Introducción
Las Instituciones de Educación Superior (IES) juegan, en las últimas décadas, un papel preponderante en la formación de capital humano, capaz de adaptarse al entorno económico, político y social que plantea la globalización. La discusión en torno a la situación y perspectivas de los egresados en el mercado laboral evidencia el papel imperativo de la internacionalización por las competencias profesionales que construye y consolida en los egresados.
Expertos e investigadores de diversas IES sostienen la necesidad de re-crear estructuras y plataformas de comunicación, formas de organización del trabajo y los procesos de intercambio, proyectos curriculares conjuntos y más flexibles, procedimientos y estrategias efectivas, con miras a responder a la formación de ciudadanos multiculturales que exigen las sociedades del conocimiento.
Aunque lamentable, es un hecho que la violencia ha penetrado los espacios educativos, situación que contrasta con la misión de las IES, cuya identidad se le asocia al conocimiento, a la promoción de la cultura y a la igualdad de oportunidades que, en conjunto, propicien la formación de ciudadanos profesionales, democráticos, civilizados y con un sentido de servicio a la ciencia, la tecnología, la innovación, la cultura y la empresa.
De acuerdo con Ortega y Gasset (2001), la Universidad, refiriéndose a las IES, contempla tres funciones generales: la enseñanza de las profesiones, la investigación científica y la transmisión de cultura. De esta forma, el conocimiento, la comprensión y la aplicación de los valores que conforman una base para la paz, significa un primer paso para la resolución de problemas de manera pacífica y solidaria (García-González, 2018). A su vez, Galtung (2014) afirma que tres son las condiciones necesarias para la construcción de cultura de paz: reciprocidad, equidad y entropía.
Desde una dimensión ética, la cultura de paz incluye los principios de solidaridad y respeto a distintas culturas y valores morales. Por tanto, en el centro de cualquier estrategia que tenga por objeto la construcción de una cultura de paz está la educación. Es a través de la educación que se puede hacer la más amplia introducción posible de los valores, habilidades y conocimientos que formen las bases del respeto por la paz, los derechos humanos y los principios democráticos. La educación no sólo debe reforzar la creencia de que la paz es un valor fundamental de la humanidad y crear una mentalidad no violenta, sino debe moldear una actitud de participación y responsabilidad en asuntos relacionados con la paz desde lo local hasta lo global. (Symonides y Singh, 1996:20).
Los estudios de la paz sostienen que el camino a esta se cimenta en la construcción del diálogo empático, en la creación de encuentros y relaciones interculturales facilitadas por el lenguaje, en la formulación de investigaciones y trabajos de campo. En este sentido, en la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS) se define que la movilidad estudiantil es la promotora de dichas acciones como un medio para la promoción de la paz a través del intercambio de experiencias culturales y académicas. La movilidad estudiantil es la estrategia más utilizada en los procesos de internacionalización de la educación superior. Internacionalización que Knight (2015) define como un proceso transversal, cuyo objeto reside en el conocimiento, en la diversidad de culturas, el respeto a la identidad y a la diferencia cultural, y cabe recalcar que este enfoque es muy similar a las investigaciones para la paz.
Con base en lo anterior, esta investigación empírica se basa justamente en dicha función sustantiva y estratégica de las IES, específicamente considerando como estudio de caso a los estudiantes participantes en el Programa de Movilidad Estudiantil Internacional de la UAS, específicamente la movilidad saliente, aquellos estudiantes locales que realizan sus estudios durante un semestre o un año en IES en el extranjero con las que la UAS ha firmado convenios.
El trabajo, además de compartir la experiencia de esta IES que trabaja con una perspectiva global en la implementación del Programa para la Internacionalización, analiza la movilidad saliente como una de sus estrategias y como elemento promotor de la cultura y valores de paz entre la juventud sinaloense. El estado de Sinaloa es conocido inadecuadamente en el país como la cuna del narcotráfico, por lo que esta investigación cualitativa propicia un ejercicio reflexivo en torno al estado del arte respecto a la internacionalización y a los conceptos de paz y su campo de estudio a partir de las siguientes preguntas: ¿qué valores se promueven a través de los principales documentos institucionales que recogen la misión y visión de la UAS? y ¿cómo y cuándo adquieren los estudiantes de la UAS las habilidades y competencias necesarias para forjarse como ciudadanos globales y agentes de paz? Con los fundamentos proporcionados por este análisis cualitativo, se consideró relevante proponer una política gubernamental como alternativa de prevención de conflictos en Sinaloa de tal forma que en las IES del estado se forje un futuro solidario y el desarrollo de una cultura de paz.
A lo largo de las secciones se presenta un marco teórico conceptual, además de las estrategias y políticas institucionales que fundamentan el proceso de internacionalización en la UAS como caso de estudio. Se presenta un análisis del impacto del Programa de Movilidad Estudiantil en la formación de ciudadanos con responsabilidad individual y colectiva de sus orientaciones, lo cual constituye, según Jiménez (2011) la esencia de un pacifista.
