Introducción
Las escasas, aleatorias y discontinuas lluvias, así como otras condiciones ambientales difíciles de superar para el establecimiento de la vegetación de las zonas hiperáridas, áridas y semiáridas (conocidas como tierras secas o drylands; Busso y Pérez, 2018), constituyen un gran desafío para los restauradores de estos tipos de vegetación a lo largo de todo el mundo (Abella y Newton, 2009; Kildisheva et al., 2016; Yirdaw et al., 2017; Pérez et al., 2019a). Hasta el momento, a nivel mundial, la principal manera de enfrentar estos problemas ha sido la plantación de especies nativas producidas en viveros (Bainbridge, 2007; Pérez et al., 2020; Fig. 1). Sin embargo, aún existe un amplio abanico de opciones promisorias y poco exploradas (Clewell y Aronson, 2013; Busso y Pérez, 2018).
En particular, la técnica de siembra directa de semillas se ha constituido recientemente como una alternativa de alto interés en la comunidad de restauradores a nivel mundial (Kildisheva et al., 2016; Kildisheva, 2019; Pedrini y Dixon, 2020; Fig. 1). Si bien los porcentajes de establecimiento de plántulas a partir de semillas de especies nativas en tierras secas y sin riego son bajos, es importante considerar que la capacidad para llevar a cabo la restauración ecológica en forma práctica requiere tomar en cuenta no solo la probabilidad de éxito en términos biológicos, sino también los costos económicos (James et al., 2013; Kildisheva et al., 2016). En las plantaciones en zonas áridas, la producción de plántulas de especies xerófitas con calidad suficiente para alcanzar altas supervivencias en campo puede consumir mucho tiempo, esfuerzo y gran erogación económica (Bainbridge y Virginia, 1990; Lovich y Bainbridge, 1999; Pérez et al., 2019a, b). Por ello, se ha comprobado que la relación costo-efectividad puede beneficiar la siembra en relación con la plantación, en aquellos casos en los que se pueda incrementar, en gran medida, el número de semillas sembradas por metro cuadrado y si se aplican procedimientos en el suelo para generar sitios seguros para el establecimiento de plántulas (Pérez et al., 2019b).
En la región árida de la Argentina denominada “Monte” (Roig et al., 2009), el arbusto Prosopis flexuosa DC. var. depressa F.A. Roig ( Fabaceae; Álvarez y Villagra, 2009) es considerada una especie marco o fundante para la restauración, ya que logra los mejores resultados en relación con otras especies, tanto en supervivencia como en cobertura del suelo (Pérez et al., 2020). A partir de la prioridad que cobra esta especie en restauración, en este trabajo se abordó un estudio de costos de siembra vs. plantación en el que se predijo que, aunque la siembra requiere mayor tiempo y esfuerzo para la colecta y procesamiento de semillas, podría ofrecer mejor relación costo-efectividad que la plantación.
Para avanzar en el análisis de los contextos socioeconómicos de la restauración, los objetivos de este trabajo fueron: (i) estimar los costos directos de la siembra de semillas y la plantación de ejemplares de vivero de P. flexuosa var. depressa, (ii) evaluar la incidencia de los porcentajes de plántulas germinadas y/o establecidas, y (iii) comparar resultados según los posibles actores sociales que ejecuten la tarea en un escenario petrolero vs. un escenario de trabajo rural.
