Introducción
Uno de los requisitos fundamentales para el aprovechamiento de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) es la infraestructura tecnológica. A nivel internacional, la Unión Internacional de Telecomunicaciones [ITU, por sus siglas en inglés] (2017) ha establecido un índice para medir el avance en la digitalización de los países con base, principalmente, en indicadores relacionados con la disponibilidad o uso de Internet, computadora, telefonía fija (en hogares) o telefonía móvil. En este contexto, México presenta un rezago importante entre los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos [OCDE] (2019a); por ejemplo, para el año 2019 se ubicaba en el penúltimo lugar en hogares con acceso a internet, con 56.4 % (listado encabezado por Corea del Sur y Países Bajos, con 99.7 % y 98.4 %), y en el indicador de porcentaje de hogares con acceso a computadora la situación no era muy diferente, México en el último lugar, con 45.4 %, muy por debajo de los dos países nórdicos que encabezan la lista, Países Bajos e Islandia, con 97.6 % y 97.3 %, respectivamente.
En comparación con los países líderes en indicadores TIC, México presenta particularidades que conforman todo un desafío adicional: la cantidad de población, geografía, infraestructura de red, además de no ser un referente como un país generador de tecnología de punta (aunque sí ubicado estratégicamente en la frontera tecnológica). No obstante, México realizó esfuerzos importantes en conectividad, ya que de 2013 (año en que se aprobó la reforma de telecomunicaciones) al 2018 el número de hogares con conectividad a internet se incrementó en 6.1 millones de hogares, al pasar de 12.2 a 18.3 millones, equivalente o mayor a la cantidad de hogares en algunas de las naciones europeas enlistadas (como Islandia, Noruega, Suiza o Suecia).
Asimismo, México presenta una heterogeneidad en la infraestructura de telecomunicaciones en los distintos estados. Al respecto, Escobar y Sámano (2018, p. 782) documentaron el liderazgo de estados del norte y la Ciudad de México mediante índices (total, fijo y móvil), pero un rezago en estados del sur y sureste del país. Asimismo, desde la dotación de bienes y servicios TIC a nivel de hogares o de individuos (proxy del tamaño de mercado de las telecomunicaciones y de la digitalización) el resultado no fue muy distinto: rezago en estados del sur y liderazgo de Ciudad de México y estados del norte (Rodríguez, 2019).
Estos hallazgos son importantes ya que guardan una estrecha correspondencia con los índices de competitividad estatal. Los resultados más recientes del Instituto Mexicano para la Competitividad [IMCO] (2021) mostraron a Ciudad de México, Nuevo León, Querétaro, Coahuila y Jalisco en el grupo de alta competitividad y en la categoría de muy baja a estados del sur como Guerrero, Chiapas y Oaxaca. En el mismo sentido, al usar indicadores educativos (Secretaría de Educación Pública [SEP], 2021), en grado promedio de escolaridad encabezan la lista Ciudad de México y cuatro estados del norte (Nuevo León, Sonora, Coahuila y Baja California Sur); en términos de cobertura educativa de nivel superior (del total de la población con entre 18 y 23 años de edad) el patrón es similar, sobresalen Ciudad de México, Sinaloa y Nuevo León.
Aunado a lo anterior, México presenta un rezago en cobertura en educación superior. Para el 2020, alcanzaba a 41.6 % del grupo de población entre los 18 y 22 años (Presidencia de la República, 2020); porcentaje que se reduce al tomar en cuenta a la población que puede considerarse superó la etapa escolar universitaria, 25 a 34 años, 23.6 %, aunque todavía muy por debajo del promedio de los países de la OCDE (2019b), que ronda en 44.3 %. Asimismo, los resultados de una encuesta sobre educación en línea en México de la Asociación Mexicana de Internet (AMIPCI, 2019) mostraron que 76 % de usuarios de Internet estaban interesados en estudiar; las principales respuestas en cuanto a las motivaciones para estudiar eran porque querían incrementar sus conocimientos, mejorar su empleo y debido a la flexibilidad en los planes de estudios y horarios.
Las TIC en México se han instaurado como un derecho humano consagrado en el artículo 6 constitucional. Por ello, eliminar la brecha digital constituye una gran tarea en la actualidad, una tarea que no solo implica el acceso a la tecnología de grupos menos favorecidos, sino también enseñar y capacitar con las habilidades necesarias para su uso y manejo. Y como parte de esta, la infraestructura y el equipamiento tecnológico disponible en las instituciones de educación superior también se erigen como un obstáculo a vencer para avanzar hacia el aprendizaje digital, tal y como se destaca en el Programa Sectorial de Educación 2020-2024 (SEP, 2020).
