Introducción y contextualización1
La pandemia del covid-19 ha impactado a la humanidad de forma amplia e integral. El confinamiento, las nuevas medidas de bioseguridad, la reducción de la demanda y la producción, y el riesgo de contagio y muerte, han puesto a prueba las capacidades de los sistemas de garantía de derechos. Sin embargo, no toda la humanidad ha sido impactada de la misma forma ni con la misma intensidad. Los grandes magnates de la industria de la tecnología han visto fuertes incrementos en sus ingresos (Forbes, 2020; Seibt, 2020), mientras la pobreza mundial aumentó de forma sustancial (Nishio, 2021). Naturalmente, las personas con mayores protecciones económicas y de otros tipos sufren menos que los que carecen de ellas, quienes son excluidas de los sistemas de garantía de derechos y de las condiciones de bienestar (CEPAL, 2020a, 2020b; OXFAM, 2021).
Al comenzar 2020, cuando la Organización Mundial de la Salud declaró la pandemia del covid-19, apenas se hacía conciencia de cómo la enfermedad guardaba una relación notable con factores de desigualdad y pobreza. Incluso en temas raciales y étnicos era poca la comprensión de la forma en que afectaba a poblaciones racializadas, como los africanos, indígenas y afrodescendientes. El desconocimiento de estas realidades conllevó a pensar que la pandemia no tenía por qué analizarse bajo efectos discriminatorios, pues, “supuestamente”, el virus del covid-19 alcanzaría a todos por igual a causa de sus mecanismos de transmisión.
No obstante, a dos años del inicio de la pandemia, la CEPAL (2021) afirmaba que el covid-19 podía “estar afectando de manera desproporcionada a los afrodescendientes” (p. 2), y que ello se podía explicar “en el marco de los determinantes sociales de la salud y de la matriz de la desigualdad social” (p. 2), las cuales acentúan su impacto negativo en la afrodescendencia. Para sustentar esta tesis, la CEPAL evidenció indicadores básicos que ilustraban las profundas desigualdades entre la población afrodescendiente y la no afrodescendiente, mismas que repercuten en determinantes de salud.
Sin embargo, hasta ahora no se ha estudiado en específico la situación integral de los afrodescendientes del Ecuador durante la pandemia, tomando en cuenta una amplia gama de indicadores centrales relacionados con la garantía de derechos, junto a las voces de afrodescendientes, más allá de los números. Es para llenar este vacío que el presente artículo examina un conjunto de indicadores que muestran los grados y ámbitos de los derechos y del desarrollo social que, para el caso afroecuatoriano, su negación incide en la matriz de la desigualdad social, en la cual se encuentra esta población ecuatoriana desde el periodo de esclavitud. El artículo trata de demostrar que la situación de vulnerabilidad y negación de derechos que afecta a la población afrodescendiente desde siglos atrás, genera un escenario agravante frente al covid-19, confirmando así la agudización de las desigualdades y discriminaciones étnico-raciales en la región. Para cerrar esta sección, se contextualiza el estudio del impacto de la pandemia en el marco de las agendas regionales, los afrodescendientes en las Américas y el racismo sistémico; en la que sigue, se especifica el proceso metodológico; mientras que, en la tercera, se analizan los resultados. La última y cuarta sección propone unas conclusiones reflexivas.
Pandemia y raza
En septiembre de 2020 y en el marco de la agenda del Consenso de Montevideo, la Conferencia Regional sobre Población y Desarrollo (CRPD) convocó al diálogo y a “analizar el escenario sociodemográfico de los países de la región en el contexto de la crisis del COVID-19 y reflexionar sobre sus posibles impactos -en el corto, mediano y largo plazo- en grupos de población en situación de mayor vulnerabilidad, a la luz de las medidas prioritarias de dicho Consenso y de los objetivos y metas de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible” (CRPD & CEPAL, 2020, p. 1). En este llamado, se predice un escenario desfavorable para segmentos poblacionales específicos, cuyas condiciones de desigualdad no les permiten mejor contención de los efectos de la pandemia:
Como consecuencia de la mayor pandemia que ha vivido el mundo en los últimos cien años, los gobiernos, los organismos internacionales, la academia, el sector privado y las organizaciones de la sociedad civil han estado abocados a la búsqueda de soluciones y alternativas para detener la propagación del COVID-19 y afrontar sus consecuencias económicas y sociales. Entre las medidas implementadas para frenar y controlar la propagación del virus, buena parte de los gobiernos en la región han optado por el confinamiento de las personas decretando cuarentenas con fórmulas diversas. Esta situación ha generado no solo una contracción considerable de la actividad económica, con impactos sociales y de género diferenciados en la población, sino también una agudización de las condiciones de vulnerabilidad que afecta y menoscaba los derechos de algunos grupos de población específicos, tales como las personas mayores, las personas con discapacidad, los pueblos indígenas, las poblaciones afrodescendientes, las personas LGTBI y las personas migrantes (CRPD & CEPAL, 2020, p. 1).
La llamada de atención de la CRPD acerca de las repercusiones de la llegada de la pandemia por el covid-19 en la región, pone al descubierto la debilidad de los gobiernos para afrontar de manera adecuada la crisis sanitaria y socioeconómica (CEPAL, 2020a, 2020b). En particular, se ha evidenciado que las medidas de imposición del aislamiento físico y la adopción de rutinas higiénicas -lavado de manos y uso frecuente de desinfectantes- solo han sido paliativos frente a la real dimensión de la pandemia (BID, 2020). En el contexto de las desigualdades persistentes, vulnerabilidades y discriminación estructural en la sociedad latinoamericana, la pandemia desnuda su fragilidad e incapacidad de políticas públicas para garantizar la seguridad social y ciudadana de la población, situación que ha generado el interés de los organismos defensores de los derechos humanos en esta región.
Por su parte, las respuestas de políticas públicas que algunos gobiernos han dado al impacto sanitario y socioeconómico de la pandemia en la ciudadanía han recibido fuertes críticas, señalando la falta de políticas eficaces y eficientes de atención social que podría calificarse de “necropolítica” (Mbembe, 2011), cuyos propósitos serían dejar a su suerte a la ciudadanía para que sobreviva en un entorno de “darwinismo social” (Espinosa, 2020). Así, solo aquellos ciudadanos que dentro del sistema capitalista poseen mejores condiciones económicas y de posición en la estructura social, podrían alcanzar cierta seguridad, dado que el acceso a recursos económicos, vivienda adecuada, servicios básicos y de Internet y seguros de salud privado, generan de por sí una diferencia social. De este modo se estaría frente a gobiernos que implementan una necropolítica, y que dan la espalda a las demandas ciudadanas dejando que “los más fuertes” sobrevivan. Una situación crítica que pone en la primera línea del contagio y la letalidad por covid-19 a las poblaciones, comunidades, pueblos y personas históricamente vulnerables, como los indígenas y los afrodescendientes (Morrison, 2020).
