INTRODUCCIÓN
Históricamente, la carne de pollo de engorde ha sido una importante fuente de proteína animal disponible para los consumidores. Las familias de ingresos bajo y medio prefieren "carne oscura" (cuartos traseros de la canal del pollo); mientras que los consumidores con mayores ingresos prefieren consumir cortes de "carne blanca" (pechuga) y otros productos de pollo con valor agregado (Branson y Hernández, 2012). En México, en el año 2014, el consumo anual per capita de carne de pollo fue de 29.3 kg. La avicultura ocupa un importante lugar en la economía nacional, ya que participó con 63 % de la producción pecuaria en el país: 33.5 % fue aportado por el pollo, cerca del 29 % por producción de huevo y 0.1 % por pavo (UNA, 2015). Se estima que el costo de alimentación, más el costo del pollito, representan aproximadamente el 90 % del costo de producción de pollo de engorde (Wright, 2013; UNA, 2015). Debido a esto, las mejoras en eficiencia alimenticia impactan directamente en el costo total de producción de los pollos de engorde.
Una forma de hacer más eficiente la producción de pollo de engorde, es la incorporación de diferentes fuentes energéticas en la dieta. La energía es principalmente aportada por los carbohidratos de los granos de cereales, pero estos no cubren los requerimientos de energía metabolizable (EM), necesaria para expresar el potencial genético en crecimiento (NRC, 1994). Por esta razón, se requiere la inclusión de ingredientes con alta concentración calórica, como los lípidos, los cuales pueden ser en forma de grasa animal, aceite vegetal o una mezcla de ambos. Se ha establecido que el aceite de soya permitió expresar un mayor potencial genético en pollos de engorde, en comparación con aquellos alimentados con grasa animal en su dieta; esto se atribuyó a la mayor concentración de ácidos grasos insaturados y menor contenido de ácidos grasos libres en el aceite de soya, lo cual favoreció la digestión y el metabolismo en las aves (Itzá-Ortiz y col., 2008). Se considera que la mayor concentración de ácidos esenciales linoleico y linolénico en aceite de soya mejora el crecimiento.
La principal fuente de grasa animal en dietas para animales es el sebo de bovino, este es un subproducto derivado de vísceras y carne no consumidas por el humano. Esta grasa tiene alto punto de fusión (> 40 °C), bajo contenido de humedad, impurezas (< 1.5 %) y ácidos grasos libres, en comparación con otras grasas (Plascencia y col., 2005).
La grasa de fritura, también llamada grasa amarilla, es una mezcla de aceites de origen vegetal, que han sido utilizados en restaurantes de comida rápida para el freído de alimentos por tiempos prolongados y a elevadas temperaturas, por lo que tienden a la rancidez (oxidación), altos niveles de ácidos grasos libres y pueden tener arriba de 6 % a 7 % de acidez (Díaz, 2012). Estos aceites son colectados en los restaurantes, sometidos a un proceso de filtración para eliminar la presencia de sólidos y pueden ser adicionados con preservativos y antioxidantes. Es importante considerar que durante el freído, los ácidos grasos de los lípidos interaccionan con el oxígeno formando peróxidos y radicales libres (Billek, 2000). Para retardar este deterioro se adicionan a los aceites antioxidantes como el butilhidroxianisol (BHA) y butilhidroxitolueno (BHT). Sin embargo, se debe tener en cuenta que estos compuestos no son eficaces cuando los lípidos ya están oxidados y que adicionados en exceso pueden tener efecto tóxico (hemólisis) en animales (Jayalakshmi y Sharma, 1986; Kahl y Kappus, 1993). Por otra parte, las g rasas altamente oxidadas pueden reducir la digestibilidad del alimento destinado a los animales, así como el nivel de consumo de alimento y la eficiencia alimenticia (Vázquez-Añón y Jenkins, 2007; Vázquez-Añón y col., 2008).
Los aceites vegetales y las grasas animales, además de ser fuentes significantes de energía, tienen otras importantes funciones vitales, como ser constituyentes de estructuras celulares y contribuir como vehículo para absorción de vitaminas liposolubles y minerales (Lamela, 2005). Un aspecto importante para tener éxito en la formulación de raciones para pollos de engorde, es el conocimiento de la concentración energética de diferentes fuentes de lípidos, permitiendo aportar suficiente energía para que las aves expresen su potencial genético en un mejor comportamiento productivo (Mack, 2005). El objetivo de este estudio fue investigar el efecto de la sustitución de grasa de fritura por aceite vegetal y la concentración de energía en dietas, sobre el comportamiento productivo de pollos de engorde.