Materiales y Métodos
Área de estudio
El territorio fitogeográfico denominado Monte, en Argentina, es el ecosistema más árido, extenso y desertificado del país (Morello, 1958). Se localiza a lo largo de 2400 km en una diagonal del noroeste al sureste, de 24°S a 44°S (Martínez Carretero, 2013; Fig. 2). La región sur de dicho territorio es conocida como Monte Austral (Roig et al., 2009; Busso y Bonvissuto, 2009). Entre 1999 y 2019 el promedio de precipitación anual en Monte Austral fue de 151.7 mm (EE ± 60.3; valor mínimo y máximo de 52 y 250 mm, respectivamente). Los periodos de lluvia son muy irregulares de acuerdo con los datos de la estación meteorológica “La Higuera” (AIC, 2020), con periodos de dos a cuatro meses de sequía que se reiteraron en forma frecuente en los últimos diez años. La temperatura media anual varía entre 10 y 18 °C y la vegetación se distribuye en parches ovales compuestos por diversos arbustos y plantas herbáceas separados por áreas sin vegetación, o con especies de herbáceas de baja cobertura denominadas interparches (Busso y Bonvissuto, 2009).
Rasgos morfológicos de Prosopis flexuosa var. depressa
Prosopis flexuosa var. depressa es un arbusto típico del Monte Austral (Pérez et al., 2010). Tiene 0.5 a 2.5 m de alto; ramas basales enterradas, semienterradas o reptantes; follaje caduco; espinas fuertes, frecuentemente largas; el fruto es una legumbre recta o curvada de 10-25 cm de largo, 0.7-1.2 cm de ancho, color amarillo, jaspeada, de color violáceo con mesocarpo de sabor dulce, muy agradable (Steibel y Troiani, 2000). La germinación alcanza valores próximos a 90% cuando se aplican tratamientos mecánicos o químicos que degradan el tegumento de la semilla (Álvarez y Villagra, 2009; Rodríguez Araujo et al., 2017).
Cálculo de costos
En relación con la metodología de cálculo de costos, cabe aclarar que, entre tres alternativas, a saber: (i) opinión de expertos, (ii) documentos de consenso o, (iii) estudios cuantitativos detallados de costos (Kimball et al., 2015), se optó por la última, dado que las dos primeras tienen como desventaja valores muy disímiles, ya que se basan exclusivamente en informantes del costo global que pueden tener alta carga de subjetividad. Todo el cálculo se realizó sobre costos directos en las etapas de producción de plántulas en vivero, siembra en vivero, en campo y en plantaciones, mientras que los indirectos no fueron considerados. Los costos directos son los implicados en cada etapa o proceso, mientras que los indirectos son aquellos que no pueden medirse ni asignarse, o apropiarse directamente a unidades de costos en cada paso o actividad a un producto que es objeto de análisis (servicios de electricidad, agua, impuestos de la tierra; Sapag Chain, 2011).
En el escenario rural, el tiempo dedicado a los trabajos cotidianos generalmente no se incluyen en los cálculos (Pérez et al., 2019b). Sin embargo, en esta investigación fueron considerados costos de oportunidad; es decir, ingresos potenciales a los que una persona renuncia al elegir efectuar una tarea o tomar una decisión alternativa (Sapag Chain, 2011). Este costo laboral para el escenario rural surge del valor del salario asignado a empleados pertenecientes a la rama de actividad “Agricultura, ganadería, caza y silvicultura”, que para 48 horas semanales de trabajo indica un valor hora de 6.06 USD (MTEySS, 2017). En el escenario petrolero se utilizó el salario de empleados pertenecientes a la rama de actividad “Explotación de minas y canteras”, que asigna para una jornada de 48 horas semanales un valor hora de 27 USD (MTEySS, 2017). El valor para este costo fue la hora laboral de acuerdo con normativas de la Argentina.
Se utilizaron 1600 plantas por hectárea como meta de restauración, como lo propone la disposición 226/11 de la Provincia de Neuquén (SMA, 2011; Busso y Pérez, 2018). Los valores de germinación y establecimiento de plántulas utilizados a partir de siembras y/o plantaciones para calcular el número de semillas por plántulas necesarias se basaron en resultados publicados para tierras secas (Pérez et al., 2020). Las etapas y actividades de cada técnica (siembra o plantación) considerada para el cálculo se presentan en el Cuadro 1. Los cálculos de costos de adquisición de insumos se basaron en el menor precio entre tres presupuestos brindados por proveedores de servicios forestales en la Argentina.