Por último, de acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud (OPS, 2020), los afrodescendientes e indígenas deben tener un papel protagónico dentro de la respuesta al covid-19. Fundamentalmente, las políticas públicas para la pandemia deberían diseñarse con un enfoque intercultural y apuntar a superar las desigualdades que en salud, educación e ingresos enfrentan las minorías raciales y étnicas.
Los afrodescendientes en las Américas
Es pertinente empezar estos análisis con el reconocimiento irresuelto en las Américas y Europa de que los afrodescendientes fueron traídos esclavizados a las Américas desde África, despojados de sus derechos, libertad y dignidad, para trabajar forzosamente y sin remuneración para amos esclavistas blancos. Con este sistema, los afrodescendientes construyeron fortalezas, puertos, ferrocarriles, minas y las plantaciones que sostendrían primero a los poderes imperiales de Europa y después a las élites de los nacientes países de las Américas (Mosquera et al., 2007; DuVernay, 2016; Baptiste, 2016; Horne, 2018). Después de un aproximado de 400 años de deshumanización y trabajo forzoso, los afrodescendientes consiguieron la emancipación. Ahora entrarían a luchar por su vida en el “libre mercado” del trabajo precario, al cual ingresaban sin nada del capital creado por ellos, pero acumulado por cuatro siglos a favor de las familias esclavistas; también debían luchar bajo los obstáculos ideológicos del racismo y la criminalización de la negritud (Montaño, 2020; DuVernay, 2016). Las deudas por reparación de la esclavitud en las Américas se estiman en millones de millones de dólares a las comunidades afrodescendientes (Hunter, 2019; Craemer et al., 2020). De todas maneras, los derechos laborales, de propiedad, y el resto de derechos humanos de los afrodescendientes, siguieron siendo sistemáticamente violados postemancipación (Mosquera et al., 2007; DuVernay, 2016; Freire et al., 2018).
La esclavitud de los y las afrodescendientes se instrumentó primero como un interés económico de los blancos esclavistas y, en segundo lugar, esta forma de producción y distribución estuvo envuelta en una ideología racista. Es a pesar de estas condiciones que los afrodescendientes de las Américas han sido el grupo étnico más creativo en materia musical (jazz, salsa, rap, blues, reggae, entre otros) y con más logros en materia deportiva, junto a significativas contribuciones a las ciencias, la medicina, la filosofía política del republicanismo negro (Figueroa, 2022) y su vital aporte material e intelectual a la independencia de Colombia, Venezuela, Ecuador, Panamá y Bolivia, desde Haití en un marco de emancipación para todos (Losurdo, 2005). En contraste, los afrodescendientes nunca han sido restituidos de las riquezas que crearon durante cuatro siglos. Ellas se han heredado de generación en generación e intercambio entre miembros de la etnia blanca, ganando además los intereses sobre ese capital. Incluso cuando se hizo ilegal la esclavitud, los esclavistas blancos cobraron al Estado la “compra” de los esclavos, que todas las personas tuvieron que pagar. Además, no se han hecho reparaciones por el daño de la esclavitud, los daños psicológicos por la indignidad, las violaciones y los latigazos, que un Jefferson o Locke realizaron antes y después de escribir respecto al valor de la libertad (Losurdo, 2005).
La tesis que buscamos comprobar en este artículo enlaza conceptualmente la problemática de discriminación y desigualdad que viven los afrodescendientes de forma histórica y sus consecuentes condiciones sociales y políticas para soportar los estragos de la pandemia. Para entender esto, es importante comprender el racismo doctrinario, la discriminación sistémica y la matriz de la desigualdad racial que en América Latina operan en contra de los derechos de las y los afrodescendientes. Tal entrelazamiento, de acuerdo a Pastor Murillo (2022), es de creciente interés en las agendas internacionales y nacionales que fijan sus objetivos en problemas de la afrodescendencia aún no resueltos:
En efecto, cada vez son más quienes coinciden en la importancia crítica que reviste el tema para el abordaje de varios de los grandes retos globales […] Hoy son más quienes reconocen que la exclusión social y el racismo sistémico, que acusan los afrodescendientes, conspiran en contra de la democracia liberal, la paz y la seguridad internacionales (Murillo, 2022, p. 3).
Por ello, y retomando a Murillo, en este artículo se entiende por racismo sistémico -o estructural o institucional- contra los africanos y los afrodescendientes:
el funcionamiento de un sistema complejo e interrelacionado de leyes, políticas, prácticas y actitudes en las instituciones del Estado, el sector privado y las estructuras sociales que, combinadas, dan lugar a una discriminación, distinción, exclusión, restricción o preferencia, directa o indirecta, intencionada o no, de hecho o de derecho, por motivos de raza, color, ascendencia u origen nacional o étnico. Con frecuencia, el racismo sistémico se manifiesta en forma de estereotipos raciales, prejuicios y sesgos generalizados, y tiene sus raíces en las historias y legados de la esclavitud, la trata transatlántica de esclavos africanos y el colonialismo (Asamblea General de las Naciones Unidas, 2021).
Estos escenarios de discriminación se han reproducido constantemente hasta la actualidad, provocando crisis sistémicas y replanteamientos de carácter constituyente a favor de la construcción del Estado intercultural y plurinacional (Antón Sánchez, 2013). En los gráficos, tablas y testimonios que se presentan más abajo podremos ver cómo, previo a la pandemia, los afrodescendientes estaban en condiciones desfavorables y de discriminación respecto a los blancos y la población en general. Con las medidas de confinamiento, distanciamiento físico, reducción de la demanda y la producción, y el riesgo de contagio y muerte por covid-19, era de esperar que impactaran de forma más intensa a los afrodescendientes. En consecuencia, se busca verificar si hay cambios negativos mayores para los afrodescendientes que constituyan la violación del derecho a la no discriminación, con lo cual se configuraría un nuevo deber del Estado en cuanto a reparación, que se añadiría a la fundamentación histórica del reclamo del movimiento afrodescendiente por reparaciones de más larga data (Antón Sánchez, 2010).
Los derechos a ser revisados bajo los indicadores sociales son el derecho a la vida, a la salud, a la seguridad, a la educación, comunicación e información, al trabajo, a un nivel adecuado de vida y a la no violencia, sin discriminación alguna por motivos de género, raza ni pensamiento. Estos derechos están codificados en los artículos 1-4, 7, 19, 20, 22, 23, 2530 de la Declaración Universal de Derechos Humanos (ONU, 1948); en los artículos 3, 19, 26 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (ONU, 1976a); en los artículos 2, 3, 6, 7, 9-11, 13-15 del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (ONU, 1976b); y, en la Constitución de la República (Asamblea Constituyente, 2008), en los artículos 1, 10-13, 16-18, 26-35, 57, 58, 66, 340-345, 347-350, 356, 358, 363, 366, 375, 380, 384, 385, 387, 393, 417, 418, 424 y 425.
