Introducción
La mayoría de los códigos de diseño sísmico utilizados en el mundo utilizan la filosofía de diseño basado en desempeño. Por ejemplo, en el documento VISION 2000 (SEAOC, 1995), se prescriben cuatro niveles de desempeño: (1) edificación completamente funcional ante sismos de ocurrencia frecuente (43 años de periodo de retorno), cuya intensidad se estima tiene un 50% de probabilidad de excederse en 30 años; (2) edificio en ocupación inmediata cuando ocurren sismos ocasionales (72 años de periodo de retorno) cuya intensidad sísmica tiene un 50% de probabilidad de excedencia en 50 años; (3) seguridad de vidas de los usuarios ante sismos de ocurrencia rara (475 años de periodo de retorno), con una probabilidad del 10% de excederse en una ventana de tiempo de 50 años, y (4) prevención al colapso ante sismos de ocurrencia muy rara (970 años de periodo de retorno), con una probabilidad de excedencia de 10% en 100 años. A este respecto, los reglamentos de diseño sísmico asocian los estados límite de desempeño mediante la prescripción de valores umbrales de variables físicas, por ejemplo, distorsiones de entrepiso, con el fin de que estas no sean excedidas y así garantizar un buen comportamiento estructural.
Uno de los aspectos clave para lograr que los edificios cumplan los niveles de desempeño prescritos es la ductilidad que se les proporciona a estos. En términos coloquiales la ductilidad representa la cantidad de daño a nivel global que se acepta las estructuras desarrollen con el fin de disipar la energía de deformación que les induce el movimiento del terreno causado por el evento sísmico. De acuerdo con los estados límite descritos anteriormente, cuando se presentan terremotos de ocurrencia frecuente u ocasional, lo que desea y lo más probable que ocurra es que los elementos estructurales permanezcan en el rango de comportamiento elástico lineal. Ante sismos raros o muy raros, lo más probable es que los elementos estructurales desarrollen comportamiento no lineal, y los elementos no estructurales (arquitectónicos) experimenten daños importantes debido a que estos componentes tienen poca capacidad de deformación. Los códigos de diseño basado en desempeño, como las NTC-DS (GCDMX, 2020), aceptan que ante el sismo de prevención al colapso las estructuras desarrollen niveles importantes de daño, sin que se presente el colapso estructural. Evidentemente, el daño que experimentan las construcciones se traduce directamente en cuantiosas pérdidas económicas, constituidas no solo por las que se originan debido a las reparaciones de las edificaciones, sino también las derivadas por la interrupción de negocios, así como el valor económico equivalente de las personas que resulten lesionadas, o incluso lleguen a perder la vida (Porter et al., 2006).
Un ejemplo donde los edificios experimentaron el estado límite de prevención al colapso fue el sismo de febrero de 2011 de Christchurch, Nueva Zelanda. Este evento causó daños estructurales de importancia sobre una cantidad considerable de edificios localizados en el Distrito Central de Negocios (CBD, por sus siglas en inglés). Muchas de estas construcciones experimentaron deformaciones residuales importantes, y en muchas otras se determinó que su reparación era económicamente inviable, por lo que un porcentaje importante de los edificios afectado tuvieron que demolerse. Como consecuencia de estos hechos, el CBD estuvo acordonado aproximadamente 2 años, mientras que los trabajos de reconstrucción iniciaron tres años después de que ocurrió el evento sísmico, generando cuantiosas pérdidas financieras. Por tal motivo, muchas empresas tuvieron que ser reinstaladas en otro sitio, y muchas otras nunca regresaron a su lugar original de operación. El gremio de la ingeniería estructural de Nueva Zelanda llegó a la conclusión de que dichas edificaciones tuvieron un buen desempeño desde el punto de vista del código de diseño utilizado ya que, al no presentarse el colapso estructural, se cumplió con el nivel de desempeño de seguridad de vidas especificado en el reglamento con el que fueron diseñadas (Almufti y Willford, 2014). No obstante, desde el punto de vista de los usuarios, dueños y la sociedad en general, lo ocurrido no fue un acontecimiento de éxito ya que ellos no esperaban que sus edificaciones se dañaran por los efectos de un sismo debido a que estas habían sido diseñadas de acuerdo con un reglamento de diseño sismorresistente moderno.
Otro caso interesante se presentó en Chile durante el sismo de magnitud M w 8.8 que ocurrió el 27 de febrero del año 2010 en la costa de la Región del Bío-Bío. Este evento causó una cantidad mínima de daño en los componentes estructurales de los edificios afectados; sin embargo, este no fue el caso de los elementos no estructurales y los contenidos ya que estos fueron los componentes más afectados. A consecuencia de ello estas edificaciones quedaron fuera de servicio durante el tiempo que tomó la reparación y/o reemplazo de los elementos dañados (Miranda et al., 2012).
Por otro lado, Toyoda (2008) evaluó las pérdidas financieras directas debidas a los costos de reparación de la infraestructura ocasionadas por el sismo de Kobe (Japón 1995) y determinó que éstas alcanzaron la cantidad de 63 billones de dólares, mientras que las asociadas a la interrupción de negocios, acumuladas durante un intervalo de 10 años, resultaron ser del orden del doble de las pérdidas directas.
