Introducción
Esta investigación se enmarca en la tradición internacional de los estudios de frontera (border studies), en claro auge en la actualidad (Tapia Ladino, 2017). En concreto, se centra en su dimensión de frontera humana, antes que frontera económica, administrativa o política. Se entiende la frontera como contexto multicultural donde los límites geográficos están claros pero, de acuerdo con Brambilla (2015) y Brambilla y Jones (2020), los límites culturales y humanos se vuelven difusos. Desde esta perspectiva y según dichos autores, las fronteras no son elementos naturales, sino que se construyen y reconstruyen social y simbólicamente; en ellas priman los sistemas de clasificación, categorización y selección de personas. En palabras de Valenzuela (2014), estos sistemas “recurren a elementos significados y significantes que delimitan sistemas de pertenencia y exclusión o de adscripción y diferenciación” (p. 18). También, según Gallego Noche (2019), es en estos espacios donde se abren oportunidades de transformación y resistencia ante el poder hegemónico.
Una vez posicionados en materia de frontera, para la realización de este estudio hay que situarse en el espacio físico entre Marruecos y España (véase Figura 1). Tan solo 14 km de océano separan ambos países en el punto más angosto del Estrecho de Gibraltar, una distancia muy corta que marca un abismo entre la “Europa fortaleza” y el continente africano, que ocupa el puesto 18 entre las fronteras más desiguales (“Por qué la frontera”, 2021) del mundo.
Es una frontera militarizada,1 puerta ─casi siempre cerrada─ de la inmigración africana a Europa. Por tierra, las ciudades españolas de Ceuta y Melilla cuentan con un vallado fronterizo cada vez más reforzado que, junto a la vigilancia marítima altamente tecnológica, completa el sistema de seguridad de lo que es, desde la incorporación de España a la Unión Europea (UE) en 1986, la frontera exterior de Europa.
Se ha afirmado que “en la frontera hispano-marroquí se encuentran (y desencuentran) dos mundos (Norte y Sur), dos continentes (Europa y África), dos culturas, dos religiones, dos economías y dos sociedades muy distintas, aunque no necesariamente opuestas” (Calderón et al., 2023, p. 177).
Indudablemente, esta frontera se transita ─como tantas otras─ más en sentido Sur-Norte que a la inversa. El Instituto Nacional de Estadística2 español cifró en 776 000 los marroquíes que residían en España en 2022, con lo que es el grupo más numeroso de población extranjera; mientras que la misma fuente sitúa en 12 863 los españoles que residían en Marruecos. Sin embargo, estos datos no recogen toda la diversidad del área estudiada, ya que, como zona fronteriza, es un espacio de tránsito constante donde las personas a menudo están de paso hacia otros países europeos o realizan estancias temporales. Más de 20 000 personas llegaron en 2019 a las costas andaluzas y se sabe que 65 ─aunque pueden ser muchas más─ perdieron la vida en el intento durante ese periodo (Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía [APDHA], 2020). Por otra parte, es cada vez más frecuente que los españoles vayan a Marruecos como turistas: en 2019 más de 800 000 españoles visitaron Marruecos (Expansión, s. f.). Las relaciones comerciales son intensas al ser Marruecos al mismo tiempo el principal cliente de España y su principal proveedor en 2021 (Vázquez Rojo, 2023).
Tradicionalmente, la relación entre ambos países no ha sido fácil. Se ha dicho que:
la frontera española con Marruecos se configura como la frontera por excelencia, reuniéndose en ella todos los elementos que pueden separar y unir simultáneamente a dos países que han experimentado su vecindad desde la conflictividad (algo que, de todos modos, no es exclusivo de este caso, sino que suele caracterizar a la mayor parte de las relaciones entre territorios fronterizos). Así, en medio de guerras y acuerdos, España ha visto tradicionalmente a Francia desde la inferioridad, a Portugal con indiferencia y a Marruecos con habitual superioridad (Lacomba, 2005, p. 182).
Este sentimiento de superioridad es sin duda heredero de la reciente historia colonial (hay que recordar aquí el Protectorado Franco-Español en Marruecos entre 1912 y 1957) y, en último término, del imperialismo de la segunda mitad del siglo XIX, época en la que “el etnocentrismo despectivo justificaba la dominación y esta a su vez alimentaba el etnocentrismo. Todo el mundo no europeo se vio desvalorizado y privado de su dignidad histórica” (Djaït, 1990, p. 42). El Islam se convirtió y se esgrime desde esta época como el gran elemento diferenciador entre el nosotros y el ellos. En cuanto a la sociedad marroquí, el sentimiento general hacia España y los españoles sigue alternando entre la admiración por su capacidad de cambio en las últimas décadas y el agravio por lo que se considera una falta de justa reciprocidad en el trato mutuo. Por todo lo anterior, se ha afirmado que “por encima incluso de las distancias geográficas y materiales, la frontera mental es la que más sigue separando a España de Marruecos” (Lacomba, 2005, p. 193). Estos imaginarios se ven influenciados cada vez más por el paradigma securitario donde el migrante es señalado y percibido como amenaza, que vincula su presencia con el aumento de la criminalidad o la competencia por los recursos (Buraschi & Aguilar-Idáñez, 2017), así como víctima en tanto que cada vez se conoce más de sus experiencias de violencia y muerte.
En esta línea, más allá de la política y los límites de los Estados, esta investigación centra su atención en las personas que habitan este territorio, por ser las que a diario construyen formas de convivencia (culturas de fronteras) y en ocasiones se enfrentan a conflictos derivados de esta proximidad. En particular, la pregunta es cómo los y las jóvenes se perciben mutuamente, cómo entienden la multiculturalidad y qué actitudes mantienen hacia las y los vecinos de la otra orilla.
A continuación, se reflexiona sobre la complejidad de las identidades culturales desarrolladas en contextos fronterizos. Se profundiza en el periodo vital de la adolescencia y se posiciona en el concepto de juventudes para destacar la agencia de las personas estudiadas y la diversidad de formas de ser joven. Enseguida se desarrolla el marco metodológico del estudio para exponer después los resultados y las conclusiones del mismo.
Identidades en el espacio fronterizo
El espacio fronterizo parte del hecho de ser un espacio multicultural que alude al reconocimiento del pluralismo y a la presencia (en un mismo espacio social) de personas identificadas con culturas variadas. Desde este espacio físico y social interesa avanzar en el análisis de las relaciones complejas que se desarrollan desde la convivencia en diversidad al situarse, de este modo, en el paradigma de la interculturalidad que, como dicen Goenechea y Gallego-Noche, a diferencia del enfoque multicultural, está “más atento a la interacción, el intercambio y la convivencia entre distintas culturas” (Goenechea & Gallego-Noche, 2021, p. 48). Interesan, por tanto, aquellos aspectos que indica Dietz a continuación:
(…) conjunto de interrelaciones que estructuran una sociedad dada, en términos de cultura, etnicidad, lengua, denominación religiosa y/o nacionalidad; se trata de un ensamble que se percibe mediante la articulación de los diferentes grupos de “nosotros” versus “ellos”, los cuales interactúan en constelaciones mayoría-minoría que, a menudo, se encuentran en constante cambio (Dietz, 2017, p. 193).