La investigación buscó conocer el impacto de las estrategias de internacionalización implementadas en la UAS y determinar su incidencia en las ventajas competitivas de los estudiantes, así como en la construcción de espacios de paz en el ámbito académico y social en el que se desenvuelve la comunidad universitaria. Se considera que la principal aportación de esta investigación radica en abordar nuevos paradigmas en los que la internacionalización de la educación superior funja como un elemento clave de espacios de paz de donde emerjan nuevas formas de pensamiento para avanzar hacia una sociedad del conocimiento.
Internacionalización y paz, un sólido vínculo para la calidad de la educación superior
La internacionalización es un fenómeno relevante para gobiernos y las IES, ya que constituye una respuesta a los retos de la globalización. Rodríguez (2014) señala que a la internacionalización se le concibe como una de las formas en que la educación superior reacciona a las posibilidades y desafíos de la globalización; es tanto un objetivo como un proceso que permite que las IES logren una mayor presencia y visibilidad internacional aprovechando los beneficios que están presentes en el exterior.
En este sentido, la internacionalización se presenta como una estrategia de la educación superior que forma parte de una nueva visión educativa acorde a los requerimientos del siglo XXI. La movilidad estudiantil es la forma más clara y visible de la internacionalización, y las IES que persiguen el logro de una alta calidad de su educación son quienes establecen políticas de internacionalización, programas de movilidad, manifiesta una perspectiva de la educación en lo cultural, promueve encuentros entre los estudiantes y profesores con personas multiculturales y ejecutan los convenios firmados entre IES para estancias de estudio en el extranjero, permitiéndole al estudiante comprender mejor lo que está sucediendo en el mundo, lo que le están enseñando y porqué es importante que se promueva el intercambio de ideas, opiniones, dejando a un lado los estereotipos y las diferencias sociales. Dicho en corto, son promotoras de la paz, por consiguiente, la educación internacional resulta muy importante para el desarrollo y formación del profesional competitivo.
De acuerdo a Bojórquez (2006) y a López (2008), una educación de calidad implica considerar de manera muy exigente los procesos de mejora continua basada en una filosofía adecuada de trabajo, sólidas relaciones humanas y valores institucionales debidamente construidos, a través de lo cual se propicia una renovada funcionalidad social, nuevas formas de administración y liderazgo institucional dedicada a la producción de conocimiento.
También, se considera que la educación de calidad debe ir a la par de los cambios tecnológicos, económicos y sociales que configuran el mercado laboral. Por ello, es necesario que el modelo educativo de las IES dote a sus estudiantes de los cuatro pilares de la educación definidos por Delors a fines del siglo. Resulta indispensable que los estudiantes continúen desarrollando competencias y habilidades a lo largo de su vida. Sin embargo, ¿qué pasa cuando conviven y están rodeados por la globalización de la violencia? Entonces, hay que recuperar y propiciar espacios de paz. De acuerdo con Gómez Collado, se define a la cultura de paz como:
…un conjunto de valores, actitudes, tradiciones, comportamientos y estilos de vida basados principalmente en el respeto, la resolución pacífica de los conflictos, la promoción de los derechos humanos, la igualdad de género, el conducirse bajo principios de libertad, la justicia, la democracia, la tolerancia, así como la solidaridad, la cooperación, el pluralismo, la diversidad cultural y en especial el diálogo entre todos los individuos (2018:9).
Jiménez (2018), propone la cultura de paz como neutra igual a la no violencia y una visión holística, complementaria entre los individuos y naciones. La paz neutra responde al conjunto de la paz negativa y positiva; mientras que por la no violencia se refiere a las relaciones sin violencia en oposición a la violencia directa, a la resistencia sin armas en oposición a la violencia cultural, o al hacer una filosofía para la paz en oposición a la violencia cultural.
Con base en la noción anterior, la función de las IES y sus egresados es responder con las competencias exigidas por el mercado a las necesidades actuales y futuras en el ámbito de la investigación, innovación, la industria y el desarrollo tecnológico, pues de lo que se trata es de formar un profesional-social e intelectualmente preparado para ejercer con eficiencia destrezas profesionales y conscientemente formado en sus deberes solidarios de ciudadano, con una visión global y de ser humano. Para formar a dicho profesional social, son necesarios dos tipos de contenidos: los saberes y las habilidades o destrezas, mismos que se adquieren mediante las asignaturas por instrucción, y las habilidades, que comprenden hábitos y destrezas, que se desarrollan con la educación, tales como dominio de competencias tecnológicas, hablar otro idioma, convivir con personas de otras culturas o costumbres.
