Introducción
El suelo es un recurso fundamental para la producción de alimentos, sin embargo, se estima que a nivel nacional 87% de los suelos agrícolas presentan cierta degradación, debido a las diferentes prácticas de cultivo que provocan erosión, pérdida de nutrientes, salinidad y compactación (SEMARNAT, 2016). En ese sentido, Chiapas presenta un 79% y la región Frailesca 89% de suelos degradados por acciones naturales y antrópicas (Ortiz, 2019).
En 2017, el 45% de la superficie cultivable en Chiapas se destinó a la producción de maíz, cuyo rendimiento promedio fue de 1.7 Mg ha-1 y una producción de 1 147 899 toneladas bajo condiciones de temporal (SIAP, 2018), convirtiéndolo así en el cultivo de mayor importancia en la alimentación en el estado.
La región Frailesca se ha caracterizado por ser una de las mayores productoras de maíz en el estado de Chiapas, con 59 739 hectáreas sembradas en 2018, que produjeron alrededor de 193 381 toneladas. De esa región, los municipios de Villaflores, La Concordia y Villa Corzo fueron los más productivos porque aportaron el mayor volumen de producción (181 241 toneladas) (SIAP, 2018). El rendimiento promedio de la región fue de 3.24 Mg ha-1, superior en 90.5% al promedio estatal, lo cual se debe principalmente al sistema convencional que se caracteriza por el uso de semillas mejoradas y cantidades elevadas de fertilizantes sintéticos, fundamentalmente nitrogenados, lo que implica un incremento en el costo de producción. Esto ha originado problemas de degradación física, química y biológica de suelos (López et al., 2019).
Actualmente, los suelos de la región han perdido su capacidad productiva debido a diferentes fenómenos naturales y antropogénicas como resultantes de la producción de maíz, sin importar la tecnología utilizada para producirlo. Esto ha ocasionado la disminución de los rendimientos, lo que exige cada vez más una mayor demanda de insumos externos para incrementar la producción. Bajo tal situación, el maíz se ha convertido en un cultivo poco rentable para la mayoría de los pequeños productores (Pulleman et al., 2008). A pesar de las evidencias sobre la pérdida de fertilidad del suelo y sus consecuencias, se desconoce la magnitud y la cobertura que podría tener este problema en la región (López et al., 2018).
El objetivo de esta investigación fue caracterizar el suelo del agroecosistema maíz bajo los sistemas de producción convencional, agroecológica y mixta, para documentar e identificar estrategias que consideren los aspectos ambientales, sociales y económicos que conlleven a alternativas para la producción sostenible.
Materiales y Métodos
El estudio se realizó durante el año 2018 en localidades de la región Frailesca, en parcelas de 35 productores de maíz distribuidos en 28 comunidades (Figura 1). Las parcelas de la forma de manejo convencional se localizan en zonas de orografía plana, a una altitud de 620 m; mientras que las formas de manejo mixta y agroecológica se ubican entre 747 y 884 m de altitud respectivamente, en terrenos que fluctúan entre semiplanos a lomeríos, fundamentalmente sobre áreas con pendientes conocidas localmente como laderas.
Los sistemas de manejo del agroecosistema
De acuerdo con el uso e intensidad de la energía invertida en el agroecosistema maíz, en la región Frailesca existen diferentes variantes tecnológicas. Dichas variantes se han identificado como convencional, agroecológica y mixta, las cuales surgieron de una tipificación del uso de maquinaria agrícola, uso y cantidad de fertilizantes químicos, otros agroquímicos, prácticas de conservación de suelo y cantidad de superficie utilizada para la producción de maíz (Martínez et al., 2020), las cuales además son parte de un estudio más profundo sobre la sostenibilidad del agroecosistema maíz. Estas variantes también han sido estudiadas por Guevara et al. (2018).
