Introducción
Debido al descenso de la fecundidad y al incremento de la esperanza de vida, México atraviesa un acelerado proceso de envejecimiento poblacional. Esta situación plantea importantes desafíos en el ámbito social, laboral económico y familiar.1 Uno de los aspectos relevantes para el bienestar de la población adulta mayor es la seguridad económica, la cual se puede obtener de distintas fuentes como los ingresos por empleo, los ahorros, las pensiones de la seguridad social, o los apoyos familiares o gubernamentales,2 con importantes implicaciones en las condiciones de vida y salud.
En este contexto, la participación laboral de las personas mayores es un tema de interés, tanto en países desarrollados como en desarrollo, fenómeno considerado en aumento incluso en población que supera la edad de jubilación.3 Los factores relacionados con la inserción o permanencia en el mercado laboral son diversos: falta de ingreso, falta o insuficiencia de una pensión o jubilación digna, consolidación profesional en los de mayor escolaridad, estado entre salud o discapacidad, así como intermitencia y flexibilidad del empleo de las mujeres o su condición de viudez que las obliga a mantenerse en el mercado laboral por más tiempo.3-6
Respecto a la salud y el trabajo en personas mayores, no es claro el sentido de la relación, ya que se ha mostrado, por un lado, que la salud y la discapacidad condicionan la participación y extensión de la vida laboral a edades avanzadas7 y, por otro, se ha observado que las condiciones laborales y el tipo de ocupación en edades adultas tienen un papel importante en los desenlaces en salud, discapacidad y mortalidad.8,9 El estudio del trabajo y salud de las personas adultas mayores en México es limitado,10 aun cuando resulta de suma importancia si se considera que los escenarios de salud y de vida en los que se envejece no son las mejores, aunado al acceso desigual para obtener una pensión contributiva dadas las condiciones estructurales que generan mayor precariedad laboral durante el curso de la vida. Por ello, una visión de cohorte permite considerar los contextos históricos con la finalidad de comparar lo que se ha avanzado y vislumbrar el horizonte a largo plazo. El objetivo del presente estudio fue analizar las diferencias en las características sociodemográficas, laborales y de condiciones de salud de dos cohortes de personas de 65 a 74 años que se encuentran ocupadas en el mercado laboral en México durante el presente siglo.
Material y métodos
Para este análisis se utilizó el Estudio Nacional de Salud y Envejecimiento en México (ENASEM), el cual tiene como finalidad obtener información del proceso de envejecimiento en personas ≥ 50 años desde 2001, con seis rondas de seguimiento en México.11
Con el fin de identificar a las personas que compartieron un momento histórico y profundizar en la población que continúa laborando entre los 65 y 74 años, antes de la edad definida de quiebre en términos del envejecimiento, se construyeron dos cohortes o generaciones:
- Cohorte 1: personas nacidas entre 1927 y 1936, quienes en 2001 declararon trabajar.
- Cohorte 2: personas nacidas entre 1947 y 1956, quienes en 2021 declararon trabajar.
Respecto al primer grupo, de 15 186 personas ≥ 50 años de la ENASEM 2001, en 93.3 % (n = 14 154) se llevó a cabo entrevista directa al informante. De esta muestra, 22.9 % (n = 3247) tenía entre 65 y 74 años, del cual 34.3 % (n = 1115) declaró que la semana previa había laborado. En cuanto a la ENASEM 2021, de 15 739 personas, 92.0 % (n = 14 484) contaba con entrevista directa, 28.8 % (n = 4059) tenía entre 65 y 74 años y solo 29.3 % de esta muestra (n = 1189) había trabajado la semana previa al estudio.
