Introducción
La historia de la Guerra Fría puede comprenderse como un proceso complejo que implicó no sólo una disputa política y económica entre dos superpotencias, Estados Unidos y la Unión Soviética, sino también la expresión específica de los intereses de cada país, aunado al enfrentamiento entre dos ideologías opuestas que conllevó a la “ideologización de las relaciones internacionales”.1 Considerar la lucha ideológica y política como esencial destaca a actores distintos a las instituciones oficiales, los gobiernos y los representantes diplomáticos; es decir, confiere agencia histórica a las organizaciones políticas, sociales y a los individuos que, en el interior de cada país actuaron a favor del campo socialista o capitalista, incluyendo sus intereses nacionales y regionales la disputa bipolar.2
La integración de las dinámicas particulares de cada país en la Guerra Fría puede apreciarse en lo que Frances Stonor Saunders denominó “Guerra Fría cultural”, la cual incluyó la “batalla por la mente de los hombres” y la participación de intelectuales y artistas, para utilizar la cultura como herramienta política.3 No obstante, hasta ahora los estudios sobre la Guerra Fría cultural han abordado principalmente las actividades del campo capitalista, centrándose en el caso del Congreso por la Libertad de la Cultura, organización creada en junio de 1950 con ayuda de la Agencia Central de Inteligencia (CIA). Esto ha implicado una insuficiente investigación de las organizaciones favorables al campo socialista, como es el caso del Consejo Mundial de la Paz (CMP), el cual celebró su primer congreso en abril de 1949, al menos un año antes que su contraparte capitalista: el Congreso por la Libertad.4
El movimiento de la lucha por la paz en América Latina estuvo conformado por militantes comunistas, tal como en Europa, pero sus principales agregados pertenecían a diversas esferas del campo cultural, artístico y científico, como se evidencia en los casos de Argentina y Chile.5 Para México, se destaca la participación de renombrados artistas como Frida Kahlo, David Alfaro Siqueiros, Leopoldo Méndez y Diego Rivera, entre otros. Además, se ha abordado sucintamente la contribución del PCM, la revista Cultura Soviética y la actividad del filósofo Eli de Gortari.6
Sin embargo, las investigaciones sobre este tema aún son escasas y han dejado de lado el estudio de ciertos actores, prácticas y actividades del movimiento por la paz. Por ejemplo, no se han registrado sus principales eventos o descrito la organización central del movimiento ni su estructura de funcionamiento; tampoco se ha profundizado en las actividades a su favor por organizaciones como el PCM.
El presente artículo ensaya una aproximación general del movimiento de la lucha por la paz en México desde la centralidad nacional, sin la exclusión de actividades suscitadas en el resto del país. Se retoman las directrices clave de la política soviética que llevaron al surgimiento del CMP como producto de la Guerra Fría, su contextualización para el caso mexicano y principales exponentes. Además, se destaca la participación de intelectuales y artistas que integraron el Consejo Nacional de Partidarios de la Paz (CNPP) y colaboraron en la revista Paz o realizaron diligencias públicas relacionadas en eventos nacionales e internacionales. Se trata de la participación del Partido Comunista Mexicano (PCM) y el Instituto de Intercambio Cultural Mexicano-Ruso (IICMR), con su revista Cultura Soviética, en la lucha por la paz. Finalmente, se exponen algunos de los motivos del debilitamiento del CMP y sus repercusiones en México.
El texto se estructura en tres apartados: 1) el movimiento comunista internacional y la creación del Consejo Mundial de la Paz como promotor del movimiento de lucha por la paz; 2) las dinámicas del movimiento por la paz en México a partir de las actividades del PCM, el Consejo Nacional de Partidarios por la Paz y sus actores intelectuales; y 3) la producción de las revistas Cultura Soviética y Paz, y la creación del IICMR como estrategia de la Guerra Fría cultural.
El inicio de la lucha por la paz. El movimiento comunista internacional y la creación del Consejo Mundial de la Paz
A tres meses de iniciado el Plan Marshall y seis meses después de anunciada la Doctrina Truman,7 se reunió en Polonia del 22 al 28 de septiembre de 1947 la Conferencia Informativa de Partidos Comunistas, donde Andréi Zhdánov, como secretario del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética, expuso el balance de la situación política global en el informe “Sobre la situación internacional”.8 Posterior a la conferencia fue creada la Oficina de Información de los Partidos Comunistas y Obreros, la Kominform, la cual tenía como objetivo orientar el trabajo de los partidos comunistas de todo el mundo, tomando en consideración sus particularidades regionales. En palabras de Zhdánov, “el movimiento comunista se desarrolla dentro de marcos nacionales, pero los partidos de todos los países tienen tareas e intereses comunes”,9 lo que podía favorecer o mermar el dinamismo del movimiento en general.
