Introducción
En las últimas décadas se ha promovido un mayor reconocimiento de la importancia que la diversidad biológica tiene en nuestro desarrollo y evolución como especie (Wilson, 1988, 1998). Numerosos trabajos enfatizan cómo los bienes y servicios que proporciona la biodiversidad son fundamentales para nuestra sobrevivencia y bienestar (Wilson, 1988; MEA, 2005; Sarukhán et al., 2017). No obstante, a pesar de la creciente apreciación de la biodiversidad, la presión que las actividades humanas ejercen sobre esta es cada vez mayor. Estudios recientes muestran que la pérdida de esa diversidad a nivel mundial ocurre de forma acelerada y a una tasa sin precedente en la historia de la humanidad; ya que un millón de especies se encuentran amenazadas de extinción, lo cual se considera alarmante. Las causas se atribuyen principalmente a la acción humana directa o indirecta (IPBES, 2019).
En el ámbito mundial existen numerosas estrategias que inciden en la problemática mencionada. La identificación del estado de conservación de las especies constituye una herramienta fundamental para plantear acciones y prioridades para su protección, de ahí que la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) (UICN, 2020) destaque como un organismo pionero y líder en la evaluación e identificación de especies en riesgo. Por medio de su Comisión de Supervivencia de Especies y del uso de métodos claramente definidos se generan las Listas Rojas de especies amenazadas; a su vez se agrupan en ocho categorías (UICN, 2020). Las especies organizadas en las siguientes categorías: En Peligro Crítico (CR), En Peligro (EN) o Vulnerable (VU), se consideran de manera genérica como amenazadas; es decir, son “especies susceptibles de extinguirse en un futuro próximo”; mientras que Casi Amenazada (NT) y Preocupación Menor (LC) reflejan que el riesgo al que están sujetas es menor (UICN, 2020).
Por otra parte, las especies reguladas por la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES), acuerdo internacional entre gobiernos, se presentan en tres apéndices según la amenaza que enfrenten por su comercio. El Apéndice I es el que incluye a las de mayor riesgo y de forma descendente, los otros dos (CITES, 2019).
En concordancia con las tendencias internacionales, México cuenta con un Comité que impulsa en su territorio la misión de la UICN, forma parte de la CITES -donde registra 2538 especies en sus apéndices (CITES, 2019)- y publica la Norma Oficial Mexicana 059 (SEMARNAT, 2010), que constituye el instrumento legal para la protección de especies nativas de flora y fauna en riesgo. Esta Norma proporciona una lista propia establecida en cuatro categorías definidas con base en el método de evaluación del riesgo de extinción de especies silvestres en México (MER); a la fecha documenta casi 2600 especies (CONABIO, 2020). Así mismo, dispone de una Lista Roja de Árboles del Bosque Mesófilo de Montaña (González-Espinosa et al., 2011) que emplea las mismas categorías de riesgo de la UICN. Esta Lista incluye 762 especies arbóreas que se desarrollan en esa comunidad vegetal, sinecia reconocida por su alta riqueza y endemismo florístico en nuestro país (Rzedowski, 1996; CONABIO, 2010; Villaseñor, 2010).
La participación de México en las iniciativas mencionadas es pertinente y justificada, ya que forma parte del selecto grupo de países que albergan una alta diversidad y endemismo, una gran variedad de ecosistemas terrestres y acuáticos y una notable riqueza cultural. Se estima que en su territorio se encuentra entre 10 y 12% de las especies del mundo (Llorente-Bousquets y Ocegueda, 2008; Sarukhán et al., 2017; Koleff et al., 2019). Según las estimaciones de Christenhusz y Byng (2016), la diversidad de la flora vascular consta de 308,312 especies a nivel mundial; México se posiciona en el cuarto lugar al reconocer 23,300, de las cuales cerca de 50% son endémicas (Villaseñor, 2016). A pesar de ello, en las últimas cinco décadas los ecosistemas, y la biodiversidad del país en general, se han visto impactados por la actividad humana; en 2011 la superficie de bosque primario representaba 50% de su cobertura original, mientras que la de selvas y bosques era de 32%, con mayores pérdidas en zonas tropicales (Sarukhán et al., 2017).
En cuanto a los hongos, el conocimiento sobre su biodiversidad a escala mundial es menor comparado con el de las plantas vasculares. Las estimaciones recientes sobre el número de especies fúngicas varían de 2.2 a 3.8 millones (Mueller et al., 2007; Hawksworth y Lücking, 2017; Larsen et al., 2017), de acuerdo con parámetros principalmente ecológicos y biogeográficos como los abordados por Hawksworth (1991) y Guzmán (1995), (1998). Este último estimó entre 120,000 y 200,000 especies para México; donde se tiene un registro aproximado de 6500 taxones de macromicetos, principalmente (Aguirre-Acosta et al., 2014).
Los listados de macromicetos y sus análisis ecológicos muestran una relación entre la diversidad fúngica y el buen estado de conservación de los ecosistemas (Heilmann-Clausen y Christensen, 2003). No obstante, la destrucción de estos por la tala inmoderada, los incendios, la erosión del suelo o la apertura de zonas para cultivo o de carreteras, han ocasionado que diversas especies fúngicas se encuentren amenazadas, en peligro o extintas (Vovides et al., 1997).
Pocos son los trabajos que abordan el endemismo de hongos o áreas de endemismo en México. En uno de ellos, Vovides et al. (1997) presentan una relación de plantas y hongos raros mexicanos -amenazados o en peligro de extinción- en diferentes tipos de vegetación; de acuerdo con las categorías de la Lista Roja de la UICN. Por otra parte, Cifuentes et al. (2004) abordan la distribución de macromicetos, para la identificación del endemismo en la Sierra Madre Oriental, a partir de listados fungísticos. Este tipo de trabajos resulta relevante ante los retos de conservación de la biodiversidad en general y de los hongos en particular (Courtecuisse, 2001).
