Introducción
Uno de los rasgos culturales más importantes que se configura desde los usos y apropiaciones de Internet es el resquebrajamiento de un imaginario libertario e igualitario -tal como sucedió con la modernidad como proyecto- asociado con la construcción de un mundo mejor, gracias a las tecnologías de la información y la comunicación. Ello debido a la afrenta que representan diversas formas de dominación que se construyen gracias a estos recursos, con las que se pretenden mantener formas de opresión, pero, ahora, por medio del humor, de la risa, hacia quienes históricamente han sido marginados y estigmatizados.
Nagle (2017) define estas prácticas como “guerras culturales en línea” (p. 12), por lo que, siguiendo su aproximación, se puede plantear que los memes, particularmente aquellos que aquí se denominan memes disciplinarios, representan una de sus armas más importantes. La velocidad y alcance con las que estos recursos circulan y se viralizan gracias a las infraestructuras tecnológicas de las redes sociodigitales han hecho posible su apropiación y recontextualización en distintas regiones del mundo, por lo que las prácticas de dominación que generan hacia poblaciones históricamente oprimidas constituyen un fenómeno global.
Ello es observable, por ejemplo, en la centralidad que tuvieron la imagen y el humor irreverente en el movimiento supremacista y nacionalista blanco conocido como la Alternative Right (Derecha Alternativa), que se conformó en Estados Unidos durante la campaña presidencial a favor de Donald Trump (Nagle, 2017; Ruocco, 2020) o en los grupos de extrema derecha en Finlandia (Hakoköngäs et al., 2020) pero también en estudios sobre racismo como el llevado a cabo por Yoon (2016) en la plataforma Memecenter (www.memecenter.com), así como el realizado por Harvey et al. (2019) sobre memes antivacunas en distintas páginas en Facebook, además de la investigación de Askanius (2021) sobre las expresiones estéticas y culturales en los memes relacionados con el neonazismo en Suecia.
Las formas de dominación y opresión por medio de los memes y el humor con base en el androcentrismo y binarismo del sistema sexo-género han dado lugar a discursos de odio en contra de la disidencia sexual así como al antifeminismo2 en Internet, el cual se ha analizado por medio de aproximaciones como las llevadas a cabo por Drakett et al. (2018), Ging y Siapera (2019), Villar-Aguilés y Pecourt Gracia (2021). Para identificar el alcance de esta problemática en México es posible remitirse al trabajo realizado por García y Bailey (2020) sobre la percepción de la protesta feminista #UnVioladorEnTuCamino. Como parte del análisis de 624 memes, las autoras encontraron que el 82% expresaban una percepción negativa sobre esta protesta (García & Bailey).
Sin embargo, la aproximación que aquí se realiza tiene sus anclajes en la conformación de un movimiento antigénero o contra la “ideología de género”,3 surgido desde mediados de la década de 1990, pero que actualmente puede considerarse de alcance global, con formas de articulación y acción que se replican en distintas partes del mundo tal como ya se ha analizado en otros espacios (Bárcenas Barajas, 2020, 2021, 2022). Por ello, resulta relevante el trabajo realizado por Villar-Aguilés y Pecourt Gracia (2021) a propósito de la etiqueta #StopFeminazis en España, la cual fue puesta en circulación por la organización “Hazte oír” en el marco de una campaña que tuvo como recurso principal un recorrido de autobuses en algunas ciudades de este país con el lema “No es violencia de género, es violencia doméstica #StopFeminazis”.4
Al considerar las formas de dominación y opresión contra las mujeres y las disidencias sexuales que se construyen desde Internet como parte de las estrategias de un movimiento antigénero o contra la “ideología de género”, es posible comprender el alcance de los memes disciplinarios más allá de una reacción en contra del reconocimiento de algunos derechos de las disidencias sexuales o de lo que Varela (2019) ha denominado como la cuarta ola feminista, o Róvira Sáncho (2018) como un devenir feminista o feministización de las movilizaciones sociales, puesto que lo que está en juego es un proyecto moral con arraigo a un sistema capitalista neoliberal que, como se muestra en este caso, también se construye a partir de formas de dominación que recurren al humor para construir mitologías que ayuden a mantener un orden de género heteropatriarcal y binario como el único posible.
