Introducción
La estevia o stevia (Stevia rebaudiana Bertoni) es un edulcorante no calórico llamada hierba dulce, hoja dulce, hoja miel u hoja caramelo (Joseph y George, 2019), se utiliza como endulzante natural, pues es de 15 a 30 veces y de 200 a 300 más dulce en hojas y extracto que el azúcar de caña (Villagrán et al., 2015) y 400 veces más que la sacarosa (Rivera-Avilez et al., 2021), está aumentando su renombre fuera de la Unión Europea, después de haberse probado la ausencia de toxicidad y que es segura para el consumo humano (Villagrán et al., 2015), por lo que se visualiza como un sustituto de la sacarosa (Villalba et al., 2018); también, contiene principios activos como esteviósidos y rebaudiósidos, responsables del sabor dulce de la planta (Joseph y George, 2019); la concentración de esteviósidos y rebaudiósidos en la hoja seca es de 6-10, o hasta 14 %, respectivamente, la estevia es rica en hierro, magnesio y cobalto (Villagrán et al, 2015), también contiene varios compuestos químicos con potencial benéfico para la salud humana como polifenoles, clorofilas y carotenoides, los cuales pueden ser extraídos para alimentos funcionales y nutracéuticos (Escutia-López et al., 2019). No contiene cafeína, grasas saturadas, colesterol o carbohidratos (Villagrán et al, 2015).
El aceite esencial de hojas de estevia contiene 33 componentes, entre los principales están el óxido de cariofileno (24.28 %), el espatulenol (12.31 %), el nerolidol (11.8 %) y el óxido de manool (7.36 %) (Lremizi et al., 2023). Por los compuestos mencionados previamente, tiene alto potencial antioxidante, por lo que tiene aplicaciones terapéuticas como antidiabético, antibacterial, anticancerígeno (Joseph y George, 2019), hipotensoras, antihipertensicas (Iatridis et al., 2022), antiinflamatorias (Escutia-López et al., 2019), contrarresta la fatiga, facilita la digestión y las funciones gastrointestinales, nutre al hígado, páncreas y bazo (Villagrán et al., 2015). La estevia se considera como un cultivo innovador y rentable, se estima que el mercado de estevia será de $ 1140 millones USD en 2028; debido a su aceptación en la industria de alimentos y bebidas (Rivera-Avilez et al., 2021), la estevia está destinada a sustituir el mercado de edulcorantes sintéticos tales como el aspartame, las sacarinas y los ciclamatos, productos que cada vez son más cuestionados, pues presentan efectos tóxicos, e incluso cancerígenos, para los usuarios (Ramírez, 2011). Dada la importancia a nivel mundial de los problemas de salud pública, la estevia se visualiza como una alternativa para un mejor nivel de vida de la población. En México, la estevia ha sido aceptada debido a los diferentes usos que se le pueda dar y por ser un edulcorante alternativo que ayuda a disminuir problemas de salud pública (Avendaño et al., 2012).
