Introducir un recorrido a través de la historia y la teoría propia de la filosofía de la economía es una tarea del todo ambiciosa, sin embargo, Mariusz Maziarz lo lleva adelante en esta obra, que se puede considerar un manual actualizado de la filosofía de la economía y, en particular, de la epistemología de la economía. Aunque no es un libro de historia del pensamiento económico ni de historia de la filosofía de las ciencias, sino más bien una iniciación ordenada a los problemas de la epistemología de la economía, ellos se fundan en la filosofía de la ciencia y están atravesados por cuestiones y debates históricos. Quizás algo de eso sea aquello que Maziarz quiere desenredar en este texto.
Disentangling the philosophy of economics intenta iluminar las diferencias y las similitudes entre seis escuelas de filosofía de la economía y analizar las conexiones entre los enfoques de la filosofía de la economía y las escuelas de metodología de la economía. Pretende “desenredar” aquellos movimientos en torno a la filosofía de la economía, y en particular en la epistemología de la economía, que se han desarrollado desde el surgimiento del Círculo de Viena hasta nuestro tiempo.
Los seis movimientos que presenta y examina son: el Positivismo Lógico, el Falsacionismo, el Instrumentalismo, el Realismo Científico, el Realismo Crítico, y el Constructivismo. A medida que se va desplegando el texto se puede advertir que, razonablemente, el marco general del planteamiento y la estructura se funda en la filosofía de la ciencia, iniciando el recorrido a comienzos de siglo XX . En este encuadre teórico e histórico se presentan y se trasladan las escuelas al ámbito propio de la epistemología de la economía. El libro consta entonces de siete capítulos; cada uno de ellos aborda un movimiento específico y el último recoge las conclusiones.
El capítulo uno analiza el Positivismo Lógico, señalando el surgimiento del mismo en el siglo XX en el contexto de diversos círculos y movimientos entre los que ubican, además del mismo Círculo de Viena, el Círculo de Berlín, el grupo Lwow-Warsow en Polonia, el grupo Munster en Alemania y la Escuela Uppsala en Suecia. En cuanto a los llamados empiristas lógicos -recuerda Maziarz- no se trataba, por supuesto, de un grupo homogéneo. Así, este capítulo considera los problemas del Positivismo Lógico con el fin de ofrecer una guía práctica acerca de cómo la investigación en economía debería conducirse desde la “visión recibida”. Discute las aplicaciones neopositivistas en la metodología de la economía.
El capítulo dos trata acerca del Falsacionismo y la metodología de la economía. Distingue tres partes: la epistemología falibilista, la metodología falsacionista en la filosofía de la economía y la metodología falibilista. En la primera se refiere al criterio de demarcación de la ciencia, la crítica a la inducción, la carga teórica de la observación, el método falibilista y la propuesta metodológica vía Imre Lakatos. En la segunda presenta el Falsacionismo como método para la economía de Mark Blaug (1980), la lectura de Boland (1982) en metodología de la economía y la posición de Bruce Caldwell (1991) sobre “Popper en economía”. Agrega también a Hands (1985) como un intento de “desenredar” la metodología de la economía. En la tercera analiza críticamente la ciencia falibilista y el tema de la verdad de las teorías económicas.
El capítulo tres examina el Instrumentalismo, noción que asume fue popularizada por Popper (1956) en “Tres concepciones sobre el conocimiento humano”. Aunque recordemos que la discusión “realismo-instrumentalismo” de la filosofía de la ciencia nace en el mundo moderno. En el marco del Instrumentalismo Maziarz ubica el pragmatismo. Asimismo, introduce el texto de Friedman (1953) y presenta las (“malas”) interpretaciones. Entre las diversas interpretaciones que menciona encontramos las de Boland, Caldwell y Mäki, entre otras. Se refiere al Instrumentalismo en economía y en este contexto al pragmatismo. Traslada la discusión realismo-instrumentalismo a los modelos y las teorías (Borella, 2017a) y asocia el Instrumentalismo y el pragmatismo al escepticismo.
El capítulo cuatro aborda el tema del Realismo Científico en el que señala que la caída de la escuela positivista en la filosofía de la ciencia fue parcialmente causada por el giro histórico de los sesenta con Kuhn,3 Feyerabend y Hanson. Allí la filosofía de la ciencia se dividió en: a) formal o b) semántica o contextual. El Realismo Científico emerge cuando entre 1950 y 1960 algunos principios del Positivismo Lógico fueron rechazados.4 El Realismo Científico sostiene que los inobservables existen y que el mundo es como las teorías lo describen.5 Surge como un intento de explicar cómo era posible el éxito de la ciencia. Como ejemplos de “antirrealismo” presenta a Larry Laudan y a Hilary Putnam; en tanto que para ilustrar el “realismo estructural” se refiere a John Worall, y para el “perspectivismo científico” a Ronald Giere, quien destaca el contexto pragmático en el que los modelos son construidos. También menciona “el realismo de las capacidades” de Nancy Cartwright (1989) y el “Realismo Crítico” de Tony Lawson. Examina el Realismo Científico en la filosofía de la economía, en particular en el debate sobre el realismo de los modelos económicos.