Vivero | Actividades / Suministros |
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Recolección de semillas | Recolección de semillas |
Almacenamiento en banco de semillas | |
Procesamiento de semillas | Procesamiento y limpieza de semillas |
Tratamientos de pre-germinación | |
Preparación del sustrato | Ensamblaje de componentes sustratos |
Compostaje | |
Suministros | Tubos para plántulas |
Perlita | |
Tierra de jardín | |
Siembra en vivero | Llenado de tubos con sustrato |
Siembra | |
Cuidado en vivero | Control de malezas |
Poda | |
Riego | |
Endurecimiento | |
Plantación en campo | Actividades / Suministros |
Plantación | Colocación de plantines, hidrogel, etc. |
Transporte | Transporte |
Suministros | Protectores contra herbívoros |
Hidrogel | |
Hoyadora (con mecha y combustible) | |
Ropa de seguridad | |
Siembra directa | Actividades / Suministros |
Recolección de semillas | Recolección de semillas |
Almacenamiento en banco de semillas | |
Procesamiento de semillas | Procesamiento y limpieza de semillas |
Tratamientos de pre-germinación | |
Siembra | Costos laborales |
Transporte | Gastos de transporte (con combustible) |
Suministros | Hidrogel |
Hoyadoras (con mecha y combustible) | |
Ropa de seguridad |
Para la determinación de la incidencia del porcentaje de establecimiento en el costo directo total de cada actividad (p. ej. recolección de semillas, colocación de plantines), se efectuó una reducción a costos unitarios siguiendo la metodología utilizada por Pérez et al. (2019b). Esto implicó reducir costos a una unidad (una semilla o planta de vivero según la técnica) y efectuar la apropiación de costos directos (ver Balanda, 2005) de cada insumo o actividad de plantación o siembra a estas unidades, considerando la mortalidad de plántulas en plantaciones, o el porcentaje de establecimiento de plántulas a partir de siembras reportadas en la literatura. Para obtener el costo directo total, se multiplica el valor unitario por la cantidad de ejemplares que se desean por hectárea (en este caso 1600 ejemplares). Los costos comparativos entre la producción en vivero y la siembra directa se calcularon en dólares estadounidenses (USD) por hectárea (según el tipo de cambio interbancario al 27 de noviembre de 2017: 17.84 pesos argentinos a 1 USD). Esto permitió comparar los resultados con costos de otras tres especies del Monte Austral (Pérez et al., 2019b).
Para la producción en vivero se consideraron las actividades que van desde la colecta de semillas hasta la culminación del período de rustificación o endurecemiento (Cuadro 1). Durante este, se somete la planta a estrés hídrico para que alcance la calidad necesaria, luego de nueve meses de viverización (Pérez et al., 2010). Los tiempos de colecta de semillas, así como los insumos de producción de plantines en vivero y plantación (fórmulas de sustrato, uso de hidrogeles, protectores contra herbívoros, etc.), se basaron en información provista por el vivero de la cooperativa Atriplex lampa que brinda servicio de venta de plantas nativas y restauración de zonas áridas para empresas petroleras, de ornamentación y organizaciones de educación ambiental (Pérez et al., 2019c).
Para calcular costos de la siembra en vivero de P. flexuosa var. depressa, se empleó una tasa de germinación de 20% inferior a la reportada por Rodríguez Araujo et al. (2017), de aproximadamente 90%. Esto implica usar más semillas, pero evita resiembras, una tarea que insume mucho tiempo y costos. El valor del almacenamiento de semillas en el banco de germoplasma y el escarificado químico de semillas se calcularon sobre la base de presupuesto de servicio del banco de germoplasma “Banco del Árido” (Rodríguez Araujo et al., 2015).