Emmelhainz (2016) plantea a partir de las perspectivas de Michel Foucault y Wendy Brown, quienes consideran al “neoliberalismo como una racionalidad política y de gobierno, y como una racionalidad normativa que implica que el poder gobierna a partir de un régimen de verdad que se convierte en sentido común” (p. 19), que:
La implementación gradual de las políticas neoliberales es indisociable de la introducción del neoliberalismo como sentido común, sensibilidad y afecto de los sujetos. Como consecuencia, el neoliberalismo es una forma de aprehender al mundo y generar conocimiento sobre él, en la que impera el pragmatismo para tomar decisiones enfocándose en los resultados y maximizando los beneficios económicos individuales … En otras palabras, considero al neoliberalismo como una sensibilidad que trabaja los deseos más íntimos, colonizando nuestros sueños, canibalizando nuestros ideales y regurgitándolos como estrategias de control social (p. 40).
En otros espacios (Bárcenas Barajas, 2020, 2021, 2022) se mostró la centralidad de actores religiosos, parlamentarios y de la sociedad civil interreligiosa para la configuración y el avance de los movimientos antigénero. Sin embargo, aquí el análisis se centra en un recurso importante (el meme disciplinario) para un tipo de actor menos explorado como lo son los perfiles ideológicos antigénero,5 es decir, aquellos que no encarnan alguna persona de manera particular pero que cumplen el rol de un actor político al ejercer un poder simbólico y de representación en contra de la “ideología de género”. Para los perfiles ideológicos antigénero, lo que está en juego es la racionalización de un orden de género heteropatriarcal mediante un poder simbólico y de representación, que toma forma en un recurso como los memes. Ello adquiere mayor relevancia en momentos de tensión y polarización de la opinión pública.
En consecuencia, este artículo, que se sitúa en el contexto mexicano, tiene el objetivo de analizar de qué manera los memes antifeministas y en contra de la disidencia sexual que circulan en perfiles antigénero o contra la “ideología de género” constituyen prácticas de dominación simbólica que perpetúan modos de opresión. Siguiendo la perspectiva semiológica de Barthes, los memes disciplinarios son analizados como mitologías, lo cual permite focalizar en tres de sus funciones ideológicas: deformar el sentido, naturalizar un orden de género y despolitizar derechos. La estrategia metodológica parte de la centralidad analítica de volver al archivo etnográfico después de implementar una estrategia metodológica como la etnografía digital.
Estructura mitológica de los memes disciplinarios
El mito, un concepto clave para el pensamiento antropológico y el de la comunicación, ha sido abordado por perspectivas como la del antropólogo Lévi-Strauss (1968, 2002) quien estableció los contrastes entre el pensamiento mítico y el pensamiento científico, también por el filósofo Cassirer (1968) quien identificó el poder del pensamiento mítico frente al pensamiento racional. Sin embargo, la perspectiva de la que se parte para este análisis es la del semiólogo estructuralista Barthes (1999).
Para develar la estructura mitológica de los memes disciplinarios es necesario establecer un punto de partida conceptual en torno a qué se entiende por un meme y al rol que juega el humor en su construcción y formas de circulación. El término meme fue propuesto por el biólogo evolutivo Richard Dawkins en su libro The Selfish Gene (1976) con la finalidad de nombrar una capacidad de imitación y transmisión cultural. Desde entonces han surgido otras conceptualizaciones con las que se pretende vislumbrar las particularidades que toma en los contextos digitales. Shifman (2014), a diferencia de Dawkins, considera que los memes no representan una sola unidad cultural con capacidad de propagación, sino grupos de unidades de contenido.
Asimismo, Wiggins (2019) plantea que resulta problemático asumir una relación análoga entre el meme dawkinsiano y el de Internet debido a que el primero ignora la facultad discursiva del segundo, cuya esencia tampoco se determina por una capacidad de imitación. Desde su perspectiva, los memes de Internet son unidades discursivas de la cultura digital que indican una práctica ideológica que ocurre en las etapas de construcción -por medio de la selección de ciertas referencias intertextuales- y circulación en diversas plataformas digitales (Wiggins, 2019), por ello no se definen por la imitación sino por la agencia para proponer o contrarrestar un argumento discursivo a través de la interacción visual y verbal, razón por la que son inherentes a un componente crítico de la sociedad (Wiggins, 2019).
Si consideramos como Wiggings (2019) que la función ideológica de los memes se enfoca en restringir o dirigir el comportamiento en las formas preferidas por el grupo dominante, es posible plantear que los memes antifeministas y contra la disidencia sexual, como los que aquí se analizan, juegan a su favor una característica que permite ampliar y potencializar su función ideológica: el humor, la risa.
