Este artículo describe los relacionantes dentro, fuera, adentro, afuera ante los verbos, en datos del español mexicano, y la forma en la que sus rasgos de significado gramatical se manifiestan en el predicado.1 En la actualidad se han difundido explicaciones del fenómeno basadas en datos que no son del todo iguales a los del español mexicano, por lo que las explicaciones no siempre se aplican a este dialecto. Mientras que en la variante venezolana y la peninsular normativa son de uso común oraciones como (1), según Murguey (2010) y Romeu (2014); en el español mexicano se prefieren secuencias como (2), que suelen describirse como marcadas en los trabajos de Pavón (1999), Fábregas (2007) y Romeu (2014):
(1) La abuela le pidió al niño que fuera dentro de la casa y le llevara un vaso de agua.
(2) La abuela le pidió al niño que fuera adentro de la casa y le llevara un vaso de agua.
Por otro lado, en los estudios hechos se dan por sentadas similitudes entre elementos como dentro y fuera. Los datos de esta investigación muestran que estos no tienen la misma distribución ante los verbos, por ello, en el contraste de (3) fuera toma la lectura de ‘locación resultativa’ del desplazamiento, pero no dentro:
(3) Muchos quieren irse fuera de la ciudad. / *Muchos quieren irse dentro de la ciudad.
En este artículo se buscará explicar por qué afuera y adentro a veces toman una interpretación de ‘dirección’, como en (4), y otras veces se leen como ‘locación’, por ejemplo en (5):
(4) Ve adentro / ve afuera (‘dirección’)
(5) Fui al parque y corrí dos horas adentro / afuera (‘locación’)
Los estudios que tratan los relacionantes ante el verbo suelen abordar oraciones como la de (4), donde la frase es un complemento seleccionado por el verbo; y generalmente se omite la función de adjunto, que se ejemplifica en (5). Aquí se abordarán ambos casos para mostrar la complejidad del rasgo ORIENTACIÓN de adentro y afuera, el cual difiere del de preposiciones como a, en el hecho de que a veces se percibe y a veces no.
Este trabajo mostrará que la interpretación y distribución de los relacionantes dependen de los rasgos de significado gramatical (ORIENTACIÓN y/o LOCACIÓN) que tengan estas piezas, de su tipo de componente conceptual (‘interior’ o ‘exterior’), de la función de la frase en el predicado verbal y del tipo de verbo.
Aunque se aborda el ámbito sintáctico, se propondrá que los rasgos de significado producen diferencias léxicas entre dentro/fuera y adentro/afuera, y que dichas diferencias también determinan la distribución de estas expresiones. Es necesario reconocer que el ámbito sintáctico no es suficiente para dar cuenta de todo el fenómeno de los relacionantes.
1. Nociones teóricas
1.1 La estructura léxica de los relacionantes
De acuerdo con Herrera (1999) y Pavón (1999), los relacionantes (dentro, adentro, etc.) contienen rasgos de significado gramatical que los diferencian entre sí. Por un lado, hay elementos que tienen solo un rasgo LOCACIÓN, como dentro y fuera; y, por otro, hay elementos de dos rasgos, ORIENTACIÓN y LOCACIÓN, como adentro y afuera. Estos rasgos les dan a los relacionantes cierta semejanza con las preposiciones (Herrera, 1999; Pavón, 1999; Svenonius, 2006; Romeu, 2014).
Los relacionantes contienen además un componente que representa una región (Svenonius, 2006, p. 52), por ejemplo, la región ‘interior’ en dentro/adentro, y ‘exterior’ en fuera/afuera. Este componente les da un carácter léxico a los relacionantes (Svenonius, 2006), y les hace compartir propiedades con los nombres.2 Así, se trata de expresiones con características asociadas a distintas clases de palabras.3
Los rasgos ORIENTACIÓN / LOCACIÓN de los relacionantes ocupan posiciones en la sintaxis (Svenonius, 2006). Esto se ejemplifica mejor si se empieza por considerar las funciones de las preposiciones en (6)-(8). En (6), hacia representa en la sintaxis el elemento que da valor de dirección ante el verbo. En (7) en le da un valor de ‘locación’ a su frase, la cual se constituye como un complemento de ‘locación resultativa’. En (8), la preposición en produce sobre su frase la lectura de ‘locación’, pero esta vez, por su posición de adjunto, la frase toma lectura ‘locación donde’:
(6) Se fueron hacia la Alameda.
(7) Entraron en el salón gritando.
(8) Siempre corro una hora en Clavería.
Estos valores de ‘dirección’ y ‘locación’ provienen de las preposiciones, pero podrían realizarse también mediante los rasgos de los relacionantes.4 En (9), el rasgo ORIENTACIÓN de adentro hace que la frase se interprete como un complemento de ‘dirección’; al mismo tiempo, el rasgo LOCACIÓN de esa misma pieza crea la lectura ‘locación resultativa’, por eso, adentro se lee como ‘dirección más locación resultativa’. Como se ve, no hay una correlación entre función y pieza léxica, sino entre función y rasgo de significado. Por su parte, el rasgo LOCACIÓN de dentro crea el valor ‘locación’ sobre la frase, la cual se lee como ‘locación resulativa’ en (10), o ‘locación donde’ en (11), dependiendo de su posición ante el verbo:
(9) Ve adentro, allá está tu abuela.
(10) Entré rápido dentro del salón.
(11) Siempre corro una hora dentro del parque.
A lo largo del análisis se distinguirán las tres interpretaciones anteriores: ‘dirección más locación resultativa’, ‘locación resultativa’ y ‘locación donde’, respectivamente. Cuando hay ‘dirección’, esta permite identificar la ruta que lleva el desplazamiento. En contraste, cuando el relacionante expresa ‘locación resultativa’ solo interpreta que hay un desplazamiento que termina en un lugar, sin que pueda conocerse el trayecto con el que se desenvuelve la eventualidad. La diferencia entre un caso y otro se observa mejor en el contraste:
(12) Yo era conducido afuera del lugar. / Yo era conducido fuera del lugar.
Con afuera se expresa la ruta y se muestra una meta específica; con fuera, se sabe que el desplazamiento va al espacio exterior, pero no se logra identificar su trayecto ni el lugar final.
