Introducción
La variabilidad climática asociada con El Niño Oscilación del Sur (ENSO, por sus siglas en inglés) tiene un profundo impacto ambiental y socioeconómico en Colombia. La fase fría del ENSO genera emergencias por inundaciones y deslizamientos de tierra que pueden afectar a más de 500 000 personas, con una frecuencia de 2 a 4 años. En el periodo 1950-2018 se reportan 177 desastres naturales en el país; 45% de los casos corresponde a inundaciones (EM-DAT, 2018). Además, con relación a Latinoamérica, Colombia presenta la mayor tasa de emergencias recurrentes provocadas por fenómenos naturales (más de 600 reportes por año); esto se debe no sólo a las condiciones ambientales naturales sino a que 84.7% de la población está localizada en áreas expuestas a dos o más peligros naturales (Banco Mundial, 2014).
El Análisis de Frecuencias de Crecidas (AFC) es el modelo estadístico más utilizado para estimar el caudal de una crecida y/o su frecuencia de ocurrencia, con el fin de dimensionar estructuras hidráulicas y gestionar los recursos hídricos en una cuenca. El análisis hace inferencias acerca de una variable hidrológica, adoptando la hipótesis que las observaciones son independientes e idénticamente distribuidas (hipótesis i.i.d.), por lo tanto no hay cambios sistemáticos en la media o varianza que determinen la aparición de tendencias durante el periodo de las observaciones ni en las extrapolaciones que sobre dichos datos se realizan. No obstante, hay evidencias sobre los efectos de los cambios ambientales globales y de variabilidad climática en cuanto a la alteración del comportamiento de variables hidrológicas en el espacio y tiempo; motivo por el cual desde hace más de una década se desarrollan metodologías estadísticas que abordan el AFC no estacionario.
Estudios antecedentes sobre los efectos de la variabilidad climática en el régimen hidrológico de Colombia destacan: 1) fuertes correlaciones entre ENSO y las variables hidrológicas, por ejemplo, mayor variabilidad en los caudales mensuales de los ríos Cauca y Magdalena; 2) tendencias de incremento/disminución en el tiempo de la temperatura del aire, precipitación y caudales mensuales, especialmente en la región Andina, y 3) la función de distribución de probabilidades de la serie de caudales máximos es afectada por ambas fases de ENSO (Ávila, Guerrero, Escobar, & Justino, 2019; Carvajal, Jiménez, & Materon, 1998; Gutiérrez & Dracup, 2001; Jiménez-Cisneros et al., 2014; Poveda, 2004; Poveda & Álvarez, 2012; Poveda et al., 2002; Poveda, Waylen, & Pulwarty, 2006; Puertas & Carvajal, 2008). Debido a las anteriores evidencias, el análisis del riesgo hidrológico asociado con el fenómeno ENSO es clave para la gestión de inundaciones en Colombia, en particular en la región Andina, pues en ella se concentra 80% de la población.
En la actualidad sigue vigente el debate de adoptar o no el supuesto de estacionariedad requerido en la estadística hidrológica (Matalas, 1997; Milly et al., 2015; Milly et al., 2008; Montanari & Koutsoyiannis, 2014). Los discursos son antagónicos. Por un lado, se hace un llamado a incorporar la no estacionariedad en la modelación hidrológica para representar mejor la realidad, mientras otros sostienen que las múltiples fuentes de incertidumbre a considerar hacen que la aproximación estocástica sea aún robusta. Aunque no existe un consenso sobre la mejor metodología de análisis, hay puntos en común, como la necesidad de incrementar la comprensión del sistema clima-agua-sociedad, disminuir las fuentes de incertidumbre de los modelos, y sobre todo desarrollar metodologías de análisis más robustas para proponer soluciones adaptativas eficaces frente a las tendencias de cambio del riesgo hidrológico.