Metodología
Se realizó un análisis estadístico comparado en la evolución de los indicadores de la población afrodescendiente, respecto a otros grupos étnicos, desde antes del inicio de la pandemia hasta los datos más actualizados de pobreza, violencia, vida y muerte, acceso a vivienda, agua potable, electricidad, computadora, Internet, servicios de salud y trabajo, indicadores basados en el marco de derechos humanos y constitucionales, y que también tienen grandes coincidencias con los indicadores de Desarrollo Sostenible sugerido por la Comisión Económica para América Latina y las Naciones Unidas (2020) en su documento Afrodescendientes en América Latina: Elaboración de indicadores para medir y contrarrestar las desigualdades. Para ello se usaron los datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), y en particular la Encuesta de Empleo, Desempleo y Subempleo (ENEMDU). Se incluye el enfoque de género y la descripción de las entrevistas con actores de Esmeraldas, Pichincha, Imbabura (Valle del Chota) y Guayas, tomando en cuenta conceptos clave en cuanto a posibles impactos de pobreza, violencia, vida y muerte, acceso a vivienda, agua potable, electricidad, computadora, Internet, servicios de salud y trabajo, y el enfoque de género.
Para conocer las percepciones de algunos informantes sobre los diversos indicadores, se realizaron entrevistas en profundidad. La deficiente conectividad de las zonas donde se encontraban algunos de los informantes llevó a realizar entrevistas asincrónicas por medio de audios y texto (WhatsApp). En total se llevaron a cabo ocho entrevistas (Tabla 1). En total se sumaron 4 horas, 2 minutos y 52 segundos de grabaciones, que comprenden 9238 palabras de transcripciones de fragmentos relacionados con los indicadores básicos antes mencionados.
Informante | Medios | Duración |
SV | Videollamada | 1 h 18 min 27 s |
KG | Videollamada | 43 min 27 s |
AG | Audio | 28 min 52 s |
JC | Mensajes de texto | 302 palabras |
JN | Audio | 11 min 48 s |
ML | Audio | 20 min 17 s |
DQ | Videollamada | 42 min 9 s |
BL | Audio | 17 min 52 s |
Fuente: Elaboración propia.
Subsiguientemente, la información cuantitativa y cualitativa fue presentada con fines de discusión y revisión ante un grupo de expertos e investigadores pertenecientes a la Red Universitaria de Estudios y Cátedra Afrodescendiente, compuesta por ocho universidades del Ecuador.
Análisis de resultados
De los más importantes datos sobre la garantía de derechos, transversal a todos, es el derecho a un adecuado nivel de vida, que puede medirse por la vía negativa, es decir, por el nivel de pobreza. A continuación, revisamos la evolución las tasas de pobreza desagregadas por etnia y sexo.
País | Etnia | ||||||||||||
Afro | Indígena | Mestiza y otras | Blanca | Afro | Indígena | Mestiza y otras | Blanca | ||||||
Sexo | Sexo | Sexo | Sexo | ||||||||||
Hombre | Mujer | Hombre | Mujer | Hombre | Mujer | Hombre | Mujer | ||||||
2007 | 36.7 | 51.5 | 63.5 | 34.1 | 32.1 | 51.2 | 51.9 | 63.0 | 63.9 | 33.6 | 34.6 | 30.9 | 33.3 |
2012 | 27.3 | 37.0 | 62.5 | 24.3 | 18.7 | 36.3 | 37.7 | 61.1 | 63.9 | 23.7 | 25.0 | 19.0 | 18.4 |
2017 | 21.5 | 27.6 | 55.0 | 17.6 | 22.7 | 26.7 | 28.6 | 55.5 | 54.4 | 17.1 | 18.1 | 21.4 | 23.9 |
2020 | 32.4 | 43.4 | 68.0 | 26.4 | 22.9 | 41.7 | 44.8 | 67.1 | 69.0 | 25.7 | 27.0 | 20.0 | 25.2 |
2021 | 27.7 | 32.1 | 60.4 | 23.2 | 10.2 | 31.7 | 32.4 | 60.6 | 60.1 | 22.3 | 24.1 | 6.7 | 13.5 |
Fuente: Elaboración propia con base en INEC (ENEMDU 2007, 2012, 2017, 2020, 2021).
Se observa que entre 2007 y 2017, la pobreza nacional bajó de 36.7 a 21.5%,2 lo que equivale a 16.2 puntos porcentuales o a casi la mitad de lo que fue en 2007. Pero de 2017 a 2020, la pobreza nacional se incrementó en 32.4%, aumentando su tasa en más de la mitad de lo que era. Si bien en 2021 se reduce en cerca de 5%, no se alcanzan los niveles de 2017 y, en este caso, el porcentaje de personas pobres de 2021 es estadísticamente igual al de 2012.3 Los hombres blancos siguieron un patrón de cambio similar hasta 2017, aunque empiezan con una tasa de pobreza dos quintos más baja que la afrodescendiente. Los afrodescendientes bajaron su tasa de pobreza del 51.5% en 2007 a casi la mitad, 27.6%,4 en 2017. Sin embargo, en contraste con la población blanca, que reduce levemente su tasa de pobreza de 2017 a 2020, entre los afrodescendientes y en particular entre las mujeres de este grupo, la pobreza por ingresos aumentó en más de la mitad de lo que era, de 28.6 a 44.8%. La prueba de hipótesis muestra un impacto discriminatorio estadísticamente significativo al 99% contra los afrodescendientes, en especial para las afrodescendientes. Todos los informantes han percibido que la pobreza se debe, sobre todo, al desempleo ocasionado por las restricciones de la pandemia.
[…] a todos les cayó como un balde de agua fría. Porque es difícil adaptarse, así, andar con mascarilla, andar forrado, andar con precauciones. Y dejaron, pues, los trabajos de ellos (sus padres y hermanos) por el motivo de la pandemia. Y hubieron situaciones, que no hubo dinero, que no hubo recursos, ni para el estudio, ni para la ayuda de cada familia, como la de nosotros. Fue difícil porque ellos perdieron el trabajo que... lo único que se ayudaban era con ese, con el trabajo. Lo perdí yo, lo perdió mi mami, mi hermano, mi padre… y precisamente se vinieron al campo a cultivar la tierra porque no hubo recursos, no hubo dinero (KG, residente de Tongorachí, Esmeraldas).
En relación con el derecho a un adecuado nivel de vida y a la vivienda, está el acceso a los servicios básicos de los cuales se revisa aquí la evolución del hacinamiento.