La planta de estevia es originaria de Sudamérica, de clima semiárido de las laderas montañosas de Paraguay (Iatridis et al., 2022), es una planta herbácea que se adapta fácilmente a regiones tropicales y subtropicales, se desarrolla en altitudes desde el nivel del mar hasta los 1200 msnm (Ramírez, 2011). En los últimos años la superficie sembrada ha aumentado considerablemente como alternativa ante el consumo de sacarosa (Villalba et al., 2018); sin embargo, la producción de estevia se ve afectada por varios factores como disponibilidad de humedad en el suelo (Mahajan y Pal, 2022), radiación solar (Jarma-Orozco et al., 2020), duración de la noche (Rivera-Avilez et al., 2021) y minerales (Benhmimou et al., 2018; Mahajan y Pal, 2022; Verma et al., 2020). Los requerimientos de fertilizantes para estevia son moderados y varían de acuerdo al ambiente y tipo de suelo (Benhmimou et al., 2018); sin embargo, una inadecuada fertilización puede generar bajos rendimientos de hoja, por lo que, los análisis de suelos y planes de fertilización deben establecerse y evaluarse para ajustar las dosis de nutrientes a través de los años (Ramírez, 2011). Al respecto, Verma et al. (2020) reportaron que un nivel de nutrientes de 300N-180P-160K kg ha-1 se ha considerado como un nivel óptimo para la estevia; de igual manera, Benhmimou et al. (2018), con aplicaciones de 300N-100P-240K kg ha-1 encontraron el mayor rendimiento de biomasa fresca, hoja fresca y seca y total de glucósidos de esteviol (96.53, 69.87, 19.56 y 2.13 g/planta, respectivamente); además, Barroso et al. (2018) reportaron que aplicaciones de nitrógeno promueve una alta actividad antioxidante debido a la composición fenólica; también se sabe que el uso de abonos orgánicos es una buena alternativa porque contienen macro (carbono, nitrógeno, fosforo, potasio, calcio, magnésico) y micronutrientes (zinc, cobre, hierro, manganeso y sodio) (Ochoa et al., 2023), además de mejorar las propiedades físicas, químicas y biológicas del suelo mejora la aireación y retención de agua, y al mismo tiempo incrementa la concentración de glucósidos, mejora la actividad de la raíz e incrementa la tasa fotosintética y la biomasa total (Villalba et al., 2018). México tiene potencial de cultivo en condición óptima de 3,157,651 ha, y en Jalisco se reportan 252,650 ha, se entiende por optima clima trópico y subtrópico, 18-30 oC, 1000-1400 mm de precipitación, de 0-50 msnm, 20-50 cm de profundidad de suelo, drenaje bueno, textura franca, suelos luvisoles, nitiosoles, regosoles y fluvisoles, pH de 5.5 a 7.0 (Ramírez-Jaramillo y Lozano-Contreras, 2016). A pesar de que en el Sur de Jalisco existen las condiciones edafoclimáticas adecuadas para el crecimiento del cultivo, no existe información sobre el manejo de la fertilización en estevia en la zona Sur de Jalisco, por lo que se probó la fórmula de fertilización recomendada por Ramírez (2011) (180N-60P92K) + fertilización orgánica; esta dosis es menor que la 300N-180P-160K, recomendados por Verma et al. (2020) y la 300-100-240, recomendada por Benhmimou et al. (2018), con la finalidad de encontrar una fórmula de fertilización que reduzca la cantidad de productos químicos y tener una producción más sustentable; por lo tanto, el objetivo del presente estudio fue evaluar el crecimiento y desarrollo de estevia con fertilización química y orgánica con la finalidad de detectar el mejor tratamiento para la zona Sur de Jalisco.
Materiales y métodos
Establecimiento del experimento
El experimento se realizó en un invernadero y laboratorio de Fisiología vegetal del Centro Universitario del Sur, Universidad de Guadalajara, México. Se establecieron 144 plántulas de estevia variedad Morita II (origen Japonés) de dos meses de edad en bolsas de plástico con 8 kg de tierra y peat moss (BM2) en proporción 4:1.
