1. Introducción
A principios de la década de 1980, la mayoría de las economías en desarrollo del mundo occidental abandonaron el modelo de crecimiento hacia dentro, para adoptar el modelo de crecimiento enfocado hacia fuera (Arrighi, Silver & Brewer, 2003; Guillén, 2013; Milner & Kubota, 2005), siguiendo la pauta que marcaban economías desarrolladas como Reino Unido y Estados Unidos (King & Stewart, 1999; Harvey, 2005; Palley, 2005). En las décadas siguientes, las economías en desarrollo comenzaron a liberalizar el acceso a sus mercados, ya sea a través de su incorporación en organismos internacionales, y/o con la firma de tratados o acuerdos comerciales entre las economías (Gazol, 2016). En cambio, China inició un proceso de apertura a finales de la década de los setenta y los primeros años de los ochenta con la creación de zonas económicas especiales y la adopción del modelo llamado Guangdong, en el que se comienza a dar un importante flujo de inversión extranjera directa canalizada a la industria, con uso intensivo del factor trabajo, aprovechando los bajos salarios (Naughton, 2018). Sin embargo, no es sino hasta el año 2001 que se da su ingreso a la Organización Mundial de Comercio (OMC).
Con la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, y con la salida del Reino Unido de la Unión Europea, se inició un cambio de estrategia de estas dos economías, orientándose las políticas comerciales hacia un mayor proteccionismo. Para el caso de Estados Unidos, se identifican dos estrategias de política comercial: en el corto plazo se observa el regreso al proteccionismo tradicional, que consiste en la aplicación de medidas arancelarias y no arancelarias; en el mediano y largo plazo se observa el diseño del T-MEC, que contempla dos mecanismos de política comercial: por un lado, se refuerza el libre comercio entre las tres economías, mientras que, por otro lado, se prevé implícitamente la competencia con terceros países.
El presente trabajo se centra en explicar las razones por las cuales Estados Unidos dio un giro en su política comercial frente a China. Si bien se ha documentado bastante al respecto, por ejemplo, Liu y Woo (2018) identifican tres situaciones que llevaron a Estados Unidos a iniciar una guerra comercial con China: el superávit comercial de China con Estados Unidos, que estaba deprimiendo la creación de empleos; el uso de métodos ilegales e injustos para adquirir tecnología estadounidense; y la búsqueda para debilitar la seguridad nacional de Estados Unidos. Las medidas implementadas se dieron desde la aplicación de aranceles sobre determinados productos procedentes de China (Organización Mundial del Comercio [OMC], 2020),4 hasta medidas no arancelarias que restringieron la exportación de determinados productos tecnológicos a la potencia asiática, escalando las tensiones comerciales entre ambas economías, lo que en la literatura se conoce como guerra comercial (Contreras & Molina, 2020; González, 2020; Liu & Woo, 2018). Con estas medidas, se observa un regreso al proteccionismo tradicional.
El objetivo del presente trabajo es analizar el grado de apertura y concentración/diversificación geográfica del comercio de Estados Unidos y China en el periodo 1990-2021. La hipótesis que se ensaya es la siguiente: el giro de la política comercial de Estados Unidos contra China se debe básicamente a la posición y el creciente dinamismo comercial de China en los mercados internacionales. Para ello, se eligen dos indicadores: el Coeficiente de Apertura para el análisis de la posición comercial, los datos proceden del Banco Mundial; y el Índice de Herfindahl-Hirschman (IHH) para el análisis de dinamismo comercial, los datos se obtuvieron del Observatorio de Complejidad Económica (OEC). La evolución de estos indicadores explica, o permite inferir, las políticas comerciales seguidas por los países.
El trabajo está estructurado de la siguiente manera: en la primera parte se presenta la introducción, seguidamente se contrasta ―desde la literatura― la política de libre comercio y el proteccionismo, en la tercera parte se tiene la metodología, en la cuarta se analiza el grado de apertura comercial y la concentración-diversificación geográfica comercial por destinos y productos, posteriormente se presenta la discusión y, finalmente las conclusiones.
2. Literatura: libre comercio y proteccionismo
Históricamente, ha existido un interminable debate en torno al libre comercio versus el proteccionismo (Gómez, 2003; Milner & Yoffie, 1989; Steinberg, 2006), teorías que abogan por el libre comercio internacional, por un lado, y el diseño de políticas comerciales que favorecen el proteccionismo por el otro. David Ricardo proporcionó los fundamentos teóricos del comercio internacional con la ventaja comparativa, al demostrar que los países que practican el libre comercio obtienen mayores beneficios, por la libre circulación de los bienes a través de las fronteras internacionales, que aquellos que no (Ricardo, 2004 [1817]). Sobre las bases de la ventaja comparativa, Samuelson y Jones desarrollaron el modelo de factores específicos, donde demuestran que el comercio beneficia al factor que es específico para el sector exportador, mientras que perjudica a otros sectores que compiten con bienes importados (Bliss, 2003).