La revisión de literatura implicó la búsqueda de investigaciones que abordan el uso de las TIC en los diferentes niveles educativos. Para el caso de la educación primaria (nivel básico o inicial), Tondeur, Braak y Valcke (2007), a partir de un cuestionario aplicado a 532 profesores holandeses y a través de un análisis factorial, encontraron que el uso de las computadoras constituye una herramienta de información, de aprendizaje y de habilidades informáticas. Asimismo, Aristovnik (2012, 2013) estimó la eficiencia del uso de las TIC en los resultados educativos con ayuda de un análisis envolvente de datos (DEA, por sus siglas en inglés) y consideró indicadores como la razón estudiante-profesor en educación secundaria, la matrícula, la fuerza laboral con educación media superior y los puntajes promedio de la prueba del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes (PISA) aplicada en 2006. Este análisis, centrado en un conjunto de 27 naciones que forman parte de la Unión Europea o que son miembros de la OCDE (donde se excluye al caso de México, debido a ser considerado como un caso atípico), reveló que si bien el uso de las TIC se encuentra por encima de la media del conjunto de países estudiados (dado que se estimó una eficiencia técnica relativamente baja en la mayoría de los países considerados), se precisa de un incremento de los resultados educativos o rendimiento académico; lo anterior se observó particularmente en países desarrollados como Estados Unidos, Reino Unido y Austria.
Bajo esta misma línea, Oyerinde y Bankole (2021) estimaron la eficiencia de la inversión destinada a infraestructura de TIC en un conjunto de 51 países agrupados por nivel de ingreso, en el componente educativo del desarrollo humano, a partir de un DEA. Su análisis mostró una estrecha relación entre eficiencia técnica y el ingreso económico, por ejemplo, fue mayor para naciones con ingreso económico alto respecto al obtenido para naciones con ingreso medio y, consiguientemente, estas últimas mostraron un mejor desempeño respecto al alcanzado por naciones de ingreso bajo. Años atrás, los propios Oyerinde y Bankole (2019) analizaron tanto la eficiencia de la inversión como de la productividad sobre el uso de las TIC en la creación de valor público, al llevar a cabo un DEA y la estimación del índice de Malmquist, respectivamente, con información de la tasa de alfabetización en los adultos en países de Europa, África subsahariana, Estados árabes y otros. La evidencia reveló un uso eficiente en términos de creación de valor público, aunque con una pérdida promedio de productividad; este último hallazgo se relaciona con variables como la proporción de estudiantes de regiones rurales o remotas (Carrington, Coelli y Rao, 2005) o por el nivel de ingreso per cápita (Agasisti, 2014).
En general, se observó que el DEA y el índice de Malmquist han ganado popularidad al estudiar el desempeño del uso de las TIC en términos de eficiencia y productividad, respectivamente. Sin embargo, la discusión en la literatura ha demostrado que en ausencia de rendimientos constantes a escala el índice de Malmquist no mide el cambio en la productividad (Grifell-Tatjé y Lovell, 1995), puede presentar inviabilidades en su cálculo (Kerstens y Van de Woestyne, 2014) y no posee una interpretación directa de la productividad total de los factores (PTF) como una relación de productos e insumos agregados (O’Donnell, 2010, 2012); dichas debilidades pueden sortearse con la estimación del índice de Hicks-Moorsteen (HMTFP, por sus siglas en inglés). Hasta ahora, para el análisis del sector educativo, solo existe registro del trabajo de Becerra y Santín (2021), quienes realizaron una estimación de los cambios en la productividad con aplicación del HMTFP a través del tiempo para el caso del gasto público de la educación primaria en los estados mexicanos.
De lo anterior surgió la siguiente interrogante: ¿cuál ha sido el desempeño de las entidades federativas en el uso de las TIC en los principales indicadores de la educación superior en México? Así, el objetivo de esta investigación consistió en analizar empíricamente los cambios en la productividad total de los factores (CPTF) mediante el uso de variables TIC (insumos) y variables de la educación superior (productos). Para comprobarlo, se estimaron los CPTF a través del HMTFP con rendimientos variables a escala y orientación al producto en un panel con información anual de las 32 entidades federativas para el periodo 2010-2018. Se parte de la hipótesis de que los estados con un nivel más alto en la penetración de las TIC logran un mejor desempeño a lo largo del tiempo.
La justificación de la selección de variables producto e insumo se basa en el argumento de la teoría neoclásica, modelo AK (Aghion y Howitt, 2009), cuya interacción permite representar el progreso tecnológico requerido para la acumulación de capital intelectual o capital humano mediante su combinación con la acumulación de capital físico, fundamental para acelerar el crecimiento económico. Por tanto, en este trabajo las variables TIC se asumen como exógenas (variables insumo) y las educativas como variables endógenas (variables producto).
Derivado de lo anterior, es importante mencionar la ausencia de literatura que analice en el tiempo la productividad y eficiencia técnica mediante indicadores educativos y de las TIC en México; en contraste, se ha estudiado con gran profundidad (a nivel nacional e internacional) la brecha digital y la heterogeneidad en la penetración de las TIC mediante el uso de variables de acceso, uso y habilidades en el manejo de Internet y por la dotación de activos TIC (Escobar y Sámano, 2018; ITU, 2017; Rodríguez, 2019).
Bajo este escenario, cobra relevancia este análisis empírico donde se relacionan indicadores de educación superior y de infraestructura de las TIC al estimar el HMTFP, que representa una aportación innovadora al campo de estudio.