Siguiendo los aportes del enfoque crítico del humor, se considera una distinción entre el humor disciplinario y el rebelde. Mientras que el primero es represivo y funciona para burlarse de aquellos que están fuera de las normas sociales, el segundo se burla y subvierte las reglas o las convenciones establecidas cuestionando las relaciones de poder (Drakett et al., 2018).
La centralidad del humor disciplinario, que es útil para perpetuar formas de dominación y opresión como las relacionadas con el género y la sexualidad, radica en que, como lo hace notar Yoon (2016), el humor es uno de los elementos más penetrantes de la cultura pública y juega un papel central en las interacciones de la vida cotidiana. En nuestros días, debido a las facilidades tecnológicas para crearlos y a la velocidad con la que circulan, los memes de Internet y sus contenidos humorísticos contribuyen a dar forma a la vida cotidiana, la cual transcurre entre espacios en línea y fuera de línea, entre plataformas y sociabilidades tecnológicamente mediadas, tal como lo han hecho notar los estudios del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (2020) y la Asociación de Internet MX (2021) para el caso mexicano.
La práctica ideológica que destaca Wiggins (2019) en los procesos de construcción y circulación de los memes de Internet resulta fundamental para entenderlos como un mito. Por ello, el punto de intersección teórico, metodológico y analítico que se plantea radica en considerar que los memes disciplinarios producen y cuentan mitos, es decir, construyen mitologías feministas y sobre la disidencia sexual. Sin embargo, estas ya no solo se propagan por medio de narraciones en las que se transmiten de boca en boca, sino que se caracterizan por otras lógicas de producción y circulación que amplifican su exposición gracias a la mediación tecnológica que hacen posible las redes sociodigitales como Facebook, entre otras Tecnologías de la Información y la Comunicación.
Para Cassirer (1968), el carácter más importante y el más alarmante que ofrece el desarrollo del pensamiento político moderno es la aparición de un nuevo poder: el poder del pensamiento mítico (y su preponderancia sobre el racional). Pero ¿qué es un mito? Barthes (1999) lo define como un habla, es decir, un mensaje, un sistema de comunicación, por lo que no necesariamente debe ser oral, sino que puede estar formada por discursos escritos, fotografías, el cine, la publicidad. En nuestros días los memes de Internet también constituyen un soporte para los mitos, en tanto, conforman un mensaje, un sistema de comunicación.
¿Cuáles son las particularidades de los mitos? Barthes (1999) los define como un metalenguaje o un sistema semiológico segundo, en tanto el primero lo constituye la lengua, la cual está conformada por tres elementos: significante, significado y signo (un sentido que se integra por el total asociativo de los dos primeros términos). El mito también está conformado por estos tres elementos pero requiere del lenguaje debido a que se edifica a partir de una cadena semiológica que existe previamente, por ello los signos que se conforman mediante la lengua se convierten en el significante de los mitos.
Esta relación entre el primero y el segundo sistema semiológico le permite a Barthes (1999) plantear que los mitos no surgen de la “naturaleza” de las cosas sino que tienen un fundamento histórico que les es proporcionado por la lengua por medio de la cual el mito construye su propio sistema. Con el propósito de establecer una distinción analítica, el significante en el mito es designado como forma, el significado como concepto y el signo como significación (Barthes, 1999).
Fuente: Elaboración propia con base en la distinción entre lengua y mito propuesta por Barthes (1999).
Debido a que la forma se construye a partir de un signo, Barthes (1999) considera que este no pierde su sentido, sino que se empobrece al perder su valor para alimentar al mito. El concepto, por su parte, es histórico e intencional. Sus elementos están ligados por relaciones asociativas. Por medio de él se implanta en el mito una historia nueva, (Barthes, 1999). Por último, la significación, al ser una asociación de la forma y el concepto, constituye el mito (Barthes, 1999).
Siguiendo la propuesta de Barthes, es posible revelar la estructura mitológica de los memes disciplinarios, como los antifeministas y contra la disidencia sexual, en los que la forma se constituye por la imagen o composición gráfica. En ella su sentido se empobrece, aunque no su raigambre histórica, tal como sucede con algunas de las imágenes de “Los Simpson” que se usan para estos recursos. Previo a ello tienen un sentido propio, anclajes a una parte de la historia social y cultural. El concepto estaría conformado por el texto que acompaña la imagen de los memes, por medio del cual se le da una intención y se implanta en el mito una historia nueva. Finalmente, el meme, se conforma por el texto y la imagen, debido a que la forma y el concepto constituyen el mito.