Estos aspectos vendrían a contener, para Walsh (2010), la vertiente relacional de la interculturalidad, es decir, aquella que hace referencia de forma más básica y general al contacto e intercambio entre culturas, entre personas, prácticas, saberes, valores y tradiciones culturales distintas. Estas relaciones e intercambios se producen, según la misma autora, al interior de una estructura y matriz colonial de poder racializado y jerarquizado que, en palabras de Dietz (2017), da lugar frecuentemente a relaciones asimétricas en función del poder político y socioeconómico establecido y suele reflejar “las maneras históricamente arraigadas de visibilizar o invisibilizar la diversidad, así como la manera de estigmatizar la otredad y de discriminar a ciertos grupos en particular” (Dietz, 2017, p. 193).
Para Castillo Guzmán y Guido Guevara (2015) es importante destacar que, aunque la interculturalidad aparece como una nueva forma de relacionarse, como un discurso político de resistencia y reivindicación cultural, sus usos políticos o sociales no han sido homogéneos. Así, aunque la noción de interculturalidad ha estado asociada en sus orígenes a un sentido contrahegemónico, igualmente ha sido funcional a los discursos globales gubernamentales y de organismos internacionales. Desde los posicionamientos interculturales críticos se busca la transformación de estructuras, instituciones y mentalidades, no solo de las minorías sino, fundamentalmente, de la población mayoritaria. De este modo, para estas autoras
lo intercultural destaca la relación que deben establecer las minorías con la mayoría, en el marco del reconocimiento de sus derechos y la formulación de políticas educativas. Ahora bien, este énfasis olvida que la llamada sociedad mayoritaria es la que más urgencia de interculturalidad tiene, en la medida en que es en su seno donde se producen y reproducen las formas de discriminación y exclusión hacia las llamadas minorías (Castillo Guzmán & Guido Guevara, 2015, pp. 39-40).
De este modo, los procesos de construcción de las identidades se precarizan cuando en el contexto de la vida de la frontera hay interacción con las culturas dominantes estableciendo una relación vertical marcada por el poder, la subordinación, la colonización y la exclusión (Mignolo, 2015; Valenzuela, 2014).
Dada la naturaleza del territorio fronterizo, caracterizado por el intercambio constante, se puede decir que la interculturalidad modula en este contexto tanto las relaciones sociales como las propias subjetividades de las personas que lo habitan y, por ende, su identidad cultural. Como dice Walsh, las identidades culturales “no son anteriores a ellas sino su producto. No son identidades esenciales las que se relacionan, es la relación la que permite definir las identidades” (Walsh, 2009, p. 46). En esta línea, explica Tubino (2005) que las identidades culturales no son “entidades preexistentes” a las relaciones interculturales, sino que, por el contrario, son realidades relacionales. La identidad es siempre una autoimagen que se construye en relación con otro, no es una elaboración ensimismada independiente de las alteridades y los procesos de socialización. Así pues, “ellos pasan a ser ellos y tanto su territorio como su mentalidad son calificados como diferentes de los nuestros” (Lacomba, 2005, p. 185).
De este modo, las fronteras son escenarios privilegiados para hacer patentes las diferencias y contrastes entre grupos por medio de una serie de elementos simbólicos exclusivos y diferenciadores que buscan, bajo la lógica de dispositivos de poder, marcar las diferencias y discriminar la pertenencia de cada sujeto a una categoría determinada por el sistema de clasificación establecido por el contraste (Valenzuela, 2014). En este sentido, en palabras de Uriarte (1994), la cultura de fronteras se columpia entre la xenofobia y la xenofilia, manipula y redefine constantemente y contextualmente la lealtad nacionalista.
En este ámbito, cabe destacar en el caso español el trabajo del equipo de Tomás Calvo Buezas que, desde hace décadas y de manera periódica, realiza encuestas a nivel nacional dirigidas a la población joven (estudiantes de secundaria y educación superior) sobre estos temas. Estos estudios ofrecen una visión diacrónica de la evolución de estas actitudes, donde el nivel de racismo militante, como lo llama el autor, ha ido disminuyendo con el paso del tiempo. En particular, cabe destacar las respuestas de este colectivo ante la pregunta si de ti dependiera, ¿les echarías de España? (refiriéndose a distintos colectivos): 48.6% de las y los jóvenes respondieron en 2002 que sí echarían al colectivo moros/árabes; 46.9% afirmó lo mismo en 2004 mientras que, en 2019, tan solo 16.2% respondió afirmativamente a la pregunta referida (Calvo Buezas, 2022).
En el caso marroquí destaca el trabajo de Marfouk (2014) quien muestra, a partir de un estudio econométrico realizado con datos de una encuesta aplicada por la Asociación Marroquí de Derechos Humanos en 2013, que en su país existe una actitud hostil hacia los migrantes, principalmente hacia aquellos provenientes de África subsahariana. Sus resultados revelan que a la población marroquí le gusta menos tener por vecino a alguien que tenga una religión distinta a la suya. Este rechazo aumenta si además es de otra raza y habla un idioma distinto. La oposición ante la diversidad étnica también resultó ser un factor de influencia positiva en la probabilidad de que el encuestado diga que no quiere tener vecinos inmigrantes. Otros aspectos que consideró este autor fueron la edad y el sexo. En función de estas variables, los resultados muestran que ser del sexo femenino aumenta la probabilidad de rechazo hacia las personas inmigrantes o trabajadores extranjeros y que, a mayor edad disminuye dicha percepción negativa, aspecto interesante a tener en cuenta dado que la muestra de estudio son las y los jóvenes que residen en ciudades fronterizas en Marruecos y España.
Estas actitudes racistas que se desvelan en ambos casos de estudio deben ser, como ya se apuntó, encuadradas en un determinado contexto histórico y no es posible comprenderlas sin considerar las relaciones de poder (y de resistencia) y las desigualdades globales que priman en estos espacios (Cassidy et al., 2018; Mezzadra & Neilson, 2013; Sperling et al., 2021).
En esta línea, las fronteras son, por tanto, espacios dinámicos de contacto e interacción donde entra en disputa la construcción de significados e identidades “flexibles y porosas, formadas en procesos que no crean una memoria que le dé sustento a un sentido de identidad cultural. Uno de los signos epistemológicos de la frontera ha sido la categoría de identidad múltiple o identidades cambiantes” (Núñez, 2007, p. 9) entendida esta como realidades flexibles, dinámicas e históricas a las que se puede llegar de múltiples formas, una de ellas, desde el intercambio dialógico que propone Panikkar (2006) y que parte del cuestionamiento de los mitos que dicen a las realidades cómo tienen que ser o, dicho de otro modo, desde la relatividad de otras verdades. La interculturalidad, en este sentido, se aleja de las formas rígidas o fijas de comportarse para explorar la riqueza en diversidades que puedan traer estas relaciones e intercambios culturales porque es posible ─y deseable como dice Panikkar─ la comunicación efectiva entre personas que habitan diferentes mitos. Este diálogo, como sugiere el autor, no debe de ser por tanto el desahogo o confrontación entre dos partidos sino el camino para establecer puentes entre realidades distintas.
Adolescencias, juventudes e identidades
La adolescencia se ha descrito como un escenario de moratoria social necesario para alcanzar la madurez, en el proceso de construcción de la identidad y la personalidad (Benavides Delgado, 2021). Son varios los autores que asignan el origen conceptual de la adolescencia a la psicología evolutiva; disciplina que se ha encargado de delimitarla como una etapa de la vida diferente a la infancia o la adultez que se centra en el sujeto en particular y sus transformaciones. Desde este enfoque, algunos autores han comparado la propia adolescencia con una forma de migración interior, al ser la etapa vital en la que la persona se sitúa frente al reto de redescubrir y reconstruir su identidad, proceso que no acaba.
