Introducción
La relación entre el diputado y su base en una elección normal es multifactorial. Lo que determina la votación de su base puede estar influido por varios fenómenos, desde la economía nacional hasta el estado de ánimo del mismo votante el día de la elección. No puede aislarse un solo factor que determine el voto.
Por otra parte, un referéndum deja al diputado frente a frente con el votante. Este último puede tener muchas motivaciones (Gráfica 1). Sin embargo, en el momento de votar, el espacio de decisión es mínimo: Sí/No (salir o quedarse).
El diputado tiene la opción de respetar o no el voto, afrontando las consecuencias. En una elección, si el diputado se compromete a llevar a cabo una demanda y no cumple, puede perder su curul. Así fue con el líder del Partido Liberal Demócrata Nick Clegg cuando no cumplió su promesa de abolir colegiaturas en la educación superior.
Si se considera que el futuro del país está en juego (decisión de una política pública), el diputado puede arriesgar su curul o aun su futuro político (puede ser repudiado por su base local “deselected” o expulsado del partido). El diputado laborista, quien está a favor de quedarse en la Unión Europea (UE), puede enfrentar a su base que se encuentra desempleada o con trabajos inseguros. Ellos quieren que el país salga de la Unión Europea (UE). El diputado conservador, preocupado por el futuro del centro financiero de Londres en el caso de que el país saliera de la UE, enfrenta a su base blandiendo la bandera nacional con feroz patriotismo.
Este artículo compara y analiza el comportamiento, aparentemente paradójico, del electorado británico y sus representantes políticos en el Referéndum de 2016 y la elección general de 2017.
Datos obtenidos de Ipsos MORI shifting ground: 8 key findings from a longitudinal study on attitudes toward immigration and Brexit [https://www.ipsos.com].
El 23 de junio de 2016 el pueblo del Reino Unido (RU) votó en un Referéndum para romper su conexión con la UE. Sin ser obligatoria la decisión del pueblo, el gobierno la aceptó. Es bien conocido que los votantes utilizan los referéndums para expresar su descontento contra el gobierno.1 Así fue con el Brexit. Había una acumulación de factores, algunos presentes desde hace tiempo, y otros inmediatos, que influyeron en esta decisión.
La inmigración y la austeridad económica
Los dos temas que dominaron la vida política del RU, antes y durante este periodo, fueron: inmigración y austeridad económica.
Primero trataremos la inmigración. Después de la Segunda Guerra Mundial, durante el largo auge económico hasta la década de 1970, había una escasez de mano de obra en el RU que fue resuelta con la llegada de emigrantes de las excolonias, en un principio jamaiquinos. Les siguieron hindúes, paquistaníes y bangladeshíes. Surgió hostilidad contra estos nuevos ciudadanos pero los dos principales partidos políticos (laboristas y conservadores) impusieron un consenso de apartar el tema de la inmigración del discurso político.2 A los industriales, partidarios conservadores, les convenía la mano de obra. Al Partido Laborista (y a los sindicatos) quizá no les pareció tan importante en una época de pleno empleo. Además, el consenso de silencio favoreció la posición ideológica en contra del racismo de los laboristas.
En los años que siguieron (1972 y la crisis de la OPEP), el consenso se volvió más problemático, aunque se mantuvo. Los aumentos salariales regulares a los sindicalizados ya no fueron tan fáciles de implementar y la existencia del Estado benefactor empezó a ser cuestionada. El gobierno de Margaret Thatcher (1979-1990), en una lucha histórica,3 rompió el poder del importante sindicato minero que había destruido al anterior gobierno conservador de Edward Heath (1970-1974).
Cuando el Partido Laborista regresó al poder (Tony Blair, 1997-2007), se modeló sobre Thatcher e introdujo la así llamada “Tercera Vía” (la social democracia aceptaba explícitamente las doctrinas del neoliberalismo).4 El partido empezó a descuidar a su base política. Esto iba a ser importante.
En 2004 el gobierno laborista de Tony Blair abrió el RU a un acceso ilimitado de ciudadanos de los ocho países de Europa Oriental que acababan de ser admitidos a la UE (este acceso incrementó el número de países en la UE a 25).5 El movimiento libre de mano de obra entre países fue un requisito para pertenecer a la UE. Sin embargo, la mayoría de los otros países habían impuesto una restricción sobre el número de inmigrantes por un periodo de siete años. Blair no impuso esta restricción. En la opinión del politólogo Glencross,6 “si Blair hubiera impuesto esta restricción, el RU estaría aún en la Unión Europea”.