El informe de Zhdánov sostuvo que la situación internacional presentaba cuatro fenómenos centrales: a) el aumento de la importancia global de la URSS; b) el surgimiento de gobiernos prosoviéticos en Yugoslavia, Bulgaria, Rumania, Polonia, Checoslovaquia, Hungría y Albania; c) la agudización de la crisis del sistema colonial; d) el reacomodo en la pirámide imperialista, que llevó al desplazamiento de países como Inglaterra, Japón, Alemania, Italia y Francia a escalafones inferiores, a la vez que avanzó la posición de los Estados Unidos. El conjunto de esos factores significó la división del mundo en dos campos, “el campo imperialista y antidemocrático, de un lado, y el campo antiimperialista y democrático, del otro”.10
En el campo del imperialismo se encontraban los Estados Unidos, las naciones capitalistas con las que dicho país ejercía relaciones de dependencia política y económica, y países con regímenes antidemocráticos como Turquía y Grecia. Simultáneamente se consideró que en el interior de dicho ámbito existían fuerzas antiimperialistas, como las organizaciones obreras, los movimientos de liberación nacional en estados coloniales y dependientes, y principalmente los partidos comunistas de cada país, algunos de los cuales se habían fortalecido al término de la guerra.11 En el campo del antiimperialismo se incluyó a la URSS, los países socialistas, con democracias populares o que se encontraban en medio de procesos de liberación nacional que podían resolverse con la instauración de gobiernos socialistas (Indonesia, China y Vietnam), así como los movimientos de liberación nacional enfrentados al campo imperialista (India, Egipto y Siria).12
Para Zhdánov la confrontación de los dos campos se desarrolló en tres frentes: el económico, el militar y el ideológico. Para el primero, la Unión Soviética conformó el Consejo de Ayuda Mutua Económica (1949), para el militar fue elaborado el Pacto de Varsovia (1955) y para el ideológico la tarea consistió en responder a la doctrina Truman (1947). La respuesta contrapuso dos formas de vida o proyectos políticos: el de la “libertad política” representado por Estados Unidos y el mundo capitalista, y el de “la opresión”, encarnado por la Unión Soviética y el campo socialista.13 En ese sentido, la contestación soviética se apoyó en el movimiento internacional de lucha por la paz, nombrando al órgano informativo de la Kominform ¡Por una Paz Duradera, Por una Democracia Popular!
El movimiento de lucha por la paz fue dirigido por el CMP, creado en 1949; éste incorporó a los intelectuales y los artistas que militaban en los partidos comunistas, y a quienes sin ser militantes sostenían posiciones antiimperialistas o fueron solidarios con la URSS durante la Segunda Guerra Mundial. Es decir, el CMP fue pensado como movimiento de “masas cuyo objetivo era integrar a la mayor cantidad posible de gente bajo una dirección comunista”.14 En 1948 las fuerzas comunistas convocaron en Polonia al Congreso Mundial de Intelectuales a favor de la paz (25-28 de agosto), y a raíz de dicha cumbre surgió el Buró Internacional de Enlace de los Intelectuales en Defensa de la Paz, cuya tarea fue organizar y difundir la consigna de lucha por la paz. Luego, el 20 de abril del año siguiente, se reunió en París el Primer Congreso Mundial de Partidarios por la Paz y se creó el Comité Mundial de Partidarios por la Paz que se convertiría en el CMP, organismo que dictó las orientaciones generales que habrían de aplicarse en cada país.15
Entre el 15 y el 19 de marzo de 1950 tuvo lugar la III sesión plenaria del Comité Mundial de Partidarios por la Paz para establecer la tarea de recabar firmas a favor del “Llamamiento de Estocolmo” que buscaba prohibir el uso de armas nucleares.16 En noviembre de ese mismo año sesionó en Varsovia el Segundo Congreso Mundial de Partidarios por la Paz, que expidió un manifiesto a los pueblos del mundo en el que se afirmaba: “La guerra amenaza a la humanidad, a los niños, a las mujeres, y a los hombres. La Organización de las Naciones Unidas no justifica las esperanzas de los pueblos, en cuanto al mantenimiento de la paz y de la tranquilidad. La vida de los hombres y las conquistas de la cultura humana están en peligro”.17 Además, este congreso envió un documento a la ONU para protestar por el incumplimiento de su labor y proponer una agenda de nueve principios para asegurar la paz.18
Luego en febrero de 1952, el CMP elaboró el “Llamamiento de Berlín”,19 donde exhortaba a los miembros del Consejo de Seguridad de la ONU a firmar un pacto de paz que sería un acuerdo entre las superpotencias. En ese mismo año sesionó el Congreso de los Pueblos por la Paz en Viena y se condenó el uso de armas de destrucción masiva y la guerra de Corea. Para este congreso, Frida Kahlo elaboró una pintura donde una paloma blanca, entre el día y la noche, se posaba sobre un árbol; la tituló como el evento.20