¿Qué es la internacionalización vista desde la paz? Es una herramienta propicia que las IES necesitan para lograr lo que se requiere para superar los desafíos de la globalización. Es una tendencia que se enmarca también en la Declaración Mundial de la Educación Superior (UNESCO, 1998), donde se señala la importancia de la educación de calidad hacia la internacionalización como promotora del pensamiento crítico, la interdisciplinariedad y la participación activa, lo que contribuye, en gran medida, a la formación de ciudadanos éticos, constructores de paz. En este contexto, Gacel-Ávila (2000) sostiene que las IES que definen su política educativa, diseñan e implementan estrategias de internacionalización, principalmente con el objetivo de mejorar la calidad de la misma, logran más acreditación internacional, preparan mejor a especialistas para un mercado laboral internacional altamente competitivo. Para Morris (2011), se debe internacionalizar a la comunidad de la educación superior para mostrar tolerancia por las diferencias y respeto por las culturas, creencias y valores de otros. A su vez, Gómez Collado (2018) sostiene que el resultado debería ser la formación de ciudadanos de bien, motivados, con sentido crítico, capaces de analizar las necesidades de la sociedad, buscar soluciones y asumir la responsabilidad social utilizando métodos para su adquisición de conocimientos prácticos, competencias y aptitudes para la comunicación, análisis creativo, crítico y propositivo, así como la reflexión y la participación del trabajo en equipo en espacios multiculturales.
Por su parte, Camacho (2017) sostiene que este campo de investigación avanzó a partir de la práctica profesional. Por ejemplo, desde la que hace énfasis en actividades como intercambio y cooperación, pero también como un proceso de cambio institucional que permea la administración para la mejora de la enseñanza-aprendizaje, como un proceso para integrar una dimensión internacional, intercultural o global en las funciones de la educación superior o como políticas y programas específicos emprendidos por gobiernos, sistemas académicos e instituciones, para promover la movilidad académica, investigación y docencia.
Otro de los aspectos relevantes de la internacionalización es que se considera un medio para ofrecer a los estudiantes una educación integral a través de acciones específicas que realizan las Oficinas de Relaciones Internacionales (ORI) de las IES, como acciones en los programas de estudio, acuerdos y convenios de colaboración, proyectos de investigación conjuntos, currículo internacionalizado, movilidad estudiantil y docente, por mencionar algunas. Para lograr lo anterior, las IES deben crear estrategias que permitan una buena internacionalización. Deben, por tanto, crear conceptos claves para trazar un correcto camino a seguir y de esta manera no desviarse en el proceso. Esta estrategia debe contar con una visión, misión, valores, tareas, principios, destacar sus fortalezas, debilidades, oportunidades, amenazas, hacer un inventario, realizar auditorías y una valoración continua de los logros obtenidos.
La internacionalización es y seguirá siendo un instrumento que permite formar a los profesionistas del mercado laboral, los cuales demostrarán entre sus competencias que piensan global y actúan local, adaptándose a un mundo cada vez más globalizado. Los estudiantes, al participar en el programa de movilidad, desarrollan habilidades para la convivencia respetuosa, el trabajo en equipo, la colaboración entre los demás para la obtención de objetivos comunes y resolver conflictos gracias a las bases que se les da en las instituciones promotoras de la cultura de paz. Lo anterior se expresa en la Figura 1, en la que se enfatiza la importancia de la política de internacionalización, a través del programa de movilidad estudiantil como herramienta clave de dicho proceso.
Como puede notarse en la Figura 1, se parte de la violencia como un elemento de la vida cotidiana para generar un cambio de paradigma al concebir espacios de paz neutra, definida ésta por Jiménez (2011) como un proceso gradual, un acuerdo para comprometerse con sus actores bajo un conjunto de normas y reglas fruto del diálogo, entre principios de igualdad, libertad, justicia social y responsabilidad. El argumento es que con la participación en el programa de movilidad se fomentan espacios de convivencia pacífica y cultura de paz. Lo esencial de la paz neutra es neutralizar los elementos violentos (culturales o simbólicos) que habitan en los patrones culturales que posee cada sociedad para organizar sus relaciones entre los individuos, la familia, los grupos y la sociedad en su conjunto (Jiménez, 2014).
Aguilar (2014) afirma que, uno de los objetivos centrales de las políticas de internacionalización de las IES debe ser el fomento de una cultura de paz, la cual debe enfocarse en la defensa y el fortalecimiento de los derechos humanos, la equidad de género, la educación para la paz y la resolución de conflictos de manera pacífica y creativa. Lo anterior es incluso más relevante cuando se toma en consideración un escenario en el que la sociedad considera el problema de la violencia como parte de la vida cotidiana y que a través de la educación se puede moldear una actitud de participación y responsabilidad en asuntos relacionados con la paz no sólo a nivel local y nacional, sino también en los niveles regional y global.