Muchas investigaciones abordan la no estacionariedad en las variables hidrológicas, logrando desarrollar metodologías no estacionarias para el análisis de frecuencias de eventos extremos, y proponer adaptaciones a los conceptos periodo de retorno y riesgo en el diseño hidrológico (Khaliq, Ouarda, Ondo, Gachon, & Bobée, 2006; Salas & Obeyskera, 2014). Los modelos no estacionarios más estudiados incorporan el forzamiento de tendencias usando covariables externas, como índices de variabilidad climática; datos de precipitación y temperatura; señales de cambio global a escala reducida; tasas de urbanización, índices de embalse, etcétera. Este tipo de análisis pretende establecer vínculos entre procesos físicos del entorno y los cambios en la distribución de probabilidades asociada con los registros anuales de caudales máximos. Hay abundantes referencias sobre el uso de los modelos aditivos generalizados en los parámetros de localización, escala y forma (GAMLSS, por sus siglas en inglés), como una alternativa flexible tanto en la selección de la función de distribución como en el tipo de tendencias sobre sus parámetros (Ahn & Palmer, 2016; Córdoba, Palomino, Gámiz, Castro, & Esteban, 2015; Vasiliades, Galiatsatou, & Loukas, 2015; Villarini & Strong, 2014). Otros trabajos en este sentido emplean modelos bayesianos y el análisis espectral singular (Escalante-Sandoval, & Garcia-Espinoza, 2014; Lima & Lall, 2011; Poveda & Álvarez, 2012).
Todo lo anterior motiva la modelación estadística no estacionaria de las crecidas en Colombia. Se elige evaluar los caudales máximos anuales del río Cauca, en la cuenca del Valle del Alto Cauca, ubicado en la región Andina. La zona presenta un régimen bimodal, con precipitaciones entre 1 300 y 3 000 mm, y su llanura aluvial tiene 840 km2 susceptibles a inundaciones periódicas, por lo que desde 1985 los caudales son regulados por un embalse. El río Cauca es de interés, pues una de las regiones más urbanizadas de Colombia; además, entre 1950 y 2015, se han registrado 14 eventos históricos de inundaciones del río Cauca (Enciso, Carvajal, & Sandoval, 2016); seis de los cuales ocurrieron después de la construcción del embalse (en 1988, 1997, 1999, 2008, 2010 y 2011) y la misma cantidad de eventos coinciden con el fenómeno La Niña. Los datos analizados corresponden a dos estaciones hidrométricas de interés, empleando el modelo GAMLSS propuesto por Rigby y Stasinopoulos (2005).
La hipótesis yace en considerar si el uso de modelos no estacionarios para el caso de estudio presenta diferencias significativas frente al análisis estacionario y tiene por objetivo demostrar que incorporar forzamientos climáticos (a través de varios índices macroclimáticos asociados con el trópico suramericano) y de la actividad humana (usando un índice específico de operación de embalse) resultan adecuados como términos aditivos que describen los cambios en la frecuencia y magnitud de los caudales máximos anuales. Los modelos estadísticos evaluados pueden ser de interés para evidenciar oportunidades de gestión de los recursos hídricos, en especial las reglas de operación de un embalse frente a eventos de crecidas, en beneficio de la ciudad de Cali (tercera ciudad más poblada de Colombia). A continuación, se presenta una caracterización del área de estudio, así como la metodología empleada en el análisis de frecuencias no estacionario. Después se analizan los resultados obtenidos y se resumen algunas conclusiones.
Área de estudio
La cuenca Valle Alto Cauca se ubica en el suroccidente colombiano. El río Cauca sigue una dirección sur-norte en un valle interandino (Figura 1). En los primeros 153 km de recorrido, el cauce desciende 2.8 km hasta llegar al embalse Salvajina, cuya área de drenaje es 3 652 km2. En el tramo posterior, la cuenca alcanza 5 111 km2 en la estación de aforo La Balsa y finalmente el área de interés cierra en la estación hidrométrica Juanchito, cubriendo un total de 8 556 km2. Ambas estaciones son seleccionadas teniendo en cuenta: 1) la proximidad a la salida del embalse; 2) la estación Juanchito es el punto de control de la operación de volúmenes en la represa Salvajina, y 3) Juanchito se localiza en las afueras de la ciudad de Cali, que es la tercera ciudad más poblada de Colombia, con 2.4 millones de habitantes.
El embalse Salvajina posee una capacidad máxima de almacenamiento de 848 hm3; sus objetivos de operación son el control de inundaciones y estiajes, garantizando caudales entre 900 y 130 m3/s; 95% del tiempo en la estación Juanchito (Sandoval, Ramirez, & Santacruz, 2011).
