La falta de acceso a la vivienda y sus servicios básicos es un grave problema global: más de 1,800,000,000 de personas carecen de una vivienda adecuada;1 2,100,000,000 carecen de agua potable en la vivienda, y más del doble de saneamiento seguro;2 unos 3,000,000,000 usan biocombustibles sólidos para cocinar; 1,100,000,000 no tiene acceso a energía eléctrica;3 y unos 690,000,000 padecen hambre.4 Asimismo, más de 90% de los desechos generados a nivel mundial se vierten o queman a cielo abierto en los países de bajos ingresos,5 siendo las personas en situación de pobreza las más vulnerables y afectadas, especialmente en zonas rurales.
Esto es un serio problema en México, donde 62.4% de viviendas rurales están en condición de rezago habitacional6 y 80.6% de las viviendas del país necesita mejoras.7 Es un desafío cómo mejorar cualitativamente el gran número de unidades en condiciones de precariedad, es decir, problemas de acceso a servicios básicos como luz, agua y saneamiento, y dificultades ocasionadas por los materiales con los que han sido construidas8 (Figuras 1 y 2). Además, considerando que el INEGI no contempla las viviendas informales en sus censos,9 se estima que estos porcentajes son mucho mayores. Y a esto se suma la autoconstrucción que, aunque el INEGI10 la contabilizó en 24%, se calcula mayor a 60-65% en el país,11 lo que puede suponer un riesgo ya que, en la mayoría de los casos, no se cuenta con supervisión o asesoramiento técnico.
A pesar de que existen numerosos conceptos generales para definir la vivienda, los criterios mínimos ―o básicos― que debe contener o su sostenibilidad, no existe un consenso sobre lo que podríamos considerar una “vivienda básica sostenible”, o lo que definiremos para los fines de este artículo como “Vivienda Ecotecnológica Básica”, ocasionando obstáculos epistemológicos y emergiendo así distintos aparatos conceptuales desde los cuales se articulan las propuestas. Esto es particularmente notorio en el caso del sector rural.
La vivienda es un derecho básico12 y, si es adecuada, garantiza la mejora continua de las condiciones de vida de todas las personas que las habitan, así como el disfrute de otros derechos económicos, sociales y culturales.13 Sin embargo, la definición de vivienda adecuada y las características que engloba, al igual que pasa con muchos otros conceptos (como vivienda precaria, saludable, accesible o básica), puede variar según el enfoque epistemológico de quien la define.
Por ejemplo, conceptos como el de vivienda sostenible, aunque es ampliamente usado, no dejan de ser ambiguos al contar con distintas definiciones. En algunas ocasiones, para referirse a ella, se usan otros como vivienda sustentable, ecológica o verde, que ponen el acento en diferentes aspectos de la sostenibilidad y, muchos de ellos, no incluyen las cuestiones presentes en las viviendas respecto a los servicios básicos o el cobijo.
El objetivo del presente artículo es realizar una revisión y sistematización de la literatura relacionada con el tema de la vivienda básica y su sostenibilidad para zonas rurales, identificando conceptos y definiciones y llevando a cabo un análisis comparado de tres ejes temáticos: 1) conceptos generales relacionados con la vivienda, 2) criterios mínimos que debería tener en cuanto a habitabilidad básica, y 3) conceptos relacionados con su sostenibilidad.
Cabe destacar que el presente artículo es una primera introducción al estudio de los tres ejes temáticos propuestos de manera conjunta,14 por lo que hay todavía un amplio camino para seguir profundizando y delimitando sus alcances.
Metodología de la revisión conceptual
Se realizó una scoping review, o revisión de alcance, para proporcionar una descripción general de las evidencias de investigación disponibles, enfocadas en un rango de contenido identificado.15
Se examinó la literatura sobre tres ejes temáticos relacionados con la vivienda mediante una búsqueda con las siguientes palabras clave en las bases de datos Scopus y Scholar, según el eje temático: 1) conceptos generales de vivienda: vivienda, habitabilidad, hogar, alojamiento, cobijo; 2) criterios mínimos para contemplar: vivienda digna, vivienda precaria, vivienda mínima, vivienda saludable, vivienda adecuada; y 3) conceptos relacionados con la sostenibilidad: vivienda sostenible, vivienda sustentable, vivienda ecológica, vivienda verde, vivienda vernácula, ecotecnología, tecnología apropiada, tecnología adecuada. Los criterios de selección incluyeron: fecha de publicación posterior a 2010 (con fecha de corte a junio de 2021), idioma español16 y, en el caso de Scholar, con límite geográfico de Latinoamérica. Se priorizaron los documentos con mayor cantidad de citas y que tuvieran correspondencia con las palabras clave y la temática de estudio. Se hizo una revisión inicial de esos documentos, de los que se seleccionaron finalmente 32, procedentes de las bases de datos, tras la lectura del resumen. A estos documentos iniciales se agregaron 56 publicaciones identificadas en listas de referencias, búsquedas manuales y el conocimiento de los autores sobre literatura gris,17 obteniendo finalmente un total de 88 documentos que se revisaron de forma exhaustiva (Figura 3).
