SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.72 número2Sobre Tim Fanning, Paisanos. Los irlandeses olvidados que cambiaron la faz de LatinoaméricaSobre Marie-Eve Thérenty, La historia cultural y literaria de la prensa cuestionada índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

Links relacionados

  • No hay artículos similaresSimilares en SciELO

Compartir


Historia mexicana

versión On-line ISSN 2448-6531versión impresa ISSN 0185-0172

Hist. mex. vol.72 no.2 Ciudad de México oct./dic. 2022  Epub 14-Sep-2022

https://doi.org/10.24201/hm.v72i2.4152 

Reseñas

Sobre Rafaela Solís Muñoz, Estados Unidos en los diarios de viaje de cuatro intelectuales hispanoamericanos del siglo XIX

Carlos Sanhueza-Cerda1 

1Universidad de Chile

Solís Muñoz, Rafaela. Estados Unidos en los diarios de viaje de cuatro intelectuales hispanoamericanos del siglo XIX. Zamora, Michoacán: El Colegio de Michoacán, El Colegio de la Frontera Norte, 2018. 335p. ISBN: 978-607-544-035-4.


El presente texto examina la visión de Estados Unidos en los diarios de viaje de un conjunto relevante de intelectuales latinoamericanos del siglo XIX. El objetivo es, desde una historia comparada, analizar la visión identitaria de cada uno de los personajes (p. 17) que los hizo valorar de una u otra forma el modelo político de Estados Unidos. Cada uno de los viajeros aquí estudiados se ha destacado por tener una gran relevancia en sus respectivos países, como el mexicano Lorenzo de Zavala, el cubano José Antonio Saco, el argentino Domingo Faustino Sarmiento y el chileno Benjamín Vicuña Mackenna. En este sentido, este trabajo no se queda solo en la mirada del relato de viaje, sino también en la influencia que tales experiencias de la distancia pudieron haber tenido en la formación de las propias repúblicas hispanoamericanas tras la separación de España. Los capítulos están agrupados en estos objetivos, desde las perspectivas contradictorias que Estados Unidos supuso en el siglo XIX, pasando por casos particulares de cada país en comparación, la relevancia en los proyectos de nación, como la evolución, afinidades y desacuerdos frente al modelo. Este libro se inscribe en una tradición historiográfica que, desde hace ya más de 20 años, ha venido insistiendo en que los relatos de viajes no fueron solo formas de articular visiones de mundo, sino sobre todo una manera de discutir con los sistemas políticos que sirvieron de referencia para la formación de las nuevas repúblicas. En este sentido, no se inscriben solo en el género de la literatura de viajes, sino también en la formación política de las nóveles naciones.

Sin duda, tal y como afirma la autora, el contexto histórico que enmarcó a estos viajes es fundamental para comprender los intereses, motivaciones y percepciones de estos intelectuales en Estados Unidos. Por un lado, había una competencia con el poderoso país del norte, por el otro, una idea de compartir un futuro promisorio en la medida en que aquí todo estaba por hacer. De allí las contradicciones de esos viajeros: lo que admiraban de una nación con crecimiento demográfico, tecnológico y político, al mismo tiempo, les mostraba el atraso en sus países de origen. Por otro lado, este viaje daba la posibilidad de observar in situ las políticas de modernización: ¿se podían aplicar dichas políticas en países tan distintos? ¿Qué les faltaba a los hispanoamericanos para alcanzar a su vecino del norte? De alguna forma estos viajes pusieron sobre la mesa las posibilidades de aplicar un modelo político, que ellos más tarde tratarán de imponer en sus propias tierras. En este punto, tal y como la autora lo desarrolla, fueron fundamentales los conceptos de nación que cada uno de los viajeros se fue formando a lo largo del periplo en Estados Unidos. En palabras de la autora, “En los jóvenes procesos formativos de nacionalidad, las características que emanaron del modelo político de Estados Unidos eran un referente importante para definir el camino a seguir” (p. 118).