Jalisco es un estado de la República Mexicana que, por su riqueza florística -cuantificada entre 7155 (Villaseñor, 2016) y 7483 taxones de plantas vasculares (Ramírez-Delgadillo et al., 2010)-, ocupa la cuarta posición en el país. En cuanto al endemismo registra el segundo lugar (Villaseñor, 2016). Si se analiza por grupos taxonómicos destaca en primer lugar nacional por su endemismo en Lamiaceae, Asteraceae y Poaceae (Martínez-Gordillo et al., 2017; Villaseñor, 2018; Sánchez-Ken, 2019).
Al interior del estado, la porción occidental -en la que se sitúa el municipio San Sebastián del Oeste (SSO)-, se ha reconocido como una de las áreas relevantes por su biodiversidad y endemismo. Existen varios trabajos que documentan la flora del área; algunos se han enfocado a ciertos sitios dentro de la entidad (Reynoso-Dueñas, 2004) y otros han abarcado gran parte de su territorio (Reynoso-Dueñas et al., 2006; Harker et al., 2017). Harker et al. (2017) registran 1225 especies incluidas en 564 géneros y 162 familias de plantas vasculares. Para la micobiota, Rodríguez et al. (2019) citan 311 especies de hongos y hacen patente la necesidad de continuar los trabajos micológicos para documentar mejor la diversidad de este grupo biológico.
San Sebastián del Oeste también forma parte de uno de los centros de endemismo florístico identificados en Jalisco por Hernández-López (1995) -quien toma en cuenta varias familias de plantas vasculares- y por aquellos que han realizado trabajos en torno a grupos taxonómicos particulares, como es el caso de la familia Asteraceae (Villaseñor, 1991) y el género Cosmos Cav. (Asteraceae) (Vargas-Amado et al., 2013, 2019).
Desde la perspectiva de la conservación de la biodiversidad, la mayor parte del territorio del municipio forma parte del Área de Protección de Recursos Naturales de la Cuenca Alimentadora del Distrito Nacional de Riego 043, fracción Sierra de Vallejo-Río Ameca (CONANP, 2020), y también se incluye en la Región Terrestre Prioritaria 62 Sierra de Vallejo-Río Ameca (CONABIO, 2004). A escala regional, otra iniciativa para la conservación -y que incluye el municipio SSO- fue la propuesta de Reserva de la Biosfera realizada por Vázquez et al. (2000a), la cual; sin embargo, no llegó a consolidarse. Por otra parte, Reynoso-Dueñas (2004) realizó un estudio en el municipio, en dos sitios con bosque mesófilo de montaña y registró 15 especies en alguna categoría de la NOM-059 (SEMARNAT, 2002) vigente en ese tiempo.
A medida que el impacto sobre los hábitats naturales se incrementa, el área de distribución y el tamaño poblacional de numerosas especies se reducen; aumentando así la probabilidad de que se extingan. Aquellas especies que de manera intrínseca tienen áreas de distribución restringida -como las endémicas-, poseen requerimientos específicos de hábitat o son sensibles a cambios ambientales, son especialmente vulnerables a la extinción (Isaac y Cowlishaw, 2004; Ricketts et al., 2005); de ahí el interés de generar información que coadyuve a las acciones de conservación de la biota.
Algunos autores del presente trabajo colaboraron en la actualización del inventario florístico (Harker et al., 2017) y micológico (Rodríguez et al., 2019) del municipio, pero excluyeron el estado de conservación de las especies. Dada la importancia que tal información tiene en estrategias de conservación, la presente contribución tiene como objetivo enlistar las especies de la flora y micobiota de SSO, que están en alguna categoría de riesgo, y aquellas con algún nivel de endemismo.
Materiales y Métodos
Área de estudio
El municipio San Sebastián del Oeste (SSO) se ubica en el oeste del estado de Jalisco, entre las coordenadas 20(39'45" y 21(02(30" de latitud norte y 104(35(00" y 104(51(00" de longitud oeste; abarca una superficie de 140,013 ha. Limita al norte con el estado de Nayarit, al este con el municipio Guachinango, al sur con el de Mascota y al oeste con el de Puerto Vallarta (Fig. 1). Presenta una topografía accidentada en la mayor parte de su superficie y un intervalo de elevación entre 300 y 2500 m. La temperatura media anual es de 20.9 °C, máxima de 32.5 °C y mínima de 7.9 °C; con régimen de lluvias en los meses de junio a octubre y un promedio de 15 días al año con heladas. La precipitación anual es de 980 a 1441 mm (INAFED, 2010; CONABIO et al., 2020). Existen algunos arroyos de caudal permanente que, en conjunto con los ríos Ameca y Los Reyes, conforman la Cuenca Hidrológica Río Ameca. Los principales tipos de suelo corresponden a los Feozem háplico, Vertisol crómico y Cambisol eútrico (INAFED, 2010). Desde el punto de vista biogeográfico; con base en la regionalización de Morrone et al. (2017), el municipio forma parte de tres provincias: Costa Pacífica Mexicana, Sierra Madre del Sur y Eje Volcánico Transmexicano.
San Sebastián del Oeste, de acuerdo con Rzedowski (1978), presenta los siguientes tipos de vegetación: bosque de pino, bosque de pino-encino, encinar, bosque tropical caducifolio, bosque tropical subcaducifolio, bosque mesófilo de montaña, bosque de Abies y vegetación acuática y subacuática. En cuanto a la flora, registra 1225 especies incluidas en 564 géneros y 162 familias de plantas vasculares (Harker et al., 2017); respecto a su micobiota, están catalogadas 311 especies en 165 géneros y 66 familias (Rodríguez et al., 2019).