Estos ejemplos, entre muchos otros, demuestran que es posible reducir la pérdida de vidas siguiendo los lineamientos que marcan los códigos de diseño sísmico actuales; no obstante, también demuestran, que, como intrínsecamente lo contemplan las normas de diseño sísmico, debe tenerse el conocimiento pleno de es muy probable que los componentes estructurales, los elementos arquitectónicos y los contenidos pueden experimentar daños importantes, y, como consecuencia de ello, no cumplirse la expectativa de los dueños y tomadores de decisiones, que es el de ser funcionales para una o varias causas en particular. Por lo tanto, es necesario desarrollar nuevas metodologías de diseño y evaluación sísmica de edificios. Para ello se debe ir más allá de los métodos de diseño y evaluación convencionales, en los que se analiza únicamente la capacidad resistente de los elementos estructurales, para pasar a metodologías innovadoras que involucren variables de decisión (
Aceptando que los eventos sísmicos ocurren en instantes, lugares y con magnitudes no predecibles, es conveniente evaluar las variables que definen a la resiliencia sísmica mediante un criterio probabilista. Por esta razón, en este artículo se propone una metodología probabilista para estimar funciones de vulnerabilidad del tiempo de reparación, tiempo de recuperación y costo de reparación de edificios tipo oficina, dejando a la pérdida de funcionalidad y pérdida de vidas humanas, para ser estudiadas en investigaciones futuras. La aproximación propuesta está basada en la Técnica de Revisión y Evaluación de proyectos (PERT). Asimismo, dentro de la formulación se toman en cuenta aspectos prácticos de la rehabilitación sísmica, e.g., la asignación de tareas específicas a cuadrillas de trabajadores con el fin de optimizar tanto el tiempo de ejecución de los trabajos de reparación, así como sus respectivos costos. La metodología presentada es consistente con la definición conceptual de resiliencia estructural desarrollada por el Centro Multidisciplinario de Investigación de Ingeniería Sísmica (MCEER) y con la metodología de evaluación del Centro de Investigación de Ingeniería Sísmica del Pacífico (PEER).
Antecedentes
Esquema de evaluación de la resiliencia estructural
Aunque el concepto resiliencia ha tomado gran relevancia en los últimos años, no fue sino en la década de 1960 cuando empezó a utilizarse en el área de la psicología para definir el nivel de capacidad que tiene una persona para adaptarse satisfactoriamente a situaciones adversas (Waller, 2001). En la década de los años 70 del siglo pasado, este concepto comenzó a experimentar modificaciones y a ser utilizado en otros campos del conocimiento, como en sociología, ingeniería ambiental y economía, por mencionar algunos. En ingeniería su interpretación se adaptó al estudio de sus propiedades elásticas de los materiales, concretamente para definir la capacidad de recuperar su forma original tras la aplicación de efectos externos. En la actualidad, en el sentido más general, el concepto de resiliencia se utiliza para describir la capacidad de un sistema de absorber y reducir los cambios abruptos causados por un evento perturbador externo, y recuperar su nivel de funcionamiento original (o mejor) en el menor tiempo posible. En efecto, la palabra resiliencia significa literalmente saltar hacia atrás, y proviene del latín resiliens (Caverzan y Solomos, 2014).
En el campo de la ingeniería sísmica, Bruneau et al. (2003) fue el primer grupo de investigación que adaptó el concepto de resiliencia para reducir la vulnerabilidad de la infraestructura de las comunidades ante eventos sísmicos. Este grupo de investigación define a la resiliencia sísmica como la propiedad que determina la capacidad de una comunidad para minimizar los efectos negativos socioeconómicos causados por los sismos potencialmente destructivos y plantear estrategias de recuperación para mitigarlos en el menor tiempo posible. El objetivo principal de la resiliencia sísmica es minimizar la pérdida de vidas, el número de heridos, las pérdidas económicas y, en general, cualquier aspecto que afecte la calidad de vida de las comunidades causada por los efectos adversos de los terremotos. El esquema cualitativo que representa la pérdida y recuperación de la funcionalidad de una comunidad se ilustra en la fig. 1. En el eje de las ordenadas se indica el porcentaje de pérdida de funcionalidad,
El trabajo pionero desarrollado por Bruneau et al. (2003) ha sido un parteaguas en el campo de la ingeniería sísmica al dar una nueva interpretación a la filosofía del desempeño sísmico introduciendo conceptos relativos al funcionamiento de las sociedades modernas: aspectos técnicos e.g., evaluación y diseño estructural, organizacionales, e.g., permisos gubernamentales, aspectos sociales, e.g., planeación y ejecución de actividades de mitigación, y económicos como los de obtención de recursos financieros, y combinarlos con conceptos como la robustez, la rapidez, la redundancia y el uso eficaz de los recursos. Asimismo, este esquema es de carácter cualitativo, por lo que no ofrece una metodología analítica que permita cuantificar los elementos que caracterización a la resiliencia sísmica de edificios.
Inspirados en las ideas propuestas por Bruneau et al. (2003), Cimellaro et al. (2006) desarrollaron el primer marco de evaluación analítico unificado para cuantificar la resiliencia sísmica de la infraestructura ya construida, o que está por construirse. Este grupo de investigación define la resiliencia sísmica mediante una función que indica la capacidad de mantener un nivel de funcionalidad de una instalación específica durante un período definido como tiempo de recuperación. Este último corresponde al período necesario para rehabilitar a la instalación dañada y proveerle los elementos necesarios para que su funcionamiento y confort sean igual o mejor que los ofrecidos antes de ser afectada por el evento perturbador. En estas condiciones, Cimellaro et al. (2010) proponen como índice de resiliencia a el área bajo la curva de recuperación normalizada por el tiempo de recuperación,
Donde
Donde
La función de pérdidas está expresada en términos de pérdidas económicas directas e indirectas. Las pérdidas directas son causadas por los costos de reparación/reemplazo de los elementos dañados y los contenidos y por el valor estadístico equivalente asociado a la cantidad de personas fallecidas y/o que resultaron lesionadas dentro de un edificio afectado por sismo. Las pérdidas indirectas corresponden a las pérdidas financieras derivadas de la interrupción de negocios y dependen en gran medida del tiempo de recuperación de funcionalidad. Las pérdidas totales se obtienen sumando el porcentaje de cada tipo de pérdida multiplicada por la probabilidad de exceder uno o más estados límite dada una intensidad sísmica.