Luego del Congreso de los Pueblos en Viena (1952), se organizaron la Conferencia Asia-Pacífico en China (1952), el Congreso Continental de la Cultura en Santiago de Chile (1953) y la Asamblea Mundial de la Paz en Helsinki (1955), que fue la última reunión de gran relevancia del CMP, pues luego del XX Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS) en 1956, el movimiento por la paz perdió preeminencia para la política soviética y, con ella, también la CMP.21
Actores y promotores de la lucha por la paz en México. El Partido Comunista Mexicano, el Consejo Nacional de Partidarios por la Paz y la comunidad intelectual mexicana
La primera actividad del movimiento por la paz que se organizó en México fue el Congreso Continental Americano por la Paz (CCAP), celebrado en septiembre de 1949 en el Distrito Federal, cinco meses después del Primer Congreso Mundial de Partidarios por la Paz en París. El comité organizador del CCAP estuvo conformado, entre otros, por el escritor mexicano y fundador de El Colegio Nacional Enrique González Martínez, el arqueólogo Alfonso Caso y el escritor chileno exiliado en México Luis Enrique Délano, quien fungió como secretario general del acto.22
El CCAP se efectuó el 5 de septiembre en la Arena México. Con discursos de inauguración y clausura de Vicente Lombardo Toledano, contó con la asistencia de personalidades del arte y la cultura como Narciso Bassols, Martín Luis Guzmán, Diego Rivera, el doctor Carlos Noble, en representación del doctor Carlos Ochoterena, e Ignacio García Téllez, quien representó a Lázaro Cárdenas y fue nombrado presidente de honor del evento.23 En el congreso participaron 1 182 delegados y 723 observadores de 19 países de América, tales como Chile, Brasil, Argentina, Venezuela, Cuba y los Estados Unidos. El CCAP fue organizado con el apoyo del Comité Mexicano por la Paz, en el que coincidieron el PCM, el Partido Popular (PP) e intelectuales y artistas democráticos. El CCAP fue la primera demostración de que las fuerzas prosoviéticas en México podían agrupar a la élite de la cultura y el arte para difundir una política antiimperialista.24
El CCAP decidió adherirse a los acuerdos del Congreso de Partidarios por la Paz de París, pero también añadió en su resolución temas de interés político para Latinoamérica. Se hicieron pronunciamientos contra el Pacto de Río de Janeiro y la política colonialista en la región, y se exhortó a los pueblos de América Latina a la defensa de sus derechos para construir una industria nacional independiente.25
El año de 1950 fue muy activo para el movimiento por la paz en México. El 19 de marzo se organizó “Un gran acto por la paz” como expresión de apoyo al CMP; en éste participaron el grabador Leopoldo Méndez, la arqueóloga Eulalia Guzmán, Vicente Lombardo Toledano, el militante del PCM Manuel Terrazas, el traductor español Wenceslao Roces, el poeta Juan Rejano, el pintor y militante del PCM Juan Pablo Sáinz y Salvador M. Gámiz como presidente de la Confederación de Jóvenes Mexicanos (CJM), entre otros.26 Entre marzo y abril el Comité Mexicano de los Partidarios de la Paz colectó firmas a favor del “Llamamiento de Estocolmo” y difundió el “Manifiesto contra la bomba atómica”. Tales actividades fueron llevadas a cabo por los militantes del PCM y por los intelectuales y artistas mencionados.27 El 27 de agosto de 1950 se realizó otro acto, esta vez en el teatro Arbeu de la ciudad de México, donde se anunció el avance en la colecta de firmas: 201 000 provenientes de todo el país, de las que 100 000 se obtuvieron en el Distrito Federal, 34 000 en Nuevo León, 30 000 en Coahuila, 10 000 en Sinaloa y 10 000 en Oaxaca, entre otros estados.28
En noviembre, el Comité Mexicano por la Paz envió una delegación al II Congreso Mundial de Partidarios por la Paz en Varsovia, y a su regreso se llevó a cabo el acto “La paz en peligro”, donde participaron como oradores Heriberto Jara y el doctor Carlos Noble; este último, como secretario del Comité Mexicano por la Paz, informó que en el II Congreso se eligió al médico Ismael Cosío Villegas, a Lombardo Toledano y a Jara como representantes de México en el CMP, y a Lázaro Cárdenas como uno de los nueve vicepresidentes del buró del CMP.29 Otros asistentes fueron la arqueóloga Eulalia Guzmán y Mireya Huerta, presidenta de la Unión Democrática de Mujeres Mexicanas (UDMM), quien afirmó que esta organización suscribía las resoluciones del II Congreso del CMP.30
Para mejorar la estructura organizativa del movimiento por la paz de México, en abril de 1951 el CMP convocó al Primer Congreso Mexicano por la Paz, que sesionó del 16 al 20 de mayo del mismo año. Los temas abordados fueron 1) los preparativos ante una nueva guerra mundial y sus efectos sobre México; 2) el pueblo mexicano frente a los problemas internacionales, donde se criticó la invasión norteamericana a Corea y a la ONU por condenar a China como país agresor; y 3) la organización y la ampliación del movimiento nacional de partidarios de la paz.