Tratamientos y diseño experimental
Se establecieron ocho tratamientos: 1) testigo, sin fertilización; 2) humus de lombriz 400 g/planta, se distribuyeron en dos aplicaciones iguales a los 15 y 45 días después del trasplante (ddt); 3) gallinaza aplicando 300 g/planta, los cuales se distribuyeron en tres aplicaciones iguales a los 15, 45 y 75 ddt; 4) químico (180N-60P-92K), distribuida en tres partes iguales a los 15, 45 y 74 ddt; 5) humus (400 g/ planta) + gallinaza (300 g/planta), 6) humus (400 g/planta) + químico (180N-60P-92K), 7) gallinaza (300 g/planta) + químico (180N-60P-92K) y 8) humus (400 g/planta) + gallinaza (300 g/planta) + químico (180N-60P-92K). El diseño experimental utilizado fue bloques completos al azar con tres repeticiones. La unidad experimental consistió en un grupo de seis plantas. Los tratamientos 5, 6, 7 y 8 se aplicaron en las mismas fechas que los primeros cuatro tratamientos, dependiendo de la fuente de fertilización usada en cada tratamiento. La fórmula de fertilización química 180N-60P-92K fue la recomendada por Ramírez (2011). El humus utilizado tenía un pH de 6.5 a 7, N 1-1.5 %, P 3 %, K 0.5 a 1 %, Ca 4.5 %, Mg 0.6%, S 0.01 %, Fe 5890 ppm, Mn 347 ppm, B 35 ppm y Zn 105 ppm.
Manejo agronómico
Se aplicó el acaricida Mitac 20 (Amitraz), fungicida Captan 50 y el surfactante Kinetic en dosis de 1 mL, 2.2 g y 1.25 y 0.25 mL L-1 de agua, a los 28, 35 y 42 días después del trasplante (ddt); también, se hicieron dos aplicaciones a los 70 y 77 ddt con extracto de ajo y tween 20 a dosis de 1 g y 1.25 mL L-1 de agua. El suelo se mantuvo húmedo durante todo el ciclo de producción. Las macetas se regaron cada tercer día.
Variables medidas
Se realizaron cuatro muestreos a los 35, 57, 79 y 99 ddt. Las variables evaluadas fueron longitud de raíz (LR, cm) con una regla, altura de planta (AP, cm) desde la superficie del suelo hasta la punta de la planta, área foliar (AF, cm2) se calculó con el software ImageJ; peso seco total de planta (PSTo, g) y peso seco de raíz (PSr, g), de tallo (PSt, g), de hoja (PSh, g); para secar el material vegetal se usó un horno de secado (Binder® serie FD, Tuttlingen, Alemania) a una temperatura de 60 °C por 72 h. También se calcularon los índices tasa de crecimiento relativo (TCR; g g-1 d-1/planta) calculada de acuerdo con Rivera-Avilez et al. (2021) y Grisafi y Tombesi (2023) y tasa de asimilación neta (TAN; g cm-2 d-1/planta) calculada de acuerdo con Díaz-López et al. (2020). La relación de área foliar (RAF; cm2 g-1 d-1/planta) se calculó como la relación entre el área foliar total y el peso seco total de la planta; la relación de peso foliar (RPF; g g-1) se determinó como el cociente del peso seco del área foliar y el peso seco de la planta; el área foliar específica (AFE; cm2 g-1 d-1/planta) se refiere al área foliar por unidad de peso foliar; además, se calcularon los coeficientes de partición de biomasa de hoja (CPBh), raíz (CPBr), tallo (CPBt) mediante las siguientes fórmulas:
Estos índices indican la proporción expresada en porcentaje de cada órgano con respecto al total de la planta.
Diseño y análisis de datos
Para el análisis de datos se realizó análisis de varianza y comparación de medias de Tukey (P ≤ 0.05) con el programa estadístico Statics Analysis System versión 9.1.3 para Windows (SAS Institute, 2007).
Resultados y discusión
Análisis de crecimiento
Altura de planta (AP)
Al inicio del crecimiento no se detectaron diferencias significativas; sin embargo, conforme fueron creciendo las plantas, se fueron presentando diferencias entre tratamientos de manera paulatina, de tal manera que a los 99ddt el tratamiento con aplicaciones de humus mostró la mayor AP (95.1 cm, Figura 1), lo que refleja que se trata de un fertilizante muy completo, ya que el humus contiene N, P, K, Ca, Mg, Fe y Zn; además, contiene ácidos húmicos, los cuales juegan un papel importante en el balance de la nutrición de la planta y mejora las propiedades físicas, químicas y biológicas del suelo (Mohammed et al., 2019). A diferencia del presente estudio, Villalba et al. (2018) no encontraron diferencias significativas en altura de planta de estevia (37-45 cm) a los 73 ddt utilizando humus en cantidades de 549-2198 y gallinaza de 176-706 g/maceta. En otra investigación realizada por Youssef et al. (2021) encontraron valores más altos en AP 59.5 y 64.5cm a los 145 (2018) y 138 (2019) ddt (año), con la fertilización orgánica + biofertilizantes, valores que son más bajos que los encontrados en este estudio.
