ANTECEDENTES
El estrés es una respuesta natural sin la que los seres humanos no habrían supervivido a lo largo de la evolución. Por tratarse de una condición desagradable es temida y evitada por todos. Los fenómenos biológicos originados en el cuerpo luego de una situación estresante (por ejemplo accidentes) implican la liberación de cortisol y catecolaminas, pero cuando la situación se vuelve crónica, esas hormonas persisten elevadas y provocan cambios en el organismo y la personalidad. La respuesta o reacción al estrés es diferente entre los individuos, incluso las situaciones que para alguien pueden ser amenazantes, para otros no son lo son.
El término burnout o síndrome del quemado fue empleado por primera vez en 1974 por Fredenberger1 y hace referencia al estado físico y mental subóptimo, que resulta del estrés laboral crónico al que se somete un individuo y repercute en su nivel de efectividad, salud física y mental. La triada clásica del burnout consiste en: 1) agotamiento emocional, 2) despersonalización, entendida como actitud negativa-hostil y 3) deficiente sentido de realización personal.2
El burnout puede ocurrir en cualquier ámbito profesional. La práctica médica es una de las profesiones más afectadas y el estrés se manifiesta como cansancio crónico, despersonalización (incluso puede provocar un trato déspota hacia los pacientes y compañeros de trabajo) y falta de logros personales y profesionales que conducen a un estado de distimia y adinamia crónica, en el que finalmente resulta en un deficiente desempeño, falta de entusiasmo, compromiso y errores continuos.3 Un estudio efectuado en la Clínica Mayo señaló 54% de burnout en los médicos, comparado con 28% de la población general, incluso la urología fue una de las especialidades más afectadas, con niveles de hasta 64%.4
Desde la década de 1980 Maslach5 estudió los efectos biopsicosociales que el estrés crónico causa al organismo y describió un cuestionario ampliamente difundido para evaluar el burnout. Este instrumento analiza 22 aspectos físicos y psicológicos, entre los que destacan: pérdida de confianza, entusiasmo, responsabilidad, apatía laboral, actitud negativa, irritabilidad y agresividad, cansancio y falta de interés que resultan en depresión.
Puesto que el estrés desmedido y mal canalizado es en la actualidad un factor de riesgo para la salud y las relaciones sociales, entenderlo resulta fundamental para tratarlo.
El objetivo de este estudio es determinar la prevalencia de estrés en urólogos mexicanos e identificar las causas implicadas con su origen.
MATERIALES Y MÉTODOS
Estudio descriptivo, transversal y analítico, efectuado a través de la versión abreviada del cuestionario de Maslach, modificado por García- Izquierdo que evalúa los síntomas referidos en el Cuadro 1 6 en urólogos mexicanos. De acuerdo con el cuestionario, los síntomas relacionados con el estrés y burnout se clasifican según su manifestación en: nunca (1 punto), casi nunca (2 puntos), pocas veces (3 puntos), algunas veces (4 puntos), con relativa frecuencia (5 puntos) y con mucha frecuencia (6 puntos).
• Imposibilidad de conciliar el sueño |
• Cefalea |
• Molestias gastrointestinales |
• Agotamiento |
• Tendencia a comer, beber o fumar más de lo habitual |
• Disminución del interés sexual |
• Respiración entrecortada o sensación de ahogo |
• Disminución del apetito |
• Temblores musculares (tics) |
• Piquetes o sensaciones dolorosas en el cuerpo |
• Tentaciones fuertes de no levantarse |
• Sudoración o palpitaciones |
También se analizaron factores socioeconómicos, familiares y laborales en cada urólogo, con la finalidad de asociarlos con diferentes rubros relativos al estrés.7 Se les pidió a los participantes responder de forma anónima el cuestionario.
A cada respuesta se le asignó un puntaje, del 1 al 6, en función de la frecuencia de los síntomas de cada individuo y la suma de todas las respuestas permitió clasificar la severidad del estrés en: leve (menos 25), moderado (25 a 48) y severo (más de 49).
Las encuestas fueron aplicadas al azar, durante el congreso de la Sociedad Mexicana de Urología, por médicos residentes del Hospital General Dr. Manuel Gea González a urólogos graduados de distintas edades, siempre guardando el respeto y la confidencialidad de las respuestas y con autorización de la Sociedad Mexicana de Urología Colegio de Profesionistas. La información recabada se integró en una base de datos y a partir de ella se desarrollaron los análisis y pruebas estadísticas correspondientes (tablas de contingencia, ꭓ2 y prueba exacta de Fisher) en el programa de cómputo SPSS Versión 21 (IBM Corp, 2013). Se consideró estadísticamente significativo el valor de p < 0.5.