En la presente investigación se incluyó información comparable entre ambas rondas de la ENASEM. Como variables sociodemográficas se eligieron sexo, edad, lugar de residencia, situación conyugal, escolaridad y experiencia migratoria; en las variables socioeconómicas se consideró la percepción de la situación económica. Respecto al ámbito laboral, se seleccionaron las variables de posición en el empleo (patrón, cuenta propia o cooperativista; sueldo fijo, destajo o comisión y trabajador sin pago), jornada laboral a la semana (< 35 horas, de 35 a 48 horas y > 48 horas), número de prestaciones laborales (Instituto Mexicano del Seguro Social [IMSS], Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado [ISSSTE], Sistema de Ahorro para el Retiro [AFORE], crédito de vivienda, servicio médico particular o seguro de gastos médicos, seguro de vida, otro) y ocupación (sector primario o secundario, comercio, servicios personales y de limpieza, profesionales o administrativos). En cuanto a las condiciones de salud, se incluyeron el consumo de tabaco y alcohol, percepción de la salud, diagnóstico de hipertensión, diabetes y otras comorbilidades (cáncer, enfermedad pulmonar, artritis, infarto, embolia), dificultad con las actividades básicas e instrumentales de la vida diaria (ABVD y AIVD).
Análisis estadístico
Se realizó un análisis descriptivo de las características sociodemográficas, laborales y de las condiciones de salud por cohorte y sexo. Se realizó prueba de χ2 para mostrar diferencias por sexo y cohorte. Se estimó un modelo de regresión logística, cuya variable dependiente fue la cohorte de nacimiento y como variables independientes se utilizaron las variables sociodemográficas, de salud y laborales. Para el análisis se utilizó el programa estadístico STATA para Windows, versión 18.
Resultados
La proporción de personas de la cohorte 1 que se encontraban laborando fue de 34.3 %, mientras que de la cohorte 2 fue de 29.3 %, lo cual muestra que cerca de un tercio de este grupo poblacional se encuentra activo en el mercado de trabajo. Al analizar por sexo y cohorte, entre las cohortes masculinas se observó un descenso de la participación (55.8 % versus 46.8 %), a diferencia de las femeninas, que mostraron incremento (14.7 % versus 16.3 %), Figura 1.
Al analizar las características sociodemográficas de las personas mayores ocupadas en el mercado laboral, se identificó que su presencia disminuyó en las zonas menos urbanizadas (49.1 % versus 47.0 %), aunque no existieron diferencias por cohorte ni sexo (Tabla 1). En las dos cohortes, las mujeres ocupadas tuvieron mayor presencia en zonas urbanas que los hombres. En la cohorte 2, la participación laboral de personas de 70 a 74 años se incrementó (38.6 % versus 42.6 %), en particular en los hombres (39.5 % versus 47.5 %).
Características | ENASEM 2001 | ENASEM 2021 | χ2 | ||||||||
---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
Cohorte 1* | Cohorte 2** | Por sexo | Por cohorte | ||||||||
Total | H | M | Total | H | M | Cohorte 1* | Cohorte 2** | Total | H | M | |
n | 1 115 | 865 | 250 | 1 189 | 808 | 381 | |||||
Tamaño de localidad | |||||||||||
Menos de 100 mil habitantes | 49.1 | 50.9 | 43.2 | 47.0 | 52.0 | 36.5 | 0.033 | 0.000 | 0.306 | 0.649 | 0.091 |
Grupo de edad (años) | |||||||||||
65-69 | 61.4 | 60.5 | 64.8 | 57.4 | 52.5 | 67.7 | 0.215 | 0.000 | 0.047 | 0.001 | 0.448 |
70-74 | 38.6 | 39.5 | 35.2 | 42.6 | 47.5 | 32.3 | |||||
Situación conyugal‡ | |||||||||||
Unido(a) | 69.9 | 78.8 | 40.4 | 68.0 | 79.5 | 43.8 | 0.000 | 0.000 | 0.328 | 0.604 | 0.547 |