Esquema de evaluación probabilista del desempeño sísmico
La herramienta más robusta para evaluar el desempeño estructural en términos probabilistas es el esquema desarrollado por el Centro de Investigación de Ingeniería Sísmica del Pacífico (Cornell y Krawinkler, 2000; Moehle y Deierlein, 2004; Günay y Mosalam, 2013; entre otros), mejor conocido como PEER, por sus siglas en inglés. Este esquema está integrado por cuatro análisis probabilistas (ver fig. 2): análisis de peligro sísmico, análisis estructural, análisis de daño y análisis de las consecuencias del daño en términos de
Las incertidumbres correspondientes a cada etapa del análisis se combinan mediante el teorema de la probabilidad total, obteniéndose la tasa media anual de excedencia de la
Esta metodología tiene como objetivo principal estimar las consecuencias socioeconómicas que producen los daños que experimentan las edificaciones ocasionadas por sismo. Cuando comenzó a desarrollarse esta aproximación, la
El concepto de resiliencia sísmica tiene muchas vertientes y campos de aplicación. Las contribuciones más relevantes en el campo de la ingeniería estructural se centran específicamente en aspectos como la evaluación de la pérdida de funcionalidad, o la estimación del tiempo de recuperación. Por ejemplo, recientemente Burton et al. (2016) propusieron un esquema probabilista que incorpora estados límite de funcionalidad, los cuales están formulados de acuerdo con los resultados de la evaluación post-sísmica de edificios propuesta por el ATC-20 (1989). El aspecto innovador de esta metodología es que los estados límite de funcionalidad, además de prescribir la configuración de daño que caracteriza a cada uno de ellos, también están asociados con una serie de eventos que definen las etapas para recuperar la funcionalidad. Estos eventos toman en cuenta factores externos, como, por ejemplo, el tiempo que tardan los tomadores de decisiones en obtener financiamiento para pagar las reparaciones. Por otro lado, estos autores proponen una función de recuperación de tres escalones: ocupable y funcional, ocupable y no funcional y no ocupable. El resultado final de esta aproximación es la obtención de curvas recuperación de funcionalidad condicionadas a uno o varios niveles de peligro sísmico.
Mieler et al. (2016) desarrollaron un marco conceptual para estimar la probabilidad de pérdida de funcionalidad en edificios dado uno o varios niveles de peligro sísmico. Este esquema utiliza el análisis de árbol de fallas para estimar dichas probabilidades. Esta herramienta se caracteriza por tomar en cuenta el desempeño de cada componente que puede afectar la funcionalidad del edificio en caso de experimentar algún tipo de daño. En términos generales, la metodología está diseñada para evaluar objetivos de desempeño tomando en cuenta los elementos estructurales y no estructurales, y relacionarlos con niveles globales de resiliencia. Para llevar a la práctica esta metodología se requiere elaborar un algoritmo robusto del funcionamiento de los componentes estructurales y no estructurales, y prescribir su interdependencia, y para ello es necesario contar con un inventario detallado de los elementos que son indispensables para el funcionamiento de la instalación. La precisión de esta metodología depende del nivel de detalle con que se elabore el árbol de falla. No obstante, se ha observado que este tipo de aproximación es muy sensible y es posible que el modelo sub o sobre estime las probabilidades de falla (Porter y Ramer, 2012).
Ortiz y Reinoso (2020) propusieron un modelo para estimar el tiempo de interrupción de negocios, el cual es un factor que contribuye de forma importante a las pérdidas financieras indirectas. Estos autores identificaron que las fuentes que contribuyen a la pérdida de funcionalidad de las edificaciones son: (1) protocolos de seguridad (inspección post-sísmica), (2) suspensión temporal de servicios públicos (energía eléctrica, suministro de agua potable y gas, y de servicios de telecomunicación), (3) efectos de vecindario (esto es, los que afectan a las edificaciones que no experimentaron daño a causa de otras que si lo hicieron, por ejemplo, demolición) y (4) el daño directo que experimentan las edificaciones. Un aspecto importante de este modelo es que fue calibrado con datos obtenidos de los daños que experimentaron varias construcciones en la CDMX, producto del sismo del 19 de septiembre de 2017 de Axochiapán, Morelos. Para cada uno de los cuatro procesos los autores presentan un diagrama de flujo detallado, en los que se toman en cuenta factores que intervinieron al retraso de la recuperación de la funcionalidad, por ejemplo, labores de rescate o la posibilidad de reubicar o un negocio a otro punto de la ciudad. Esto puede ser de gran ayuda para crear planes de mitigación post-sismo en eventos futuros o para realizar simulaciones numéricas de conjuntos de edificaciones y predecir posibles escenarios con el fin de mitigar consecuencias negativas.
Mitrani-Reiser et al. (2015) desarrollaron una metodología denominada Inspector Virtual y sirve para estimar la probabilidad de que un edificio reciba una de las tres etiquetas de inspección post-sismo (verde—edificio seguro, amarilla—edificio seguro, pero de uso restringido o roja—edificio inseguro) de acuerdo con el criterio ATC-20 (1989). Esta metodología puede ser utilizada de dos formas. La primera sirve para evaluar el nivel de seguridad estructural ante una probable demanda sísmica y determinar si se requiere realizar un reforzamiento estructural con el fin de incrementar su nivel de resiliencia. La segunda, y quizá más innovadora, es su implementación dentro de un esquema de evaluación automático en tiempo real y de toma de decisiones. Este sistema es alimentado por una red de sensores instalados en puntos clave de las edificaciones los cuales se activan cuando ocurre un evento que supera cierto umbral de demanda sísmica. Con esta información se realiza una evaluación probabilista del daño que experimentan los componentes estructurales y no estructurales, e incluso se estiman de forma inmediata los costos probables de los daños y tiempos de reparación.