Los modelos teóricos dominantes refuerzan la importancia del libre comercio, dado que ―suponen― la especialización y el comercio benefician a los consumidores, obteniendo así las ganancias del comercio. Sin embargo, en el ámbito de la elección entre libre comercio y proteccionismo siempre se ha discutido cuál es la mejor política para el comercio internacional. Krueger (1997) señala que las ideas han cambiado radicalmente desde la década de 1950, en una primera instancia había un amplio consenso en que la política comercial para el desarrollo debería basarse en la sustitución de importaciones; después se acepta que las perspectivas de crecimiento de los países mejoran considerablemente mediante un régimen comercial orientado hacia el exterior. En ese sentido, a principios de la década de 1980, los hacedores de política comercial, nuevamente inspirados en la ventaja comparativa, orientan a las economías hacia la competencia internacional (Villareal & Ramos, 2001). El mecanismo es: cuando las empresas nacionales entran a los mercados internacionales crecen, vía el aumento del comercio internacional, tanto por el lado del abastecimiento de sus insumos a menor costo, como de la introducción a mercados potencialmente de mayores proporciones que los locales (Villarreal & Ramos, 2001). Por lo tanto, visto en un enfoque globalizado, hay una detonación en el crecimiento de las economías que participan en el proceso, con la consiguiente generación de inversión y empleo. Otra de las características del modelo de crecimiento hacia fuera consiste en generar una cadena de valor global de sus empresas para minimizar costos y así competir en los mercados internacionales.
En cualquier economía, los gobiernos desempeñan un rol importante para el diseño de la política comercial, los hacedores de la política comercial combinan la teoría económica y la política que más les convenga, para que algunos sectores de la economía se inserten en los mercados internacionales y para proteger a otros de la competencia internacional. En ese sentido, los hacedores de la política comercial del libre comercio alentaron a las economías a formar parte de organismos internacionales, y/o establecer relaciones comerciales entre ellas para la creación de nuevos mercados regionales.
En 1980, Estados Unidos y Canadá abandonan la política económica keynesiana, asociada a cierto grado de proteccionismo comercial y a una fuerte intervención estatal, y comienzan a aplicar una política económica liberal, basada en el libre comercio, con intervención estatal mínima (Harvey, 2005; Palley, 2005; Thorsen & Lie, 2006). Siguiendo esta misma tendencia, las economías en desarrollo abren sus fronteras al comercio mundial. México, por ejemplo, inicia una nueva política económica de libre mercado en 1983 (Ruiz, 2019; Suárez, 2018), es decir, abandona la política comercial proteccionista (Guillén, 2013), y en 1994 ya forma parte del mercado más grande del mundo con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).
Dentro de los defensores del libre comercio existen enfoques, como reseña la OMC (2009), que han justificado el libre comercio con argumentos basados en la eficiencia económica, de ahí que “no hay ninguna necesidad de acuerdos comerciales”, sin embargo, “es un hecho que existen políticas comerciales unilaterales que limitan de manera ineficiente las corrientes comerciales y que se conciertan acuerdos comerciales que tratan de limitar dichas medidas unilaterales”. Steinberg (2006) señala que afirmar que la liberalización comercial beneficia a una nación en términos agregados no implica que todos los agentes ganen, algunos sectores ganan y otros pierden, pero las ganancias son siempre más que suficientes para compensar las pérdidas, siempre que exista un mecanismo político para redistribuir rentas dentro de la nación que abre sus mercados. Según la OMC,
los acuerdos comerciales permiten a los gobiernos eludir los conflictos de la relación de intercambio y/o resistir a las presiones del sector privado y los grupos de intereses especiales que instan al gobierno a apartarse de una política comercial liberal. (2009)
China, por su parte, buscó una estrategia diferente para integrarse a la economía mundial. Desde finales de la década de los setenta y los primeros años de los ochenta, tras la Reforma Económica, se crean zonas económicas especiales, y se adopta el modelo de Guangdong que permitió la entrada de inversión extranjera directa a actividades principalmente relacionadas con la industria intensiva en mano de obra, como la manufactura, y promovió el ascenso en la cadena de valor de la tecnología y la mejora del Estado de derecho, así como una mayor participación de ONG, sociedad civil y sindicatos en las negociaciones comerciales, una mayor transparencia fiscal, lo que permitió a China converger con las expectativas internacionales (European Council on Foreign Relations, 2011; Naughton, 2018). Según Boyer (2014), el punto de partida lo constituyó una reforma fiscal para asegurar los ingresos futuros con mayores impuestos para responder a las necesidades de servicios y transferencias de recursos entre la población; al mismo tiempo que las autoridades locales ofrecían incentivos para facilitar el surgimiento de nuevos empresarios. Se trataba de mejorar la ventaja competitiva de cada localidad a través de dinamizar la inversión, la producción y el empleo; por consiguiente, la competencia y la sobreinversión doméstica impulsaron la apertura internacional de China, la que buscó prolongar la senda del crecimiento.