De la propuesta de Barthes también se retoman tres funciones (ideológicas) de los mitos: deformar, naturalizar y despolitizar, las cuales constituyen las categorías de análisis en las que se sustenta este artículo. Desde su perspectiva el mito tiene la función de deformar el sentido para hablar de las cosas, asimismo, fundamenta como naturaleza lo que tiene una intención histórica (Barthes, 1999):
Al pasar de la historia a la naturaleza, el mito efectúa una economía: consigue abolir la complejidad de los actos humanos, les otorga la simplicidad de las esencias, suprime la dialéctica, cualquier superación que vaya más allá de lo visible inmediato, organiza un mundo sin contradicciones (p. 129).
Para Barthes (1999) la política es un conjunto de relaciones humanas en su poder de construcción del mundo, por ello, desde esta perspectiva, el mito, como un metalenguaje, constituye un habla despolitizada que interviene sobre un fondo ya naturalizado, es decir, descomplejizado y esencializado.
De regreso al archivo etnográfico: un punto de partida metodológico
Para Marcus (1998), el archivo etnográfico conforma un tesoro de materiales diversos que surgen en las aproximaciones realizadas en el trabajo de campo. Incluso, considera que cada antropólogo es un archivero de su propia carrera, el cual adquiere formas particulares de organización y almacenamiento así como prácticas de consulta y relectura. Es por ello por lo que plantea una invitación para girar la perspectiva desde la cual es visto, para dejar de considerarlo sólo como una “fuente primaria” y emplazarlo como un proyecto de conocimiento analítico.
Este artículo retoma dicha invitación para situar un punto de partida metodológico que permita revelar las mitologías feministas y de la disidencia sexual que aquí se analizan, pues fue la revisión y organización del archivo etnográfico lo que detonó la ruta analítica que llevó a ellas.
El archivo etnográfico conformado a la luz de un proyecto sobre los movimientos antigénero en México y Brasil se articuló por medio de un triple anclaje antropológico en el que convergen la etnografía en el espacio público, la antropología jurídica y la etnografía digital (véase Bárcenas Barajas, 2020). Ello llevó a establecer una tipología de los principales actores del movimiento antigénero: religiosos, parlamentarios y de la sociedad civil interreligosa. Sin embargo, conforme avanzó el trabajo de campo en ambos países un nuevo actor fue develado. Se trata de los perfiles ideológicos antigénero, es decir aquellos que, sin encarnar una persona en particular (a diferencia de los anteriores), se posicionan en contra de la denominada “ideología de género” por medio de diversos recursos simbólicos e informativos.
Para la investigación se eligieron en Facebook dos perfiles contra la “ideología de género” en relación con el contexto mexicano. Ambas páginas tienen en común la defensa de un modelo capitalista neoliberal y en consecuencia una postura en contra del comunismo y el socialismo, así como un posicionamiento a favor de la libre portación de armas. También coinciden en expresar su simpatía tanto por el expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, como por el expresidente de Brasil, Jair Bolsonaro, y su postura en contra del actual presidente de México, Andrés Manuel López Obrador.
El primer perfil ideológico “Me lo contó un posmo 3.0”, contaba al inicio del registro etnográfico, en junio de 2019, con 46 518 seguidores mientras que para abril de 2022 este número se incrementó a 64 938. El segundo perfil ideológico “La taberna antiprogre”, tenía en junio de 2019, 10 414 seguidores, sin embargo, en septiembre de 2019 fue eliminado por Facebook debido a la producción de discursos de odio. No obstante, se mantuvo su página de respaldo “La taberna antiprogre infinitum” en la cual diariamente replicaban una parte de su contenido, y para abril de 2022 contaba con 27 000 seguidores.
Con la finalidad de realizar un análisis detallado de dichos perfiles ideológicos, se revisó a finales de 2021 una parte del diario de campo que contiene un registro etnográfico de cada uno de estos, abarcando del 1 de junio al 31 de agosto de 2019. Para elaborarlo se siguieron los fundamentos metodológicos de la etnografía digital en la modalidad denominada “enfoque de espejo unidireccional” (Urbanik & Roks, 2020). Desde esta perspectiva Facebook representó no solo un medio social, sino un lugar donde suceden prácticas culturales marcadas por sentidos que guían la acción y la construcción de significados.
El regreso al archivo etnográfico -dos años después y con una mirada analítica fortalecida debido a las aproximaciones previas- fue lo que permitió identificar la centralidad de un recurso como los memes para los movimientos antigénero o contra la “ideología de género” así como reconocer la importancia de un proceso simbólico en el que convergen la antropología y la comunicación: la producción de mitologías.