La globalización y la exportación de las industrias del primer al tercer mundo se desarrollaron con rapidez. La clase obrera blanca se sintió abandonada por el Partido Laborista. Vio cómo sus trabajos desaparecieron (muy bien representada en la película Todo o nada: The Full Monty). Así encontró en los inmigrantes un chivo expiatorio, aunque otro factor importante fue el cambio tecnológico que aumentó el desempleo. Los dos partidos políticos siguieron ignorando las preocupaciones de la clase obrera. En este escenario, apareció el Partido de la Independencia del Reino Unido (United Kingdom Independence Party −UKIP) de tendencia nacionalista. Por primera vez la inmigración se volvió un asunto de primer plano. Éstos afectaban a la clase obrera y a la clase media baja. Hubo recortes al sistema nacional de salud (NHS), al apoyo para niños menores de 7 años, a la educación, a la policía y a la vivienda.7
El segundo factor de importancia fue la política de austeridad económica del Partido Conservador.8 Con el ministro de finanzas George Osborne del gobierno de David Cameron, el Partido Conservador montó una serie de recortes salvajes a las prestaciones sociales.
Tal vez el ejemplo más notorio y agresivo fue la imposición de un impuesto sobre las recámaras vacías de las viviendas sociales en donde los hijos de las familias ya se habían ido. Esto se volvió simbólico del carácter antihumanitario del gobierno conservador.9
Un tercer factor, importante pero no tomado en cuenta seriamente antes del Referéndum, constituyó el punto sensible donde inmigración y austeridad convergen: la desigualdad. Hay grandes diferencias económicas, sociales y culturales (que tienen una fuerte relación con la geografía) en el RU.10 Londres y algunas de las ciudades más grandes del interior votaron para quedarse en Europa. Ciudades menos grandes en el centro y norte de la isla (cuyas industrias están casi muertas o se han mudado), o como áreas agroculturales en depresión, que votaron en favor del Brexit. El sur próspero de Inglaterra votó para quedarse. El norte, que se percibió abandonado, votó para salir. Esta división ha existido desde la política de desindustrialización de Margaret Thatcher a partir de la década de 1980.11
Toda esta situación está acentuada por la concentración evidente de prosperidad en Londres, en la economía, la educación y la cultura.12 La aparente indiferencia de los políticos de todos los partidos a la situación económica del país (la austeridad de Osborne y Cameron, la Tercera vía de Blair), aumentó el resentimiento popular. El escándalo de corrupción en el parlamento (algunos diputados que reclamaron aumento de gastos que no les correspondían) confirmó las sospechas de áreas rurales y urbanas provincianas.13
Existe una bien fundamentada percepción en algunas áreas del RU de las que Londres ha perdido interés.14 Cuando Escocia tuvo su Referéndum sobre sí o no quedarse en el RU, un grupo de políticos norteños de Inglaterra se unieron para pedir a los escoceses que, en el caso de que obtuvieran independencia de Inglaterra, otros lugares del norte de Inglaterra también serían incluidos en el trato. Esto no terminó como una seria propuesta. Fue más bien una señal de advertencia para el gobierno de Londres.
El referéndum
Análisis del patrón de la votación. De los cuatro países que constituyen el RU, Escocia (67%) e Irlanda del Norte (63%) votaron por quedarse en la UE, Gales (53%) e Inglaterra (53%) respaldaron la salida. En la población, generalmente, quienes querían permanecer en la UE fueron: los jóvenes, la gente que presentó mayor grado de estudio, los que tenían empleo y los que tenían características étnicas diferentes. Las personas que quisieron salir de la UE fueron: las de mayor edad, las personas con menor grado de estudios y las personas sin seguridad económica (Cuadro 1).
Grupos | Tipo de votación | Porcentaje |
---|---|---|
Edades | 18-24 votaron por quedarse | 73 |
60 y + votaron por salir | 63 | |
Empleo | Empleados de tiempo completo o parcial votaron para quedarse | 53 |
Sin empleo y pensionadas votaron para salir | 64 | |
Educación | Con licenciatura por quedarse | 57 |
Con maestría y + por quedarse | 65 | |
Con secundaria y - por salir | 56 | |
Étnicas | Blancos por salir | 53 |
Con ascendencia africana por quedarse | 73 | |
Musulmanes por quedarse | 70 |
Fuente: Lord Ashcroft, The UK has voted to leave the European Union. On referendum, “How the United Kingdom voted on Thursday... and why”, 24 de junio de 2016, Europe Referendums [https://lordashcroftpolls.com/2016/.../how-the-united-kingdom-v... ].
Análisis de Ipsos Mori (Cuadro 2): según el grupo de edad, las clases medias tenían más probabilidades de votar para quedarse y las clases trabajadoras más probabilidades de votar para irse, y dentro de cada clase los jóvenes tenían más probabilidades de votar para quedarse, y las personas mayores más probabilidades de votar para salir.