Ahora bien, ¿hubo diferencias entre viajeros venidos de lugares tan diferentes de América Latina? El mexicano Lorenzo de Zavala arribó al vecino país de norte con la disputa en mente respecto de si dicho país podía ser un referente, e incluso más, ocupar parte de las posesiones coloniales mexicanas “para bien de sus habitantes” (p. 121). Para el pensamiento liberal de Zavala la imagen de Estados Unidos no solo fue un impulso para oponerse a la tradición hispana, sustentado por los conservadores, sino también porque, en el fondo, este acercamiento podía cimentar las bases del porvenir de la nación mexicana. Ya en tierras del país del norte, Zavala pugnó por fortalecer la colonización estadounidense de Texas, al mismo tiempo que en sus diarios de viaje mencionaba que las instituciones, usos y costumbres de su vecino eran aplicables a México. Estas conclusiones, según menciona la autora, no eran solo producto de lo observado en el transcurso del viaje sino también fruto “de un análisis completo de los antecedentes históricos de cada uno de los lugares que visita el mexicano” (p. 129). Sin lugar a duda, como se verá para otros viajeros, la comparación era una herramienta usada una y otra vez para evaluar el desarrollo y las instituciones de ambos países. Al respecto Zavala alaba la laboriosidad y actividad del estadounidense, al mismo tiempo que condena la pereza, superstición e ignorancia de los mexicanos (p. 133). El cubano José Antonio de Saco, a diferencia del viajero mexicano, se opuso a la anexión de la isla a Estados Unidos. Para Saco, a pesar de admirar al país del norte, era inconcebible su anexión puesto que Cuba ya contaba con su propia nacionalidad basada sobre todo en “la exaltación de los elementos de cultura, raza y origen [… ]” (p. 160). De allí que el “ingrediente primordial de la imagen de Estados Unidos en el intelectual cubano estaba centrado en el peligro de la pérdida de la nacionalidad” (p. 161). El peligro de perder la nacionalidad cubana era patente para el viajero de origen criollo en la medida en que “El dominio cultural y racial de los estadounidenses vendría a disgregar la nacionalidad emergente, convirtiendo a la población blanca cubana en una minoría [… ]” (p. 162). Visto desde más lejos, sin la amenaza de una anexión u ocupación territorial, los viajeros procedentes de Argentina y Chile valoraban otros aspectos de Estados Unidos. De esta manera, el argentino Domingo Faustino Sarmiento hizo hincapié en su recorrido en la posibilidad de construir una sociedad igualitaria. A diferencia de los viajeros antes mencionados, según lo destaca el presente libro, Sarmiento vinculaba la riqueza del país del norte con su sistema político, la prensa, la arquitectura o hasta con el aspecto físico de los habitantes de Estados Unidos. En este sentido, el modelo se basaba no solo en la laboriosidad del estadounidense sino por sobre todo en su homogeneidad. A diferencia de lo que había observado en su viaje previo a Europa (de corte monárquico), el periplo a Estados Unidos reforzó el valor que le asignaba a la república y a la democracia. El chileno Benjamín Vicuña Mackenna, por su parte, si bien no dejaba de admirar el progreso y el poder alcanzado por Estados Unidos, se mostraba algo decepcionado de su viaje. El materialismo, el excesivo interés por el dinero sin medir las consecuencias de la esclavitud o la invasión a sus países vecinos, hacía al viajero idealizar la vida más pueblerina, familiar y cercana de su natal Chile.

Un aspecto muy interesante de este libro, poco estudiado hasta ahora, es el valor de las emociones como un elemento en las posiciones de los intelectuales que en la América Hispana formaron los sistemas

políticos. En este aspecto, este libro demuestra con mucha evidencia en qué medida los “temores, ambiciones, expectativas personales y colectivas de los autores” (p. 295) fueron un elemento primordial de sus visiones y balances de Estados Unidos. En este aspecto este libro sitúa un tópico donde los relatos de viaje en tanto ego documentos son una fuente histórica privilegiada. Al mismo tiempo estas percepciones subjetivas, dada la relevancia de las figuras que las formularon en sus respectivos países, sentaron las bases para una visión de la América sajona y Latina que ha perdurado por mucho tiempo. Sin duda, este es uno de los aportes más destacados del libro aquí reseñado. Por otro lado, estos viajes no solo representaron visiones sobre un país ajeno, sino también consolidaron a las propias figuras que los formularon en términos políticos. Más allá de las visiones idealizadas, críticas de la modernidad o polémicas, los relatos de viajes ayudaron a cimentar el propio prestigio de sus autores y fueron un impulso muy grande a la hora de asumir tareas gubernamentales tras la vuelta a sus países.

Sin temor a equivocarse se podría decir que de esta amalgama de visiones aquí descritas por estos intelectuales hemos construido los hispanoamericanos nuestra propia identidad frente a Estados Unidos y, por contraposición, lo que creemos o pensamos observar en dicho país. Los relatos de viaje en este ejercicio identitario, como ha quedado nítido en el libro aquí presentado, fueron un elemento gravitante en tales miradas de ambas porciones de América.

Creative Commons License Este es un artículo publicado en acceso abierto bajo una licencia Creative Commons