El régimen hidrológico en la región es fuertemente afectado por la variabilidad climática vinculada con el doble paso de la Zona de Convergencia Intertropical (ZCIT); la orografía; los procesos que ocurren en los océanos Atlántico, mar Caribe, el Pacífico y la Amazonia; pero sobre todo a la influencia del fenómeno ENSO en sus fases extremas (García, Botero, Bernal, Ardila, & Piñeros, 2012; Puertas & Carvajal, 2008; Rueda & Poveda, 2006).
La precipitación media anual en la cuenca alta del río Cauca es 1 900 mm, y predomina un ciclo bimodal con mayores lluvias en los periodos marzo-abril-mayo (MAM) y septiembre-octubre-noviembre (SON) (Figura 1, derecha) (Sandoval & Ramirez, 2007). Se han reportado fuertes conexiones entre los caudales medios mensuales de diversos ríos del occidente colombiano con el Índice Oceánico El Niño-ONI, y otras señales de cambio en la temperatura superficial del océano Pacífico; la Oscilación Decadal del Pacífico-PDO, con señales climáticas compuestas por variables atmosféricas y oceánicas, como el Índice Multivariado ENSO-MEI; y por variables exclusivamente atmosféricas, como la Corriente en Chorro del Chocó-CCC, y el Índice Oscilación del Sur (SOI, por sus siglas en inglés), entre otros (Jiménez-Cisneros et al., 2014; Poveda, Jaramillo, & Vallejo, 2014; Poveda et al., 2006).
Materiales
Todas las variables hidrológicas y climáticas se construyen considerando que el año hidrológico en Colombia inicia el 1° de junio del año i y finaliza el 31 de mayo del año i + 1. Se define como periodo común de registro 1965-2015, pues los datos faltantes son inferiores al 5%. Por último, es necesario resaltar que los datos del año 1985 se adoptan como atípicos debido al proceso de llenado del embalse, y se excluyen de las series hidrológicas y climáticas. La información fue suministrada por la Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca, en adelante CVC. La serie temporal analizada es el caudal diario máximo registrado por año hidrológico en m3/s-Q máx. A continuación se describen otros datos empleados en este trabajo.
Índice de embalse
López y Francés (2013) proponen un índice de embalse IE (Ecuación (1)), que establece el grado de alteración del régimen hidrológico en función del porcentaje de área no regulada y el porcentaje de escurrimiento medio que no puede ser retenido en el embalse:
Donde
Los impactos de un embalse en la laminación de las crecidas dependen de la
capacidad disponible en el embalse, el tamaño de la obra en relación con el
aporte hídrico de la cuenca, los usos del agua almacenada y de los niveles de
agua en el embalse antes de la avenida, etcétera (Moreno, Begueria, Garcés, & García, 2003). Por
capacidad disponible se entiende el volumen libre o diferencia entre la
capacidad máxima de almacenamiento y el volumen de agua en un momento dado. Los
cambios en la capacidad disponible pueden limitar/favorecer la gestión del
caudal máximo anual en la estación objetivo. Por lo tanto, en este trabajo se
propone ajustar la Ecuación (1),
remplazando la relación entre la capacidad de reservorio y el escurrimiento
medio, por el coeficiente de volumen de reserva anual
Donde V a(t) es el volumen promedio anual almacenado en el embalse Salvajina, estimado con datos de batimetrías realizadas por la CVC en 1985, 2003 y 2011, y el registro de niveles en el embalse al final del día. Con el cambio, además del efecto de disminución en la capacidad de regulación a medida que el área tributaria a la estación de aforo aumenta (establecido por la relación de áreas), el índice considera la gestión de volúmenes como condición que influye en los caudales máximos anuales observados.
Índices de variabilidad climática
Teniendo en cuenta que las fases de ENSO son definidas por el Organismo Nacional Estadounidense del Océano y la Atmósfera (NOAA), en función del Índice Oceánico El Niño (ONI), en este trabajo se adopta el valor promedio anual de ONI como criterio para clasificar cada año hidrológico de la siguiente forma: un año es considerado La Niña, si el valor promedio anual de ONI ≤ -0.30; años El Niño ocurre cuando ONI ≥ -0.30; un año es definido como normal siempre que -0.30 < ONI < 0.30. Los índices climáticos de baja frecuencia empleados en la modelación corresponden a los valores promedio anuales del Índice Oceánico El Niño-ONI o media móvil trimestral de las anomalías de la temperatura superficial del Pacífico en la región Niño3-4 y el Índice Multivariado ENSO-MEI, que corresponde a la primera componente principal de un conjunto de señales oceánicas y atmosféricas en toda la región del Pacífico tropical. Todos los valores son estimados a partir de información publicada en NOAA (2017).