Como se advierte, los afrodescendientes y blancos reducen su tasa de hacinamiento entre 2007 y 2017. Pero una diferencia es que los afrodescendientes empiezan 2007 con una tasa de más de diez puntos sobre la de la etnia blanca, lo que equivale a un aproximado de 50% más. La tasa de hacinamiento baja 13.5 puntos para 2017, una reducción de la frecuencia de alrededor de 33%. No obstante, para 2020, los y las afrodescendientes, en particular estas últimas, vuelven a vivir más hacinados, en tanto que la tasa de hacinamiento de los blancos baja a 3.3%. Este dato evidencia el ensanchamiento de la desigualdad, de tal manera que los afrodescendientes, sobre todo las mujeres de esta etnia, elevan su frecuencia de hacinamiento de menos de dos veces más que la etnia blanca a 6.8 veces. El impacto discriminatorio para los afrodescendientes es estadísticamente significativo al 99%. En las entrevistas encontramos diferentes aspectos relacionados con la vivienda. En primer lugar, que la falta de ingresos, por el desempleo ocasionado por la pandemia, resulta en que las familias no puedan pagar arriendos y que, por solidaridad, terminan viviendo en espacios más reducidos. En segundo, dicho hacinamiento se relaciona, según la percepción de los informantes, con mayores incidentes de violencia intrafamiliar, física y psicológica.
Esta movilidad es en dos dimensiones, la una es cuando regresan para quedarse permanentemente y dedicarse al cultivo del campo, de los que tienen dónde cultivar. Y la otra es que vienen hasta encontrar un nuevo trabajo en la gran ciudad, porque esta movilidad es ocasionada porque en las ciudades se han cerrado los espacios de trabajo y la gente vuelve a la comunidad. Porque acá les da seguridad, la seguridad de vivienda, aunque sea con hacinamiento, la seguridad de trabajar, porque la tierra les permite y nos ha permitido seguir sobreviviendo en las comunidades (BL, profesora de Carchi).
En esto del covid no hay como jugarse, seguimos haciendo los confinamientos en las casas para protegernos. En el año 2020 fue así, pero ese confinamiento fue permitiendo que se aumentara la violencia intrafamiliar. Esta venía de dos ámbitos, primero porque perdías el empleo y segundo porque los dos caracteres juntos, pasar todo el día… empezaron los maltratos físicos y psicológicos hacia las mujeres (ML, profesora de Esmeraldas).
A continuación, revisamos la evolución del derecho al trabajo, medido por la tasa de desempleo, desagregada por etnia y sexo.
País | Etnia | ||||||||||||
Afro | Indígena | Mestiza y otras | Blanca | Afro | Indígena | Mestiza y otras | Blanca | ||||||
Sexo | Sexo | Sexo | Sexo | ||||||||||
Hombre | Mujer | Hombre | Mujer | Hombre | Mujer | Hombre | Mujer | ||||||
2007 | 5.0 | 7.2 | 2.2 | 5.1 | 5.7 | 5.1 | 10.8 | 1.9 | 2.6 | 3.9 | 7.0 | 5.0 | 7.0 |
2012 | 4.1 | 5.3 | 0.8 | 4.3 | 6.0 | 6.0 | 4.4 | 0.8 | 0.8 | 3.7 | 5.2 | 5.2 | 7.0 |
2017 | 4.6 | 9.1 | 1.4 | 4.7 | 6.0 | 6.4 | 13.2 | 1.3 | 1.4 | 3.7 | 6.2 | 3.5 | 9.5 |
2020 | 5.0 | 12.8 | 1.1 | 5.1 | 9.6 | 8.3 | 18.4 | 0.5 | 2.0 | 3.9 | 6.8 | 8.5 | 11.2 |
2021 | 4.1 | 9.0 | 1.4 | 4.3 | 5.0 | 8.6 | 9.5 | 1.1 | 1.6 | 3.7 | 5.3 | 3.4 | 7.2 |
Fuente: Elaboración propia con base en INEC (ENEMDU 2007, 2012, 2017, 2020, 2021).
Así, de 2007 a 2017, la tasa de desempleo nacional baja de 5 a 4.6%. Pero en el periodo 2017-2020, se eleva a 5%. Para los hombres blancos, baja de 5 a 3.5% entre 2007 y 2017, y aumenta a 8.5% para 2020. En cambio, esta tasa sube de 7.2 a 9.1% de 2007 a 2017 para los afrodescendientes, aumentando 12.8 y 18.4% la de las mujeres afrodescendientes, esto es, más del doble que para los hombres blancos, lo que muestra un impacto discriminatorio contra los afrodescendientes y más aún para las mujeres de este grupo poblacional. Si comparamos el cambio en la tasa de desempleo entre 2020 y 2021, para los hombres afros no existe un cambio estadísticamente significativo. Aunque el empleo mejora para las mujeres afro, dado que para 2021 el desempleo se redujo en 8.9 puntos, cuya diferencia es estadísticamente significativa al 99%. Todos los informantes, excepto uno, mencionan que ellos o sus familiares han perdido su empleo a causa de la pandemia.
Y a la atención de esta pandemia requiere de algunas medidas que significan aislamiento, confinamiento, limitación de la movilidad social. ¿Qué pasa con el 30% de la población que tiene un empleo informal o que gana recursos a diario para poder subsistir con su familia? Es la que se va a ver mucho más afectada […] ¿qué pasa con aquel que no tiene un sueldo a fin de mes para poderlo sustentar? Tiene que romper el aislamiento, tiene que romper la cuarentena y salir a subsistir, estar en una disyuntiva entre morir por el covid o morir de hambre (DQ, médico).
En la cuestión laboral una parte son independientes, otros se dedican a la agricultura, en cuanto el impacto no fue tan fuerte como en otras partes del país. Lo más importante es que los negros o afrodescendientes tenemos que dejar a un lado siempre victimizarnos o hacer pensar eso a la sociedad (JC, médico).
En materia de derecho a la vida y a la salud, se revisó la evolución de los años promedio de vida por etnia y sexo.