MATERIALES Y MÉTODOS
Descripción de área de estudio
El presente estudio se llevó a cabo en la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia, de la Universidad Autónoma de Tamaulipas, ubicada en Ciudad Victoria, Tamaulipas, en el noreste de México. El área está ubicada en 23°44'06" N y 97°09'50" O, a 340 msnm. La precipitación promedio anual es de 900 mm, y la temperatura promedio es de 25 °C. Estas características climáticas son típicas para el trópico seco.
Animales y manejo
Un total de 200 pollos ROSS mixtos, de un día de edad (37.2 g ± 0.89 g), fueron distribuidos al azar en cuatro tratamientos experimentales. Cada tratamiento fue replicado cinco veces; la unidad experimental fue la jaula con 10 pollitos en cada una. Los pollos, a lo largo de la prueba, se alojaron en jaulas sobre piso de hormigón con cama de viruta de madera. Los animales tenían libre acceso a agua y alimento durante todo el periodo experimental. Únicamente los primeros tres días de edad el agua de bebida contenía antibiótico. Se registró el peso vivo y el consumo de alimento de los pollos cada 7 d; estos registros fueron por jaula. El alimento consumido se deter minó considerando al alimento ofrecido, menos el alimento que quedó en comedero al final de los 7 d. Los registros siempre se tomaron a la misma hora del día. La conversión alimenticia se estimó dividiendo el alimento consumido, entre la ganancia de peso. Estos datos se usaron para cada fase alimenticia y para el global de la prueba. Las aves fueron vacunadas contra viruela por punción en el ala; contra Newcastle y hepatitis con cuerpos de inclusión emulsionados y aplicados por vía subcutánea en el día 18 de la prueba; los pollos fueron criados de manera similar a lo convencionalmente utilizado por los productores comerciales de pollos de engorde en la localidad.
Manejo alimenticio y dietas
Fueron usadas dos fases de alimentación: la primera fue la fase de iniciación (1 d a 21 d de edad) y la segunda fue la fase de acabado (22 d a 42 d de edad). En cada fase de alimentación hubo un total de cuatro tratamientos experimentales, con la combinación de dos fuentes de lípidos (aceite vegetal y grasa de fritura) y dos concentraciones de energía (estándar y de alta energía). Los cuatro tratamientos fueron los siguientes: dieta con aceite vegetal y alta energía (T1); dieta con grasa de fritura y alta energía (T2); dieta con aceite vegetal y energía estándar (T3); dieta con grasa de fritura y energía estándar (T4). En la fase de iniciación, la concentración de EM fue 2 994 kcal/kg y 3 013 kcal/kg en las dietas estándar y de alta energía, respectivamente. En la fase de acabado, la concentración de EM fue 3 081 kcal/kg y 3 111 kcal/kg en las dietas estándar y de alta energía, respectivamente. Las dietas se formularon siguiendo las recomendaciones descritas en las tablas de NRC (1994), para pollos de engorde, respectivamente para las fases de iniciación y de acabado. No se incorporaron antibióticos en la formulación, como agentes preventivos de enfermedades que retrasan el crecimiento de las aves, debido al riesgo reconocido de permitir el desarrollo de cepas microbianas resistentes que pueden inducir enfermedades en seres humanos (Monroy-Torres y col., 2015). Las dietas de iniciación y acabado se ofrecieron en forma de harina; su formulación de ingredientes y análisis calculado de nutrientes se muestran en la Tabla 1.
*Premezcla concentrada para pollos de engorde en la fase de iniciación (VIT-AA-MIN POLLO I, marca registrada de Trouw Nutrition México, S.A. de C.V.). Contiene: mono-orto fosfato, carbonato de calcio, sal, promotor de crecimiento (BMD y 3-nitro), coccidiostato (monensi-na sódica), aceite mineral, etoxiquina, acetato de Vitamina A, Vitamina D3, acetato de Vitamina E, Vitamina K3, Riboflavina (B2), Vitamina B12, Niacina, Pantotenato de calcio, cloruro de colina, BHT. Premezcla calculada para contener 21.4 % de calcio, 8.1 % de fósforo total, 3.4 % de sodio, 0.8 % de L-lisina hidroclorada, 4.15 % de DL metionina.