Método
Índice de Hicks-Moorsteen
Siguiendo el trabajo seminal de Jorgenson y Griliches (1967), aquí se considera la definición de PTF que se utiliza en el análisis de las unidades tomadoras de decisiones (DMU, por sus siglas en inglés), es decir, como la razón que existe entre un índice de cantidad de producto (variables de educación superior) y un índice de cantidad de insumo (variables TIC). A partir de la concepción anterior, y que será aplicada en esta investigación, el número índice que surge es un índice multiplicativo completo y se expresa como sigue:
En dicha fórmula, PTF nt representa la PTF de la enésima DMU en el periodo t, y nt y x nt son el producto (desempeño en la educación superior) y el insumo (dotación de bienes y servicios TIC) agregados, respectivamente; de manera que la PTF puede definirse como la relación entre el crecimiento de los productos y el crecimiento de los insumos. De acuerdo con O’Donnell (2010, 2012), el HMTFP es consistente con la definición (1), es el único índice multiplicativo completo que puede estimarse sin información de precios y tiene una orientación simultánea al producto y al insumo.
El HMTFP se define a continuación:
En este caso,
La interpretación de las estimaciones del HMTFP indican que un HMTFP t,t+1 > 1 refleja un incremento o mejora en la productividad del periodo t al t + 1, y, por el contrario, un HMTFP t,t+1 < 1 representa una pérdida en la productividad.
Una de las principales bondades del HMTFP es la descomposición de los CPTF en dos partes: un componente de tecnología y un componente de eficiencia (O’Donnell, 2012). Sin embargo, esta investigación tiene solo el objetivo de observar el comportamiento agregado del índice y no la descomposición de los CPTF (lo cual requeriría profundizar teóricamente en el aporte tecnológico y de eficiencia, ello supera los alcances de esta investigación); es decir, únicamente se enfoca en analizar el desempeño a lo largo del tiempo de un conjunto de DMU (las 32 entidades federativas mexicanas), como se explicará en la siguiente sección.
Datos y variables
De acuerdo con Bankole, Osei-Bryson y Brown (2013), la inversión en TIC se compone de cuatro elementos: hardware, software, gasto interno (inversión en mano de obra) y telecomunicaciones. En la presente investigación se consideran como variables insumo a los primeros dos elementos, hardware al considerar la disposición de computadora en el hogar y software al considerar la disponibilidad de conexión a internet en el hogar.
Asimismo, y en concordancia con el trabajo de Bankole et al. (2011), la selección de las variables producto se hace con base en el componente de educación del índice de desarrollo humano (IDH), para cuantificar la productividad en el uso de las TIC a lo largo del tiempo a partir de la infraestructura disponible para su utilización y sin considerar las inversiones que se destinan a estas. En este sentido, la educación es cuantificada como un reflejo de los logros educativos que se traducen en grado promedio de escolaridad y cobertura educativa a nivel medio superior y superior, respectivamente.
Derivado de lo anterior, para el análisis empírico de la evolución de los CPTF del uso de las TIC en la educación superior, se construyó un panel conformado por las 32 entidades 1
federativas de México con información para el periodo 2010-2018. Se llevaron a cabo cinco estimaciones del HMTFP (de aquí en adelante índices), con diferentes conjuntos de productos relacionados con la educación media superior y superior (Tabla 1), para analizar los diferentes niveles de productividad alcanzada al utilizar un mismo conjunto de insumos (proxy de las TIC) y observar el desempeño de los estados mexicanos a lo largo del tiempo.
Índice | Insumos | Productos |
I | Hogares con conexión a internet | Grado promedio de escolaridad |
Computadora en el hogar | ||
II | Hogares con conexión a internet | Grado promedio de escolaridad |
Computadora en el hogar | Porcentaje de cobertura en educación media superior (15-17 años) | |
Porcentaje de cobertura educación superior (18-23 años, incluye posgrado) | ||
III | Hogares con conexión a internet | Grado promedio de escolaridad |
Computadora en el hogar | Porcentaje de la matrícula en educación media superior | |
Porcentaje de la matrícula en educación superior | ||
IV | Hogares con conexión a internet | Porcentaje de la matrícula en educación media superior |
Computadora en el hogar | Porcentaje de la matrícula en educación superior | |
Razón profesor por cada 100 estudiantes en educación media superior | ||
Razón profesor por cada 100 estudiantes en educación superior | ||
V | Hogares con conexión a internet | Grado promedio de escolaridad |
Computadora en el hogar | Porcentaje de la matrícula en educación media superior | |
Porcentaje de la matrícula en educación superior | ||
Razón profesor por cada 100 estudiantes en educación media superior | ||
Razón profesor por cada 100 estudiantes en educación superior |
Fuente: Elaboración propia
A continuación, se enlistan las variables que se emplearon como insumos para la estimación de los HMTPF para cada una de las entidades federativas.
Hogares con conexión a internet (valor en escala de 0 a 1): respuesta afirmativa a la pregunta de si disponen en el hogar de conexión a internet en el hogar; 2010 a 2014, por medio del Módulo sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares (Modutih) (Instituto Nacional de Estadística y Geografía [Inegi], 2010, 2011, 2012, 2013, 2014); y de 2015 a 2018, a través de la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares (Endutih) (Inegi, 2015, 2016, 2017, 2018).