Se llevó a cabo una revisión narrativa, de forma exploratoria e inductiva, buscando acceder a la información existente sobre el tema desde una perspectiva concreta.
Se llevó a cabo el análisis sistemático y estructurado, descriptivo y con evidencia cuantitativa y cualitativa, de los 88 documentos identificados, para 1) determinar y ejecutar una estrategia de codificación o protocolo analítico y 2) analizar o sintetizar la evidencia recopilada.18 Para ello los autores extrajeron en una planilla previamente diseñada los conceptos encontrados en cada documento y sus definiciones.
Finalmente, se identificaron las características contempladas en la definición de cada concepto. Estas se analizaron, agruparon y compararon entre los tres ejes temáticos de estudio, reflexionando posteriormente sobre ellos. Las bases de datos sobre la metodología, documentos recopilados, revisión de literatura y demás material complementario están disponibles en Dataverse.19
Análisis de los tres ejes temáticos
Se extrajeron un total de 245 conceptos de los 88 documentos seleccionados. Se analizaron, entre ellos, revisiones bibliográficas y conceptuales como la de Sánchez y Jiménez,20 Chan21 o Lárraga, Aguilar, Reyes y Fortanelli.22 A continuación, se muestran los resultados para cada eje de estudio, haciendo énfasis en las definiciones que aportan más a la discusión, debido al gran número de conceptos sistematizados y a las características identificadas en cada eje (Figura 4).
Conceptos generales relacionados con la vivienda
La vivienda ha sido ampliamente definida. En español existen definiciones sintéticas, como la de la RAE:23 “el lugar cerrado y cubierto construido para ser habitado por personas”, que indica las características indispensables para que pueda denominarse a un espacio como vivienda. Partiendo de ésta, las definiciones empiezan a complejizarse al incorporar enfoques que indican qué debe contener una vivienda. Se analizaron un total de 56 definiciones de conceptos relacionados con las generalidades de la vivienda, como vivienda, vivienda rural, hogar, hábitat, habitabilidad o cobijo.
Las definiciones encontradas abarcan un rango de 37 características. La mayoría están centradas en la infraestructura, la construcción o el espacio de la vivienda; las cuestiones geográficas del lugar o su entorno; la satisfacción de las necesidades y el bienestar de quienes las habitan; y las relativas a lo social.
Existen definiciones muy completas, como la de vivienda desde una perspectiva general, de Arroyo,24 que engloba 14 de las características identificadas. En ella, se parte desde una visión de la complejidad de la vivienda, considerando al individuo como actor principal y ser social, desvelando el carácter humano de la vivienda. Enfatiza las necesidades a considerar: fisiológicas, de salud, seguridad y sociales; el entendimiento de la vivienda desde un proceso y no un objeto; la relación con el lugar, el arraigo y la pertenencia.
Las definiciones de vivienda rural puntualizan cuestiones como la ubicación, el entorno, lo social, lo ambiental y lo económico. Sánchez y Jiménez25 la visualizan y estudian con un enfoque multi e interdisciplinario para comprender las labores agrícolas en determinados ecosistemas, las relaciones internas y externas de las familias que viven en ellas y sus relaciones con otras familias, que en conjunto construyen las redes del tejido social de las comunidades rurales (Figura 5).