Obtención de datos
Para determinar el elemento endémico en la flora del municipio se tomó como base el listado de Harker et al. (2017), que es el que registra más recientemente las especies presentes en la entidad. Se determinó la distribución geográfica de estas mediante la revisión exhaustiva de trabajos monográficos y de catálogos florísticos. Entre los de alcance local están el de Reynoso-Dueñas (2004) y Reynoso-Dueñas et al. (2006); a escala regional los de Ramírez-Delgadillo y Reynoso-Dueñas (2000), González-Gallegos et al. (2016), Villaseñor (2016) y Rzedowski (2020), y a nivel nacional los de Martínez-Gordillo et al. (2017), Martínez et al. (2017), Dávila et al. (2018), Espejo-Serna y López-Ferrari (2018), González-Elizondo et al. (2018) y Sánchez-Ken (2019). También se revisaron los registros de las bases de datos disponibles en la Red Mundial de Información sobre Biodiversidad (REMIB, 2020) de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO); en particular, la de especies endémicas de Jalisco de Hernández-López (2019), la cual se actualizó mediante revisión bibliográfica. Además, se consultó la colección del Instituto de Biología de la Universidad Nacional Autónoma de México (IBDATA, 2020) y la Global Biodiversity Information Facility (GBIF, 2020), para grupos selectos de especies. Asimismo, se revisaron publicaciones recientes que aportan nuevos registros o descripción de especies nuevas para la flora del área, como los de Pérez de la Rosa y Gernandt (2017), González-Villarreal (2018), Munguía-Lino et al. (2018) y Sánchez-Chávez y Zamudio (2019).
Por otra parte, las especies fúngicas incluidas para este trabajo fueron las listadas en el catálogo actual de la zona de estudio (Rodríguez et al., 2019), más las adiciones -producto de la revisión de la colección micológica del herbario IBUG-, con el fin de incluir registros nuevos. Para la obtención de información sobre endemismos se analizó la distribución geográfica de las especies; para ello, se consultaron diversos trabajos micológicos de SSO y del occidente del país en los que se incluyera material revisado del área de estudio (Pulido-Pérez, 2008; Bautista-Hernández et al., 2011; Sánchez-Jácome y Guzmán-Dávalos, 2011; Guzmán et al., 2013; Landeros y Guzmán-Dávalos, 2013; Raymundo et al., 2013; Gándara-Zamorano et al., 2014; López-Ramírez y Medel, 2016; Montañez et al., 2016; Padilla-Velarde et al., 2016; Rodríguez, 2013; Rodríguez et al., 2009, 2010a, b, 2013, 2018, 2020; Terríquez-Villanueva et al., 2017; Uitzil-Colli y Guzmán-Dávalos, 2019) y se revisaron las bases de datos para plantas, previamente mencionadas (GBIF, 2020; IBDATA, 2020; REMIB, 2020).
Los datos sobre el estatus de riesgo fueron obtenidos del cotejo de cada especie de planta y hongo de SSO en los siguientes listados: Lista Roja de especies en riesgo de la UICN (2020), apéndices vigentes de la CITES (2019), las listas de la NOM-059 (SEMARNAT, 2010) y Anexo Normativo III de la NOM-059 (SEMARNAT, 2019), aunque en esta última no se encontraron especies para SSO. Para las plantas se revisó, además, la Lista Roja de Árboles del Bosque Mesófilo de Montaña de México (González-Espinosa et al., 2011); no obstante que en esta se emplean las mismas categorías de la UICN, aquí se hace énfasis en una comunidad vegetal particular y en una forma biológica específica.
Lista de especies
El listado de plantas se organizó con base en los siguientes sistemas de clasificación: las familias de helechos y afines, de acuerdo con Pteridophyte Phylogeny Group (PPG I, 2016). Las gimnospermas según el sistema de Byng (2015) y las angiospermas conforme a la propuesta de APG IV (APG IV, 2016; Byng et al., 2018). En cada grupo, las familias, géneros y especies se ordenaron en forma alfabética. La clasificación taxonómica y la validación de las especies fúngicas siguieron lo establecido por Wijayawardene et al. (2018), He et al. (2019), Index Fungorum (2020) y MycoBank (2020).
A las especies y taxones infraespecíficos, del listado de plantas, se les asignó su hábito tomando como base el trabajo de Harker et al. (2017), con algunas modificaciones. Se definieron los siguientes hábitos: arbóreo, arbustivo, herbáceo (terrestre, epífito y rupícola), trepador y parásito. Algunas especies pueden crecer como arbustos y como árboles pequeños. En esos casos se anotaron en el apéndice los dos hábitos, pero solo se cuantificaron una vez y se consideró el encontrado con mayor frecuencia.
Para el caso de los hongos se incluye información sobre el hábitat de los taxones en riesgo, de acuerdo con el catálogo realizado por Rodríguez et al. (2019). Se incluyen imágenes de algunas especies -de plantas y hongos- endémicas o en alguna categoría de riesgo.
Con base en la distribución conocida de las especies se determinaron cuatro categorías de endemismo: 1) nacional, 2) occidente de México (Jalisco y estados colindantes: Aguascalientes, Colima, Durango, Guanajuato, Michoacán, Nayarit, San Luis Potosí, Zacatecas), 3) solo Jalisco y 4) municipio San Sebastián del Oeste. Las plantas endémicas de México se cuantifican en el análisis general, pero si su distribución rebasa el occidente del país no se incluyen en el listado, a excepción de presentar alguna categoría de riesgo.
Resultados
Derivado de la revisión bibliográfica y de la consulta de bases de datos se presenta el listado de plantas vasculares en riesgo y endémicas, que crecen en San Sebastián del Oeste. Este listado consta de 407 especies, y taxones infraespecíficos, incluidos en 253 géneros y 97 familias (Apéndice), y se detalla a continuación.
Flora en riesgo de extinción
De la flora de SSO se registran en una o varias categorías de riesgo, 332 especies (incluyendo 31 con categoría infraespecífica) pertenecientes a 216 géneros y 85 familias. Su distribución en las listas de riesgo es la siguiente: en la NOM-059 se encuentran 38, 121 están en la Lista Roja de Árboles del Bosque Mesófilo de Montaña (LR-BMM); en los listados internacionales se registran 80 en los apéndices del CITES y 205 en la Lista Roja de la UICN (LR-UICN) (Apéndice, Cuadro 1, Fig. 2).
