Introducción
La perspectiva de la investigación en el espacio agrario ha girado en gran medida alrededor de las ciencias naturales que de modo general pueden identificarse con tendencias como el aumento de la productividad y las evaluaciones económicas neoclásicas, a las cuales subyace una lógica de fragmentación de los estudios bajo la modalidad de disciplinas (Francis et al., 2008). No obstante, para encarar los problemas actuales del agro, según estos autores, es necesario dar un giro a las futuras investigaciones, de tal manera que trasciendan esas dos tendencias mediante la inclusión de temas-problema de orden social y ecológico tales como la alimentación, el ambiente y la salud con el enfoque multidimensional e integral que demanda la aproximación a la complejidad del agro.
Esto sin duda constituirá un gran aporte para las investigaciones cuya unidad la conforman los sistemas socioecológicos, entendidos como aquellos en que interactúan componentes de tipo social y ecológico (Gallopín, 2001), cuyo eje justamente es la sostenibilidad socioecológica. Es importante mencionar, que en lugar del término agroecosistemas, muy usado en investigaciones de sistemas agrícolas, se optó por utilizar como correlatos los términos sistemas socioecológicos y unidades familiares de producción y vida en el campo. Frente a las diferentes perspectivas del concepto de agroecosistemas, que demuestran su polisemia por las numerosas definiciones y significados, se propone que una unidad familiar es un sistema socioecológico agrario complejo y un medio de vida para la reproducción social y ecológica de la familia, a través de un concepto que busca reflejar la integralidad y complementariedad del espacio de trabajo y de vida en el campo. Estas unidades presentan características que les confieren identidad.
En este orden de ideas los problemas del espacio agrario, así como las investigaciones a que dan lugar requieren una nueva perspectiva desde la que sean tenidos en cuenta los actores locales, debido a que pueden contribuir enormemente no sólo con la identificación de los problemas de insostenibilidad sino también con las soluciones apropiadas. De hecho una condición sine qua non para determinar los problemas de insostenibilidad en los sistemas socioecológicos es la realización de una descripción colectiva e integradora del sistema, la cual no incorpora sólo elementos de orden técnico, productivo y económico sino también social y ecológico. Como señala Salas-Zapata et al. (2012), hay la necesidad de comprensión del proceso adaptativo en el que se dan los problemas, de las características del sistema que determinan su respuesta a dichos problemas y de los cambios que se han producido en el sistema. En este sentido, la descripción de sistemas socioecológicos complejos es el paso inicial para el entendimiento de este tipo de proceso.
Precisamente, en el presente ensayo se propone la metodología de caracterización socioecológica de unidades familiares (CSUF); con base, en una experiencia de aplicación en una unidad familiar con producción de leche, como actividad económica principal. Es importante resaltar, que las unidades familiares son un medio de vida, tanto social como ecológico, para las familias en el espacio agrario; por lo tanto, existen otros procesos además del productivo que requieren ser integrados en la concepción de las unidades familiares de producción, asumidas de esta manera como sistemas socioecológicos agrarios complejos.
Propuesta metodológica
La propuesta fue desarrollada teniendo en cuenta una fundamentación conceptual, la proposición de fases metodológicas y su aplicación en un trabajo de campo. En la revisión de literatura acerca de los conceptos y sus respectivos autores se incluyeron los de “agricultura familiar campesina” (Lamarch, 1993; Shanin, 1980), los de “sistemas socioecológicos” (Gallopín, 2001) y los de “enfoque de sistemas complejos” (García, 2008). Para el diseño de las fases metodológicas se tuvieron en cuenta particularmente tres trabajos: Masera et al. (2000); Sarandón (2002); Cammaert et al. (2007), en los que se describen en efecto los sistemas agrícolas. Para la aplicación de la CSUF se validó la propuesta metodológica con actividades de indagación en una unidad familiar.
Fundamentación conceptual
La base conceptual de las unidades familiares de producción y vida en el campo se encuentra en medio del debate sobre el concepto de agricultura familiar campesina, debido que cada establecimiento de producción agrícola en este ámbito constituye de hecho una unidad de producción y de vida en el campo; es decir, que se trata de una unidad dinámica que refleja la integralidad, la complementariedad y la complejidad del espacio donde se vive y labora con interacciones con el entorno.