Resultados
La plantación tuvo un costo de 2601.4 USD en el escenario rural, y 11724.0 USD en el escenario petrolero. La siembra tuvo un costo de 1536.1 USD en el escenario rural y 6911.9 USD en el escenario petrolero. De este modo la siembra redujo el costo en 1065 USD en el escenario rural y 4821.1 USD en el escenario petrolero (Cuadro 2, Apéndices 1, 2). Los valores de costo obtenidos para las etapas de producción en viveros, plantación como siembra se presentan en los Apéndices 1 y 2. La mayor incidencia en el costo de producción de plántulas correponden a cuidados en vivero (control de malezas, 42.68%; Apéndice 1). En cambio, otras tareas e insumos tuvieron una incidencia muy baja, próxima a 1% (p. ej., recolección de semillas, sustrato, perlita; ver Apéndices 1, 2).
Plantación | Siembra directa | Siembra directa vs. Plantación | ||||||||
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Especie | % S | Costo ER (USD) | Costo EP (USD) | % E | Costo ER (USD) | Costo EP (USD) | Δ ER (USD) | Δ EP (USD) | % del costo en SD en relación con P (ER) | % del costo en SD en relación con P (EP) |
Senecio subulatus D. Don ex Hook. et Arn. | 84 | 2783.6 | 12557.2 | 4.3 | 1014.5 | 5446.3 | 1769.1 | 7110.9 | 63.5 | 56.6 |
Atriplex lampa (Moq.) D. Dietr. | 91 | 2672.8 | 12101.3 | 6.4 | 979.8 | 5399.8 | 1692.9 | 6701.5 | 63.3 | 55.3 |
Hyalis argentea Cabrera Prosopis flexuosa DC. var. depressa F.A. Roig | 89 | 2702.7 | 12224.2 | 22.3 | 930.7 | 5333.7 | 1772.0 | 6890.4 | 65.5 | 56.3 |
91 | 2601.4 | 11724.0 | 11.4 | 1.536.1 | 6911.9 | 1065.2 | 4812.1 | 40.9 | 41.0 |
En la plantación en campo, el mayor costo fue la mano de obra para la plantación (89.5%) y los insumos y otras actividades sumaron valores menores a 10% (p. ej. transporte, protectores contra herbívoros, hidrogel; Apéndices 1, 2). En la siembra directa de semillas, el costo con mayor incidencia fue el correspondiente a las tareas de colocación de semillas en el campo (47.30%) seguido por los tratamientos pre-germinativos y procesamiento de semillas (20.48% y 14.75% respectivamente; ver Apéndice 1). Otros componentes de la estructura de costos no superaron 7% (p. ej., colecta de semillas, hidrogel, transporte).
Discusión
Son muy escasos los estudios detallados sobre costos de plantación en zonas áridas y semiáridas. En ambientes con precipitaciones equivalentes al Monte Austral, Bainbridge y Virginia (1990) y Lovich y Bainbridge (1999) mencionan valores reales ex post (después de efectuado) de 15000 USD por hectárea para plantaciones que no consideraron porcentajes de supervivencia y explícitamente mencionan que no incluyeron garantía de éxito. En un trabajo precedente al presente para otras tres especies de Monte Austral de la Argentina (Senecio subulatus D. Don ex Hook. et Arn., Atriplex lampa (Moq.) D. Dietr. y Hyalis argentea Cabrera), con la misma metodología de cálculo y el mismo valor de relación dólar-peso argentino (Pérez et al., 2019b), los costos directos en siembras y plantaciones fueron respectivamente de 930 USD y 12557.2 USD; mientras que en el presente estudio la diferencia fue menor (1536.1 USD y 11724 USD). Debemos tener en cuenta que los valores de los insumos y mano de obra pueden variar a lo largo del tiempo de acuerdo con la inflación en dólares, la macroeconomía, cambios en costos de importación, nuevos impuestos o subsidios sobre algunos productos, economías de escala, mejoramientos de algunos procedimientos, o dificultades y facilidades locales de la técnica (p. ej., control de malezas, experiencia o prácticas de los viveros). Por ello, más que los valores totales y específicos en dólares o pesos, nuestra atención y discusión sobre la importancia de la cuantificación de costos debe centrarse en las incidencias de cada actividad/suministro y costo de la siembra en comparación con la plantación (con el mismo valor de dólar y considerando porcentajes de germinación, supervivencia y la misma meta en términos de cantidad de plantas establecidas en campo).