1.2 El predicado verbal
Dado que los relacionantes se describen en predicados verbales, se distinguirán clases de verbos, a partir de Levin (1993), Cifuentes (2004) y Morimoto (2001). Los verbos de desplazamiento se clasifican con los criterios Morimoto (2001).5 Algunos requieren complementos obligatorios de ‘dirección’ (ir, dirigirse, venir, llevar). Otros aceptan complementos de ‘dirección’ y ‘locación’ (entrar). Los verbos de manera de desplazamiento expresan transición en el espacio, pero no requieren complementos de trayectoria, aunque llegan a tomarlos en la sintaxis (caminar, nadar, arrastrar). Por último se considerarán los verbos pasar o atravesar que toman complementos de ‘vía’.
Un grupo aparte son los verbos poner, colocar, instalar, vaciar, que no expresan desplazamiento, pero implican un cambio de lugar (Levin, 1993; Cifuentes, 2004, p. 81). Otro grupo corresponde a los verbos de situación estativa (Cifuentes, 2004, p. 92), que requieren complementos de locación (encontrarse, ubicarse, quedase). Finalmente se considerarán verbos que no tienen ninguna especificación espacial (toser, conversar o pensar), según Levin (1993).
Romeu (2014) crea un modelo para explicar las expresiones espaciales ante los verbos. Sus principios son relevantes para el análisis; sin embargo, muchos no se aplican al español mexicano, como quedará de manifiesto en el estudio. Se verá que el trabajo de Herrera (1999) describe de manera más precisa los datos que se estudiaron del español mexicano.
1.3 Notas sobre la naturaleza relacionante de dentro, fuera, adentro y afuera
Como ocurre con las preposiciones, dentro, adentro, fuera y afuera tienen la capacidad de relacionar referencias (Tullio, 1994; Amores, 2010). Por ejemplo, en (13), dentro conecta una referencia figura (la taza) con una referencia fondo (la alacena):
(13) La taza dentro de la alacena
En los estudios basados en datos del español peninsular (cf. Pavon, 1999, 2003; Fábregas, 2007; Romeu, 2014), se les atribuye esta propiedad relacionante de manera indiscutible a los elementos dentro y fuera, pues se establece que toman una frase preposicional donde se introduce la referencia fondo (dentro de la casa). La función relacionante se plantea de manera menos clara para adentro y afuera: de acuerdo con los autores, este segundo subgrupo de expresiones no proyecta una frase preposicional, por lo que secuencias del tipo adentro de la caja se evaluarían como marcadas.6 Dicho análisis opaca la naturaleza relacionante de estas expresiones, pues no queda claro de qué forma conectan las referencias figura y fondo.
Los autores que estudian las variantes de América (c.f. Herrera, 1999; Murguey, 2010; Huila, 2017) atestiguan el uso productivo de estructuras como adentro de la casa. En la presente investigación, se observó que los relacionantes adentro / afuera siempre se conectan a referencias fondo, pero estas tienen distintas formas de configurarse. A veces, la referencia fondo se proyecta de los relacionantes, como en (14). Otras veces, aparece antes del relacionante, por ejemplo en (15). En esta última ocurrencia, adentro se interpreta a partir de la frase el Palacio Imperial, y no la codifica como su frase preposicional porque, en términos de Lambrecht (1994, p. 100), la referencia está activada y no necesitar ser reintroducida:7
(14) 279 I: (…) afuera de la casa no pueden andar en [bicicleta] (CSCM: 21 ME-247-32M-05)
(15) Mientras los soldados franceses me abandonaban a mi suerte, las puertas y ventanas del Palacio Imperial estuvieron cerradas. Nadie se asomó al balcón para verlos partir. Aún los guardianes se quedaron adentro. (CREA: Aridjis)
Muchas veces, las referencias se infieren de elementos que aluden a ellas indirectamente (ibidem, p. 90). En (16), no se hace mención explícita de un municipio, pero este se infiere por el campo semántico que se crea en las frases los funcionarios municipales y a puertas cerradas. Una vez formado ese marco, adentro y afuera se vuelven interpretables a partir de la referencia inferida ‘municipio’:
(16) Nos vamos a ir a pelear con los funcionarios municipales, y mientras ellos negocian adentro a puertas cerradas, nosotros vamos a estar afuera jugando a hacer la revolución.
En otros casos, los relacionantes se asocian a referencias del contexto enunciativo, como señala Amores (2010). Esto ocurre cuando los hablantes tienen una interacción cara a cara e identifican un espacio del contexto enunciativo. Lambrecht (ibidem, p. 38) señala que, en esas condiciones, la referencia no necesita codificarse lingüísticamente, dado que está activada entre los hablantes. Considérese una situación donde dos personas se encuentran al interior de una casa, y una de ellas enuncia la oración de (17). La mención de la referencia ‘la casa’ no es necesaria porque ambas personas pueden identificarla:8
(17) Hay más sillas afuera.
Si el hablante de esa situación reportara lo sucedido sin tener el contexto, es posible que enunciaran algo como “le dije a la otra persona que afuera de la casa había más sillas” y recuperaría la referencia fondo, dado que no está disponible en el entorno. A partir de lo anterior, aquí se defiende que los relacionantes de dos rasgos siempre se conectan con una referencia fondo, pero que la forma de su frase varía por la manera en la que se presenta la referencia (si proviene del discurso o del contexto enunciativo), y por el nivel de activación que esta tenga. Estas oraciones resumen cada caso:
(18) La silla está afuera del cuarto. (referencia del discurso no activada)
(19) La mesa está en el cuarto, y la silla está afuera. (referencia del discurso activada)
(20) La silla está (allá) afuera. (referencia del contexto activada)
En la sección de resultados se verán estas variaciones, y se asumirá que se trata de la misma pieza léxica, con diferente nivel de activación en la referencia a la que se asocia.
Para argumentar que los relacionantes de dos rasgos “no toman complemento preposicional”, Fábregas (2007) propone que estas expresiones se asocian a una especie de deíctico “aquí”, lo cual correspondería a casos como (20), donde afuera significa “afuera de aquí”. Este argumento considera enunciaciones donde los hablantes se encuentran cara a cara e identifican una referencia de la situación; sin embargo, ese argumento no considera el caso de (19), donde la referencia es recuperable en el discurso. Es por eso que dicho análisis deja algunas lagunas en torno a la naturaleza relacionante de adentro y afuera.