Categorías de riesgo | Número de taxones |
---|---|
NOM-059 | |
Probablemente extinta en el medio silvestre (E) | 0 |
En peligro de extinción (P) | 8 |
Amenazada (A) | 14 |
Sujeta a protección especial (Pr) | 16 |
Total | 38 |
Lista Roja de árboles BMM (LR-BMM) | |
En peligro crítico (CR) | 2 |
En peligro (EN) | 15 |
Vulnerable (VU) | 21 |
Casi amenazada (NT) | 15 |
Preocupación menor (LC) | 68 |
Total | 121 |
CITES | |
Apéndice I | 1 |
Apéndice II | 79 |
Total | 80 |
Lista Roja de la UICN (LR-UICN) | |
Extinto en Estado Silvestre (EW) | 0 |
En peligro crítico (CR) | 0 |
En peligro (EN) | 7 |
Vulnerable (VU) | 14 |
Casi amenazado (NT) | 7 |
Preocupación menor (LC) | 177 |
Total | 205 |
Las categorías de riesgo que incluyen el mayor número de especies y jerarquías infraespecíficas son las siguientes: Preocupación menor (LC) de la LR-UICN, 177; Apéndice II del CITES, 79; Preocupación menor (LC) y Vulnerable (VU) -ambas de la LR-BMM-, 68 y 21, respectivamente (Cuadro 1). Si se cuantifican solo aquellas en las categorías que representan mayor amenaza -En peligro crítico, En peligro y Vulnerable-, suman 82 (24.7% de las listadas en riesgo). De ellas, la LR-BMM contiene el mayor número con 38; la NOM-059, 22; la LR-UICN, 21 y el Apéndice I del CITES, solo una.
Los grupos taxonómicos de la flora de SSO que se encuentran en riesgo y los diferentes niveles de endemismo, se muestran en el (cuadro 2. Respecto al estado de riesgo se observa que las angiospermas, en particular las eudicotiledóneas, concentran el mayor número de elementos: LR-UICN, 166; LR-BMM, 110; NOM-059, 20 y ocho en CITES. Le siguen las monocotiledóneas con 68 en CITES, 16 en LR-UICN y 10 en la NOM-059. Son 16 familias las que contienen el mayor número (214) de especies y categorías infraespecíficas en riesgo, lo que representa 64.4% (Cuadro 3). Destacan Orchidaceae (68, 20.5%), Fabaceae (35, 10.5%), Fagaceae (19, 5.7%) y Rubiaceae (10, 3%); mientras que los géneros que sobresalen son Quercus L. (19), Habenaria Willd. (11) y Phaseolus L. (7) (Apéndice).
Riesgo | Endemismo | |||||||
---|---|---|---|---|---|---|---|---|
Grupo taxonómico | NOM-059 | LR-BMM | CITES | LR-UICN | SSO | Jalisco | Oxidente* | México |
HELECHOS | ||||||||
Polypodiidae | 2 | 1 | 3 | 1 | 5 | |||
GINOSPERMAS | ||||||||
Cycadidae | 2 | 2 | 2 | 1 | ||||
Pinidae | 4 | 5 | 1 | 11 | 2 | 1 | 4 | |
ANGIOSPEMAS | ||||||||
Magnólidas | 6 | 7 | 1 | 6 | 17 | |||
Monocotiledóneas | 10 | 68 | 16 | 1 | 2 | 7 | 72 | |
Eudicotiledóneas | 20 | 110 | 8 | 166 | 5 | 20 | 48 | 366 |
TOTAL | 38 | 121 | 80 | 205 | 6 | 25 | 23 | 465 |
Familias | Número de taxones | Géneros representativos |
---|---|---|
Orchidaceae | 68 | Habenaria Willd. |
Fabaceae | 35 | Phaseolus L., Senna Mill. |
Fagaceae | 19 | Quercus L. |
Rubiaceae | 10 | Randia L. |
Poaceae | 9 | Aegopogon Humb. & Bonpl. ex Willd., Paspalum L. |
Asteraceae | 8 | Acourtia D. Don, Ageratina Spach |
Pinaceae | 8 | Pinus L. |
Solanaceae | 8 | Solanum L. |
Moraceae | 7 | Ficus L. |
Primulaceae | 7 | Ardisia Sw., Myrsine L. |
Apocynaceae | 6 | Tabernaemontana L. |
Cactaceae | 6 | Opuntia Mill. |
Rosaceae | 6 | Prunus L., Photinia Lindl. |
Salicaceae | 6 | Casearia Jacq., Xylosma Forst. |
Urticaceae | 6 | Urera Gaudich. |
Myrtaceae | 5 | Eugenia L. |
Total | 214 |
Si por cada instrumento revisado se analiza la composición de especies, subespecies y variedades, de las familias de la flora del municipio, los resultados son: en CITES sobresalen Orchidaceae (85%), Cactaceae (7.5%) y Zamiaceae (2.5%); en la LR-BMM predominan Fagaceae, Primulaceae, Rosaceae y Rubiaceae (6 elementos cada una), y Salicaceae (5); en la LR-UICN destacan Fabaceae (35), Fagaceae (19) y Poaceae (9), y en la NOM-059 se enlistan ocho componentes de Orchidaceae, mientras que 24 familias tienen solo uno o dos elementos (Apéndice).
Del total de especies y categorías infraespecíficas en riesgo, Abies guatemalensis Rehder var. jaliscana Martínez aparece en los cuatro listados revisados (NOM-059, CITES, LR-BMM y LR-UICN), 16 elementos se encuentran en tres listados y pertenecen a 14 familias (Cuadro 4), 77 taxones se registran en dos y el resto (238) al menos en uno (Apéndice).
