Introducción
Actualmente uno de los fenómenos más estudiados es cómo los trabajadores viven y responden a las demandas laborales; en general se considera que esta relación va desde «compromiso con el trabajo» hasta burnout1.
El síndrome de burnout es una reacción afectiva en respuesta al estrés laboral crónico que puede ocasionar deterioro o depleción de los recursos emocionales y cognitivos, culminando en un estado de agotamiento en el que el trabajador duda completamente de su capacidad para realizar sus labores, mostrándose cínico sobre el valor y el sentido de estas2,3. Se conceptualiza como un proceso que ocurre entre los profesionales cuyo objeto de trabajo son personas4,5.
Integra 3 aspectos:
1) Desgaste emocional, determinado por pérdida progresiva de energía, recursos emocionales y agotamiento6.
2) Despersonalización o deshumanización, manifestada por la transformación nociva de actitudes que conlleva un distanciamiento frente a los problemas, considerando a las personas con las que tratan como objetos.
3) Falta de realización personal, con tendencia a evaluarse a sí mismo negativamente, sobre todo, en su habilidad para realizar el trabajo con manifestaciones depresivas, moral baja y descenso en la productividad.
Las repercusiones del síndrome afectan a la institución y al empleado1, ya que una de las primeras reacciones que este experimenta es el retiro que puede ser físico, caracterizado por ausentismo, o psicológico, donde el individuo se encuentra abstraído7.
En el ámbito pedagógico se han planteado estudios para detectar factores que influyen en el rendimiento8-12, particularmente en estudiantes de medicina, ya que es una población propensa a presentar el síndrome debido a que están sometidos continuamente a estrés y a altos niveles de exigencia13.
El burnout, considerado por la OMS como riesgo de trabajo14, representa un problema de salud pública y laboral. La relevancia en universitarios radica en las posibles dificultades futuras, como fracaso académico y profesional, por lo que son necesarias su detección e intervención tempranas10.
En 2006 la universidad de Washington encontró que de 12 puestos de trabajo que lo experimentan, 8 están relacionados con la medicina, sugiriendo que existe morbilidad psicológica y factores como ansiedad, depresión y abuso de drogas4,15.
El burnout ha sido poco difundido en México16; en Tepic, Nayarit se realizó un estudio a 18 médicos internos de pregarado (MIP) en el Instituto Mexicano del Seguro Social, donde se encontró alteración en los 3 niveles que integran el síndrome, aunado con que el 61.1% (11 MIP) probablemente padezca algún trastorno mental17.
Es conocido el nivel de estrés y desgaste que genera el internado médico en cualquier institución, debido a las jornadas laborales extenuantes mayores de 24 h, acompañadas de alta exigencia académica y demandas emocionales constantes18. Estudiar esta población es relevante porque los MIP son proclives, y una vez instaurado el síndrome no existen alternativas terapéuticas para resolverlo5,19.
En el Hospital General de México Dr. Eduardo Liceaga (HGM) rotaron en 2014 141 MIP de 14 escuelas de diferentes estados del país; rotan en promedio 24 alumnos por servicio, con una duración de 2 meses, en el siguiente orden: medicina interna, cirugía general, pediatría, ginecología y obstetricia, urgencias y medicina familiar. Por lo dicho anteriormente, el objetivo del presente estudio es identificar la prevalencia del síndrome y establecer asociaciones con factores de riesgo, con la intención de establecer estrategias preventivas. Surgen las siguientes preguntas de investigación: ¿existe burnout en los MIP del HGM? ¿En qué rotación existe mayor prevalencia del síndrome? ¿Cuál de las 3 dimensiones se altera con mayor frecuencia?
Método
Se realizó un estudio transversal, observacional y descriptivo a la población total de MIP rotantes en el HGM. Tras explicar el objetivo del estudio, durante el último mes del internado médico los MIP fueron invitados verbalmente a responder de manera anónima a la encuesta de Maslach Burnout Inventory (MBI)20 durante la sesión semanal de consolidación de conocimientos. Este instrumento está validado en población mexicana21,22 y permite conocer la presencia del síndrome por medio de la evaluación de 3 subescalas bien definidas que se describen a continuación:
• Subescala de desgaste emocional. Consta de 9 ítems. Puntuación máxima 54.
• Subescala de despersonalización. Está formada por 5 ítems. Puntuación máxima 30.
• Subescala de realización personal. Se compone de 8 ítems. Puntuación máxima 48.
Estas 3 subescalas tienen gran consistencia interna, considerándose el agotamiento como una variable continua con diferentes grados de intensidad, desde «nunca» hasta «diariamente». El total de cada dimensión fue categorizado en nivel bajo, medio y alto según los puntos de corte (Tabla 1).
Dimensión evaluada | Bajo grado | Medio grado | Alto grado |
---|---|---|---|
Desgaste emocional | < 19 | 19-26 | > 26 |
Despersonalización | < 6 | 6-9 | > 9 |
Realización personal | < 34 | 34-39 | > 39 |
Para el diagnóstico de síndrome de burnout se incluyeron valores altos en las dimensiones de desgaste emocional (> 26), despersonalización (> 9) y baja realización personal (< 34).