Según Lamarche (1993), la agricultura familiar se ha desarrollado con referencia en un “modelo original”, a una forma particular de ser agricultor campesino, basado en un acervo sociocultural desde el que se orienta la toma de decisiones. Sin embargo, la agricultura familiar no constituye una “burbuja” debido a que existen demandas globales que dinamizan la estructura y la funcionalidad de las unidades. Refiere Shanin (1980), que las características del campesinado se cimientan en la naturaleza y la dinámica de la finca, como unidad básica de producción y medio de vida social.
Para la CSUF es especialmente necesaria la comprensión del concepto de sistemas socioecológicos, que para Gallopín (2001) representan justamente un conjunto de interacciones entre los sistemas sociales y los sistemas ecológicos. El primero de ellos contiene todo lo que hace referencia a los aspectos humanos en que se incluyen variables y características de orden económico, social, demográfico, cultural, etc., y en el segundo las variables y características biofísicas. Para efectos prácticos y metodológicos, inicialmente la CSUF adapta los sistemas social y ecológico de Gallopín (2001) partiendo de las dimensiones económica, cultural y ambiental, cuyo análisis ulterior se realiza de manera integradora. Esta propuesta metodológica describe las principales características del sistema a la luz del presupuesto de que el resultado de la intersección de las tres dimensiones es la identidad social, o sea el ethos de la familia.
En ese orden de ideas, las familias agricultoras son los sujetos de estudio y sus fincas son la unidad de análisis los cuales conforman un sistema complejo. Es importante mencionar, que el enfoque sistémico en la ciencia se ha evidenciado en los años 1950, como respuesta critica a las fallas del enfoque disciplinario reduccionista (Pinheiro, 2000). Para este autor, esta perspectiva ha sido aplicada en la agricultura desde diferentes perspectivas, inicialmente con un abordaje de control de las entradas y salidas de los sistemas productivos (hard-systems) y luego desde la intención de entender las inter e intra relaciones en los sistemas (soft-systems). En este sentido, se observa un continuo proceso de evolución conceptual y así como afirma Pinheiro (2000), la palabra sistema permite diversas interpretaciones. El concepto de sistema al que se alude en este trabajo, tiene que ver directamente con la definición de sistemas complejos desarrollada por García (2008) lo cual es una representación de un “recorte” de esta realidad, concibiéndolo como una totalidad organizada en la cual no es dable separar los elementos para lograr entender las estructura y el funcionamiento de dicho sistema desde las relaciones establecidas.
La CSUF propone un acercamiento al análisis de los elementos del sistema a partir de la multidimensionalidad implícita en el enfoque de sistemas complejos, una caracterización que per se, no solo permite definir y describir los elementos de las unidades sino que además permite generar procesos reflexivos de los sujetos de estudio sobre su realidad socioecológica y perspectivas futuras.
Fases metodológicas
La propuesta metodológica para la CSUF está compuesta por cinco fases que son descritas a continuación, respaldadas por una búsqueda bibliográfica del área de estudio para identificar aspectos biofísicos y socioculturales generales con el fin de contextualizar la investigación y, además de un cuestionario sociodemográfico para la recolección de información sobre la estructura familiar, la edad, el género, la escolaridad.
Fase 1. Emergencia colectiva del concepto de sostenibilidad. Esta fase refleja el proceso de idealización individual y familiar del concepto y el alcance de la sostenibilidad en el campo, para lo cual es necesario tener en cuenta lo que significa sostenibilidad para la familia. En un primer momento de sensibilización y acercamiento, se les pide a los miembros de la familia que de manera libre piensen e imaginen lo que el investigador describe a continuación.
“Ustedes van hacer un viaje de intercambio, acá en la región, en una unidad familiar que se dedica, a la agricultura. Esta unidad familiar es conocida por su alto nivel de sostenibilidad. Todos ustedes aceptaron ir a conocerla. Recuerden que estamos imaginando y por lo tanto no hay límite para un ‘soñador’. Entonces les pregunto: al bajar del autobús e ir a conocer la unidad familiar más sostenible que puede existir, ¿qué creen que verán y conocerán en este día de intercambio?” (Entrevistador).