Longitud de raíz (LR)
En LR, al igual que en AP, no se encontraron diferencias significativas al inicio del crecimiento de la planta, pero conforme fue creciendo el cultivo se detectaron diferencias entre tratamientos, de manera que, a los 73 ddt el tratamiento con humus mostró la mayor LR (33.5 cm) y a los 99 ddt el tratamiento químico mostró la mayor LR. Es importante mencionar que el tratamiento de gallinaza + químico no favoreció el crecimiento de la raíz, lo mismo sucedió con el humus al combinarse con gallinaza o fertilización química, el cual mostró una menor LR (Figura 1).
Área foliar (AF)
El AF se vio favorecida con aplicaciones de fertilización química u orgánica; así, a los los 35 ddt, el tratamiento con aplicación de gallinaza tuvo la mayor AF (306 cm2). A los 57 ddt el AF en tratamientos con alguna fertilización fue de 1075 a 1816 cm2 y solo el testigo, con 327 cm2, fue estadísticamente inferior. A los 79 ddt los tratamientos humus + gallinaza y gallinaza + químico tuvieron los valores más altos, 3655 y 3674 cm2, respectivamente. A los 99 ddt el tratamiento humus + químico mostró el mayor valor de AF con 4118.7 cm2; es importante mencionar que el testigo obtuvo los valores más bajos en AF y en el último muestro tuvo 566.5 cm2(Figura 1). Lo anterior coincide con los resultados de Villalba et al. (2018), quienes mencionan que lombricultura o humus genera mejores condiciones para el crecimiento de estevia y se obtienen mayores brotes y peso de hojas que con gallinaza. Por otro lado, Youssef et al. (2021) reportaron mejores resultados con fertilización orgánica, con valores de 1335.3 y 1696.5 cm2 a los 145 ddt en 2018 y a los 138 ddt en 2019, valores mucho más bajos que los encontrados en este estudio; una mayor AF es favorable porque la hoja es el principal órgano que se utiliza para la extracción de esteviósido y rebaudiósido.
Peso seco de tallo (PSt)
En las primeras etapas del crecimiento de la planta no se observaron diferencias muy claras en PSt entre los tratamientos evaluados; sin embargo, a los 57 y 77 ddt fue notorio que el testigo fue el tratamiento con el menor PSt. Para los 99ddt existió una clara diferencia entre los tratamientos, donde el tratamiento Humus + químico mostró el valor estadísticamente más alto (38.4g/planta), seguido por los tratamientos gallinaza, humus + gallinaza, gallinaza + químico y humus + gallinaza + químico, con valores de 29, 26.6, 31.3, y 26.4 g, respectivamente; el testigo obtuvo el menor PSt (4.70 g/planta), claramente se observa mayor efecto de cualquier tratamiento de fertilización química u orgánica en comparación con el testigo (Figura 2). Al respecto Cauich-Cauich et al. (2022) reportaron que el uso de hongos micorrícicos arbusculares más 25 % de P provocó una respuesta fisiológica de la planta en crecimiento y producción de biomasa, asociada con un mayor contenido de clorofila y mejor tasa fotosintética con respecto a plantas no inoculadas.