País | Etnia | |||||||||||||||
Indígena | Afro | Mestizo | Blanco/montubio/otra | Se ignora | ||||||||||||
Sexo | Sexo | Sexo | Sexo | Sexo | ||||||||||||
Hombre | Mujer | Hombre | Mujer | Hombre | Mujer | Hombre | Mujer | Hombre | Mujer | |||||||
2011 | 60.95 | 59.18 | 59.69 | 62.49 | 68.38 | 55.98 | 55.76 | 62.91 | 56.73 | 63.79 | 59.60 | 66.28 | 65,74 | 71.82 | 53.81 | 58.70 |
2012 | 61.86 | 57.77 | 57.02 | 63.01 | 68.40 | 55.47 | 54.28 | 61.32 | 54.23 | 60.70 | 59.91 | 66.94 | 65,63 | 71.98 | 53.41 | 58.11 |
2013 | 62.51 | 58.93 | 56.43 | 63.35 | 68.93 | 54.60 | 54.98 | 62.73 | 52.89 | 61.12 | 60.48 | 66.96 | 66,69 | 71.97 | 51.45 | 58.41 |
2014 | 63.24 | 59.61 | 58.31 | 64.02 | 69.81 | 50.54 | 55.54 | 63.72 | 55.75 | 61.91 | 61.03 | 67.73 | 67,34 | 73.09 | 48.44 | 53.21 |
2015 | 63.74 | 60.09 | 57.38 | 64.77 | 71.31 | 49.04 | 56.19 | 63.89 | 53.63 | 62.56 | 61.77 | 68.45 | 69.35 | 73.78 | 46.10 | 52.76 |
2016 | 63.89 | 60.11 | 58.20 | 64.85 | 71.07 | 48.34 | 56.62 | 63.33 | 54.43 | 62.97 | 62.11 | 68.19 | 68.98 | 73.72 | 45.85 | 51.42 |
2017 | 64.57 | 61.11 | 58.15 | 65.52 | 72.33 | 48.82 | 58.03 | 64.18 | 55.16 | 62.08 | 62.65 | 69.04 | 70.35 | 74.96 | 46.23 | 51.93 |
2018 | 64.55 | 61.36 | 57.39 | 65.10 | 72.69 | 55.44 | 57.98 | 64.94 | 55.21 | 60.37 | 62.13 | 68.72 | 71.08 | 74.84 | 52.14 | 59.35 |
2019 | 64.77 | 60.82 | 58.17 | 65.08 | 71.74 | 61.16 | 56.94 | 64.95 | 55.70 | 61.63 | 62.17 | 68.70 | 68.50 | 76.09 | 58.36 | 64.61 |
2020 | 67.31 | 64.42 | 60.90 | 67.54 | 72.05 | 64.90 | 61.71 | 67.68 | 58.68 | 64.04 | 65.64 | 70.25 | 70.61 | 74.26 | 63.65 | 66.97 |
2021 | 65.67 | 62.96 | 59.04 | 65.91 | 72.11 | 61.08 | 60.03 | 66.24 | 55.91 | 63.48 | 63.44 | 69.18 | 70.14 | 75.02 | 58.40 | 65.02 |
Fuente: Elaboración propia con base en INEC y Registro Civil. Defunciones (2011-2021).
Se observa que de 2011 a 2021, el último año del que hay información, se incrementa la esperanza de vida cerca de cinco años en promedio. Sin embargo, las y los afrodescendientes bajan un poco su promedio de años de vida entre 2020 y 2021. En contraste, los hombres blancos incrementan su promedio de vida. Al 2021, los afrodescendientes viven 13 años menos que la etnia blanca (59.04 vs. 72.11 años); de modo que su vida es un quinto más corta que la de los blancos. En este sentido, el informante que más claridad e información tiene sobre el asunto es el doctor David Quiñonez, que explica que la población afrodescendiente tiende a presentar problemas crónicos de salud que cuando se combinan con el covid-19 son graves.
Puede que el covid tenga menos sintomatología de manera directa, pero el que tiene comorbilidades tiene más altas probabilidades de agravarse y morir, frente al otro. […] Y cuando hablamos de patologías que son propiamente de mayor incidencia en la población afro como la hipertensión, la diabetes, los problemas de insuficiencia renal o algunos problemas óseo-esqueléticos, las personas que tienen estos problemas tienen una disposición para complicarse y agravarse (DQ, médico).
Mas, contrario a lo esperado, el promedio de años de vida en Ecuador crece en 2020 respecto a 2019, pese a que aumentaron los muertos en este mismo año. Se trata de un espejismo estadístico que se corrobora al advertirse un decremento de 1.64 años en 2021: este indicador promedia la edad de las personas que mueren en el año y en general, el covid-19 es más letal para las personas mayores y, de hecho, el 61% de los confirmados por el Ministerio de Salud Pública del Ecuador (2021) como fallecidos por esa enfermedad en 2020, tuvieron una edad mayor a los 64 años de edad. Para los afrodescendientes, su brecha con los blancos y las tasas nacionales se mantiene en tener una vida en torno al 20% más corta.
En materia del derecho a la educación, revisamos las tasas de acceso a educación general básica, bachillerato y educación superior de los años 2007, 2012, 2017, 2020 y 2021, desagregando por etnia y sexo.
La Tabla 5 muestra que, desde 2017, en educación general básica, las tasas de acceso de los afrodescendientes son muy similares a las del país. Mientras que, a nivel de país, la tasa de acceso al bachillerato se incrementa un aproximado de 20% entre 2007 y 2017. En este mismo rubro, los afrodescendientes casi duplican su tasa de asistencia al pasar de 33.3 a 61.1%, pero esta sufre una caída de 8% en 2020. En educación superior, los afrodescendientes mejoraron su acceso al ir de 17.5 a 26.8% en el periodo 2007-2017, lo que equivale a mejorar en un 53%. Sin embargo, esta tasa cae en 2020 a 17.8%, una reducción de un tercio en la frecuencia que, aunque mejora en 2021, el incremento no es estadísticamente significativo -por el tamaño reducido de la muestra subyacente para el 2021-. En contraste, y si bien los indicadores por sexo dentro de cada etnia no necesariamente son robustos en términos estadísticos por el número de casos para este indicador, entre 2017 y 2021, los hombres blancos presentan el mayor incremento en la tasa de asistencia a la educación superior. Todos los informantes identificaron dificultades para el acceso a la educación, en particular por la falta de equipamiento tecnológico en sus familias, como dispositivos y conectividad a Internet, por falta de recursos.
[…] yo quería estudiar y tampoco pude estudiar por el motivo de la pandemia, porque para estudiar uno necesita pasaje, pues para ir para allá, al colegio, a la universidad y toda la cosa… es muy difícil. Porque ahorita, como quiera, ahorita, el estudio en línea, la mayoría de estudiantes que no tienen teléfono, necesitan teléfono para poderse conectar y también para imprimir imágenes, hojas, comprar todo eso es también un recurso y eso la pandemia lo hizo muy difícil porque… bueno la gente del campo no tiene la tecnología (KG, residente de Tongorachí).