La Habitabilidad Básica y los mínimos para considerar en la vivienda rural
Espinoza y Gómez26 definen la habitabilidad como una categoría esencial del espacio habitable que amalgama tanto lo físico como lo psicológico y social, y que no pierde de vista su interacción con los procesos medioambientales. Otras definiciones de habitabilidad, además de las características ya mencionadas, incluyen la satisfacción de las necesidades, el bienestar y la integración de atributos.27
La Habitabilidad Básica (en adelante HaB) es una teoría que forma parte de la Producción Social del Hábitat (PSH).28 Ésta universaliza unas condiciones vitales mínimas de habitabilidad saludable, como solución de carácter progresivo, sabiendo que no se trata de las condiciones ideales de habitabilidad, sino de una respuesta posible.29 Es la que colma las necesidades esenciales de cobijo y requiere que se cubran urgencias residenciales, como los espacios públicos, las infraestructuras y los servicios elementales, constituyendo un asentamiento propio para la reproducción vital en respuesta a la habitabilidad precaria30. La HaB recoge criterios de intervención en materia de hábitat y, además, prioriza y cuantifica, buscando una mejora progresiva. También comprende abastecimiento de agua potable, saneamiento, eliminación de desechos, asistencia social básica, servicios de transporte y comunicaciones, caminos de bajo coste, suministro de energía, servicios de salud, etc., mediante construcciones e infraestructuras económicas que deben ser capaces de ser mejoradas paulatinamente.31
Hay definiciones de la vivienda que, relacionadas con la Habitabilidad Básica,32 plantean los mínimos para alcanzar en ella y qué debe contener. Se analizaron 61 conceptos, como vivienda adecuada, digna, mínima, precaria, resiliente o saludable. En esta categoría se extrajeron un total de 46 características.
Las principales características encontradas en las definiciones de este eje coinciden con las relacionadas con la infraestructura, enfatizando la protección y la seguridad; o la satisfacción de las necesidades y el bienestar de quienes las habitan, usándose ahora términos como “mejora de las condiciones de vida” y mencionando las comodidades. También se hace énfasis en el espacio de la vivienda y el emplazamiento o entorno, usándose ahora acompañados del calificativo “adecuado”; y se mencionan cuestiones como la seguridad jurídica de la tenencia. Por último, se incorporan características como los servicios, abastecimiento y saneamiento, así como las condiciones para favorecer la salud de los habitantes.
La vivienda digna y decorosa que promueve la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos no está definida en su artículo 4, pero sí en la Ley de Vivienda,33 que la entiende en su artículo 2 como aquella que:
[…] cumpla con las disposiciones jurídicas aplicables en materia de asentamientos humanos y construcción, habitabilidad, salubridad, cuente con los servicios básicos y brinde a sus ocupantes seguridad jurídica en cuanto a su propiedad o legítima posesión y contemple criterios para la prevención de desastres y la protección física de sus ocupantes ante los elementos naturales potencialmente agresivos.
Sin entrar a discutir si se cumple a cabalidad, al igual que muchas de las otras definiciones encontradas, ésta no especifica de forma aplicable y aterrizada qué debe tener en cuenta para alcanzar cada una de esas características.
ONU-Hábitat34 amplía esta definición con el término vivienda adecuada, como aquella que debe proveer más que cuatro paredes y un techo y que debe cumplir 7 condiciones particulares para considerarse como tal: seguridad en la tenencia, disponibilidad de servicios, materiales, instalaciones e infraestructura, asequibilidad, habitabilidad, accesibilidad, ubicación y adecuación cultural.
La Organización Panamericana de la Salud35 considera con vivienda saludable la mejora de las condiciones de la vivienda para aumentar las condiciones de salud de quienes la habitan, pues existe una estrecha relación con la salud física, mental y social de sus ocupantes. Esta definición es la más completa de las analizadas en este eje temático, al contener 22 de las 46 características identificadas. En ella, se incluyen las características mencionadas en el párrafo anterior, considerando la vivienda como un espacio que incluye varios de los conceptos generales analizados: la casa (refugio físico), el hogar (grupo de personas que conviven bajo el mismo techo), el entorno (ambiente exterior que rodea a la casa) y la comunidad (las personas que conforman el vecindario).
Otros conceptos se enfocan en evidenciar las carencias. Coneval36 habla de viviendas con carencias por calidad y espacios si se cumple, al menos, una de las siguientes condiciones: 1) los pisos o suelos de la vivienda son de tierra; 2) el techo de la vivienda es de lámina de cartón o desechos (Figura 6); 3) los muros de la vivienda son de embarro, bajareque, carrizo, bambú, palma, lámina de cartón, metálica, asbesto o material de desecho (Figura 7); o 4) la razón de personas por cuarto o recámara (hacinamiento) es mayor de 2.5. Cabe notar que en este caso se están considerando posibles soluciones bioconstructivas como una condición negativa, cuando los materiales naturales usados de manera correcta tienen el potencial de mejorar la precariedad, más en las zonas rurales.
La sostenibilidad en la vivienda
En la categoría de sostenibilidad en la vivienda ―incluyendo el concepto de ecotecnologías― se analizaron 127 conceptos. Entre los conceptos más comunes identificados se encuentran arquitectura sustentable, vivienda ecológica, vivienda sostenible, vivienda sustentable, vivienda verde, vivienda vernácula, ecotecnología, tecnología alternativa, tecnología apropiada, tecnología limpia o tecnología social.