Peso seco de hoja (PSh)
A los 35 ddt el tratamiento con humus presentó el mayor PSh con 2.24 g/planta; a los 57 ddt todos los tratamientos fueron estadísticamente iguales y superiores al testigo, con valores de 6.93 a 8.60 g/planta, mientras que el testigo tuvo 2.17 g/planta. A los 79 ddt los tratamientos gallinaza, humus + gallinaza, humus + químico y gallinaza + químico fueron superiores al testigo e iguales entre ellos con valores de 21.22, 24.30, 19.57, 21.44 g, respectivamente. A los 99 ddt los tratamientos humus + químico y gallinaza + químico fueron superiores al resto de los tratamientos con valor de 44.90 g/planta. Es importante mencionar que en todos los muestreos el testigo obtuvo el valor más bajo en PSh (Figura 2). De manera general, aplicaciones combinadas de fertilizantes nitrogenados y microorganismos mejora el crecimiento, el rendimiento y la acumulación de nutrientes en las plantas de stevia (Youssef et al., 2021). En un estudio realizado por Villalba et al. (2018), encontraron el mayor PSh a los 73 ddt con aplicaciones de 2198 g/planta de humus y 706 g/planta de gallinaza, con valores de 19 y 16 g/planta, respectivamente, estos resultados son similares a los encontrados en este estudio, sobre todo en el tercer muestreo, a los 79 ddt.
Peso seco de raíz (PSr)
Esta variable sólo mostró diferencias significativas a los 79 y 99 ddt. A los 79 ddt el tratamiento con gallinaza obtuvo el mayor valor en PSr (8.87 g/planta) y el tratamiento gallinaza + químico presentó el menor valor (1.23 g/ planta). A los 99 ddt los tratamientos humus y gallinaza de manera individual tuvieron el mayor PSr (13.13 y 11.47 g), respectivamente, los demás tratamientos fueron iguales. Se observa que tanto humus como gallinaza al mezclarse con otro tipo de fertilizante provocan una disminución en el PSr (Figura 2).
Peso seco total por planta (PSto)
El PSTo a los 35 ddt mostró valores entre 1.67 y 3.88g/planta para los tratamientos humus y testigo, respectivamente; en los muestreos a los 57, 79 y 99 ddt todos los tratamientos que tenían algún tipo de fertilización fueron estadísticamente iguales entre ellos, y estadísticamente superiores al testigo. El PSto a los 99 ddt en plantas con algún tratamiento de fertilización estuvo entre 55.7 y 99 g/planta, mientras que el testigo obtuvo 14.3 g/planta (Figura 2). Youssef et al. (2021) reportaron menores PSto que los reportados en este estudio, ellos reportaron valores de 32.96 g y 45.38 g a los 145 ddt en 2018 y a los 138 ddt en 2019 en su mejor tratamiento con fertilización orgánica. Los resultados de este estudio son similares a los reportados por Villalba et al. (2018), quienes obtuvieron peso seco de 48 y 74 g/planta, con aplicaciones de 706 g de gallinaza y 2198 g/planta de humus, respectivamente.
Índices fisiotécnicos
Tasa de crecimiento relativo (TCR)
La TRC (g g-1 d-1/planta) se refiere al crecimiento en biomasa seca a partir de 1 g de masa seca de la planta en un intervalo de tiempo, con relación a la biomasa inicial (Grisafi y Tombesi, 2023). En esta variable solo en el primer intervalo de medición se presentaron diferencias significativas, siendo los tratamientos gallinaza + químico y humus + gallinaza + químico los que obtuvieron los mayores valores (0.083 y 0.084 g g-1 d-1/ planta, respectivamente), los demás tratamientos fueron estadísticamente iguales, separándose del testigo, el cual obtuvo el menor valor (0.047 g g-1 d-1/planta, Cuadro 1). De manera general, TRC fue disminuyendo conforme la planta fue envejeciendo, esto se debe a que la eficiencia en la producción de biomasa puede reducirse con el tiempo a medida que las plantas se vuelven senescentes y aumenta la cantidad de tejidos leñosos no fotosintéticos (Jarma-Orozco et al., 2020).