En primer lugar, los resultados obtenidos en este trabajo confirman que el bajo establecimiento de plántulas en siembra directa en campo no es suficiente para descartar su uso como opción para la restauración ecológica. Se comprobó que la información ecológica (en este caso porcentajes de germinación y establecimiento de plántulas) es inseparable del estudio de costos para la toma de decisiones en intervenciones de restauración ecológica. Como se pudo observar en los resultados, a pesar de que el porcentaje de sobrevivencia en campo de las plántulas de vivero de P. flexuosa var. depressa fue mucho mayor que el porcentaje de sobrevivencia de plántulas a partir de siembra (Cuadro 2), para la misma meta de 1600 plantas por hectárea, el costo de la siembra directa fue 41% menor.
Por otra parte, en ambos escenarios económicos, la plantación de ejemplares de vivero de P. flexuosa var. depressa tuvo menor costo que otras tres especies arbustivas del Monte Austral (Senecio subulatus, Atriplex lampa y Hyalis argentea) y, por el contrario, los costos de siembra directa en campo fueron mayores (Cuadro 2). De acuerdo con la fuente de información procedente del vivero mencionado en la metodología (Pérez et al., 2019c), P. flexuosa var. depressa por su crecimiento lento, require menos podas, y más tiempo de cuidado que otras especies. Por otra parte, en relación a la siembra directa, si bien la variedad depressa de la especie facilita la colecta por la baja altura a la que se encuentran los frutos, la tarea genera mayores costos que otras especies anteriormente estudiadas, debido a: (i) dificultades que imponen las espinas para extraer los frutos y la mayor adhesión de los mismos a las ramas, (ii) mayor dificultad para extraer las semillas del interior del fruto y (iii) necesidad de escarificación como tratamiento pre-germinativo.
Se debe considerar que, en diferentes zonas áridas, o en regiones húmedas, la producción de plántulas de vivero puede demandar diferentes procedimientos, tiempos e incluso no requerir labores culturales como las podas y desmalezamiento, con lo cual el costo de la plantación puede aproximarse al de siembra. Es importante destacar que, cuanto mayor sea el costo directo de la tarea de recolección (semillas ubicadas a grandes alturas en árboles, grandes distancias entre los ejemplares a colectar, presencia de espinas u obstáculos propios de la arquitectura de la especie que dificultan la colecta, etc.), las posibilidades de contar con gran número de semillas para compensar mortalidades disminuirá, y con ello los costos directos de siembra se irán aproximando a los valores de plantación de ejemplares de vivero (como se observa en este caso).
La mayor diferencia en costos directos en los escenarios estudiados, tanto en la técnica de plantación de ejemplares de vivero como en la de siembra directa, se originó en la incidencia del componente de mano de obra. La diferencia en la valorización de la mano de obra genera costos extremadamente diferentes en cada escenario (cuatro veces mayor en el escenario petrolero), lo que llama a la reflexión sobre los motivos por los cuales la sociedad asigna, para una misma tarea, valores tan discímiles (Benini y Adeodato, 2017). En el escenario petrolero o de empresas, que cuentan con grandes ingresos o subsidios económicos, una alternativa para reducir costos es la siembra o plantación tecnificada en altas escalas (Masarei et al., 2019). En estos casos se deben tener en cuenta las economías de escala por la disminución de variables de costos por un volumen mayor, como las deseconomías de escala, por el aumento, por ejemplo, de costos de administración, entre otros. Aún en estos casos, consideramos que la siembra brindará mejor relación costo-efectividad ya que no se requiere la etapa de viverización.