Lo más común, en cuanto a la vivienda sostenible, es centrarse en lo ambiental, en especial en el ahorro de energía, emisiones, agua, ciclo de vida de los materiales y recursos naturales.37 En este aspecto energético se sientan las bases para la mayoría de las certificaciones en edificios,38 siendo el enfoque de vivienda sostenible que potencian los programas gubernamentales mexicanos39 y latinoamericanos,40 alejados de la realidad del contexto rural.
Entre las definiciones de los conceptos analizados existen algunas muy completas, como la de vivienda sostenible de un-Habitat,41 que contiene 23 de las 36 características extraídas. Ésta plantea la vivienda desde un enfoque holístico, donde reconoce sus múltiples funciones, como sistema físico y social. Busca así mejorar y armonizar sus dimensiones ambientales, sociales, culturales y económicas desde la sostenibilidad.
Hay autores y autoras que se basan en la sostenibilidad económica42 o la dimensión institucional bajo criterios de gobernanza y autonomía.43 Otros enfoques se basan en los materiales y técnicas constructivas locales de la vivienda vernácula.44 También en el diseño tradicional, tanto para la vivienda rural sostenible,45 como para la vivienda vernácula.46 Únicamente 3 definiciones47 enfatizan el aspecto social a través de la perspectiva de género.
Lárraga, Aguilar, Reyes y Fortanelli48 hacen una revisión sobre la sostenibilidad en la vivienda tradicional, concluyendo que, en la mayoría de los términos,
[…] se menciona la continuidad y la importancia de revalorizar los componentes de la vivienda tradicional, sin mencionar cómo puede medirse el grado de continuidad de los procesos sociales, económicos, ambientales, culturales e institucionales de dicha vivienda.
En cuanto a las tecnologías, se abordan desde la ecotecnología, la tecnología alternativa o las apropiadas, entre otros conceptos. Estos se diferencian principalmente desde sus orígenes:49 mientras que conceptos como ecología industrial, modernización ecológica y tecnologías limpias provienen de planteamientos generados desde y para las sociedades industriales, los conceptos de tecnologías alternativas, tecnologías apropiadas, innovaciones de base social y tecnologías sociales son planteamientos alternativos orientados a la autosuficiencia local y la justicia social.
Cabe destacar que la sostenibilidad de las viviendas se relaciona directamente con las ecotecnologías, ya que éstas cuentan con el potencial de contribuir a la provisión de la propia vivienda, saneamiento, electricidad, agua potable, alimentos y otros satisfactores. También brindan una extensa gama de beneficios ambientales, locales y globales, beneficios a la salud y económicos. Para ello, es necesario adecuar las tecnologías a las condiciones y prácticas cotidianas de las personas usuarias.50
A través de la ecotecnología se busca promover alternativas que contribuyan a la sostenibilidad51 y ésta ha sido un instrumento para afrontar los retos multidimensionales de las viviendas que no son capaces de satisfacer una línea básica de bienestar.52 Así, se extrae la idea inicial de que la ecotecnología es un medio para conseguir que una vivienda transite hacia unos criterios mínimos y hacia la HaB.
Las principales características identificadas para este tipo de tecnología incluyen procesos participativos para su generación y difusión, buscar una armonía con el medio ambiente, así como con los contextos culturales y ambientales locales.53
En este artículo se enfatiza que, aunque se pretenda que las aplicaciones ecotecnológicas sean sencillas y entendibles para las personas usuarias, esto no significa que representen dispositivos de “baja tecnología” o aplicaciones que no requieren de investigación científica.54 Se puntúa la necesidad de fomentar la innovación ecotecnológica y la generación conjunta de nuevos dispositivos, métodos y procesos.55 En este marco, las personas usuarias son actores importantes en el proceso de desarrollo, en el cual aportan sus conocimientos y se atienden sus necesidades y prioridades.56
Discusión: alcances y límites de la literatura consultada
Tras la revisión de los conceptos, se observan similitudes en cuanto a las características identificadas en los tres ejes temáticos. Asimismo, a pesar de haber realizado una revisión amplia, se pueden identificar una serie de temas o características sociales y técnicas específicas del contexto (que mencionamos aquí como “casos de estudio”), que no han sido suficientemente analizadas en la literatura.