Contreras y Molina (2020) dan cuenta de la participación de China en la economía mundial, desde que entró a la OMC en 2001, pasó de 4 % en 2002 al 16 % en 2018, mientras que Estados Unidos pasó de 31.7 % a 24.2 %; de igual forma, China se ha posicionado como el mayor exportador global, al tener una participación del 13.2 % en 2019, mientras Estados Unidos contribuyó con el 8.7 %, lo que representa en cierta manera una amenaza a la hegemonía económica estadounidense. Si solo se considera el mercado estadounidense, China ha ganado participación en los últimos años (Gómez & González, 2017). En este sentido, Kwan (2020) sostiene que el ascenso de China como una potencia económica hizo que la administración de Trump adoptase una postura de confrontación.
3. Metodología
Para el análisis de la posición comercial se mide el peso relativo de las importaciones entre los dos países, la balanza comercial de cada uno de ellos con sus principales socios comerciales, y el coeficiente de apertura; este último permite conocer el grado de importancia que el sector externo tiene en la economía de cada país (Durán & Álvarez, 2008); mientras que, para analizar las concentración-diversificación de las exportaciones, en la literatura se han empleado los indicadores de Herfindahl, Gini y Theil (Agosin, Alvarez & Bravo-Ortega, 2012; Agosin & Chancí, 2012), siendo el índice Herfindahl el más utilizado para medir la concentración, también conocido como el Índice de Herfindahl-Hirschman (IHH) (Agosin, 2009; Chandra, Boccardo & Osorio, 2007; Prada & García, 2016; Gómez, 2021; Osakwe, Santos-Paulino & Dogan, 2018). Para el análisis del dinamismo comercial se opta por el IHH, ya que permite apreciar la diversificación-concentración tanto de destinos de las exportaciones, como de productos.
En la Ecuación 1 se define el coeficiente de apertura:
Donde M indica el valor monetario de las importaciones, X el valor monetario de las exportaciones, y PIB el valor monetario del producto interno bruto. Es decir, mide el peso relativo del comercio exterior en relación con la actividad económica, por lo que un coeficiente cercano a cero significa que la economía tiende hacia la autarquía, mientras que un coeficiente cercano a 1 habla de una economía proclive hacia el comercio internacional. Cuanto mayor es el resultado del coeficiente, mayor es el grado de apertura de una economía. Un coeficiente por arriba de 0.5 representa una presencia relativamente importante en los mercados internacionales. Para calcular el Coeficiente de Apertura se utilizan los datos del Banco Mundial.
Si bien el Índice de Herfindahl Hirschmann ha sido utilizado en la literatura sobre economía industrial como indicador de la concentración de los mercados, es posible utilizarlo como un indicador relacionado con el dinamismo comercial para medir el grado de concentración-diversificación geográfica del comercio de una economía. Se calcula según la Ecuación 2:
En la Ecuación 2,
La suma de los cuadrados de todas las participaciones se conoce como Índice de Herfindahl. Dado que […] se corrige por el número de observaciones, se adoptó la metodología Herfindahl-Hirschman, que permite comparar resultados entre diversos conjuntos de productos, países de destino de exportaciones o ambos al presentar los resultados en forma normalizada. (Durán & Álvarez, 2008, p. 28)
Un índice mayor de 0.18 se considera como un mercado concentrado, es decir, es indicativo de una alta concentración en uno o pocos de los destinos de exportación; entre 0.10 y 0.18, moderadamente concentrado, mientras que el rango entre 0.0 y 0.10 se considera diversificado, es decir, indica la amplia diversificación de los destinos de las exportaciones. Para la construcción del IHH, los datos se obtuvieron del Observatorio de Complejidad Económica.
