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Agricultura, sociedad y desarrollo
versión impresa ISSN 1870-5472
agric. soc. desarro vol.10 no.4 Texcoco oct./dic. 2013
Análisis de rentabilidad de la producción de maíz en la región de Tulancingo, Hidalgo, México
Profitability analysis of maize production in the Tulancingo region, Hidalgo, Mexico
Alma V. Ayala-Garay,1 Rita Schwentesius-Rindermann,2 Micaela de la O-Olán,1 Pablo Preciado-Rangel,3 Gustavo Almaguer-Vargas,2* Patricia Rivas-Valencia1
1Campo Experimental Valle de México. INIFAP. Carretera Los Reyes-Lechería, km.18.5. Texcoco Estado de México. 56230. (ayala.alma@inifap.gob.mx) (micaelaolan@yahoo.com.mx) (rivas.patricia@inifap.gob.mx).
2Universidad Autónoma Chapingo. Carretera México-Texcoco, km 38.5. Chapingo, Texcoco, Estado de México. (rschwent@prodigy.net.mx) (almaguervargas@hotmail.com).
3Instituto Tecnológico de Torreón. Km 7.5 Carretera Torreón-San Pedro, Torreón, Coahuila. México, (ppreciador@yahoo.com.mx)
* Autor responsable
Recibido: mayo, 2013.
Aprobado: agosto, 2013.
Resumen
El objetivo del estudio fue realizar un análisis de rentabilidad de la producción de maíz en el Distrito de Desarrollo de Tulancingo, Hidalgo. Se realizó una encuesta dirigida a 55 productores, considerando variables de carácter cuantitativo y cualitativo, de mayo a septiembre de 2010. Se identificaron tres categorías de productores según su rendimiento: categoría I: rendimiento ≤ 1 t ha-1, (24 % de los productores); categoría II: de 1.1 a 2 t ha-1, (72%) y categoría III: ≥ 2.1 (4%). Algunos de los problemas que enfrentaban eran: sequía (96% mencionó que la falta de agua limita la producción); reducido uso de semilla mejorada (28 % la utiliza); control fitosanitario deficiente (sólo 4 % lo realiza); 24 % aplica herbicidas; y 60 % fertiliza, evidenciando un bajo nivel tecnológico. Lo anterior, por la falta de asesoría técnica y capacitación. Los costos de producción promedio fueron de $7290.19 por ha, con un rendimiento de 1.87 t ha-1, lo que permite obtener ganancias de $83.15 por ha. Los productores de categoría III tienen una ganancia de $1067.80 por tonelada, mientras que los de categoría I registran pérdidas de $2416.50, lo que se explica por los bajos rendimientos.
Palabras clave: costos de producción, utilidad, productividad.
Abstract
The objective of this study was to carry out a profitability analysis of maize produciton in the Development District of Tulancingo, Hidalgo. A survey directed at 55 producers was performed from May to September 2010, taking into consideration quantitative and qualitative variables. Three categories of producers were identified based on their yield: category I : yield ≤ 1 t ha-1 (24 % of the producers); category II: from 1.1 to 2 t ha-1 (72%); and category III: ≥ 2.1 (4%). Some of the problems faced were: drought (96 % mentioned that the lack of water limits production); reduced use of improved seed (28 % use it); deficient phytosanitary control (only 4 % do it); 24 % apply herbicides, and 60 % fertilizes, showing a low technological level. The latter is the result of the lack of technical advice and training. The average costs of production were $7290.19 per ha, with a yield of 1.87 t ha-1, which allows obtaining profits of $83.15 per ha. Producers from category III have a profit of $1067.80 per ton, while those from category I show losses of $2416.50, which is explained by the low yields.
Key words: production costs, profit, productivity.