*Premezcla concentrada para pollos de engorde en la fase de acabado (VIT-AA-MIN POLLO II, marca registrada de Trouw Nutrition México, S.A. de C.V.). Contiene: mono-orto fosfato, carbonato de calcio, sal, promotor de crecimiento (BMD y 3-nitro), coccidiostato (monensina sódica), aceite mineral, etoxiquina, acetato de Vitamina A, Vitamina D3, acetato de Vitamina E, Vitamina K3, Riboflavina (B2), Vitamina B12, Niacina, Pantotenato de calcio, cloruro de colina, BHT. Premezcla calculada para contener 19.8 % de calcio, 7.3 % de fósforo total, 3.7 % de sodio, 4.33 % de L-lisina hidroclórica, 5.15 % de DL metionina.
Análisis estadísticos
Las variables estudiadas fueron: promedio de ganancia de peso vivo, promedio de consumo de alimento y conversión alimenticia (consumo/ganancia); estas variables se analizaron estadísticamente en cada fase de alimentación, es decir, iniciación (1 d a 21 d), acabado (22 d a 42.d) y total de la prueba (1 d a 42 d). El análisis de varianza se realizó en un diseño completamente al azar con arreglo factorial 2 x 2. No se observó efecto (P > 0.05) en la interacción entre la fuente de lípidos y concentración energética de la dieta, y por lo tanto solo los efectos principales son estudiados. En todos los casos se consideró significancia a nivel de 0.05. Los análisis estadísticos se realizaron en el paquete estadístico SAS.
RESULTADOS
Los resultados del rendimiento productivo de los pollos de engorde en este estudio se muestran en la Tabla 2. No se observó efecto significativo (P > 0.05) en la interacción de la fuente de lípidos y concentración de energía en la dieta. Se tuvo un 3 % de mortalidad en el total del estudio, para todos los tratamientos; de los cuales, el 2 % fue en la dieta con aceite vegetal y alta energía, y el 1 % para la dieta con grasa de fritura y energía estándar. La dieta con grasa de fritura y alta energía, así como la dieta con aceite vegetal y energía estándar, no tuvieron mortalidad. La distribución de la mortalidad no se puede atribuir a un efecto del tratamiento, debido al bajo índice de mortalidad que se presentó en el estudio.
Efecto de la concentración energética de la dieta
En la fase de inicio, los pollos alimentados con dietas de alta energía ganaron más peso y mostraron mejor conversión alimenticia (P < 0.01), que las aves alimentadas con la dieta de energía estándar, aunque el consumo de alimento fue similar (P > 0.05) entre las aves de las dos dietas (energía alta y estándar). En la fase de acabado, los pollos alimentados con las dietas de alta energía ganaron más peso corporal (P < 0.05) y mostraron mayor consumo de alimento (P < 0.05) que las aves que se alimentan con la dieta de energía estándar, aunque la conversión alimenticia fue similar (P > 0.05) entre las aves de las dos dietas. En el periodo total de alimentación, los pollos alimentados con dietas de alta energía ganaron más peso y mostraron mejor conversión alimenticia (P < 0.01), que las aves que se alimentaron con dietas de energía estándar, aunque el consumo de alimento fue similar (P > 0.05), entre las aves de las dos dietas.
DISCUSIÓN
Efecto de la concentración energética de la dieta
En los resultados de esta investigación, se observó un rendimiento favorable en el crecimiento de los pollos de engorde, alimentados con dietas de alta energía, durante las fases de inicio y acabado, la cual fue proporcionada por aceite vegetal (T1), o grasa de fritura (T2); pero fue desfavorable para los T3 (aceite vegetal) y T4 (grasa de fritura), que contenían un nivel de energía estándar. El efecto sobre la ganancia de peso fue evidente a 21 d de edad y sucesivamente hasta la edad de 42 d. No hubo influencia observable de la dieta en el consumo de alimento de las aves en fase de inicio, sin embargo, en la fase de acabado las aves alimentadas con dietas de baja energía tuvieron menor consumo de alimento. Las aves alimentadas con dietas de alta energía mostraron mejor conversión alimenticia en la fase de inicio, comparadas con las aves alimentadas con dietas de energía estándar, pero la conversión alimenticia no mejoró significativamente (P > 0.05) en la fase de acabado.
Las dietas con altas concentraciones de energía han mostrado mejorar los rendimientos productivos de los pollos de engorde. En este sentido, Alaeldein y col. (2014), exploraron la relación entre el ácido acético guanidino y diferentes niveles de energía metabolizable en la dieta, sobre el desempeño productivo de pollos de engorde, en tres fases de producción; para la fase de 11 d a 22 d, así como para el global de la prueba (1 d a 35 d), observaron una mejora lineal en la conversión alimenticia de aves, a medida que la EM aumentó. Marcu y col. (2012), en pollos de engorde híbrido, en un ensayo de alimentación de 42 d, usaron dos dietas, una estándar y otra dieta de alta energía. Estos autores concluyeron que los pollos alimentados con DAE mejoraron significativamente en la ganancia diaria promedio, índice de conversión alimenticia, rendimiento en canal y sus cortes principales (pechuga y muslo). También, Silva y col. (2015), usando dietas con niveles crecientes de EM, revelaron que los resultados fueron favorables en rendimiento productivo para las aves alimentadas con niveles altos de energía (3 300 kcal/kg de EM), en el periodo de 42 d.