2. El corpus
Para la investigación se empleó el Corpus Sociolingüístico de la Ciudad de México (CSCM), de modalidad oralidad. Se tomó un total de 105 entrevistas de informantes con distintos niveles de instrucción educativa (alta, media y baja), diferentes edades y géneros. Se emplearon también ocurrencias del Corpus de Referencia del Español Actual (CREA), correspondientes al español mexicano, del periodo 1980 a 2010, que es relativamente coincidente con el periodo que abarca el primer corpus. Del CREA se tomaron ocurrencias de la modalidad oral y de la escrita. A fin de no repetir las fuentes, se registraron solo cuatro ejemplos de un mismo libro. En las revistas, se tomaron dos ocurrencias de una sección particular (Política, Deportes, etc.), y 6 secciones máximo de cada año.9 El empleo de los dos tipos de corpus se justifica por la necesidad de tener diversidad en las modalidades (oralidad/escritura), en el registro (formal/informal), y en las características socioeconómicas de los enunciadores. Con este abanico de recursos, se buscó tener una representación relativamente general de la zona centro de México, y se buscó abarcar los usos de hablantes con diferentes características.10
En la tabla 1, se resumen las ocurrencias analizadas. Para dentro se recolectaron más ejemplos porque este aparecía en múltiples contextos verbales, recurrentemente en posición de adjunto, según se verá en el apartado de resultados.
Los números de la tabla incluyen oraciones que tienen dos tipos de significados, ejemplificados en (21)-(22):
(21) Metieron toda esa basura dentro del cuarto.
(22) Metieron toda esa basura ideológica dentro de su movimiento artístico.
Se incluyeron oraciones con significado espacial recto, como en (21), pero también oraciones con significado espacial metafórico, como en (22), debido a que, en ambos casos, los relacionantes tienen la misma función ante el verbo (adjunto o argumento) y expresan los mismos valores espaciales (‘locación resultativa’). En estos casos concretos, el hecho de que el desplazamiento expresado sea metafórico o físico no cambia la estructura del predicado, ni la relación sintáctica entre los elementos oracionales. Así, no hay una razón para diferenciar esos dos tipos de oraciones.11
Además de emplear un corpus, se crearon oraciones usando valoraciones de introspección, a fin de analizar combinaciones que no aparecían en las ocurrencias originales. Es por esto que en los resultados se verá el empleo de producciones de corpus y de oraciones sin referencia.
3. Análisis y resultados
3.1 Los relacionantes y los verbos sin valor de desplazamiento
Cuando dentro, adentro, fuera y afuera aparecen con verbos sin especificación espacial (toser, cantar, etc.), su frase suele tomar una función de adjunto, pues sus valores no están seleccionados por el verbo. En tales circunstancias, el relacionante se lee únicamente como ‘locación donde’ y tiene la función de indicar el sitio (interior o exterior) donde ocurren las eventualidades (hacer diabluras, celebrar las fiestas religiosas y soplar, en los ejemplos):
(23) 244 I: y ya adentro/ pues ya nosotros hacíamos nuestras diabluras/ (CSCM: 181)
(24) …celebra sus fiestas religiosas fuera de su templo… (CREA: Excélsior)
(25) …en tanto afuera el aire soplaba(CREA: El batallador)
Véase que los relacionantes de dos rasgos (adentro y afuera) se interpretan solo como ‘locación donde’, y su rasgo ORIENTACIÓN no se percibe en la sintaxis. En ese tipo de predicados, solo el rasgo LOCACIÓN de los cuatro relacionantes tiene una posición en la estructura oracional, y hace que las frases se lean como ‘locación donde’.
Aunque la explicación anterior resultó sistemática, se identificaron en el análisis dos escenarios que darían resultados distintos. El primero de ellos ocurre con verbos que expresan ‘emisión del cuerpo’ y que llegan a tomar complementos de ‘dirección’ (Levin, 1993, p. 15). Con el verbo mirar de (26), los relacionantes de dos rasgos (adentro, afuera) crean esa lectura de dirección. Con relacionantes de un solo rasgo (dentro, fuera), se tiene acceso al espacio final que se mira, pero no se ve el recorrido de la acción:
(26) Afloje la abrazadera, apriete la palanca y mire adentro. Podrá ver el tornillo... (CREA: Manual…)
(27) Miró afuera para ver si había alguien.
(28) Afloje la abrazadera, apriete la palanca y mire dentro.
(29) Miró fuera para ver si había alguien.
Un segundo caso especial se da con verbos transitivos. Levin (ibidem, p. 51) señala que algunos de ellos presentan su argumento en forma de complemento directo o de complemento espacial. Esto se ve con el verbo limpiar. En la oración (30), el verbo expresa una acción que se ejerce sobre la entidad referida en el cuarto. En la oración (31) ocurre algo similar: si bien adentro/dentro del cuarto podría estar especificando el lugar donde se lleva a cabo la acción de limpiar, esa frase también podría tener la función de especificar el lugar que se limpió. Es decir, este predicado respondería tanto a la pregunta ¿dónde realizaste la acción de limpiar? como a la pregunta ¿qué partes limpiaste?:
(30) Limpié el cuarto.
(31) Limpié adentro/dentro del cuarto.
En cada caso, los relacionantes tendrían distinto estatus respecto del verbo. Si informan acerca del lugar donde se realiza una acción, estarían en función de adjunto; si informan acerca del lugar sobre el que se ejerce la acción, estarían introduciendo la referencia argumental del verbo, y en este sentido, estarían alternando con el complemento directo, como propone Levin (1993). En ambos casos, los relacionantes toman la lectura ‘locación’.
El hecho de que en contextos de verbos sin especificación espacial los cuatro relacionantes se interpreten como ‘locación donde’, no significa de ninguna manera que dentro y fuera sean idénticos a adentro y afuera. Existen diferencias importantes a nivel léxico en el tipo de dimensión espacial que se expresa en los relacionantes de un rasgo y en los de dos rasgos. En los siguientes ejemplos las frases de los cuatro relacionantes expresan ‘locación donde’ a nivel oracional; sin embargo, el tipo de dimensión externa no es igual si se emplea fuera o afuera, y no es igual la dimensión interna si se usa dentro o si se usa adentro(Melgarejo, 2021):
(32) Los jugadores negociaron fuera del estadio.