Similitudes
En primer lugar, en cuanto a las similitudes, aparecen la relación con el entorno, la mejora de las condiciones de vida, la satisfacción de las necesidades básicas, el espacio físico y la infraestructura. También aparecen los aspectos sociales, ambientales, económicos, culturales e institucionales, así como la visión holística e integral de la vivienda57. En particular, se enfatiza que contemplar e integrar en la vivienda las visiones de los actores involucrados, su impacto en la sostenibilidad y estrategias de Investigación-Acción Participativa, como talleres de reflexión, generación de herramientas que incluyan la visión de los actores o la creación de comunidades de aprendizaje, permitirán articular las distintas formas de conocimiento de los actores, considerando las interrelaciones entre ellos y la diversidad de perspectivas desde sus propias lógicas y jerarquías.
La vivienda puede entenderse como un sistema complejo, que a la vez resuelve y genera funciones y necesidades y está inmersa en una infraestructura de la cual se sirve y a la que sirve.58 Desde esta visión, la vivienda es la célula más pequeña de las estructuras habitables y resulta de una combinación de dos elementos: los espacios construidos y los espacios abiertos, que funcionan de manera interdependiente y están interrelacionados,59 con situaciones interactuantes y coactuantes.60 Esto implica que cualquier acto de producción, eliminación o conservación de una parte o componente del hábitat modifica el equilibrio, el funcionamiento y la calidad de todo el conjunto, afectando a otros componentes, existentes o futuros, evidenciando su complejidad.61 Entender la vivienda como sistema conllevará que las posibles soluciones que se implementen para reducir las necesidades de las viviendas impacten de una forma global en este entramado.
Características sociales que deben incluirse o reforzarse
En cuanto a las características identificadas en la literatura, relacionadas con cuestiones sociales, se debe enfatizar la importancia del enfoque de género ligado al acceso y uso de servicios básicos62 e incluirlo en el caso de las viviendas rurales y precarias. En estas condiciones, las mujeres sufren inseguridad, por ejemplo, al ir a recolectar leña o ir al baño durante la noche; falta de higiene durante la menstruación; o corren mayor riesgo de enfermedades pulmonares, al pasar más tiempo en la cocina, usando leña en dispositivos ineficientes y con falta de ventilación.63 Esto es algo que, preocupantemente, sólo se ha contemplado en 3 de las 245 definiciones analizadas.
Otras características que no están presentes y se considera importante incluir en las bases conceptuales de la vivienda en el contexto rural son la intergeneracionalidad, la pluriculturalidad y la interseccionalidad.64 Es decir, la convivencia, diálogo y entendimiento de distintas generaciones, culturas y factores sociales como el género, la etnia y la clase social. Esto es necesario para abordar las problemáticas sociales e incluir las visiones, prácticas y saberes de quienes están directa e indirectamente relacionados con la vivienda y su contexto, fomentando así procesos transdisciplinarios65 cercanos a la realidad.
En la literatura se identifican características como arraigo, pertenencia u hogar como aspectos clave en relación con la vivienda. Son cuestiones que albergan connotaciones subjetivas, pero deberían tenerse en cuenta, en la medida de lo posible, para un mejor desarrollo de las viviendas, a través de procesos horizontales de coconstrucción y diseño de soluciones junto con las familias usuarias.
Características técnicas para reforzar
Se considera importante evidenciar características encontradas en la literatura, como la equidad y no discriminación, para poder transitar hacia una vivienda donde haya unos mínimos para alcanzar, ya que una vivienda inadecuada lleva a situaciones de desigualdad, inequidad y marginación por las condiciones de pobreza implícita.66
Es necesario hacer explícita la asequibilidad de la vivienda, con costo adecuado o flexible en cuanto a las condiciones o posibilidades de las personas usuarias. El pago de la vivienda y el acceso a los servicios básicos tiene un impacto económico en las familias usuarias que no siempre puede costearse. Esto va de la mano de problemas socioeconómicos debido a los bajos recursos, lo que genera condiciones de pobreza o pobreza extrema (en México, 50.6% y 8% respectivamente).67 También ocasiona el acceso intermitente a los servicios por cuestiones económicas, ya sea por la imposibilidad de pagar facturas o comprar combustibles, entre otros.
Igualmente, es necesario que los servicios básicos sean accesibles o proporcionados de manera constante en el tiempo, evitando la incertidumbre ocasionada por el acceso intermitente a ellos.68 Hay viviendas que se consideran que tienen el acceso (y por tanto no se contabilizan en todas las estadísticas), pero éste no es de calidad y se produce de forma intermitente, ya sea por una mala distribución, escasez del servicio o falta de recursos económicos. En el caso de viviendas rurales o alejadas de los sistemas de red, las ecotecnias adquieren un papel prioritario, pudiendo ser la única posibilidad para contar con ciertos servicios.