(…) es en esta fase de la vida cuando el individuo inicia por primera vez una tarea de profunda introspección y, ya alejado de la inocencia infantil, se plantea por primera vez cuestiones tan trascendentes como ¿quién soy?, ¿quién debería ser? o ¿quién me gustaría ser? De alguna manera, este proceso podría ser interpretado como una especie de migración hacia el interior del propio individuo (Mir Gual, 2022, p. 5).
La adolescencia, desde esta perspectiva psicológica, es atribuida principalmente a causas internas; es entendida como un adolecer donde interactúan los cambios psicobiológicos y cognitivo-intelectuales con la necesidad de encontrarse a sí mismo (de introspección). Ahora bien, estos aspectos intrínsecos interactúan con el contexto donde se desarrolla el sujeto. En palabras de Erikson (1968), la adolescencia también es un periodo de “difusión de la identidad”, un momento de gran intensidad y experimentación que viene determinada por el contexto de vida de la o el adolescente, siendo así que no se puede hablar de una única adolescencia sino de adolescencias en plural. La adolescencia, desde este enfoque más sociológico del concepto, viene determinada por causas sociales externas al sujeto y, en particular, por los procesos de socialización y la adquisición de roles a los que se somete (Dávila León, 2005). Desde este punto de vista, no es posible hablar de una identidad “adolescente” en sentido “sólido” sino multiplicidad de identificaciones parciales, que se desplazan, se reemplazan y se articulan de manera desigual y combinada (Núñez, 2007). En esta realidad, las y los adolescentes se asimilan a “proyectiles inteligentes, que saben cambiar de dirección, adaptarse a circunstancias variables, detectar de inmediato los movimientos que comienzan a producirse actualizando y rectificando su propia trayectoria” (Núñez, 2007, p. 14). A partir de este emerger de la agencia del sujeto, la sociología y la antropología han introducido el cuestionamiento del paradigma de ser en transición o sujeto aún-no-completo que históricamente ha estado contenido en el concepto de adolescencia ─conectado social y epistemológicamente con el de adultez─ para dar lugar, según Urteaga Castro Pozo y Sáenz Ramírez (2012), al concepto de juventudes. Según estos autores, los estudios de la juventud, a diferencia de aquellos basados en la adolescencia, “enfatizan el aquí y el ahora de las experiencias de la gente joven, esto es, las prácticas sociales y culturales a través de las cuales moldean su mundo” (Urteaga Castro Pozo & Sáenz Ramírez, 2012, p. 12). Desde este punto de vista, la juventud se construye como una “identidad agenciable, flexible y siempre cambiante, pero no más para la juventud de lo que es para el resto de las personas de cualquier edad” (Urteaga Castro Pozo & Sáenz Ramírez, 2012, p. 12). Se recupera, entonces, la agencia del sujeto, así como la importancia que tiene el contexto relacional en el que se sitúa como aquello que “le otorga rostro, debido a que el significado depende de cuál es la situación en donde se utiliza y de quién se trate” (Urteaga Castro-Pozo, 2019, p. 65).
En este sentido, por ejemplo, cabe citar a Capote (2014) quien constata que en la sociedad marroquí ha ido calando una cultura de las migraciones entre las capas más jóvenes como mecanismo de escape ante el descontento generacional producido, según Ortega y Gutiérrez (2018), por la situación económica precaria y la influencia del cambio económico que se percibe en aquellas personas que habían emigrado previamente, así como las vivencias, ya sean ciertas o no, que le cuentan otros jóvenes que han emigrado o, simplemente, por “la curiosidad por conocer, vivir y ser el protagonista de una vida proyectada, como diferente, también motiva a los menores a tomar la decisión de emigrar” (Ortega & Gutiérrez, 2018, p. 122). Por su parte, las juventudes españolas se enfrentan a lo que Strecker y colaboradores (2018) denominan juvenicidio moral, producto de la confluencia entre políticas de exclusión que apuntan, por un lado, a la destrucción y precarización de la ocupación juvenil (juvenicidio económico) y, por otro, a la estigmatización mediática y cultural de las personas jóvenes (juvenicidio simbólico).
Desde la perspectiva de los estudios de las juventudes en la que se sitúa este artículo, se remarcan las diferencias producto del extrañamiento cultural entre las y los jóvenes españoles y marroquíes en edad escolar que no solo comparten el espacio fronterizo sino también los procesos de relación virtuales como modos de interacción con el medio, sus familias y sus iguales. En este espacio compartido surgen elementos divergentes de encuentro y desencuentro que no son, como dicen Checa Olmos y colaboradores (2007), estrictamente resultado del choque de culturas, sino que intervienen otros factores más profundos que lo desdibujan como son la escolarización, la cultura migratoria, la filosofía de integración del país de origen, la religión, el discurso político y los medios de comunicación, entre otros. La juventud, en este sentido, no solo es una condición psicobiológica propia de un rango etario sino también una experiencia fronteriza que solo es posible conocerla a través de sus voces y saberes (Feixa Pampols & Sánchez García, 2019).
Método
Diseño metodológico
La concepción de la realidad en este trabajo dista mucho de ser entendida como única e inmutable, sino al contrario, la realidad se construye sobre la base de los significados que las personas otorgan a los hechos sociales, de ahí su carácter múltiple y relativo. Por tanto, lo más adecuado es la utilización de un diseño multimétodo, combinando e integrando enfoques cualitativos y cuantitativos en el marco de un único estudio. Por ello, se desarrolló una metodología mixta basada en cuestionarios y entrevistas semiestructuradas, que permita comprender y profundizar en los discursos de los participantes de la realidad investigada (Lall, 2011; Nind, 2017). La información cuantitativa recogida a través de los cuestionarios realizados en ambas orillas ha sido ya expuesta en trabajos anteriores (Gallego-Noche et al., 2023). En este trabajo se analiza la información cualitativa mediante el análisis del contenido obtenido a través de las entrevistas y codificado con el apoyo del software NVivo 12. Este enfoque de recogida de datos permitió centrarse en la comprensión de la percepción (opiniones) que tienen las personas participantes en el estudio sobre el tema en cuestión desde su contexto cultural.
La técnica utilizada fue la entrevista en profundidad cara a cara y de manera individual a través de un guion de preguntas semiestructuradas previamente elaborado. Las entrevistas se realizaron tanto en español como en árabe en función de la procedencia de la persona a entrevistar y fueron grabadas en audio para posteriormente ser transcritas al español, manteniendo el anonimato de la persona entrevistada. En este sentido, se trata de un estudio novedoso ya que la participación de investigadoras de universidades de ambas orillas ha permitido recoger en la lengua materna de las y los participantes su posicionamiento y reflexión sobre cómo sienten y perciben la frontera y la diversidad cultural que la habita. Estas entrevistas se realizaron ─entre octubre de 2019 y febrero del 2020─ en cuatro contextos: Algeciras, La Línea, Tánger y Tetuán. La selección de estas ciudades como contextos de estudio es premeditada ya que todas ellas tienen en común que se ubican en los lindes del Estrecho de Gibraltar, esto es, la frontera natural que separa España con Marruecos. Los centros participantes fueron aquellos con los que las investigadoras tenían tradición de colaboración en los contextos estudiados (Algeciras, La Línea, Tánger y Tetuán). Los estudiantes entrevistados fueron los que se mostraron disponibles en el periodo previsto para la realización de las entrevistas, primando el criterio de la accesibilidad, se procuró que hubiera tanto chicos como chicas entre los participantes.