Modelos de aditivos generalizados en los parámetros de localización, escala y forma-GAMLSS
Los modelos GAMLSS adoptan que la variable respuesta
Y(Q
máx) posee una función de distribución de probabilidad acumulativa,
cuyos parámetros pueden ser función de una o más variables explicativas (índices
climáticos y de embalse). Es decir, para
yt
variables independientes en el tiempo t = 1, 2,…,
n existe una función F
Y
(y
t
ǀθ
t
), donde los parámetros
Donde
Como función de suavizado se evalúan los B-splines penalizados,
Periodo de retorno no estacionario
El periodo de retorno
Donde
Los valores de la probabilidad de excedencia
Donde los valores
Serinaldi (2015) sostiene que uno de los
indicadores más importantes en la planeación y el diseño de obras hidráulicas es
el riesgo de fallo
Donde
Metodología
La modelación estadística de la frecuencia y magnitud de los extremos hidrológicos se basa en los modelos aditivos generalizados de localización, escala y forma GAMLSS. Todos los cálculos pueden ejecutarse en la plataforma R, usando los paquetes GAMLSS gratuitos disponibles. El análisis tiene las etapas de la Figura 2.
Identificación de cambios y tendencias en el régimen de crecidas
Las pruebas estadísticas no paramétricas de Mann-Kendall (Mann, 1945; Yue & Wang, 2002) y Pettitt (1979) son aplicadas a las series temporales para analizar la estacionariedad. Además, con el objetivo de abordar los efectos de la operación del embalse, las series de crecidas máximas anuales se dividieron en los periodos 1965-1984 y 1986-2015, representando así el régimen no regulado y el régimen alterado, respectivamente.
Ajuste y selección de modelos estadísticos no estacionarios
Los modelos GAMLSS se emplean para forzar cambios graduales en el parámetro de
localización
Se analizan dos tipos de modelos estadísticos: los modelos estacionarios (M0), donde ambos parámetros de la distribución son independientes; y los modelos de covariables externas (M1), en los que el parámetro de localización μ puede depender linealmente de uno o varios índices climáticos, del índice de embalse o de la combinación de ambos tipos de variables explicativas. La selección de los modelos se basa en el Criterio de Información de Akaike Generalizado (CIAG) y el Criterio Bayesiano de Schwartz (CBS) (Ecuación (10) y Ecuación (11)):
Donde
En ausencia de un estadístico para determinar la bondad de ajuste de los modelos GAMLSS, Stasinopoulos et al. (2015) proponen verificar la normalidad de los residuales; para ello se evalúa el coeficiente de correlación de Filliben y el comportamiento de los gráficos sin tendencia de los residuales (worm-plot). Esto asegura que el modelo seleccionado represente la parte sistemática y que la información remanente (residuales) sea ruido blanco.
El periodo de retorno en modelos no estacionarios
Para comparar los resultados obtenidos en los modelos M0 y M1 se emplean las
formulaciones EWT y AAR. El cálculo inicia definiendo un caudal
Resultados y discusión
Alteración del régimen de crecidas
A continuación se analizan los cambios en el régimen de crecidas en La Balsa y Juanchito.
La Tabla 1 confirma que los caudales en La Balsa disminuyen durante el periodo de registros y dicha tendencia es significativa para α=𝟎.𝟎𝟓. Además, existen puntos de cambio en la media en 1975 y 1984, que coinciden con cambios de fase de la PDO y puesta en marcha del embalse. Debido a la proximidad de la estación a la salida del reservorio es posible asociar la no estacionariedad con la alteración antrópica. La Figura 3b muestra el decrecimiento en la magnitud de las crecidas de Juanchito entre 1965 y 1984, pero dicho cambio carece de significancia estadística (Tabla 1). Por el contrario, entre 1986 y 2015 se observa el incremento gradual y significativo en los caudales máximos anuales, aunque dicho incremento no responde necesariamente a una conexión lineal (Figura 3b). Se identifican, además, puntos de cambio en la media en 1984 y las décadas de 1970 y 1990, que coinciden en el primer momento con la puesta en operación del embalse; el resto, con cambios de fase de la PDO, una alta tasa de ocurrencia de eventos ENSO (cinco reportados en las décadas de 1970 y 1980) (Wolter & Timlin, 1998), e inundaciones históricas del río Cauca en 1971, 1974, 1975, 1982, 1984, 1988, 1997, 1999, 2008, 2010 y 2011 (Enciso et al., 2016), que afectan la media de la serie temporal.
