de la diversidad bien diferenciadas (Olmos Alcaraz et al., 2015; Oliveira y Padilla, 2012; 2017). Es cierto que necesitamos seguir explorando contextos similares para avanzar en análisis como el expuesto y enriquecer las tipologías, considerando además otros aspectos para profundizar en el conocimiento del funcionamiento de las dinámicas interculturales y las políticas culturales puestas en marcha para gestionarlas. En ese sentido apuntamos que para trabajos futuros es necesario un abordaje de mayor profundidad sobre la emergencia de liderazgos (desde arriba y desde abajo) en el funcionamiento de este tipo de eventos; sobre los actores implicados (los gobiernos locales, el tejido asociativo, programas culturales existentes, artistas invitados, etc.); sobre la visibilidad que adquieren en los barrios que se implementan y las ciudades en general; sobre los recursos que se destinan a la puesta en marcha y sostenimiento de los mismos; el grado de participación de la sociedad civil; en definitiva cuestiones, agentes, contextos involucrados en el desarrollo de interculturalidad.

A modo de conclusión

Nuestras reflexiones finales apuntan a una serie de consideraciones metodológicas. Uno de los grandes aportes que se generan de la combinación de los conceptos de convivialidad y superdiversidad pasa precisamente por ser una propuesta con vocación holística, que analiza las interacciones y relaciones entre vecinos migrantes y no migrantes, considerando a la vez características como la edad, el género, la clase social, la antigüedad/duración de la residencia, la situación jurídica y el origen, de todas las poblaciones. En este sentido, creemos que es una cuestión central enfatizar un uso y comprensión de estas herramientas que vaya más allá de las categorías raza/etnia/cultura/nacionalidad y de la observación de las interacciones de celebración positiva de la diversidad. De lo contrario –desde la propia investigación– continuaremos etnificando y esencializando al campo y a los sujetos, y con ello reproduciendo separaciones. El acercamiento y estudio de las formas de convivialidad superdiversas tendría que evitar la construcción de procesos de otrerización para –con ello– promover la emergencia de dinámicas de interculturalidad (Walsh, 2009). Po eso es importante hacernos eco de los cambios, de las dinámicas de movimientos y movilidades de los contextos que estudiamos y de la importancia de incluir en la observación y el análisis de los mismos a toda la población, no solo a las personas inmigrantes o a las minorías etnificadas. Si no lo hacemos así, la superdiversidad y la convivialidad siempre estarán referidas al “otro”, contribuyendo al refuerzo de la diferenciación social.

Por último, la contribución que queremos hacer con nuestro trabajo radica precisamente en la combinación de los conceptos de convivialidad y superdiversidad en tanto que herramientas analíticas que se complementan para explicar de forma más holística las dinámicas de cambio social presentes y emergentes en el momento actual. Hablaríamos de caminar hacia un acercamiento superdiverso a las dinámicas de convivialidad o –dicho de otro modo– tratar de construir un modelo explicativo de las convivialidades superdiversas contemporáneas.

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1El trabajo se realizó en el marco del proyecto de investigación “Convivial Cultures and Superdiversity” (PTDC/CS-SOC/101693/2008), financiado por la Fundación para la Ciencia y la Tecnología de Portugal (FCT). El periodo de ejecución del mismo fue de marzo de 2009 a agosto de 2012.

2En el presente artículo no abordamos este ámbito de análisis.

3Posteriormente a la realización de nuestro trabajo de campo sí localizamos investigaciones que han tratado de trabajar en esta misma línea. Pueden verse los monográficos de las revistas Ethnic and Racial Studies 38(4) (2015) y Journal of Intercultural Studies 37(5) (2016).

4Toda la diversidad puesta en escena tenía que ver con la extranjeridad, a excepción de un stand informativo de una asociación gitana.

Recibido: 31 de Mayo de 2017; Aprobado: 19 de Octubre de 2017

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