A la herramienta se agregó la escala de Epworth, instrumento de 8 reactivos para evaluar la proclividad a quedarse dormido en situaciones monótonas, actualmente validada en la población mexicana. Cada ítem es calificado en una escala de 0 a 3, donde 0 indica nula probabilidad de quedarse dormido y 3 alta, se consideró la presencia de somnolencia excesiva diurna patológica cuando el resultado de la suma de los reactivos generó un total igual o mayor a 1223.
Los datos fueron analizados con el software IBM SPSS Stastistics versión 21, aplicando el coeficiente de correlación de Spearman (ρ), que mide la interdependencia entre 2 variables aleatorias continuas; esta fuerza de asociación oscila de -1 a +1, y se consideró una correlación significativa al nivel p ≤ 0.05. Con la intención de asociar factores predictores (tiempo de traslado casa-hospital, universidad de procedencia y servicio de rotación) no incluidos en los 3 ejes del síndrome, finalmente se efectuó una regresión logística binaria.
Resultados
Se empleó la encuesta MBI y se analizó las variables demográficas género, edad, universidad de procedencia y tiempo de traslado. Se estudió a 141 MIP, de los cuales 91 fueron mujeres con edad promedio de 23.7 años (23.4-23.9) y 50 hombres con edad promedio de 23.5 (23.3-23.8). El total de la población presentó algún tipo y grado de desgaste emocional, y el 16.3% de esta cumplió criterios para el diagnóstico de burnout.
Las universidades con mayor número de alumnos fueron la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (CU) con un 35%, la Escuela Superior de Medicina del Instituto Politécnico Nacional (ESME) 25%, Facultad de Estudios Superiores Iztacala de la Universidad Nacional Autónoma de México (FESI) 8.5%, Universidad Anáhuac (UA) 7.1% y la Universidad La Salle (ULSA) 5%.
En los MIP de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos se reportó el menor tiempo de traslado casa-hospital, de 16 a 51 min, contrastando con los MIP de la FESI, en quienes se documentó el mayor, de 62 a 114 min. El tiempo promedio determinado en la población total fue de 63 min.
Los resultados de cada una de las subescalas que componen el instrumento fueron los siguientes:
Desgaste emocional
El total de la población presentó algún grado de desgaste emocional, del cual el 63.3% fue desgaste emocional alto (DEA). En los rotantes del servicio de cirugía general se identificó el mayor porcentaje de DEA, con 83.3%, seguido del servicio de ginecología y obstetricia que obtuvo 75%, mientras medicina familiar presentó el menor porcentaje con 40% (Tabla 2).
Despersonalización
El 40.4% de la población total presentó despersonalización de alto grado (DPA). El servicio de Urgencias representó el más alto porcentaje, con 56.5%, seguido de cirugía general con 50% y medicina familiar el menor porcentaje con 24% (Tabla 3).
Realización personal
El 30.4% de la población estudiada presentó realización personal baja (RPB), siendo los rotantes del servicio de cirugía general quienes la presentaron en mayor número con 58.3%; en segundo lugar se encontró el servicio de medicina interna con 34.7%. Por el contrario, el 68.1% de los MIP del servicio de pediatría resultaron con realización personal alta (RPA) (Tabla 4).
Servicio | RPB | RPM | RPA | Total |
---|---|---|---|---|
Medicina interna | 8 | 5 | 10 | 23 |
Cirugía | 14 | 3 | 7 | 24 |
Pediatría | 4 | 3 | 15 | 22 |
Ginecología y obstetricia | 5 | 6 | 13 | 24 |
Urgencias | 6 | 6 | 11 | 23 |
Medicina familiar | 6 | 6 | 13 | 25 |
Total | 43 | 29 | 69 | 141 |
RPA: realización personal alta; RPB: realización personal baja; RPM: realización personal media.
Cumplieron con criterios diagnósticos para burnout 23 MIP, 12 mujeres y 11 hombres, de los cuales 8 se encontraban rotando en el servicio de cirugía general, mientras que únicamente 2 rotaban en medicina familiar.
En cuanto a la presencia de somnolencia excesiva diurna, el 83% de los MIP presentó somnolencia excesiva diurna patológica.
La Tabla 5 muestra la fuerza de asociación entre variables contrastadas con la prueba estadística Rho de Spearman y su significación estadística.
Variables contrastadas | Rho de Spearman | Significación | |
---|---|---|---|
Burnout | DP | 0.491 | 0.0001 |
DE | 0.325 | 0.0001 | |
RP | −0.578 | 0.0001 | |
UP | −0.184 | 0.029 | |
TT | −0.203 | 0.016 | |
Despersonalización | GE | 0.065 | 0.05 |
RP | −0.382 | 0.0001 | |
TT | −0.236 | 0.005 | |
Desgaste emocional | DP | 0.309 | 0.0001 |
RP | −0.353 | 0.0001 | |
SDE | 0.365 | 0.0001 | |
SE | −0.211 | 0.012 | |
Realización personal | TT | 0.206 | 0.014 |
DE: desgaste emocional; DP: despersonalización; GE: género; RP: realización personal; SE: servicio; SDE: somnolencia diurna excesiva; TT: tiempo de traslado; UP: universidad de procedencia.