Además de la descripción oral es importante el registro escrito de las respuestas de los participantes sobre la sostenibilidad, las cuales, utilizando cartografía social, son representadas por breves palabras en tiras de papel, y a partir de este ejercicio de análisis se inicia la próxima fase.
Fase 2. Construcción colectiva de indicadores socioecológicos de importancia local. De acuerdo con Sarandón (2002) para “medir” los avances en sostenibilidad es necesario “simplificar” la complejidad a valores concretos como los indicadores, debido a que de este modo se logra no sólo una mejor descripción de los sistemas sino que se facilita la comunicación de los hallazgos y se identifican más fácilmente los puntos críticos.
En esta fase se inicia precisamente la construcción de indicadores a partir de los parámetros (palabras en la tiras) que cada miembro de la familia identificó en la fase 1 en la que definió el modelo de una unidad familiar sostenible. Los parámetros establecidos deben inscribirse en una de tres dimensiones: económica, cultural y ambiental. Esto hace que las personas identifiquen no sólo el parámetro sino la dimensión a la que pertenece, sin embargo es necesario reiterar que el análisis debe ir más allá de las dimensiones, lo cual se logra sin duda al relacionar los parámetros.
A partir de lo anterior, los miembros de la familia le asignan un valor a cada uno de los parámetros, de forma colectiva y por consenso, en un ejercicio en el cual se hace evidente la importancia que ellos le asignan a cada uno para la sostenibilidad de las unidades, en el contexto específico en el cual viven. Según Sarandón y Flores (2009) cada parámetro tiene su peso dentro de cada dimensión, pero éstas tienen un mismo valor. A partir de la clasificación en dimensiones y ponderación de los parámetros según su importancia para la familia, el investigador construye los indicadores con los miembros de la familia; es decir, que cada parámetro se descompone en indicadores cualitativos y cuantitativos para valorar la situación. Además, son establecidos los valores ideales de cada indicador para representar la realidad local. Al realizar este ejercicio con más familias se podrá hacer más representativo dicho sistema de representación.
Fase 3. Rol protagónico de la familia. En esta fase, como lo sugiere su nombre, las familias se constituyen en los principales actores del proceso al evaluar su unidad familiar. En efecto, en ésta se da la reflexión de los miembros de la familia frente a su propia realidad, y aunque los indicadores no dan cuenta de todas las condiciones socioecológicas que la afectan, es claro que sí destacan algunos factores relevantes desde la perspectiva familiar para evaluar. Se observó, que en esta fase el objetivo final no es el parámetro o el indicador y tampoco su valor sino las (re)acciones ante el proceso de autoevaluación en las personas participantes.
El punto de partida de esta fase es la evaluación de los indicadores con la familia y la comparación con los valores ideales establecidos para la localidad. A continuación se emplea el “método del semáforo” con el cual los miembros de la familia hacen la calificación de cada indicador utilizando los colores verde, amarillo y rojo, que equivalen, respectivamente, a tres niveles de situaciones favorable/deseada, intermediaria/regular y desfavorable/indeseada (Cammaert et al., 2007). Asímismo, para facilitar el análisis, todos los resultados de la evaluación, independientemente de su unidad de origen, deberán ser estandarizados mediante una escala (Masera et al., 2000). La escala numérica se corresponde con los colores del semáforo tal y como se observa en el siguiente (Cuadro 1).
Aún en esta fase, se solicita a los miembros de la familia que dibujen colectivamente en un papel su unidad (mapa) evidenciando los sistemas de manejo. La evaluación y el mapa permitirán una visualización general de la percepción familiar acerca de la sostenibilidad y del reflejo de sus acciones como agricultores en su unidad productiva.
Fase 4. Síntesis. Para facilitar el análisis y sintetizar los resultados encontrados con los indicadores, en esta fase se sugiere el cálculo de tres índices, un por dimensión: la económica (Ik), la cultural (Ic), y la ambiental (Ia). De acuerdo con la metodología de Sarandón y Flores (2009), en cada dimensión se ponderan los resultados en la escala numérica para cada indicador multiplicando el valor por un coeficiente estipulado de acuerdo con la importancia de cada parámetro, según la percepción de cada familia. Luego, mediante la suma de los valores se obtiene un índice general (IG) a través de la siguiente fórmula.