Caracterización química, física y biológica de los suelos
Para conocer las características físicas, químicas y biológicas de los suelos, se realizó un muestreo en cada parcela, siguiendo el método de cinco de oros a una profundidad de 0-20 cm, de acuerdo a lo recomendado por Mendoza y Espinosa (2017) porque es donde se desarrolla el mayor porcentaje del sistema radical del maíz. A partir de los muestreos, se obtuvieron 25 submuestras por parcela, se mezclaron y se obtuvo una muestra compuesta, las cuales fueron enviadas al laboratorio del Colegio Postgraduados Campus Montecillo para las determinaciones de materia orgánica (%), densidad aparente (Da), N-total (Kjeldahl), capacidad intercambio catiónico (CIC) (KCl 2N), textura (arcilla, limo y arena), pH (CaCO2), P (Olsen), K, Ca, Mg (NH4 O ac 1N pH), Pb, Zn, Fe (DTPA), Cu, Mn, B, Mo (KCl 1N) y Ni. La interpretación de las propiedades de los suelos se realizó de acuerdo con la Norma Oficial Mexicana NOM-021-RECNAT-2000 (SEMARNAT, 2002). Los ácidos húmicos, fúlvicos y carboxílicos, se detectaron a través de la técnica de la resonancia magnética (Mosquera et al., 2010; Rodríguez et al., 2016).
Para determinar la macrofauna del suelo se utilizó la metodología propuesta por Moreira et al. (2012) que consiste en muestrear cinco cuadrantes de 25 m2 (cinco de oros) en cada parcela. De cada cuadrante se obtuvieron cinco submuestras de 25 × 25 × 10 cm. De cada submuestra se formó una muestra compuesta de 3 kg de suelo por parcela estudiada. Posteriormente se tamizó cada muestra de suelo con mallas de 2, 0.841 y 0.420 mm. Se tomaron 50 g de suelo por malla para verificar con estereoscopio la existencia de seres vivos, los cuales fueron clasificados por Phyllum y orden.
Para estimar la diversidad de la macrofauna y microorganismos del suelo se utilizó el índice (H’) de Shannon y Weaver (1949). Este índice contabiliza la cantidad de especies presentes en el área de estudio (riqueza de especies) y la cantidad relativa de individuos de cada especie (abundancia) (De la Rosa y Negrete, 2012).
Análisis estadístico
A todas las variables se les realizó una estadística descriptiva, para conocer las diferencias entre los sistemas de manejo (convencional, agroecológica y mixta), se utilizó el paquete estadístico SPSS versión 19. Además, se hizo un análisis de correspondencia múltiple entre las variables y las formas de manejo.
Resultados y Discusión
Las características físicas y químicas de los suelos estudiados indican poca variabilidad de acuerdo con el coeficiente de variación (Cuadro 1), lo cual denota baja heterogeneidad en el efecto de los sistemas de manejo.
Variable | Agroecológico | Convencional | Mixto | CV | |||
Promedio | E.E. | Promedio | E.E. | Promedio | E.E. | ||
% | |||||||
Nitrógeno total (%) | 1.10 | 0.035 | 1.7 | 0.032 | 1.7 | 0.028 | 0.074 |
Plomo (mg kg-1) | 84 | 22.57 | 111.36 | 19.46 | 90.2 | 15.22 | 7.54 |
pH | 5.05 | 0.149 | 5.25 | 0.134 | 5.24 | 0.115 | 0.196 |
M.O. (%) | 3.5 | 0.580 | 2.58 | 0.52 | 3.45 | 0.46 | 4.46 |
CIC (cmol(+) kg-1) | 13.96 | 3.879 | 12.54 | 3.509 | 14.95 | 3.11 | 3.12 |
Da (g t-1) | 1.35 | 0.047 | 1.20 | 0.042 | 1.32 | 0.038 | 0.12 |
Arcilla (%) | 21.78 | 3.659 | 19.62 | 3.310 | 25.45 | 2.934 | 2.308 |
Limo (%) | 16.27 | 2.490 | 21.45 | 2.252 | 18.29 | 1.996 | 1.723 |
Arena (%) | 61.78 | 5.339 | 58.93 | 4.829 | 56.26 | 4.280 | 2.092 |
Clase textural | Franco-arcillo-arenoso | Franco-arenoso | Franco-arcillo-arenoso |
E.E. = error estándar; CV = coeficiente de variación.
E.E. = standard error; CV = coefficient of variation.