Ello ocurrió particularmente en el perfil de “La taberna antiprogre”, en el cual se focaliza para este análisis debido a que en el caso de “Me lo contó un posmo 3.0” del 1 de junio al 31 de agosto de 2019 se realizaron 146 publicaciones de las cuales únicamente 35 utilizaron un meme en su estructura,6 de estos solo 16 estaban relacionados con el antifeminismo y contra la disidencia sexual. En contraparte, en el caso de “La taberna antiprogre”, del 1 de junio al 31 de agosto de 2019 se realizaron 296 publicaciones, de las cuales, 151, es decir, el 51 %, utilizaron un meme. De ellos, 50 (una tercera parte) se relacionan con el antifeminismo y contra la disidencia sexual, no obstante, dos se postearon en dos ocasiones, por lo que el corpus de análisis para este artículo se conforma por 48 memes: 31 relacionados con el antifeminismo y 17 con la disidencia sexual.
A continuación, se presentan en la Tabla 1 las categorías que permitieron establecer una clasificación, así como la frecuencia para cada una de ellas.
Memes antifeministas | Memes contra la disidencia sexual | ||
---|---|---|---|
Categoría | Frecuencia | Categoría | Frecuencia |
Violencia patriarcal | 12 | Ridiculización de la identidad de género trans | 5 |
Ridiculización de la identidad feminista | 9 | Violencia heteropatriarcal | 4 |
Crítica hacia las demandas feministas | 4 | Carencia de inteligencia por uso del lenguaje inclusivo | 3 |
Incoherencia en posturas feministas a favor del aborto | 4 | Oportunismo empresarial y político en mes del orgullo | 2 |
Violencia en la protesta feminista | 2 | Burla hacia iniciativa sobre uniforme neutro | 2 |
Heroísmo de actores contra la “ideología de género” | 1 |
Fuente: Elaboración propia.
En el perfil antigénero analizado se identificaron 31 memes relacionados con el antifeminismo y 17 contra la disidencia sexual. Su elaboración se sitúa en el contexto las cinco coyunturas emplazadas en la Ciudad de México que se mencionan en las siguientes líneas.
Pero ¿qué ocurrió en la Ciudad de México durante los tres meses que conforman el registro etnográfico? ¿Cuál es la centralidad del periodo de tiempo analizado? A continuación, se presenta una breve cronología.
El 3 de junio de 2019 la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, presentó el programa “Uniforme neutro”. Aun cuando esta medida buscaba eliminar la obligatoriedad de la falda en el uniforme escolar de las niñas y alumnas de secundaria, promoviendo la igualdad entre hombres y mujeres, algunos sectores neoconservadores, como el Consejo Mexicano de la Familia, lo consideraron como una vía para ideologizar a los niños incitándolos a vestir de falda.
El 12 de junio de 2019 la Universidad La Salle se opuso a que la conferencia “Deconstruyendo el feminismo radical, la ideología de género y el aborto” se llevara a cabo en sus instalaciones. Esta sería impartida por Agustín Laje y Nicolás Márquez, autores de El libro negro de la nueva izquierda. Ideología de género o subversión cultural, quienes estaban de gira en varias ciudades de México por iniciativa del Consejo Mexicano de la Familia. La Universidad La Salle tomó esta decisión debido a las críticas, inconformidades y cuestionamientos hechos en redes sociodigitales como Facebook y Twitter acerca de que este evento se realizara en una institución dedicada a la producción de conocimiento, donde se reconoce el valor de la ciencia y de la diversidad.
El 30 de julio de 2019, Ophelia Pastrana, comediante y youtuber, sufrió un acto de discriminación, debido a su identidad de género, en una cafetería de la Ciudad de México. Este hecho dio lugar a una polarización en la opinión pública, expresada en redes sociodigitales como Twitter y Facebook, alrededor de las identidades trans.
El 5 de agosto de 2019, la Suprema Corte de Justicia de la Nación avaló la Norma Oficial Mexicana (NOM) de 2016 que ordena a todos los hospitales públicos a interrumpir embarazos producto de una violación, por lo que sólo sería necesaria la previa solicitud por escrito, bajo protesta de decir verdad, de la persona afectada. En consecuencia, el personal de salud no está obligado a verificar lo dicho por la solicitante.