4. Resultados
En este apartado, en primera instancia, se analiza la posición comercial de Estados Unidos y China y, seguidamente, la concentración-diversificación geográfica comercial de ambas economías.
4.1. Indicadores de posición comercial
En la Figura 1 se puede observar el peso que tienen las importaciones de Estados Unidos provenientes de China dentro del total de importaciones de Estados Unidos, y el peso de las importaciones de China provenientes de Estados Unidos dentro del total de las importaciones chinas.
La participación de las importaciones de Estados Unidos procedentes de China, para el año 2000 representaba poco más del 6 %, para 2018 alcanza su pico más alto con el 21 %; se aprecia un incremento paulatino de la participación de China dentro del total de las compras del exterior de Estados Unidos hasta 2018, posteriormente se observa una ligera disminución como efecto de la guerra comercial. Mientras que la participación de las importaciones de China provenientes de Estados Unidos se mantuvo alrededor del 10 % en la mayor parte del periodo e incluso disminuyó en los últimos años, presentando un nivel mínimo de 7 % como efecto de la guerra comercial. Al considerar la tendencia, se observa que China ha incrementado de manera sostenible su participación en las importaciones estadounidenses, mientras que Estados Unidos ha tenido una tendencia ligeramente decreciente en su participación en las importaciones chinas. De esta manera se observa una brecha que se ha venido abriendo, donde los resultados de corto plazo de las medidas implementadas por el gobierno de Trump solo alcanzan a situar ―a partir de 2018― el porcentaje de importaciones de China por debajo de la línea de tendencia.
La balanza comercial de Estados Unidos con China ha sido deficitaria durante todo el periodo (Figura 2), además, ha venido incrementándose hasta 2018, año en que tiene un punto máximo, para posteriormente revertirse en los siguientes dos años, y volverse a incrementar en 2021. Esta situación se explica porque para las empresas estadounidenses es difícil sustituir a los proveedores chinos en el corto plazo. Como se puede constatar, a pesar de la guerra comercial, China ha sido y sigue siendo el principal proveedor de bienes y servicios de Estados Unidos, incluso más que sus socios comerciales: Canadá y México. Como se ha citado en la literatura, si bien el déficit comercial justifica el cambio de estrategia comercial que Estados Unidos inició en 2018 frente a China, los datos confirman que, después de dos años de guerra comercial y los efectos de la COVID-19, el déficit comercial con China ha tendido a aumentar.
En la Figura 3 se observa la balanza comercial de China con sus principales proveedores. Se tiene un escenario donde en las dos últimas décadas China incrementó sus ventas a Estados Unidos, con respecto a lo que Estados Unidos le vende a China. De igual forma, la balanza comercial de China con Japón ha sido superavitaria en todo el periodo, excepto en el año 2010, mientras que con Corea del Sur en todo el periodo fue deficitaria. Con Alemania, al inicio del periodo, constituía la tercera economía más importante con la que China llevaba a cabo transacciones comerciales. A partir de 2012, las exportaciones a Corea del Sur fueron superiores a las de Alemania. En términos generales, se observan déficits y superávits muy cercanos al equilibrio comercial con Corea del Sur, Japón y Alemania, en contraste con el enorme superávit que tiene con Estados Unidos.
La Figura 4 muestra la evolución del grado de apertura media de Estados Unidos y China, dada por el intercambio comercial realizado en las tres últimas décadas. Estados Unidos, en todo el periodo, presenta un coeficiente cercano al 0.3, mientras que China en 2005 alcanzó un coeficiente por arriba de 0.5, lo que indica la aceleración del peso del sector externo en relación con su economía, que, aunado al acelerado crecimiento que ha presentado sobre todo a partir de ese año,5 da cuenta de una presencia cada vez mayor en los mercados internacionales, generando signos de preocupación o de amenaza para la economía estadounidense. El Coeficiente de Apertura muestra que Estados Unidos ha experimentado una presencia relativamente menor que China en los mercados internacionales; dicho de otra forma, China tiene mayor presencia relativa en los mercados internacionales que Estados Unidos. Los datos confirman que China ha sido el país que más ha orientado su economía “hacia fuera”; esta apertura ha permitido que esté integrada al sistema de producción internacional, a pesar de no tener propiamente un tratado de libre comercio con las principales economías del mundo como Estados Unidos y Alemania, pero son estas economías con las que más comercia en el mundo. A partir de 2005, en que se alcanza un máximo en el coeficiente de apertura, se observa una disminución, la cual se explica por un crecimiento sostenido acelerado proporcionalmente mayor de la economía en su conjunto respecto al sector externo, lo que no representó una menor presencia de China en los mercados internacionales. La crisis de 2008-2009 implicó para China la implementación de políticas económicas expansivas, tanto en lo monetario, para aumentar los montos de créditos, como en lo fiscal, a través de estímulos dedicados al financiamiento de infraestructura (Morrison, 2019).