El contenido de nitrógeno resultó ser bajo en los sistemas convencional y mixto (1.7% de N) así como en el sistema agroecológico (1.1% N), según la Norma Oficial Mexicana: fertilidad, salinidad y clasificación de suelos, estudios, muestreo y análisis (SEMARNAT, 2002). Esto obedece a que el nitrógeno, por su alta movilidad, particularmente en condiciones tropicales, se encuentra hasta en un 80% en la biomasa de las plantas (Cepeda, 2016). Sin embargo, su disponibilidad depende de otros factores químico-biológicos, como la cantidad de residuo orgánico presente en el suelo y la acción de los microorganismos en la mineralización y humificación de la biomasa vegetal (Quiroga y Bono, 2012; Ortiz, 2019). Por ello, los productores tienen que suministrarle nitrógeno al maíz en forma de sulfato o nitrato de amonio en los tres sistemas de manejo.
Por otro lado, es preocupante la cantidad de plomo (Pb) encontrado en el suelo, el cual, de acuerdo a la Norma Oficial Mexicana, por encima de 100 mg kg-1 de suelo es considerado peligroso. Los promedios encontrados fueron de 111.36, 84 y 90.20 mg kg-1 para los sistemas de manejo convencional, agroecológico y mixto, respectivamente. Esto significa que en el área de estudio los suelos cultivados con maíz bajo el sistema convencional la cantidad de plomo está por encima del limite señalado por la Norma Oficial Mexicana, mientras que para los otros dos sistemas, se encuentran cerca del límite peligroso. Esto puede tener diferentes causas, que van desde la aplicación indiscriminada de agroquímicos como los fungicidas (Martí et al., 2009), herbicidas (UNL, 20101) e insecticidas (García y Rodríguez, 2012), hasta las diferentes actividades antropogénicas que se desarrollan en la periferia o proximidades del agroecosistema maíz, como la pavimentación de carreteras, uso de gasolina y materiales para soldaduras, entre otros (Yucra et al., 2008; García et al., 2012; Montiel e Ibrahim, 2015).
El pH del suelo en los tres sistemas de manejo fue de 5.05, 5.24 y 5.25, que los clasifica como moderadamente ácidos, de acuerdo con la NOM-021-RECNAT-2000. Sin embargo, el suelo manejado bajo el sistema agroecológico presentó el pH más bajo (5.05). Esto se relaciona con la cantidad de materia orgánica reportada para esta forma de manejo (3.5%), pues al existir mayor cantidad de humus, contiene grupos reactivos de carboxilo, fenólicos e imídicos que son capaces de ligar iones de hidrógeno. Además, la cantidad de lluvia y la actividad de microorganismos son los principales factores de reacción del suelo, ya que su abundancia produce los principales efectos sobre el pH (Vieira et al., 1998; Jiménez-Ballesta y González-Quiñones, 2006; Alcántar et al., 2016). Estos resultados son muy similares a los reportados por López et al. (2019) quienes caracterizaron los suelos cultivados con maíz en Villaflores, Chiapas y encontraron pH 5.2, indicando una acidez generalizada entre los suelos estudiados. Sin embargo, el problema de un suelo ácido radica en la posible toxicidad que provocaría al precipitarse el aluminio y el manganeso causando deficiencias de calcio y magnesio (Espinosa y Molina, 1999; Tasistro, 20122).
Materia orgánica
La materia orgánica reportada se encuentra en un nivel medio, resaltando el sistema agroecológico con 3.5%, la mixta 3.45% y convencional 2.58%. Esto obedece a las prácticas de conservación del suelo en el sistema agroecológico, como el policultivo y la no quema de residuos orgánicos. En ese sentido, la incorporación de residuos orgánicos al suelo favorece la reproducción de microorganismos y macroorganismos, los cuales intervienen en la mineralización, lo que ocasiona cambios físicos, químicos y bioquímicos en el suelo y aumenta la disponibilidad de nutrientes a largo plazo (Jordán, 2006; Vallejo, 2013).
El análisis de correspondencia entre los sistemas de producción y los niveles de humificación de la materia orgánica no mostró diferencia significativa (Figura 2). Sin embargo, se asume que el sistema agroecológico está más vinculado con los ácidos húmicos y el convencional con los ácidos fúlvicos. Los ácidos fúlvicos están presentes cuando en el proceso de humificación de la materia orgánica se remueve el suelo, se oxigena y los microorganismos se activan para descomponer la materia orgánica (Labrador, 2001; Correa; 2013); por ello, el manejo convencional está relacionado con los ácidos fúlvicos, los cuales son más susceptibles al ataque microbiano y más soluble para las plantas (Primavesi, 1980; Pool et al., 2019). El manejo agroecológico se relaciona con los ácidos húmicos, el cual es más lento su proceso de degradación y no es soluble para las plantas, porque son polímeros de estructura compleja; es decir, el proceso de humificación en el manejo agroecológico es más lento.