Votación | |||||||||||
Porcentaje quedar | Porcentaje salir | Porcentaje quedar | Porcentaje salir | ||||||||
Total Reino Unido | 48 | 52 | 18 -34/ clase social | ||||||||
Sexo | AB | 71 | 29 | ||||||||
Hombre | 45 | 55 | C1 | 71 | 29 | ||||||
Mujer | 51 | 49 | C2 | 54 | 46 | ||||||
Edad | DE | 56 | 44 | ||||||||
18-24 | 75 | 25 | 35-54 /clase social | ||||||||
25-34 | 60 | 40 | AB | 61 | 39 | ||||||
35-44 | 55 | 45 | C1 | 53 | 47 | ||||||
45-54 | 44 | 56 | C2 | 35 | 65 | ||||||
55-64 | 39 | 61 | DE | 36 | 64 | ||||||
65-74 | 34 | 66 | 55+ /clase social | ||||||||
75+ | 37 | 63 | AB | 48 | 52 | ||||||
Hombre/edad | C1 | 37 | 63 | ||||||||
18-34 | 64 | 36 | C2 | 32 | 68 | ||||||
35-54 | 44 | 56 | DE | 30 | 70 | ||||||
55+ | 35 | 65 | Grupo étnico | ||||||||
Mujer/edad | Blanco | 46 | 54 | ||||||||
18-34 | 67 | 33 | Otras etnias | 69 | 31 | ||||||
35-54 | 55 | 45 | Tipo de trabajo | ||||||||
55+ | 39 | 61 | Tiempo completo | 53 | 47 | ||||||
Clase social | Tiempo parcial | 53 | 47 | ||||||||
AB | 59 | 41 | Desempleado | 40 | 60 | ||||||
C1 | 52 | 48 | Atendiendo casa | 36 | 64 | ||||||
C2 | 38 | 62 | Estudiante | 80 | 20 | ||||||
DE | 36 | 54 | Jubilado | 36 | 64 | ||||||
Hombre/clase social | Otro | 39 | 61 | ||||||||
AB | 54 | 46 | Casa | ||||||||
C1 | 51 | 49 | Propietario | 42 | 58 | ||||||
C2 | 35 | 65 | Hipotecada | 54 | 46 | ||||||
DE | 36 | 64 | Vivienda social | 37 | 63 | ||||||
Mujer/clase social | Renta privada | 56 | 44 | ||||||||
AB | 65 | 35 | Sector de trabajo | ||||||||
C1 | 54 | 46 | Sector público | 56 | 44 | ||||||
C2 | 41 | 59 | Privado | 52 | 48 | ||||||
DE | 37 | 63 | Elección General 2015 Voto | ||||||||
Nivel de Educación | Conservadores | 41 | 59 | ||||||||
Sin calificación | 30 | 70 | Laboristas | 64 | 36 | ||||||
Otra calificación | 44 | 56 | Liberal Demócratas | 69 | 31 | ||||||
Grado | 68 | 32 | UKIP | 1 | 99 | ||||||
No voto | 42 | 58 |
En cambio, según el género, se encontró que entre la clase social de mejores ingresos y entre 35 y 54 años, las mujeres tenían once puntos más que los hombres de votar para quedarse, igual los trabajadores (tiempo completo o parcial, sector público o sector privado), estudiantes, titulares de hipotecas y arrendatarios. A diferencia de los que son propietarios de su casa, los inquilinos de viviendas sociales y los jubilados, quienes votaron por salir.
Elección General de 2017
El 18 de abril de 2017 la primera ministra (PM) Theresa May llamó a una elección general para el 8 de junio del mismo año.15 En esta sección se analiza el trasfondo de esta decisión inesperada y sus consecuencias. ¿Por qué inesperada? Estrictamente, no había necesidad de tener una elección hasta mayo de 2020. Una mayoría de 17 diputados es chica, pero normalmente es adecuada para gobernar en el sistema británico, en donde la disciplina partidaria es fuerte. Tal vez May quiso fortalecerse también contra los miembros, potencialmente revoltosos, de su propio partido que aún no aceptaban salir de la Unión Europea.
Antes de la elección general, el 4 de mayo de 2017, hubo elecciones locales (municipios y ciudades) en el Reino Unido.16 El Partido Conservador logró grandes triunfos, obtuvo un mayor número de diputados locales. El Partido Laborista sufrió grandes pérdidas, especialmente en áreas geográficas tradicionalmente laboristas.
Para la siguiente elección general, esto fue aparentemente un mal augurio para los laboristas. UKIP también sufrió grandes pérdidas. Probablemente fue la víctima de su propio éxito (la votación de salir de Europa le robó su razón de existir). Los votantes conservadores, que habían votado por los planteamientos de UKIP, regresaron al Partido Conservador. Estos resultados parecían darle confianza de Theresa May en su apuesta por llamar a una elección general. En la incertidumbre, ocurrieron dos atentados terroristas durante la campaña electoral. Uno en la sala de conciertos Arena de Manchester, el 22 de mayo, donde hubo 22 muertos. El segundo el 4 de junio, sobre el puente de Londres, donde hubo ocho muertos y 48 heridos. Normalmente, estos eventos hubiesen fortalecido al gobierno vigente. No fue así. May centró su reacción en una política de cooperación global para enfrentar la ideología islamista. Por otro lado, Corbyn, con más efecto, criticó fuertemente los recortes económicos que el gobierno había hecho a la policía.17
Los sondeos dieron una ventaja de más de 20 puntos al Partido Conservador sobre el Partido Laborista de Jeremy Corbyn. Además, los laboristas estuvieron inmersos en una guerra civil ideológica, que en aquel momento amenazaba destruir su partido. Las negociaciones para la salida del RU de la UE estaban a punto de iniciar.