La construcción de indicadores e índices para la evaluación de variables cuantitativas y cualitativas es un instrumento didáctico para el análisis, pero no suficiente para caracterizar las unidades, porque para esto es necesario incluir el análisis de toda la información recopilada durante las diferentes fases de la propuesta metodológica, que cuenta también con análisis cualitativos en software específicos. El análisis se realiza con una descripción basada en toda la información recopilada, los indicadores, los índices y la comparación del mapa elaborado por la familia con imagen satelital, la cual muchas veces esta disponible en la web con acceso libre.
Fase 5. Retroalimentación. En esta fase se presentan los resultados del análisis con el propósito de validar la caracterización socioecológica con la familia y realizar un proceso de retroalimentación. En ella hay tres posibilidades que son: aceptación del análisis, aceptación con aclaraciones, o no aceptación. En el primer caso, a partir de su visión integral del fenómeno, la familia se siente y se ve reflejada efectivamente en la caracterización que se ha obtenido mediante la metodología propuesta. En el segundo caso, la familia se identifica con la caracterización y complementa el análisis ampliando la información. En el tercero, la familia no se siente reflejada en los resultados. La retroalimentación realizada con base en las posibles respuestas permite verificar la sensibilidad de los indicadores y del análisis realizado.
Aplicación en campo
Área de estudio. La propuesta se desarrolló en la unidad de la familia Dalzochio, que tiene en la producción de leche vacuno su actividad económica principal. La unidad está localizada en el Sur de Brasil, en la región Oeste del departamento de Santa Catarina, zona rural del municipio de São Lourenço do Oeste (latitud 26º 21’ 33’’ S; longitud 52º 51’ 04’’ W; altitud 893 m. De acuerdo con la clasificación climática de Köppen y Geiger (1936) el clima de esta región es meso térmico húmedo, sin estación seca, del tipo Cfa; es decir, subtropical (caliente y húmedo) con lluvias bien distribuidas en el verano, y presenta áreas de bosque húmedo templado cálido y bosque muy húmedo templado cálido, de acuerdo con la clasificación de zonas de vida (Holdridge, 1967).
En el municipio de São Lourenço do Oeste existen Cambissolo y Latossolo con característica argilosa (IBGE, 2001), la temperatura media anual es de 17 ºC y la precipitación media anual de 2 000 mm (EPAGRI, 2002). Según el censo demográfico, la población municipal es de 21 792 habitantes (60 habitantes km2) en su mayoría de origen italiano y alemán producto del proceso migratorio de la década de 1950 (IBGE, 2010). Aún según el censo, el índice de desarrollo humano municipal (IDHM) es de 0.749 y los principales renglones de la economía están en el sector servicios, industria y agropecuario.
Instrumentos de recolección y análisis de datos
El método que se utilizó para la aplicación de la CSUF fue el etnográfico en un estudio descriptivo transversal utilizando instrumentos mixtos, durante los meses de octubre y noviembre de 2013. El sujeto de estudio fue la familia agricultora y la unidad de análisis su finca en un estudio de caso como prueba piloto. Las técnicas utilizadas fueron la cartografía social, la observación participante activa, las entrevistas semi-estructuradas, los cuestionarios, los relatos de experiencias y el registro de información de fuentes documentales (Sampieri et al., 2010). Además, fue realizada observación directa en campo de aspectos ambientales, técnicos y productivos y se incluyeron análisis de la calidad de la leche de acuerdo con los criterios de calidad establecidos en la legislación brasileña (MAPA, 2011). El cálculo del costo de la producción de leche fue realizado en planillas de CONSELEITE (2013).
La recolección y análisis de datos fueron realizados en paralelo e interconectados en todas las fases del estudio, pero el análisis final detallado de los datos cualitativos tuvo la siguiente secuencia: transcripción, sistematización, codificación, categorización y análisis en el programa Atlas TI 6.0.
En relación a los aspectos éticos, la investigación siguió las directrices y normas reguladoras de investigación que involucra seres humanos, a través del uso del consentimiento informado, atendiendo al protocolo consignado en la Resolución Brasileña núm. 466, del 12 de diciembre de 2012 (Brasil, 2013).