El resultado de este congreso fue la creación del CNPP como organización con múltiples organismos: el Congreso Nacional como máxima autoridad, el Consejo Nacional como dirección permanente del movimiento cuya obligación era reunirse al menos cada seis meses, el Comité Ejecutivo Nacional constituido por 51 miembros, encargado de proponer o revocar secretarios y convocar al congreso, y el secretariado con un presidente y nueve vicepresidentes, encargados de las actividades concretas.31
Una vez establecida la estructura organizativa del CNPP, en mayo de 1951 sesionó el congreso y se eligió como secretario de Organización al editor Rafael López Malo; como secretario general, al poeta comunista Efraín Huerta; a Juan Pablo Sáinz, miembro del PCM se le nombró secretario de Propaganda; a José Iturriaga, secretario de Finanzas, y a Leopoldo Méndez, secretario de Relaciones Internacionales. Además, se eligió al poeta González Martínez como presidente del Consejo y a Lombardo Toledano, Jara e Ismael Cosío Villegas, como vicepresidentes.32 Un año después, con la muerte de Enrique González el 19 de febrero de 1952, se nombró a Heriberto Jara presidente del Comité Mexicano por la Paz.33
El 22 de agosto de ese mismo año Efraín Huerta rindió un informe de actividades, entre las que se encontraba un homenaje a Jara por haber recibido el Premio Stalin de la Paz. En aquella reunión, Efraín Huerta propuso reunir dos millones de firmas en favor del “Llamamiento de Estocolmo” y convocó a tres jornadas de actividades, una de las cuales sería llamada la “Semana Nacional por la Paz”, que se llevaría a cabo durante las fiestas patrias de septiembre, con la finalidad de asociar el ideario nacionalista con la labor del movimiento por la paz.34
La participación en reuniones internacionales fue otra labor del CNPP; por ejemplo, en junio de 1952 se envió al médico Ismael Cosío Villegas, al filósofo Eli de Gortari, a la profesora Paula Gómez Alonso, al educador Rafael Méndez Aguirre, al escritor José Rogelio Álvarez y al militante del PCM Edelmiro Maldonado como delegados a la reunión preparatoria que se citó en China rumbo a un congreso en dicho país.35 En octubre de 1952 se envió una nueva delegación a la Conferencia de Paz de las Regiones de Asia y del Pacífico, celebrada en Beijing el 2 de octubre de 1952.36 Otros actos internacionales en los que participó el CNPP fueron el Congreso de los Pueblos por la Paz, reunido en Viena en diciembre de 1952 y el Congreso Cultural Continental de Santiago de Chile en abril de 1953.37
La constante participación de científicos, intelectuales y artistas en el movimiento por la paz, así como el número de cargos que ocuparon en el CNPP demuestran que las posiciones soviéticas dominaron en México durante este periodo. Personalidades del arte difundieron una política anti-imperialista asociada a la lucha por la paz y crearon obras que fusionaron la tradición plástica y cultural mexicana con elementos del movimiento por la paz; tal como la paloma blanca e íconos del socialismo. Un ejemplo es la pintura de Kahlo titulada El marxismo dará salud a los enfermos (1954), autorretrato donde destaca sus dolencias físicas, a su izquierda una paloma blanca se posa sobre el planeta tierra, mientras que a la derecha aparece el rostro de Marx, de donde se desprende una mano que asfixia a un ave de rapiña que representa al imperialismo norteamericano. Otro ejemplo de estas producciones plásticas fue el mural extraviado de Diego Rivera, Pesadilla de guerra y sueño de paz (1952), donde el pintor retrató a Stalin y Mao Tse-Tung obligando a las potencias imperialistas a firmar un tratado de paz.38
El documento presentado por Zhdánov en la conferencia que dio origen a la Kominform fue retomado por el PCM en su X Congreso reunido a finales de noviembre de 1947, lo que resultó en la decisión política de organizar el movimiento por la paz en México.39 No obstante, fue hasta 1949 con el I Congreso del CMP, cuando el PCM participó de forma más activa en el movimiento por la paz, con el objetivo de “destruir los planes de los monopolios yanquis y del mundo, como condición principal para mantener una paz estable y duradera”.40
El PCM participó en la organización del CCAP en 1949, acto en el que Dionisio Encina, entonces secretario general del partido, afirmó que los comunistas lucharían por los intereses de paz, independencia y liberación nacional y en contra de la guerra y sus instigadores imperialistas.41 Además, por medio del periódico La Voz de México y la revista Teoría, el PCM difundió los documentos del I Congreso del CMP y la CCAP.42
Para octubre de 1949, el Comité Central del PCM celebró una reunión para discutir las actividades de la lucha por la paz y referir las orientaciones de la Unión Soviética para justificar la necesidad de reforzar aquella labor. En la reunión se citó el informe político de Mijaíl Suslov, personaje que ocupó el lugar de Zhdánov, quien falleció en agosto de 1948.43 En abril de 1950 el Comité Central del PCM reiteró su posición a favor de la lucha por la paz, y llamó a cada militante para ser “participante activo en la organización de los Comités de Lucha por la Paz en los Estados, en reuniones nacionales”.44
Pese a todo, esta labor fue insuficiente para movilizar a nuevos sectores de la población mexicana debido a actitudes sectarias de los militantes. Al respecto, el pleno del Comité Central efectuado del 27 al 30 de mayo de 1950 señaló que “en la etapa de lucha por la paz, el sectarismo es el mayor peligro, pues ello nos impedirá elevar la eficacia del movimiento por la paz, impidiendo la incorporación a él a las amplias masas populares”.45 De hecho, la participación de los comunistas en organizaciones de masas como el CNPP fue el camino que había indicado la Kominform al impulsar la creación del CMP, en el que participaban militantes comunistas junto a una mayoría de individuos que no pertenecían al partido.