Tras efectuar la regresión logística binaria con los factores: universidad de procedencia, tiempo de traslado casa-hospital y servicio de rotación, no se encontró un modelo que explicara la asociación de estos con burnout en más del 30% de la población.
Discusión
Los resultados obtenidos por la herramienta de evaluación permiten realizar un diagnóstico situacional respecto a la existencia del síndrome de burnout en el HGM, y con ello establecer las bases para intervenir oportunamente, puesto que el primer punto de la prevención primaria para atender riesgos profesionales es la detección de casos4.
Se observó que el servicio y el sexo, al contrario de la literatura revisada4,5,8,9,16,24, no tienen relación estadísticamente significativa con la presencia del síndrome de burnout, en contraste con la universidad de procedencia y el tiempo de traslado, como se muestra en la Tabla 4.
Los alumnos de CU mostraron la mayor prevalencia de burnout probablemente porque el estudiante de medicina de dicha universidad se ve afectado negativamente después de periodos de exámenes departamentales4, los cuales acontecen cada 2 meses durante el internado médico y, de no ser aprobados, el alumno debe presentar examen final de conocimientos25.
La creencia, no documentada, de que la prevalencia del síndrome de burnout en el servicio de urgencias es mayor, no se justifica según los datos de este estudio; esta se encontró en el servicio de cirugía general con 34.7%, debido probablemente a que el MIP no se siente involucrado con el resto del equipo médico ni es parte activa del ejercicio quirúrgico26.
El servicio de urgencias presentó el mayor grado de DPA; una posible causa de este hecho es la cantidad de pacientes graves atendidos en un corto periodo de tiempo, generando mecanismos de defensa que fragmentan la relación médico-paciente y provocan distanciamiento7.
De los 3 ejes que componen el síndrome de burnout el desgaste emocional se relaciona significativamente con la somnolencia excesiva diurna; es importante, ya que las alteraciones del sueño pueden promover el inicio del burnout y trastornos mentales porque compromete la función restauradora del sueño27,28.
Debido a que es un estudio transversal no se realizó una valoración inicial, siendo imposible determinar si el síndrome de burnout fue desarrollado antes o durante el internado, y en este último caso el servicio en el que se originó debido a la rotación.
Por lo tanto, en respuesta a las preguntas de investigación del presente estudio, sí existe síndrome de burnout en los MIP del HGM, con una prevalencia de 16.3% y se encontró con más frecuencia en el servicio de cirugía general. La dimensión que se altera con más frecuencia es DE, puesto que toda la población estudiada lo presentó en algún grado.
Conclusiones
La baja realización personal es el eje con mayor fuerza de asociación para el desarrollo de burnout, por lo que debe promoverse los 7 dominios de competencias del médico general29 y retroalimentación continua30.
La burocracia limita el desarrollo profesional disminuyendo la capacidad resolutiva, por lo cual se recomienda no delegar trabajo administrativo que no corresponda al MIP.
En los factores organizacionales la carga de trabajo y realización de guardias disminuye el tiempo y calidad de la atención, aumentando la posibilidad de cometer errores19,31; se propone otorgar la posguardia en todos los servicios.
Los servicios que presentaron mayor desgaste laboral son cirugía general, pediatría y ginecología y obstetricia, los cuales se anteceden uno al otro; se recomienda ajustar el orden y proponemos el siguiente: pediatría, medicina interna, ginecología y obstetricia, urgencias, cirugía general y medicina familiar.
Se propone evaluar a los MIP al inicio y al final del año para determinar la funcionalidad del sistema de rotación e identificar aquellos individuos que presenten algún parámetro alterado y tomar medidas al respecto19,32.
Fomentar la asistencia a sesiones académicas de interés, diseñando un temario para cada área de rotación, con objetivos específicos, mejorando la calidad del conocimiento.
Es importante identificar aquellos MIP con situaciones adversas que predispongan el desarrollo del síndrome, como ser cuidador o presentar algún conflicto o estrés emocional, incluidos quienes tengan dificultad para mantener la distancia terapéutica y otorgarles asesoría psicológica33.
Responsabilidades éticas
Protección de personas y animales
Los autores declaran que para esta investigación no se han realizado experimentos en seres humanos ni en animales.
Autoría
CAG: autorización y prestación de facilidades para realizar el estudio en el Hospital General de México Dr. Eduardo Liceaga.
LECM y CASR: idea original de proyecto y coordinación.
JCA, HDCR, GSGN, ADJG, DSD y ALVP: revisión bibliográfica y aplicación de encuestas.
VMMA, ADMTG y NACM: redacción del texto, análisis estadístico y elaboración de conclusiones.