Separado (a) o divorciado(a) | 8.1 | 5.8 | 15.6 | 9.8 | 6.8 | 16.0 | |||||
Viudo(a) | 18.5 | 12.7 | 37.6 | 17.7 | 10.9 | 32.3 | |||||
Nunca unido(a) | 3.5 | 2.7 | 6.4 | 4.5 | 2.8 | 7.9 | |||||
Escolaridad en años‡ | |||||||||||
0 | 32.1 | 30.2 | 38.8 | 11.7 | 12.1 | 10.9 | 0.031 | 0.008 | 0.000 | 0.000 | 0.000 |
1-6 | 60.7 | 62.2 | 55.6 | 71.6 | 69.0 | 77.1 | |||||
≥ 7 | 7.2 | 7.6 | 5.6 | 16.6 | 18.8 | 12.0 | |||||
Ha vivido o trabajado en Estados Unidos | |||||||||||
Sí | 18.6 | 22.1 | 6.4 | 11.9 | 15.2 | 4.7 | 0.000 | 0.000 | 0.000 | 0.000 | 0.362 |
Percepción de situación económica‡ | |||||||||||
Excelente/muy buena/buena | 17.5 | 17.3 | 18.3 | 30.2 | 27.8 | 35.3 | 0.718 | 0.009 | 0.000 | 0.000 | 0.000 |
Acceso a servicios de salud | |||||||||||
IMSS/ISSSTE/PEMEX/SEDENA | 50.7 | 50.6 | 50.8 | 56.1 | 53.0 | 62.7 | 0.964 | 0.002 | 0.009 | 0.340 | 0.003 |
*Cohorte 1: nacidos entre 1927-1936.
**Cohorte 2: nacidos entre 1947-1956.
‡Variables en las que no se incluyeron no especificados.
ENASEM: Encuesta Nacional sobre Salud y Envejecimiento; IMSS: Instituto Mexicano del Seguro Social; ISSSTE: Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado; PEMEX: Petróleos Mexicanos; SEDENA: Secretaría de la Defensa Nacional. H: hombres; M: mujeres.
Respecto a la situación conyugal, se mantuvieron las diferencias por sexo y fueron significativas. Poco más de tres cuartas partes de ambas cohortes de hombres ocupados se encontraban en unión (78.8 % versus 79.5 %), situación que difirió en las cohortes de mujeres, en las cuales la mayor parte se encontró no unida (59.6 % versus 56.2 %), siendo la viudez el estado conyugal más frecuente. Las diferencias entre las cohortes de mujeres podría explicarse a partir del incremento de la esperanza de vida.
En cuanto a la escolaridad, los años alcanzados se incrementaron significativamente en la cohorte 2. Se observó una reducción importante de las personas sin años de educación (32.1 % versus 11.7 %). Si bien las diferencias por sexo se mantuvieron, la proporción de tener entre uno y seis años de escolaridad fue superior en las mujeres (de 55.6 a 77.1 %). La experiencia migratoria en la población ocupada de estas dos cohortes fue mínima, no obstante, en la cohorte 1 se observó con mayor frecuencia (18.6 % versus 11.9 %). En la cohorte 2 se apreció mayor porcentaje de personas con acceso a servicios de salud (50.7 % versus 56.1 %). Por sexo, el acceso fue mayor entre las mujeres en la cohorte 2.
Al analizar las condiciones laborales, se observaron diferencias significativas por sexo y cohortes (Tabla 2). En la cohorte 1, 41.1 % de los hombres se dedicaba al sector primario (agricultura y ganadería) y 30.9 % al sector secundario relacionado con la industria y la construcción, mientras que las mujeres se concentraron principalmente (59.2 %) en el sector terciario (comercio, servicios personales y limpieza), en actividades profesionales y administrativas (9.2 %), y el sector secundario (21.1 %), el cual estuvo en constante expansión dada la industrialización del país. Al observar los cambios en la cohorte 2, se observó mayor participación de los hombres en los sectores primario y secundario (30.6 y 31.3 %, respectivamente). Por su parte, se incrementó la participación de las mujeres en el sector de servicios (80.0 % versus 68.4 %, respectivamente). Respecto a no contar con prestaciones laborales, fue mayor el porcentaje en la cohorte 2 (64.7 versus 84.1 %), aunque en las mujeres se informó un incremento sostenido de esta condición respecto a los hombres en ambas cohortes (80.2 % versus 87.8 %).