El estándar de evaluación post-sísmica FEMA P-58-1 (FEMA, 2012a) adoptó el esquema de evaluación desarrollado por el PEER. Este esquema presenta varias inconsistencias respecto a la evaluación del tiempo de recuperación. La primera se debe a que no se toma en cuenta el tiempo de retraso del inicio de las reparaciones. Dicha etapa puede contribuir de forma importante al tiempo de recuperación de funcionalidad total, teniendo un impacto notable en las pérdidas financieras debidas a la interrupción de negocios. Respecto al tiempo de reparación, esta metodología permite aproximarlo asumiendo que los grupos de desempeño,
En este artículo se propone una metodología para estimar los costos y tiempos de reparación, así como el tiempo de recuperación de funcionalidad y cantidad de trabajadores necesarios para efectuar los trabajos de reparación de un edificio dañado por los efectos de sismos potencialmente destructivos. La aproximación propuesta está basada en el método PERT, el cual es un proceso recursivo, i.e., el problema inicial, se divide en problemas más pequeños y sencillos de resolver. Dentro de este esquema de evaluación se introducen condiciones claves que se presentan en el proceso real de la reparación de edificios dañados, por ejemplo, una cantidad específica de cuadrillas y trabajadores para reparar un determinado número de elementos que experimentaron un estado de daño específico.
Evaluación del costo de reparación y tiempo de recuperación
El tiempo de recuperación de una instalación que ha sido dañada por un sismo puede discretizarse en dos intervalos de tiempo denominados racionales e irracionales (Comerio, 2006). El primero de ellos está asociado al tiempo que se consume en las reparaciones estructurales y no estructurales, mientras que en el segundo se encuentran involucrados eventos como la inspección pos-sísmica, revisión y/o rediseño estructural, planeación de las reparaciones, obtención del finamiento para llevarlas a cabo y permisos gubernamentales para poder intervenir al edificio. El número de factores irracionales a tomar en cuenta y el orden en que se presentan en el tiempo depende de la cantidad y severidad del daño experimentado por los diversos componentes mencionados anteriormente. Por ejemplo, si un edificio desarrolla daño ligero en pocos elementos de un grupo de desempeño lo más probable es que únicamente se tenga que realizar una inspección rápida del edifico (ATC, 1989), y que las reparaciones necesarias sean menores. En cambio, si el edifico en cuestión experimentara daño severo (y es factible su reparación desde el punto de vista técnico y económico), lo más probable es que sea necesario realizar una inspección detallada para determinar el tipo de reparaciones y, por otro lado, también se tenga que realizar un rediseño estructural. Asimismo, el dueño de la instalación tendría que gestionar financiamiento económico. También existe la posibilidad de que sea necesario abrir un proceso de licitación para determinar quién o quiénes realizarán los trabajos de reconstrucción. Para comenzar las reparaciones y optimizar el tiempo en que estas se ejecuten tendría que crearse un plan de trabajo considerando los recursos económicos y humanos disponibles. Este último factor no puede determinarse arbitrariamente porque la cantidad de personal capacitado para realizar este tipo de labores suele ser reducido, y debido a la cantidad de edificios dañados dentro de una comunidad es posible que la demanda de trabajadores de la construcción aumente, retrasando la recuperación no solo de un edificio, sino de un grupo de edificios.
Aunque los factores racionales e irracionales involucran grandes incertidumbres, ha sido relativamente más sencillo proponer criterios para evaluar numéricamente los primeros. Esto debido a que la planeación de los trabajos de reparación está controlada por ingenieros, mientras que los factores que interrumpen el inicio de las reparaciones no. En la fig. 3 se ilustra el diagrama de flujo genérico propuesto en este trabajo de investigación para evaluar la recuperación. Este esquema contiene la secuencia hipotética en que se presentan los factores que intervienen en la recuperación de un edificio dañado. Determinar con certeza el número de estos factores y el orden cronológico en que se presentan resulta una tarea compleja ya que en este proceso se encuentran involucradas variables con un alto grado de incertidumbre y factores que no pueden tomarse en cuenta a priori por la misma naturaleza del problema (Gutiérrez et al., 2019).
Definición de los grupos de desempeño
Para estimar el tiempo de recuperación se requiere definir previamente un inventario de los elementos estructurales, no estructurales y contenidos que pueden ser susceptibles a experimentar daño ante una demanda sísmica (en este trabajo se consideran únicamente los dos primeros). Para definir los
Estados de daño discreto
Para estimar el tiempo de reparación de los distintos grupos de desempeño se debe inferir el daño que estos desarrollan dada una demanda sísmica. Existen dos criterios prácticos para inferirlo. El primero de ellos es mediante el uso de funciones de la distribución de probabilidad que representan el daño en términos discretos,
La metodología propuesta en este artículo utiliza funciones de fragilidad para inferir el daño. A este respecto, el Consejo de Tecnología Aplicada, la Agencia Federal de Gestión de Emergencias de los Estados Unidos de Norteamérica y el Centro de Investigación de Ingeniería Sísmica del Pacífico (ATC, FEMA y PEER por sus siglas en inglés, respectivamente) han desarrollado diversos programas experimentales y analíticos de los que se han obtenido aproximadamente 700 funciones de fragilidad representativas de una amplia variedad de grupos de desempeño, así como su respectiva distribución de probabilidad de costo y tiempo de reparación. Estas funciones de fragilidad se encuentran publicadas en el documento FEMA P-58-3 (FEMA, 2012b). Estas distribuciones de probabilidad, además, toman en cuenta el tiempo correspondiente a la limpieza de escombros, al de las reparaciones y al de acarreo de materiales. Cabe destacar que estas funciones fueron calibradas considerado que las actividades de reparación son realizadas por un único trabajador.