Fuente: Elaboración propia con base en datos del Banco Mundial (s.f.).
Nota: Se incluyen los años 2019, 2020 y 2021 para resaltar los efectos del COVID-19.
Ante este escenario, con la llegada de Trump a la presidencia de Estados Unidos, se decide cambiar de estrategia en la política comercial para disminuir la presencia de China en los mercados internacionales y de manera particular en su mercado. Los datos de 2019 reflejan los resultados de dicha estrategia, que se inicia con la guerra comercial hacia China. Existe una disminución en el peso de las importaciones provenientes de China dentro del total de importaciones, al tiempo que se observa un crecimiento de las importaciones provenientes de México, lo que confirma el redireccionamiento de la política comercial en la región de Norteamérica hacia una política proteccionista regional de largo alcance.6 Cabe señalar que el T-MEC tiene una doble función: por un lado, garantiza una política de libre comercio entre los socios comerciales y, por otro lado, establece una política proteccionista que prevé, o limita, la competencia de otros países en el mercado de la región norteamericana, en particular de China. La nueva estrategia comercial impulsada por Trump en el T-MEC buscó el diseño de una política comercial regional sobre la aplicación de cierto grado de proteccionismo, pero no el proteccionismo entre las economías de la región, sino principalmente con China.7
Se puede apreciar que el menor coeficiente de apertura que presentan ambas economías, en 2019 y 2020, a nivel conceptual se puede explicar por las siguientes razones: por los efectos de la guerra comercial, por los efectos del COVID-19, por el fortalecimiento de las economías internas, o simplemente la combinación de todas las anteriores. Los datos confirman que el menor coeficiente de apertura para el año 2019 es por la guerra comercial entre Estados Unidos y China, y en el año 2020 se agregan los efectos del COVID-19. El año 2020 fue un año atípico, de acuerdo con datos sobre las cuentas nacionales del Banco Mundial, los PIB de la mayoría de los países tuvieron tasas negativas de crecimiento con respecto al año anterior; Estados Unidos cayó un 3.4 %, en cambio, el PIB de China creció un 2.3 %.
4.2. Concentración-diversificación geográfica y de productos
En primera instancia se presentan los resultados en relación con la concentración o diversificación respecto a los destinos de exportación, considerando todos los productos exportables de cada uno de ellos; seguidamente se presenta respecto a la concentración-diversificación de productos de exportación.
Como se puede observar, el índice permite determinar la diversificación de las exportaciones de un país, en relación con el total de destinos de estas. Se observa que la diversificación de los destinos de las exportaciones estadounidenses es clara, su IHH se encuentra en todo momento en valores menores al 0.1, lo que significa que Estados Unidos ha tenido siempre como estrategia la amplia diversificación de los mercados destinos de sus productos de exportación (Figura 5), al tiempo que equilibra los montos de exportación en relación con sus destinos. La línea de tendencia es casi horizontal, lo que evidencia la diversificación estructural de los destinos de exportación estadounidenses.
En el caso de China, se tiene una tendencia negativa que evidencia el sostenido proceso de diversificación de sus destinos de exportación. Al inicio del periodo, se tiene una relativa concentración, con valores del índice cercanos a 0.18. De 1994 a 2004 el índice progresivamente se acerca a 0.1, es decir, es un periodo con concentración moderada; a partir de 2005 el índice representa una diversificación de destinos de exportación,8 en particular en la última década, el índice muestra más mercados destinos de exportación que Estados Unidos. Queda claro que la estrategia que ha empleado China es buscar nuevos mercados destinos de exportación y aumentar su participación en los mercados existentes. La diversificación de mercados permite a sus empresas crecer y aumentar sus ganancias, al tiempo que las fortalece ante la competencia y minimiza riesgos.