Para resarcir el problema del sectarismo, la dirección del PCM orientó a sus militantes de base para el desarrollo continuo de actividades a favor de la paz, ya fuera a través de los comités de Lucha por la Paz que ellos mismos crearan, por medio del Comité Mexicano de Partidarios de la Paz; organizando de forma autónoma “brigadas de la paz” dirigidas al público juvenil y femenil; o con la instalación de “mesas de paz” en mercados, plazas y avenidas donde recogerían firmas a favor del “Llamamiento de Estocolmo”.46 Pese a las nuevas orientaciones, el sectarismo no logró revertirse y para diciembre de 1950 se dio a conocer un balance desfavorable sobre la participación de los comunistas en la lucha por la paz.47
La insistencia de la dirección del PCM logró que los militantes concretaran iniciativas de trabajo de masas en los sindicatos y comunidades. Se formó el Comité Obrero Pro Paz de los trabajadores de la empresa Euzkadi, que en 1951 comenzó a editar un boletín en el que difundió el “Manifiesto dirigido a los pueblos del mundo” del Segundo Congreso Mundial de Partidarios de la Paz; además, publicó un pronunciamiento titulado: “Por la paz, contra el imperialismo y la reacción, por la democracia y el alza del nivel de vida de los trabajadores”.48
Una estrategia utilizada por los militantes del PCM fue el uso de estructuras organizativas de base o células, que tenían como fin la creación de comités y la integración de personas que no eran comunistas. Algunas de las células de ciudad de México que procedieron de esta forma fueron “Euzkadi”, “Modelo”, “Santa María”, “Río Consulado”, “Ferrocarrileros”, “Universidad”, “Justo Sierra”, “Silvestre Revueltas”, “Filosofía”, “Normal de Maestros”, “Politécnico”, “J. Guadalupe Rodríguez”, “Lenin”, “Carlos Marx”, “20 de Noviembre”, “Emiliano Zapata”, “Escuadrón 201” y “Vidriera”.49
Al mismo tiempo el PCM utilizó el boletín quincenal de la Comisión Nacional Juvenil, llamado Juventud Comunista, para difundir actividades de lucha por la paz y agrupar a los jóvenes; en dicho órgano se afirmó que la tarea central de la juventud era la recolección de firmas.50 Además, el 6 de mayo de 1951 los miembros de la juventud del PCM participaron en el acto celebrado en el teatro Arbeu, “Los jóvenes mexicanos por la paz”, donde coincidieron con organizaciones como la Confederación de Jóvenes Mexicanos (CJM), la Federación de Estudiantes Técnicos (FET), la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México (FECSM) y los responsables en México de la Federación Mundial de la Juventud Democrática (FMJD).51
Los trabajos del PCM también estuvieron limitados por su debilidad numérica y su falta de influencia entre las masas, problemáticas derivadas de las rupturas y expulsiones generadas en el partido luego de su I Congreso Extraordinario (1940), y por la debilidad orgánica originada en la adopción del browderismo en 1944.52 Esto no impidió que buena parte del trabajo organizativo y de agitación del movimiento fuera sostenida por los militantes comunistas, intelectuales y artistas.
La paz como eje en común. La producción cultural de las revistas la Paz y Cultura Soviética y la creación del Instituto de Intercambio Cultural Mexicano-Ruso
La política anticomunista discreta que practicó el gobierno mexicano implicó tomar una postura intermedia respecto del movimiento por la paz. Sus actividades no fueron prohibidas o reprimidas directamente; sin embargo, se mantuvo un seguimiento policiaco sobre los principales dirigentes y se obstaculizó veladamente la realización de las actividades del movimiento.53 Por ejemplo, el gobierno impidió el uso de espacios públicos estatales para algunos actos públicos, tal como sucedió con la Conferencia Continental Americana, que se celebró en la Arena México.54 Además, se estigmatizó al movimiento por la paz, acusándolo de promover los intereses de la Unión Soviética.