Los datos obtenidos a través de las entrevistas fueron analizados con el apoyo del software NVivo 12. Este software ha demostrado ser un apoyo importante para el análisis cualitativo de grandes cantidades de documentos textuales y otras unidades de información con distintos formatos que permite generar un ilimitado número de categorías y subcategorías posibles de comparar entre sí a través de matrices de intersección. Entre las funciones principales de este software están la de organizar la información en unidades de significado, su codificación posterior, así como las posibilidades de crear nodos o categorías de análisis en diferentes niveles. Cada nodo o categoría integra en este sentido un conjunto de unidades de significado posibles de analizar a través de matrices y referencias cruzadas y de representarse por medio de gráficas, mapas conceptuales o conglomerados.
Muestra
En total se hicieron 39 entrevistas (n = 39) a jóvenes que se encontraban cursando 3º y 4º de educación secundaria obligatoria (ESO) o bachillerato en centros educativos situados en las ciudades de Tetuán (n = 9), Tánger (n = 10), La Línea (n = 10) y Algeciras (n = 10). Por tanto, se habla de una población joven que se dedica mayormente al estudio y son pocos los que además de estudiar estaban trabajando cuando fueron entrevistados. De los 39 estudiantes entrevistados, 24 son hombres y 15 son mujeres. En cuanto a su procedencia, la mayoría se corresponde con el lugar de residencia salvo en la muestra marroquí cuya procedencia es más variada (véase Tabla 1).
N | Residencia | Procedencia | Sexo | Estudios | Situación laboral |
---|---|---|---|---|---|
10 | Algeciras | Todos de Algeciras | 6 hombres y 4 mujeres | 3º-4º ESO | No trabajan |
10 | La Línea | Todos de La Línea | 6 hombres y 4 mujeres | 2º-3º ESO y 2º bachillerato | No trabajan |
10 | Tánger | Tánger (6), Fes (1), Rabat (1), Alhucemas (1) y Had Gharbia (1) | 6 hombres y 4 mujeres | 3º-4º ESO y 1º-2º bachillerato | Mayormente no trabajan, solo 1 |
9 | Tetuán | Tetuán (7), Alhucemas (1) y Rachidia (1) | 6 mujeres y 3 hombres | 3º-4º ESO y 2º bachillerato | Mayormente no trabajan, solo 1 |
Fuente: elaboración propia
Análisis de los datos
Los datos que se obtuvieron de las 39 entrevistas realizadas en las ciudades de Tetuán (n = 9), Tánger (n = 10), La Línea (n = 10) y Algeciras (n = 10) fueron claramente descriptivos y la mayoría de los temas que surgieron fueron en respuesta a las preguntas diseñadas en el guion de entrevista. Los datos se analizaron mediante un análisis sistémico de contenido y preguntas haciendo hincapié en la frecuencia de las palabras y expresiones. Para ello, los investigadores se sumergieron en los datos leyendo detenidamente las transcripciones de las entrevistas, para identificar temas (dimensiones) y categorías emergentes (véase Tabla 2). Se utilizaron estas categorías para comparar y contrastar los datos entre los distintos grupos de participantes conformados en función de su ciudad de residencia para comprender la perspectiva de cada uno sobre el tema en cuestión de esta investigación.
1. Posicionamiento cultural e identidad de las y los jóvenes que habitan en el espacio fronterizo |
Definición de cultura |
Valoración de la cultura del Otro (aspectos positivos y negativos) |
Otredad (aspectos similares y diferentes) |
La religión en la identidad cultural (valoración de su importancia: mucha, poca o nula) |
Sentimiento de superioridad/inferioridad y de pertenencia (europeo/africano) |
2. El espacio fronterizo: oportunidades y tensiones |
La cercanía entre países (oportunidades/amenazas) |
Tipo de relación entre países |
La multiculturalidad en tu ciudad (valoración positiva/negativa y por qué) |
Relación de amistad y de pareja mixta (valoración positiva/negativa) |
Ser joven en el espacio fronterizo (ventajas/desventajas) |
3. La conceptualización de la emigración de jóvenes que habitan el espacio fronterizo |
Valoración de la emigración (positiva/negativa) |
Razones por las que las y los españoles van a Marruecos |
Razones por las que las y los marroquíes van a España |
Proyecto migratorio futuro (existencia/no existencia) |
Fuente: elaboración propia
Resultados y discusión
Como se ha mencionado en apartados anteriores, los datos fueron sistematizados por categorías y recogidos en tres dimensiones: Dimensión 1. Posicionamiento cultural de las y los entrevistados (integra cinco categorías analíticas); Dimensión 2. El espacio fronterizo: oportunidades y tensiones (integra cinco categorías analíticas); y, Dimensión 3. La conceptualización de la emigración de las y los jóvenes que habitan el espacio fronterizo (integra cuatro categorías analíticas).
Dimensión 1. Posicionamiento cultural de las y los entrevistados
En esta dimensión los datos desvelan cómo las y los jóvenes estudiantes de secundaria y bachillerato de ambas orillas del Estrecho perciben la cultura del Otro y se posicionan frente a ella, construyendo así su propia identidad cultural. Para ello, en primer lugar, se analiza qué entienden por cultura para, en un segundo momento, ahondar en aquellos aspectos que consideran que son positivos y negativos de la cultura del Otro, qué similitudes y diferencias (posicionamiento ante la otredad) presentan y qué peso tiene la religión para ambos colectivos en la conformación de su identidad cultural. En tercer y último lugar se ahonda sobre el sentimiento de superioridad/inferioridad cultural que pueda existir frente al Otro así como el sentimiento de pertenencia a Europa/África.
Como se puede observar en la Tabla 3, para el alumnado entrevistado la cultura es principalmente un conjunto de costumbres y tradiciones (13 referencias); lo que diferencia a unos países de otros como colectivo (11 referencias); y, las creencias y formas de pensar/ser de cada uno como individuo parte de una sociedad (6 referencias). En menor medida, la cultura es asociada con el conocimiento/saber (4 referencias); la religión (3 referencias); la riqueza cultural (3 referencias); las cosas que unen una sociedad (2 referencias); la identidad de una ciudad (2 referencias); los monumentos y arte (2 referencias); y, lo que te enseñan en casa (1 referencia).
Marroquíes (n = 20) | Españoles (n = 19) | Total (n = 39) | |
---|---|---|---|
Conocimiento | 4 | 0 | 4 |
Cosas que unen a una sociedad | 2 | 0 | 2 |
Costumbres y tradiciones | 7 | 6 | 13 |
Creencias y formas de pensar y de ser | 1 | 5 | 6 |
Diferencias entre países | 7 | 4 | 11 |
Identidad de una ciudad | 2 | 0 | 2 |
Lo que te enseñan en casa | 0 | 1 | 1 |
Monumentos y arte | 1 | 1 | 2 |
Religión | 0 | 3 | 3 |
Riqueza | 1 | 2 | 3 |
Total | 25 | 22 | 47 |
Fuente: elaboración propia mediante el software NVivo 12
A nivel comparado, ambos colectivos (marroquíes y españoles) están de acuerdo en que la cultura es mayormente un conjunto de costumbres y tradiciones y lo que diferencia de otros países, no obstante, en comparativa, para aquellos de origen marroquí la cultura está más asociada al conocimiento, con cosas que unen a una sociedad y con la identidad de una ciudad (espacio físico) mientras que, en el caso español, estos aspectos no aparecen pues asocian la cultura a la religión y a lo que te enseñan en casa. Este resultado sobre el peso de la religión en la cultura es interesante ya que es un ejemplo de cómo se construye la cultura de frontera donde, como se vio en el apartado anterior, los individuos resaltan la diferencia con respecto al Otro para posicionarse culturalmente.