Respecto a la concentración-diversificación de productos de exportación, la Figura 6 presenta el IHH para Estados Unidos y China con tendencia polinómica.9 Ambas economías poseen una alta diversificación de productos, siendo Estados Unidos el que más diversificación posee hasta el año 2010; a partir de esta fecha, el índice para China muestra mayor diversificación de productos de exportación que Estados Unidos, lo cual significa que China ha tenido siempre como estrategia la creación de nuevos productos de exportación. A partir de 2016, ambas economías muestran un aumento en el índice, menor diversificación, teniendo un pico en 2018; de 2019 a 2021 Estados Unidos regresa a valores aún por arriba de los años anteriores a 2010, pero por debajo de los observados a partir de 2011. En el caso de China, se observa que regresa a niveles observados antes de 1999, y que se encuentran por arriba de los presentados desde ese año, hasta 2016. En ambos casos, se puede conjeturar que la diversificación de productos, después de 2019, es inferior a las que se tenían al inicio del siglo XXI. Finalmente, en 2020 y 2021, años de la pandemia, se tienen cambios menores; Estados Unidos incrementando muy levemente su concentración y China diversificando ligeramente sus productos de exportación.
El resultado contrasta con el principio de la ventaja comparativa, se observa que ambas economías han seguido una estrategia de diversificación de las exportaciones que se enfrenta con el concepto de la ventaja comparativa. En la literatura se ha señalado que la especialización en pocos productos de exportación expone a un país a una mayor inestabilidad en los ingresos de exportación, los cuales pueden empeorar cuando los productos implicados están sujetos a un deterioro de sus términos de intercambio, es decir, la diversificación de las exportaciones puede reducir la exposición a shocks externos (Agosin, 2009; Agosin, Alvarez & Bravo-Ortega, 2012; Gómez, 2013). China ha aplicado una política comercial con cierto grado de proteccionismo en sectores específicos de la economía, al tiempo que obtiene una diversificación de sus exportaciones. Se han adoptado diferentes estrategias para ganar presencia en los mercados internacionales y diversificar los productos de exportación con los matices señalados.
4.3. Desagregación de destinos y de productos de exportación
A fin de llevar el análisis a un nivel de mayor detalle, se hace la desagregación de los destinos de exportación de Estados Unidos y China.
Como se pudo observar en el subapartado anterior, en la Figura 5, el IHH de Estados Unidos durante el periodo de 1990 a 2021 presenta una tendencia cercana a cero, lo que evidencia, como ya se mencionó, una estrategia sostenida de diversificación de los mercados destinos de sus productos de exportación. Ahora, la Figura 7 presenta los mercados destinos de las exportaciones de Estados Unidos más importantes en el mismo periodo. Se observa el crecimiento de la participación de México, al punto de estar, en 2021, cerca de ocupar el primer lugar como destino de las exportaciones de Estados Unidos. China ha sido un destino que en las últimas décadas ha tenido progresivamente mayor importancia para Estados Unidos. Las políticas de Trump tuvieron un efecto deprimente temporal de 2017 a 2019, sin embargo, para 2020 se observa un efecto rebote, y la continuidad de la tendencia anterior a su llegada. Finalmente, Canadá, Japón y Reino Unido han presentado un retroceso en el periodo.
Anteriormente, se había constatado que el IHH para China presentaba una tendencia cercana a cero, que evidencia el sostenido proceso de diversificación de sus destinos de exportación. Ahora, la Figura 8 presenta los mercados destinos más importantes de las exportaciones chinas en el periodo mencionado.
Tres mercados han sido durante el periodo los principales destinos de exportación para el país asiático: Hong Kong, Estados Unidos y Japón. En 1998, Estados Unidos reemplaza a Hong Kong como principal destino de las exportaciones chinas. En conjunto, los tres destinos presentan una tendencia negativa, lo que es congruente con la Figura 5, que muestra un IHH progresivamente bajo, lo cual evidencia una cada vez mayor diversificación de los mercados destinos de las exportaciones chinas. Al inicio del periodo, los tres países representaron arriba del 60 % de los destinos de las exportaciones chinas, mientras que, para final de periodo, representaron la mitad, es decir, 30.63 %. Es claro que la estrategia comercial de China pasa por la diversificación de sus destinos de exportación.
La Figura 9 presenta los cinco principales productos que Estados Unidos ha exportado durante el periodo de estudio. El mayor porcentaje de productos que exporta Estados Unidos son las máquinas, donde se engloban todos los bienes relacionados con circuitos integrados, computadoras, partes de máquinas de oficinas, equipos de transmisión, etc.; seguidas en la mayor parte del periodo por el transporte, que engloba la industria automotriz, partes de motocicletas, vehículos de entrega, etc.; los productos minerales, que engloban la explotación y refinación de petróleo, gas natural, hierro, etc., tuvieron una tendencia positiva, que pasó de representar el 2.58 % al inicio del periodo a 15.73 % al final; los productos químicos tuvieron una tendencia ligeramente positiva, al igual que los instrumentos, que engloban instrumental médico, instrumentos de análisis químico, equipos de rayos láser, instrumentos de medición, etcétera.