El tema del almacenaje de las semillas merece una consideración especial. Cualquier proyecto de siembra directa requiere de colecta y almacenaje de grandes cantidades de semillas (mayor cantidad que en siembras en vivero), por lo que se requerirán bancos de semillas con suficiente capacidad y garantía de preservación del material. La recolección y almacenaje de frutos como los de P. flexuosa var. depressa en la medida que se retardan luego de la maduración, corren mayor riesgo de infección de insectos (como los de la familia Bruchidae; Muñoz Llancafilo, 2007). El tiempo de colecta y almacenamiento repercutirán en los costos, si el cuidado de las semillas es ofrecido por empresas que cobran este servicio (Pedrini y Dixon, 2020).
Los valores de establecimiento de plántulas de especies nativas en tierras secas a partir de siembras de semillas son bajos (Shackelford et al., 2021). Sin embargo, es importante señalar que nuevos protocolos proponen mejorar la calidad de las semillas (p. ej., peletización), posiblemente permitirán en un futuro cercano la mejora en la sobrevivencia de las plántulas (Kildisheva, 2019; Masarei et al., 2019; Pedrini y Dixon, 2020).
Consideramos que estudios de costos directos, cuantitativos, segmentados por etapas y actividades, y vinculados a valores estimados de establecimiento de plántulas, una vez obtenidos, constituyen una herramienta para la toma de decisiones y gestión de proyectos de restauración. La decisión de innovar en las técnicas (p. ej., colecta de semillas, de riego, podas, control de malezas, movimiento de suelos), puede analizarse con base en los costos directos que se pueden obtener, de acuerdo con proveedores, tecnología disponible y vida útil de los equipamientos (Robbins y Daniels, 2012; James et al., 2013; Iftekhar et al., 2017). Asimismo, los datos o componentes de la estructura de costos se podrían integrar a índices o modelos de costo-efectividad para comparar técnicas y resultados de campo como lo proponen James et al. (2013) en zonas áridas y Martínez-Ramos y Garcia-Orth (2007) en selvas húmedas. Estos modelos pueden variar mucho de acuerdo con el contexto, ya que, por ejemplo, en algunas zonas áridas, variables como la remoción de malezas en campo durante la siembra o la plantación pueden no ser necesarias, como lo muestran experiencias en zonas áridas (Pérez et al., 2020). En cambio, la cantidad de semillas por metro cuadrado en la siembra directa podría ser una variable fundamental para considerar (Shackelford, 2021).
En toda la extensión del Monte de la Argentina, la investigación sobre plantaciones y siembras ha avanzado en gran medida con el impulso de redes de trabajo establecidas en talleres de rehabilitación y restauración en la diagonal árida (Pérez et al., 2013; Martínez Carretero y Dalmasso, 2015; Massara Paletto et al., 2018). Consideramos que la continuidad del intercambio en redes de restauración ecológica (Pérez et al., 2018) y nuevas investigaciones podrán permitir la innovación en técnicas que tengan cada vez mejor relación costo-efectividad.
La innovación y optimización de costos en restauración ecológica también está siendo promovida desde organismos de crédito mundial, como el Banco Mundial y la Corporación Financiera Internacional, que han emitido guías para el otorgamiento de dinero a empresas que requieren la presentación de planes de rehabilitación y restauración creíbles y convincentes (IFC, 2020). Finalmente, un gran impulso puede surgir del avance en las normativas, programas de restauración ecológica y subsidios de innovación tecnológica de los gobiernos nacionales (PNRB, 2018). En este marco, la mejor relación costo directo-efectividad de la siembra puede constituir un foco de interés para avanzar en la restauración de grandes escalas de trabajo en zonas rurales. Los resultados y nuestro análisis permiten concluir que la siembra directa constituirá una alternativa viable para campesinos en extensas zonas áridas severamente desertificadas del planeta, en las que se deberán invertir grandes esfuerzos en las próximas décadas.