En cuanto a cuestiones energéticas, se deben hacer explícitos los tipos de energía y diferenciar entre acceso, abastecimiento o las tareas relacionadas. La energía se vislumbra como una de las líneas de estudio más complejas en la vivienda, ya que se encuentran imbricados tipos y fuentes de energía, actividades, tareas y espacios.
Para estructurar el abordaje a la vivienda rural y sus servicios básicos se propone entrelazar 6 líneas estratégicas de estudio. Éstas parten de una adaptación de las líneas propuestas por Coneval69 y Ortiz, et al.,70 y se acotan y definen en: 1) abastecimiento de agua, 2) saneamiento, 3) energía, 4) residuos, 5) alimentación y 6) cobijo. Consideran también en el conjunto la entrada y salida de flujos, así como los pilares de la sostenibilidad (ambiental, social, económica, cultural y político-institucional). Esto se enmarca considerando la ecotecnología, la Habitabilidad Básica y la transdisciplina como las bases fundamentales para la aplicación de las características relacionadas con la vivienda.
Otras características presentes en la literatura en las que se debe hacer énfasis son diseño, diseño bioclimático y las ecotecnias para lograr un confort interior, ahorro energético y económico, así como otros impactos positivos sobre la vivienda. Como indican Ortiz et al.,71 el desarrollo y la difusión de ecotecnologías adecuadas a las condiciones y necesidades de las personas usuarias es clave para ampliar el acceso a bienes y servicios básicos en las áreas rurales. Además, integrar las ecotecnias en estrategias más generales de desarrollo local social, cultural y ambientalmente sostenibles es un paso necesario para generar procesos de cambio a escala de una región o país, con impactos duraderos y notables en el ambiente y la calidad de vida de los habitantes rurales.72
En cuanto a otras características técnicas identificadas en la revisión bibliográfica, se deben contemplar aspectos como el mantenimiento, uso y operación de la vivienda y/o su tecnología, incluida su apariencia externa. Como demostró un estudio de GIZ,73 las mejoras estéticas de las cocinas y los dispositivos potencian el uso y la adopción de las estufas mejoradas (Figura 8). También buscarse la autosuficiencia ante la precariedad presentada en muchos contextos para la satisfacción de las necesidades y los servicios básicos, así como contemplar el ciclo de vida de los materiales como una de las opciones para evaluar la sostenibilidad de éstos y generar el mejor impacto posible.74
Características específicas para cada caso de estudio
Respecto a las características que se deberían considerar, pero en función de cada caso de estudio, se identifican, en primer lugar, los aspectos político-institucionales. Se considera que en el contexto de estudio el gobierno y las instituciones no están proveyendo de los servicios básicos necesarios o supliendo las necesidades habitacionales a quines los necesitan. En este caso debería buscar cubrirlos, potenciando el abordaje desde las viviendas de manera incluyente y participativa, donde el Estado se vislumbra como un agente clave y con responsabilidades para su réplica. También, se debería buscar impactar a nivel de política pública a través de la autogestión o del trabajo transdisciplinario, por ejemplo, con asociaciones civiles.
En cuanto al cumplimiento de normativas u ordenamientos, se deben contemplar y valorar en cada caso de estudio. Esto debido a que el contexto de precariedad conlleva, en ocasiones, el incumplimiento de ciertos estándares o normativas mientras se está transitando hacia unos mínimos. Se debe potenciar, como último fin, que las viviendas logren a través de la HaB adecuarse a estos cumplimientos.
Algo similar ocurre en cuanto a la seguridad jurídica de la tenencia, que puede impactar de manera diferencial la operación de la vivienda; por ejemplo, en cuanto a las limitaciones de implementar ecotecnias en un terreno donde no se tiene una tenencia segura, la necesidad de adaptar prácticas a los requerimientos de la tierra ejidal o comunal, o la posible resistencia a la coproducción de soluciones comunitarias en el caso de la propiedad privada. Esto conlleva a pensar en distintas escalas de operación de las viviendas y tener presente la informalidad como característica relevante del tema.
Finalmente, debe tenerse presente que este tema de estudio está acotado a la vivienda, sus servicios básicos (enmarcados en 6 líneas estratégicas de estudio), las ecotecnias y la Habitabilidad Básica en un contexto relacionado con la precariedad habitacional y las zonas rurales y periurbanas. Esto plasma las bases para que puedan englobarse los temas identificados como prioritarios, pero también presenta sesgos que conllevarán carencias conceptuales asociadas si quieren plantearse estas consideraciones en otros contextos.