(33) Los jugadores negociaron afuera del estadio.
(34) Muchas bacterias se reproducen dentro del aire.
(35) Muchas bacterias se reproducen adentro del aire.
En afuera, el rasgo ORIENTACIÓN produce a nivel léxico un matiz de trayecto, que hace que se perciba un exterior identificable, en comparación con fuera que alude el exterior total, sin identificar un lugar particular. En adentro de (35), la ORIENTACIÓN hace que la locación interna se vea desde el trayecto que lleva a ella, a la manera de un recorrido que penetra al interior de la entidad; esto, a su vez, hace que la entidad (aire) se represente como un objeto denso y tridimensional, a la manera de una caja, aunque en el mundo físico, el aire no tenga densidad para la percepción humana. Con esto, es posible establecer que, aunque el rasgo ORIENTACIÓN no tenga un estatus sintáctico en la estructura de ciertos predicados, siempre impacta la configuración que se hace del espacio a nivel léxico (Melgarejo, 2021).
Con verbos que requieren un complemento de valor locativo (quedarse, permanecer), los relacionantes forman la lectura ‘locación donde’ en posición de argumento, gracias a su rasgo LOCACIÓN. En (36)-(39), se interpreta que las entidades se quedan, se encuentran o permanecen en el lugar (interior o exterior) que se alude en el relacionante:
(36) Los guardianes se quedaron adentro. (CREA: Aridjis)
(37) los agentes de seguridad no querían quedarse en la noche dentro de la residencia. (CREA: La Crónica de Hoy)
(38) un régimen distinto va a operar para el mexicano que se encuentre fuera? (CREA: Sesión de la Honorable Cámara de Senadores)
(39) unos 200 perredistas permanecieron afuera del local … (CREA: Proceso)
Los contextos anteriores formados con adentro y afuera sugieren que el verbo elige entre los rasgos ORIENTACIÓN y LOCACIÓN aquel que sea compatible con su semántica, y por eso puede ignorar la ORIENTACIÓN.
Romeu (2014, p. 175) plantea que el rasgo ORIENTACIÓN (Disjunto para el autor) de la preposición a aparece en predicados estativos solo si está presente un elemento que exprese parte en eje (o lo que aquí se ha llamado región), por ejemplo, la frase norte en la oración (40). De no estar presente ese elemento, el contexto estativo no acepta la presencia del rasgo ORIENTACIÓN preposicional, como se ve en (41):
(40) La ciudad está al norte de España.
(41)*La ciudad está a España.
Los elementos adentro y afuera tienen un comportamiento que requiere una descripción distinta a la de las frases preposicionales. El rasgo ORIENTACIÓN de la preposición a nunca aparece sin tomar una función sintáctica, de ahí las restricciones de las que habla el autor. En cambio, el rasgo ORIENTACIÓN de los relacionantes tiene la capacidad de no ocupar una posición en la estructura, a pesar de estar presente en la pieza léxica. Dado esto, y dada la presencia de su región y de su rasgo LOCACIÓN, adentro y afuera son altamente productivos en contextos estativos del tipo:
(42) La pelota está adentro/afuera del cajón.
Si los verbos vistos en esta última parte no activan el rasgo ORIENTACIÓN cuando seleccionan la frase relacionante, mucho menos la activan cuando esta aparece en función de adjunto. En (43), el relacionante de dos rasgos adquiere el valor ‘locación donde’ y la función de indicar el sitio en el que ocurre la eventualidad ‘quedarse en la banqueta’:
(43) Afuera los manifestantes se quedaron en la banqueta gritando consignas muy fuertes.
3.2 Los relacionantes y los verbos que expresan cambio de locación
Cuando dentro, adentro, fuera y afuera son argumentos de verbos “poner”, sus frases toman la lectura de ‘locación resultativa’ de cambio de lugar. En las ocurrencias de abajo, se interpreta que hay objetos provenientes de otro lugar que terminan instalándose en el sitio representado en los relacionantes:
(44) Coloca unos cristales de sulfato de cobre en el fondo del recipiente y dentro de él las varillas de cobre y zinc. (CREA: Descubrir…)
(45) Pusieron las piedras adentro de la caja.
(46) se firmará el acuerdo para que sean reubicados fuera de la ciudad bares y centros nocturnos. (CREA: Diario de Yucatán)
(47) limpien ese cuarto y pongan sillitas afuera… (CREA: ¿Enfermera…)
Estos verbos tampoco le asignan un estatus en la sintaxis al rasgo ORIENTACIÓN: aunque implican un cambio de lugar, a nivel léxico no expresan ‘desplazamiento’ sino solo ‘ubicación’. Vale la pena insistir en que la ORIENTACIÓN no desaparece, sino que produce un efecto a nivel léxico: este rasgo hace que la locación ‘interna’/ ‘externa’ se vea desde el trayecto que lleva a ella, lo cual le da un rasgo tridimensional a la entidad referencial fondo, como se percibe en el contraste pon el libro dentro de la caja / pon el libro adentro de la caja.
La función de adjunto en estos verbos corrobora el resultado visto antes: el rasgo ORIENTACIÓN queda sin activarse, y solo se lee el rasgo LOCACIÓN de los relacionantes. En esta función desaparece el valor ‘resultativo’ que el verbo les asignaba a las frases en posición argumental. Así se observa en (48)-(49), donde los relacionantes significan ‘locación donde’:
(48) Lucha ponía agua en los jarrones dentro / fuera de la iglesia.
(49) Lucha ponía agua en los jarrones adentro / afuera de la iglesia.
3.3 Los relacionantes ante verbos de desplazamiento
Como ocurre siempre que están en función de adjunto, los relacionantes toman el valor ‘locación donde’ ante verbos de desplazamiento. Esto se ejemplifica en (50)-(51), donde se expresa que el desarrollo total de la eventualidad (ir, correr, caminar) ocurre en una locación dada por los relacionantes. Véase que, por tratarse de adjuntos, sus frases podrían coaparecer con los argumentos del verbo, por ejemplo, con la frase de aquí para allá de (50):
(50) (eso) obligaba a que los cazadores fueran de aquí para allá dentro de un territorio determinado. (CREA: El hombre…)
(51) El entrenador corre dos horas adentro del parque todos los días.