El 16 de agosto de 2019, en varias ciudades de México, así como en la capital del país, se llevó a cabo una marcha que se articuló con la consigna #NoMeCuidanMeViolan, con la que se protestó por los casos de violencia contra las mujeres por integrantes de la policía. Como parte de las manifestaciones, en la Ciudad de México se realizaron quemas y pintas a estaciones de transporte público, edificios y monumentos históricos, entre ellos el emblemático Ángel de la Independencia en el Paseo de la Reforma, por lo que en las redes sociodigitales y en los medios de comunicación masiva se criminalizó la protesta feminista y se polarizaron las percepciones sobre este movimiento.
Funciones ideológicas de los memes: deformar, naturalizar y despolitizar
Siguiendo la perspectiva de Barthes, a continuación, se analizan tres funciones ideológicas de los memes disciplinarios antifeministas y contra la disidencia sexual: deformar, naturalizar y despolitizar, las cuales producen mitologías favorables a una sensibilidad neoliberal.
En relación con la primera función ideológica -deformar sentidos- es necesario partir de que, en la elaboración de un meme, la intertextualidad7 juega un rol central para producir sentido. Sin embargo, en el caso de los memes disciplinarios, como los antifeministas y contra la disidencia sexual, resulta más apropiado plantear que este se deforma, en tanto construyen mitologías.
A partir del análisis realizado, es posible fundamentar que en los memes disciplinarios relacionados con el antifeminismo se deforma el sentido sobre los privilegios patriarcales cuando se les pretende asimilar con privilegios económicos, lo que lleva a sostener que los primeros son una mentira, una fantasía, en tanto no todos los hombres tienen el mismo poder adquisitivo. Sin embargo, el patriarcado se vive como un sentido encarnado, por lo que más allá de una posición económica el poder que lo constituye se ejerce por medio de diversas prácticas machistas y de violencia contra las mujeres.
Sobre el feminismo, se observó que, por una parte, las demandas relacionadas con el empoderamiento de las mujeres y la paridad de género son representadas como un asunto de conveniencia para obtener ventajas o privilegios sobre los hombres. Situación similar ocurre con el mansplaining el cual es visto como un recurso para la victimización de las mujeres. Mientras que, por otra parte, se estableció una relación directa entre el feminismo y la violencia en las manifestaciones en el espacio público, como las relacionadas con los feminicidios o aquellas articuladas alrededor del hashtag #nomecuidanmeviolan en las que se destruyeron, pintaron o quemaron monumentos, edificios históricos y estaciones de transporte público en señal de protesta.
La construcción de mitologías sobre las identidades feministas ocurre por medio de un poder de representación que se expresa en la ridiculización de determinadas estéticas relacionadas con la gordofobia, el cabello teñido en tonos coloridos, así como con el ejercicio de la violencia hacia otras mujeres que opinan diferente, como las que defienden la vida desde la concepción, lo cual, a su vez, permite mostrar una supuesta incoherencia del feminismo.
Asimismo, se hace uso de la identidad de género trans para reforzar dicha incoherencia en relación con el reconocimiento de un derecho fundamental como lo es el aborto. Por ello se usan frases como las siguientes, en las que las identidades trans funcionan como un recurso para ridiculizar la autonomía de las mujeres sobre sus cuerpos: a) -“Tú eres hombre, no puedes opinar sobre el aborto”. -“¿Acaso estás asumiendo mi género? Eres una retrógrada transfóbica”, b) - “Un hombre no puede opinar sobre el aborto”. - “Que casualidad, me identifico como mujer”.
En contraparte a la ridiculización de las identidades feministas también se identificó la construcción de un ideal de la identidad femenina en relación con el rol como pareja. Ello es observable en los memes con frases como: a) “cuando la chica que te gusta publica más memes homofóbicos y machistas que tú… algún día serás mi esposa”; b) “cuando te quiere besar con esa boca con la que habla en lenguaje inclusive” (expresión de lejanía y disgusto en la fotografía del hombre que conforma la imagen del meme); y c) cuando la chica que te gusta está debatiendo sobre el aborto y te pide ayuda… por ti baby, sería Agustín Laje8.
En los memes disciplinarios contra la disidencia sexual, se construyen mitologías sobre las identidades trans cuando se ignora su configuración en relación con un sistema sexo-género y se les presenta como resultado de un deseo, como un capricho o como una incongruencia, lo que lleva a una ridiculización por medio de frases como “Hoy me identifico con un unicornio”. Asimismo, se deforma el sentido sobre el lenguaje inclusivo cuando a quienes lo usan se les caracteriza como faltos de inteligencia y de sentido común.