Como afirma Arabkheradmand, Shabani, Zand-Moghadam, Bahrami, Derakhshesh y Golkhandan (2015), el proceso de internacionalizar la educación superior podría crear un entorno cosmopolita con una variedad de culturas para que los individuos aprendan y adquieran una actitud de tolerancia y convivencia. De Wit, Deca y Hunter (2015) también hacen referencia al proceso deliberado de integrar una dimensión internacional, intercultural o global en los objetivos, funciones y la prestación de la educación superior, con el fin de elevar la calidad de la educación y la investigación a todos los estudiantes y al personal académico. La internacionalización es un medio adecuado para promover la unión de las naciones, busca concientizar a los individuos a través de su educación profesional y el intercambio de conocimiento, es decir, la lucha de las normas sociales de convivencia internacional para obtener un bien común, la justicia social, la paz entre los individuos y el desarrollo equitativo mediante la generación de competencias culturales y habilidades críticas de reflexión.
De acuerdo con Jiménez (2018), la forma de adaptarse corresponde a la manera en la que se enfrenta a la cultura, misma que determina la forma de entender y transformar los conflictos y las violencias en las sociedades complejas en que se vive. Su importancia radica en buscar mecanismos en los que la convivencia sea un instrumento de desarrollo dentro del ámbito del ser humano.
La discusión muestra que el papel de la educación internacional es indispensable para abrir una superficie relacional de abordar los grandes tópicos transversales del mundo global: la diversidad cultural, el diálogo intercultural, la cultura de paz, la cohesión social y la formación de una ciudadanía basada en valores. Una estrategia es la movilidad.
La movilidad estudiantil como componente de espacio de cultura de paz
En educación superior, movilidad e internacionalización son conceptos que suelen ser utilizados en forma intercambiable. Es cierto que si bien se refieren a fenómenos interdependientes, no significan lo mismo. La diferencia radica en su visibilidad; la movilidad es la parte más visible y la más concreta de la internacionalización. Como estrategia de internacionalización, la movilidad estudiantil permite participar y tener exposición a flujos internacionales de conocimiento y a nuevas ideas o tecnologías, contribuye al entendimiento entre culturas, a la construcción de una identidad cultural y al desarrollo de una ciudadanía, como objetivos principales.
Luchilo (2006) identifica tres estrategias que permiten identificar sendas lógicas en las que parecen coincidir la mayoría de los actores que intervienen en el proceso de circulación de estudiantes internacionales: i) la movilidad, entendida como una lógica de cooperación entre Estados, ii) la movilidad, como una herramienta que permite atraer personal académico y científico calificado y iii) la movilidad, como una fuente capaz de proveer ingresos extraordinarios. Lo que comenzó siendo una moda espoleada por el incentivo que suponían los programas de movilidad ensayados con éxito desde mediados de la década de los noventa en los países europeos, comenzó a expandirse entre jóvenes de clase media de los países en vías de desarrollo, formando un fenómeno transcultural con todos los ingredientes necesarios para poder ser identificado con el apelativo de global.
La internacionalización a través de la movilidad establece un fuerte y sólido vínculo con los principios culturales de la paz, a diferencia de otras latitudes, como existe en la Unión Europea, con la creación del Espacio Europeo de Educación Superior, pero en América Latina no ha habido un proceso integral de cooperación internacional en el área de educación que enfatice tanto dicho vínculo. Y al mismo tiempo, se ha carecido de una perspectiva de internacionalización que agrupe a todo el bloque latinoamericano, caso contrario a Europa donde existe el programa Erasmus. La iniciativa más cercana a ello fue el Programa Tunning, una réplica del programa europeo que dio forma al Espacio Europeo de Educación Superior y que operó en América Latina de 2004 al 2013, integrando a 18 países con la intención de definir competencias, enfoques de enseñanza, créditos académicos y estándares de calidad para 15 áreas de conocimiento. Hoy existe una conciencia cada vez más clara de que la educación superior es clave en el desarrollo social y económico, por lo que algunos gobiernos latinoamericanos (Colombia y Brasil, por ejemplo) han incorporado una perspectiva de cooperación entre sus organismos y ejes de acción, es por eso que han establecido oficinas que fomentan la cooperación académica con países afines a sus principios de integración.
En conformidad con los argumentos expuestos, si bien México no es la excepción y carece de estructuras de gobernanza en el área de educación internacional, no cuenta con una política educativa en internacionalización capaz de enfrentar de forma global las situaciones que se afrontan en el mundo. Ejemplo de ello es que en el Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024 del Gobierno Federal no se contempla ningún apartado que considere esta idea referente a la internacionalización de la educación superior; lo más cercano es la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES) que Álvarez (2015) la define como una institución intermedia del campo de producción de políticas de educación superior, de su rol ante la política de Estado de la educación superior y de su incursión en un nuevo paradigma de inclusión y responsabilidad social. Es a través de la ANUIES, junto con las IES, que en esta presente administración se construyen iniciativas que pugnen porque exista una política educativa exitosa, así como programas de fortalecimiento con visión de largo plazo (Villers, 2015).