Características | ENASEM 2001 | ENASEM 2021 | χ2 | ||||||||
---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
Cohorte 1* | Cohorte 2** | Por sexo | Por cohorte | ||||||||
Total | H | M | Total | H | M | Cohorte 1* | Cohorte 2** | Total | H | M | |
n | 1 115 | 865 | 250 | 1 189 | 808 | 381 | |||||
Ocupación‡ | |||||||||||
Sector primario | 34.2 | 41.1 | 10.4 | 21.9 | 30.6 | 3.5 | 0.000 | 0.000 | 0.000 | 0.000 | 0.000 |
Sector secundario | 28.7 | 30.9 | 21.2 | 26.6 | 31.3 | 16.5 | |||||
Comercio y servicios | 27.1 | 17.8 | 59.2 | 37.3 | 24.1 | 65.1 | |||||
Profesionales, administrativos | 10.1 | 10.3 | 9.2 | 14.3 | 14.0 | 14.9 | |||||
Posición en el empleo‡ | |||||||||||
Patrón, cuenta propia o cooperativista | 47.5 | 47.4 | 48.0 | 62.6 | 62.9 | 61.9 | 0.000 | 0.002 | 0.000 | 0.000 | 0.002 |
Sueldo fijo, destajo o comisión | 50.2 | 51.6 | 45.6 | 33.8 | 34.8 | 31.7 | |||||
Trabajadores sin pago | 2.3 | 1.1 | 6.4 | 3.6 | 2.3 | 6.4 | |||||
Jornada laboral (horas)‡ | |||||||||||
< 35 | 23.2 | 18.2 | 41.1 | 42.9 | 38.5 | 52.3 | 0.000 | 0.000 | 0.000 | 0.000 | 0.000 |
35-48 | 10.8 | 10.5 | 12.0 | 30.7 | 35.3 | 21.0 | |||||
> 48 | 66.0 | 71.4 | 46.9 | 26.4 | 26.2 | 26.8 | |||||
Prestaciones laborales‡ | |||||||||||
Sin prestaciones | 64.7 | 60.2 | 80.2 | 84.1 | 82.3 | 87.8 | 0.000 | 0.022 | 0.000 | 0.000 | 0.000 |
1-3 | 27.3 | 31.4 | 12.9 | 10.1 | 11.8 | 6.6 | |||||
≥ 4 | 8.0 | 8.4 | 6.9 | 5.8 | 5.9 | 5.6 |
*Cohorte 1: nacidos entre 1927-1936.
**Cohorte 2: nacidos entre 1947-1956.
‡Variables en las que no se incluyeron no especificados. ENASEM: Encuesta Nacional sobre Salud y Envejecimiento; H: hombres; M: mujeres.
Al analizar el consumo de alcohol y tabaco, el porcentaje de las personas disminuyó entre las cohortes. En cuanto a presentar síntomas depresivos se observó una disminución entre las cohortes (28.4 versus 21.3 %). Las mujeres que laboraban mostraron mayores síntomas depresivos, presentando una brecha por sexo mayor en la cohorte anterior (17.7 % versus 9.0 %). En cuanto a la percepción de salud de excelente a buena, fue menor en la cohorte 1, pero sin diferencia significativa (39.3 % versus 41.1 %), Tabla 3.