A partir de la publicación del texto de Friedman (1953) analiza la propuesta de Uskali Mäki, sosteniendo un Realismo Científico contrario a un pragmatismo. Presenta la idea de los modelos como aislamientos y sistemas subrogados creíbles (MISS account of models), que permite que construcciones teóricas con supuestos falsos puedan ser verdaderas (Mäki, 2009). Se detiene en el modelo de Johann von Thünen sobre el estado aislado, al que algunos entienden como el primer modelo económico. Un lugar particular en el debate le otorga a Deidre McCloskey (1983, 1985), introduciendo el tema de la retórica y las narrativas en economía (Morgan, 2001; Morgan y Hirschman, 2017), y abre el de un posible fracaso de los modelos; esto es, no sólo que puedan ser verdaderos, sino también falsos. Resalta el rol de la explicación causal, especialmente en Cartwright (1983) y también en Mäki, pero en términos de mecanismos. Cierra el desarrollo del Realismo Científico en el marco de un falibilismo subyacente, destacando a los realistas científicos como falibilistas y contrarios al dogmatismo y el escepticismo.
El capítulo cinco trata acerca del Realismo Crítico para la economía fundado en el Realismo Trascendental de Roy Bhaskar para las ciencias naturales. Esta propuesta para la economía se basa en la ontología social de Tony Lawson (1997, 2003, 2015), que asume entre otros elementos que, dado que el mundo social es un sistema abierto, no puede ser conocido empleando metodologías que supongan que el mundo social es un sistema cerrado; a su entender, la construcción de modelos formales matemáticos (Borella, 2012 y 2017b). Aunque por fuera del Realismo Crítico, la defensa del uso de los modelos no implica necesariamente un compromiso ontológico ni con una ontología de sistemas cerrados (Borella, 2014; Mäki, 2011). Los modelos no se adecuan al mundo social, no porque naturalmente no se corresponden detalladamente, sino porque no se ajustan a la ontología social desarrollada por Lawson para entender el reino social. Si bien hasta el momento Lawson no ha propuesto una teoría económica alternativa para sistemas abiertos, presenta el método de explicación por contraste, fundado en la retroducción.
El capítulo seis desarrolla la aproximación constructivista que se centra en la epistemología y enfatiza el proceso de creación del conocimiento constructor. Este enfoque se funda -según Maziarz- en Kuhn y Feyerabend, y es una búsqueda en los procesos de creación de nuestro conocimiento sobre el mundo. En este marco incluye los modelos económicos; también analiza la práctica de investigación de los economistas y considera las influencias de factores institucionales y no científicos. El Constructivismo, en este autor, se presenta en: 1) la filosofía de la ciencia, 2) la metodología de la economía, y 3) en el anarquismo metodológico. En cuanto a la filosofía de la ciencia se refiere a las revoluciones científicas y al giro hermenéutico de Kuhn influido por Ludwig Fleck, y el anarquismo metodológico de Feyerabend (Kuhn, 1962; Feyerabend, 1975; Zanotti, 2005, 2009 y 2019). Menciona a Woolgar y Latour y su antropología de la ciencia fundada también en el planteamiento de Kuhn.
Respecto de la metodología de la economía presenta a McCloskey (1985) con su propuesta retoricista, vinculando el criterio de elección entre teorías a la persuasión y prefiriendo teorías correctas (no como sinónimo de verdaderas) en relación con el carácter persuasivo de las mismas.6 Agrega aquí a los metodólogos rusos Boldyrev y Ushakov, y también a Zamora Bonilla. Acerca del anarquismo metodológico advierte que en esta línea pueden interpretarse Garnett, Boylan y O´Gorman, Bustos y McCloskey, uniendo el anarquismo de Feyerabend, su principio anything goes y su pluralismo metodológico. Finalmente señala que los filósofos de la economía deberían adoptar una mirada descriptiva más que normativa.
El capítulo siete presenta las conclusiones. Distingue: a) aproximaciones normativas a la ontología y a la epistemología, y b) aproximaciones descriptivas a la ontología y a la epistemología. Entre las aproximaciones normativas a la ontología ubica el Positivismo Lógico y el Realismo Crítico, y entre las aproximaciones normativas a la epistemología señala no sólo el Positivismo Lógico, sino también el Instrumentalismo, el Falsacionismo, el Realismo Crítico y el Constructivismo. En el marco de las aproximaciones descriptivas a la ontología menciona el Realismo Científico, el Falsacionismo y el Instrumentalismo; mientras que dentro de las aproximaciones descriptivas a la epistemología ubica el Realismo Científico y el Constructivismo.7
Esta obra ofrece de modo ordenado, general, introductorio y actualizado algunos problemas centrales de la epistemología de la economía. Despertará especial interés en quienes estén iniciando su formación en esta disciplina y en quienes se dediquen a “formar a otros” en la misma. También es relevante, por supuesto, para aquellos que trabajen en temas de filosofía de la economía y puede serlo para los que se dediquen a temas de historia del pensamiento económico y epistemología de las ciencias sociales.
Una vez transitado el libro, el lector tendrá la oportunidad de recorrer cada uno de los caminos que se abren en los diversos capítulos y profundizar en ellos o tratar con las fuentes. Para destacar el intento del autor de brindar un trabajo actualizado en cuanto a problemática, tratamientos recientes de los problemas y diversidad en la presentación de los autores. La comunidad académica tiene en sus manos una obra que puede facilitar enormemente la iniciación en la formación de las personas en temas de epistemología de la economía.
A través del texto se advierte en su propuesta un giro en la disciplina hacia la historia y la hermenéutica que se produce, por supuesto, en el marco de lo que ocurre en la filosofía de la ciencia. Si bien este desplazamiento unido a cierta tendencia al pluralismo, contrario a un dogmatismo, aún no ha terminado, este cambio en la epistemología de la economía parece ser un camino no sólo abierto, sino que tiende a profundizarse. El libro de Maziarz nos invita, entonces, a transitar con actitud dialógica diversos movimientos dentro de esta disciplina.