Grupo taxonómico | Taxones | NOM-059 | LR-BMM | CITES | LR-UICN |
---|---|---|---|---|---|
GIMNOSPERMAS | |||||
Cycadidae | |||||
Zamiaceae | Dioon tomasellii De Luca, Sabato & Vázq. Torres | P | II | VU | |
Zamiaceae | Zamia loddigesii Miq. | A | II | NT | |
Pinidae | |||||
Cupressaceae | Cupressus lusitanica Mill. subsp. benthamii (Endl.) Franco | Pr | LC | NT | |
Pinaceae | Abies guatemalensis Rehder var. jaliscana Martínez | Pr | VU | I | NT |
Podocarpaceae | Podocarpus matudae Lundell | Pr | EN | VU | |
ANGIOSPERMAS | |||||
Monocotiledóneas | |||||
Orchidaceae | Cypripedium irapeanum Lex. | A | II | VU | |
Orchidaceae | Oncidium ensatum Lindl | Pr | II | LC | |
Eudicotiledóneas | |||||
Actinidiaceae | Saurauia serrata DC. | Pr | VU | EN | |
Betulaceae | Carpinus tropicalis (Donn. Sm.) Lundell | A | NT | LC | |
Betulaceae | Ostrya virginiana (Mill.) K. Koch | Pr | NT | LC | |
Cactaceae | Selenicereus atropilosus Kimnach | Pr | II | EN | |
Ericaceae | Comarostaphylis discolor (Hook.) Diggs subsp. discolor | Pr | LC | LR/LC | |
Hamamelidaceae | Matudaea trinervia Lundell | A | VU | VU | |
Malvaceae | Tilia americana L. var. mexicana (Schltdl.) Hardin | P | VU | LC | |
Meliaceae | Cedrela odorata L. | Pr | II | VU | |
Salicaceae | Populus guzmanantlensis A.Vázquez & Cuevas | Pr | VU | EN | |
Zygophyllaceae | Guaiacum coulteri A. Gray | A | II | VU |
En cuanto al tipo de vegetación en los que se distribuyen las especies y taxones infraespecíficos en todas las categorías de riesgo, 37% (122) crece en el bosque mesófilo de montaña; el resto, en el bosque de pino y bosque mixto de pino y encino. Tienen hábito arbóreo 156 (47%), 95 (28.6%) herbáceo (50 terrestre, 43 epífito, 1 rupícola), 66 (20%) arbustivo y 15 (4%) trepador (Fig. 3A).
Flora endémica
De la flora endémica de México, 465 taxones específicos e infraespecíficos se encuentran en San Sebastián del Oeste y 313 de ellos se distribuyen también en otras áreas del país. Por lo anterior, en este trabajo se hace énfasis en 94 taxones (incluidas categorías infraespecíficas) que restringen su distribución al occidente de México; es decir, Jalisco y estados adyacentes: 31 se registran de Jalisco y más de uno de los estados circundantes, 32 se conocen solo de Jalisco y solo uno de los estados circundantes -ya sea Jalisco y Colima o Jalisco y Michoacán o Jalisco y Nayarit-, y se consideran cuasi endémicas de Jalisco, otros 31 son exclusivos de esta última entidad e incluyen los siguientes seis microendemismos que solo se conocen de SSO: Abutilon jaliscanum Standl. (Malvaceae), Acourtia mexiae L. Cabrera (Asteraceae), Cuphea mexiae Bacig. (Lythraceae), Desmodium saxatile (Morton) B.G. Schub. & McVaugh (Fabaceae), Eugenia harkerae E. Sánchez-Chávez & Zamudio (Myrtaceae) y Habenaria sebastianensis R. González & Cuev.-Fig. (Orchidaceae) (Apéndice, Cuadro 2). También se aprecian algunas disyunciones geográficas como el caso de Didymaea linearis Standl. y Habenaria agapitae R. González & Reynoso, con distribución en Jalisco y Oaxaca, y Lepechinia glomerata Epling de Jalisco y Guerrero, entre otras. Además, casi 20 taxones se distribuyen de forma más o menos continua en la vertiente del Pacífico.
Respecto a la composición taxonómica de los taxones endémicos, el cuadro 2 muestra la distribución entre los grupos generales. De los 465 taxones y categorías infraespecíficas endémicos de México -y presentes en el municipio San Sebastián del Oeste-, la mayoría (366) están incluidos en eudicotiledóneas. Destacan las familias Asteraceae (101), Fabaceae (57), Orchidaceae (39) y Lamiaceae (30). Por otro lado, el endemismo a nivel del occidente de México y escalas geográficas menores está representado por 94 taxones que corresponden a 68 géneros y 38 familias. Destacan Asteraceae y Fabaceae al incluir el mayor número de taxones y géneros, con 19/11 y 12/8 cada una, respectivamente; seguidas de Lamiaceae 10/4 y Orchidaceae 6/6; mientras que, por otra parte, 24 familias están representadas por un taxón (Apéndice). Los géneros mejor representados son Salvia L., con siete taxones, y Ageratina Spach y Desmodium Desv., con cuatro cada uno.
En cuanto al hábito de los 94 taxones endémicos presentes en SSO (incluidas las endémicas del occidente, las cuasi endémicas, las de Jalisco y las microendémicas), se registran 41 (44%) con hábito herbáceo (37 terrestres y cuatro epífitas), 28 (30%) arbustivo, 19 (20%) arbóreo, cinco (5%) trepador y una parásita (1%) (Fig. 3B, 4).
De las 94 endémicas del occidente presentes en el municipio, 19 están registradas con alguna categoría de riesgo (Apéndice). Solo una de las seis especies microendémicas está listada en CITES. Por otra parte, 223 (67%) de los 332 taxones en riesgo aquí registrados, no son endémicos de México.
Hongos en riesgo y endémicos
Con base en los datos de distribución de las especies, obtenidos de la información generada del listado fúngico del área de estudio y de lo encontrado en la entidad y región occidente, se presentan las especies que se hallan en algún estatus de riesgo.
De acuerdo con la NOM-059, se tienen 46 especies fúngicas para México en alguna categoría de riesgo, de las cuales cinco se registran para el municipio, cuatro de ellas están en el estatus de Amenazadas (A) y una en Protección especial (Pr). En los apéndices del CITES no hay registros de hongos; mientras que en la LR-UICN -de los 280 listados a escala mundial-, reconocen 25 de México y cinco de ellos se registran con la categoría de “preocupación menor” (LC) para San Sebastián del Oeste (Cuadro 5, Fig. 2).