País | Etnia | |||||||||||||
Afro | Indígena | Mestiza y otras | Blanca | Afro | Indígena | Mestiza y otras | Blanca | |||||||
Sexo | Sexo | Sexo | Sexo | |||||||||||
Hombre | Mujer | Hombre | Mujer | Hombre | Mujer | Hombre | Mujer | |||||||
2007 | Tasa neta de asistencia a EGB | 91.4 | 89.6 | 89.6 | 91.8 | 89.7 | 89.4 | 89.9 | 90.8 | 88.4 | 91.4 | 92.2 | 89.8 | 89.6 |
Tasa neta de asistencia a bachillerato | 51.1 | 33.3 | 2.7 | 54.0 | 48.6 | 34.2 | 32.0 | 27.6 | 29.8 | 49.8 | 58.5 | 46.5 | 50.5 | |
Tasa bruta de educación superior | 35.8 | 17.5 | 13.5 | 38.3 | 40.0 | 12.5 | 23.5 | 13.7 | 13.3 | 35.7 | 40.9 | 43.1 | 37.0 | |
2012 | Tasa neta de asistencia a EGB | 95.6 | 95.8 | 94.3 | 95.7 | 99.0 | 94.4 | 97.5 | 94.0 | 94.5 | 95.5 | 95.9 | 98.6 | 99.3 |
Tasa neta de asistencia a bachillerato | 63.9 | 53.9 | 50.8 | 65.8 | 59.0 | 52.4 | 55.5 | 52.2 | 49.3 | 63.2 | 68.5 | 52.8 | 65.0 | |
Tasa bruta de educación superior | 40.9 | 26.3 | 15.4 | 43.0 | 54.5 | 20.7 | 31.6 | 13.3 | 17.8 | 37.2 | 49.2 | 51.5 | 57.7 | |
2017 | Tasa neta de asistencia a EGB | 96.1 | 97.1 | 95.8 | 96.1 | 90.6 | 97.8 | 96.3 | 96.1 | 95.6 | 95.7 | 96.5 | 91.8 | 89.4 |
Tasa neta de asistencia a bachillerato | 70.8 | 61.1 | 58.5 | 72.8 | 67.9 | 64.7 | 56.9 | 58.1 | 58.8 | 71.3 | 74.5 | 57.4 | 77.1 | |
Tasa bruta de educación superior | 31.2 | 26.8 | 12.4 | 33.6 | 25.7 | 21.7 | 31.9 | 15.0 | 10.1 | 31.9 | 35.2 | 22.4 | 29.4 | |
2020** | Tasa neta de asistencia a EGB | 95.5 | 95.7 | 96.7 | 95.3 | 87.2 | 95.6 | 95.8 | 96.7 | 96.8 | 95.7 | 94.9 | 86.4 | 87.5 |
Tasa neta de asistencia a bachillerato | 74.1 | 52.9 | 63.1 | 77.5 | 75.4 | 35.0 | 71.9 | 67.9 | 56.2 | 74.0 | 81.7 | 19.1 | 93.2 | |
Tasa bruta de educación superior | 34.8 | 17.8 | 13.8 | 38.8 | 61.6 | 12.2 | 24.3 | 12.7 | 15.0 | 34.6 | 43.6 | 55.0 | 80.3 | |
2021 | Tasa neta de asistencia a EGB | 94.9 | 92.1 | 95.9 | 94.9 | 96.4 | 93.9 | 89.9 | 96.5 | 95.4 | 94.4 | 95.3 | 99.7 | 90.6 |
Tasa neta de asistencia a bachillerato | 77.3 | 72.9 | 74.5 | 78.5 | 52.0 | 68.5 | 76.5 | 77.3 | 71.0 | 76.0 | 81.5 | 47.7 | 63.0 | |
Tasa bruta de educación superior | 38.5 | 23.4 | 25.7 | 40.5 | 63.3 | 15.1 | 30.8 | 20.8 | 31.3 | 35.3 | 46.0 | 66.3 | 59.6 |
Fuente: Elaboración propia con base en INEC (ENEMDU 2007, 2012, 2017, 2020, 2021).
Dos informantes profundizaban en las carencias de los servicios educativos, principalmente en los saberes pedagógicos de los docentes en el contexto de la enseñanza a distancia y en la infraestructura de las instituciones educativas:
Porque hay unos maestros que mandan ahorita las indicaciones… “Hagan como ustedes puedan”, y no explican las tareas cómo son […] los niños se han quedado, pero por motivos que no saben explicarles los padres, porque tampoco ellos saben. Yo le pongo de ejemplo por mi madre. Mi mami puede ser… ella habla, todo eso, pero no tuvo la ayuda de aprender a escribir, a leer, todas esas cosas. Y bueno, mi papi se defiende un poco pero no sabe lo que están enseñando ahora (KG, residente de Tongorachí).
No tienen la suficiente infraestructura, no tienen la suficiente dotación pedagógica, ni la dotación de profesores para poder recibir clases en situaciones óptimas que le permitan competir con el sistema general y por ello el INEVAL [Instituto Nacional de Evaluación Educativa], cuando se hizo la evaluación, nos decía que teníamos, los jóvenes afrodescendientes, una de las menores notas a nivel nacional frente a otros sectores. Y es por las condiciones en las que se desenvuelven las instituciones educativas de las comunidades afrodescendientes (DQ, médico).
En materia de acceso a TIC como indicador del derecho a la información, expresión y comunicación, al igual que medio para oportunidades de educación y trabajo, se revisaron las tasas de acceso a computadora, celular e Internet. Estas herramientas ya eran esenciales previo a la pandemia del covid-19, pero se volvieron aún más necesarias desde su impacto. Si bien la ENEMDU dejó de obtener datos de este aspecto durante la pandemia y por lo tanto no es posible observar su cambio en estos años, sí permite conocer el estado del acceso a los medios de información y comunicación en el que estaba el país y sus distintas etnias y sexos.
La Tabla 6 señala que el uso de Internet tuvo un incremento sustancial entre 2008 y 2019. Y que los afrodescendientes están por debajo de la proporción nacional de personas que acceden a teléfonos inteligentes e Internet. Todos los informantes perciben dificultades en la conectividad a la Web. Algunos mencionaron que ello es difícil en sus comunidades por la falta de servicios y por los altos costos cuando los hay, por lo que recurren a la compra de paquetes de datos a las compañías telefónicas.
Eh… del Internet […] estamos por poner acá, pero nos dijeron que después de estos meses, bueno, ojalá que se pueda poner. Y ahorita mi tío puso y ya yo misma le pago y yo puedo tomar las clases y conectarme así. […] Es el Internet nuevo que ha salido de (nombre) o algo así y casi paga sesenta dólares. No hay, la instalación es a ciento veinte, la instalada, y no tengo los recursos para tener ahorita eso (AG, estudiante de Tongorachí).
El acceso al Internet y al teléfono es muy limitado […] es un aparatico para toda la familia, hablando de un promedio de cuatro a seis personas, entonces hay una sola máquina, que es el teléfono en su mayoría, para poder comunicarse y tener acceso al Internet. ¿Cómo acceden? Es a través de la compra de datos. Entonces, recargan en el teléfono, un dólar, dos dólares… (BL, profesora de Carchi).