Aplicación de las fases metodológicas
Fase 1. Emergencia colectiva del concepto de sostenibilidad. La familia Dalzochio está compuesta por el padre, la madre y cuatro hijos. En esta primera aproximación a la caracterización estaban presentes cuatro miembros de la familia, los padres, un hijo y una hija. Todos manifestaron su disposición a colaborar y cierta curiosidad sobre la metodología y los propósitos del estudio. Inicialmente el padre se mostró inseguro al imaginar la situación descrita por la investigadora, pues reflejaba los sistemas productivos de su unidad y no lograba imaginarlos como sugiere la propuesta. Sin embargo, conforme avanzaba el estudio y con la ayuda de las mujeres de la familia, el padre comprendió la metodología y participó en la creación y discusión sobre la unidad sostenible ideal, teniendo en cuenta la producción de leche como actividad económica principal.
Utilizando tiras de papel cada miembro de la familia registró en pocas palabras su definición de “unidad familiar sostenible”. Las palabras escritas por la familia en este primer momento fueron: “autoconsumo”, “productividad”, “rentabilidad”, “diversidad de renta”, “gestión planificada”, “mano de obra”, “menor dependencia externa”, “conocimiento y innovación”, “participación”, “relevo generacional”, “diálogo familiar”, “calidad de vida y satisfacción”, “calidad de la leche”, “manejo más natural”, “destino de la basura”, “calidad del suelo”, “preservación ambiental”.
Fase 2. Construcción colectiva de indicadores socioecológicos de importancia local. En la fase anterior, los miembros de la familia escribieron en tiras de papel palabras que representaban una unidad familiar sostenible teniendo en cuenta la producción de leche como actividad económica principal. A partir de ahí, la familia evidenció dificultades durante la experiencia, pues debía entrar en consenso sobre las palabras en las tiras, de tal forma que se pudieran constituir los parámetros a representar de toda la familia y no de cada individuo. A esta altura del ejercicio se dieron interesantes reflexiones y discusiones en búsqueda de dicho consenso. Las tiras de papel con las palabras identificaron los parámetros que fueron clasificados dentro de tres carteleras de colores, cada una representativa de una dimensión dentro de las tres sugeridas inicialmente: económica, cultural y ambiental.
Los miembros de la familia, por consenso, asignaron un peso a cada parámetro dentro de cada dimensión. Se pidió a los miembros de la familia que determinaran el grado de importancia para cada uno de los parámetros a través de la asignación de una, dos o tres estrellas, considerando que una estrella indica el nivel más bajo de importancia y tres el más alto. Después que las tiras fueron clasificadas en sus respectivas dimensiones y ponderadas según su importancia para la familia, se construyeron los respectivos indicadores, métodos de evaluación y situaciones ideales para la realidad local. La ponderación de los parámetros y la descripción de los indicadores construidos de manera colectiva son presentados a continuación en sus respectivas dimensiones:
Económica (Ik)
Autosuficiencia alimentaria (ponderación***) estimada a través de dos indicadores (A1 y A2).
A1. Número de alimentos producidos: (8 a 6) produce igual o más de 32 alimentos; (5 a 3) de 31 a 16; (2 a 0) hasta 15.
A2. Porcentaje de alimentos auto producidos para consumo familiar: (8 a 6) produce igual o más de 70% de lo que se consume; (5 a 3) de 69 a 36%; (2 a 0) hasta 35%.
B. Productividad de leche (ponderación*) estimada a través de la producción de litros de leche por hectárea por año: (8 a 6) produce más de 2.478 L ha-1 año-1; (5 a 3) de 2 478 a 1 500 L ha-1 año-1; (2 a 0) menos de 1 500 L ha-1 año-1.
C. Rentabilidad de la producción lechera (ponderación***), estimada a través del lucro anual promedio de cada litro de leche producida: (8 a 6) con lucro mayor que R$ 0.09 en moneda brasileña por litro de leche; (5 a 3) de R$ 0.09 a 0.5; (2 a 0) hasta R$ 0.4.
D. Diversificación de la producción para venta (ponderación**) estimada a través del número de actividades productivas comercialmente relevantes: (8 a 6) con 4 o más actividades productivas comercialmente relevantes; (5 a 3) con 3; (2 a 0) hasta 2.