Algo distinto ocurre si la frase relacionante es un argumento.12 En el inciso 3.3.1 se describen dentro y adentro, y en 3.3.2, los casos de fuera y afuera.
3.3.1 Dentro y adentro como argumentos de verbos de desplazamiento
Dentro y adentro pueden funcionar como argumentos de verbos de desplazamiento, según se ve en (52). Sin embargo, en (53) se ejemplifica un contexto donde solo adentro puede tomar tal función. En otros predicados, como (54) y (55), se observa que adentro produce dos interpretaciones (‘dirección más locación resultativa’ y ‘locación donde’), y dentro solo produce la segunda de ellas:
(52) Metió el cuchillo dentro de la bolsa. /Metió el cuchillo adentro de la bolsa.
(53) Manuel fue adentro y allá se quedó. /*Manuel fue dentro y allá se quedó.
(54) Tere jaló adentro del garaje su puesto de dulces.
(55) Tere jaló dentro del garaje su puesto de dulces.
En lo siguiente, se explicará cada contexto y el papel que juegan los rasgos LOCACIÓN / ORIENTACIÓN en la sintaxis.
Las oraciones (56)-(59) ejemplifican los únicos tipos de predicados donde el verbo de desplazamiento acepta a ambos relacionantes en posición argumental. Romeu (2014, pp. 265-267) discute la secuencia entrar dentro, y plantea que la compatibilidad de dentro con el verbo se debe a que este último suele aceptar complementos tanto de ‘dirección’ como de ‘locación’.13 Tal análisis es adecuado para los datos que aquí se describen, y se puede extender a otros verbos como meter(se), caer y aventar, según se ejemplifica en las siguientes oraciones:
(56) Las obras entraban dentro de las barricas de vino… (CREA: Los origenes…)
(57) se confeccionan sus camisas, en manta, con bordados en punto de cruz en la orilla baja -que no meten dentro de la falda… (CREA: Indumentaria…)
(58) Las gotas caen dentro de la cubeta.
(59) Aventé las bolsas dentro de la caja.
En los cuatro contextos, el relacionante toma la lectura de ‘locación resultativa’ del desplazamiento verbal, y esta interpretación surge por la presencia del rasgo LOCACIÓN contenido en dentro. Es importante notar que los verbos entrar y meter de (56) y (57) no son iguales a caer y aventar de (58) y (59), en el sentido de que los primeros expresan a nivel léxico un rasgo de ‘interiorización’ que no tienen los segundos, y que coincide con la noción ‘interior’ del relacionante dentro. Los contextos con entrar y meter muestran que dentro puede aportar su rasgo LOCACIÓN a la estructura del predicado verbal, y simultáneamente, puede aportarle al verbo una noción (la de ‘interior’) que le suma propiedades a la configuración espacial que se hace en el predicado.
La explicación que propone Romeu (2014) permite afirmar que, siempre que el verbo acepte complementos de valor ‘locativo’, dentro podrá funcionar como argumento. Por su parte, el relacionante adentro requiere otras consideraciones.
En predicados como (60)-(63), no es contundente si el relacionante se lee como ‘dirección más locación resultativa’ o solo como ‘locación resultativa’. Sería necesario un estudio con hablantes para determinar si en estas oraciones se percibe una dirección:
(60) Las obras entraban adentro de las barricas de vino.
(61) 443 I: cómo voy a meterme adentro. (CSCM: 306)
(62) Las gotas caen adentro de la cubeta.
(63) Aventé las bolsas adentro de la caja.
Lo que lleva a cuestionar si hay un valor de ‘dirección’ en la estructura del predicado es la presencia de verbos que toman complementos tanto de ‘dirección’ como de ‘locación’, y adentro podría tener ambas interpretaciones, dados sus dos rasgos (ORIENTACIÓN y LOCACIÓN). Por ahora solo es viable plantear dos escenarios hipotéticos. Si los hablantes perciben un valor de ‘dirección’, esto significará que el verbo le está asignando al rasgo ORIENTACIÓN de adentro un estatus de trayectoria en la estructura del predicado. Si solo se lee un valor de ‘locación resultativa’ en la frase relacionante, esto querrá decir que el verbo solo le asigna una función al rasgo LOCACIÓN, y que el rasgo ORIENTACIÓN es invisible a esos verbos en la sintaxis.14 Esta doble posibilidad del rasgo ORIENTACIÓN no es sorprendente puesto que hay contextos donde no se activa, según se ha venido viendo.
Las oraciones de (53), repetidas abajo, ejemplifican predicados con verbos que requieren complementos de dirección (ir, conducir). En (65), se observa que dentro restringe la noción de ‘tránsito a través del espacio’, y no alcanza a formar el valor ‘locación resultativa’. Véase en contraste con adentro:
(64) Manuel fue adentro y allá se quedó.
(65) *Manuel fue dentro y allá se quedó.
Para el español peninsular, Romeu (2014, p. 176) señala que ir es incompatible con expresiones de valor ‘locativo’, lo cual describe la agramaticalidad vista en (65). Sin embargo, mientras que el autor hace válida esta afirmación para la preposición en, plantea que dentro sí puede aparecer en secuencias del tipo ir dentro de la casa, con valor de dirección (ibidem, 40).15 El mismo tipo de combinación se plantea en Murguey (2010, p. 62) para el español venezolano, donde hay valor ‘dirección’ en la secuencia ir encima. Esto es diferente a los datos del español mexicano, donde se prefiere adentro.
La restricción de dentro ante ir, no debe confundirse con la estructura de (66), donde, si bien la frase relacionante es obligatoria, no constituye el argumento.16 Tómese en cuenta que dentro podría coaparecer con un argumento que expresara la dirección, como en (67), y podría además reemplazarse por frases de distinta naturaleza léxica, como en (68):
(66) Paco iba dentro del tren.
(67) Paco iba dentro del tren hacia la frontera.
(68) Paco iba pensando/triste.