País | Etnia | |||||||||||||
Afro | Indígena | Mestiza y otras | Blanca | Afro | Indígena | Mestiza y otras | Blanca | |||||||
Sexo | Sexo | Sexo | Sexo | |||||||||||
Hombre | Mujer | Hombre | Mujer | Hombre | Mujer | Hombre | Mujer | |||||||
2008* | Ha usado la computadora (%) | 41.0 | 29.5 | 21.0 | 42.8 | 47.0 | 29.6 | 29.3 | 22.4 | 19.6 | 44.3 | 41.4 | 48.6 | 45.5 |
Tiene celular (%) | 37.7 | 30.6 | 17.8 | 39.3 | 43.6 | 33.2 | 27.9 | 22.4 | 13.3 | 41.8 | 36.9 | 46.0 | ||
Ha usado Internet (%) | 25.7 | 15.8 | 8.0 | 27.4 | 30.8 | 16.2 | 15.4 | 9.5 | 6.4 | 28.3 | 26.6 | 32.2 | 29.6 | |
Casos muestrales | 71.866 | 4.354 | 5.966 | 56.952 | 4.594 | 2.234 | 2.120 | 2.945 | 3.021 | 27.843 | 29.109 | 2.222 | 2.372 | |
2019** | Ha usado la computadora, desde cualquier lugar en los últimos 12 meses (%) | 41.0 | 37.4 | 34.2 | 41.8 | 42.0 | 37.3 | 37.5 | 38.2 | 30.4 | 42.8 | 40.8 | 43.9 | 40.1 |
Tiene smartphone (%) | 46.0 | 42.3 | 24.0 | 47.9 | 55.9 | 41.9 | 42.7 | 29.3 | 19.1 | 48.6 | 47.1 | 57.4 | 54.6 | |
Uso de Internet en el último año (%) | 59.2 | 55.7 | 42.8 | 60.6 | 67.1 | 54.7 | 56.6 | 48.9 | 37.0 | 61.4 | 59.8 | 68.5 | 65.7 | |
Casos muestrales | 38.124 | 1.697 | 3.228 | 32.398 | 801 | 828 | 869 | 1.580 | 1.648 | 15.887 | 16.511 | 395 | 406 |
Fuente: Elaboración propia con base en *INEC-ENEMDU e **INEC-Encuesta multipropósito 2019 (2008, 2019).
Por último, se testea la violencia contra la mujer afrodescendiente. Sin embargo, como solo se pueden usar datos de un año antes de la pandemia no es posible detectar cambios a partir de ella. Se pueden verificar las condiciones en las que se encontraban las afrodescendientes cuando llegó la pandemia.
País | Etnia | ||||||
Indígena | Afro | Montubi a | Mestiza | Otra | |||
A lo largo de la vida | De cualquier tipo (%) | 64.9 | 64.0 | 71.8 | 58.4 | 65.1 | 61.6 |
Psicológic a (%) | 56.9 | 58.8 | 65.9 | 52.8 | 56.8 | 52.9 | |
Física (%) | 35.4 | 44.4 | 41.2 | 33.9 | 34.7 | 30.8 | |
Sexual (%) | 32.7 | 19.7 | 38.4 | 26.8 | 33.5 | 39.1 | |
Patrimoni al (%) | 16.4 | 16.3 | 21.3 | 14.9 | 16.4 | 13.4 | |
Gineco- obstétrica (%) | 47.5 | 70.0 | 49.2 | 45.0 | 46.1 | 37.6 | |
Último s 12 meses | De cualquier tipo (%) | 31.6 | 26.1 | 40.8 | 29.1 | 31.9 | 29.8 |
Psicológic a (%) | 25.2 | 22.9 | 34.7 | 23.6 | 25.2 | 22.1 | |
Física (%) | 9.2 | 9.2 | 15.3 | 12.5 | 8.9 | 6.8 | |
Sexual (%) | 12.0 | 4.9 | 16.1 | 10.8 | 12.4 | 13.8 | |
Patrimoni al (%) | 6.1 | 6.2 | 11.2 | 6.0 | 6.0 | 3.5 | |
Casos muestrales | 17.211 | 2.112 | 565 | 385 | 13.698 | 451 |
Fuente: Elaboración propia con base en INEC-ENVIGMU (2019).
Se observa que Ecuador es un país con alta incidencia de violencia contra la mujer (64.9%). Pero es más alta para las afrodescendientes (71.8%). En el periodo 2018-2019, tres de cada diez mujeres sufrieron violencia a nivel nacional y para las afrodescendientes fueron cuatro de cada diez. La violencia de género fue mencionada por cinco de los ocho informantes, quienes señalan que el confinamiento y el hacinamiento han producido tensiones en las familias que originan violencia física y psicológica.
[…] también los hombres empezaron a entender, a convivir el día a día con la mujer en casa, con los hijos, con la familia, unos ya se sentían aburridos, pero otros empezaron a valorar la familia, el compartir ese momento, estar juntos, de estar hablando, de conocerse. Yo creo que hubo de los dos lados, ¿sí? Pero más esa violencia, ese hombre que no quiere estar en casa, que solo quería llegar, servirse, ya no había ese espacio, entonces él se sentía como incómodo (JN, profesora de San Lorenzo).
de manera general los indicadores de violencia se han incrementado. Y no creo que tampoco esté exento de aquello la población afrodescendiente, porque los índices de violencia doméstica, de manera general, se incrementaron durante la pandemia. Y eso tiene una explicación también que cursa por el tema del estrés social, el tema de mantenerse juntos y sin condiciones... para poder subsistir en condiciones adecuadas, entonces hay afectación de la esfera psicológica, eso altera (DQ, médico).
Conclusiones reflexivas
Como es conocido, la pandemia del covid-19 ha sacudido al mundo. Es un fenómeno que, por su magnitud y poca capacidad de control, modificó modelos sociales, costumbres y relaciones entre los grupos humanos. Lo que hasta el momento se ha evidenciado es la fragilidad de las instituciones responsables de los derechos humanos, en especial los económicos y sociales. Además de la cantidad de muertes por contagio, asombra la ausencia de sistemas de salud potentes, viviendas dignas y trabajos adecuados junto con la debilidad de políticas estatales que privilegien al ser humano antes que al capital. Esta situación ha puesto en evidencia, una vez más, las desigualdades sociales, el ahondamiento de la pobreza y una necropolítica que impone (de nuevo) el darwinismo social sobre los más vulnerables, los más pobres y los más discriminados. Entre estos grupos de ausencia de ciudadanía están los afrodescendientes.