Estación | La Balsa | Juanchito | ||||||
---|---|---|---|---|---|---|---|---|
Serie | Prueba | Periodo | 65-15 | RN | RA | 65-15 | RN | RA |
Qmáx | M-K |
|
-0.33* | -0.38 | -0.04 | -0.06 | -0.02 | 0.22* |
Sig. | P1 | P5 | NS | NS | NS | P10 | ||
Pet | Año | 1984 | 1975 | 1991 | 1984 | 1975 | 1994 | |
Sig. | P1 | P5 | NS | NS | NS | P5 |
RN: 1965-1984; RA: 1986-2015; M-K: prueba Mann-Kendall;
Los siguientes procesos físicos que pueden tener relación con las tendencias de aumento en el régimen de crecidas de la estación Juanchito entre 1986 y 2015 son:
Los cambios en los usos del suelo en los últimos 30 años que afectan el escurrimiento de los ríos tributarios aguas abajo del embalse. Teniendo en cuenta que 43% del área de drenaje total a Juanchito corresponde a la cuenca del embalse, es coherente considerar que ríos tributarios importantes, que en la actualidad no son regulados, tienen un fuerte aporte al escurrimiento en la zona. También hay evidencias de aumento de la precipitación en dicha región. Ávila et al. (2019) analizaron las series temporales de índices extremos climáticos de precipitación en 39 estaciones meteorológicas del Valle Alto Cauca en el periodo 1970-2013. Identifican que para una significancia estadística 𝛼=0.10 la precipitación acumulada en 1 y 5 días consecutivos aumenta entre 40 y 80 mm en el sur de la cordillera occidental de los Andes (entre el embalse y Juanchito). Esto coincide con las proyecciones de cambio climático que prevén, y un incremento de 6% de la precipitación total en los modelos climáticos del Valle del Cauca de los periodos 2011-2040, 2041-2070 y 2071-2100 (IDEAM-PNUD-MADS-DNP-Cancillería, 2015). Si además se tiene en cuenta que el fenómeno La Niña aumenta y prolonga los caudales altos, es de esperar que el efecto del embalse en el control de crecidas resulte limitado, y que las inundaciones se deban en buena medida al aporte de los ríos tributarios no regulados.
Entre 1986 y 2015 se han registrado siete crecidas históricas durante años de La Niña (Enciso et al., 2016). De dichas crecidas, cuatro ocurren de forma simultánea con la fase fría de la Oscilación Decadal del Pacífico (PDO). De todas las crecidas recientes, las ocurridas en 2010-2011 se registran durante uno de los eventos La Niña más severos de la historia reciente (NOAA-ESRL-PSD, 2017).
Hasta 1975, y luego entre 1999 y 2014 prevalecieron fases frías de la PDO (JMA & WMO, 2017; Herzog, Martinez, Jorgensen, & Tiessen, 2012; NOAA, 2017). Existen varias referencias sobre la acción simultánea de ENSO y la PDO en el régimen hidrológico en diversas regiones del mundo, que identifican que los efectos de los eventos El Niño/La Niña son más fuertes y ocupan una mayor área espacial global cuando ocurren en fase con periodos cálidos/fríos de la PDO (Garreaud, Vuille, Compagnucci, & Marengo, 2009; Méndez, Ramírez, Cornejo, Zárate, & Cavazos, 2011; Wang, Huang, He, & Guan, 2015). Esto muestra la necesidad de más investigación sobre la acción conjunta de diferentes señales de variabilidad climática y la hidrología del suroccidente colombiano.
Las modificaciones en las estaciones hidrométricas y/o en la forma de procesar los datos también pueden ser otra explicación a los cambios abruptos observados (Villarini et al., 2009a).