Normativa | Total de especies en mexico | Familias | Taxones en SSO | Categoría | Distribución en occidente de México |
---|---|---|---|---|---|
NOM-059 | 46 | Amanitaceae | Amanita muscaria (L.) Lam. | A | DGO, GTO, JAL, MICH, NAY, SLP, ZAC |
Hydnaceae | Cantharellus cibarius Fr. | Pr | DGO, GTO, JAL, MICH, NAY | ||
Gomphidiaceae | Chroogomphus rutilus (Schaeff.) O.K. Mill. | A | DGO, JAL, MICH | ||
Hygrophoraceae | Hygrophorus russula (Schaeff. ex Fr.) Kauffman | A | DGO, GTO, JAL, MICH, ZAC | ||
Boletaceae | Leccinum aurantiacum (Bull.) Gray | A | DGO, JAL, MICH | ||
LR-UICN | 25 | Amanitaceae | Amanita complejo caesarea (Scop.) Pers. | LC | AGS, DGO, GTO, JAL, MICH, NAY, SLP, ZAC |
Boletaceae | Boletus reticulatus Schaeff. | LC | DGO, JAL, MICH, ZAC | ||
Hericiaceae | Hericium erinaceus (Bull.) Pers. | LC | DGO, JAL, MICH | ||
Hydnaceae | Hydnum repandum L. | LC | DGO, JAL, MICH | ||
Boletaceae | Suillus granulatus (L.) Roussel | LC | DGO, JAL, MICH | ||
CITES | - | - | - | - | - |
En cuanto a las preferencias ecológicas de los 10 taxones citados en el cuadro 5, nueve son de hábito terrícola y uno lignícola (Fig. 3C, 5); destacan por su importancia ecológica y económica, ya que todas las especies terrícolas son micorrizógenas y comestibles silvestres, a excepción de Amanita muscaria (L.) Lam. que es tóxica. La especie lignícola, Hericium erinaceus (Bull.) Pers., es reconocida por su valor comestible y uso medicinal.
Discusión
En el inventario de la flora de San Sebastián del Oeste de Harker et al. (2017)) se registran 1225 especies. Sin embargo, en el presente estudio se incluyen en el análisis tres nombres nuevos: Eugenia harkerae (Sánchez-Chávez y Zamudio, 2019), Quercus centenaria L.M. González y Q. mexiae L.M. González (González-Villarreal, 2018), especies que en el trabajo arriba mencionado se indicaron como “sp. nov.”, ya que se encontraban en proceso de descripción como especies nuevas. De dicho inventario, Abies guatemalensis var. jaliscana recientemente fue nombrada como Abies jaliscana (Martínez) Mantilla, Shalisko & A. Vázquez (Vázquez et al., 2014); aunque resulten sinónimos, en este estudio se consideran ambos nombres debido a que el primero refiere a una especie en riesgo y se requiere la actualización de la normatividad para que aparezca el nombre nuevo. También se adicionan, con base en la revisión bibliográfica, los siguientes registros nuevos: Tigridia pugana Aarón Rodr. & Ortiz-Catedral en Munguía-Lino et al. (2018) y Sedum grandipetalum Fröd. por Aragón-Parada et al. (2019). Se incluye también a Pinus vallartensis Pérez de la Rosa & D. Gernandt, especie sin registro previo en el municipio, pero recolectada recién en la entidad (Pérez de la Rosa com. pers).
Las 332 especies, y taxones infraespecíficos en riesgo y registradas en SSO (incluidas en 216 géneros y 85 familias) representan 27% de los taxones, 38.3% de los géneros y un poco más de la mitad de las familias (52.5%) registradas para el municipio. La magnitud de estos datos es sobresaliente si se compara con lo encontrado en otros sitios como la Reserva de la Biosfera El Triunfo, Chiapas, con una superficie (1191.17 km2) comparable a la de SSO (1400.13 km2), donde se han registrado 244 especies en riesgo (Martínez-Camilo et al., 2012) o el municipio de Guadalcázar, San Luis Potosí, con un área casi tres veces mayor (3800 km2), que presenta 123 taxones con algún grado de riesgo (Torres-Colín et al., 2017). Aunque se debe hacer mención que para Chiapas solo se cuantifican cuatro de las categorías de riesgo de la UICN. Por otra parte, el número de taxones en riesgo en SSO es similar al registrado para el estado de Oaxaca (307) por Acosta-Castellanos (2002); sin embargo, en ese estudio se tomó como base la NOM-059-ECOL-1994 (INE, 1994), que incluía otras categorías de riesgo. Es muy probable que la actualización de ese trabajo con el uso de las categorías de NOM-059 vigente, arrojará una cifra mayor, si se tiene en cuenta que Oaxaca ocupa un área muy superior a la de SSO y es el estado de mayor riqueza florística en México y el que concentra más especies endémicas (Villaseñor, 2016).
Es evidente que algunos taxones que son de gran interés han sido más estudiados y se incluyen en varios de los listados revisados; tal es el caso de las 17 especies que se encuentran en tres o más catálogos de riesgo (Cuadro 4). Esto demuestra la eminente presión que se ejerce sobre ellas, aunque también puede reflejar que se dispone de información que no existe para otros taxones. Asimismo, la composición de las familias de la flora de SSO por cada instrumento de riesgo examinado, está determinado, en parte, por los objetivos para los que fueron creados. Por ejemplo, Orchidaceae y Cactaceae son las familias que incluyen el mayor número de especies listadas en CITES. Se trata de familias con especies atractivas y de valor económico cuyo comercio precisamente CITES intenta regular, lo cual también fue observado por Vovides et al. (1997).