Introducción
En el estado de Hidalgo existen 298 309 unidades de producción distribuidas en 575 465 ha cultivadas, con las siguientes características: 51 % de la superficie cultivada es ejidal, donde destaca el minifundio, con un promedio de 3.8 ha por unidad; la mayoría es de temporal; 17 % de la superficie cultivada cuenta con riego; en 2007, 38 % de la superficie no fue cultivada por la escasez de recursos económicos (INEGI, 2009).
De acuerdo con SAGARPA (2011a), el sector agropecuario enfrenta diversos problemas que ocasionan baja productividad en los cultivos, lo cual confirman Ayala Garay et al. (2010), quienes mencionan que los rendimientos promedio que tiene el estado son inferiores a la media nacional en más de 40 % en los cultivos de maíz, frijol y cebada, que son los prioritarios según el Gobierno del estado de Hidalgo (2006).
La baja productividad explica la falta de variedades para diferentes condiciones agroecológicas y usos, así como de proyectos productivos tendientes a mejorar la productividad y la calidad de los productos, la poca cultura organizacional en los productores (SAGARPA, 2011a), y de un paquete tecnológico adecuado según las condiciones de producción. El efecto de la ausencia en el uso de tecnologías adecuadas se manifiesta en el tipo de sistemas de producción que prevalecen en el estado, los cuales son reflejo de la situación económica que se ha presentado en los últimos años en el sector agropecuario y rural en las diversas regiones de Hidalgo. Según datos del INEGI (2009), de las 575 465 ha cultivadas en el estado, 34% fueron sembradas con semilla mejorada; el resto utiliza otro tipo de semilla, como la obtenida en cosechas anteriores o semilla criolla. El uso de fertilizantes es escaso, ya que sólo se fertilizó 22 % de la superficie; además, únicamente 3 % de la superficie recibió asistencia técnica y 4 % fue atendida con algún componente de sanidad vegetal (INEGI, 2009).
El documento de SAGARPA (2011a) menciona que es necesario reconocer la importancia de la tecnología utilizada y su incidencia en la productividad de los cultivos, por lo que se requiere de un proceso de transferencia urgente para lograr condiciones óptimas de producción en el estado, ya que la falta de esta tecnología repercute directamente en las condiciones de vida de la población pues, según datos de CONEVAL (2010), Hidalgo se ubica entre los siete estados más pobres del país y tiene un grado alto de rezago social.
Por lo expuesto anteriormente, el presente documento tuvo como objetivo hacer un diagnóstico de las condiciones de la producción de maíz en el Distrito de Desarrollo de Tulancingo, Hidalgo, con el fin de coadyuvar a su desarrollo a través de propuestas, ya que a la fecha el maíz es vital para las familias campesinas y se produce en condiciones precarias, sin que resulte rentable para la población hidalguense (Ayala Garay et al., 2012a).
Materiales y Métodos
La metodología empleada en este estudio se basó en trabajo de campo; los sujetos de estudio fueron productores agrícolas del estado de Hidalgo ubicados en el Distrito de Desarrollo Rural Tulancingo. Se utilizó una encuesta dirigida que se emplea en diversas disciplinas, tanto sociales como en otras áreas, para realizar estudios de carácter exploratorio, ya que permite captar información abundante y básica sobre un problema (Rojas, 2002). Dentro de la encuesta se consideraron aspectos como las características socioeconómicas del productor y de las unidades de producción, así como aspectos del proceso de producción y comercialización.
Las unidades de producción fueron seleccionadas de manera aleatoria. La encuesta se aplicó a 55 productores con preguntas de carácter cuantitativo y cualitativo, durante los meses de mayo a septiembre de 2010. El trabajo se llevó a cabo en cinco municipios del estado de Hidalgo, considerándolos parte de la región de Tulancingo. (Cuadro 1).