A continuación, se muestra el análisis de frecuencia de palabras y símiles donde cultura aparece en primer lugar entre las 100 palabras más frecuentes con un peso de 0.73%. La nube de palabras (Figura 2) muestra la asociación de la palabra cultura/culturas con otras palabras. Como se puede observar la palabra cultura la asocian, por lo general, con palabras de connotación positiva como pueda ser gente, relación, amigos, personas, religión, identidad, iguales y diferentes, no obstante, en este entramado de significados, también aparecen palabras con posible connotación negativa como puede ser superiores e inferiores que se puede interpretar como la percepción de los estudiantes de la existencia de una dominación de una cultura sobre otra y, por tanto, si hay dominación también hay subordinación.
Otro de los apartados tratados dentro de esta dimensión fue la de la valoración cultural del Otro, entendiendo por ello la atribución de valor a la cultura del Otro, en este ejercicio subjetivo entran en juego las experiencias e imaginarios de cada uno sobre cómo es la cultura del vecino.
Para el alumnado marroquí, como muestra la Tabla 4, lo más positivo de la cultura española es la forma de pensar y de ser que tienen los y las españolas, mientras que, en el caso español, el aspecto más valorado de la cultura marroquí es su gastronomía. Otros aspectos positivos que valora el alumnado marroquí de la cultura española son las fiestas y los bailes, los derechos que tienen (salariales, sanitarios y de libertad), el poco control disciplinario y libertad horaria, así como las construcciones y la limpieza de las ciudades. En el caso español, además de la gastronomía, valoran positivamente de la cultura marroquí el idioma, la forma de ser y de pensar y de vestir. En este caso, las y los jóvenes españoles hacen alusión a aspectos generales de la cultura del Otro (idioma, forma de ser, gastronomía) y solo profundizan en el caso de la vestimenta, un aspecto estético pero valorado en esta etapa generacional mientras que, en el caso marroquí, los aspectos que valoran de la cultura española están principalmente asociados con la libertad, aspecto relacionado a su vez con la emancipación y el cuestionamiento de las normas preestablecidas.
En relación con los aspectos negativos, el alumnado marroquí valora negativamente de la cultura española el cristianismo y la poca importancia que se le da al matrimonio, mientras que en el caso español, el peso de las referencias recae, en primer lugar, en que no existe ningún aspecto negativo de la cultura marroquí y, en segundo lugar, expresan una valoración negativa hacia la imposición religiosa y la forma de pensar que tienen sobre las mujeres.
Diferencias por referencias | Aquello que valoran los marroquíes de la cultura española (100%) | Aquello que valoran los españoles de la cultura marroquí (100%) |
---|---|---|
Aspectos positivos | Forma de pensar y de ser (son amables, gente abierta y de mentalidad abierta, no se meten en la vida del otro y se preocupan por los demás) 41.18% | La gastronomía 52.38% |
Las fiestas y los bailes 17.65% | El idioma 14.29% | |
Los derechos que tienen (libertad, sanidad y salarios) 17.65% | La forma de ser y de pensar 14.29% | |
La gastronomía 11.76% | La forma de vestir 9.52% | |
El poco control disciplinario (en general y horario) 5.88% | Fiestas, bailes y música 4.76% | |
Las construcciones y limpieza de la ciudad 5.88% | La religión 4.76% | |
Aspectos negativos | El cristianismo y cualquier cosa que sea contraria a la religión 60% | No hay ningún aspecto negativo en la cultura del Otro 50% |
La poca importancia que se le da al matrimonio 20% | Imposición religiosa 25% | |
La forma de vida de los españoles 10% | La forma de pensar sobre las mujeres 16.67% | |
No hay ningún aspecto negativo en la cultura del Otro 10% | Cerrados de mente 8.33% |
Fuente: elaboración propia mediante el software NVivo 12
Además de las diferencias encontradas en función del origen, se hallaron diferencias en función del sexo de las personas entrevistadas pues las mujeres de origen marroquí, en comparación con los hombres, ven mayormente negativa la religión cristiana y los aspectos que tienen que ver con dicha religión, seguido de la poca importancia que le dan los españoles al matrimonio. Mientras que, en el caso español, las mujeres, a diferencia de los hombres, le dan más peso a la imposición religiosa (2 casos) y a la forma que tienen los marroquíes de pensar sobre las mujeres, en este sentido hacen alusión a que las infravaloran y a que solo las quieren para tener hijos/as (tema reproductivo). En este apartado sobre la valoración de la cultura del Otro, aparece el tema de género vinculado al de la religión y, en particular, al rol que ocupan las mujeres en el matrimonio. Se percibe como un tema que tensiona las relaciones entre ambas culturas y que ejemplifica lo que, retomando las palabras de Uriarte (1994), la facilidad de columpiarse entre la xenofilia y la xenofobia en un proceso de manipulación y redefinición constante y contextualmente de la lealtad nacionalista y, por tanto, también de la nitidez de la frontera geopolítica.
La valoración de la cultura del otro lleva a la Otredad, es decir, el resultado de un proceso de etiquetaje y clasificación basado en la construcción social de las diferencias. Dentro de esta categoría es posible observar aquellos aspectos comunes y diferentes de la cultura marroquí y española según la opinión del alumnado entrevistado (véase Tabla 5). Entre los aspectos comunes destacan las referencias universales como el que todos son personas, así como el mar, un elemento que como tal les separa físicamente pero que, simbólicamente, también les une. En cuanto a las diferencias, ambos colectivos destacan el idioma, la cultura, la disciplina (normas y organización), la forma de pensar y de ser y la religión (creencias).
Alumnado marroquí | Alumnado español | |
---|---|---|
Aspectos similares en función de referencias | A ambos gusta pasarlo bien y divertirse (26.67%) | Son personas igual que nosotros con los mismos derechos (55.56%) |
La forma de vestirnos y seguir la moda (20%) | Les gusta aprender idiomas como a nosotros (11.11%) | |
La cultura y gastronomía (13.33%) | El mar (11.11%) | |
El mar (13.33%) | ||
La forma de pensar (13.33%) | ||
La historia (6.67%) | ||
Las ganas de viajar (6.67%) | ||
Aspectos diferenciadores en función de referencias | La religión (33.33%) | La cultura (28.12%) |
La cultura (20.83%) | La religión (21.88%) | |
La disciplina y las normas (12.5%) | La forma de pensar y de ser (15.62%) | |
La forma de pensar y de ser (12.5%) | La comida (12.5%) | |
La capacidad de investigar del Otro (12.5%) | La forma de pensar sobre las mujeres (6.25%) | |
El idioma (4.17%) | La raza (3.12%) | |
Los derechos que tiene el Otro (4.17%) | La disciplina (3.12%) | |
La forma de vestir (3.12%). | ||
El idioma (3.12%) | ||
El color de piel (3.12%) |
Fuente: elaboración propia mediante el software NVivo 12
A modo comparativo, en el caso marroquí, la opinión está más diversificada a la hora de indicar aspectos similares entre las y los jóvenes españoles y marroquíes al establecer puentes de conexión entre ambos colectivos mientras que el alumnado español hace referencia mayormente a un aspecto genérico de la condición humana que es el ser persona, se va a lo básico, a la esencia misma del ser. En cuanto a las diferencias, se observó que ambos colectivos establecen la religión y la cultura como principal diferencia, en el caso marroquí la religión está más referenciada que la cultura en el caso español. En este apartado se percibe la desigualdad en la doble direccionalidad fronteriza, ya que el peso de las experiencias y vivencias en la dinámica Sur-Norte se refleja en sus opiniones sobre la cultura del Otro.