La primera ministra May (aunque tenía una mayoría en la Cámara de los Comunes) observaba un país (junto con los dos principales partidos políticos) dividido amargamente sobre el Brexit. Parecía sentir que tenía una oportunidad de fortalecer su posición de negociar (ganando más curules) frente a Bruselas. El Reino Unido tiene un gobierno parlamentario conformado por 650 diputados de la Cámara de los Comunes. Cada uno representa un distrito geográfico. Esto quiere decir que la elección en cada curul es individual. El líder del partido que obtiene la mayoría de los curules se vuelve primer ministro. Los partidos minoritarios (verdes, liberal demócratas, UKIP) sufren de una desventaja.
Como cada curul está decidido individualmente por mayoría (first past the post) y los votos de los partidos en segundo y tercer lugar se pierden (no se acumulan), es muy difícil que tengan muchos diputados (no hay plurinominales).18 En algún momento, UKIP reunió dos millones de votos pero tuvo sólo un curul. Frente a esta situación, un nuevo factor entra en la ecuación política: el voto útil.
El voto útil
Por la forma del sistema político británico, como se comprenderá, una operación de voto útil es muy difícil de implementar. El voto útil (tactical voting) no es algo desconocido en elecciones británicas pero, por la manera en que la votación de cada curul está decidida individualmente, ha sido poco efectiva en el pasado. En la elección de 2017, se utilizó en gran escala por primera vez. Para que tenga éxito, es necesaria una organización grande, para poder cubrir un número considerable de curules marginales (donde el diputado propietario tiene una cantidad de votos sólo un poco mayor que el segundo candidato). Este tipo de organización implica considerable financiamiento. La derecha (UKIP y los conservadores) siempre pueden encontrar grandes benefactores. La izquierda y los movimientos que quieren promover una causa particular (ej. los verdes) siempre tienen dificultades financieras.
Sin embargo, en 2017 fue la primera vez que el crowdfunding (donaciones por internet) fue llevado acabo sistemáticamente en una elección británica. El ejemplo ya se había dado con la campaña exitosa de Gina Miller19 para bloquear el intento político de Theresa May para sacar al RU de la UE sin haber consultado el parlamento británico (Gina Miller es inmigrante, altamente educada, experta en la historia del RU, además de muy solvente).
El crowdfunding transformó la base financiera de los grupos (remainers) que planteaban quedarse (remain) en la UE. Algunos de estos grupos son More United (más unido) y Open Britain (Reino Unido abierto), quienes propusieron una apelación a la Corte Suprema de Inglaterra pidiendole decidir si Theresa May tenía la autoridad para implementar esta política. La Corte Suprema decidió que la primera ministra no podía hacerlo. Este proceso fue muy caro y sólo pudo haber sido financiado de esta manera por una alianza progresista para promover el voto útil y así excluir al Partido Conservador del gobierno. Por otro lado, Gina Miller20 propuso concentrar las fuerzas (dinero y propaganda) sobre curules marginales (vulnerables) del Partido Conservador.
El Partido Verde y el Partido Nacionalista de Escocia ofrecieron colaborar con el Partido Laborista y los Liberal Demócratas.21Éstos quitarían a sus candidatos de curules, donde los otros dos partidos tuviesen la posibilidad de ganar (y así no dividir la votación progresista). A pesar de que el jefe de los demócratas liberales no aceptaba esta estrategia de colaboración, cuando llegó la elección, la base de los Liberales Demócratas y, sobre todo, los del Partido Verde, tomaron la decisión de no postular candidatos en curules marginales. Así, el Partido Laborista ganó más curules. Por otra parte, la derecha, UKIP, no puso candidatos en curules cuyos diputados fueron conservadores que favorecían salir de la Unión Europea.
En resumen, se puede ver que el referéndum (teóricamente sobre salir o no de la UE), en realidad fue un rechazo a las política económicas de austeridad del Partido Conservador. El Partido Laborista, que originalmente (en 2015) no se benefició del rechazo que sufrió la política conservadora, de austeridad, porque estaba visiblemente en caos (sobre el nuevo liderazgo del partido y su política sobre la UE), cosechó curules en 2017.
La elección de 2017 (en teoría para elegir un gobierno que llevaría a cabo la voluntad del pueblo de salir de la UE) de hecho se transformó en un intento de muchas fuerzas que representaban el interés de quedarse en la UE y revertir la decisión del referéndum.