Se determinó la asociación entre los sistemas de manejo y los diferentes ácidos orgánicos que se producen en el suelo por efectos químicos y biológicos (Figura 3). El sistema agroecológico presenta cuatro ácidos orgánicos (láctico, acético, fórmico y salicílico), los cuales son generados por las bacterias Rhizobium, Agrobacterium y Pseudomonas y sirven para la movilización del fósforo (Paredes y Espinosa, 2009). El ácido salicílico (AS) es importante cuando se asocia con el potasio para formar silicato de potasio, los cuales dan a la planta mayor resistencia ante las enfermedades, al estrés hídrico y mayor resistencia del tallo al acame (Labrador, 2001).
La capacidad de intercambio catiónico (CIC) es baja para los tres sistemas de manejo (convencional 12.54, agroecológico 13.96 y mixto 14.95 cmol(+) kg‑1) (SEMARNAT, 2002). Esto significa que los suelos en las formas de manejo tienen baja capacidad de intercambiar cationes con la solución del suelo (Primavesi, 1980). La CIC está relacionada con el pH, cantidad de materia orgánica y arcilla, porque entre más carga negativa tenga el suelo, mayor capacidad tendrá para retener e intercambiar cationes (Jiménez-Ballesta y González-Quiñones, 2006; Estrada et al., 2017). Por ejemplo, los productores aplican cada vez más fertilizantes sintéticos para nutrir las plantas; sin embargo, su uso hace más ineficiente al sistema, ya que se lixivian cuando en la solución del suelo no hay suficientes aniones para retener los cationes, como lo aquí encontrado.
La textura de los suelos con respecto al sistema de manejo del agroecosistema indica que el convencional presenta un suelo con textura franco-arenosa, mientras que la mixta y agroecológica, poseen una clase textural franco-arcilloso-arenoso. Estas texturas obedecen a los años de uso de esos suelos y a que en la mayoría de los franco-arenosos, no existe un plan de conservación. Lo anterior se convierte en un problema, porque entre más arenoso sea un suelo menor será su capacidad de retención de agua (Camas et al., 2012). Además, si no realizan prácticas de conservación del suelo para disminuir la degradación, en poco tiempo el suelo perderá su capacidad productiva (Martínez et al., 2019). Sin embargo, estas clases texturales tienen condiciones apropiadas para el crecimiento del cultivo de maíz (López et al., 2019).
El fósforo (P) encontrado en los suelos estudiados es alto (75.36, 74.78 y 45.05 mg kg-1) (SEMARNAT, 2002) para los tres sistemas de manejo (Figura 4). Estos valores son adecuados para el crecimiento de microorganismos, los cuales ayudan a la solubilización y movilización del P en el suelo, como las micorrizas que lo solubilizan y hacen disponible para las plantas (Rodríguez, 2005). Existe una diferencia de 35 mg kg-1 entre el sistema de manejo mixto, el convencional y agroecológico, esto se atribuye a la roca madre (apatita) o a la cantidad de rocas fosfatadas que pueden encontrarse entre un lugar y otro (Bohn et al., 1993; Pool et al., 2000). Sin embargo, Camas et al. (2012) aseguran que la erosión del suelo en zonas de laderas es un factor para la pérdida de minerales como el fósforo proveniente de la materia orgánica; por ello, es importante la implementación de prácticas de conservación del suelo como curvas a nivel, terrazas, muros de contención y barreras vivas, para disminuir el efecto que tiene el agua al arrastrar el suelo a través de la escorrentía.
Para el potasio (K) se reportaron niveles medios en los tres sistemas de manejo (convencional 3.86, agroecologico 3.12 y mixto 2.66 mg kg-1). Esto indica que el suelo suministra adecuadamente K para el crecimiento y desarrollo de la planta; ademas, el K es fundamental en el proceso de intercambio catiónico a nivel coloidal, es un activador de enzimas y se ubica en el sexto lugar de importancia en la composición de la materia seca en maíz con 9.2 kg Mg-1 (Morón et al., 1996) y para el calcio (Ca) se obtuvieron valores medios (convencional 3.73, agroecolóogico 4.91 y mixto 5.58 mg kg-1), con estos resultados las plantas no carecen de este nutriente y realizan todo su proceso celular. El Ca aporta 2.3 kg en una tonelada de materia seca de maíz (INPOFOS, 1988; Alcántar et al., 2016).