Inferencia del daño
Para estimar el estado de daño específico de cada elemento en función de su respectivo
Estado de daño secuencial
Estado de daño simultáneo
Estado de daño mutuamente excluyente
Finalmente, mediante el teorema de la probabilidad total se obtiene la probabilidad del estado de daño,
Donde
Para estimar el tiempo de reparación por componente, definido dentro de cada grupo de desempeño, es necesario establecer una relación numérica entre el estado de daño discreto que puede experimentar y sus respectivas actividades de reparación. Para ello, supóngase que existe una función de distribución de probabilidad
donde
Estimación del tiempo de reparación bajo un esquema de reparación mediante el método PERT
En una situación real los trabajos de construcción y/o reparación son realizados por cuadrillas de trabajo organizadas sistemáticamente con el fin de optimizar el tiempo de ejecución de las actividades involucradas. Optimizar este tipo de tareas depende de los recursos humanos y económicos disponibles y, como es de esperarse, se trata de un problema que involucra grandes incertidumbres. Las actividades asociadas a la reparación de edificios dañados por sismo se vuelven más complejas por la misma naturaleza del problema. Asimismo, debido a que este tipo de situaciones no se presenta cotidianamente, la cantidad de profesionales especializados en la rehabilitación sísmica es relativamente pequeña, tanto en el área de la evaluación y diseño estructural como de la ejecución de las actividades de reparación. Más aún, es posible que varios edificios dañados tengan que ser reparados por una misma empresa, lo que tiene como consecuencia que el tiempo de recuperación se prolongue por meses o incluso por años.
Con el fin de calcular el tiempo de reparación de un edificio dañado por sismos futuros se utilizará la Técnica de Revisión y Evaluación de Proyectos (PERT). El método PERT es comúnmente representado mediante un diagrama de flujo que describe gráficamente la secuencia de actividades del proyecto. En primera instancia, el proyecto debe ser dividido en tareas específicas, denominadas eventos, cuya secuencia lógica queda terminada por actividades preestablecidas. Cabe destacar que un proyecto puede estar compuesto de pocos o hasta cientos de eventos y actividades. En la fig. 4 se ilustra de forma esquemática un diagrama de flujo basado en el método PERT. Cada nodo del diagrama (representado con un rectángulo) representa un evento. Este a su vez, representa un intervalo de tiempo y generalmente es descrito como el inicio o finalización de alguna actividad. Las líneas que unen a los eventos representan actividades, i.e., las tareas que deben ser realizadas con el fin de que los eventos sucesores se ejecuten. Entonces, una actividad representa un periodo de tiempo dentro del diagrama de flujo. En este proceso se encuentran implícitamente involucrados los recursos humanos y económicos destinados a cada actividad. Asimismo, cada evento es numerado de tal forma que las flechas siempre indican el evento precedente y el o los sucesores. Esta relación conlleva a que el orden de ejecución de las actividades sea inviolable; es decir, todas las actividades precedentes comunes a un evento deben de ser completadas antes de que el evento en cuestión tome lugar, y ninguna actividad puede iniciar hasta que los eventos predecesores se hayan ejecutado.
Condiciones para generar el diagrama PERT
Anteriormente se describió la forma en que se estima el tiempo de reparación de cada elemento dañado dentro de cada grupo de desempeño. Para optimizar el
1. Proponer un número realista de cuadrillas, y una cantidad de trabajadores
2. Asignar a cada cuadrilla la misma proporción de elementos (de forma aproximada) que desarrollaron un mismo estado de daño,
3. Para definir las actividades considérese el siguiente evento: la cuadrilla
4. Para todos los grupos de desempeño las reparaciones se iniciarán con las actividades cuyos elementos pertenezcan al estado de daño de mayor severidad. Una vez finalizadas esas actividades se prosigue a realizar las actividades cuyos elementos correspondan a un estado de daño de menor severidad, y así sucesivamente.
5. Es posible programar actividades en paralelo, realizadas por dos o más cuadrillas distintas, siempre y cuando dichas actividades estén definidas por reparaciones de elementos en el mismo estado de daño y correspondan al mismo grupo de desempeño.
6. Asimismo, se considera que no hay pérdida de tiempo entre el inicio de la reparación de un elemento y la finalización de la reparación del elemento anterior. En general, el tiempo de ejecución de la actividad
donde el tiempo de reparación
7. El tiempo de finalización,
8. El costo de reparación de una actividad se calcula con la siguiente ecuación:
donde
Donde
Mediante el procedimiento descrito anteriormente también es posible estimar los recursos humanos necesarios para llevar a cabo las actividades de reparación. En este sentido, el espacio disponible para efectuar los trabajos es limitado, por lo que el número de trabajadores que se pueden localizar en una misma área provoca que las reparaciones sean más lentas, y por lo tanto el tiempo de recuperación se prolongue. El método recursivo propuesto limita el número de trabajadores de forma natural porque la cantidad de cuadrillas y trabajadores se prescribe con base en la experiencia adquirida por ingenieros que han reparado edificios dañados por terremotos (Yoo, 2016). Además, el número de trabajadores utilizado en la metodología propuesta en este trabajo está dentro del límite prescrito por el REDiTM (Almufti y Willford, 2013) durante todo el proceso de recuperación. Por el contrario, el esquema de reparación en paralelo del FEMA P-58-1 (FEMA, 2012a) no prescribe un límite para restringir el número máximo de trabajadores que pueden estar en el mismo piso y en el mismo periodo de tiempo. La consecuencia de esto es que el número estimado de trabajadores puede ser muy alto, lo que produciría una congestión de trabajadores en una o varias zonas del edificio.