Los partidos y sus líderes
David Cameron
Los líderes de los dos partidos principales de RU en el momento del Brexit habían sido nombrados en circunstancias poco usuales. David Cameron, líder del Partido Conservador y primer ministro, fue quien propuso el referéndum sobre el Brexit en un intento de nulificar al grupo dentro de su propio partido, que durante años había demandado que RU saliera de la UE. Dimitió cuando se conoció el resultado. Siguió una competencia salvaje cuando las principales figuras en favor del Brexit pelearon entre sí para el puesto de primer ministro.22
Fue una campaña tan sucia que destruyó la confianza de los diputados del Partido Conservador en sus líderes. Finalmente, Theresa May fue escogida como candidata, por la imposibilidad de ponerse de acuerdo en algún otro (de hecho, ella había estado en favor de quedar en la Unión Europea pero, de manera oportuna, cambió su posición).
Jeremy Corbyn
El Partido Laborista llegó al Referéndum por una ruta compleja. La elección de 2015 había sido un desastre para el partido (perdieron 26 curules y se quedaron 99 atrás de los conservadores). Su líder en ese momento, Ed Milliband, renunció en mayo del mismo año. Corbyn, el nuevo líder, fue el beneficiario inesperado de un cambio en la manera como se escoge al líder. Antes, el líder había sido electo por los diputados. Sin embargo, se tomó la decisión de abrir la posibilidad de votar a todos los miembros del partido en el país. Tres candidatos fueron propuestos. Corbyn fue incluido sólo como una figura simbólica para representar el ala izquierda del partido. Nadie esperaba que ganara. Él ganó.
La base del partido en el país demostró estar a la izquierda del partido parlamentario. El resultado fue una guerra civil ideológica entre los diputados (radicalmente en contra de Corbyn) y la base del partido en el país.
El Partido Laborista nunca ha podido ganar una elección general con un líder claramente de izquierda. Necesitaba moverse como partido siempre rumbo al centro, para recoger suficientes votos para formar un gobierno. La guerra que se inició estuvo entre los diputados (centristas al estilo del Tony Blair) y la base del partido en el país (a la izquierda de los diputados) que apoyaban a Corbyn. Mientras tanto ocurría el Referéndum.
Corbyn, como gran parte de la izquierda del partido, estuvo a favor del Brexit, no por razones nacionalistas, sino porque podía ver los efectos negativos de la globalización en la clase obrera. Los diputados, en cambio, eran liberales urbanos en favor de quedarse en la UE. Cuando se conoció el resultado del referéndum, Corbyn fue mucho más impopular que nunca con sus diputados.23 A pesar de varios intentos de quitarle el liderazgo, Corbyn retuvo la confianza de la base del partido. De hecho, su bien conocida opinión a favor de Brexit dio al partido la posibilidad de construir una coalición improbable de los votantes en la elección general de 2017. Votaron por el Partido Laborista los que favorecían el Brexit (confiando en Corbyn)24 pero también los votantes que querían quedar en la UE (que confiaban en los diputados laboristas). Para la elección de 2017, el Partido Liberal Democrático se comprometió fuertemente para quedarse en la UE.25 Sin embargo, la política no fue suficiente para salvarse de la ira de los votantes. Obtuvieron solamente 12 curules. Este partido había estado en un gobierno de coalición con los conservadores después de 2015 y, como resultado de esta presión de la derecha, había abandonado todas las políticas sociales que le caracterizaban. En particular, su promesa de abolir el pago de colegiaturas en la educación superior. Sus líderes habían perdido el apoyo de su propia base.
Los programas de los partidos
Las plataformas de los diferentes partidos políticos reflejaron varios factores. Tuvieron que asegurar el apoyo de sus bases políticas tradicionales y atraer suficientes votos de gente indecisa o de los que no votarían por ellos normalmente. En adición, tenían que reaccionar a las condiciones cambiantes de la campaña; durante la cual, el electorado había aceptado como válida una serie de promesas, altamente improbables de cumplir (de parte de UKIP) sobre los beneficios que obtendría el país al separarse de la UE.26 Estas promesas iban a ser clave en el resultado del referéndum. Los conservadores y los miembros de UKIP entraron a la contienda con mucha confianza. May, que adoptó para los conservadores la principal política de UKIP (Brexit), pensaba que así podría recuperar a sus votantes tradicionales. Además, May también adoptó una serie de políticas más típicas del partido laborista.
Ella prometió poner una limitación sobre el precio de la venta de energía eléctrica.27 Esta promesa había formado parte de la plataforma del Partido Laborista en la elección de 2015. Su importancia, en un país donde el invierno dura por lo menos seis meses y los menos privilegiados tienen que pagar precios astronómicos para su electricidad, no debe ser subestimada (fueron los mismos conservadores quienes privatizaron la producción de electricidad que resultó en precios tan altos). Ironía de ironías, May dijo explícitamente que el Partido Laborista había abandonado su base electoral en la clase obrera (un comentario que tuvo algo de verdad bajo el gobierno de Blair). Ella, en cambio, propuso un nuevo programa de construcción de vivienda social. El problema de adquirir un lugar para vivir es notorio en el Reino Unido y afecta tanto a la clase media como a la clase obrera. Además, propuso incrementar los recursos para la salud mental y educación. Propuso subvenciones para combustible en invierno y mejoramientos en las pensiones del Estado. Más atrevida (o desesperada) a todo, se comprometió a apoyar los derechos de los obreros. Esta oferta de Theresa May fue particularmente extraordinaria. Lo que impulsa el grupo de los conservadores más obstinados en sacar el RU de la UE es precisamente que consideran la protección social europea desmedida.