Características del área de estudio
La Región de Tulacingo se encuentra aproximadamente entre los 2200 y 2660 m sobre el nivel del mar. Se ubica en el Eje Neovolcánico, formado principalmente por llanuras y por sierra en menor proporción. Su topografía presenta una superficie semi-plana, cortada por cañadas, barrancas, cerros y volcanes. En su relieve, uno de los cerros más importantes es el del «Tezontle»; otras de sus elevaciones son los cerros Viejo, Napateco y las Navajas. En lo que respecta a la hidrología, uno de los ríos más importantes es el Metztitlán, que se origina en los límites del Estado de Puebla, con escurrimientos del Cerro Tlachaloya que forman el Río Hiscongo, y da origen al Río Chico de Tulancingo, que también es formado con los escurrimientos de Cuasesengo y La Paila; ambas forman el Río San Lorenzo, que da origen al Río Grande de Tulancingo. También existen regiones, cuencas y subcuencas hidrológicas. Estas regiones son Pánuco y Tuxpan-Nautla; las cuencas son el Río Moctezuma y Río Cazones; las subcuencas, el Río Metztitlán y el Río San Marcos. El clima de Tulancingo de Bravo es templado-frío, registra una temperatura media anual de 14°C, y una precipitación pluvial que oscila entre 500 y 553 mm por año, esto sin contar la humedad que deja la niebla ocasional, lo cual permite la siembra de temporal a los lugares donde no alcanza a llegar el riego, como en Metepec y en los llanos deSan Alejo (INEGI, 2002).
Características por municipios.
Tulancingo. Este municipio se localiza entre los 20°04'53'' N y los 98°22'07" O del Meridiano de Greenwich, a una altura de 2,140 m. Tiene una extensión territorial de 217.27 km2. La superficie agrícola es de 162.52 ha, mientras que la de bosque es 21.96 ha; posee una superficie sembrada de 13 600 ha (INEGI, 2011).
Acatlán. El municipio de Acatlán se encuentra localizado en la parte sureste del estado en una de las regiones en las que se divide la entidad llamada Valle de Tulancingo. El municipio de Acatlán se localiza a 9 km de Tulancingo; sus coordenadas geográficas son: 20°06'52" N y 98°53'12" O, y se ubica a una altura de 2340 m. Cuenta con una extensión de 174.70 km2 de superficie y representa 0.83 % de la superficie del Estado (Instituto Nacional para el Federalismo y el Desarrollo Municipal, 2002).
Acaxochitlán. Se encuentra a 69 km de distancia de la capital del estado de Hidalgo, sus coordenadas geográficas son: 20°10' N y 98°12' O; tiene una altura de 2260 m. Este municipio colinda al norte con el estado de Puebla, al este con el Estado de Puebla, al sur con el Estado de Puebla y el Municipio de Cuautepec de Hinojosa, y al oeste con los Municipios de Tulancingo de Bravo y Metepec (INEGI, 2002).
Agua Blanca de Iturbide. Se encuentra localizado geográficamente en la zona oriente del estado; situado entre los 20°21' N y 98°21' O. Aproximadamente 60 % de su territorio forma parte del altiplano del Valle de México (Cuenca de Metztitlán) y el resto cubre parte de la Sierra Madre Oriental.
Cuautepec de Hinojosa. Cuenta con una extensión de 372.60 km2 y, debido a la gran variación de elevaciones que tiene, su altura es variable que va de 2540 a 2820 m. El Municipio de Cuautepec se sitúa dentro de la región del Valle de Tulancingo (Instituto Nacional para el Federalismo y el Desarrollo Municipal, 2002).
Estimación de rentabilidad
Se hizo una estimación del cálculo de la rentabilidad correspondiente al ciclo primavera-verano 2010 en el cultivo de maíz, la cual fue calculada estimando el costo total de producción y el ingreso total de los cultivos. Los costos fueron divididos en dos partes: directos e indirectos. Dentro de los directos se incluyeron insumos y medios de producción (semilla, fertilizantes, renta de maquinaria, mano de obra y el costo de oportunidad de la inversión). En los indirectos se incluyó el costo anualizado del mantenimiento de la inversión en capital (maquinaria, renta de la tierra y gastos generales).