Computadora en el hogar (valor en escala de 0 a 1): respuesta afirmativa a la pregunta de si Disponen en el hogar de computadora: 2010-2014, en condiciones de uso en los últimos 12 meses (Modutih [Inegi, 2010, 2011, 2012, 2013, 2014]); y de 2015-2018, computadora de escritorio o portátil (teclado, monitor y CPU, separados o integrados, respectivamente) (Endutih [Inegi, 2015, 2016, 2017, 2018]).
Se enlistan las variables que se emplearon como productos para la estimación de los HMTPF para cada una de las entidades federativas.
Grado promedio de escolaridad (iniciando por primaria hasta doctorado): se refiere a la cantidad promedio de grados escolares aprobados por la población de 15 años y más del país. Las cifras fueron obtenidas de la Dirección General de Planeación, Programación y Estadística Educativa (DGPPyEE) de la SEP (2021).
Porcentaje de cobertura en educación media superior (jóvenes de 15-17 años): es la proporción de la matrícula total de educación media superior respecto a la población de 15 a 17 años, edad oficial para cursar este nivel (también se le conoce como demanda natural). Las cifras fueron obtenidas de la DGPPyEE de la SEP (2021).
Porcentaje de cobertura educación superior (18-23 años): corresponde al porcentaje de la matrícula total del nivel técnico superior universitario, licenciatura y posgrado en la modalidad escolarizada respecto al total de población de 18 a 23 años. Las cifras fueron obtenidas de la DGPPyEE de la SEP (2021).
Porcentaje de la matrícula en educación media superior: se calcula al dividir la matrícula de nivel medio superior entre el total de estudiantes del sector educativo. Las cifras fueron obtenidas de la DGPPyEE (SEP, 2018).
Porcentaje de la matrícula en educación superior: se calcula al dividir la matrícula de nivel superior entre el total de estudiantes del sector educativo. Las cifras fueron obtenidas de la DGPPyEE (SEP, 2018).
Razón de cantidad de profesores por cada 100 estudiantes en educación media superior: se calcula al dividir el número total de docentes que atienden en nivel medio superior entre la matrícula total en el mismo nivel educativo, posteriormente es multiplicado por 100. Las cifras de profesores y matrícula fueron obtenidas de la DGPPyEE (SEP, 2018).
Razón de cantidad de profesores por cada 100 estudiantes en educación superior: se calcula al dividir el número total de docentes que atienden en nivel superior entre la matrícula total en el mismo nivel educativo, posteriormente el resultado es multiplicado por 100. Las cifras de profesores y matrícula fueron obtenidas de la DGPPyEE (SEP, 2018).
Por la naturaleza del objetivo de este trabajo, la estadística descriptiva mostrada en la Tabla 2 no arroja información respecto a las tendencias o comportamiento de los indicadores (en conjunto o para cada uno de los estados) a lo largo del periodo analizado. Lo que sí destaca es un mayor incremento global en el porcentaje promedio de hogares con internet, por encima del indicador de Computadora. En cuanto a los indicadores educativos, resalta el avance importante en el indicador de cobertura en educación media superior; el de cobertura en educación superior presenta un rezago importante, cuyo valor a nivel nacional alcanza apenas alcanzaba 40 % (Presidencia de la República, 2020), muy por debajo del que presentan los países miembros de la OCDE (50 %).
Variable | Media | Desviación estándar (DE) | Mín. | Máx. |
Hogares con internet | 0.35 | 0.17 | 0.05 | 0.83 |
Computadora | 0.33 | 0.10 | 0.12 | 0.60 |
Escolaridad | 9.02 | 0.85 | 6.67 | 11.18 |
Cobertura superior | 27.03 | 8.81 | 12.26 | 71.94 |
Cobertura media superior | 71.66 | 10.70 | 49.66 | 121.10 |
Matrícula media superior (%) | 0.13 | 0.01 | 0.10 | 0.17 |
Matrícula superior (%) | 0.09 | 0.02 | 0.04 | 0.18 |
Profesor / 100 estudiantes media superior | 7.76 | 1.41 | 4.66 | 11.36 |
Profesor / 100 estudiantes superior | 9.43 | 1.56 | 6.23 | 13.26 |
Fuente: Elaboración propia
Se observa que a lo largo del periodo de análisis se tiene una escolaridad (población de 15 años y más) promedio de 9.02 años, lo cual significa que se tiene concluida la educación secundaria. La escolaridad mínima se ubica en 6.67, lo que se interpreta como poco más de la educación primaria concluida, mientras que la escolaridad máxima se estima en 11.18, esto es, el nivel medio superior.
La razón de profesores por cada 100 estudiantes de educación media superior, en promedio y para el periodo analizado, se ubica en 7.76, mientras que la misma razón en el caso de la educación superior se estima en 9.43. Ello denota una matrícula más amplia en la educación media superior que en la educación superior en México (más de 1 millón de estudiantes, aproximadamente). Lo anterior tiene estrecha relación con la media de la razón profesor por cada 100 estudiantes en educación media superior (7.76), que resulta ligeramente inferior en comparación con la misma razón observada en el caso de la educación superior (9.43).