Los resultados obtenidos en la Tabla 1 resaltan la dificultad para aceptar/rechazar la hipótesis de i.i.d. del periodo 1965-2015 en la estación Juanchito, pues las pruebas no paramétricas aplicadas indican estacionariedad. Sin embargo, los cambios en la pendiente de las líneas de tendencia en los periodos RN y RA enmascaran el incremento continuo de las crecidas anuales en los últimos 30 años del periodo de análisis y, por lo tanto, la muestra RA amerita el análisis de frecuencias de crecidas no estacionario.
La Figura 3 muestra el comportamiento de las
crecidas máximas anuales en función del tiempo; los índices de embalse y clima
sugieren que aunque existe moderada correlación lineal (
Modelos estadísticos no estacionarios del régimen de las crecidas en el río Cauca
Los resultados de la modelación estadística de los caudales diarios máximos anuales de La Balsa (1965-2015) y Juanchito (1986-2015) se presentan a continuación.
La Tabla 2 muestra que el modelo estacionario (M0) en La Balsa se adhiere a la distribución Lognormal (LN2). La transformación Log ayuda a reducir la asimetría positiva de las observaciones. Luego, las crecidas en Juanchito se ajustan a la distribución Gamma; esta función tiene una forma suave y no requiere de la función Log para contrarrestar la asimetría; este último resultado es similar al obtenido por Enciso et al. (2016), quienes encuentran que los caudales diarios máximos anuales de Juanchito en el periodo 1986-2015 se ajustan de forma adecuada a una distribución Log Pearson III, que es una generalización de la distribución Gamma. Después se aprecia que el estadístico CIAG sugiere que los modelos M1 presentan una menor pérdida de información. En cuanto a la calidad de ajuste, en todos los casos, los coeficientes de correlación de Filliben son mayores a los valores críticos, por lo tanto, se acepta la hipótesis de normalidad en los residuales y los modelos se ajustan de modo adecuado a las observaciones.
Variable Estación Periodo de distribución | Modelo | Parámetros (error St.) | CIAG | CF |
---|---|---|---|---|
Qmáx La Balsa 1965-2015 LN2, n = 50 | M0 |
|
664.01 | 0.991 |
M1 |
|
631.05 | 0.996 | |
Qmáx Juanchito 1986-2015 GA, n = 30 | M0 |
|
405.85 | 0.988 |
M1 |
|
385.68 | 0.993 |
El modelo no estacionario de las distribuciones LN2 y GA tiene
como función de enlace en el parámetro de localización
Debele, Bogdanowicz y Strupczewski (2017) sugieren que la selección de la función de distribución (fdp) es una de las decisiones más importantes para el adecuado análisis de los modelos. Consideramos que las pruebas de hipótesis establecen un ajuste adecuado, pero no necesariamente llevan a la selección de la mejor fdp. Para esto, los modelos GAMLSS aportan una amplia opción comparativa entre diferentes familias de fdp y al adherir la no estacionariedad. Sin embargo, es necesario el uso del criterio experto para seleccionar una fdp que controle el efecto de la asimetría positiva característica de las series hidrológicas y un modelo sin sobreparametrización.
Sobre los modelos no estacionarios de mejor ajuste se encuentra:
La variabilidad temporal de las crecidas en la estación La Balsa es explicada a través del índice de embalse IE2. Esto se debe a que La Balsa posee la menor área de aportación total y al localizarse próxima a la salida del embalse predomina la regulación antrópica en los patrones de cambio de la serie.
Los caudales máximos en Juanchito 1986-2015 presentan una dependencia no lineal al índice MEI a través de suavizado por pb() y lineal a IE2. Diferentes publicaciones indican que los GAMLSS con forzamientos climáticos resultan significativos para representar los cambios en la frecuencia y magnitud de las inundaciones en diferentes regiones del planeta (Machado et al., 2015; Obeyskera & Salas, 2016; Villarini, Smith, Serinaldi, Ntelekos, & Schwarz, 2012). En este trabajo las señales de ENSO y el índice de embalse de propuesto son adecuados para vincular los efectos antrópicos y climáticos a los patrones en las series de crecidas anuales del suroccidente de Colombia; además, es posible que en la medida que la estación se aleja del embalse, el efecto de la variabilidad climática resulte más significativo como variable explicativa.