Respecto a los precios inherentes a los insumos y actividades de producción: semilla, productos agroquímicos (fertilizantes e insecticidas), renta de la tierra, jornales, abono y renta de maquinaria para calcular la rentabilidad, se emplearon los precios comerciales pagados en 2010 en las zonas de producción, además del precio medio rural reportado por la SAGARPA y el rendimiento por hectárea proporcionado por los productores para el mismo año.
Para determinar la rentabilidad se utilizaron las expresiones algebraicas siguientes, basados en la teoría económica (Krugman y Wells, 2006; Samuelson y Nordhaus, 2009):
donde CT=Costo total de la producción, Px =Precio del insumo o actividad X y X=Actividad o insumo.
El ingreso total por hectárea se obtiene de multiplicar el rendimiento del cultivo por su precio del mercado. La expresión algebraica es:
donde IT= Ingreso total ($ ha-1), Py=Precio de mercado del cultivo Y ($ t-1); Y=Rendimiento del cultivo (t ha-1).
La rentabilidad finalmente es igual a:
Rentabilidad=ITCT
Para el análisis de la rentabilidad se identificaron tres categorías de productores, según los rendimientos por hectárea obtenidos (información proporcionada por los mismos productores) (Cuadro 2).
Resultados y Discusión
Características de los productores
De los productores, 84 % fueron del sexo masculino y son jefes de familia; 16 % eran del sexo femenino y jefas de familia; las familias están integradas en promedio por cuatro miembros. La edad de los productores varió de 36 a 68 años, con una edad promedio de 46. Con respecto al grado de estudios, 68 % contaba con primaria concluida; 10 %, con secundaria concluida; 4 %, con estudios universitarios truncados; y 18 % no tenía ningún grado de estudio.
De acuerdo con INEGI (2010), el estado de Hidalgo tiene un nivel de escolaridad promedio de 8.1 años (es decir, equivale a segundo año de secundaria) y el promedio nacional de 8.6. Según los resultados, los hombres tienen 7.6 años en promedio (equivalente a primer año de secundaria) y las mujeres seis (equivalente a primaria completa); el promedio general del área de estudio es de 6.2, que resulta menor al reportado a nivel estatal y nacional.
Cabe resaltar que en el estado de Hidalgo más de 12 % de la población es analfabeta; 45 % de la población no ha concluido su instrucción primaria. Autores como Damián Huato (2007) señalan que la apropiación de tecnología agrícola tiene una relación directa con la edad y el nivel de escolaridad. Diversos autores señalan que la edad del productor es determinante para la adopción de nuevas prácticas y esto presenta un impacto en el rendimiento del cultivo (Ruiz Corral et al., 2001; INEGI, 2002; Rueda Barrientos, 2003). En este estudio, 35 % de los productores tenían 49 años o menos y pudieron estudiar la primaria, secundaria o universidad, y tenían la inquietud de conocer, innovar y adoptar nuevas tecnologías, además de buscar información agrícola en diferentes medios, como revistas, folletos, universidades y centros de investigación, o estaban en proceso de formar una organización productiva, ya que en ese momento ninguno participaba o pertenecía a alguna organización. Del resto de los productores, 65 % tenía una edad mayor a los 49, sin mostrar el mismo interés en conocer, innovar y adoptar nuevas tecnologías. Un aspecto clave para tener éxito en la producción es la innovación; en este sentido, los productores requieren innovaciones tecnológicas, como estrategia competitiva en las diferentes zonas productivas (Ayala Garay et al., 2012b), a pesar de ser productores que producen para autoconsumo, pues también son productores que venden en el mercado (56 %). La falta de organización no les permitió que se generaran economías de escala y se enfrentaban a los intermediarios, que son los que definen el precio al producto.