Resultados
En esta investigación se analizó el desempeño de las 32 entidades federativas de México a lo largo de ocho años, de 2010 a 2018, a través de la estimación del HMTFP que asume retornos variables a escala. La interpretación de los resultados de los CPTF se realizó bajo el siguiente criterio. Como se ha mencionado en la sección anterior, los valores mayores (menores) a la unidad reflejan una ganancia (pérdida) en los CPTF de cada entidad federativa de un periodo a otro.
Una vez estimados los cinco índices de HMTFP se observó que, en conjunto, a lo largo del periodo de análisis 2010-2018 (Tabla 3), se presentaron pérdidas en la productividad que oscilaron entre -3.29 % (índice IV) y -5.09 % (índices I y II) en promedio. Los índices I, II y III presentaron resultados promedio similares en el HMTFP estimado. Se observó el mejor desempeño durante el periodo 2010 a 2011 con CPTF que oscilan entre 11.33 % y 11.77 %. Asimismo, en conjunto, el comportamiento de las entidades federativas mostró tres años consecutivos de pérdida de productividad (2011-2014), la mayor fue observada de 2013 a 2014, con CPTF de entre -20.33 % y -20.44 % (Tabla 3).
HMTFP | Índice | ||||
Periodo | I | II | III | IV | V |
2010-2011 | 1.1177 | 1.1163 | 1.1133 | 1.0931 | 1.0972 |
2011-2012 | 0.9682 | 0.9717 | 0.9703 | 0.9549 | 0.9531 |
2012-2013 | 0.9148 | 0.9118 | 0.9187 | 1.0169 | 1.0093 |
2013-2014 | 0.7956 | 0.7967 | 0.7966 | 0.8036 | 0.7990 |
2014-2015 | 1.0249 | 1.0212 | 1.0197 | 0.9872 | 0.9892 |
2015-2016 | 0.9948 | 0.9893 | 0.9863 | 0.9395 | 0.9437 |
2016-2017 | 0.9693 | 0.9704 | 0.9706 | 0.9717 | 0.9686 |
2017-2018 | 0.9882 | 0.9869 | 0.9895 | 0.9845 | 0.9856 |
Media | 0.9491 | 0.9491 | 0.9497 | 0.9671 | 0.9647 |
Fuente: Elaboración propia
Por su parte, los resultados promedio observados en los índices IV y V no distan demasiado de los índices anteriores, sin embargo, cuantifican un incremento en los CPTF de 2012 a 2013 con una ganancia de productividad de 1.69 % y 0.93 %, respectivamente, a diferencia de lo cuantificado en los índices I, II y III, donde se obtiene una pérdida de productividad de entre -8.13 % y -8.82 %.
En la Tabla 4 se muestran las estimaciones promedio del HMTFP realizadas por entidad federativa (DMU) conforme a cada uno de los índices durante el periodo de estudio 2010 a 2018. De los resultados del índice I, que incluye al grado promedio de escolaridad como único producto, se destacó al estado de Veracruz como la única entidad federativa que ha presentado una ligera ganancia de productividad promedio, de apenas 0.31 %. Por el contrario, las mayores pérdidas promedio de productividad se observaron en Tlaxcala (-14.56 %), Oaxaca (-9.76 %), Tabasco (-8.41 %), Guanajuato (-8.31 %) y Chihuahua (-8.22 %).
DMU | Entidad | Índice I | Índice II | Índice III | Índice IV | Índice V | |||||
HMTFP | # | HMTFP | # | HMTFP | # | HMTFP | # | HMTFP | # | ||
1 | Aguascalientes | 0.9265 | 24 | 0.9265 | 26 | 0.9266 | 24 | 0.9427 | 23 | 0.9505 | 22 |
2 | Baja California | 0.9727 | 8 | 0.9727 | 6 | 0.9856 | 4 | 1.0056 | 4 | 0.9898 | 7 |
3 | Baja California Sur | 0.9524 | 15 | 0.9473 | 19 | 0.9529 | 18 | 0.9762 | 13 | 0.9757 | 12 |
4 | Campeche | 0.9803 | 5 | 0.9681 | 10 | 0.9678 | 10 | 1.0029 | 6 | 0.9973 | 4 |
5 | Coahuila | 0.9698 | 9 | 0.9697 | 8 | 0.9698 | 9 | 0.9939 | 7 | 0.9947 | 5 |
6 | Colima | 0.9516 | 16 | 0.9516 | 18 | 0.9352 | 20 | 0.9695 | 15 | 0.9685 | 15 |
7 | Chiapas | 0.9243 | 26 | 0.9297 | 23 | 0.9253 | 25 | 0.9326 | 28 | 0.9326 | 27 |
8 | Chihuahua | 0.9178 | 28 | 0.9238 | 27 | 0.9235 | 27 | 0.9619 | 17 | 0.9576 | 19 |
9 | Ciudad de México | 0.9461 | 19 | 0.9706 | 7 | 0.9598 | 14 | 0.9610 | 19 | 0.9610 | 18 |