Entre las políticas que ofreció para atraer a la clase media fue la reintroducción de los “grammar schools”: escuelas públicas altamente selectivas que favorecen a los niños de la clase media que no tiene el dinero para enviarlos a las escuelas privadas. Evidentemente, Brexit fue la política más importante para May y ella parecía aferrarse más a ella (“Brexit significa Brexit”) porque, como se ha mencionado, ella es una remainer arrepentida.
Durante el curso de la campaña, el Partido Conservador había lentamente perdido en los sondeos la ventaja de 20 puntos sobre el Partido Laborista que tuvo cuando May decidió llamar a la elección.28 Sin embargo, un momento clave de crisis llegó cuando la primer ministra propuso reformas al sistema de cuidado social (social care). Propuso que las personas de la tercera edad debían contribuir más al costo de su cuidado.29 Los pensionados (“el voto gris”) son una de las bases del voto del Partido Conservador. Inmediatamente, había una protesta masiva. Los periódicos, incluyendo los que la apoyaron, lo llamaban “un impuesto sobre la demencia”, porque mucho del costo del cuidado social consiste en proporcionar ayuda domiciliaria a los muy viejos que ya no pueden cuidarse por sí mismos. May fue obligada a revertir su postura con una consecuente pérdida de prestigio a su imagen (que el Partido Conservador había construido con cuidado) de “mujer fuerte y estable”.
El Partido Laborista, tal vez por convicción ideológica, tal vez porque estaba al inicio de la campaña muy debajo de los conservadores en los sondeos, optó por una plataforma que significaba un gran giro a la izquierda.30 Propusieron la renacionalización de la generación y redistribución de la electricidad, de los ferrocarriles, del correo y de la distribución del agua. La primera política respondía a una opinión (compartida aún por May): que las compañías eléctricas tenían ganancias excesivas.
La segunda fue popular con todo un público cansado de trenes sobrellenados, tarifas muy altas y un servicio en deterioro constante (estas son sólo las políticas más sobresalientes de gobiernos laboristas que no se habían atrevido a proponer en otros momentos por miedo de perder a los votantes del centro). Además, el partido se comprometió a una política que anteriormente el Partido Liberal había enarbolado, pero subsecuentemente no llevado a cabo: la abolición del cobro de colegiaturas en la educación superior. Retrospectivamente, esto fue una política clave. Un gran número de jóvenes que no votaron en el referéndum, en esta elección sí votaron por el Partido Laborista. En adición, propusieron más dinero para el cuidado de los niños (una política tradicional laborista que los conservadores habían abolido), un aumento de financiamiento para la policía y una extensión de los derechos sindicales de los obreros.
Lo que habían reconocido los líderes del Partido Laborista fue que la votación en el referéndum reflejaba en gran medida el rechazo de las políticas de austeridad económica del Partido Conservador, que habían eliminado muchas prestaciones sociales.31 Sobre el Brexit, el enfoque del Partido Laborista fue más suave que el de los conservadores. Enfatizaba la importancia de mantener trabajos para los ingleses como una prioridad y por lo tanto las industrias que los empleaban. Tal posición parecía más cuerda frente a la cerrazón de algunos miembros del Partido Conservador (incluyendo la misma May), que podían contemplar salir de la UE sin llegar a un acuerdo con Bruselas. El asunto más delicado fue la inmigración. La clase obrera está fuertemente en contra del movimiento libre de la mano de obra.32 En una palabra, inmigración. Aquí el Partido Laborista tiene que caminar con pies de plomo porque las opiniones de su base son diferentes de su representación parlamentaria. La política oficial del partido afirmaba que el movimiento libre demandado por Bruselas tendría que terminar. Sin embargo, por otra parte, dejó indefinido exactamente cuándo y cómo. Los jerarcas del partido saben que la UE nunca va a aceptar una limitación en el movimiento de mano de obra libre.
En la elección, el Partido Laborista se benefició de esta calculada ambigüedad. Quedó satisfecha la clase obrera (en favor del Brexit) con el compromiso de limitar inmigración. Por otra parte, a quienes estaban a favor de quedarse en la UE les gustó la indefinición de los jefes del partido. Ambos grupos votaron por el Partido Laborista en la elección (Cuadro 3).