Sobre los servicios con que contaban los productores, 21 % carecía de sistema de drenaje, servicios sanitarios o letrinas, 18 % habitaba en viviendas sin agua potable, y 12 % no tenía acceso a la energía eléctrica. Al comparar los datos con INEGI (2009), los encontrados en campo son mayores que el promedio estatal; por ejemplo, 15 % de la población total carece del sistema de drenaje, servicios sanitarios o letrinas, y 15 % habita viviendas sin agua potable. Sólo en el caso de energía eléctrica, el valor es igual al del Estado.
Por otro lado, 66 % de los encuestados tenían familiares o ellos mismos han tenido que salir de sus hogares hacia el extranjero para mejorar sus ingresos. De acuerdo con SAGARPA (2011 b), se estima que la población relacionada con la migración en el estado es de aproximadamente 250 000 hidalguenses, los cuales colocan a Hidalgo en el décimo lugar a nivel nacional en envío de remesas.
Características de la producción
Los productores sembraron 3.36 ha en promedio, principalmente (75 %) en tierras ejidales. En la región estudiada los productores se dedicaban principalmente a la actividad agrícola, cultivando maíz, principalmente (100 %); cebada, en segundo término (12 %); y avena, frijol y alverjón o chícharo (16 %). Cabe resaltar que el objetivo de este artículo fue conocer la rentabilidad de maíz en la zona como principal cultivo de la región.
Según los datos de campo, el maíz se cultivaba predominantemente en condiciones de temporal. Su rendimiento promedio fue de 1.87 t ha-1, inferior al reportado por SAGARPA-SIACON (2012), de 2.65 t ha-1 a nivel estatal y con una variación desde 0.66 t ha-1 hasta 2.8 t ha-1. Cabe resaltar que, en años anteriores, el rendimiento promedio había sido de 2.14 t ha-1 (2006-2010). Según los productores, los bajos rendimientos fueron resultado de condiciones adversas, como el mal temporal, el cual repercute directamente en la producción, aunado a la falta de asesoría técnica y el uso de un paquete tecnológico inadecuado.
Dentro del proceso de producción, 28 % de los productores utilizó semilla mejorada. Cabe resaltar que, en la región centro oeste de Puebla (Ramírez Valverde et al., 2007) y en Tlaxcala (Damián y Ramírez, 2008), los maiceros optaron por el empleo de semilla criolla (96.7 y 92 %). Otro estudio realizado en 16 regiones de distintos estados de la república indica que la mayor proporción de productores usa variedades locales en 76.5 % y sólo 23.6 % emplea variedades mejoradas (Herrera Cabrera et al., 2002). La preferencia por las variedades locales se explica por su bajo costo y la facilidad que tiene la familia para conseguirlos; por su adaptación a las condiciones climáticas de la región; por su utilización en la elaboración de tortillas y otros productos; porque son pilares de la producción ganadera al proveer una mayor cantidad y calidad de forraje; porque le da mayor seguridad al agricultor, ya que conoce el manejo de la semilla y le da la posibilidad de seguir usando su cosecha como semilla y, finalmente, por su rendimiento (Guillén Pérez et al., 2002). Cabe resaltar que 60 % de los productores fertilizaron sus campos. Para el control de malas hierbas se ejecutaron dos labores de cultivo por 100 % de los productores. De los productores, 4 % hizo control fitosanitario. Finalmente, 24 % de los productores utilizó herbicidas. Aunado a los datos anteriores, los productores manifestaron que no contaban con la asesoría técnica o no sabían si las cantidades de semilla, fertilizante y herbicida que utilizaron eran las adecuadas (100 %). Los productores reconocieron que la asistencia técnica y el uso adecuado de la tecnología son factores decisivos para incrementar la productividad agrícola. El desarrollo agrícola para los pequeños productores se vincula fundamentalmente con una tecnología adecuada para la producción, constituye uno de los motores principales que impulsa la economía agrícola y da seguridad al productor (Larqué Saavedra et al., 2009); de ahí que otro factor clave en la producción rural es la innovación, la cual permite elevar la competitividad de las unidades de producción en el contexto tradicional (Ayala Garay et al., 2012b). El impacto de utilizar una tecnología adecuada depende, en gran medida, de las metas y objetivos de la unidad o empresa, y de la estructura de la industria en que ésta opera (Whyte y Boynton, 2005; Piedra y Kennedy, 2008; Altieri y Nicholls, 2009). De acuerdo con Sangerman-Jarquín et al., (2009), al uso de tecnologías se le asocian otros factores, como superficie cultivada, tenencia y renta de tierras, componentes esenciales para una mayor rentabilidad del cereal. De acuerdo con los resultados se destaca que los bajos rendimientos fueron, de acuerdo con la información del productor, por restricciones climáticas y falta de tecnología adecuada.