10 | Durango | 0.9426 | 20 | 0.9405 | 20 | 0.9611 | 12 | 0.9890 | 8 | 0.9858 | 9 |
11 | Guanajuato | 0.9170 | 29 | 0.9170 | 28 | 0.9173 | 28 | 0.9415 | 24 | 0.9456 | 23 |
12 | Guerrero | 0.9263 | 25 | 0.9280 | 25 | 0.9245 | 26 | 0.9399 | 25 | 0.9298 | 28 |
13 | Hidalgo | 0.9969 | 2 | 1.0163 | 1 | 1.0098 | 2 | 1.0295 | 1 | 1.0284 | 1 |
14 | Jalisco | 0.9329 | 23 | 0.9329 | 21 | 0.9320 | 23 | 0.9796 | 11 | 0.9760 | 11 |
15 | Estado de México | 0.9664 | 11 | 0.9664 | 11 | 0.9664 | 11 | 0.9838 | 10 | 0.9823 | 10 |
16 | Michoacán | 0.9772 | 6 | 0.9621 | 13 | 0.9740 | 7 | 0.9263 | 30 | 0.9262 | 30 |
17 | Morelos | 0.9686 | 10 | 0.9686 | 9 | 0.9710 | 8 | 0.9599 | 20 | 0.9563 | 20 |
18 | Nayarit | 0.9183 | 27 | 0.8972 | 31 | 0.9098 | 29 | 0.9555 | 21 | 0.9347 | 26 |
19 | Nuevo León | 0.9580 | 13 | 0.9580 | 15 | 0.9580 | 16 | 1.0030 | 5 | 0.9736 | 13 |
20 | Oaxaca | 0.9024 | 31 | 0.9024 | 30 | 0.9020 | 30 | 0.9346 | 27 | 0.9349 | 25 |
21 | Puebla | 0.9381 | 21 | 0.9318 | 22 | 0.9336 | 22 | 0.9234 | 31 | 0.9231 | 31 |
22 | Querétaro | 0.9658 | 12 | 0.9659 | 12 | 0.9601 | 13 | 0.9497 | 22 | 0.9514 | 21 |
23 | Quintana Roo | 0.9849 | 4 | 0.9849 | 4 | 0.9856 | 5 | 0.9768 | 12 | 0.9942 | 6 |
24 | San Luis Potosí | 0.9556 | 14 | 0.9595 | 14 | 0.9593 | 15 | 0.9645 | 16 | 0.9705 | 14 |
25 | Sinaloa | 0.9476 | 18 | 0.9541 | 16 | 0.9498 | 19 | 0.9721 | 14 | 0.9661 | 16 |
26 | Sonora | 0.9962 | 3 | 0.9962 | 3 | 0.9959 | 3 | 1.0266 | 3 | 1.0206 | 3 |
27 | Tabasco | 0.9159 | 30 | 0.9043 | 29 | 0.8967 | 31 | 0.9297 | 29 | 0.9297 | 29 |
28 | Tamaulipas | 0.9763 | 7 | 0.9763 | 5 | 0.9756 | 6 | 1.0284 | 2 | 1.0267 | 2 |
29 | Tlaxcala | 0.8545 | 32 | 0.8618 | 32 | 0.8578 | 32 | 0.9039 | 32 | 0.9034 | 32 |
30 | Veracruz | 1.0031 | 1 | 1.0068 | 2 | 1.0151 | 1 | 0.9864 | 9 | 0.9863 | 8 |
31 | Yucatán | 0.9505 | 17 | 0.9521 | 17 | 0.9558 | 17 | 0.9611 | 18 | 0.9611 | 17 |
32 | Zacatecas | 0.9343 | 22 | 0.9294 | 24 | 0.9339 | 21 | 0.9364 | 26 | 0.9352 | 24 |
Media | 0.9491 | 0.9491 | 0.9497 | 0.9671 | 0.9647 |
Nota: # Indica la posición en el ranking
Fuente: Elaboración propia
Del análisis de las estimaciones del índice II (Tabla 4), donde se integraron los porcentajes de cobertura en educación media superior y superior a la lista de productos, destacaron Hidalgo y Veracruz con CPTF promedio positivos de 1.63 % y 0.68 %, respectivamente. Mientras que los CPTF promedio negativos de mayor cuantía se presentaron en Tlaxcala (-13.82 %), Nayarit (-10.28 %), Oaxaca (-9.76 %), Tabasco (-9.57 %) y Guanajuato (-8.31 %).
En el índice III, al integrar como productos a los porcentajes de matrícula en educación media superior y superior, nuevamente sobresalieron Veracruz e Hidalgo como las entidades federativas con el mejor desempeño promedio, con CPTF de 1.51 % y 0.98 %, respectivamente (tabla 4). Los desempeños más bajos se presentaron en Tlaxcala (-14.22 %), Tabasco (-10.33 %), Oaxaca (-9.80 %), Nayarit (-9.03 %) y Guanajuato (-8.27 %) con los mayores CPTF promedio negativos.
Las estimaciones obtenidas en el índice IV, que excluyeron el grado promedio de escolaridad de la lista de productos e integraron las razones de profesor por cada 100 estudiantes en educación media superior y superior, respectivamente, mostraron que 6 de las 32 entidades federativas han conseguido CPTF promedio positivos. Sobresalieron con las mayores ganancias de productividad Hidalgo (2.95 %), Tamaulipas (2.84 %), Sonora (2.65 %), Baja California (0.56 %), Nuevo León (0.30 %) y Campeche (0.29 %). Por otro lado, las mayores pérdidas de productividad se presentaron en Tlaxcala (-9.61 %), Puebla (-7.66 %), Michoacán (-7.37 %), Tabasco (-7.03 %) y Chiapas (-6.74 %).