Por otra parte, la LR-UICN tiene un enfoque más amplio en cuanto a los grupos taxonómicos, aquí sobresalen la familia Fabaceae y el género Quercus del que es notable que de las 24 especies registradas para SSO, 19 se reconocen en la LR-UICN y tres no han sido evaluadas ya que se describieron recientemente. La LR-BMM incluye familias con afinidad por hábitats de alta humedad y generalmente son exclusivas de esos sitios, tal es el caso de Rubiaceae, Primulaceae, Rosaceae, Araliaceae, Betulaceae, Lauraceae y Chloranthaceae, entre otras. El número de especies registradas en el presente listado contrasta con el de Reynoso-Dueñas (2004) quien consigna solo 15 en riesgo en NOM-059 en dos sitios con bosque mesófilo de montaña en el municipio.
Las especies y taxones infraespecíficos de plantas endémicas de México presentes en SSO (465) representan 38% de la flora consignada para la entidad (1225 taxones) por Harker et al. (2017) y 13.9% de las endémicas de México registradas de Jalisco (3353) por Villaseñor (2016); no obstante, San Sebastián ocupa solo 1.7% de la superficie estatal. Asimismo, otros estudios que analizan el endemismo a escala municipal como el de Culiacán, Sinaloa, indican la presencia de 353 especies endémicas del país (Vega-Aviña et al., 2000), aunque con una superficie de más de tres veces mayor (4758.9 km2) que el área de estudio, lo cual destaca la relevancia de SSO.
Del endemismo nacional, Jalisco ocupa el primer lugar en Asteraceae (607 taxones), Lamiaceae (103) y Poaceae (101) (Martínez-Gordillo et al., 2017; Villaseñor, 2018; Sánchez-Ken, 2019). Sin embargo, en SSO las endémicas de México mejor representadas son Asteraceae (101), Fabaceae (57), Orchidaceae (39) y Lamiaceae (30). Una tendencia similar se aprecia en la composición taxonómica de las endémicas del occidente de México presentes en el municipio, donde Asteraceae (19), Fabaceae (12) y Lamiaceae (10) tienen el mayor número de especies. Los seis taxones exclusivos del municipio, por otra parte, se ubican en igual número de familias: Asteraceae, Fabaceae, Lythraceae, Malvaceae, Myrtaceae y Orchidaceae.
Según Villaseñor (2016)), Jalisco cuenta con 182 especies endémicas exclusivas, en el presente trabajo se registran 31. Es decir, San Sebastián del Oeste alberga 16% del endemismo estatal, incluyendo seis especies microendémicas.
Aunque el número de las especies endémicas mexicanas en el municipio es elevado (465), cerca de 20% se restringen al occidente de México y el resto se distribuyen en la vertiente del Pacífico, o hacia el centro del país, aunque no podría decirse que ocupan grandes áreas, lo que coindice con lo señalado por Villaseñor (2016). Por otra parte, es notable que, de los taxones en riesgo registrados en este trabajo, solo 33% corresponde a especies endémicas del país. De acuerdo con el trabajo de González-Espinosa et al. (2011), muchas especies del bosque mesófilo de montaña de México se distribuyen hacia Centroamérica; sin embargo, los tamaños poblacionales de estas podrían estar reducidos dado que se desarrollan en ese hábitat específico con distribución relictual.
La lista de especies en riesgo y endémicas -tanto de plantas vasculares como de hongos-, seguramente se verá incrementada a medida que se exploren áreas poco estudiadas en el municipio; tal como lo señalan, en cuanto a la riqueza florística y fúngica, otros autores (Harker et al., 2017; Rodríguez et al., 2019). Para el caso de las plantas, las áreas de cañadas y sitios de menor elevación con vegetación tropical, además del estrato arbóreo para documentar la flora epífita, serían prioritarios para estudiar. De forma paralela, se requiere generar información sobre aspectos demográficos, ecológicos, biogeográficos y de impacto antropogénico, en las especies. Con frecuencia, la falta de datos suficientes para cubrir esos aspectos contemplados en el Método de Evaluación del Riesgo de Extinción (MER) dificulta su aplicación y, por ende, la valoración adecuada del riesgo de una especie. Si bien esta es una herramienta imprescindible para la NOM-059 y un referente en la evaluación del estado de riesgo de especies silvestres en el país, solo 9% de los taxones de plantas hasta ahora incluidos ahí han sido evaluados. Es importante tener en cuenta que los instrumentos de riesgo -nacionales e internacionales-, aunque son iniciativas loables para guiar acciones de conservación hacia las especies que incluyen, también presentan sesgos y limitaciones como la falta de actualización, además de las ya mencionadas. Por otra parte, se ha reconocido que la determinación del riesgo de las especies no necesariamente se refleja en la implementación de programas para su conservación (Whitten et al., 2001; Knight et al., 2008), por lo que se hace necesario una estrategia integrada.
La importancia biológica de SSO ha sido reconocida al integrarla a la región terrestre prioritaria Sierra de Vallejo-Río Ameca (Arriaga et al., 2000; CONABIO, 2004) y a un Área de Protección de Recursos Naturales (CONANP, 2020). Sin embargo, aunque esta última área natural protegida (ANP) cuenta con decreto de protección federal, no dispone aún de un programa de manejo y las iniciativas por parte de la Comisión Nacional de ANP (CONANP) son aisladas en la zona; entonces, las acciones de manejo y de protección de la biodiversidad son insuficientes (Jardel-Peláez et al., 2017). La efectividad de esta ANP en la conservación de la flora y de la biota en general de esta zona, tendría que evaluarse.
Recientemente (2019) surgió una iniciativa privada en el municipio para el establecimiento de Haravéri: jardín botánico in situ con superficie de 11 hectáreas que incluye bosque de pino-encino y una porción de bosque mesófilo de montaña (Jardín Haravéri, 2020). Como se sabe, a nivel nacional esta última comunidad vegetal alberga numerosas especies en riesgo; por lo que ese lugar, aunque ocupa una superficie muy reducida, podría alcanzar relevancia en la conservación de dicho ecosistema vulnerable. Con algunas recomendaciones, proyectos como este deberían ampliarse y fomentarse.