Es por ello que algunas IES concentran sus esfuerzos institucionales a los programas de movilidad estudiantil, como valor añadido y elemento clave de la internacionalización, así como un medio para mejorar la calidad de la oferta educativa. En la UAS, la movilidad juega un papel central como actor social en la generación de nuevos paradigmas que otorguen mayor relevancia a los valores y den paso a la concepción de una nueva cultura de paz. Esta IES, con una matrícula de más de 165,000 estudiantes, de nivel medio superior, superior y posgrado, reconocida como la tercera Universidad Pública estatal, más grande del país y la segunda con mayor cobertura en México (Guerra, 2019), la internacionalización se entiende como un motor y eje transversal para la concreción de objetivos como el incremento de la competitividad académica y profesional de estudiantes e investigadores, la obtención de esquemas de financiamiento extraordinario y el intercambio de conocimiento para disminuir la brecha entre países.
La estructuración de su estrategia de internacionalización se visibilizó en 2011 con la puesta en marcha del Programa para la Internacionalización, documento donde se configuró un marco internacional, a través de cuatro políticas institucionales: revaloración de la gestión de internacionalización, fortalecimiento de la movilidad académica y artística, fortalecimiento de redes internacionales de cuerpos académicos, y la acreditación internacional de programas de licenciatura. Posteriormente, en 2013 se implementó el Plan de Desarrollo Institucional con el cual empezó un proceso de internacionalización caracterizado por el incremento de firmas de convenios de colaboración y la adhesión a organizaciones internacionales, el impulso a la movilidad académica y al desarrollo de estancias de investigación, acciones que formaron parte fundamental en los ejes estratégicos del Plan de Desarrollo Institucional Consolidación 2017, y del Plan de Desarrollo Institucional Consolidación Global 2021.
Como resultado de estas acciones, las prácticas de movilidad internacional -tanto estudiantil como docente- se han incrementado de manera permanente. La existencia del verano internacional promovido por la UAS es otro ejemplo de presencia de los estudiantes en centros de investigación de diversos países. Un total de 1291 estudiantes de la UAS han vivido una experiencia de movilidad internacional y 780 visitantes han realizado movilidad en esta institución, corroborando que “conocer la experiencia de los participantes en programas de intercambio resulta primordial puesto que no solamente se conocen las motivaciones que los empujaron a realizar una estancia en otro centro educativo, sino conocer el cumplimiento de sus expectativas una vez que retornan a su universidad de origen” (Otero Gómez, Pérez y Sánchez Leyva, 2018:76).
Con base en lo anterior, resulta indispensable mostrar los resultados que se obtuvieron al realizar este estudio de caso.
Metodología
El estudio empírico se basó primeramente en una encuesta realizada a participantes del Programa de Movilidad Estudiantil (PME), a través de la cual se obtuvo la primera información basada en las opiniones y actitudes de los estudiantes de movilidad saliente. Posteriormente, se diseñó un cuestionario donde se les pregunta tanto del nivel de difusión y aceptación del PME en términos de requisitos y fuentes de financiamiento, así como el nivel de adquisición de competencias lingüísticas, académicas y culturales de ellos como estudiantes y su formación metodológica en el contexto de las aulas internacionales.
El objeto de estudio -de un total de 1291 estudiantes de movilidad saliente entre 2013-2019- consideró a 350 alumnos, con edades comprendidas entre los 19 y 28 años, donde el 22% fueron hombres y el 78% mujeres. Los participantes se identificaron a partir de la información proporcionada por la Coordinación de Movilidad Estudiantil de la Dirección General de Vinculación y Relaciones Internacionales (DGVRI). Cabe recalcar que por el tamaño de la muestra, se aplicó un cuestionario y los resultados se codificaron en una base de datos en Excel, lo que posibilitó extraer conclusiones más fiables en la investigación cualitativa. La aplicación del cuestionario se realizó de manera autoadministrado, ya fuese de forma física o difundida en línea. Dicho cuestionario se diseñó con base en el Reglamento General de la DGVRI, el Reglamento de Movilidad Estudiantil, el formulario de aplicación para la movilidad y el reporte final de movilidad. Contiene un total de 44 preguntas divididas en tres tipos de respuesta.