Factores que impiden el inicio de las reparaciones
Comerio (2006) identificó los factores irracionales más relevantes que deben considerarse después de un evento sísmico: (1) inspección post-sísmica, (2) revisión estructural y posible rediseño y reforzamiento estructural, (3) gestión de financiamiento para costear las reparaciones, (4) proceso de licitación y (5) gestión de permisos gubernamentales para realizar las reparaciones. La firma de ingeniería Arup a través del documento REDiTM Rating System (Almufti y Wilford, 2013) desarrolló, debido a la complejidad del problema, varios modelos probabilistas sencillos para tomar en cuenta su contribución al tiempo de recuperación en función de las características físicas del edificio, e.g., número de pisos e importancia de la construcción. Es importante destacar que dichos factores fueron calibrados utilizando datos correspondientes a terremotos ocurridos en Estados Unidos de América, por lo que tanto los parámetros que caracterizan a sus respectivas distribuciones de probabilidad, así como la cantidad y tipo de eventos, pueden ser distintos de una ciudad a otra. Sin embargo, debido a que en México se carece de este tipo de información (o si la hay, no se encuentra disponible de forma pública), en este artículo se utilizan los factores propuestos por el REDiTM (Almufti y Wilford, 2013). La estimación numérica de estos factores se realiza mediante un muestreo aleatorio utilizando el método de transformación inversa, el cual ya ha sido descrito anteriormente.
En la tabla 1 se presentan los parámetros que definen la distribución de probabilidad de los factores que impiden el inicio de las reparaciones. Como se puede observar estos factores tienen un alto grado de incertidumbre, el cual es reflejado en las dispersiones de cada variable. El parámetro
Clase de reparación C1: Los elementos estructurales y no estructurales experimentan daño ligero mínimo en los acabados, por lo que únicamente se requieren reparaciones cosméticas. Esto no impide la reocupación del edificio después del evento sísmico, por lo que puede asumirse que no se interrumpe el funcionamiento de la instalación durante las reparaciones.
Clase de reparación C2: Los componentes no estructurales desarrollan daño severo; sin embargo, no se pone en riesgo la seguridad de vidas. La instalación puede ser reocupada hasta después de realizarse las reparaciones correspondientes.
Clase de reparación C3: Se presenta daño severo en una cantidad importante de elementos estructurales y no estructurales, lo cual pone en riesgo la seguridad de la vida de los ocupantes. El daño debe ser reparado para que el edificio sea nuevamente ocupable y funcional.
Factor de impedimento | Clase de reparación | μ | σ |
Inspección pos-sismo | - | 1 día | 0.54 |
- | 1 día | 0.54 | |
Revisión y/ reforzamiento estructural | C1 | 2 sitalicanas | 0.32 |
C3 | 4 sitalicanas | 0.54 | |
Financiamiento | C1 | 1 sitalicana | 0.54 |
C3 | 6 sitalicanas | 1.11 | |
Planeación de actividades de reparación | C1 | 3 sitalicanas | 0.66 |
C3 | 7 sitalicanas | 0.35 | |
Permisos gubernamentales para iniciar la reconstrucción | C1 | 1 sitalicana | 0.86 |
C3 | 8 sitalicanas | 0.32 |
Nota: Todos los factores que impiden el inicio de las reparaciones siguen una distribución lognormal.
Por último, el tiempo de recuperación del edificio dañado por una realización sísmica aleatoria condicionada a un nivel de peligro sísmico y una clase de reparación se aproxima mediante la suma del tiempo de retraso y el tiempo de reparación,
EJEMPLO
En esta sección se presenta la evaluación del costo y tiempo de reparación probables de un edificio de concreto reforzado en el que se incluyen los muros de mampostería no reforzada. El edificio está conformado por siete pisos y tres crujías en cada dirección ortogonal. La altura de cada entrepiso es de
El diseño sísmico del edificio se realizó de acuerdo con lo estipulado en las Normas Técnicas Complementarias-Diseño por Sismo (GCMDX, 2020). Se utilizó una distorsión límite de 0.002 para limitar los daños en elementos estructurales y no estructurales ante la demanda sísmica asociada a los 20 años de periodo de retorno (sismo de servicio), mientras que para la demanda sísmica asociada a la prevención al colapso (250 años de periodo de retorno) se utilizó una distorsión de entrepiso de 0.015. Se consideró una carga muerta sobre cada losa de
La evaluación de los costos y tiempos de reparación, así como del tiempo de recuperación del edificio se realizó considerando siete niveles de peligro sísmico, con periodos de retorno de 20, 125, 250, 500, 1000, 1500 y 2500 años, respectivamente. Para representar la demanda sísmica se simularon conjuntos de 20 pares de acelerogramas para cada periodo de retorno mediante el modelo de Kohrs-Sansorny et al. (2005). La función empírica de Green utilizada fue el registro del sismo del 25 de abril de 1989 de magnitud
El análisis dinámico no lineal se realizó en el programa de código abierto OpenSees (Mazzoni et al., 2007). Las trabes y columnas se modelaron usando elementos barra con cinco puntos de integración. Su comportamiento inelástico se simuló utilizando fibras. El comportamiento del concreto se representó con el modelo constitutivo desarrollado por Chang y Mander (1994), y el del acero de refuerzo longitudinal con el propuesto por Giuffrè y Pinto (1970). Con el fin de tomar en cuenta la contribución de la rigidez lateral de los muros de mampostería se utilizó la metodología elaborada por Kadysiewski y Mosalam (2009). Los parámetros del modelo constitutivo de la mampostería se calcularon de acuerdo con lo recomendado en el FEMA (2000).