ddt | Humus | Gallinaza | Químico | H+G | H+Q | G+Q | H+G+Q | Testigo | x̄ |
35-57 | 0.060ab | 0.079ab | 0.078ab | 0.060ab | 0.078ab | 0.083a | 0.084a | 0.047b | 0.070 |
57-79 | 0.040a | 0.042a | 0.044a | 0.056ª | 0.037a | 0.052a | 0.025a | 0.030a | 0.041 |
79-99 | 0.021a | 0.025a | 0.029a | 0.015ª | 0.033a | 0.023a | 0.037a | 0.020a | 0.026 |
T: testigo, H: humus, G: gallinaza, Q: químico. Letras distintas en superíndice en cada fila indican diferencias significativas (Tukey, P ≤ 0.05).
Tasa de asimilación neta (TAN)
La TAN (g cm-2d-1) es un índice fisiológico que permite conocer la cantidad de biomasa acumulada por la planta por unidad de área foliar; es un estimador de la eficiencia fotosintética de la planta para producir carbohidratos (Aguilar et al., 2015; Díaz-López et al., 2020; Jarma-Orozco et al., 2020). En esta investigación no se encontraron diferencias significativas del TAN entre los tratamientos evaluados; sin embargo, se observó que la TAN disminuyó conforme avanzó el ciclo de producción (0.8, 0.5 y 0.46 kg g-1 día-1/planta en los periodos de crecimiento de 35-57, 57-79 y 79-99 ddt, respectivamente). Díaz-López et al. (2020) reportaron un comportamiento similar en Ricinus communis L. con diferentes aplicaciones de N, donde la TAN decreció de 0.0049 a 0.00042 g cm-2 d-1 de 30 a 120 días después de plantadas, debido al crecimiento del follaje, y a medida que éste crece la TAN se reduce proporcionalmente (Rodríguez y Lehiner, 2006); además, la TAN se puede ver afectada por otros factores como lo demostraron Jarma-Orozco et al. (2020), quienes reportaron reducciones de la TAN por radiación solar directa, si existe alguna cubierta se presenta mayor capacidad en la producción de biomasa fotosintética, probablemente debido a los niveles más bajos de radiación y menores temperaturas en este sistema.
Relación de área foliar (RAF)
La RAF es una medida del balance entre la capacidad fotosintética potencial y el costo respiratorio potencial. En el periodo de 35 a 57 ddt se encontraron valores de RAF de 75.37 a 100.79 cm-2 día-1/planta, los tratamientos gallinaza y humus + gallinaza fueron estadísticamente iguales con valores de 101.51 y 100.79 cm-2 día-1/ planta, respectivamente. En el periodo de 79 a 99 ddt el humus + gallinaza, al igual que en el periodo 57 a 79 ddt, continúo siendo estadísticamente superior junto con los tratamientos gallinaza + humus y humus + gallinaza + químico, con valores de 67.33 a 69.63 cm-2 día-1/planta. La mayor RAF en el último periodo de evaluación a los 79-99 ddt indicó que mantiene por más tiempo su área foliar; la RAF, al igual que la TAN, conforme va creciendo el cultivo va disminuyendo (Orozco-Vidal et al., 2011) (Cuadro 3).
ddt | Humus | Gallinaza | Químico | H+G | H+Q | G+Q | H+G+Q | Testigo | x̄ |
35-57 | 0.77a | 0.75a | 0.94a | 0.60a | 0.96a | 1.01a | 1.06a | 0.63ª | 0.8 |
57-79 | 0.63a | 0.50a | 0.59a | 0.60a | 0.52a | 0.61a | 0.29a | 0.58a | 0.5 |
79-99 | 0.47a | 0.48a | 0.46a | 0.20ª | 0.61a | 0.36a | 0.61a | 0.49a | 0.46 |
T: testigo, H: humus, G: gallinaza, Q: químico. Letras distintas en superíndice en cada fila indican diferencias significativas (Tukey, P ≤ 0.05).