RESULTADOS
Se aplicaron 137 encuestas a urólogos mexicanos. El grupo etario más común fue el de 30 a 50 años (promedio 45 ± 9 años; 56.2%), seguido del grupo de 51 a 65 años (33%). El 67% era casado, 22% soltero y 13% divorciado. En cuanto al tipo de práctica profesional, 59% de los urólogos laboraba en la práctica mixta (institución pública y privada), 22% en la privada y 19% en la pública.
Al cuestionar qué actividad de su práctica profesional resultaba más estresante, la cirugía abierta fue señalada por 31% y la consulta por 22%. El ingreso económico promedio mensual más frecuente fue de $50,000 a 150,000 pesos mexicanos (40%), seguido de menos de $50,000 (34%) y mayor de $150,000 (25%).
Con base en las respuestas de cada individuo, la prevalencia y severidad del estrés fue baja en 75 (54%) urólogos, moderada en 58 (41%) y severa en 3 (2.1%) (Figura 1).
En la revisión sistemática de cada respuesta del cuestionario de estrés se encontró que el síntoma más frecuente fue el agotamiento (17.5%), seguido de los atracones de comida y bebida (17.4%) y la cefalea (12%).
Se realizó el análisis bivariado múltiple, mediante pruebas de estadística inferencial (tablas de contingencia, ꭓ2 y prueba exacta de Fisher), para establecer las asociaciones de interés entre las respuestas obtenidas (Cuadro 2). Al comparar los niveles de estrés, según la edad mediante la prueba ꭓ2, los urólogos más jóvenes obtuvieron un promedio más alto (25.1 puntos) que los de mayor edad (21.2 puntos), por lo que ser urólogo joven se asoció con niveles altos de estrés (ꭓ2 = 16.24, GL = 3, p = 0.01). Sin embargo, cuando se consideró la experiencia profesional en años, no se encontraron diferencias estadísticamente significativas, aunque los urólogos más adiestrados obtuvieron puntuaciones más bajas (p = 0.21)
Factor | Categoría | Análisis bivariado múltiple | |
---|---|---|---|
Puntaje del cuestionario | p | ||
Edad | < 45 años | 25.13 | 0.01 |
> 45 años | 21.25 | (tablas de contingencia) | |
Años de práctica como especialista en urología | < 5 años | 25.9 | 0.21 |
5 a 10 años | 24.39 | (ꭓ2) | |
>10 años | 22.5 | ||
Tipo de Práctica (institución) | Mixta | 25.15 | <0.05 |
Privada | 22.6 | (ꭓ2) | |
Pública | 24.6 | ||
Estado civil | Soltero | 27.7 | 0.75 |
Casado | 22.95 | (ꭓ2) | |
Divorciado | 19.75 | ||
Ingresos | < 50,000MN | 25.5 | <0.05 |
50-150,000MN | 24.7 | (prueba de Fisher) | |
> 150,000MN | 22.6 |
MN: moneda nacional.
En cuanto al tipo de práctica institucional y el nivel de estrés, los urólogos que laboran en la práctica mixta tuvieron mayor puntuación (18%) que quienes trabajan en instituciones públicas (12%) o privados (3%) (p < 0.05).
En lo que a estado civil respecta, los solteros obtuvieron puntuaciones de estrés más altas (39%) que los casados (14%). Los niveles más bajos de estrés se observaron en los urólogos divorciados; sin embargo, no se observaron diferencias estadísticamente significativas (ꭓ2 = 9.03, GL 7, p = 0.75).
Respecto del ingreso económico, el grupo con los niveles más altos de estrés fue el de los urólogos que perciben menos ingresos (19%) con síntomas de burnout, seguido del grupo con ingresos intermedios (15%). En el grupo con ingresos altos sólo 1/34 (3%) urólogo refirió estrés considerable (p = 0.05).
DISCUSIÓN
Desde la década pasada Böhle8 y sus colaboradores evidenciaron la prevalencia de estrés y síndrome de burnout en urólogos alemanes mediante la escala de Maslach. En ese estudio se enfocaron en aspectos como la edad y el desempeño profesional y los compararon con especialistas de una institución pública versus privada. Entre sus resultados encontraron que los urólogos con amplia experiencia, mayores de 45 años de edad y que laboran en una institución privada tuvieron menores niveles de estrés, lo que coincide con los resultados obtenidos en este estudio.
Hace poco la Asociación Americana de Urología reportó los resultados del censo 2016, en el que incluyó el cuestionario de Maslach, y cuyo análisis fue realizado por North y su grupo,9 quienes concluyeron que 38.8% de los urólogos cumplieron con los criterios del síndrome de burnout, de los que 17.2% obtuvieron una calificación alta de agotamiento emocional o despersonalización. Los factores de riesgo identificados para padecer estrés en los urólogos norteamericanos incluyeron: mayor número de pacientes atendidos por semana, edad joven y dedicarse a áreas de la urología diferentes a la pediatría u oncología, mientras que trabajar solo o en un centro académico resultó ser un factor protector. Los resultados del censo norteamericano fueron similares en algunos aspectos a los nuestros; sin embargo, no son equiparables debido a las diferencias en los sistemas de salud y las variables medidas.