Por su parte, el movimiento por la paz no tuvo una política de confrontación con el gobierno mexicano, pues los intelectuales y personalidades políticas que lo integraban, por ejemplo, Heriberto Jara y Lombardo Toledano, se mantuvieron vinculados al gobierno pese a la derechización implementada desde la administración de Ávila Camacho y a su intensificación con la de Miguel Alemán. El PCM no estaba interesado en usar el movimiento por la paz para arremeter contra el gobierno mexicano. Pese a caracterizar la política del presidente Alemán como favorable al imperialismo, para el PCM era necesario construir un frente nacional democrático y antiimperialista con la participación de los sectores progresistas de la burguesía gobernante.55
Esto permitió que por un momento los intereses del movimiento por la paz se entrelazaran con los del gobierno mexicano, que buscaba demostrar una relativa autonomía respecto del gobierno norteamericano. En febrero de 1952 el gobierno de Estados Unidos efectuó en México una reunión de las comisiones militares de ambos países con el interés de sumar a México a un pacto militar. En contra de estas reuniones bilaterales, el movimiento por la paz organizó una campaña de propaganda con volantes y carteles que llevaban la consigna “México quiere pan, no bayonetas”. El 10 de febrero convocó a un mitin con la consigna “¡Fuera de México los guerreristas yanquis!”, al que asistieron personalidades como la periodista Adelina Zendejas, Eli de Gortari, Diego Rivera, Juan Pablo Sáinz, el escritor Andrés Henestrosa y Efraín Huerta.56 Aquellas reuniones concluyeron con la negativa del gobierno mexicano a ampliar la cooperación militar con los Estados Unidos, con lo cual se afirmó un margen de independencia y autonomía política ante el imperialismo norteamericano. Por su parte, el movimiento por la paz consideró que la decisión del gobierno mexicano fue “una victoria trascendental de las fuerzas de la paz”.57
Las labores del Consejo Nacional de Partidarios por la Paz de México se difundieron por medio de la revista Paz, publicación que en su primer número declaró: “Es esta una revista con un destino muy claro: luchar por la paz. Algunos dirán ¿Pero es que hay que luchar por la paz? ¿No es la paz un estado consustancial a la vida del hombre? Lo es y nadie sino los monstruos pueden intentar quebrar la única atmósfera compatible con el desarrollo de la vida humana”.58
El director y redactor de la sección editorial de Paz fue Heriberto Jara; en el Consejo de Redacción participaron Fernando Benítez, el profesor Celorio Cano, Paula Gómez Alonso, Xavier Guerrero, Andrés Henestrosa, Mireya Huerta y el doctor Carlos Noble; el secretario de Redacción fue Luis Enrique Délano. Con una periodicidad mensual entre 1951 y 1952, para 1953 se editaron cuatro números y en 1954 sólo se publicó el número de abril, que sería el último. La revista Paz enfrentó de forma crónica el problema de su financiamiento, pero también el debilitamiento del movimiento por la paz.59
Desde su número inaugural, Paz fue concebida como órgano del movimiento por la paz en México, pero también como una publicación de alcance latinoamericano que buscaba: “Llevar a todos cuantos en nuestro continente anhelan la paz, una nueva voz amiga, una palabra de aliento, un arma cultural más”.60 De ahí que en sus páginas aparecieran textos de escritores mexicanos como Efraín Huerta y José Mancisidor, y de intelectuales latinoamericanos como los chilenos Pablo Neruda, Luis Enrique Délano y Gabriela Mistral, el cubano Juan Marinello, el colombiano Carlos Castro Saavedra, el costarricense Luis Carlos Fallas y el guatemalteco Luis Cardoza y Aragón.61
En la revista se publicaron los documentos, informes y declaraciones del CMP; artículos sobre la situación política internacional, sobre la tensa relación entre Estados Unidos y la Unión Soviética, la guerra de Corea y la agresión imperialista a China; además de noticias de las actividades pro paz desarrolladas en Europa, Asia y Estados Unidos. Por sus páginas desfilaron textos de personalidades francesas, como el novelista Roger Vaillant, el poeta Claude Roy, el diputado italiano Pietro Neni y el científico francés Federico Joliot-Curie; asimismo, se contó con la colaboración de escritores como el norteamericano Albert E. Kahn y el australiano Wilfred Burchett.62
La participación de artistas e intelectuales mexicanos y latinoamericanos en la revista Paz, así como la inclusión de textos de intelectuales de Estados Unidos, Europa y Asia, demuestra que la lucha por la paz en México, pese a tener una dinámica propia, no dejó de responder a los intereses soviéticos y al panorama global de la Guerra Fría cultural.
Otro aspecto de importancia fue la creación del IICMR, fundado el 23 de agosto de 1944 con el propósito de romper el cordón sanitario que se había establecido en torno a la URSS y así difundir su cultura y los avances del socialismo.63 Su órgano oficial de difusión era la revista Cultura Soviética, la cual se publicó entre noviembre de 1944 y diciembre de 1954 y fue dirigida por Alfonso Reyes y Leopoldo Zea, simpatizantes de la URSS. Pese a esto, para participar en sus actividades no era necesario ser militante comunista.
El IICMR aglutinó, además de un conjunto de intelectuales y personalidades políticas, a científicos y artistas, como el doctor Manuel Sandoval Vallarta, Narciso Serradell, el doctor Ignacio Milla, el ingeniero Julián Rodríguez Adame, el escritor Ermilo Abreu Gómez, José F. Vázquez, Alfredo Gómez de la Vega, el cineasta y fotógrafo Manuel Álvarez Bravo y los artistas José Chávez Morado y Julio Prieto. Algunos miembros del instituto formaron parte del CNPP, por lo que se utilizó la sede del IICMR para actividades como exposiciones artísticas y fotográficas, exhibición de películas y conferencias.