Respecto al esquema de reparación basado en el método PERT, se utiliza el siguiente número de cuadrillas y cantidad de trabajadores, según la cantidad de elementos dañados y el nivel de severidad de daño para cada grupo de desempeño considerado. Para el estado de daño
Análisis de los resultados
En la fig. 6 se ilustra el daño promedio que experimentan los elementos de cada
Tr | Sa(T1) | μnw | C.V. | μTREP | C.V. | μCREP | C.V. | μTREC | C.V. |
(años) | (g) | (u) | (%) | (días) | (%) | (MUSD) | (%) | (días) | (%) |
20 | 0.15 | 23 | 7 | 4 | 22 | 0.09 | 4 | 5 | 17 |
125 | 0.22 | 24 | 7 | 4 | 22 | 0.08 | 4 | 5 | 16 |
250 | 0.29 | 49 | 4 | 11 | 7 | 0.58 | 2 | 28 | 4 |
500 | 0.36 | 49 | 8 | 10 | 15 | 0.60 | 5 | 67 | 6 |
1000 | 0.47 | 65 | 5 | 14 | 9 | 1.13 | 3 | 70 | 5 |
1500 | 0.54 | 123 | 7 | 24 | 12 | 3.14 | 4 | 226 | 6 |
2500 | 0.63 | 213 | 6 | 54 | 16 | 14.00 | 5 | 255 | 6 |
Tr | Sa(T1) | μnw | C.V. | μTREP | C.V. | μCREP | C.V. | μTREC | C.V. |
(años) | (g) | (u) | (%) | (días) | (%) | (MUSD) | (%) | (días) | (%) |
20 | 0.15 | 2 | 17 | 38 | 10 | 0.05 | 3 | 39 | 10 |
125 | 0.22 | 2 | 21 | 36 | 9 | 0.05 | 3 | 37 | 9 |
250 | 0.29 | 3 | 6 | 169 | 4 | 0.21 | 2 | 187 | 4 |
500 | 0.36 | 3 | 12 | 168 | 10 | 0.21 | 4 | 224 | 7 |
1000 | 0.47 | 3 | 13 | 268 | 6 | 0.34 | 3 | 323 | 5 |
1500 | 0.54 | 5 | 16 | 838 | 9 | 1.11 | 4 | 1054 | 7 |
2500 | 0.63 | 6 | 5 | 2827 | 11 | 3.20 | 5 | 2984 | 9 |
Tr | Sa(T1) | μnw | C.V. | μTREP | C.V. | μCREP | C.V. | μTREC | C.V. |
(años) | (g) | (u) | (%) | (días) | (%) | (MUSD) | (%) | (días) | (%) |
20 | 0.15 | 9 | 7 | 8 | 15 | 0.05 | 5 | 9 | 13 |
125 | 0.22 | 9 | 5 | 8 | 17 | 0.04 | 5 | 9 | 13 |
250 | 0.29 | 14 | 4 | 27 | 7 | 0.25 | 2 | 45 | 4 |
500 | 0.36 | 14 | 5 | 28 | 14 | 0.26 | 5 | 85 | 5 |
1000 | 0.47 | 16 | 6 | 41 | 9 | 0.42 | 3 | 96 | 4 |
1500 | 0.54 | 27 | 9 | 120 | 13 | 1.29 | 4 | 330 | 7 |
2500 | 0.63 | 38 | 5 | 395 | 14 | 3.62 | 5 | 586 | 7 |
En términos generales, el esquema de reparación en paralelo resultó ser el más costoso. Esto se debe a que requiere una cantidad importante de trabajadores para realizar las actividades de rehabilitación. Dicha aproximación es inconsistente porque lo más probable es que la sociedad no disponga de una cantidad importante de personal especializado. También es muy probable que se presenten problemas de congestionamiento si se excede un cierto umbral de trabajadores por unidad de área. El esquema de reparación en serie es el que más tiempo consume y también el que menos trabajadores necesita. Respecto al orden en que se presentan los factores irracionales, debido a la complejidad del problema se utilizó la secuencia genérica ilustrada en el diagrama de flujo de la fig. 3. El tiempo asociado a los factores irracionales se obtuvo mediante el método de la transformación inversa de las distribuciones de probabilidad de la tabla 1, debidamente seleccionados de acuerdo con la severidad y cantidad de daño, y su respectiva clase de reparación.
En la intensidad sísmica correspondiente a los 20 años de periodo de retorno (
En la intensidad sísmica asociada a los 250 años de periodo de retorno (
De acuerdo con el método recursivo propuesto, el valor medio de la cantidad de trabajadores necesarios para reparar el edificio es de 14, mientras que el tiempo medio de reparación es de 27 días. El valor medio del costo de reparación resultante fue de 0.25 MUSD. El tiempo asociado a los factores que impiden el inicio de las reparaciones es de aproximadamente 18 días, por lo que el tiempo de recuperación promedio es de 45 días (debido a la severidad del daño experimentado se consideró que los factores irracionales que impiden el inicio de las reparaciones son: inspección post-sísmica y gestión de recursos financieros para pagar las reparaciones). Para este estado límite se puede concluir que se cumplió el objetivo de diseño ya que los elementos estructurales no experimentaron daños de ninguna clase, y por lo tanto no pusieron en riesgo la seguridad de la vida de los ocupantes. No obstante, aunque el desarrollo de daño ligero que experimentaron los muros de mampostería no pone en peligro la estabilidad del sistema estructural, si pone en riesgo la continuidad de la funcionalidad del edificio durante aproximadamente 45 días. Más aún, aunque el daño es no severo, debido a la cantidad de muros dañados, lo más probable es que el edificio sea declarado como no usable durante el tiempo en que se realizan los trabajos de reparación. Esto a su vez produciría pérdidas financieras debidas a la interrupción de los negocios.
En la intensidad sísmica asociada al periodo de retorno de 2500 años (
También se espera que las conexiones columna-trabe de los primeros cinco pisos desarrollen daño moderado en cantidades importantes y daño ligero en cantidades menores. La probabilidad de que se presente esta configuración de daño se encuentra entre 0.5 y 0.75. El daño ligero corresponde al desarrollo de grietas residuales de ancho menor a 1.5
Los muros de mampostería no reforzada también experimentaron daños, en su mayoría severos. La probabilidad de que se presente daño severo se encuentra entre 0.75 y 1.0, en los primeros cinco pisos, y entre 0.25 y 0.75 en los últimos dos pisos. El daño ligero en estos elementos corresponde al desarrollo de grietas diagonales, y su reparación consiste en rellenarlas con grout epóxico. Respecto al daño severo, este se caracteriza por la presencia de grietas de ancho perceptible, aplastamiento y/o desprendimiento de la mampostería en las esquinas inferiores y superiores del muro. Los elementos que desarrollaron este tipo de daño tienen que ser reemplazados por muros nuevos.