Características | ENASEM 2001 | ENASEM 2021 | χ2 | ||||||||
---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
Cohorte 1* | Cohorte 2** | Por sexo | Por cohorte | ||||||||
Total | H | M | T | H | M | Cohorte 1* | Cohorte 2** | Total | H | M | |
n | 1 115 | 865 | 250 | 1 189 | 808 | 381 | |||||
Consumo de tabaco | |||||||||||
Sí | 22.0 | 25.4 | 10.0 | 14.6 | 18.4 | 6.3 | 0.000 | 0.000 | 0.000 | 0.001 | 0.089 |
Consumo de alcohol‡ | |||||||||||
Sí | 38.8 | 45.4 | 16.0 | 34.3 | 41.2 | 19.7 | 0.000 | 0.000 | 0.026 | 0.086 | 0.241 |
Síntomas depresivos‡ | |||||||||||
Con síntomas depresivos (≥ 5) | 28.4 | 24.4 | 42.1 | 21.3 | 18.4 | 27.4 | 0.000 | 0.000 | 0.000 | 0.004 | 0.000 |
Percepción de salud autorreportada‡ | |||||||||||
Excelente/muy buena/buena | 39.3 | 41.8 | 31.1 | 41.1 | 42.8 | 37.5 | 0.003 | 0.084 | 0.382 | 0.669 | 0.102 |
Hipertensión‡ | |||||||||||
Sí | 34.6 | 32.2 | 42.6 | 41.7 | 37.1 | 51.4 | 0.003 | 0.000 | 0.001 | 0.038 | 0.031 |
Diabetes‡ | |||||||||||
Sí | 14.1 | 13.2 | 17.1 | 21.3 | 20.5 | 23.1 | 0.121 | 0.298 | 0.000 | 0.000 | 0.069 |
Otras comorbilidades | |||||||||||
0 | |||||||||||
1 | 28.5 | 26.2 | 36.4 | 18.7 | 15.3 | 25.7 | 0.002 | 0.000 | 0.000 | 0.000 | 0.000 |
ABVD‡ | |||||||||||
Una o más | 4.1 | 3.8 | 5.4 | 7.1 | 6.1 | 9.2 | 0.262 | 0.050 | 0.002 | 0.029 | 0.082 |
AIVD‡ | |||||||||||
Una o más | 4.2 | 2.7 | 9.4 | 4.2 | 3.2 | 6.3 | 0.000 | 0.013 | 0.998 | 0.517 | 0.160 |
*Cohorte 1: nacidos entre 1927-1936.
**Cohorte 2: nacidos entre 1947-1956.
‡Variables en las que no se incluyeron no especificados ABVD: actividades básicas de la vida diaria; AIVD actividades instrumentales de la vida diaria; ENASEM: Encuesta Nacional sobre Salud y Envejecimiento; H: hombres; M: mujeres.
Respecto a la prevalencia de tener enfermedades crónicas como hipertensión (34.6 % versus 41.7 %) y diabetes (14.1 % versus 21.3 %), se observó mayor presencia en la cohorte 2; las diferencias fueron significativas entre cohortes y por sexo. En relación con presentar alguna otra comorbilidad, se identificó un descenso en la cohorte 2 en comparación con la cohorte 1 (18.7 % versus 28.5 %, respectivamente). Pero al observar los porcentajes por sexo, la prevalencia fue mayor en las mujeres, manteniéndose constante la brecha en ambas cohortes.
Respecto al estado funcional, si bien la mayoría de las personas mayores que laboraba no presentaba problemas para realizar sus actividades básicas de la vida diaria (ABVD), se identificó un incremento significativo (4.1 % versus 7.1 %) que se mantuvo entre ambas cohortes masculinas (3.8 % versus 6.1 %), aunque no se observaron diferencias significativas entre las cohortes por sexo. En las actividades instrumentales de la vida diaria (AIVD), en las mujeres se presentó el mayor porcentaje con alguna dificultad para AIVD respecto a los hombres, brecha que se mantuvo en las dos cohortes.
En los hombres, la razón de momios de pertenecer a los grupos de mayor edad se incrementó 1.3 veces y 3.5 veces al tener mayor escolaridad, alcanzada por la cohorte 2 (Tabla 4). Respecto a las características laborales, las posibilidades de ocuparse en actividades diferentes al sector primario fueron mayores en la cohorte 2, pero las posibilidades disminuyeron significativamente al trabajar más de 48 horas en 82 % y contar con 1-3 o ≥ 4 prestaciones laborales en 80 y 59 %, respectivamente. En cuanto a las condiciones de salud, se observó que la posibilidad de presentar síntomas depresivos (28 %) y otras comorbilidades (53 %) disminuyó significativamente en la cohorte 2. En cambio, la posibilidad de tener diagnóstico de diabetes se incrementó 1.5 veces en la cohorte 2, pero entre las cohortes no existieron diferencias para presentar dificultad en alguna de las ABVD.