E. Planificación y gestión de los sistemas productivos (ponderación***) estimada a través de la existencia de registros de planificación y gestión de los sistemas productivos: (8 a 6) existe planificación y gestión a través de planillas y registros de todos los sistemas productivos; (5 a 3) hay apuntes dispersos, pero no propiamente un proceso de planificación y gestión eficaz; (2 a 0) no hay registros y por lo tanto no existe planificación y gestión de manera organizada y clara.
F. Fuerza de trabajo (ponderación*) estimada a través de la existencia de fuerza de trabajo suficiente para las actividades productivas realizadas: (8 a 6) suficiente; (5 a 3) escasa pero que no limita las actividades productivas de manera drástica; (2 a 0) insuficiente.
G. Uso de insumos internos en los sistemas productivos (ponderación**) estimado a través del porcentaje de producción local (interna) de los insumos utilizados en los sistemas relacionados a la producción de leche: (8 a 6) produce igual o más 70% de los insumos; (5 a 3) compra y produce (50%); (2 a 0) compra más de 70%.
Cultural (Ic)
H. Conocimiento de los sistemas productivos con capacidad de innovación (ponderación***) estimada a través de la percepción familiar del conocimiento del manejo ecológico y su capacidad de innovación: (8 a 6) alto nivel de conocimiento de los sistemas productivos, poder de innovación y experimentación para tornar eficiente el uso de los recursos locales; (5 a 3) mediano; (2 a 0) bajo nivel de conocimiento, con alta dependencia de asistencia técnica e insumos externos.
I. Nivel de participación en organizaciones (ponderación*) estimada a través de dos indicadores (I1 y I2).
I1. Número de actividades en que participa: (8 a 6) igual o más de 12 al año; (5 a 3) de 11 a 6 al año; (2 a 0) menos de 6 al año.
I2. Número de organizaciones en que participa: (8 a 6) igual o más de 4; (5 a 3) de 3 a 2; (2 a 0) menos de 2.
J. Relevo generacional (ponderación*) estimado a través de la percepción familiar sobre la existencia de relevo generacional: (8 a 6) seguramente habrá relevo generacional; (5 a 3) dudosa; (2 a 0) no habrá.
K. Diálogo y participación familiar (ponderación***) estimada a través de la percepción familiar sobre la participación en los procesos de toma de decisión: (8 a 6) alta integración y participación familiar; (5 a 3) mediana; (2 a 0) baja, pues en general la decisión es de un(a) jefe(a) de la familia.
L. Satisfacción con la calidad de las condiciones de vida (ponderación***) estimada a través de la percepción familiar de satisfacción con su condición de vida: (8 a 6) alta satisfacción; (5 a 3) mediana satisfacción; (2 a 0) insatisfacción.
Ambiental (Ia)
M. Calidad de la leche (ponderación*) estimada a través de cuatro indicadores (M1, M2, M3 y M4):
M1. Número de bacterias totales: (8 a 6) menos de 100 000 UFC mL-1; (5 a 3) de 100 000 a 600 000 UFCmL-1; (2 a 0) más de 600 001 UFC mL-1.
M2. Número de células somáticas: (8 a 6) menos de 480 000 CS mL-1; (5 a 3) de 480 000 a 600 000 CS mL-1; (2 a 0) más de 600 001 CS mL-1.
M3. Porcentaje de proteína total: (8 a 6) igual o mayor que 2.9%; (5 a 3) de 2.8 a 2.5%; (2 a 0) menor que 2.5%.
M4. Porcentaje de grasa total: (8 a 6) igual o mayor que 3%; (5 a 3) de 2.9 a 2.5%; (2 a 0) menor que 2.5%.
N. Sistema de manejo del pastoreo de los bovinos lecheros (ponderación**) estimado pelo tipo de sistema alimentario del ganado: (8 a 6) racional en parcelas; (5 a 3) rotativo en más de 10 parcelas; (2 a 0) continuo en 10 o menos parcelas.
O. Destino de los desechos (ponderación*) estimado a través del porcentaje destinado para reciclaje y compostaje o otro método de reutilización: (8 a 6) más de 70%; (5 a 3) de 70 a 50%; (2 a 0) menos de 50%.