Para este nivel de peligro sísmico también se espera que los muros de tablaroca desarrollen daños severos y ligeros. La probabilidad de que se presenten daños severos en los elementos localizados en los pisos segundo y tercero se encuentra entre 0.75 y 1.0, mientras que la probabilidad de que los componentes que se encuentran del cuarto al séptimo piso desarrollen daño ligero se encuentra entre 0.5 y 0.75. El daño severo en estos componentes está caracterizado por el pandeo de los pernos de anclaje y la presencia de deformaciones importantes en el panel. Este nivel de daño requiere el reemplazo de al menos el 50% del tablero y reemplazo de los pernos dañados. El daño ligero en estos muros divisorios de tablaroca está caracterizado por la presencia de grietas pequeñas y/o aplastamiento ligero en las esquinas del panel. La rehabilitación de estos elementos consiste en reparar las juntas dañadas y pintar nuevamente los tableros.
Finalmente, las ventanas de la fachada, localizadas en los primeros cuatro pisos experimentaron daño ligero. La probabilidad de que se presente este nivel de daño se encuentra entre 0.5 y 0.75. La severidad de este nivel de daño está caracterizada por el agrietamiento de los vidrios de las ventanas. La reparación de estos componentes se lleva a cabo mediante su reemplazo. Este tipo de daño puede poner en peligro la seguridad de vida de los transeúntes, no obstante, con el modelo propuesto esta afirmación solo puede realizarse desde un punto de vista subjetivo. Para realizar una evaluación objetiva sobre las lesiones que pueden experimentar los transeúntes es necesario construir un modelo probabilista para este evento en particular.
El tiempo medio necesario para reparar los daños descritos anteriormente, de acuerdo con la metodología propuesta, es de 395 días. El costo de reparación medio fue de 3.62 MUSD. El tiempo de recuperación resultó ser de 586 días. Para este nivel de daño se asumió que todos los factores irracionales participan en el retraso del inicio de las reparaciones, i.e., inspección post-sísmica, revisión de la capacidad de carga residual de la estructura, planeación de las reparaciones, obtención de financiamiento y permisos gubernamentales para llevar a cabo las reparaciones del edificio. Esto significa que el 33% del tiempo de recuperación (191 días) fue consumido por los factores irracionales, mismos que no pueden ser controlados por los ingenieros. La etapa que si puede ser controlada y optimizada por los proyectistas es la asociada con la rehabilitación estructural y no estructural.
A partir de las funciones de vulnerabilidad de las
Para las intensidades de 1500 y 2500 años de periodo de retorno (
Conclusiones
En este trabajo se presentó una metodología probabilista basada en el método PERT para estimar la función de vulnerabilidad del costo de reparación, tiempo de reparación, tiempo de recuperación y cantidad de recursos humanos para llevar a cabo los trabajos de rehabilitación en edificios dañados por terremotos. En general, la metodología propuesta es consistente con la definición de resiliencia estructural propuesta por el MCEER y con el esquema de evaluación del desempeño estructural desarrollado por el PEER.
La metodología propuesta puede ser de utilidad tanto para los ingenieros como para los tomadores de decisiones (dueños, aseguradoras, inversores, etc.). Los ingenieros la pueden emplear para realizar la evaluación de la resiliencia sísmica de edificios ya construidos, o que están por construirse. Además, esta información puede ser de ayuda para incrementar la resiliencia de edificios, lo cual se puede lograr reduciendo la pendiente de las funciones de vulnerabilidad. Los tomadores de decisión se pueden beneficiar de ella para definir qué es lo más conveniente después de que un sismo daña a un edificio, por ejemplo, si es económicamente viable repararlo, o es mejor demolerlo.
Por otro lado, la variable de decisión que se utiliza en la práctica del riesgo estructural es la de los costos de reparación; sin embargo, diversos autores (Almufti y Willford, 2013) han indicado que el tiempo de recuperación de una instalación dañada es más fácil de interpretar por los tomadores de decisiones ya que a partir de ésta pueden estimarse a grosso modo las pérdidas económicas financieras indirectas, es decir, las que corresponden al tiempo que el edificio deja de ser funcional. Al tratar de reducir la magnitud de esta variable de decisión es muy probable que también se esté reduciendo de forma indirecta el riesgo asociado a la pérdida de vidas humanas y a las pérdidas económicas directas e indirectas.
A pesar de que los resultados de la evaluación del edificio de estudio parecen ser aceptables, es conveniente que en México se realicen investigaciones relativas al desarrollo de funciones de distribución de probabilidad del daño, costos y tiempos de reparación con datos mexicanos, ya que las funciones utilizadas en este trabajo fueron desarrolladas por instituciones como el PEER y FEMA con datos americanos. Como se sabe, el contenido de frecuencia, duración e intensidad de los sismos que caracterizan la sismicidad en México son distintos a los que caracterizan la sismicidad de los Estados Unidos de América. Esa diferencia puede tener un impacto importante en los resultados del análisis de resiliencia estructural. Respecto a la cantidad de trabajadores y cuadrillas utilizadas en el algoritmo recursivo, también es conveniente que estas se prescriban con base en la experiencia de los ingenieros mexicanos que se dedican a la práctica de la rehabilitación sísmica de edificios. También es aconsejable que se estudie con más profundidad la secuencia en que se presentan los factores que impiden el inicio de las reparaciones. A este respecto, es importante que en México se realicen investigaciones sobre este tema.