La primera parte proporciona información sobre la edad, sexo, facultad y licenciatura que cursa el participante; en la segunda, información sobre el nivel de aceptación de los estudiantes en el programa de movilidad, y en la última parte, se divide en otras tres secciones para obtener información de competencias internacionales adquiridas en un ambiente multicultural. Esta última parte, se elaboró con base en las Resoluciones aprobadas por la Asamblea General de la Declaración y Programa de Acción sobre una Cultura de Paz (1999, A/53/243), mostradas en la Figura 2, en cuyos nueve artículos se aborda la definición de una cultura de paz como un conjunto de valores, actitudes, tradiciones, comportamiento y estilos de vida basados en el respeto a la vida, el fin de la violencia, la promoción y la práctica de la no violencia por medio de la educación, el diálogo, la cooperación, la promoción de la comprensión, la tolerancia y la solidaridad entre todas las civilizaciones, buscando siempre que la sociedad civil se comprometa al desarrollo total de una cultura de paz; todas ellas son medidas promovidas a través de la educación.
También se basó en los seis principios clave establecidos en el Manifiesto 2000, mostrados en la Figura 3, los cuales resumen los valores-objetivos mínimos para crear espacios de paz en instituciones de educación: respetar a la vida, practicar la no violencia activa, compartir mi tiempo y mis recuerdos materiales, defender la libertad de expresión, promover un consumo responsable y contribuir al desarrollo de mi comunidad. Dicho documento fue formulado por premios Nobel de la Paz para que el individuo (haciendo referencia al estudiante) asuma su responsabilidad de convertir en realidad los valores, las actitudes, los comportamientos que fomentan la cultura de paz y con ello poder actuar en el entorno familiar, local, regional y nacional, practicando y fomentando la no violencia, la tolerancia, el diálogo, la reconciliación, la justicia y la solidaridad en su día a día.
Resultados de cuestionario aplicado
A la pregunta de cómo se enteró el estudiante del PME, 210 de los participantes se informaron directamente en el área de vinculación de su facultad, 88 estudiantes se interesaron porque un compañero participó en el PME, siete estudiantes reportaron haberse enterado por medio de la web institucional y 45 no lo especificaron.
Respecto a la principal fuente de financiamiento, destaca que 99 participantes lo hicieron con recursos familiares, 70 con recursos proporcionados por el sector público, 60 con becas de las instituciones receptoras, 58 con recursos del sector privado, 46 con becas otorgadas por la UAS y tan sólo dos estudiantes mencionaron que su principal fuente de financiamiento provino de su esfuerzo personal.
Al preguntar, si la experiencia de estudiar en el extranjero les abrió el horizonte a nuevas ideas, y si perciben al mundo más global y diverso 298 participantes respondieron afirmativamente, y cuando se les consultó si su experiencia había influido en su forma de interactuar con personas de otras culturas, 333 participantes señalaron estar muy de acuerdo.
En la encuesta, el estudiante de la UAS en Corea del Sur señaló que
el simple hecho de poder tener un acercamiento con personas que poseen diferentes ideas y perspectivas del mundo, influye en tu aprendizaje y comprensión, tanto de la academia, la educación, la cultura, la política, la economía, la historia y la misma vida. Este cambio de perspectiva ayuda a solidificar la tolerancia, la comunicación abierta, la diplomacia y el respeto; lo que conlleva a qué la convivencia con personas de otras culturas sea más fácil y con sensibilización, lo que evita malentendidos y posibles ofensas.
Cabe hacer notar que solo 17 participantes se mostraron escépticos, lo cual pues deberse a otras circunstancias de las que no quisieron hablar. Luego, y con respecto a lo aprendido en el extranjero o qué competencias lograron mejorar, un estudiante de la UAS en Colombia mencionó que “específicamente a mejorar mi calidad humana, mejoré en mis valores sociales, habilidades interpersonales como adaptarme a nuevas situaciones, toma de decisiones, también en ámbitos tecnológicos, habilidades en computadora, formular y gestionar proyectos, así como en mis procesos de aprendizaje, análisis, autocritica”.
Otro estudiante en España dijo que:
Los aprendizajes y experiencias son muchas ya que de todas las diferencias existentes se aprende, y vivir en un país diferente a México es una adaptación continua de formas de pensar, actuar, y costumbres que hay que adoptar. La principal competencia que adquirí fue una mentalidad más abierta lo que ayuda en la sana convivencia y la resolución de problemas. Valores como la tolerancia y el respeto y costumbres como reciclar y separar la basura.
Cuando se les preguntó si consideran que la experiencia de participar en el programa de movilidad estudiantil genera espacios de paz, 330 participantes afirmaron categóricamente que sí y 20 participantes omitieron su respuesta. Sin embargo, entre los últimos testimonios que acompañaron sus respuestas afirmativas, un estudiante que estuvo en tres diferentes programas movilidad, en Estados Unidos, España y Chile, dijo que le “tocó atender a gente refugiada de la guerra de Siria; eso realmente te pone en contexto con la situación de otras personas”. Un estudiante en España menciono que:
…la convivencia en un ambiente distinto, con personas de diferentes culturas, bajo otras normas de conducta que debes respetar y hasta cierto punto adaptar, te hacen valorar las diferencias y por lo tanto ser tolerante, consciente y de pronto estás interesado y preocupado por lo que pasa en España, Egipto o Japón, porque formas relaciones con personas de otros continentes y de pronto no sólo eres ciudadano de México, si no del mundo y asumes un mayor compromiso y responsabilidad ante este.