Los valores de magnesio (Mg) registrados en los tres sistemas de manejo (convencional 15.32, agroecologico 9.22 y mixto 13.47 mg kg-1) fueron altos (Figura 4). Esto asegura que el reservorio del suelo cuente con suficiente Mg para proporcionarle a la planta de maíz lo necesario para su crecimiento. Por costumbre, los productores no aplican este mineral de manera adicional, para evitar el incremento en los costos de producción. Por ello, la gran mayoría solo aplican fertilizantes nitrogenados, provocando una acidificación del suelo y mayor oxidación de la materia orgánica (Wilson, 2017).
Los micronutrientes (Zn, Fe, Cu, Mn, B, Mo y Ni) se encuentran en intervalos de adecuado a marginal en los tres sistemas de manejo (Figura 5). Esto indica que el suelo cuenta con estos micronutrientes esenciales para suminitrar a las plantas la cantidad que necesiten para su normal crecimiento y desarrollo. Sin embargo, en zonas tropicales, la cantidad de agua que precipita genera infiltración y escurrentías en el suelo, lo que provoca pérdida de dichos elementos por lixiviación y erosión (Prieto et al., 2013; Barrezueta et al., 2017). Por ello, la presencia de estos elementos está en función de la cantidad y la velocidad de descomposición de la materia orgánica (Silva, 2001).
Respecto a diversidad de microorganismos, el índice de Shannon y Weaver (H’) indica que el sistema de manejo agroecológico presenta mayor diversidad y abundancia de microorganismos (H’ = 1.254), seguido del mixto (H’ = 0.943) y convencional con H’ = 0.850 (Figura 6) Los microorganismos encontrados fueron: fijadores de Nitrógeno (Rhizobium, Azotobacter, y Azospirillum), entomopatógenos (Beauveria bassiana y Metarhizium anisopliae), así como algunos patógenos de las raíces (Phytium-Rhizotocnia y Fusarium de la raíz) y de los tallos (Fusarium solani, Puccina y Alternaria). La diversidad y abundancia de microorganismos en el sistema agroecológico está relacionada con la cantidad de materia orgánica reportada para esta forma de manejo. Esto obedece a la incorporación de residuos orgánicos a través de la labranza de conservación, policultivos y la no quema, cuyas prácticas favorecen la vida en el suelo (Campbell, 2001; Cleveland y Liptin, 2007; Rodríguez et al., 2020).
La macrofauna del suelo en el sistema agroecológico presentó mayor diversidad y abundancia, de acuerdo con el índice de Shannon y Weaver (H’ = 1.121), destacando coleópteros, anélidos, himenópteros, isópteros y gasterópodos. Dichos macroorganismos son los encargados del proceso de descomposición de los residuos de cosecha y tienen efectos positivos sobre las propiedades del suelo. Estos resultados coinciden con Lal (1988) quién señala que la labranza de conservación y asociación de cultivos, incrementa la presencia de macroorganismos en el suelo, porque contribuyen a retener, humedad y son prácticas que realizan los productores en el sistema agroecológico.
En los sistemas de manejo convencional y mixto se observa baja diversidad de macroorganismos H’ = 0.789 y H’ = 0.924, respectivamente; esto podría deberse a la baja cantidad de materia orgánica aplicada en ambos sistemas de manejo y alto uso de agroquímicos, el cual afecta negativamente a los macroorganismos que cumplen con el proceso de humificación (Rendón et al., 2011).
Características antropogénicas y naturales
La zona de estudio se caracteriza por presentar condiciones antrópicas y naturales que condicionan el manejo del suelo, destacan los años de uso, implementación de policultivos, edad del productor y el tipo de maíz (Cuadro 2). Los productores bajo la forma de manejo convencional utilizan exclusivamente semilla híbrida; la agroecológica, 100% utilizan maíces locales y la forma mixta utilizan híbridos o maíces locales. En ese tenor, los criterios de los productores para seleccionar una semilla local en esta región, está basada en las condiciones edafoclimáticas, organolépticas y que tengan usos múltiples (Delgado et al., 2018), lo que coincide para las formas no convencionales del cultivo de maíz, no centradas únicamente en los rendimientos agronómicos.