Por lo que se refiere al nivel de estrés en urólogos en formación, un estudio francés publicado por Roumiguié,10 quien también aplicó el cuestionario de Maslach, demostró una prevalencia de síndrome de burnout severo de 24%, destacando los síntomas de despersonalización, mientras que tener una pareja o un pasatiempo resultaron factores protectores. Evaluar la prevalencia de estrés entre los urólogos en formación en México implica considerar diferentes variables a las empleadas en este estudio, que sin duda será un área interesante por estudiar a futuro.
El Reino Unido reporta niveles de agotamiento emocional y despersonalización de 28.6 y 29.9%, respectivamente.11 En esta población los principales factores de riesgo identificados para padecer estrés fueron: sobrecarga laboral y administrativa, falta de recursos institucionales, edad joven y temas relacionados con pensiones y retiro profesional.
El estrés laboral y síndrome de burnout son trastornos con elevada prevalencia en los médicos que en otros profesionistas. Se ha estudiado la prevalencia de estrés en diversas especialidades médicas y quirúrgicas; sin embargo, en los urólogos es limitada esta información. El estudio de North,12 efectuado en urólogos de Nueva York, señaló el sexo femenino y tener problemas personales o familiares como factores de riesgo implicados con el síndrome de burnout. En nuestro estudio, todos los médicos encuestados fueron hombres, quizá debido a la baja prevalencia de mujeres en la urología mexicana. Un estudio realizado en 2009 por el Colegio Americano de Cirujanos13 demostró que 32% de los cirujanos de Estados Unidos tuvieron agotamiento emocional, con altos niveles de despersonalización (26%) y bajo sentido de realización personal (13%), incluso 40% cumplió con los criterios de síndrome de burnout.
De manera similar, la encuesta efectuada en 2016 por Jason14 demostró que la prevalencia de síndrome de burnout en los urólogos pediatras fue de 14%, cifra menor a la de los urólogos que atienden pacientes adultos, considerándose incluso una de las más bajas entre todas las especialidades. En nuestro estudio no se evalúo por separado la práctica de adultos versus pediátrica.
De acuerdo con Sonia Lupien, existen 4 características para generar una situación estresante: 1) novedad, 2) elementos imprevistos, 3) sensación de descontrol y 4) amenaza para la personalidad.15 Mientras más de estos factores estén implicados en determinada situación (por ejemplo, una nefrectomía laparoscópica), mayor será el estrés del individuo; así pues, si la situación estresante se repite continuamente y no se desarrollan elementos protectores (mayor experiencia, control de la situación), el umbral al estrés disminuye y percibe al sujeto más reactivo, incluso hipersensible a situaciones menores, por ejemplo al efectuar una cistoscopia.
El desequilibrio entre la profesión y la vida personal se asocia con altos niveles de estrés y síndrome de burnout. Una encuesta aplicada a cirujanos, que evaluó conflictos personales y laborales, reveló que 47% tuvo alguna problemática familiar relacionada con la profesión.16 Lo anterior coincide parcialmente con nuestros resultados, donde los urólogos solteros suelen estar más estresados que casados; por su parte, los divorciados tuvieron niveles más bajos de estrés.
CONCLUSIONES
La prevalencia de estrés y síndrome de burnout es cada vez más elevada en los urólogos de todo el mundo. Una de las causas que incrementan estos trastornos se relaciona con la tasa de envejecimiento de la población, por lo que la carga laboral en urología se incrementa de manera proporcional mientras aumentar la prevalencia de síntomas urinarios, disfunción eréctil, neoplasias e incontinencia. A pesar de lo anterior, en este estudio se encontraron diferencias (menores) en cuanto a los niveles de estrés de los urólogos mexicanos respecto del resto del mundo.
Entre los factores identificado en los urólogos mexicanos con mayor estrés destacan la edad joven, los bajos ingresos económicos y la sobrecarga laboral. La mejor manera de enfrentarse al estrés es identificar sus cuatro características principales y establecer una estrategia efectiva para contrarrestarlas.
El síndrome de burnout es un problema grave en los trabajadores de la salud, que amenaza al número de médicos disponibles y la calidad en la atención. La disminución y administración racional de la carga laboral, en conjunto con la consolidación de una curva de aprendizaje apropiada y el soporte laboral apropiados representan estrategias convenientes para contrarrestar el estrés en los urólogos mexicanos.