La frase dentro del tren de (66) es un complemento de ‘lugar’ que especifica el sitio donde se encuentra la entidad al desplazarse hacia otra locación; es decir, la frase predica algo de la entidad y no del desplazamiento. Por lo tanto, no debe considerarse que sea el argumento de ir. Una vez descartado ese caso, véase el resultado que daría su frase si intentara leerse como el lugar interno a donde se dirigen los desplazamientos que inician en el exterior. Léase el verbo pasar como ‘entrar’:17
(69) *Juan vino dentro de la estación, compró su boleto y se fue.
(70) *Juan llevó las sillas dentro del salón.
(71) *Juan condujo al enfermo dentro de la habitación.
(72) *Vas a esperar en la sala, y vas a pasar dentro del cuarto cuando te llamen.
En contraste, adentro se lee como ‘dirección más locación resultativa’, gracias a su rasgo ORIENTACIÓN, el cual se consolida como trayectoria en la sintaxis del predicado. En cada ejemplo, se logra concebir que una entidad se traslada desde el exterior hacia un interior, donde termina ubicándose:
(73) …como si mis palabras se pudieran ir adentro de la tierra. (CREA: Los mártires…)
(74) Juan vino adentro de la estación, compró su boleto y se fue.
(75) Marta y Lucía encuentran a la tía acostada frente al portón y la llevan adentro. (CREA: Paranaguá)
(76) Se abrió la puerta, apareció un señor delgado (…) se acercó a Carmen María, la tomó del brazo con intención de conducirla adentro. (CREA: Doña Herlinda…)
(77) Vas a esperar en la sala, y vas a pasar adentro del cuarto cuando te llamen.
En estas secuencias, el verbo no omite la presencia del rasgo ORIENTACIÓN como sucedía en otros predicados, sino que lo activa y lo constituye como su dirección. Por su parte, el rasgo LOCACIÓN se lee como ‘locación resultativa’. Herrera (1999, p. 113) es de los pocos autores que reconocen ambos valores en adentro y afuera, y su observación apoya el análisis de que estas expresiones están tomando simultáneamente dos funciones sintácticas.
Con verbos como ir, la ORIENTACIÓN es necesaria para interpretar que la región interior es el lugar hacia el que va el desplazamiento; de no estar presente, se producirían los resultados vistos para dentro. En este sentido, los verbos del español mexicano están limitando al relacionante más que en otros dialectos.
Es posible que adentro (junto con afuera) exprese el valor de ‘dirección’ de manera mucho más clara cuando no presenta una frase preposicional, como en (78). Huila (2017) señala que cuando el relacionante tiene una frase preposicional, se crea una interpretación de ‘lugar’. Esto parece adecuado si se observa que en el relacionante de (79) se intensifica la interpretación de ‘lugar’ y disminuye la de ‘dirección’.
(78) Voy adentro.
(79) Voy adentro de la casa.
A pesar de que podría haber una tendencia, en esta investigación se abordan por igual los dos tipos de estructuras con valor de ‘dirección’, puesto que, contrario a la hipótesis que se plantea con el contraste anterior, en los datos registrados aparecen ambos tipos de estructuras formando dicho valor, y no solo predicados como el de (78).
Sin duda, factores como el aspecto también determinan la compatibilidad de los relacionantes con los verbos, como señalan Morimoto (2001) e Ibañez (2005). Considérese que dentro da un mejor resultado ante subirse, que expresa un evento delimitado, que ante subir, que no tiene un límite intrínseco:
(80) Juan se subió dentro del tren. / ?? Juan subió dentro del tren.
Aunque aquí no se trata el aspecto, los ejemplos anteriores indican que éste juega un papel en la distribución de los relacionantes.
Ahora se abordarán las oraciones (54) y (55), aquí repetidas. Se trata de contextos con verbos de manera de desplazamiento:
(81) Tere jaló adentro del garaje su puesto de dulces.
(82) Tere jaló dentro del garaje su puesto de dulces.
Romeu (2014, p. 257) identifica el caso de correr adentro y su interpretación de ‘desplazamiento con dirección’, así como la secuencia correr dentro y su interpretación de ‘desplazamiento que ocurre en un lugar’. Esas interpretaciones se observan en los ejemplos, y requieren distintas consideraciones.
En primer lugar, debe observarse que adentro, en realidad, produce ambigüedad: la oración Tere jaló adentro del garaje su puesto de dulces se lee como ‘desplazamiento con dirección’, pero también como ‘desplazamiento que se ubica en un lugar’.18 Esto indica que los rasgos de significado de adentro operan distinto en cada caso. Cuando adentro se lee como ‘dirección más locación resultativa’, su rasgo ORIENTACIÓN está tomando una función en la sintaxis. En consecuencia, el evento toma una configuración aspectual delimitada.19 Con esa lectura, se puede cuantificar el tiempo que tarda en completarse el evento, mediante el adverbial en X tiempo, como en (83).20 Si, en cambio, adentro se lee como ‘locación donde’, el modificador durante X tiempo puede medir la duración, y la frase en X tiempo ya no daría el mismo resultado, según se observa en (84):
(83) Rodaron la piedra adentro del taller en tres segundos / #durante tres segundos.
(84) Rodaron la piedra adentro del taller #en tres segundos /durante tres segundos.
El ejemplo (83) muestra que la ORIENTACIÓN se concreta en la sintaxis y llega a afectar la configuración del predicado. Cuando este rasgo se activa, nos indica además que el rasgo LOCACIÓN del mismo relacionante debe leerse como ‘locación resultativa’ y no como ‘locación donde’. Mientras que en este análisis se considera que el rasgo ORIENTACIÓN tiene una posición de Trayectoria en la estructura sintáctica del predicado, en la propuesta de Romeu (2014, p. 257) se plantea que esa función no viene dada por dicho rasgo, sino por el verbo. Aquí no se ha adoptado tal análisis, porque se trata de verbos que se caracterizan justamente por no asignar ellos mismos una trayectoria en sus complementos.21
En (84), el rasgo ORIENTACIÓN ya no cumple una función en la oración, y por eso el relacionante se lee solo como ‘locación resultativa’. En este predicado, la eventualidad tiene un carácter atélico que es compatible con el modificador de duración. Los cambios de interpretación y de aspectualidad vistos en ambas oraciones son una prueba de que el rasgo ORIENTACIÓN se activa o se desactiva provocando cambios en la estructura oracional. Los ejemplos sugieren además que la frase relacionante no tiene la misma posición ante el verbo en un caso y en otro, puesto que solo en uno de ellos el verbo activa el rasgo ORIENTACIÓN.