Cuando se habló de aspectos diferenciadores salía la religión como un elemento indispensable en la conformación de la identidad cultural individual y colectiva y, como tal, ha sido estudiado como categoría aparte. En concreto, ha interesado conocer a través de la voz de las y los jóvenes estudiantes de ambas orillas la importancia que le otorgan a la religión en la conformación de su identidad. Como muestra la Tabla 6, en el caso español 68.42% referencia que la religión no es importante ni influyente en su identidad cultural y se posicionan en la mayoría de casos como ateos mientras que, en el caso marroquí, 95% afirma que la religión es muy importante tanto en su identidad como en su vida.
Marroquíes (n = 20) | Españoles (n = 19) | Total (n = 39) | |
---|---|---|---|
Importante | 95% | 26.32% | 61.54% |
No importante | 0% | 68.42% | 33.33% |
Total | 95% | 94.74% | 94.87% |
Fuente: elaboración propia mediante el software NVivo 12
El último aspecto a abarcar en la dimensión sobre el posicionamiento cultural de las y los jóvenes estudiantes ha sido el sentimiento de superioridad/inferioridad cultural con respecto al Otro y el sentido de pertenencia europea/africana de cada uno de los entrevistados. Con respecto a este aspecto ambos casos (marroquíes y españoles) están de acuerdo en que no existe una cultura superior a la otra, 94.74% del alumnado marroquí lo opina y 100% de los españoles. No obstante, cuando se trata de hablar de subjetividades, según muestran los datos de la Tabla 7, las y los jóvenes de origen marroquí aluden a que el español, por lo general, se siente superior a ellos (16 referencias) y los marroquíes se sienten inferiores (13 referencias). Por su parte, el colectivo español opina que todos somos iguales (10 referencias) y que el sentimiento de superioridad depende de la persona, de su mentalidad y no de la cultura de origen (6 referencias), si bien hay españoles que pueden sentirse superiores (8 referencias) y afirmar que los marroquíes puedan sentirse inferiores (4 referencias).
Marroquíes (n = 19) | Españoles (n = 19) | Total (n = 38) | |
---|---|---|---|
Depende de la mentalidad | 2 | 6 | 8 |
Iguales | 5 | 10 | 15 |
Inferiores (marroquíes) | 13 | 4 | 17 |
Superiores (españoles) | 16 | 8 | 24 |
Superiores (marroquíes) | 1 | 1 | 2 |
Total | 37 | 29 | 66 |
Fuente: elaboración propia mediante el software NVivo 12
En este sentido las y los jóvenes estudiantes con este ejercicio lo que están expresando es el resultado de una dinámica social que históricamente ha incorporado y reproducido unos imaginarios en torno al ser español (europeo) y marroquí (no europeo) basados en el ejercicio del poder y el control sobre el Otro de manera que, con el tiempo, esta diferencia se transforma en inferioridad o desventaja.
Para seguir con las subjetividades en frontera se preguntó a las y los jóvenes de la muestra si se sienten europeos o africanos. En el caso del colectivo marroquí, tal y como muestra la Tabla 8, la mayoría (7 casos de 19) se consideran no africanos, en concreto, se consideran marroquíes y afirman que los africanos son los “negros”. De este mismo colectivo, hay otro grupo que se considera marroquí y africano (6 casos) y otro más reducido que se considera europeo (4 casos) bien porque tienen familia europea o porque encuentran similitudes tanto físicas como aspectos comunes asociados a la manera de pensar que tienen los europeos. Este colectivo se diferencia en función del sexo, los hombres afirman en su mayoría no ser africanos mientras que en el caso de las mujeres una parte se considera europea (3 casos) y otra africana (3 casos).
En el caso del colectivo español, la mayoría de las y los jóvenes entrevistados se sienten españoles (14 sobre 18 casos). Aquellos que no se sienten europeos se sienten españoles en primer lugar y también marroquíes porque tienen orígenes familiares provenientes de ese país. En relación con el sexo, en este colectivo no existen diferencias.
Marroquíes (n = 19) | Españoles (n = 19) | Total(n = 38) | |||
---|---|---|---|---|---|
Hombre n = 9) | Mujer(n = 10) | Hombre(n = 9) | Mujer(n = 10) | ||
Africano no | 5 | 2 | 0 | 0 | 7 |
Africano sí | 3 | 3 | 1 | 0 | 7 |
Europeo no | 0 | 0 | 2 | 2 | 4 |
Europeo sí | 1 | 3 | 7 | 7 | 18 |
9 | 8 | 9 | 9 | 35 |
Fuente: elaboración propia mediante el software NVivo 12
Una vez analizados y discutidos los datos relativos al posicionamiento cultural e identidad de las y los jóvenes que residen en el espacio fronterizo, se pasará a continuación a discutir los datos de la segunda dimensión, relativa al espacio fronterizo: oportunidades y tensiones.
Dimensión 2. El espacio fronterizo: oportunidades, amenazas y sentires
Esta segunda dimensión ahonda en el espacio fronterizo entendido como un lugar de tensiones y también de oportunidades donde las relaciones entre países y su proximidad recaen en los cuerpos que los habitan. En esta dimensión se contemplan las siguientes categorías: oportunidades/amenazas que trae la cercanía de España a Marruecos y viceversa; la valoración con respecto al tipo de relación que existe entre ambos países (positiva/negativa) así como de su ciudad, como una ciudad multicultural, y el modo de ser de la juventud en el espacio fronterizo.
En relación con las oportunidades y amenazas producto de la cercanía, ambos colectivos, como puede observarse en la Tabla 9, ven la cercanía como una oportunidad de índole laboral y económica (48.28%), seguido de la migratoria, esto es, facilidad de pasar de un lado a otro (17.24%) y, finalmente, oportunidades de intercambio cultural (3.45%). Cabe destacar que el aspecto migratorio es visto tanto como una oportunidad, así como un riesgo para la vida de la persona que migra, por tanto, la cercanía es un arma de doble filo. Solo 31.03% de ambos colectivos afirman decir que no existen mayores oportunidades en su ciudad producto de la cercanía.
Marroquíes (n = 19) | Españoles (n = 19) | Total (n=38) | |
---|---|---|---|
No tiene | 36.36% | 27.78% | 31.03% |
Culturales | 0% | 5.56% | 3.45% |
Laborales y económicas | 63.64% | 38.89% | 48.28% |
Migratorias | 0% | 27.78% | 17.24% |
Total | 100% | 100% | 100% |
Fuente: elaboración propia mediante el software NVivo 12
Además de las oportunidades que surgen por la cercanía entre países, se encontró en su discurso posibles amenazas de vivir en este espacio fronterizo (véase Tabla 10). Entre ellas destacan, en el caso de la población española, la migración irregular (5 referencias) y el contrabando (2 referencias); y en el caso marroquí, que se está muy cerca en caso de que estalle una guerra en el otro país (2 referencias), la pérdida de identidad (1 referencia) y una mayor contaminación (1 referencia).