Variable | Agroecológico | Convencional | Mixto | |||
Promedio | E.E. | Promedio | E.E. | Promedio | E.E. | |
Edad del productor | 55.4 | 17.9 | 59.6 | 15.7 | 58.5 | 10.7 |
Uso del suelo bajo el sistema de manejo (años) | 14.6 | 12.1 | 16.7 | 16.3 | 26 | 16.0 |
Superficie de maíz | 2.6 | 2.9 | 5.7 | 8.2 | 2.5 | 1.5 |
Tipo de maíz cultivado | Maíz local† | Híbrido | Híbrido o Local | |||
Tipo de propiedad | Ejidal | Ejidal | Ejidal / rentada | |||
Cultivos asociados | Si | No | Si |
E.E.= error estándar. † Tipo de maíz que el productor cultiva por más de 3-5 años sin importar el origen (Guevara et al., 2019).
E. E. = standard error. † Type of maize that the producer grows for more than 3-5 years regardless of its origin (Guevara et al., 2019).
En el caso del manejo convencional, los suelos muestreados presentan en promedio 16.7 años de uso, mientras que los suelos con manejo agroecológico muestran 14.6 años y el manejo mixto 26 años, lo cual significa que se ha cultivado maíz en monocultivo de manera continua. Por ello, la baja fertilidad obedece a la no implementación de prácticas agroecológicas como labranza de conservación, uso de policultivos incorporación de abonos orgánicos en las formas de manejo convencional y mixta. Estos resultados coinciden con Camas et al. (2012) quienes aseguran que en los suelos utilizados de manera constante en monocultivo y sin ninguna práctica de conservación, son proclives a una mayor erosión, escurrimiento y como consecuencia mayor pérdida de minerales. Por ello, la disminución de la materia orgánica de manera sistemática, genera un reciclaje insuficiente de nutrientes en el suelo (Labrador, 2001; Figueroa et al., 2018; Barrales et al., 2020).
Conclusiones
- Las evidencias que se presentan en este estudio indican que las características físicas y químicas son similares bajo los tres sistemas de manejo (convencional, agroecológico y mixto), esto se atribuye a una degradación generalizada del suelo por las diferentes prácticas antrópicas relacionadas con el cultivo de maíz y que son poco sostenibles.
- Desde el punto de vista biológico el sistema agroecológico mostró mayor abundancia y diversidad de microorganismos y macroorganismos, influenciado por un adecuado contenido de materia orgánica reportada para este sistema. Estos resultados indican un mejoramiento paulatino de la vida en el suelo por la incorporación de residuos de cosecha que practican los productores.
Disponibilidad de Datos
Los conjuntos de datos utilizados o analizados durante el estudio actual están disponibles a solicitud razonable. Todos los datos generados o analizados durante este estudio se incluyen en este artículo publicado.
Fondos
Los fondos utilizados para esta investigación fueron a través del Programa para el Desarrollo Profesional Docente (PRODEP).
Contribución de los Autores
Conceptualización: Francisco Guevara-Hernández y Luis Alfredo Rodríguez-Larramendi. Metodología: Franklin B. Martínez-Aguilar y Carlos Ernesto Aguilar-Jiménez. Software: Manuel Alejandro La O-Arias. Validación: Luis Alfredo Rodríguez-Larramendi. Análisis formal: Franklin B. Martínez-Aguilar y Manuel Alejandro La O-Arias. Investigación: Franklin B. Martínez-Aguilar, Francisco Guevara-Hernández, Carlos Ernesto Aguilar-Jiménez. Recursos: Luis Alfredo Rodríguez-Larramendi. Curación de datos: Mariela Beatriz Reyes-Sosa. Escritura: preparación del borrador original: Franklin B. Martínez-Aguilar y Luis Alfredo Rodríguez-Larramendi. Escritura: revisión y edición, Franklin B. Martínez-Aguilar, Luis Alfredo Rodríguez-Larramendi y Francisco Guevara-Hernández. Visualización: Francisco Guevara-Hernández. Supervisión: Carlos Ernesto Aguilar-Jiménez y Luis Alfredo Rodríguez-Larramendi. Administración del proyecto: Franklin B. Martínez-Aguilar y Francisco Guevara-Hernández. Adquisición de fondos: Mariela Beatriz Reyes-Sosa.