La Figura 10 muestra los cinco principales productos de exportación de China. Se observa un incremento importante en el grupo de máquinas, al pasar de representar alrededor de 20 % en 1995 a más del 45 % en 2021. Por su parte, textiles y comida y vestido presentaron una tendencia negativa, al bajar el primero de representar casi el 23 % al inicio del periodo a menos del 9 % en 2021, mientras que el segundo de 6.79 % a 2 % en el mismo periodo. Metales y productos químicos tuvieron un comportamiento estable en el periodo, rondando el 7 % y el 4.5 %, respectivamente.
Se observa que ambas economías han tenido como estrategia la diversificación de los mercados de los destinos de sus exportaciones, como la diversificación de productos de exportación.
5. Discusión
Se identifican tres eventos que han llevado a la aplicación de una política comercial proteccionista por parte de Estados Unidos. Los dos primeros provienen de la literatura académica. El primero de ellos se dio con la implementación de medidas arancelarias sobre determinados productos provenientes de China desde mediados de 2018 (OMC, 2020), a lo que China respondió con la misma medida; adicionalmente, Estados Unidos también restringió la exportación de determinados productos tecnológicos a la potencia asiática, escalando las tensiones comerciales entre ambas economías, lo que en la literatura se conoce como guerra comercial (Contreras & Molina, 2020; González, 2020; Liu & Woo, 2018). Un segundo evento de política proteccionista se presentó a raíz del coronavirus (COVID-19), a partir del cual se comenzaron a tomar mayores medidas restrictivas a la exportación; según Mattoo y Ruta (2020), este tipo de proteccionismo fue aplicado de manera generalizada por los países desarrollados, la restricción a la exportación redujo la oferta mundial, lo que hizo que aumentaran los precios.10
En estos dos eventos se observa el regreso al proteccionismo tradicional, que consiste en la aplicación de medidas arancelarias y no arancelarias, como cuotas a la importación, licencias de importación, subsidio a las exportaciones, y leyes que limitan o que impiden las importaciones o exportaciones de determinados productos. La implementación de medidas proteccionistas cobra sentido si se considera que también en la literatura se ha documentado que para muchos ciudadanos estadounidenses el sueño americano se ha visto reducido, Estados Unidos se ha vuelto cada vez más dependiente de la importación de bienes del extranjero; desde 1998, el creciente déficit comercial de Estados Unidos le ha costado al país cinco millones de empleos manufactureros bien remunerados y ha llevado al cierre de casi 70,000 fábricas (Khanna, 2023).
Un tercer evento se observa en el diseño del T-MEC, que contempla dos mecanismos de política comercial: por un lado, se refuerza el libre comercio entre las tres economías, mientras que, por otro lado, se prevé implícitamente la competencia con terceros países, en especial con China. Es sobre el segundo mecanismo que se señala que se inaugura el diseño de una política comercial regional, moderna e innovadora, entendiendo este mecanismo como la construcción estratégica de un proteccionismo de bloque regional contra China.
Por mencionar un solo ejemplo, con el T-MEC, la regla de origen elevó el requisito de contenido regional de la industria automotriz de 62.5 % (como se tenía en el TLCAN) al 75 %, por lo que el T-MEC está diseñado para fortalecer el mercado en la región y limitar la presencia de China, por lo menos en el mercado norteamericano. En la medida en que las tres economías de Norteamérica estén coordinadas, serán capaces de competir con mayor eficiencia en los mercados internacionales.
Los indicadores analizados señalan que China tiene una mayor presencia relativa que los Estados Unidos en los mercados internacionales, mayor diversificación de mercados y de productos; por lo que Estados Unidos, en la presidencia de Donald Trump, tenía que disminuir la presencia de China por lo menos en su mercado.
Las estrategias del presidente Trump para dirigir la política comercial a un proteccionismo regional tenía que contar con el apoyo de sus socios comerciales en la región de América del Norte para el diseño de un nuevo tratado, pero antes de ello las estrategias consistieron en iniciar la guerra comercial con China, para posteriormente iniciar la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). La amenaza de Trump de cancelar el TLCAN, si no le favorecían los términos de la renegociación, fue creíble, dado que señalaba que el tratado representaba para Estados Unidos pérdidas de empleos por las diferencias salariales con México. Como resultado del nuevo acuerdo, surge el T-MEC, que entró en vigor el 1 de julio de 2020, cuya política industrial moderna presta mayor atención a los vínculos para promover el encadenamiento productivo de la región de América del Norte, enfatizando el fomento al desarrollo regional. México se adaptó a esta nueva dinámica porque el gobierno de Andrés Manuel López Obrador coincidió con esta nueva visión.