Marroquíes (n = 20) | Españoles (n = 19) | Total (n = 39) | |
---|---|---|---|
El contrabando | 0 | 2 | 2 |
Estamos cerca en caso de guerra | 2 | 1 | 3 |
La migración irregular | 1 | 4 | 5 |
Mayor contaminación | 1 | 0 | 1 |
Pérdida de identidad | 1 | 0 | 1 |
Positivo sin más | 2 | 4 | 6 |
Enriquecimiento cultural | 6 | 7 | 13 |
Mayores oportunidades laborales | 7 | 1 | 8 |
Posibilidades de conocer otro país | 4 | 4 | 8 |
Total | 24 | 23 | 47 |
Fuente: elaboración propia mediante el software NVivo 12
Se habla en este sentido, de aspectos externos (oportunidades y amenazas) y subjetivos derivados de la situación de cercanía, mientras que no se abarcaron en la entrevista aquellos aspectos internos (fortalezas y debilidades) que pudieran surgir producto de la cercanía.
En cuanto al tipo de relación entre España y Marruecos (véase Tabla 11), de 26 alumnos/as que respondieron afirmativamente a esta pregunta, 23 afirmaron que hay una buena relación entre ambos países y solo 4 indicaron que la relación es mala debido a un tema político-territorial, con respecto al Sahara, Ceuta y Melilla.
Marroquíes (n = 20) | Españoles (n = 19) | Total (n = 39) | |
---|---|---|---|
Buena | 11 | 12 | 23 |
Mala | 2 | 2 | 4 |
Total | 13 | 13 | 26 |
Fuente: elaboración propia mediante el software NVivo 12
La relación entre ambos países se percibe mayormente como positiva, también es así la percepción que tiene el alumnado de ambas orillas con respecto a su ciudad como ciudad multicultural. De los 39 alumnos/as se han recogido 44 referencias, de las cuales 33 referencias son positivas hacia la multiculturalidad en su ciudad (marroquíes 70.59% y españoles 77.78%, véase Tabla 12). En concreto, hacen alusión al aprendizaje cultural que ofrece esa condición: “ellos aprenden de ti y tú de ellos”, “porque te enriquece”, “porque la diversidad aporta cosas buenas”, “mejora la convivencia y puedes conocer cosas de otros países y abrirte al mundo sin viajar”. El resto de referencias (un total de 11) se centran en lo negativo, aludiendo que la multiculturalidad puede afectar a la cultura propia, quitándoles parte de su identidad. Asimismo, relacionan la multiculturalidad con un exceso de población en la ciudad lo que deriva, en su opinión, a que las y los migrantes quitan el trabajo a los locales y se hace más evidente la desigualdad socioeconómica entre ambas nacionalidades. En el caso marroquí, la multiculturalidad conlleva a comparativas entre el trato a los extranjeros con respecto a los conciudadanos: “tratan mejor a los extranjeros que a otras personas de su propia ciudad o país”. Por tanto, se puede afirmar que la percepción de su ciudad como ciudad multicultural trae luces y también sombras asociadas a una percepción de la migración como una amenaza.
Marroquíes (n = 20) | Españoles (n = 19) | Total (n = 39) | |
---|---|---|---|
Negativo | 5 | 6 | 11 |
Positivo | 12 | 21 | 33 |
Total | 17 | 27 | 44 |
Fuente: elaboración propia mediante el software NVivo 12
En el marco de esta percepción de su ciudad como ciudad multicultural se ha querido ahondar en un aspecto en concreto que acerca más al ámbito de lo vivencial y lo personal, este es cómo el alumnado percibe en este espacio la relación mixta de pareja y de amistad (véase Tabla 13).
Por lo general, ambos colectivos valoran este tipo de relación como algo positivo (52 referencias de 72 referencias en total), el grupo de mujeres españolas es el que más lo afirma. Entre los que lo perciben como algo negativo hacen referencia principalmente a una incompatibilidad producto de las diferencias culturales y la religión. En cuanto a la cultura, se recogen un total de 8 referencias principalmente de aquellos de origen español (5 referencias) que aluden mayormente al miedo de perder su identidad cultural o que sus hijos/as asimilen la cultura del Otro si llegan a establecer una relación matrimonial con una persona de origen marroquí, así como al rechazo ante la posibilidad de que se les obligue a adquirir la cultura del Otro.
En el caso de la religión hay un total de 11 referencias donde el grosso corresponde al alumnado de origen marroquí (10 referencias) para quienes la religión es un impedimento para llevar a cabo un matrimonio mixto. Estos alumnos aluden a la necesidad de que el o la española tenga que reconvertirse al Islam para su ejecución. Cabe destacar que este impedimento no está presente a la hora de poder tener relaciones de amistad donde las diferencias culturales y religiosas están más aceptadas. Esto lleva a poner en relevancia el peso de la cultura y la religión en el espacio íntimo y privado de la persona en contraposición al espacio público donde puede ser aceptado y tolerado.
Marroquíes (n = 20) | Españoles (n = 19) | Total (n = 39) | |||
---|---|---|---|---|---|
Hombre (n = 9) | Mujer (n = 11) | Hombre (n = 9) | Mujer (n = 10) | ||
Barreras culturales | 2 | 1 | 3 | 2 | 8 |
La religión como obstáculo | 5 | 5 | 1 | 0 | 11 |
Positivo | 12 | 13 | 11 | 16 | 52 |
Total | 19 | 19 | 15 | 18 | 71 |
Fuente: elaboración propia mediante el software NVivo 12
Por último, en esta línea más vivencial donde se recaba información sobre la interacción entre el individuo y su ciudad, donde recae el peso de las experiencias, pero también de las subjetividades, los ideales e imaginarios en este espacio fronterizo se les preguntó a las y los jóvenes de ambos lados del Estrecho si creen que la adolescencia3 en el otro país es distinta. Ante esta pregunta que permite posicionarles como colectivo adolescente frente al Otro también adolescente, los datos muestran (véase Tabla 14) que la mayoría responde que sí, que es diferente (28 referencias de 38). En concreto, los y las jóvenes referencian la adolescencia en el otro país como más fácil/difícil, los que habitan en España dicen que en Marruecos la adolescencia es más difícil que en su país (9 referencias) mientras que, los de Marruecos afirman que en España es más fácil o menos difícil que en su país (4 referencias). En el caso español también destacan que la adolescencia en Marruecos tiene que ser distinta por la cultura del país y la influencia que tiene su religión. En el caso marroquí referencian la mayor libertad que tienen los y las jóvenes en España, sobre todo una vez cumplidos los 18 años (6 referencias).
Marroquíes (n = 20) | Españoles (n = 19) | Total (n = 39) | |
---|---|---|---|
Distinto por la cultura | 2 | 7 | 9 |
Más difícil-fácil | 4 | 9 | 13 |
Más-menos libertad | 6 | 0 | 6 |
Igual | 4 | 6 | 10 |
Total | 16 | 22 | 38 |
Fuente: elaboración propia mediante el software NVivo 12
Esta percepción sobre ser adolescente en la otra orilla trae consigo deseos y anhelos truncados. Ser adolescente en España se percibe como “fácil” en comparación con ser adolescente en Marruecos, bajo esa percepción están implícitas muchas cosas, entre ellas las comodidades del adolescente español y los derechos de libertad que ejerce.