Variables | Hombres | Mujeres | ||
---|---|---|---|---|
RM | p > Z | RM | p > Z | |
n | 1 485 | 578 | ||
Edad en años (referencia 65-69) | ||||
70-74 | 1.30 | 0.045 | 0.86 | 0.478 |
Escolaridad en años (referencia 0) | ||||
≥ 1 | 3.46 | 0.000 | 5.15 | 0.000 |
Situación conyugal (referencia unidos) | ||||
No unidos | 1.11 | 0.501 | 1.09 | 0.682 |
Acceso a servicios de salud (referencia no) | ||||
Sí | 1.21 | 0.215 | 1.24 | 0.340 |
Ocupación (referencia sector primario) | ||||
Sector secundario | 1.73 | 0.001 | 1.74 | 0.259 |
Comercio, servicios personales y de limpieza | 2.22 | 0.000 | 2.80 | 0.021 |
Profesionales, administrativos | 1.90 | 0.008 | 4.13 | 0.014 |
Posición en el empleo (referencia cuenta propia) | ||||
Sueldo fijo, destajo o comisión | 0.75 | 0.059 | 0.40 | 0.000 |
Trabajadores sin pago | 2.57 | 0.068 | 0.81 | 0.636 |
Jornada laboral en horas (referencia < 35) | ||||
35-48 | 1.84 | 0.001 | 1.44 | 0.213 |
> 48 | 0.18 | 0.000 | 0.39 | 0.000 |
Prestaciones (referencia ninguna) | ||||
1-3 | 0.20 | 0.000 | 0.50 | 0.068 |
≥ 4 | 0.41 | 0.002 | 0.34 | 0.031 |
Síntomas depresivos (referencia no) | ||||
Sí | 0.72 | 0.041 | 0.60 | 0.023 |
Percepción de la salud ( referencia buena) | ||||
Mala o regular | 1.15 | 0.331 | 0.84 | 0.456 |
Consumo actual de alcohol (referencia no) | ||||
Sí | 1.01 | 0.945 | 1.24 | 0.416 |
Consumo de tabaco (referencia no) | ||||
Sí | 0.80 | 0.175 | 0.51 | 0.071 |
Hipertensión (referencia no) | ||||
Sí | 1.11 | 0.461 | 1.47 | 0.066 |
Diabetes (referencia no) | ||||
Sí | 1.50 | 0.026 | 1.46 | 0.144 |
Otras comorbilidades (referencia no) | ||||
Sí | 0.47 | 0.000 | 0.53 | 0.004 |
ABVD (referencia no afectadas) | ||||
Sí | 1.71 | 0.082 | 3.28 | 0.008 |
Constante | 0.73 | 0.199 | 0.44 | 0.117 |
ABVD: actividades básicas de la vida diaria; RM: razón de momios.
En las mujeres, se observó que los momios de tener algún año de escolaridad se incrementó 5.15 veces en la cohorte 2. Respecto a las características laborales, en la cohorte de 2, las posibilidades de ocuparse en actividades del sector terciario fueron mayores, pero disminuyeron significativamente si se trabaja más de 48 horas (61 %) y se contaba con ≥ 4 prestaciones laborales (66 %). En cuanto a las condiciones de salud, se observó que los momios de tener síntomas depresivos (40 %) y otras comorbilidades (47 %) disminuyeron significativamente en la cohorte más reciente. En cambio, la posibilidad de tener diagnóstico de hipertensión o diabetes se incrementó 1.5 veces, pero no en forma significativa; y se incrementó 3.28 veces el presentar dificultad en alguna de las ABVD en la cohorte 2.