P. Conservación del suelo en los pastos (ponderación***) estimada a través de dos indicadores (P1 y P2).
P1. Estado de descomposición del excremento bovino: (8 a 6) prevalencia de excrementos bovino bien descompuestos; (5 a 3) prevalencia de excremento bovino parcialmente descompuesto; (2 a 0) prevalencia de excremento bovino poco descompuesto o momificado.
P2. Porcentaje de cobertura del suelo: (8 a 6) cobertura vegetal mayor que 90% del área, durante más de 10 meses del año; (5 a 3) cobertura vegetal entre 90 y 70% del área, durante por lo menos 10 meses del año; (2 a 0) cobertura vegetal hasta 70% del área, durante por lo menos 10 meses del año.
Q. Preservación ambiental (ponderación***) estima a través del porcentaje de área destinada para reserva legal: (8 a 6) reserva legal mínima de 20% del tamaño de la unidad; (5 a 3) de 19 a 15%; (2 a 0) menor que 15%.
Fase 3. Rol protagónico de la familia. En esta fase los 23 indicadores construidos fueron evaluados con la familia con el fin de reflejar la situación actual de su unidad de producción, a partir de los parámetros considerados como importantes para los sujetos. La familia evaluó indicadores e hizo la calificación por colores y después los estandarizó. Los resultados en la escala propuesta (Cuadro 2).
En esta fase se hizo notar, una vez más, la necesidad que la familia tuvo de concertar las opiniones divergentes, en consonancia con la visión que cada individuo tiene del mundo que lo rodea. Hubo un proceso muy valioso de discusión y consenso de la familia a partir de la “realidad” común a todos, que no siempre se evidencia claramente. Se realizó un recorrido con el objetivo de evaluar en campo los indicadores que lo requerían y de conocer e identificar los elementos más relevantes de los sistemas productivos y contar con una visión general de las prácticas de manejo. Durante el recorrido fueron marcados los puntos con un sistema de posicionamiento geográfico (GPS), para posterior visualización de la imagen satelital. Aún en esta fase, la familia diseñó su unidad productiva de 67 hectáreas, identificando con colores los diferentes sistemas de manejo de la siguiente manera: el verde representaba las áreas con manejo ecológico, el rojo las convencionales y el azul las zonas en transición.
Fase 4. Síntesis. Para facilitar el análisis, se llevó a cabo el cálculo de índices que de manera sintética reflejen los resultados de los indicadores en sus respectivas dimensiones (Cuadro 3).
Para calcular los índices de las tres dimensiones, se ponderaron los resultados de los indicadores. En la ponderación de los indicadores utilizados en la dimensión económica se consideraron los indicadores A, C, E con peso 3 como los más relevantes; los D y G con peso 2; B y F con peso 1 como los menos importantes. El cálculo se hizo de la siguiente manera.
En la ponderación de los indicadores utilizados en la dimensión cultural se consideraron los indicadores H, K, L con un peso de 3; los I y J con un peso de 1. El cálculo se hizo de la siguiente manera.
En la ponderación de los indicadores utilizados en la dimensión ambiental se consideraron los indicadores P y Q con un peso de 3; el N con un peso de 2; y los M y O con un peso de 1. El cálculo se hizo de la siguiente manera.
Por último, con los datos de los índices de cada dimensión, económica (Ik), cultural (Ic) y ambiental (Ia), se calculó un índice general (IG) de la situación de la unidad, considerando que los tres índices anteriores tenían la misma importancia o peso específico. Este cálculo se hizo de la siguiente manera.
Además del cálculo de índices, se hizo el análisis de la información cualitativa y la comparación de la imagen satelital del área con el mapa que representaba la visión de la familia sobre los aspectos biofísicos de su unidad.
Fase 5. Retroalimentación. Para validar la caracterización con la familia y establecer un proceso de retroalimentación, se presentaron los resultados del análisis para la familia de manera sencilla y clara. Los resultados de los indicadores e índices fueron presentados a través de gráficos tipo “red” o “tela de araña”, pues según Sarandón y Flores (2009) la representación gráfica en red sintetiza información importante, permitiendo detectar los puntos críticos con una visión global del problema. Las informaciones cualitativas fueron presentadas de manera descriptiva y oral. La comparación del mapa con la imagen satelital del área se hizo con la presentación impresa de ambas imágenes, habiendo consenso de que el dibujo con el cual se hizo el mapa estaba bien detallado y muy próximo a la imagen satelital, sin embargo con predominancia del color rojo demostrando un manejo convencional que la familia describió como consecuencia de la facilidad de compra y uso de agroquímicos.