Hasta aquí se han visto contextos donde adentro adquiere un valor de ‘dirección más locación resultativa’ en posición argumental, ante un verbo de desplazamiento. Esto es diferente si el verbo requiere un complemento ‘vía’. Con pasar, cruzar o atravesar el verbo no lee la ORIENTACIÓN, puesto que no requiere dicho rasgo. En secuencias como el tren pasa adentro/dentro del túnel, el relacionante adquiere la lectura de ‘locación donde’, lo cual indica que su rasgo LOCACIÓN es suficiente para satisfacer los requisitos de esos verbos.
Las distribuciones de dentro y adentro contrastan con las de fuera y afuera, que se discuten en el inciso siguiente.
3.3.2 Fuera y afuera como argumentos de verbos de desplazamiento
Lo primero que debe decirse es que en los trabajos citados suele asumirse que dentro y fuera se comportan igual, dado que ambos se forman de un rasgo LOCACIÓN. Al revisar los contextos de fuera y afuera, se hizo visible que fuera aparece en contextos que tienden a rechazar la presencia de dentro, como se explica a continuación.
En (85)-(86), fuera y afuera funcionan como argumentos de verbos que aceptan complementos de dirección y de locación. Aunque las locaciones representadas no son iguales entre ellas (fuera alude un exterior no identificable, y afuera un exterior identificable), las frases tienen la misma lectura de ‘locación resultativa’:
(85) La pelota cayó fuera de la cancha.
(86) La pelota cayó afuera de la cancha.
Los verbos que requieren un valor de ‘dirección’ en su complemento, y que rechazan al relacionante dentro como argumento, aceptan la presencia de fuera y afuera. Estos son algunos ejemplos:
(87) 262 I: … ella se va afuera/ yo me quedo con los muchachos/ (CSCM: 129)
(88) oprimiendo un misterioso botón con una perla, se abría en sus arillos de oro para que saliera afuera un fulgurador conejo de cristal… (CREA: El perro…)
(89) Decidí llevar a los invitados afuera de la casa para hacer un brindis.
(90) A los maridos los enviaba fuera de la ciudad para tener libertad con las esposas. (CREA: El naranjo)
(91) 1066 I: a mí me encantaría/ poderme ir fuera <~fueras> de México/ (CSCM: 228)
(92) El hecho de que me manden fuera la ultima semana que tengo sola la casa es bueno... (CREA: EFÍMERO)
(93) Desviar el flujo de agua fuera de caminos y senderos antes de que tome demasiada intensidad... (CREA: Ecoturismo…)
(94) Persiguen a los insurgentes, los atrapan, los golpean y terminan llevándolos fuera, prisioneros. (CREA: Martirio de Morelos)
(95) El Militar hace una seña a los soldados realistas y éstos conducen a Morelos fuera del escenario. Salen todos... (CREA: Martirio de Morelos)
(96) la última bala (…) arrancóle la cabeza cuando salía fuera de la trinchera. (CREA: Una piñata…)
Para observar con más detalle la diferencia entre ambos relacionantes se proporciona el siguiente contraste:
(97) Me llevaron fuera de la sala por gritona.
(98) Me llevaron afuera de la sala por gritona.
Con fuera se concibe la realización de un desplazamiento que se proyecta en un lugar exterior, y se interpreta que la entidad queda en ese espacio externo después de desplazarse; con este relacionante, sin embargo, no se logra conocer el desarrollo del desplazamiento, ni el lugar exacto donde queda la entidad. Con afuera, se añade al predicado una dirección por la activación del rasgo ORIENTACIÓN, el cual ayuda a reconocer la ruta que toma el desplazamiento y el sitio exacto donde queda la entidad.
Con verbos de manera de desplazamiento, fuera y afuera forman las dos interpretaciones vistas en adentro. En las ocurrencias siguientes, los relacionantes podrían leerse como ‘locación donde’:
(99) Salimos. Varias personas caminan afuera, un borracho entre los autos abraza bruscamente por detrás a una mujer. (CREA: Las plegarias…)
(100) Ante el bloqueo del Ejército, bajamos del vehículo y caminamos fuera de la carretera con algunos amigos… (CREA: Proceso)
En la otra interpretación, fuera de (101)-(103) se lee como ‘locación resultativa’ de un desplazamiento que se proyecta en el exterior, sin mostrar la ruta. En las demás oraciones, afuera muestra el trayecto del desplazamiento y el sitio exterior donde éste termina:
(101) Podrá ver el tornillo que fija la abrazadera al manubrio. Deslice la palanca fuera del manubrio… (CREA: Manual…)
(102) Quien no desea este servicio tiene que caminar fuera de la sala de prensa y buscar un teléfono público… (CREA: Excélsior)
(103) 632 I: (…) me conformaría con eso/ ya/ ya si cada que salga al trabajo fuera pues ya m-/ me movía fuera <~fueras>/ y con el seguro/ social/ ya con eso/ (CSCM: 258)
(104) …ay Dios, voy corriendo afuera llorando… (CREA: Cristóbal Nonato)
(105) …el trabajo estaba terminado y los cuatro carros fueron rodados afuera de la fábrica, unos 50 metros… (CREA: De Los Altos)
(106) …le dije que quería darle el pésame a mis primos. -No, primero acompáñame afuera -me replicó… (CREA: Por vivir…)
Si se revisan oraciones con otros relacionantes de un solo rasgo (delante, detrás, encima, debajo) se observa que estos no comparten la distribución de fuera, sino que tienen restricciones similares a dentro. En los ejemplos, la lectura ‘locación resultativa’ no es la mejor interpretación para sus frases:
(107) ??Fue conducido delante / detrás / encima / debajo del puente.
(108) ??Lleva estas sillas delante / detrás / encima / debajo del pódium.