Finalmente, en las estimaciones del índice V se agregó a los productos del índice IV al grado promedio de escolaridad, de manera que destacaron con CPTF promedio positivos Hidalgo (2.84 %), Tamaulipas (2.67 %) y Sonora (2.06 %). El resto de las entidades federativas presentaron CPTF promedio negativos, sobresalen Tlaxcala (-9.67 %), Puebla (-7.70 %), Michoacán (-7.38 %), Tabasco (-7.04 %) y Guerrero (-7.02 %) con las mayores pérdidas de productividad.
Discusión
La mejora en el índice de 2013 a 2014 (Tabla 3), por ejemplo, corresponde al año posterior a la implementación de la Estrategia Digital Nacional (2013), durante la administración federal anterior (2012-2018), estrategia de la que destacaron dos habilitadores claves: conectividad e inclusión y habilidades digitales (Gobierno de la República, 2013). Entre las acciones principales se estableció como meta brindar conectividad a 250 000 sitios públicos para el año 2018 a través del proyecto México Conectado, un instrumento de impulso a la digitalización y al mayor uso y aprovechamiento del Internet, sin embargo, fue reprogramada a 150 000 sitios públicos y posteriormente se redujo a 101 000 (Castañares, 2017).
En general, se esperaba que aquellos estados con una dotación mayor de TIC consiguieran el mejor desempeño a lo largo del tiempo, y dicho comportamiento se cumplió en los casos de Baja California, Nuevo León y Sonora conforme a la dotación de hogares con internet y de computadora en el hogar, de acuerdo con los resultados de los índices IV y V (Tabla 4).
Por el contrario, Hidalgo, que sobresale por su buen desempeño en la primera posición en los índices II, IV y V y en la segunda en los índices I y III, y Veracruz, que se ubicó en la primera posición en los índices I y II y en la segunda posición en el índice III, fueron estados que con dotaciones bajas de insumos (en el último cuartil del conjunto) han conseguido un buen aprovechamiento de estos en términos de productividad en la educación superior.
Ha de resaltarse el desempeño de Ciudad de México y de Baja California Sur, estados que no ocuparon las primeras posiciones en los índices estimados a pesar de ser las entidades federativas con la mayor cantidad de ambos insumos durante el periodo de análisis; un comportamiento similar fue observado en entidades federativas como Aguascalientes, Colima y Jalisco que, en general, se ubicaron por debajo de la posición 14 conforme a las estimaciones del HMTFP (Tabla 4).
Si bien la expedición de la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión y la creación del Instituto Federal Electoral de Telecomunicaciones en 2014 respaldan los derechos y abonan al cumplimiento del mandato constitucional de cobertura universal de acceso a internet de banda ancha en espacios públicos (Jiménez, 2017), conforme a los resultados agregados de los estados mexicanos, se observó un insuficiente esfuerzo por parte del Gobierno federal en la focalización de programas de conectividad, especialmente en el caso de la educación superior.
La puesta en marcha de la Estrategia Digital Nacional, del Sistema Nacional e-México como parte del proyecto México Conectado y el proyecto paralelo de Punto México Conectado en 2015 orientaron los esfuerzos a brindar cursos de competencias digitales en todas las entidades federativas dirigidos a la población en general y dar acceso a internet en escuelas y lugares públicos con el objetivo de contribuir a la digitalización del país. A pesar de ello, los recortes presupuestales y la reducción de las metas originales de los planes no han permitido alcanzar los resultados esperados.
Aunado a lo anterior, ha existido una tendencia de priorizar la educación básica durante la implementación de programas y políticas públicas, tal es el caso de la Enciclomedia en 2004 con la digitalización de libros de textos y uso de recursos multimedia; el programa de Habilidades Digitales para Todos entre 2009 y 2012 con aulas telemáticas, y el proyecto @prende2.0 entre 2012 y 2018 que incluía el programa “Laptops para niños que cursan 5.° y 6.° grado de primaria” y el programa de Inclusión y Alfabetización Digital (Arredondo, 2020).
Conforme a cifras de la Endutih, a lo largo del periodo analizado se vislumbró un aumento en la disponibilidad de las TIC (accesibilidad y uso). Sin embargo, se percibió un uso no supervisado y no focalizado en la educación superior que, junto a la falta de competencias digitales de profesores y estudiantes, dieron lugar a un menoscabo de la calidad y la igualdad de la educación (Hinostroza, 2018), situación que también se vio reflejada en los indicadores de desempeño en el uso de los insumos de tecnologías y comunicación, tal y como lo mostraron los resultados de las estimaciones del HMTFP en esta investigación.
Finalmente, se ha destacado que los patrones de uso de las TIC en los centros educativos dependen del contexto y de la temporalidad (Tondeur et al., 2007), así como del nivel educativo. En la literatura, se ha observado que es en los niveles superiores donde existe una mayor propensión de crear entornos y brindar mayores posibilidades para la implementación y el uso de las TIC conforme al desarrollo de los planes de estudio dentro del aula por parte de los profesores.