Cultura Soviética difundió las actividades y documentos del CMP, las convocatorias y resoluciones del I y II Congreso Mundial de Partidarios por la Paz, el “Llamamiento de Estocolmo” y el “Llamamiento de Berlín”, así como los informes del presidente del CMP Jean-Frédéric Joliot-Curie y los documentos que el CMP dirigió a la ONU. Esta revista también publicó fragmentos de los discursos de los mexicanos que participaron en los eventos internacionales y nacionales, difundió las actividades del CNPP en la ciudad de México y otros estados de la república. Además, divulgó los eventos de la Unión Soviética, publicó fotografías, manifestaciones y discursos de intelectuales soviéticos.64
En las portadas de la revista Cultura Soviética, en su mayoría ilustradas con grabados de Alberto Beltrán, aparecieron referencias a la paz, sobre todo entre los años de 1949 y 1952. Por ejemplo, cuatro meses después de la III sesión plenaria del Comité Mundial de Partidarios por la Paz en marzo de 1950, de la que resultó el “Llamamiento de Estocolmo”, Beltrán diseñó un conjunto de grabados que aparecieron en los números de julio a septiembre de 1950 (números 69 a 72) y el número 75 de enero de 1951. En estos grabados Beltrán combinó imágenes como la paloma blanca, el socialismo, representado por retratos de Stalin y la Unión Soviética, y la unidad del pueblo ruso y mexicano personificada con hombres y mujeres vestidos con trajes típicos de las culturas de ambos países.65
El IICMR fue sede de conferencias a favor de la paz y de la política pacifista de la URSS, varias de ellas dictadas por Jara. En agosto de 1950, al entregar miles de firmas por la paz en su calidad de vicepresidente del Comité Mexicano por la Paz, Jara pronunció la conferencia “Europa lucha por la paz. Impresiones de viaje”. El 6 de noviembre 1953 impartió “El trabajo pacífico y creador de la URSS” con motivo de la exposición que el instituto instaló sobre la Unión Soviética; y, tras haber recibido el Premio Stalin de la Paz, pronunció una conferencia titulada “Por el fortalecimiento de la paz entre los pueblos”.
El debilitamiento de la lucha por la paz
El impulso inicial, en 1947, del movimiento comunista internacional para la lucha por la paz respondió a la situación internacional descrita por Zhdánov y a la necesidad de evitar otra guerra contra la Unión Soviética. La consigna de lucha por la paz y el CMP fueron medios para la lucha ideológica y política a favor del socialismo, la cual sumó a intelectuales y artistas con el fin de organizar acciones políticas en países del campo capitalista.
La lucha por la paz como arma ideológica se mantuvo vigente pese al cambio en la correlación de fuerzas entre el imperialismo y el antiimperialismo, estado generado por el triunfo de la revolución socialista en China a inicios de 1949; la obtención de la bomba atómica por parte de los soviéticos en agosto de 1949, lo que subsanó parte del desequilibrio militar respecto de Estados Unidos; y el final de la guerra de Corea en julio de 1953. Aunque para 1953 el CMP había creado organizaciones locales en todos los países con partidos comunistas, el movimiento por la paz se vio afectado por las pugnas internas del PCUS luego de la muerte de Stalin en 1953, lo que repercutió en el movimiento comunista internacional.
La situación se agravó en febrero de 1956 cuando Nikita Jrushchov presentó su informe secreto en el XX Congreso del PCUS, a partir del cual se desarrolló el paradigma anti-Stalin bajo la premisa de que el régimen soviético se basaba en la represión. Este documento causó disputas internas en los partidos comunistas de todo el mundo y afectó a los artistas e intelectuales que participaban en organizaciones y actividades de amistad y solidaridad con la URSS.66 Además, para abril de 1956 se disolvió la Kominform y dejó de editarse el semanario ¡Por una Paz Duradera, Por una Democracia Popular! La nueva dirección política de la URSS consideró que la paz mundial era una tarea secundaria, ya que se había alcanzado cierta estabilidad y se habían fortalecido los partidos comunistas:
Los cambios operados durante los últimos años en la situación internacional: el socialismo ha rebasado los límites de un solo país y se ha convertido en un sistema mundial; se ha formado una vasta “zona de paz” que incluye a Estados pacíficos, socialistas y no socialistas, de Europa y de Asia; han crecido y se han fortalecido muchos partidos comunistas en los países capitalistas, dependientes, coloniales y se ha intensificado su actividad en la lucha contra el peligro de guerra y contra la reacción, por la paz y por los intereses vitales de los trabajadores […].67
En México el debilitamiento del movimiento por la paz se expresó en la disminución de actos públicos del CNPP, en la desaparición de la revista Paz en junio de 1954, la disminución de contenido a favor de la paz en la revista Cultura Soviética, que también dejó de publicarse en diciembre de 1954, y la mengua de artistas e intelectuales en el movimiento. El PCM también redujo su labor en este frente, al alegar que las fuerzas antiimperialistas que luchaban por la paz no se encontraban ante una situación de emergencia como en los primeros años de la década de 1950. Al respecto Dionisio Encina declaró en septiembre de 1954:
En los últimos tiempos se ha producido cierto alivio de la tirantez internacional, resultado de la lucha de las fuerzas amantes de la paz contra las fuerzas de la agresión y de la firma y consecuente política exterior de paz que siguen la Unión Soviética y la República Popular China y todos los países del campo de la paz y del socialismo […] Dos focos de guerra han sido apagados: Corea e Indochina. En ambos, los guerreristas han sido llevados a concluir armisticios y han tenido que tragar la amarga píldora de la derrota de sus propósitos […].68
Encina insistió en fortalecer la lucha por la paz, pues no podía descartarse un posible pacto militar entre México y Estados Unidos como el propuesto en 1952. Sin embargo, la conclusión del PCM, al igual que la de otros partidos comunistas del mundo, fue que la lucha por la paz ya no era una tarea tan apremiante como en 1947.69 El PCM continuó participando en las actividades del CMP, pero a partir de 1954 el movimiento por la paz perdió su dinamismo y buena parte de los intelectuales y artistas dejaron de participar.