Si la incompatibilidad con esos contextos es común entre los relacionantes, es necesario determinar el factor que propicia la particular distribución de fuera. Debe empezar por señalarse que estos relacionantes se asocian semánticamente a una figura y a un fondo (el espejo dentro del ropero); dentro es parecido a delante, detrás, encima y debajo, en que todos aluden regiones que pertenecen al espacio del objeto referencial; por ejemplo, en (109), refieren del ropero su zona interior, su zona posterior, etc. Aunque en el mundo físico dichas regiones no sean estrictamente parte del ropero, en la lengua se conceptualizan como zonas conectadas a este.22 Solo fuera de (110) se interpreta como una región que no pertenece al espacio de la entidad. Considérese que este relacionante no funciona para identificar un lugar, y, de hecho, excluye el espacio de la entidad referencial (ropero) como posible lugar de ubicación; por eso, en (110), no se logra conocer la ubicación del espejo, y solo se sabe que éste no se encuentra en el ropero. En contraste, los demás relacionantes sí identifican un lugar, gracias a que representan una región a la que le atribuimos una conexión física con la entidad referencial:
(109) El espejo está dentro del ropero / detrás del ropero / delante del ropero / encima del ropero / debajo del ropero.
(110) El espejo está fuera del ropero.
A nivel semántico, el elemento fuera se conecta referencialmente a la entidad nombrada (el ropero), pues es a partir de ella que lo interpretamos; sin embargo, su dimensión espacial (exterior) se conceptualiza como una región que es diferente del espacio de la entidad referida. Puesto que remite al exterior, fuera de (111) impone la interpretación de que el desplazamiento se proyecta en dicho exterior, traspasando los límites del lugar referido en la frase preposicional. En contraste, los relacionantes de (112) difícilmente permiten interpretar que los desplazamientos salen del espacio que se alude en la frase preposicional; con ellos se entiende que el desplazamiento ocurre en las regiones de la entidad y no con destino a ellas:
(111) llevar la silla fuera del cuarto.
(112) empujar algo delante de la casa / llevar algo detrás del palacio de gobierno / venir encima del escenario / conducir a alguien debajo del puente.
El caso de fuera evidencia que el componente región también impacta la distribución de los relacionantes: el valor ‘exterior’ hace que fuera sea compatible con verbos de desplazamiento, y el valor ‘interior’ hace que dentro no siempre pueda funcionar como complemento seleccionado de algunos verbos de desplazamiento. Por eso, es viable plantear que la distribución de los relacionantes depende tanto de sus rasgos de significado gramatical, como del valor que tenga su región.
El valor exterior que fuera impone en los predicados se observa incluso con verbos estativos. En (113), hay una implicación de que la referencia figura (Lupita) experimentó un cambio de lugar y que ahora se encuentra en el exterior después de dicho cambio. En contraste, afuera de (114), solo representa el lugar exterior donde se encuentra la entidad referida:
(113) Lupita está fuera.
(114) Lupita está afuera.
El efecto que fuera crea en (113) es sin duda el mismo que beneficia su productividad en los contextos de desplazamiento.
4. Conclusiones
En esta investigación se mostró que la interpretación de los relacionantes depende del tipo de verbo, de la función sintáctica de la frase, del tipo de rasgo de significado (LOCACIÓN / ORIENTACIÓN) del relacionante, y de su componente conceptual (‘interior’ / ‘exterior’).
Las frases relacionantes toman lectura de ‘locación’ en función de adjunto: en tal caso, solo el rasgo LOCACIÓN ocupa una posición en la estructura del predicado. El rasgo ORIENTACIÓN de adentro y afuera queda sin activarse en la sintaxis, aunque sigue impactando la configuración del espacio a nivel léxico. Estos contextos permiten responder por qué si adentro y afuera tienen dos rasgos de significado, a veces solo se leen como ‘locación’.
Con verbos que requieren un valor ‘dirección’ (ir, venir) adentro y afuera toman el valor ‘dirección más locación resultativa’ por la presencia de sus rasgos LOCACIÓN / ORIENTACIÓN. Este resultado muestra la aplicabilidad de las observaciones de Herrera (1999) y muestra que el trabajo de este autor podría dar más pistas para otras variantes del español de América. Ante verbos de manera de desplazamiento, el rasgo ORIENTACIÓN llega a tomar la función de trayectoria, con lo que se agrega un valor de dirección sobre el desplazamiento representado. Cuando esto sucede, el rasgo LOCACIÓN se lee como ‘locación resultativa’.
Se propuso que el rasgo ORIENTACIÓN de adentro y afuera tiene una presencia ambivalente en la sintaxis que lo diferencia del rasgo ORIENTACIÓN de las preposiciones: en el caso de los relacionantes, los verbos activan o ignoran ese rasgo, según el valor que requieran en su complemento espacial; en el caso de las preposiciones, ese rasgo siempre parece cumplir una función en la sintaxis.
Dentro aparece como argumento de meter, caer, entrar y aventar. A partir de los datos y las observaciones de Romeu (2014), se confirma que, si un verbo de desplazamiento acepta argumentos de valor locativo aceptará siempre la forma dentro en posición argumental: estos son los únicos contextos encontrados donde ese relacionante forma la lectura de ‘locación resultativa’. Puesto que solo contiene un rasgo ORIENTACIÓN, y puesto que representa una región (interior) que se interpreta como perteneciente a la referencia fondo, dentro difícilmente cumple la función de argumento de ir, venir, etc., a diferencia de lo que se plantea para otros dialectos del español. Con verbos de manera de desplazamiento dentro solo toma interpretación ‘locativa’, como señala Romeu (2014) en sus datos.
Fuera representa un complemento ‘locación resultativa’ ante verbos de desplazamiento: expresa el lugar exterior donde se proyectan los desplazamientos, sin mostrar su ruta. El análisis de esta pieza permitió ver el papel que juega en la distribución de los relacionantes el componente conceptual (región exterior o exterior); además se evidenció que fuera y dentro no tienen un comportamiento idéntico a pesar de que ambos se forman de un rasgo LOCACIÓN.
Es probable que los resultados obtenidos con los datos del español mexicano no describan lo que ocurre en otras variedades del español. Por lo que es necesario realizar descripciones que den cuenta de las particularidades de cada región, a fin de tener una comprensión mucho más real del fenómeno en todo el español. Solo el conocimiento de los casos particulares permitiría encontrar patrones compartidos entre los sistemas espaciales de los diferentes dialectos.