En forma diferente, se reporta que altos niveles de energía, usando lípidos, en dietas para pollos de engorde, pueden afectar el comportamiento productivo. En este sentido, Stanacev y col. (2013), investigaron el comportamiento productivo y características de la canal de pollos de engorde alimentados con tres diferentes aceites (soya, linaza y canola), en dos niveles de aceite (4 % y 8 %), y concluyeron que la adición de aceite de linaza al 4 %, mostró mejores resultados productivos que las dietas conteniendo 8 % de aceite.
Efecto de la fuente de lípidos en la dieta
En el presente estudio, el aceite vegetal y la grasa de fritura produjeron similar producción en los pollos de engorde; esto posiblemente es debido a que la grasa de fritura usada contenía alta proporción de ácidos grasos insaturados y niveles bajos de ácidos grasos libres (AGL), aunque estos no se midieron en este estudio. Se reporta que los ácidos grasos saturados son de menor contenido de EM que las grasas (Wiseman y col., 1991), por ser menos digestibles (Fernández, 2013). Por esta razón, comúnmente en las dietas de pollos de engorde se recomienda el uso de grasas con un mayor porcentaje de ácidos grasos insaturados (ROSS, 2009). El mayor contenido de EM en los ácidos grasos insaturados también se relaciona con mayor acumulación de tejido magro en las canales de pollos de engorde (Itzá-Ortiz y col., 2008; Wu y col., 2011). Por otra parte, el aumento de AGL también puede reducir la digestibilidad (Freeman, 1976), y la absorción de la grasa en pollitos (Sklan, 1979), tal vez por la incompleta solubilización micelar de los AGL (Garrett y Young, 1975). En este sentido, Wu y col. (2011), concluyeron que el crecimiento de pollos de engorde, alimentados con grasa de fritura, con bajo contenido de AGL (cerca de 3 %), fue similar al de pollos alimentados con aceite de soya en la dieta. Pero la alimentación con grasa de fritura, con altos niveles de AGL (> 12 %), afectó el comportamiento productivo de los pollos de engorde.
Se ha observado que dietas conteniendo mezclas de g rasas (reciclada y aceite vegetal) no han afectado el desempeño del crecimiento de pollos de engorde (Waldroup y col., 1995). Las g rasas de fritura son mezclas de grasas que se obtienen de diferentes establecimientos comerciales, en los cuales se procesan de diversa forma, con lo cual el valor nutritivo de las grasas es diferente. En particular, para este estudio, la falta de significancia entre los tipos de grasa, en el comportamiento productivo de los pollos de engorde, podría atribuirse a la relativa buena calidad de la grasa de fritura; sin embargo, no siempre se pueden esperar estos resultados, ya que la grasa de fritura puede variar en su valor nutritivo. Para el estudio actual, los pollos de engorde que se alimentaron con dos fuentes de lípidos (aceite vegetal y grasa de fritura), tuvieron un similar rendimiento productivo, donde también pudo contribuir como una explicación parcial de estos resultados, el relativo bajo nivel de grasa en la dieta (de 2.5 % a 3.4 %), ya que niveles altos de lípidos en la dieta afectan la producción del pollo de engorde (Stanacev y col., 2013).
Los pollos de engorde alimentados con dietas de alta energía conteniendo aceite vegetal, ten dieron a mostrar valores más altos de peso vivo final (2 476 g y 2 390 g) y conversión alimenticia (1.75 y 1.80), que aquellos alimentados con grasa de fritura, aunque esta diferencia no fue lo suficientemente amplia como para demostrase significativamente (P > 0.05). Por otra parte, el costo del aceite vegetal es mayor que el de grasa de fritura, por lo que la inclusión de aceite vegetal en la dieta con alto nivel de energía sólo es justificable económicamente, cuando su costo no sea muy elevado, con relación al costo de la grasa de fritura.
CONCLUSIONES
En este estudio, el alto nivel de energía, en las dietas con aceite vegetal o grasa de fritura, mejoró el comportamiento productivo de pollos de engorde. El reemplazo de grasa de fritura por aceite vegetal, en la dieta de pollos de engorde, no presentó efecto sobre la ganancia de peso vivo y conversión alimenticia.