Por último, en relación con la iniciativa sobre el uniforme neutro, se identificó el uso de imágenes en las que son los hombres quienes usan falda (y en algún caso) pañuelo verde, así como letras en tonos arcoiris para contraponerlas con la vestimenta de hombres revolucionarios de otras épocas. Ello da como resultado el contraste de un imaginario históricamente construido sobre la masculinidad con las masculinidades que, desde su perspectiva, intentan formar lo que denominan una ideología progresista.
Para analizar la segunda función ideológica -la naturalización de un orden de género- es necesario reconocer la centralidad de la configuración de una cultura androcéntrica y heteropatriarcal, anclada en el binarismo de género, para la esencialización de las identidades de hombres y mujeres.
En los memes disciplinarios antifeministas, dicha naturalización en la normalización de la violencia patriarcal se ejerce por medio de insultos hacia las mujeres, así como en la normalización de sus identidades por medio de la validación de roles de género, históricamente asignados, delimitados al ámbito doméstico. Pero la naturalización en torno a la violencia patriarcal también es visible en la burla contra los hombres que se reconocen como: aliados feministas, deconstruidos o a favor del aborto. Si bien desde los feminismos se ha criticado el lugar y protagonismo de algunos hombres en movilizaciones y causas relacionadas con los derechos de las mujeres -en lugar de reconocer sus privilegios y romper pactos patriarcales- en estos casos el propósito se relaciona con enaltecer una masculinidad patriarcal y machista como la correcta por naturaleza.
En los memes disciplinarios contra la disidencia sexual, es observable una naturalización del género cuando se ridiculiza a las identidades trans con el argumento de que es el sexo lo que determina el género. De acuerdo con la especialista en ética psiquiátrica, Giordano (2018), ello se explica debido a que “la manera en que vemos los hechos biológicos se filtra por nuestras suposiciones relativas a cómo la gente debe ser” (p. 108). No obstante, diversas gradaciones que prevalecen en el espectro de hombre a mujer permiten identificar más de dos sexos y géneros:
Parece que hay al menos otros doce cromosomas en todo el genoma humano que regulan la diferenciación sexual, y treinta genes implicados en el desarrollo sexual … Se podría argumentar que, por supuesto, solo dos sexos identificados tradicionalmente son saludables, y todos los demás son patológicos. Pero no hay ningún hecho empírico basado en el cual podamos diferenciar como sexo “saludable” y “patológico” (Giordano, 2018, pp. 107-108).
Asimismo, el carácter biológico de la reproducción humana y la esencialización de las identidades femeninas y masculinas da paso a que en los memes se ejerza la violencia heteropatriarcal en relación con la reproducción entre parejas del mismo sexo y la naturalización de los roles de género, sin considerar la orientación sexual, la identidad y la expresión de género.
En síntesis, es posible plantear dos propósitos de la naturalización como una función ideológica de las mitologías feministas y de la disidencia sexual:
Validar un orden de género heteropatriarcal frente a lo que denominan una ideología progresista, una “ideología de género”, para con ello legitimar formas de dominación y opresión hacia las mujeres y disidencias sexuales que resultan convenientes para un sistema capitalista neoliberal.
Confrontar y deslegitimar el pensamiento científico que despatologizó las orientaciones sexuales no heterosexuales y las identidades de género trans, a partir de una visión reduccionista y hegemónica tanto de la reproducción biológica como de la relación sexo-género. En consecuencia, el binarismo de género se presenta como un régimen de verdad irrefutable, en tanto da forma al sentido común del que se vale la sensibilidad neoliberal enunciada por Emmelhainz (2016).
Por último, en relación con la tercera función ideológica -despolitizar derechos-si consideramos junto con Cassirer (1968) que el mito “es una objetivación de la experiencia social del hombre, no de su experiencia individual” y que en dicha objetivación se expresa una emoción (Cassirer, 1968) resulta conveniente plantear que la deformación del sentido y la naturalización de un orden de género que ocurre por medio de las mitologías feministas y de la disidencia sexual tienen un impacto en la configuración de impresiones y en la economía de las emociones, tal como lo plantea Ahmed (2015), lo que da lugar a una despolitización en torno a derechos por los que se ha luchado desde los feminismos y movimientos de la disidencia sexual.
Pero ¿cómo ocurre este proceso? En primer lugar, es necesario considerar que, como se ha mostrado, algunas demandas impulsadas por el feminismo son representadas como una ventaja o una vía para acceder a privilegios por encima de los hombres, el derecho al aborto como una incoherencia para el propio feminismo, mientras que las identidades trans se asocian con un capricho o deseo y el uso del lenguaje incluyente como una falta de inteligencia o sentido común, ello además de la naturalización de diversas formas de violencia heteropatriarcal.