ddt | Humus | Gallinaza | Químico | H+G | H+Q | G+Q | H+G+Q | Testigo | x̄ |
35-57 | 78.67b | 101.51a | 79.37b | 100.79a | 82.39ab | 81.12ab | 78.96b | 75.37b | 84.80 |
57-79 | 65.70bc | 89.07ab | 83.96abc | 104.60a | 76.35bc | 91.90ab | 93.41ab | 57.02c | 82.80 |
79-99 | 43.34ab | 56.21ab | 64.11ab | 67.33a | 56.50ab | 68.78a | 69.63a | 42.53b | 58.80 |
T: testigo, H: humus, G: gallinaza, Q: químico Letras distintas en superíndice en cada fila indican diferencias significativas (Tukey, P ≤ 0.05).
Relación de peso foliar (RPF)
LA RPF indica el incremento de la frondosidad de la hoja (Lone y Kuchay, 2021). No se presentaron diferencias significativas en el intervalo de 35-57 ddt, resultados que coinciden con los de Santis et al. (2019), quienes no encontraron diferencias significativas en el cultivo de tomate al probar Fe, Cu y Zn en diferentes dosis. En el periodo de 57-79 ddt los tratamientos humus + gallinaza y gallinaza + químico tuvieron los valores más altos (0.147 y 0.142 g g-1, respectivamente). En el periodo de 79-99 ddt el tratamiento gallinaza + químico mostró RPF de 0.133 g g-1, mientras que el testigo tuvo la menor RPF. En general, la RPF disminuyó ligeramente conforme fue creciendo el cultivo, los valores promedios fueron 0.137, 0.120 y 0.110 g g-1 para los periodos de 35-57, 57-79 y de 79-99 ddt, respectivamente (Cuadro 4). Esta disminución gradual de RAF y RPF, conforme creció la planta, se debe a que en las primeras etapas del crecimiento se invierte una mayor parte de fotoasimilados en las estructuras vegetativas y en el desarrollo fotosintético, mientras que en la etapa reproductiva los fotoasimilados son dirigidos hacia los aparatos reproductivos (Orozco-Vidal et al., 2011).
ddt | Humus | Gallinaza | Químico | H+G | H+Q | G+Q | H+G+Q | Testigo | x̄ |
35-57 | 0.150a | 0.134a | 0.147a | 0.148a | 0.129a | 0.149a | 0.136a | 0.104a | 0.137 |
57-79 | 0.107ab | 0.124ab | 0.128ab | 0.147a | 0.104ab | 0.142a | 0.121ab | 0.084b | 0.120 |
79-99 | 0.090bc | 0.113abc | 0.120abc | 0.123ab | 0.108abc | 0.133a | 0.119abc | 0.080c | 0.110 |
Letras distintas en superíndice en cada fila indican diferencias significativas (Tukey, P ≤ 0.05).
Área foliar específica (AFE)
El AFE es la relación entre el área foliar total de la planta y la materia seca total de las hojas de la planta, es una medida del espesor de las hojas; valores altos de AFE indican hojas delgadas que poseen alta superficie de área por pocas unidades de peso (Rodríguez y Leihner, 2006).
No se detectaron diferencias significativas en AFE entre tratamientos en los intervalos 35-57 y 79-99 ddt; de igual manera, Debarba et al. (2021) no encontraron diferencias significativas en AFE al probar 100, 200 y 300 kg ha-1 de N en estevia; sin embargo, sí se detectaron diferencias significativas a los 57-79 ddt, los valores registrados fueron de 9291 a 18588 cm2 g-1/planta, correspondiendo al testigo y al tratamiento humus + gallinaza, respectivamente. Los valores de AFE fueron disminuyendo conforme fue creciendo el cultivo (Cuadro 5), lo que indica que en los primeros periodos con un AFE elevado incrementa la apetencia y fragilidad de las hojas, al tiempo que se incrementa el riesgo de pérdidas prematuras de tejido (Lee y Heuvelink, 2003).