Aún no se conoce de forma suficiente cómo el covid-19 está impactando a las poblaciones afrodescendientes en América Latina, en particular en Ecuador. Los nacientes estudios sobre el fenómeno apuntan a que la pandemia ha puesto al desnudo las profundas desigualdades: las brechas de atención y servicios para las personas más vulnerables, el déficit de garantía de derechos y la incompetencia de los modelos (neo)liberales del Estado. También han resurgido los ultranacionalismos, la xenofobia, el racismo, el neodarwinismo y el autoritarismo, pues se plantea la (anti)tesis de que la pandemia no sería más que un mecanismo de selección natural y cuaja la ideología del “sálvense quien pueda” y la “ley del más fuerte”. De ser así, las minorías étnicas, las nacionalidades y pueblos y los grupos racializados llevarían la peor parte, en tanto que son víctimas de las injusticias estructurales, de la herencia colonial y de la exclusión sistemática. Con la pandemia del covid-19, los afrodescendientes sumarían una nueva enfermedad que les amenazaría su existencia, tal como en el pasado lo fueron el virus de la influenza, la transmisión de la viruela, la epidemia del sarampión, la tuberculosis, el cólera, la malaria, el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), entre otras enfermedades que continúan afectando sus vidas (Espinosa, 2020).
Las condiciones sociales y de salud preexistentes al covid-19 que presentan los afrodescendientes se complejizan ante la ausencia de políticas públicas de “prevención, atención y reparación que existe sobre la violencia física, sexual, psicológica, patrimonial e institucional hacia las mujeres y niñas afrodescendientes, que tome en cuenta que la condición étnico-racial es un factor que pesa sobre las mujeres afrodescendientes” (UNFPA, 2020, p. 4). De acuerdo con esto, en países como Ecuador se señala que las mujeres indígenas y afrodescendientes son en la mayor proporción las víctimas de violencia, respecto a las mujeres blancas y mestizas (CEPAL, 2018).
Los afrodescendientes e indígenas, dada su condición de sujetos racializados y discriminados de forma estructural e histórica, presentan un cuadro que los pone en mayor riesgo que otros grupos sociales frente a la pandemia del covid-19. Si bien es cierto que el virus de covid-19 se da en cualquier ser humano expuesto a un contagio, en los contextos de desigualdad estructural y de alta vulnerabilidad, los efectos de la pandemia pueden ser más letales en unos grupos que en otros. Por ello, agencias como la United Nations Population Fund (UNPFA) consideran que los gobiernos, además de procurar garantizar una política de salud esperanzadora para todos, deberían redoblar esfuerzos para prevenir potenciales efectos negativos del covid-19 sobre la vida, la salud y el bienestar de los grupos históricamente racializados y vulnerabilizados. Por lo tanto, la acción de políticas públicas diferenciadas y las intervenciones gubernamentales focalizadas podrían constituirse en un mecanismo eficaz para prevenir y mitigar los efectos de la pandemia en los indígenas y afrodescendientes, en especial en sus territorios ancestrales.
En suma, de acuerdo con la CEPAL, “la preexistencia de enfermedades crónicas en la población afrodescendiente, la discriminación y desigualdad en el acceso a los servicios de salud, la falta de acceso a agua y saneamiento y a una vivienda digna, entre otros, son factores que determinan un mayor impacto de la pandemia en la salud de las poblaciones afrodescendientes y que requieren un enfoque de género y generacional” (CRPD & CEPAL, 2020, p. 2). Incluso, al interior de la misma población afrodescendiente, es necesario examinar que existen segmentos que son más propensos a sufrir la letalidad del covid-19. Por ejemplo, los adultos mayores, que a nivel general experimentan alta mortalidad por covid-19. Asimismo, la pandemia rompe los mecanismos de protección y acceso a servicios de salud sexual y reproductiva, incluyendo el acceso a métodos anticonceptivos. Las personas, por miedo al contagio, podrían optar por acudir con menos frecuencia a centros de salud para chequeos rutinarios en materia de salud sexual y reproductiva, lo que podría traducirse “en un aumento de los embarazos adolescentes, de los embarazos no deseados para las mujeres en general y de la mortalidad materna de mujeres afrodescendientes” (CRPD & CEPAL, 2020, p. 2).
Descrito el panorama anterior, a continuación, se sistematiza un conjunto de recomendaciones en materia de políticas públicas expresadas por profesores, profesoras, estudiantes, médicos y activistas afrodescendientes entrevistados, e investigadores de la Red Universitaria de Estudios y Cátedra Afrodescendiente consultados:
- Garantizar los derechos individuales y colectivos de los afrodescendientes mediante políticas públicas eficaces orientadas de forma intercultural y en modo de acciones afirmativas y reparativas.
- Actualización de procesamiento de datos e información, de toma de decisiones y del impacto de su implementación desde un enfoque intercultural y diverso efectivo.
- Garantizar el acceso a vivienda y agua potable, insumos de limpieza básicos que eviten la propagación del virus, medicamentos básicos, centros de salud en los territorios ancestrales afrodescendientes, sean urbanos o rurales.
- Garantizar el acceso a tierras fértiles y alimentos, como medidas para mitigar la pobreza, el hambre y la desnutrición.
- Impulsar una política integral de acceso a la vivienda adecuada con una visión cultural propia, evitando el hacinamiento.
- Generar una estrategia educativa que permita fortalecer el rol y sentido de comunidad, y revalorizar la solidaridad comunitaria en la apreciación de la situación y la toma de decisiones. Ello debe incluir el acceso una educación de calidad para toda la afrodescendencia hasta el nivel de bachillerato, además de fortalecer el currículo, los libros de texto y la formación docente en materia de la cultura y aportes de los afrodescendientes a la construcción de los conocimientos, el arte, la cultura y la nación. También, aumentar las acciones afirmativas y política de cuotas para el acceso de los afrodescendientes a la educación superior.
- Acceso a Internet, celular inteligente y computadora a todos los afrodescendientes para ejercer el derecho a la comunicación.
- Fortalecer las competencias de la Defensoría del Pueblo, la Policía y el sistema de justicia para combatir la discriminación de género y el racismo.
- Una renta básica universal, con un plan de aprovechamiento, que erradique la pobreza en los afrodescendientes y compense a los herederos de los antepasados despojados de su trabajo y libertad.
De los Estados racistas conquistadores se desprendieron los Estados racistas coloniales y de repúblicas independientes de las Américas. A pesar de haber llevado a cabo procesos de erradicación de la esclavitud, el racismo, la exclusión y opresión contra los afrodescendientes persisten.
Con la llegada de la pandemia covid-19 que ha afectado a todo el mundo, los afrodescendientes, y en específico las afrodescendientes, han sufrido con desproporción en su expectativa de vida, ingresos, riqueza, condiciones básicas de vida, salud, educación, comunicación y sus respectivos derechos. Los afrodescendientes han heredado ilegítimamente una condición de discriminación desde su llegada forzosa a las Américas.
La Constitución de la República (Asamblea Constituyente, 2008) establece al Ecuador como un estado plurinacional, intercultural, de derechos y justicia, que aplica reparaciones. En este marco, los afrodescendientes han realizado demandas que les permitan el ejercicio pleno de sus derechos humanos y constitucionales, lo cual expresa el deber del Estado de responder con políticas públicas que respondan efectivamente a las necesidades urgentes de los afrodescendientes contra la discriminación sistémica.