Construyendo la definición de una Vivienda Ecotecnológica Básica para zonas rurales
Tras la reflexión sobre la importancia de las distintas características para asentar unas bases conceptuales sobre el tema de estudio, se propone la creación de una definición integradora: Vivienda Ecotecnológica Básica (VEB). Este concepto está conformado desde los 3 ejes temáticos de estudio planteados en el presente artículo: Vivienda, desde los conceptos generales; Ecotecnológica, desde los conceptos relacionados con la sostenibilidad; y Básica, desde los conceptos relacionados con los mínimos que deben considerarse en la vivienda rural, específicamente, desde la Habitabilidad Básica.
En la definición de Vivienda Ecotecnológica Básica para zonas rurales se pretende englobar el enfoque sistémico, que es inherente a ella y todas las cuestiones que se consideran importantes en un solo concepto. Se considera como una herramienta común con ciertos alcances, limitaciones y sesgos que permita avanzar hacia diversas modalidades de vivienda rural sostenible. No se pretende imponer una definición, sino proponer referencias útiles que posibiliten el diagnóstico de cada uno de los criterios que la componen y la implementación y monitoreo de acciones que, en medio de la diversidad, puedan ser evaluadas. Tampoco se identifica la VEB como una solución estática, sino como una práctica deseable que pueda llevarse a cabo de forma participativa, transdisciplinaria y adaptada a cada contexto.
De forma resumida, una VEB es la infraestructura y el espacio físico sostenible que permite conseguir una vivienda saludable a través de innovaciones ecotecnológicas, con unos criterios mínimos para lograr la habitabilidad básica en cuanto a 6 líneas estratégicas de estudio: 1) abastecimiento de agua, 2) saneamiento, 3) energía, 4) residuos, 5) alimentación y 6) cobijo. Éstas permiten la visión integral de la vivienda, su alineación dentro de las dimensiones de la sostenibilidad (ambiental, social, económica, cultural y política) (Figura 9).
De forma extendida, para entender lo que conlleva cada uno de los conceptos de la frase anterior, una VEB es la infraestructura y el espacio físico, tanto domiciliario como peridomiciliario que, con un enfoque integral de la sostenibilidad, propicia la reproducción vital y el morar saludable. Contempla criterios mínimos indispensables para que la habitabilidad no resulte precaria, se fomente el progreso, se resuelvan las necesidades humanas básicas y se desplieguen las capacidades, fomentando la resiliencia y la autosuficiencia de las zonas rurales.
La sostenibilidad se vislumbra como un proceso que busca reducir impactos negativos y brindar beneficios e impactos positivos en todas las dimensiones contempladas que se detallan a continuación, sin comprometer las necesidades de futuras generaciones. Debe considerarse para ello las características del entorno y el contexto específico donde se inserta, y buscar una relación armónica con el medio ambiente. Considerar aspectos sociales, enfatizando los beneficios a la salud y psicológicos, la igualdad de género, la interseccionalidad, intergeneracionalidad y pluriculturalidad, la equidad y la no discriminación, y considerando tanto a los individuos como a la comunidad. También debe considerar aspectos económicos, buscando la asequibilidad de la VEB para posibilitar su implementación, adaptándose a las posibilidades financieras de cada contexto, buscando el ahorro económico asociado a la implementación de éste y considerando la posibilidad de introducir nuevas funcionalidades productivas a la vivienda rural. Considerar aspectos culturales, adaptándose, en la medida de lo posible, a los hábitos, costumbres y tendencias culturales del contexto de implementación; y educativos, para posibilitar el conocimiento y la adopción de dichas técnicas. Finalmente, considerar aspectos políticos e institucionales, buscando las sinergias necesarias para la provisión de los servicios básicos, a través de la transdisciplina.
Una VEB debe proporcionar espacio adecuado y servicios básicos, tanto para proyectos ex novo, como para proyectos de mejora o rehabilitación, considerando los siguientes criterios. En cuanto a servicios básicos, éstos deben ser constantes en el tiempo y deben proporcionar, al menos, lo relativo a las 6 líneas estratégicas de estudio de la vivienda: 1) abastecimiento o suministro de agua potable y de consumo en calidad y cantidad apropiadas; 2) saneamiento, resolviendo la disposición adecuada de aguas grises y negras con efectividad en su disposición; 3) energía, tanto para cocinar, calentar, enfriar o electrificar, indicando los tipos, fuentes, actividades, tareas y espacios que se identifiquen como prioritarias, y contemplando el uso de combustibles limpios, la quema de forma eficiente y evitando la contaminación intradomiciliaria; 4) correcta recolección y tratamiento de los residuos (orgánicos, inorgánicos, etc.); y 5) producción y selección apropiada de nutrientes en la dieta, a nivel vivienda, con espacios para facilitar la conservación, manipulación y almacenamiento de los alimentos, protegiéndolos de la descomposición y contaminación.