ddt | Humus | Gallinaza | Químico | H+G | H+Q | G+Q | H+G+Q | Testigo | x̄ |
35-57 | 11220a | 19530a | 10609a | 16621ª | 14050a | 11866a | 10837ª | 13320a | 13507 |
57-79 | 10136ab | 15208ab | 13951ab | 18588ª | 14755ab | 15683ab | 17257ab | 9291b | 14359 |
79-99 | 6017a | 6615a | 7927a | 8219ª | 7221a | 8031a | 8839ª | 5601a | 7309 |
Letras distintas en superíndice en cada fila indican diferencias significativas (Tukey, P ≤ 0.05).
Coeficientes de partición de biomasa (CPB)
No se detectaron diferencias significativas entre tratamientos en CPB de hojas y raíz a los 35 ddt y en CPB de tallo a los 35 y 57 ddt. La partición de biomasa de hojas en todos los muestreos fue mayor en alrededor de 50 %; después, siguió el tallo y por último la raíz, lo que indica que la planta destina mayor cantidad de asimilados al crecimiento de hojas, lo que resulta favorable, ya que es el órgano que se aprovecha. El tratamiento de humus a los 99 ddt tuvo el mayor CPB de hoja con un valor de 23.8 %. En CPB del tallo a los 99 ddt los tratamientos humus + gallinaza, humus + químico y gallinaza + químico tuvieron el mayor valor con 44.0, 44.3, 43.9 %. Respecto al CPB de raíz, a los 57, 79 y 99 ddt el testigo tuvo la mayor partición de biomasa de raíz, esto puede deberse a que al no tener nutrientes disponibles, como sucede en los otros tratamientos, la planta tiene que propiciar mayor crecimiento de raíz que el resto de los tratamientos en busca de nutrientes (Figura 3).
De manera general, se puede mencionar que la combinación humus + química o humus + gallinaza fueron las que mostraron mayor número de variables sobresalientes, por lo que se considera que esas combinaciones pudieran ser las más factibles de adoptar, esto se puede deber a que se tiene una sinergia entre las dos fuentes de nutrientes en las que están disponibles los elementos que necesita la planta para obtener sus nutrientes, por lo que ambos fertilizantes se complementan (Tlelo-Cuautle et al., 2020), a diferencia de la aplicación de cada una de las partes por separado de los fertilizantes químico, gallinaza y humus; en el mismo sentido, Zaman et al. (2018) reportaron que una fertilización orgánica de 7.5 t ha-1 + 50 % de fertilización química ejercen una influencia positiva en el crecimiento y el rendimiento de biomasa foliar y en el contenido de esteviósido de la estevia y la fertilidad del suelo; en contraste, una combinación triple 300 g/planta de gallinaza + 400g/planta de humus + fertilización química (180N-60P-92K) no se vio favorecida, probablente debido a un exceso de nutrientes, lo que provoca que la planta reduzca el crecimiento, reflejado en menor área foliar, peso del tallo y biomasa, como lo reportaron Casierra-Posada et al. (2010).
Conclusiones
Las fuentes de fertilización humus, gallinaza y químico aplicadas por separado en estevia generan buenos resultados en algunas variables como mayor longitud de la raíz (fertilización química), altura de planta y peso seco de raíz (humus) peso seco de raíz (gallinaza); sin embargo, una fertilización combinada de fertilización química más orgánica los supera, ya que humus + fertilización química produce mayor área y peso foliar y de tallo; también, la aplicación de gallinaza + químico produjo el mayor PSh, RPF, RAF y PBt pero produce plantas de menor longitud en la parte aérea y de raíz, además de la menor TCR. Estos resultados contribuyen a una producción más amigable con el ambiente. La combinación gallinaza + humus y humus + gallinaza + química no mostró resultados sobresalientes, pero si fueron mejores que el testigo.