No obstante que este trabajo trata de mostrar la relevancia de SSO como un reservorio sobresaliente de especies endémicas y en riesgo, es claro que las estrategias adecuadas para la conservación de biodiversidad van más allá de los límites municipales o estatales. Sin embargo, estos pueden servir como referencia geográfica e incidir en la toma de decisiones gubernamentales. En varios trabajos se ha reconocido que las cadenas montañosas del occidente de Jalisco donde confluyen la Sierra Madre del Sur, el Eje Volcánico Transmexicano y la Costa Pacífica Mexicana -entre los municipios Talpa de Allende, Mascota, Cabo Corrientes y San Sebastián del Oeste-, concentran una alta diversidad de especies y endemismo florístico. Esa información se rescata de contribuciones al conocimiento de la tribu Heliantheae (Villaseñor, 1991), los géneros Cosmos (Vargas-Amado et al., 2013, 2019), Quercus (González-Villarreal, 2003, 2018), Salvia (González-Gallegos et al., 2013, 2016) y Pinus (Pérez de la Rosa, 2009; Pérez de la Rosa y Gernandt, 2017), y de varias familias (Hernández-López, 1995). Además, en esta área se encuentran ecosistemas relictuales tales como un bosque de maple (Vázquez et al., 2000b), múltiples parches de bosque mesófilo de montaña (Reynoso-Dueñas, 2004; Cuevas et al., 2010) y bosque de Abies (Guerrero-Hernández et al., 2014). Por lo anterior, el occidente de Jalisco adquiere alta prioridad para la conservación.
En el caso de los hongos, ya se ha mencionado que los trabajos sobre diversidad a escala mundial estos han sido poco o nada tomados en cuenta; razón por la cual, su estudio debería ser un elemento para considerarse en los programas sobre biodiversidad, conservación y uso (Guzmán, 1995). Lo anterior debido a que los hongos son organismos que pueden afectar el ecosistema donde crecen, ya que generan una protección importante a la biodiversidad nativa en forma directa o indirecta (Heilmann-Clausen y Christensen, 2003). Esto último hace referencia en parte a las micorrizas, relación simbiótica entre planta-hongo generalmente presente en bosques templados y tropicales, y que en ocasiones se da en forma muy específica o estricta. Por lo tanto, las amenazas a aquellas plantas de las que dependen los hongos, o viceversa, podrían detonar efectos en cascada que vulneren la calidad y dinámica propia del ecosistema. Asimismo, la destrucción de los diferentes tipos de vegetación del país repercute considerablemente sobre las poblaciones de las especies fúngicas, lo que podría ocasionar la pérdida o extinción de muchas de ellas, incluso antes de ser estudiadas o catalogadas en muchas de las comunidades vegetales, como es el caso de las zonas tropicales del occidente del país.
De los pocos trabajos que se tienen en México sobre especies de hongos considerados como raros, amenazados o en riesgo de extinción y su posible conservación, está el de Vovides et al. (1997). En este se presenta el número de especies registradas en algunas de las categorías de la UICN. En el caso del reino Fungi, se incluyen las amenazadas por la comercialización de sus esporomas, las raras y, por último, las que están en peligro de extinción debido a la destrucción de su hábitat.
En lo referente a los hongos catalogados de SSO por Rodríguez et al. (2019), se encontró que la mayoría se distribuyen principalmente en los bosques de pino-encino y mesófilo de montaña; caso parecido a lo señalado por Mueller y Halling (1995), quienes observaron esto a una escala mayor en bosques neotropicales de América.
Las 17 especies fúngicas propuestas para ser consideradas en alguna categoría de riesgo (Cuadro 6), son propuestas debido a su restringida distribución y hábitat. Lo anterior se basa en que dichos taxones se tienen registrados para el occidente de México solo del municipio de SSO. Cabe destacar, de acuerdo al listado de Rodríguez et al. (2019), a Psilocybe laurae Guzmán y Psilocybe villarrealiae Guzmán como especies microendémicas, ya que hasta ahora solo se han encontrado en sus respectivas localidades tipo. Pluteus horakianus Rodr.-Alcánt. colectada en SSO, sitio en que se describió por primera vez para el occidente al encontrarse también en los estados de Colima y Nayarit. La mayoría de las especies propuestas antes mencionadas crecen en bosque mesófilo de montaña, tipo de vegetación en el cual se registra también un alto grado de endemismo en plantas. Esta situación coincide con lo citado por Vovides et al. (1997) en donde el mayor número de especies de hongos en riesgo se encuentran en bosque mesófilo de montaña, seguido por el de coníferas y encinares (Fig. 6).
Taxones |
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Coltricia pseudocinnamomea Burds. |
Entonaema cinnabarinum (Cooke & Massee) Lloyd |
Entonaema moluccanum J.D. Rogers |
Hymenopellis radicata (Relhan) R.H. Petersen |
Lacrymaria lacrymabunda (Bull.) Pat. |
Leccinum cyaneobasileucum Lannoy & Estadès |
Microporellus dealbatus (Berk. & M.A. Curtis) Murrill |
Neoalbatrellus caeruleoporus (Peck) Audet |
Pluteus salicinus (Pers.) P. Kumm. |
* Psilocybe laurae Guzmán |
* Psilocybe villarrealiae Guzmán |
Scutiger pes-caprae (Pers.) Bondartsev & Singer |
Sebacina confusa R. Kirschner & Oberw. |
Thelephora arbuscula Corner |
Trogia buccinalis (Mont.) Pat. |
Veloporphyrellus pantoleucus L.D. Gómez & Singer |
Xerula setulosa (Murrill) R.H. Petersen & T.J. Baroni |
Serán necesarias futuras investigaciones ecológicas y biogeográficas para delimitar áreas de endemismo en hongos y su posible relación con los distintos patrones de vegetación; de esta manera, se podrían asegurar los beneficios que estos generan y también conocer el nivel de deterioro ambiental con la finalidad de mitigarlo.
Por último, con base en los resultados de este trabajo, podemos señalar que San Sebastián del Oeste es una zona de gran importancia biológica y debe conservarse bajo criterios de sustentabilidad para el aprovechamiento y disfrute de generaciones futuras.