Es importante resaltar que frente a las evidencias de no estacionariedad, es necesario adoptar metodologías que incorporen los patrones de cambio y permitan realizar un análisis comparativo de resultados. En este trabajo, los modelos no estacionarios en función de covariables (M1) muestran una mejor representación de la variabilidad de las series de tiempo, teniendo en cuenta que la mayoría de las observaciones se encuentra dentro de la banda de cuantiles de 1 a 99% de los modelos (Figura 4a y Figura 4b). Villarini, Serinaldi, Smith & Krajewski (2009b) obtuvieron resultados similares al usar los GAMLSS para el análisis de las crecidas en una cuenca de EUA, mencionando que los modelos logran captar la amplia dispersión y no linealidad de los datos para percentiles entre el 5 y 95%.
Los modelos no estacionarios M1 muestran para todos los percentiles graficados que en ciertos momentos la magnitud de las variables obtenidas es diferente a la estimada en condiciones estacionarias. Por ejemplo, en años La Niña se identifican incrementos en la magnitud de los caudales que pueden afectar los indicadores de riesgo de inundación, como el periodo de retorno y el riesgo de fallo para cierta vida útil. Sobre este resultado, López y Francés (2014), al evaluar las inundaciones en el noroeste de México, también encuentran una influencia significativa del fenómeno ENSO en la variabilidad interanual del régimen de crecidas, destacando aumentos de magnitud durante La Niña. A lo anterior se debe sumar la necesidad de reconocer que una limitación de los resultados de los modelos de covariable, es la incertidumbre asociada con el desconocimiento sobre el futuro, como el comportamiento de las variables explicativas más allá del periodo de registro (no existen proyecciones de largo plazo para los índices del ENSO que puedan incorporarse al poder predictivo de los modelos) y que otros procesos físicos (no considerados en el presente estudio) puedan resultar más significativos para describir la variabilidad de las crecidas.
La Figura 4 (c-f) evalúa la normalidad de los residuales de los diferentes modelos a partir de su configuración de un gráfico Q-Q sin tendencias, que suele tener forma de gusano; se busca que la línea continua roja (tendencia) se asemeje a una línea recta, paralela y cercana al eje horizontal. Por el contrario, cuando los residuales muestran configuraciones acentuadas en S o U, indican alta asimetría y/o curtosis (Buuren & Fredriks, 2001). En ambas estaciones es posible apreciar que los modelos cumplen la condición de normalidad. Sin embargo, de todos ellos, el modelo M1 de La Balsa presenta menos desviaciones a dicho supuesto.
Análisis de cambios en el periodo de retorno
La Figura 5 y la Tabla 3 muestran las variaciones obtenidas al estimar el
periodo de retorno 𝑇 y riesgo de fallo 𝑅, para los modelos estacionarios y no
estacionarios seleccionados. La Figura 5 (a y
b) contiene la variación de T no estacionario en función de
Estación | La Balsa | |||||||
Qmáx (m3/s) | 212 | 445 | 735 | 883 | 995 | 1 107 | 1 221 | 1 494 |
T (años) | 1 | 2 | 10 | 25 | 50 | 100 | 200 | 1 000 |
T(EWT)(años) | 1 | 1 | 24 | 1 363 | 4 410 | 7 227 | 8 829 | 9 881 |
T(AAR)(años) | 1 | 2 | 9 | 26 | 62 | 155 | 402 | 4143 |
Estación | Juanchito | |||||||
Qmáx (m3/s) | 397 | 700 | 975 | 1 091 | 1 171 | 1 246 | 1 316 | 1 470 |
T (años) | 1 | 2 | 10 | 25 | 50 | 100 | 200 | 1 000 |
T(EWT)(años) | 1 | 3 | 9 | 19 | 34 | 61 | 116 | 497 |
T(AAR)(años) | 1 | 2 | 9 | 20 | 40 | 82 | 178 | 1 194 |
En el caso de las crecidas anuales en Juanchito entre 1986 y 2015, se ha descrito
una tendencia de aumento (Figura 3 (b)). Al
comparar el periodo de retorno no estacionario, la Figura 5 (b) muestra: 1) cuando
Todos los cambios en los indicadores de riesgo hidrológico (Qmáx, T y R) son de interés en la gestión de inundaciones a la altura de Juanchito, no sólo porque es la estación objetivo para el control de volúmenes en el embalse Salvajina sino porque el crecimiento urbanístico no planificado en la ciudad de Cali, como en muchas otras ciudades de países en vía de desarrollo, ha llevado a la intensa edificación en la llanura de inundación de ambas márgenes del río Cauca. Cerca de 900 mil habitantes de la ciudad se ubican en área de riesgo de inundación sobre la margen derecha del río Cauca. El control de crecidas es gestionado con la operación del embalse y diques laterales construidos para una crecida de T = 30 años. A pesar de estas estructuras, los cambios identificados en el riesgo hidrológico se corrobora por caudales históricos observados en 2008, 2010, 2011 y 2017, así como por más de diez inundaciones en el área de Juanchito registradas en la última década (El País, 2011; Enciso et al., 2016), resaltando la necesidad de prever una gestión del riesgo de desastres naturales que incorpore una visión sistémica de los problemas e incluya los patrones de cambio asociados con la variabilidad climática.