Edad | Una transferencia de votos al Partido Laborista de menores de 44 años: de 25 a 34 era el grupo más alto. (NB. Momentum). | A diferencia: un giro de los de 55 y + a los conservadores |
Clase social | La clase media regresó a votar por los laboristas (porque parecía estar en favor de quedarse en la Unión Europea). | La clase obrera votó por los conservadores (porque están en favor de reducir el número de inmigrantes) |
Educación | Votantes con licenciatura, los laboristas tienen una ventaja de votos de 15 puntos. Votantes con nivel de preparatoria, los conservadores tienen una ventaja de 7 puntos. | Sin ninguna calificación los con-servadores tienen una ventaja de votos de 17 puntos. |
Votos en favor del Brexit por partido | Conservadores 65% Laboristas 54% | Total 17 410 742 (51.9%) Salir 16 141 241 (48.1%) Quedarse |
Fuente: Lord Ashcroft, The UK has voted to leave the European Union. On referendum, “How the United Kingdom voted on Thursday... and why”, 24 de junio de 2016, Europe Referendums [https://lordashcroftpolls.com/2016/.../ how-the-united-kingdom-v... ].
El Partido Nacional Escocés (SNP)33 propuso un programa muy grande de inversión pública que le hizo un compañero natural al Partido Laborista en la lucha contra la austeridad económica de los conservadores. De hecho, su lideresa, Nicola Sturgeon, propuso lo que fue en efecto una alianza con los laboristas para después de la elección. Los conservadores intentaron usar esta potencial alianza progresista para espantar a los votantes centristas.
Los demócratas liberales (LDP) también tuvieron una serie de políticas progresistas: más dinero para educación, legalización de cannabis y permisos para los padres varones que escogen participar en el cuidado de sus niños, entre otras. Sin embargo, el problema de este partido fue que, habiendo sido parte de un gobierno de coalición con los conservadores, abandonaron todo el programa progresista que había sido su plataforma en la elección.
El Partido de la Independencia del Reino Unido34 propuso políticas típicas de la extrema derecha: prohibir “la burka”, reducir la inmigración a cero, etcétera. Intentó volverse respetable con algunas políticas más racionales. Por ejemplo, exámenes físicos para niñas musulmanas en alto riesgo de la mutilación genital. Sin embargo, con el éxito de su campaña a favor del Brexit, había perdido su razón de ser. Era realmente un partido de una sola política: salir de la UE. Sus votantes regresaron a votar por los dos partidos tradicionales.
El fenómeno momentum35
La liga entre la operación del voto útil y la extraordinaria recuperación del Partido Laborista en la elección de 2017 (20 puntos atrás de los conservadores a casi la victoria) fue el movimiento “Momentum”. Se pude decir que es el fenómeno político más interesante que ha surgido en años recientes.
Fue iniciado por Jon Lansman en 2015, después del desastre laborista en la elección general. Esta organización ayudó a Jeremy Corbyn para volverse líder del partido y después para retener el puesto. El partido fue muy dividido sobre la presencia de Corbyn como líder y, como resultado, muchos de sus miembros desconfiaban de Momentum. Tuvieron miedo de que la visión de izquierda dominara el partido. Éste necesitaba atraer a los votantes centristas para ganar la elección general.
Los diputados laboristas cambiaron sus actitudes negativas con la eficacia del movimiento en la campaña de la elección de 2016. Momentum se había preparado para la elección con mucho cuidado.36 La clave de su éxito fue el uso de los medios como Facebook, Twitter y WhatsApp. Su mejor arma dentro de estos medios fue un sitio llamado “My Nearest Marginal” (como hemos mencionado, la palabra “Marginal” en la política inglesa significa “curul cuyo diputado tiene una mayoría chica y es vulnerable en una elección”).
Momentum identificaba curules del partido conservador cercanos a sus casas (cada seguidor enviaba su código postal a la organización) en donde una intensa actividad de política podría ayudar a un candidato del Partido Laborista a tomar el curul. Este sitio alcanzó 100 mil votantes y resultó con 10 mil voluntarios visitando 1.2 millones de casas. La organización proporcionaba entrenamiento para los voluntarios, que incluía información sobre asuntos relevantes del área geográfica particular. Se organizó un sistema para compartir coches (car pools). Se organizaron eventos públicos locales como ferias en áreas donde existía un curul vulnerable. Pidieron un compromiso firmado de cada voluntario de Momentum para facilitar el acceso a votar para votantes laboristas.
Un grupo de organizadores de la campaña de Bernie Sanders vino al RU. Instituyeron sesiones de entrenamiento para un grupo eje de voluntarios. Sugirieron textear en lugar de enviar correos electrónicos. Casi 100% de los textos fueron abiertos, con una tasa de respuesta de 40%. A través de WhatsApp se contactó a 400 mil personas. Hicieron videos para internet. El más famoso y reenviado “¿Papá por qué me odias?”, es una conversación entre un padre que votó por Theresa May y su hija en el año 2030 con un clímax devastador. Otro exitoso fue “¿Con cuántas de las políticas de Jeremy Corbyn estás realmente en desacuerdo?”. Retrasmitieron artículos de otros medios en favor del Partido Laborista.