Análisis de rentabilidad de la producción de maíz
En los costos por hectárea se tuvo un promedio de $7290.19. De acuerdo con las categorías formadas en función de los rendimientos, los productores con menores costos totales por hectárea son aquellos que tuvieron los menores rendimientos, a diferencia de los que tuvieron rendimientos mayores, cuyos costos totales también fueron altos, pero en los que la utilidad fue mayor (Cuadro 3). El menor costo se observó en los productores de la categoría I, quienes destinan menos recursos a actividades mecanizadas, insumos y mano de obra, pero que obtienen menores rendimientos por ha.
Cabe resaltar que en relación con la estructura de los costos por hectárea, se tuvo que los gastos en actividades mecanizadas son el principal rubro en las tres categorías, el cual acapara 35 % en promedio de los costos totales; seguido de la renta de la tierra, con 21 %; el uso de mano de obra, con 19 %; uso de in-sumos, con 18 % y; gastos generales e intereses, que suman 7 %. Por categoría, la tendencia es similar, específicamente en la categoría III, el gasto en mano de obra es el mayor, y el menor porcentaje se tiene en gastos de fertilizantes, así como en renta de la tierra. Cabe resaltar que los valores de costo de renta de la tierra son muy parecidos y las diferencias por este rubro no son significativas. Los demás son similares respecto a las otras categorías (Figura 1).
En relación con los costos por tonelada, los productores con mayores rendimientos fueron los que tenían menores costos unitarios y, por tanto, mayor utilidad. Sin embargo, éstos también fueron los que representan el menor porcentaje en la región.
En la Figura 2 se muestra que la ganancia unitaria disminuye si el costo por tonelada aumenta. Los costos de producción unitarios elevados están relacionados con los bajos rendimientos que obtuvieron los productores.
La importancia de tener una mejor productividad radica en que los costos unitarios disminuyan. Al obtener un mayor rendimiento promedio, el costo por tonelada es menor, lo que repercute directamente en la ganancia unitaria (Figura 3).
En los costos por tonelada se tuvo que las ganancias en promedio fueron negativas. Por categoría, los productores clasificados en la III tuvieron una ganancia por tonelada de $1067.80, mientras que los de la categoría I son los que obtuvieron pérdidas de $2416.50. Se considera que diversos factores limitaron la productividad de maíz; sin embargo, fueron aspectos tecnológicos, como el uso inadecuado de fertilizantes (67 %), de semilla criolla y la falta de asesoría técnica los que hicieran que se tuvieran rendimientos bajos, así como el mal temporal.
Es indispensable que los productores reduzcan sus costos por tonelada; ésto puede ser alcanzado con un mejor uso de la tecnología que permita incrementar los rendimientos.
Como ya se mencionó, los costos se ven afectados por la productividad, lo que repercute directamente en las ganancias unitarias.
En la región, 36 % de los agricultores obtuvieron apoyo de PROCAMPO y sólo 4 % fue apoyado por el programa de diesel agropecuario. En México se sabe que una de las principales políticas del gobierno federal para los productores agrícolas es el PROCAMPO, el cual se creó con la finalidad de hacer transferencias directas para compensar el ingreso ante la apertura comercial derivada del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y por la desaparición de los esquemas de subsidios a precios e intervención directa en el mercado de productos agrícolas (Schwentesius Rindenmann y Ayala, 2011).