Con respecto a los puntos fuertes y débiles, hubo discrepancia dentro de la familia. La mayoría de los acuerdos y desacuerdos presentados se relacionaron con decisiones pasadas tomadas por ellos sobre aspectos de manejo de sistemas productivos, como por ejemplo, el acuerdo sobre los notables resultados positivos con el inicio de la utilización de medicamentos homeopáticos en la ganadería; y el desacuerdo en la decisión de cultivar maíz transgénico, frente a la cual no hubo consenso en la familia. Estas discusiones se lograron a partir del uso de la CSUF como base para una reflexión colectiva.
Al hacer la devolución de los resultados, la familia concluyó que su realidad si se refleja en los análisis realizados en la CSUF, con lo cual se demuestra la alta sensibilidad de los indicadores y el gran acercamiento a la realidad de la unidad familiar a través de la propuesta metodológica. Se pudo apreciar incluso que los detalles acerca de los datos obtenidos y su significado práctico despertó gran interés en la familia, tanto así que en la última visita, sus miembros solicitaron una copia del análisis y de los datos por considerarlo un insumo muy importante para la planificación.
Conclusiones
El principal aporte de esta investigación se centra en la propuesta metodológica para la caracterización socioecológica de unidades familiares de producción y vida en el campo de manera colectiva e integradora. Se hizo evidente la necesidad del investigador de comprender las actuaciones y decisiones desde la perspectiva de los miembros de la familia, sus interpretaciones individuales y colectivas y los significados atribuidos a sus actuaciones, así como los puntos de divergencia y convergencia familiar.
La aplicación en campo, en la unidad de la familia Dalzochio en el Oeste de Santa Catarina, ha logrado el propósito de representar la unidad con base en la perspectiva de los sujetos de estudio, generando procesos de reflexión familiar sobre su realidad socioecológica y sobre alternativas futuras, con base en la realidad hallada en esta caracterización. Hubo procesos de reflexión colectiva sobre los problemas de insostenibilidad en la unidad, así como la problematización familiar de sus fortalezas y debilidades, como base para la toma de decisiones en la familia en relación al futuro. Se identificaron como limitantes de la aplicación de la CSUF los aspectos relacionados a la transferencia vertical de tecnologías y conocimientos, pues la metodológica se conforma como una propuesta horizontal de construcción colectiva. Adicionalmente, se identifica la necesidad de aplicación de la CSUF en otras unidades familiares, en diferentes escalas espacial y temporal, de manera flexible y adaptándola a cada realidad local con el propósito de descripción socioecológica de sistemas agrarios complejos como un paso inicial para la comprensión de los procesos involucrados en la resiliencia socioecológica de dichos sistemas en respuesta a los problemas de insostenibilidad.
El artículo presenta en forma resumida los resultados de la aplicación en campo; sin embargo, uno de los propósitos es ofrecer alternativas a investigadores y extensionistas para hacer trabajos con los agricultores y no para los agricultores, a través de una metodología de descripción socioecológica colectiva e integradora de las unidades familiares, de tal forma que se pueda contar con una aproximación a la complejidad inherente a ellas. Es un desafío la construcción y profundización de metodologías para comprender los procesos socioecológicos y así colaborar en las decisiones hacia una mayor sostenibilidad. En este sentido, esta investigación cumple una función académica y social.
Desde el punto de vista académico, es fundamental concretar propuestas metodológicas con rigor científico que sean coherentes con la realidad. Desde el social, se propone que las investigaciones generen informaciones e intervenciones consecuentes con la realidad, de ahí la importancia en el avance de propuestas integradoras con la participación activa de las familias que además de comprender la realidad, potencialicen las fortalezas identificadas y trabajen las debilidades a fin de contribuir a la toma de decisiones asertivas hacia la sostenibilidad en el campo y en la ciudad.