Además de los factores internacionales que influyeron en el debilitamiento del movimiento por la paz en México, se deben mencionar la propia fragilidad del PCM derivada de su acentuada crisis orgánica durante las décadas de 1940 y 1950, y la intensificación del giro conservador del gobierno mexicano bajo el gobierno de Miguel Alemán Valdés y su continuación por parte de Adolfo Ruiz Cortines, que implicó la represión de las organizaciones de izquierda y del movimiento sindical ante el cual impuso el charrismo sindical.70
No obstante, la experiencia de la lucha por la paz en México permitió que una red de intelectuales, organizaciones y personalidades políticas que formaron parte del Consejo Nacional de Partidarios por la Paz recuperara la política antimperialista del CMP y la enlazara con los intereses de liberación nacional, fundando poco más de un lustro después el Movimiento de Liberación Nacional (MLN).
Conclusiones
El movimiento de lucha por la paz en México tuvo su momento más álgido entre 1949 y 1953. Durante este periodo agrupó a un conjunto de intelectuales, científicos y artistas que gozaban de gran prestigio nacional e internacional. Por medio de estas personalidades y sus obras se difundieron posiciones favorables a la URSS y los demás países antiimperialistas, a la par que se emprendió una campaña contra el campo imperialista en general y los Estados Unidos como su principal figura.
El movimiento por la paz se vinculó con organizaciones de masas como: la CJM, la FET, la FECSM, la UDMM y los sindicatos bajo influencia comunista y lombardista. Las actividades como distribución de panfletos, recolecta de firmas, pega de carteles, mítines, conferencias y creación de comités pro paz agruparon sectores sociales de concepciones democráticas, antiimperialistas, tendientes a un nacionalismo revolucionario y admiradores de la URSS por el papel que había tenido en la derrota del nazismo.
Pese al anticomunismo del gobierno de Miguel Alemán, entre 1949 y 1953 no existió una organización oficial al servicio del bloque capitalista abiertamente anticomunista, revestida de neutralidad o que congregara a un número similar de intelectuales, artistas y científicos como los reunidos en torno al movimiento por la paz. En México, las fuerzas soviéticas tuvieron inicialmente el predominio en el frente de la Guerra Fría Cultural. Cabe señalar que los intereses anticomunistas de corte personal o individual no fueron tomados en cuenta para la elaboración del presente estudio, ya que este artículo gira en torno a la organización política y social de los partidarios comunistas que crearon entidades desde donde hicieron pronunciamientos explícitos colectivos.
En México, las repercusiones de la Segunda Guerra Mundial no fueron tan profundas como en Europa. Por ello, la lucha por la paz no tuvo la repercusión social que adquirió en Francia, Inglaterra, la URSS y el este de Europa, o en países que sufrieron ataques imperialistas, como Corea del Norte, China e Indochina. En México, el movimiento por la paz movilizó a decenas de miles de personas que recaudaron millones firmas para el “Llamamiento de Estocolmo”. En términos generales puede declararse que el movimiento cumplió parcialmente sus objetivos, en contraste con otros países.
Un factor que impidió el desarrollo del movimiento por la paz en México fue la debilidad del PCM. Pese a la participación de sus militantes en el trabajo de propaganda, creación de comités y asistencia a eventos internacionales, las figuras más emblemáticas del movimiento no eran comunistas, como ocurrió en países como Francia con el físico Joliot-Curie, en Chile con Pablo Neruda y en Brasil con Jorge Amado, todos militantes del partido. En el caso de México, el CMP invitó a Lázaro Cárdenas a participar de la dirección de este organismo, y su amigo, el general Heriberto Jara, fue la figura más activa del movimiento, motivo por el cual recibió el Premio Stalin de la Paz.
CCAP | Congreso Continental Americano por la Paz |
CIA | Agencia Central de Inteligencia |
CNPP | Consejo Nacional de Partidarios de la Paz |
CJM | Confederación de Jóvenes Mexicanos |
CMP | Consejo Mundial de la Paz |
FECSM | Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México |
FET | Federación de Estudiantes Técnicos |
FMJD | Federación Mundial de la Juventud Democrática |
IICMR | Instituto de Intercambio Cultural Mexicano-Ruso |
PCM | Partido Comunista Mexicano |
PCUS | Partido Comunista de la Unión Soviética |
PP | Partido Popular |
UDMM | Unión Democrática de Mujeres Mexicanas |