Al momento de consultarles a los participantes su experiencia en el PME y si podrían identificar los conflictos más importantes que afectan día a día en Sinaloa, los estudiantes contestaron según lo plasmado en la Gráfica 1.
Acerca de la categoría “otros”, no mencionaron cuáles, pero es evidente la inseguridad, el narcotráfico y la ausencia de paz entre los más señalados. Luego, cuando se les preguntó de qué manera pudieran ayudar a reducir la violencia en su estado un estudiante movilizado en Colombia, mencionó: “pensando de manera positiva, no solo con la influencia de mi cultura, sino con la de otras y motivando a los jóvenes a que realicen estancias educativas fuera y así valoren sus posibilidades de mejorar y cambiar el pensamiento.” Otro participante cuya movilidad fue en España, mencionó que “pues al menos en mi entorno, mantener espacios libres de violencia, haciendo una reacción en cadena, mi movilidad me ayudó a concientizar; entonces, yo puedo ayudar a otros a lo mismo”. Dos estudiantes más movilizados también a España dijeron que “Siendo una mejor ciudadana e invitando a todos los estudiantes posibles a que realicen una movilidad para que cambien su forma de pensar y se den cuenta de lo tranquilo que es vivir un lugar seguro.” O bien:
Yo soy docente de arte en educación primaria. En Sinaloa hay muchos niños que tristemente no pueden recibir la educación que merecen; hay algunos que asisten a la escuela, pero por diferentes motivos, generalmente familiares y económicos, están en riesgo de dejar sus estudios truncos. Personalmente no me siento capaz de ayudar a reducir la violencia directamente; sin embargo, quienes realizamos movilidad internacional podemos sembrar esperanza en los niños y la ambición de seguir adelante con sus estudios. Cuando le hablas a un niño sobre viajar a otro país se muestran incrédulos al principio y señalan que eso es para gente rica. Cuando le hablas de tu experiencia, les muestras imágenes y además les platicas que lo único que hace falta es poner todas sus ganas a los estudios, porque el gobierno y la escuela pueden apoyarte económicamente, se emocionan y muestran mayor empeño en sus clases. Lo que podemos hacer como participantes de movilidad internacional es ser fuente de motivación para que los niños vean lo importante que es la educación, sueñen con una profesión digna y honrada y puedan logarlo.
Por último, al momento de consultar a los estudiantes si consideraban que durante su estancia en el PME recibieron herramientas que les ayuden a erradicar la violencia en Sinaloa, más de 180 respondieron que “Sí”, 100 participantes señalaron que “No” y el resto se abstuvo; al preguntarles cuáles habían sido esas herramientas, un estudiante en Polonia dijo:
Ahora me parece que ya es conocido y hasta quizás aplicado en Sinaloa también, pero en 2014 que estuve residiendo en el extranjero y conviviendo con estudiantes universitarios internacionales, recuerdo muy bien que me sorprendí mucho en una plática informal con compañeras, por el hecho de que en otros países aplicaban como herramienta de aprendizaje y comportamiento social responsable un programa que llamaban “Learn to learn” (aprender a aprender), que no existía en Sinaloa antes pero es justo un programa-herramienta (que por lo menos llevaban en aquel tiempo más de 20 años aplicándolo en países europeos) y que imparten desde preescolar hasta bachillerato, para reforzar la enseñanza con métodos de estudio eficientes y que según los comentarios de aquellas compañeras, también incluyen aprendizaje cultural y formas de comportamiento social muy orientado a fomentar la paz en la escuela y en el hogar.
Con la información recopilada, se considera que la movilidad permite al que participa comprender mejor lo que está sucediendo en el mundo, dejando a un lado los estereotipos y las diferencias sociales, elementos claves para entender, reflexionar, pensar y actuar sobre los altos índices de violencia que se vive en México, principalmente en el estado de Sinaloa. Frente a ello, el promover espacios de paz en el estado se vuelve estratégico, relevante y necesario.
Discusión
En este marco general, se corrobora lo que señala Jiménez (2011, 2018) cuando afirma que el enfoque pacifista de la enseñanza superior permite comprender, interpretar, preservar, reforzar, promover y difundir la cultura en todos sus niveles y aspectos desde un contexto de plural y diverso, con una visión de la educación que rompe los esquemas endógenos, incitando a la formación con una visión multicultural. Es un hecho, pues, que los programas de estudio en el extranjero ofrecen una oportunidad extraordinaria a los estudiantes en un mundo cada vez más internacionalizado, global e intercultural.