Discusión
Uno de los hallazgos más significativos fue que aproximadamente un tercio de la población analizada en ambas cohortes seguía participando en el mercado laboral, resultado que se ha mostrado en estudios previos5,6,12,13 y que subraya la importancia de comprender los factores históricos y estructurales que influyen en la participación laboral de las personas mayores.14
Si bien habían pasado dos décadas entre los periodos analizados, las condiciones laborales de las personas mayores no han mejorado. A finales de la década de 1940,15 comenzó la incorporación al mercado laboral con acceso a la seguridad social; sin embargo, se debe reconocer que existe la incertidumbre de obtener una pensión suficiente16 o de permanecer laborando en estas edades, así como la discriminación y los estereotipos negativos en el mercado laboral. Esto debería suscitar inquietud sobre la situación actual de la población adulta y joven, ya que no se está garantizando y asegurando17 una pensión digna18 para las próximas generaciones de personas mayores.19 Asimismo, el acceso a servicios de salud en la vejez es un derecho fundamental, ya que durante esta etapa de la vida con mayor frecuencia suelen presentarse enfermedades y discapacidades.5,6,8,20 Estas vulnerabilidades más frecuentes de salud impiden la incorporación o permanencia en trabajos que exigen jornadas de tiempo completo.21
Otra fuente de seguridad económica en la vejez está determinada por la transferencia de recursos por parte de familiares o del Estado, siendo esta última reconocida recientemente en México como un derecho para todas las personas ≥ 65 años15, que si bien no cubre todas las necesidades, para numerosas personas constituye el único ingreso con el que cuentan y para otras es un complemento de su pensión y apoyo familiar.
La incorporación más acelerada de la población femenina a los mercados laborales en las últimas décadas,22 permitió a las mujeres de la cohorte 2 contar con mayores oportunidades, pero también ha implicado desafíos debido a las crisis económicas y al auge del modelo neoliberal. No obstante, se debe considerar que el incremento de la escolaridad tuvo un efecto positivo para el acceso de las mujeres a ocupaciones más profesionalizadas en comparación con los hombres. Desafortunadamente, a pesar de que cada vez más mujeres cuentan con mayor capacitación y escolaridad, ello no les brinda la certidumbre de adquirir una pensión digna en su vejez debido a las desigualdades de género en el mercado laboral: brecha salarial, segregación ocupacional, empleos más precarios y flexibilizados para atender a las necesidades de cuidado, menor permanencia en los puestos de trabajo y poco acceso a puestos directivos (efectos conocidos como techo de cristal o piso pegajoso),23,24 lo que impide la igualdad de oportunidades. A ello se le suma la discriminación por la edad, con lo que se acumulan las desventajas socioeconómicas, como se mostró en este estudio.
En el estudio de la relación del trabajo y la salud de los adultos mayores en México es importante generar evidencia sobre el papel del empleo en las desigualdades socioeconómicas y en la salud.8 Los resultados muestran que aun cuando las personas de la cohorte 2 reportan en mayor medida mejor autopercepción de salud, presentan mayor prevalencia de diabetes, hipertensión y alguna limitación en las ABVD o AIVD, sobre todo porque las condiciones en las que crecieron fueron distintas a las de la cohorte 1, vinculadas a procesos de industrialización y urbanización. De tal forma, el incremento de la supervivencia no se está dando en las mejores condiciones.25
Conclusiones
Las personas mayores en México se enfrentan a importantes retos no solo de salud sino de seguridad económica, que impactan en su bienestar. Esta vulnerabilidad se ve intensificada por las limitadas opciones de redes de seguridad y precariedad laboral, sobre todo en las mujeres mayores. Es importante destacar que el estado de salud es un determinante esencial del bienestar económico, sobre todo en las personas mayores que continúan trabajando. La falta de pensiones adecuadas en la vejez y el acceso limitado a los servicios de salud como prestación son factores clave que influyen en la participación laboral de las personas mayores. El estudio de la salud de las personas mayores que participan en el mercado laboral es un área crítica de intervención política, con la necesidad de reforzar sus contribuciones económicas y sociales.