El resultado de toda esta actividad es muy conocido. Transformaron un déficit de 20 puntos para el Partido Laborista en lo que fue casi una victoria. Sin embargo, May tenía una mayoría tan chica que iba a tener mucha dificultad en gobernar.37
Fundamental en el movimiento Momentum fue la participación de jóvenes, especialmente estudiantes, que normalmente son indiferentes a la política partidaria. Se lanzaron en un gran movimiento autogestivo contra la hostilidad y escepticismo del mismo Partido Laborista. Había un sentimiento entre éstos, después del Referéndum, de que sus mayores les habían robado su futuro (Cuadro 4 y Gráfica 2), quienes van a vivir con esta decisión más tiempo son jóvenes.
Edad | Edad promedio | Quedar | Salir | Esperanza de vida | Promedio de años que van a vivir con la decisión |
18-24 | 21 | 64% | 24% | 90 | 69 |
25-49 | 37 | 45% | 39% | 89 | 52 |
50-54 | 57 | 35% | 49% | 88 | 31 |
65+ | 73 | 33% | 58% | 89 | 16 |
Datos de la encuesta de YouGov, 1 652 entrevistados, 17 a 19 de junio de 2016. Los que tienen que vivir más tiempo con el resultado del referéndum y quisieron quedarse en la Unión Europea.
Ben Tarnoff38 escribió en The Guardian:
[... ] las redes sociales son indispensables: brindan un espacio para incubar nuevos tipos de pensamiento político y nuevas formas de identidad política, que serían inadmisibles en canales más establecidos [...] Cada movimiento necesita una placa de Petri para desarrollar el contagio específico con el que espera infectar al cuerpo político. La Reforma tenía la imprenta. La Revolución francesa tenía la cafetería. La nueva izquierda de hoy tiene Twitter y Facebook.
Conclusiones
Las tendencias entre los dos procesos democráticos
El Partido Laborista recogió los votos de los jóvenes en el Referéndum y en la elección de 2017. El Partido Conservador hizo lo mismo con los mayores.
En 2017 la clase media se va a los laboristas gracias a la ambigüedad del partido sobre su posición frente al Brexit. La clase obrera abandona a UKIP y vota por los conservadores porque están claramente a favor del Brexit.
Los laboristas ganan los votos de los más educados y más estables económicamente por su falta de definición frente a quedarse o no en la UE. Los conservadores ganan los votos de los menos educados y los que tienen menos expectativas económicas.
A partir de estos tres procesos, el Partido Laborista, desde una posición de alta división interna, se transformó en el partido de los que quieren permanecer en la UE (esto se logra por el movimiento Momentum). Por otro lado, el Partido Conservador cayó bajo la dirección de su ala nacionalista a expensas de la fracción que apoya al Centro Financiero de Londres. Se transformó en el partido de los que quieren salir de la Unión Europea.
Características de los votantes. Votaron para quedarse: las clases medias, los jóvenes, las mujeres económicamente activas, los que tienen empleo; estudiantes, gente con hipotecas. Votaron por salir: adultos mayores, propietarios de casa, jubilados, la clase obrera y quienes rentan vivienda social.39
En general
Identidad puede ser un concepto subjetivo, pero quizá es más fácil percibir cuando hay un proceso de cambio. Un ejemplo: ya no es seguro que la clase obrera se identifique con el partido que históricamente representaba la izquierda. ¿Podrá ser ésta una situación temporal? Es importante hacer la pregunta porque: 1) la ortodoxia a partir de Thatcher plantea que las capas superiores de la clase obrera se identifican como clase media y 2) las fábricas donde la clase obrera de primer mundo laboraba han emigrado. Es interesante que el manifiesto del Partido Laborista para la elección de 2017 (Anexo) propuso un Programa radical de tipo social. ¿Corbyn puede recuperar la posición ideológica y la base obrera tradicional del Partido? Después de los años de Blair y la Tercera Vía, ¿podrá el partido tener nuevamente una clara identidad? Es un riesgo que puede alejar a los centristas. El resultado se podrá ver en la próxima elección.
Por otra parte, el Partido Conservador, empujado igual que los laboristas con los vientos de la globalización (encontrándose más cómodos), ha olvidado que para algunos de sus afiliados las fronteras (tan incómodas para el comercio) y las banderas (usadas para jugar la carta patriótica) son elementos proteccionistas y nacionalistas. Trump, LePen y Brexit son el resultado de esta desmemoria.
En el RU después de 1945 había un consenso político basado en la existencia del Estado benefactor. Actualmente los conservadores siguen el desmantelamiento del Sistema Nacional de la Salud (NHS). En su momento, Margaret Thatcher rompió el poder de los sindicatos y hundió la industria manufacturera. Ella pensaba que la isla podía vivir del Centro Financiero de Londres. La NHS junto con los sindicatos, la BBC y las Universidades Públicas le dieron una presencia democrática profunda. Proporcionaron un ambiente e identidad a la visión propia del país. En este momento el consenso de la posguerra (¿identidad?) se transforma. Es difícil predecir la dirección que tomará.
Finalmente se tiene que mencionar el éxito extraordinario de Momentum. Tal vez, a través de los medios alternativos, una ola de organización autogestiva puede surgir. Occupy Wall Street, los indignados en España y Melanchon en Francia pueden ser señales de una nueva transición a sociedades menos desiguales.