Se presentaron algunas limitaciones en esta investigación. Se acotó el periodo de análisis de 2010 a 2018, al menos un año previo al inicio del estado de pandemia de la enfermedad por coronavirus de 2019 (covid-19) en el contexto internacional, con lo que se podría haber observado algún avance en cobertura y acceso a la educación superior mediante la implementación de modelos mixtos de aprendizaje derivado de la reducción del uso de espacios físicos en México. Otra limitación consistió en la falta de información detallada sobre el gasto público que se invirtió en TIC a nivel estatal, con lo cual dicha variable no pudo incluirse en el conjunto de productos para la estimación de los diferentes índices; tampoco se tuvo el detalle sobre el gasto público en inversión y desarrollo (I+D) que pudo servir como proxy del gasto público invertido en TIC por las entidades federativas.
Conclusiones
La evidencia empírica mostró que la productividad en el uso de las TIC cuando se tienen en cuenta los resultados del sector educativo varía entre las entidades federativas de México. En este sentido, cobra relevancia este análisis empírico donde se relacionan indicadores de educación superior y de infraestructura tecnológica con los de las TIC, mediante la aplicación del HMTFP, que representa una aportación innovadora al campo de estudio.
El análisis de los cambios en la productividad a lo largo del tiempo mostró que la mayoría de los estados presentaron pérdidas en la productividad durante el periodo 2010-2018. Asimismo, las estimaciones indicaron que los estados de Veracruz e Hidalgo mantuvieron un cambio promedio positivo en la productividad a lo largo del periodo de estudio, cuando se consideraron dentro de los productos al grado promedio de escolaridad y los porcentajes de cobertura en educación media superior y superior. Los resultados también indicaron que cuando se incorporan productos como los porcentajes de matrícula en educación media superior y superior, así como las razones de profesor por cada 100 estudiantes en educación media superior y superior, se incrementó el número de entidades federativas con cambios positivos promedio, entre ellas Hidalgo, Tamaulipas, Sonora, Baja California, Nuevo León y Campeche.
En general, se esperaba que aquellos estados con una dotación mayor de TIC consiguieran el mejor desempeño a lo largo del tiempo. Dicha afirmación se cumplió en los casos de Baja California, Nuevo León y Sonora, conforme a la dotación de hogares con internet y de computadora en el hogar (índices IV y V), los cuales han mantenido el liderazgo en la adopción de las TIC en el periodo considerado. Por el contrario, Veracruz e Hidalgo, que se ubicaron en las primeras posiciones, fueron estados que con dotaciones bajas de insumos (último cuartil del conjunto) han conseguido el mejor aprovechamiento de estos en términos de productividad en la educación superior.
Asimismo, se destaca que ante el incremento paulatino en la disponibilidad y uso de las TIC dentro y fuera del ámbito educativo (no supervisado ni focalizado en la educación superior), en conjunto con la falta de competencias digitales del profesorado y estudiantes, se pueden poner en riesgo la calidad y la igualdad de la educación, además de alcanzar bajos indicadores de desempeño.
A pesar de las limitaciones señaladas con antelación, consideramos imperante realizar este tipo de análisis sobre la actuación pública, en especial dentro del sector educativo, para contar con evidencia de la evolución del desempeño público. Asimismo, creemos que una mejora en la productividad del uso de las TIC puede contribuir significativamente a un mayor desarrollo y crecimiento de las entidades federativas, por lo cual es imperante contar con políticas públicas que articulen tanto la inversión en TIC como su implementación en el sector educativo en sus diferentes niveles para generar y reforzar las competencias en la formación de capital humano.
Futuras líneas de investigación
Como se ha mencionado con antelación, el presente análisis empírico que relaciona indicadores de educación superior y de infraestructura de las TIC al estimar el HMTFP representa una aportación innovadora al campo de estudio. En un futuro deberían incorporarse a los análisis variables que den cuenta de la calidad de la educación, como pudiera ser el caso de los resultados de pruebas estandarizadas o la tasa de reprobación para el nivel medio superior y superior; ello puede dar cuenta de la relevancia que tiene la función educativa para el desarrollo económico y social.
Se sugiere integrar al análisis el gasto que se invierte en la infraestructura de las TIC, o bien el gasto en I+D, que puede ser tomado como proxy del gasto destinado en infraestructura TIC, para ser considerado como variable insumo en la estimación de la PTF.
Asimismo, se ha concluido que es factible una ampliación del análisis de la productividad dentro de los países, esto al considerar a los niveles subnacionales como unidades de análisis, aunque ello depende la disponibilidad de información desagregada. Esto podría aportar resultados complementarios al estudio del desempeño de las administraciones centrales, contribuir a la ampliación en la discusión de resultados y conseguir reflexiones con mayor solidez dentro de la realización de comparativas en un nivel nacional.
Lo anterior puede ayudar a reforzar el diseño de las políticas públicas, en el entendido de contribuir a la generación de estadísticas e indicadores oportunos para la toma de decisiones basadas en la evidencia empírica, además de la identificación de buenas prácticas y su réplica para alcanzar una mejora en el desempeño público.