Dimensión 3. La conceptualización de la emigración por jóvenes que habitan el espacio fronterizo
Esta dimensión ahonda en la conceptualización de la emigración de las y los jóvenes que habitan el espacio fronterizo, su presencia constante hace que las y los jóvenes convivan con ella, construyan una opinión al respecto y se posicionen. En concreto, se recoge y analiza su opinión sobre la emigración; las razones por las que creen que las y los españoles van a Marruecos y a la inversa, por qué creen que los y las marroquíes van a España para, finalmente, acabar con su posicionamiento sobre un proyecto migratorio futuro (si existe o no).
De los 39 entrevistados, 31 afirman que no hay nada de malo en que las personas migren, que cada quien puede hacer lo que quiera, tal y como se refleja en la Tabla 15. Mientras que hubo 6 casos (4 casos marroquíes y 2 españoles) que afirman que la emigración no es buena, entre las razones que dan están que: cada quien debería de quedarse en el país que ha nacido (2 casos españoles y 2 marroquíes); la migración es peligrosa y trae tragedias (1 caso marroquí); y, la migración es mala señal, significa que algo malo pasa (1 caso marroquí). Hubo dos casos que no respondieron.
Marroquíes (n = 20) | Españoles (n = 19) | Total (n = 39) | |
---|---|---|---|
Negativa | 4 | 2 | 6 |
Positiva | 15 | 16 | 31 |
Total | 19 | 18 | 37 |
Fuente: elaboración propia mediante el software NVivo 12
La emigración, por tanto, en esta etapa de la vida es vista como una oportunidad, pero también como una amenaza que da la señal de que las cosas no funcionan (la migración desde esta perspectiva es una necesidad) y puede traer consecuencias muy negativas como la muerte de la persona.
Entre las razones por las cuales las personas migran (véase Tabla 16) se encontró que las y los jóvenes españoles opinan que sus compatriotas van a Marruecos fundamentalmente para conocer su cultura (40%) y visitar la ciudad (26.67%), seguido por la razón de comprar ropa de marca falsificada (20%). Según las y los jóvenes de origen marroquí, las y los españoles van a su país principalmente de visita/turismo (68.18%). Por tanto, se puede decir que ambos colectivos coinciden en cuanto a las razones por las cuales migran las y los españoles a Marruecos.
Marroquíes (n = 20) | Españoles (n = 19) | Total (n = 39) | |
---|---|---|---|
Conocer la cultura | 4.55% | 40% | 18.92% |
De visita | 68.18% | 26.67% | 51.35% |
Para comprar | 9.09% | 20% | 13.51% |
Por servicios públicos | 0% | 0% | 0% |
Por trabajo | 9.09% | 13.33% | 10.81% |
Tienen lazos familiares-estudian | 9.09% | 0% | 5.41% |
Total | 100% | 100% | 100% |
Fuente: elaboración propia mediante el software NVivo 12
Mientras que, según las referencias de las y los jóvenes marroquíes entrevistados, reflejadas en la Tabla 17, sus compatriotas van a España por trabajo (38.1%) y para visitar y conocer la cultura (33.33%), tan solo 14.29% afirma emigrar a este país por estudio y otro 14.29% para mejorar su calidad de vida. En el caso español, las y los jóvenes afirman que las personas de origen marroquí van a España mayormente por trabajo (52%) seguido de las oportunidades que ofrece el país en cuanto a mejora de la calidad de vida (24%) y, un número más reducido opina que van de visita y a conocer la cultura (12%).
Marroquíes (n = 20) | Españoles (n = 19) | Total (n = 39) | |
---|---|---|---|
De paso a Francia-otro país | 0% | 0% | 0% |
De visita a la familia | 0% | 4% | 2.17% |
Mayores oportunidades de calidad de vida | 14.29% | 24% | 19.57% |
Para estudiar | 14.29% | 0% | 6.52% |
Para visitar el país y conocer la cultura | 33.33% | 12% | 21.74% |
Por necesidad | 0% | 8% | 4.35% |
Por trabajo | 38.10% | 52% | 45.65% |
Total | 100% | 100% | 100% |
Fuente: elaboración propia mediante el software NVivo 12
Las opiniones de ambos colectivos muestran claramente dos tipos de movimientos salientes, aquel que tiene que es voluntario y tiene que ver con el placer, el viajar, conocer y el turismo; y el otro que tiene que ver con la necesidad producto de las desigualdades estructurales entre países. En esta migración la voluntariedad está condicionada por la necesidad de mejorar la calidad de vida y la de sus familiares.
En este contexto se quiso ahondar en la existencia (o no) de un proyecto migratorio futuro por parte de las y los jóvenes entrevistados. En este caso, las respuestas entre ambos colectivos son muy similares, como muestra la Tabla 18, dicha intencionalidad es un poco mayor en el caso de los jóvenes marroquíes (55.56%) en comparación con el caso de los y las jóvenes españolas (40%), si bien la intencionalidad de emigrar en un futuro está presente en ambos colectivos y en ambos sexos.
Conclusiones y posibles líneas de investigación
Este estudio permite observar aquellos aspectos que unen y separan a dos colectivos de jóvenes cuya identidad se construye y reconstruye en un peculiar espacio fronterizo marcado por ser frontera no solo entre dos países sino también entre dos continentes (Europa y África) y entre dos mundos (entre el primer y el tercer mundo). En este escenario, los protagonistas de esta investigación parten de definir lo que para ellos es cultura para, en un segundo momento, posicionarse. Las personas jóvenes entrevistadas muestran, en general, una actitud favorable ante la interculturalidad. Así lo constatan las respuestas relativas a la valoración positiva de la inmigración, la consideración favorable de su ciudad como multicultural y la apertura a relaciones de amistad o incluso de pareja mixtas.
Al profundizar más en las respuestas, se encontró también una contradicción entre lo que admiran y desean de la cultura del Otro y aquellos elementos que rechazan y que son interpretados como una amenaza hacia su identidad cultural. Entre lo positivo se habla de libertades, derechos, gastronomía y vestimenta, mientras que, en el lado negativo, es decir, en relación con aquello que les distancia, está la religión y la forma de pensar que tienen sobre las mujeres y el matrimonio, de este modo hacen hincapié en el peso que tiene la construcción social del género en la conformación de la identidad cultural y cómo estas identidades se solapan y obligan a posicionarse.
Asimismo, se confirma en este estudio cómo las subjetividades que alimentan el sentimiento de superioridad/inferioridad con respecto al Otro es más marcado en el siglo XXI por aquellos que se sitúan en el lado hegemónicamente subordinado, mientras que las y los jóvenes españoles desvinculan estas subjetividades de la identidad cultural y la asociación con la persona, el individuo.
Otro aspecto a destacar de este estudio es la percepción que se tiene de la cercanía entre ambos países, la cual es concebida a la vez por ambos colectivos como una amenaza y oportunidad. En relación con la etapa de vida en la que se encuentran, es interesante cómo los resultados permiten vincular la dificultad/facilidad de ser adolescente con tener o no mayor libertad. Este tema se abre como posible línea de investigación en torno a la existencia de diversas adolescencias y en cómo se construyen en contraposición a otra.
Se concluye que la emigración para estas nuevas generaciones es vista como algo positivo, aunque asociado a una necesidad principalmente laboral y, por tanto, alejado de la voluntariedad de la persona. Finalmente, cabe destacar que el proyecto migratorio en esta etapa es más fuerte en los hombres de ambas procedencias que en las mujeres, aspecto que puede guardar concordancia con la tradición masculinizada que presentan las rutas migratorias en este espacio fronterizo.