Cabe resaltar que el apoyo de PROCAMPO permite aminorar los costos totales en la producción; sin embargo, este no siempre se utiliza en el proceso de producción. Por otro lado, no siempre llega a tiempo, lo cual no les permite que se pueda ocupar en el proceso productivo. La importancia de este tipo de programas es que son utilizados como políticas de gobierno para mejorar la productividad. Para Andersen (2005) y Altimir (2003), las políticas de gobierno son otro factor que influye en la competitividad de los productores en diferentes regiones o países.
Factores que limitan la producción
De los productores, 96 % respondió que una de las limitantes a las que se enfrenta en la producción es la sequía, la que repercute directamente en la productividad y la calidad del maíz. En relación con la rentabilidad, 54 % mencionó que los altos costos de producción, derivado de altos precios en insumos, no permiten que el cultivo sea rentable; 24 % señaló que no existen créditos para que ellos puedan producir. De acuerdo con Taylor (1997), se reconoce que los cambios en la producción agropecuaria son resultado de factores asociados a las condiciones internas del sector: incremento a la productividad y acceso a créditos y a la tecnología. Por otro lado, 38% dijo que los precios de mercado y la falta de canales adecuados para la comercialización son los principales problemas en la región, que han hecho que el producto no sea rentable.
Destino de la producción
El total de los productores encuestados ha comercializado su producción, pero siempre destinan una parte para autoconsumo (aproximadamente 20 % en promedio). De los productores, 67 % mencionó que parte de su producción fue comercializada por intermediarios, quienes decidían el precio a inicios de la temporada de cosecha y lo iban incrementando o disminuyendo, dependiendo de la oferta y la demanda; es decir, los productores que vendían volúmenes pequeños fueron los más vulnerables, ya que estaban expuestos a la fijación de precios por los intermediarios.
Derivado del intermediarismo, los canales de comercialización tradicionales fueron inadecuados, impidiendo que los productores obtuvieran mayores márgenes de utilidad.
Además de los intermediarios, 52 % vendió el maíz en el mercado local y en los tianguis, y sólo 4 % en el mercado estatal. Por otro lado, y de acuerdo con los productores, la producción obtenida no se destina únicamente a la venta, ya que 96% de ellos también utilizaron 20 % de ésta para autoconsumo.
Conclusiones
Los productores encuestados tuvieron un nivel de educación bajo. Se dedicaban principalmente a la actividad agrícola, cultivando maíz, entre otros cultivos; eran minifundistas y producían en condiciones de temporal, obteniendo bajos rendimientos que fueron resultado de las condiciones adversas, como el mal temporal y la falta de asesoría técnica, los cuales repercuten directamente en la producción.
En los costos por hectárea se tuvo un promedio de $7290.19. De acuerdo con las categorías formadas en función de los rendimientos, los productores con menores costos totales por hectárea son aquellos que tuvieron los rendimientos más bajos, a diferencia de aquellos con rendimientos mayores, que registraron también costos totales altos, pero tuvieron una utilidad más alta.
La ganancia unitaria disminuye si el costo por tonelada aumenta; los costos de producción unitarios elevados están relacionados con los bajos rendimientos que obtuvieron los productores. La importancia de tener mayores rendimientos por hectárea, radica en una disminución de los costos unitarios.
Los productores señalaron que la asistencia técnica es factor decisivo para incrementar la productividad agrícola, los rendimientos y eficientar la mano de obra. Los costos por toneldada se vieron afectados por la baja productividad, lo que repercute directamente en las ganancias unitarias. La menor utilidad se explica por los bajos rendimientos, que hacen que los costos se incrementen de manera significativa.
Literatura Citada
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