En segundo lugar, es preciso tomar en cuenta que en 40 de los 48 memes seleccionados la reacción “me divierte” fue la más frecuente y que aun cuando la cantidad de memes sobre la disidencia sexual es inferior a los antifeministas, los primeros superaron por 1 032 reacciones a los segundos, por lo que los memes disciplinarios contra la disidencia sexual “divierten” más en el perfil ideológico analizado.
Temática | Cantidad | Reacciones | Comentarios | Compartido |
---|---|---|---|---|
Antifeminismo | 31 | 4 858 | 533 | 3 249 |
Disidencia sexual | 17 | 5 890 | 448 | 3 211 |
Fuente: Elaboración propia.
De acuerdo con Askanius (2021) quienes:
comparten una risa a expensas de un “grupo externo” fomentan una mayor afiliación social y disminuyen la distancia social con su “grupo interno” al mismo tiempo que aumentan la distancia social de sus objetivos de ridículo e insulto en un proceso de deshumanización (p. 152).
Asimismo, es importante notar que, como se muestra en la tabla presentada anteriormente, aun cuando el número de memes sobre antifeminismo es casi el doble que el relacionado con la disidencia sexual, la cantidad de veces que estos contenidos fueron compartidos presenta una mínima diferencia.
Si las emociones se mueven por medio de la circulación de objetos -objetos de la emoción- por medio de asociaciones “pegajosas” entre signos, figuras y objetos, saturadas de afectos, como sitios de tensión personal y social (Ahmed, 2015), es posible argumentar que los memes antifeministas y contra la disidencia sexual constituyen un objeto de la emoción, cuyas funciones ideológicas se potencian por medio de un humor disciplinario. Por lo tanto, las mitologías que producen generan impresiones que afectan a quienes son oprimidos o dominados por ellas, pero no en relación con identidades individuales, sino de subjetividades, en este caso, subjetividades feministas o de la disidencia sexual. Por medio de ellas también ocurre un proceso de diferenciación que impacta en la despolitización de diversos derechos, tal como ocurre con las mujeres que no quieren ser identificadas como feministas para distanciarse de representaciones como las enunciadas en las mitologías presentadas anteriormente o en las personas lésbico, gay y trans de derecha.
De acuerdo con Barthes (1999) la política implica un conjunto de relaciones humanas en su poder de construcción del mundo. Si consideramos que en nuestros días la garantía de derechos para las mujeres y disidencias sexuales juega un rol fundamental para lograr dicho propósito, el análisis de los memes disciplinarios señalados revela que las representaciones y recursos humorísticos usados contribuyen a la despolitización en relación con el derecho de las mujeres y niñas a una vida libre de violencia (heteropatriarcal y machista), el derecho a la no discriminación por orientación sexual o identidad de género, el derecho a decidir sobre el propio cuerpo en relación con la autonomía reproductiva (aborto), la sexualidad y el libre desarrollo de la personalidad.
Reflexiones finales
En este artículo se analizó el rol de un actor poco estudiado para los movimientos antigénero: los perfiles ideológicos contra la “ideología de género”, ello por medio de un recurso como los memes disciplinarios, tanto los relacionados con el antifeminismo como aquellos contra la disidencia sexual.
El abordaje presentado plantea una aproximación teórico-analítica en torno a la estructura mitológica de los memes aquí denominados disciplinarios, lo cual permitió establecer tres categorías analíticas por medio de las siguientes funciones ideológicas: deformar el sentido, naturalizar el orden de género y despolitizar derechos.
Dicha aproximación -que tiene como punto de partida metodológico el regreso al archivo etnográfico- permitió identificar una despolitización de derechos centrales para el feminismo y la disidencia sexual, ya que estos son representados como una incoherencia, una ventaja o privilegio, un capricho o deseo, una falta de inteligencia o sentido común, así como una contradicción frente a lo establecido por la naturaleza.
Este hallazgo permite plantear que las representaciones señaladas anteriormente contribuyen a dar forma a los modos de percibir, comprender y aprehender el mundo, por medio de los cuales el neoliberalismo se instaura como sentido común, sensibilidad y afectividad (Emmelhainz, 2016), perpetuando con ello formas de opresión hacia grupos históricamente discriminados, estigmatizados e invisibilizados como las mujeres y las disidencias sexuales.