Lo que se debe considerar también es que las IES que participan en este proceso de internacionalización diseñen las políticas necesarias para la creación de un ambiente sano, de entendimiento ante las diferencias y el choque cultural, así como la apertura de nuevas formas de comprender las cosas. Atenta contra este enfoque pacifista de la educación internacional el escenario económico con los recortes presupuestales en materia de educación en los países, ya que tiene un impacto negativo en la capacidad de las IES para ampliar la cobertura de los programas de internacionalización, en particular en los PME.
Hay que resaltar que las IES mexicanas han alcanzado un nivel de internacionalización según sus características, pero con el presupuesto limitado para acciones específicas y con la situación económica actual se verán más afectaciones en esta década. Las vías tradicionales de la acción administrativa son insuficientes para hacer frente a la nueva realidad, por lo que una política gubernamental en torno a la educación internacional representa una oportunidad para construir IES más justas y equitativas, diversas, incluyentes y plurales desde la cultura de paz.
De ahí la necesidad de prevenir que esta situación se transforme en un conflicto de violencia cultural/simbólica, por lo cual es recomendable buscar alternativas que promuevan la participación de las IES en los programas de internacionalización y generar espacios de paz neutra, tal como la define Jiménez (2011). El supuesto más repetido es que estudiar en el extranjero promueve una cosmovisión y una conciencia de los problemas mundiales. Sin embargo, aún es escasa la evidencia que nos provea de los marcos conceptuales necesarios para explicar cómo suceden de hecho estos procesos. Tal como señala Mederos (2014:142): “La formación de normas de convivencia en los estudiantes universitarios es esencial para que adquieran normas de comportamiento, valores, costumbres, o sea, se socialicen y asuman una posición creadora y transformadora de la realidad a través de la influencia de las personas y de la cultura del medio en que viven”.
Por ende, las IES como responsables de la formación académica y científica, así como de la difusión cultural, juegan un papel fundamental en la construcción de espacios de paz. La implementación de políticas como la internacionalización educativa posicionan a las IES como promotoras en la construcción de espacios de aprendizaje en los que se fomentan a través de la educación intercultural, la tolerancia, la solidaridad, la diversidad humana y el diálogo entre culturas como herramientas necesarias para enfrentar y comprender un mundo cada vez globalizado.
Conclusiones
Los resultados empíricos de esta investigación conducen a señalar que, aunque queda aún mucho por hacer en la promoción y creación de espacios de paz a nivel estudiantil, las IES se afirman como un excelente espacio de paz para abanderar esta política de internacionalización que actuaría como inspiración la solución creativa de problemas. La cultura de paz en la internacionalización constituye un paso necesario para el aprendizaje de la gestión de emociones, de actitudes basadas en el respeto y la tolerancia, además de facilitar la creación de valores culturales basados en la cooperación.
Asimismo, se confirma la necesidad de gestionar en las IES fuentes de financiamiento para la operación de estos programas. Se ha demostrado que el papel de la internacionalización es indispensable para abrir una superficie relacional y abordar los grandes tópicos transversales del mundo global, intercultural diverso. La educación internacional contribuye a la construcción de una cultura de paz, es decir, una nueva forma de cultivar las relaciones entre los seres humanos mismos y entre estos y la naturaleza para incrementar las posibilidades de vivir en armonía.
El PME representa un escenario de aprendizaje a donde llegan los estudiantes para calificarse en orden a la generación del conocimiento, así como para asumir estos procesos de enseñanza aprendizaje en orden a la proyección y el empoderamiento laboral. Por tanto, resulta indispensable la concientización y la creación de sentido crítico apropiados desde la propia experiencia en el extranjero para el desarrollo de prácticas educativas vivenciadas para su crecimiento y desarrollo personal y profesional, y con ello la transformación del entorno educativo.
Por último, cabe recalcar que la respuesta para los conflictos es la paz y la manera óptima de obtenerla es difundiendo cultura en la educación superior, lo que construye a una comunidad, aportando una educación integral que nutra a los estudiantes. Es un proceso complejo, pero atinado para los cambios generados por la globalización que se viven día a día. Queda claro que cada una de las herramientas de la internacionalización es interdependiente y debe analizarse desde una política institucional global, en la que las IES se planteen que el reto para la educación del futuro consiste en resolver cómo el estudiante puede aprender la cultura de otros países, funcionar en un medio multicultural y convertirse en una persona internacional.
Resulta fundamental favorecer el acceso a dicho enfoque, para que la sociedad lo conozca, identifique sus bondades y que cada integrante de la comunidad universitaria se convierta en un agente de paz.
A partir de lo anterior, las futuras líneas de investigación pudieran hacer referencia a la construcción de espacios de paz en otras IES nacionales y del extranjero con el objetivo de construir la idea, concepto y propiciar una teoría de internacionalización pacifista. Considero pues que la presente investigación va en camino de formar parte de esa tendencia o directriz.