En cuanto al 6) cobijo, el espacio de una VEB debe proporcionar protección y seguridad, tanto estructural como ante desastres, y considerar la seguridad jurídica de la tenencia. Debe ser accesible, funcional, estar equipada, amueblada y tener las dimensiones adecuadas para el correcto desarrollo de las actividades que vaya a albergar. De la misma manera, debe proporcionar un confort en los espacios interiores, contemplando para ello: microclima, ventilación, ruido, vibraciones, radiaciones, calidad del aire interior, bioaerosoles y patógenos. Los espacios deben ser lo suficientemente amplios para evitar el hacinamiento; debe ser un lugar ordenado y posibilitar la higiene (personal, familiar y doméstica), la limpieza y el control de vectores. Asimismo, en la medida de lo posible, debe contemplar la mejora de la apariencia externa, el sentimiento de arraigo y hogar; y los espacios públicos a nivel peridomiciliar.
La VEB debería posibilitar la creación tanto de espacios adecuados como de servicios básicos, a través de un proceso participativo y transdisciplinario que busque soluciones flexibles y adaptables. Esto mediante dispositivos, métodos, procesos o estrategias elegidas de forma consensuada, a través de innovaciones ecotecnológicas y con un monitoreo a lo largo del tiempo para asegurar su correcto uso. El objetivo es la reducción de los impactos negativos y, allí donde sea posible, la búsqueda de impactos positivos considerando el uso eficiente de recursos y materiales y la reutilización de éstos, teniendo en cuenta todo el ciclo de vida de materiales, componentes y sistemas. El diseño debe basarse en la integración de estrategias bioclimáticas y la construcción debe contemplar llevarse a cabo a través del uso materiales adecuados, que posibiliten la calidad constructiva y, dado el caso, que se contemple la demolición y reutilización de residuos. Se debe contemplar la gestión, el mantenimiento y el uso de la vivienda. Finalmente, que también se basen en estrategias para reducir consumos e impulsen hábitos sostenibles, tanto la vivienda rural como las innovaciones ecotecnológicas implementadas.
Consideraciones finales
Existen numerosas definiciones que incluyen características relativas a la concepción general de la vivienda, los criterios mínimos para contemplar en ella o los relacionados con su sostenibilidad. La revisión de literatura llevada a cabo permitió identificar la existencia de un marco conceptual amplio y diverso que da lugar a interpretaciones ambiguas sobre qué debe contener y contemplar una vivienda rural. También posibilitó que se discutieran algunas de las características que se identifican como prioritarias para el contexto de estudio.
Tras el análisis del marco conceptual, se define la Vivienda Ecotecnológica Básica (VEB) que permite sentar una bases, referencias y guías útiles para identificar qué debe considerarse en una vivienda rural, así como posibilitar su diagnóstico, implementación y monitoreo de acciones que puedan ser evaluadas y reduzcan los problemas derivados de la precariedad habitacional.
Esto permitirá habilitar una herramienta que: 1) fomente el diagnóstico y evaluación de todo el sistema de la vivienda y sus características; 2) permita la búsqueda y el diseño de soluciones aterrizadas, con impacto extendido en la vivienda; y 3) lo haga a través de procesos participativos y transdisciplinarios que fomenten la coproducción de conocimiento localizado y la cogeneración de soluciones, para y con las familias usuarias. Esto es esencial para el refinamiento, evolución y validación de la VEB, dentro del reto global que supone el acceso a vivienda y servicios básicos en zonas rurales.
Como próximos pasos, se continúa avanzando en hacer operativo el marco conceptual de la VEB. Para ello se está desarrollando un marco metodológico que permita el diagnóstico, evaluación, diseño e implementación de soluciones ecotecnológicas en viviendas rurales con necesidades habitacionales, incluyendo indicadores de medición que permitan hacer operativo cada uno de estos puntos. De manera prioritaria incluirá a las y los habitantes de las comunidades rurales con quienes que se trabaja para definir herramientas de incidencia que fomenten la integración de saberes y conocimientos y la toma de decisiones consensuada.
Todo ello ayudará a avanzar hacia la reducción de las carencias en las viviendas, mejorar el acceso a los servicios básicos en ellas y validar el trabajo a través de distintos actores. A futuro, se busca impactar en el país a nivel de política pública desde este enfoque transdisciplinario.