Independientemente de la política comercial que se haya aplicado, se constata ―con los indicadores analizados― que los países buscan una mayor presencia relativa en los mercados internacionales y una diversificación de los mercados y productos de exportación. Aunque en la literatura se ha señalado que los países más abiertos al comercio están ligeramente más diversificados que los menos abiertos (Osakwe, Santos-Paulino & Dogan, 2018), se constata que China tiene menos tratados comerciales que Estados Unidos, sin embargo, los indicadores señalan que ambas economías han tenido como estrategia la diversificación de los mercados de los destinos de sus exportaciones como la diversificación de productos de exportación, aunque China en una mejor posición comercial.
6. Conclusiones
Los indicadores muestran que Estados Unidos ha tenido una presencia relativamente menor en los mercados internacionales que China, con un coeficiente de apertura por debajo de 0.30 en todo el periodo, dicho de otra forma, China tiene una presencia relativamente mayor que Estados Unidos en los mercados internacionales, en la última década presenta un coeficiente de apertura cercano al 0.40.
Respecto a la concentración o diversificación de los destinos de las exportaciones, Estados Unidos ha tenido siempre la estrategia de buscar nuevos mercados a sus productos de exportación, al tiempo que ha buscado equilibrar los montos de exportación en relación con sus destinos. En esta misma estrategia ha actuado China, se observa que el destino de sus exportaciones fue moderadamente concentrado hasta 2005; a partir de este año el índice muestra una diversificación de destinos de exportación. China ha sido un destino que ha tenido mayor importancia para las exportaciones de Estados Unidos. Las políticas de Trump tuvieron un efecto deprimente temporal de 2017 a 2019, sin embargo, para 2020 se observa un efecto rebote, y la continuidad de la tendencia anterior a su llegada, seguida de México y Canadá. Mientras que tres mercados han sido, durante el periodo, los principales destinos de exportación para el país asiático: Hong Kong, Estados Unidos y Japón; su importancia relativa dentro del total de las exportaciones bajó a la mitad durante el periodo de 1995 a 2021, lo que evidencia fuertemente su estrategia de diversificación de destinos de exportación.
Los resultados también muestran que ambas economías analizadas poseen una alta diversificación de productos de exportación, hasta 2010 mayormente Estados Unidos que China; a partir de esta fecha, China lleva la delantera.
Los indicadores muestran que, independientemente de la política comercial que China ha empleado, en las últimas dos décadas ha buscado -como estrategia- mayor presencia relativa en los mercados internacionales, diversificación de los mercados destinos de exportación y diversificación de los productos de exportación.
Los resultados de comercio exterior de China mostraron signos de preocupación para la economía estadounidense. Con la llegada de Trump a la presidencia de Estados Unidos, se adoptaron básicamente dos tipos de estrategias para orientar la política comercial a una política proteccionista. La primera estrategia consistió en hacer uso de herramientas de la política comercial tradicional, como la aplicación de aranceles a algunos productos procedentes de China, y la restricción a la exportación de determinados productos tecnológicos, es decir, una guerra comercial; con esta estrategia, se buscó disminuir la presencia china en el mercado estadounidense. De manera adicional, se observa que el COVID-19 aceleró la aplicación de políticas proteccionistas, en particular, medidas que restringieron las exportaciones, llevadas a cabo no solo por Estados Unidos, sino por la mayoría de las economías desarrolladas, con el fin de proteger sus mercados internos.
La segunda estrategia consistió en el diseño del T-MEC, que contempla dos mecanismos de política comercial de largo alcance: por un lado, refuerza el libre comercio entre las tres economías que la integran, por otro lado, prevé implícitamente la competencia con terceros países, en especial con China, cosa que el anterior tratado no contempló. Sobre el segundo mecanismo, se afirma que se inaugura el diseño de una política comercial regional, la instrumentación de un proteccionismo regional, pero no el proteccionismo entre las economías del T-MEC, sino en particular con China, porque entre las tres economías fluye el comercio bajo las nuevas reglas; por ejemplo, dentro de los cambios en las reglas de origen se aumentó el contenido regional de la industria automotriz a 75 %, previendo la intensificación de la producción de los suministros productivos dentro de la región. Con esta estrategia, se trata de extender la política proteccionista a escala regional, para disminuir la presencia de China en los mercados de la región de América del Norte.