Conclusiones
Los efectos de la operación del embalse y la variabilidad climática como patrones de alteración del régimen de crecidas anuales se analizan en este trabajo con el análisis de frecuencias de crecidas no estacionario, usando modelos GAMLSS. Las principales conclusiones son las siguientes:
Los registros de caudal diario entre 1965 y 2015 en la estación La Balsa señalan la
disminución significativa (
Las crecidas máximas anuales en la estación Juanchito entre 1965 y 2015 presentan un
patrón de incremento significativo (
El aumento en la magnitud de los caudales máximos anuales en Juanchito puede estar vinculado con la estrecha conexión entre las crecidas y eventos climáticos La Niña prolongados y fuertes, que en simultaneidad con la fase fría de la PDO fortalecen los núcleos de máxima precipitación en el área de estudio. Esta información muestra la necesidad de más investigación para establecer el tipo de conexión y los efectos que la acción conjunta de PDO y ENSO tienen sobre la hidrología del suroccidente colombiano. Además, es probable que los cambios en el uso del suelo en el área tributaria a Juanchito que no es regulada por el embalse (57% del área total) también afecten en las tendencias de incremento del escurrimiento.
Para todas las estaciones evaluadas, el estudio demuestra que el uso de términos aditivos mejora la descripción de los cambios en la frecuencia y magnitud de las inundaciones, aceptando la hipótesis de diferencias significativas entre los modelos estacionarios y no estacionarios.
La modelación estadística no estacionaria de los caudales diarios máximos anuales usa la covariable IE2 para describir los cambios en la estación La Balsa, y el conjunto de índices MEI e IE2 para explicar el comportamiento en el tiempo de las crecidas en Juanchito, logrando el objetivo del estudio. El nuevo índice de embalse propuesto contribuye a mejorar la representación de la variabilidad de las inundaciones. A pesar de la incertidumbre de los resultados, la nueva información puede contribuir a una selección más robusta de los caudales de diseño, y de los rangos de amenaza y riesgo admisibles.
Este artículo consigue valorar los métodos tiempo de espera previsto (EWT) y análisis de riesgo medio (AAR) para determinar el periodo de retorno y el riesgo de fallo no estacionarios; ambos indicadores logran captar de forma adecuada los cambios en la probabilidad de excedencia y por lo tanto funcionan como nuevos indicadores del riesgo hidrológico de inundaciones. Con independencia del método de determinación, se identifica para las crecidas menos frecuentes o más raras: a) un mayor T y menor R no estacionarios para las crecidas máximas en La Balsa; y b) en Juanchito, el aumento en la probabilidad de exceder un caudal máximo anual conlleva a la disminución de T e incremento de R no estacionarios.
Para finalizar, toda la información anterior es de interés en la gestión del riesgo de inundaciones en el Valle Alto del río Cauca. Por ejemplo, puede influir en el dimensionamiento de obras de protección frente a crecidas; en el diseño de obras de descarga del drenaje pluvial de Cali; conlleva a cambios en la zonificación del grado de amenaza y riesgo de inundación; puede tener implicaciones en el ordenamiento territorial; pero sobre todo, muestra la necesidad de incorporar tanto los efectos de ENSO como de la no estacionariedad en las reglas de operación del embalse Salvajina. No obstante, es importante mencionar que la gestión de las inundaciones debe tener un marco integral sobre las medidas disponibles, gestión de los recursos naturales, visiones de futuro y restricciones del entorno.