La fauna de corales zooxantelados del Pacífico Oriental tropical está constituida por 42 especies pertenecientes a seis géneros y cinco familias (Reyes-Bonilla, 2002). La región abarca desde México hasta Ecuador, incluyendo varias islas oceánicas, y es considerada como una de las más pobres en lo que respecta a corales arrecifales, ya que las condiciones locales para su establecimiento y desarrollo no son muy adecuadas (Veron, 2000). El Pacífico Oriental se caracteriza por presentar una angosta plataforma continental, grandes extensiones de playas arenosas, desembocaduras de ríos, temperatura relativamente baja cuando se compara con zonas arrecifales del Pacífico Central y Occidental, y altas concentraciones de nutrientes y de clorofila en la columna de agua (Glynn & Ault, 2000).
La distribución de las especies coralinas del Pacífico Oriental está bien caracterizada (Glynn et al., 2017), pero estudios de campo cada vez más precisos conducidos en la región arrojan nuevos registros geo gráficos de los taxa, los cuales son poco conocidos hasta el momento en que se llevan a cabo revisiones para conjuntarlos. Uno de los cora les en esta situación es Pocillopora inflata Glynn, 1999 (Fig. 1), coral originalmente registrado para las Islas Galápagos, Ecuador, el norte de Costa Rica, y Oaxaca, México, pero cuyo rango de distribución ha sido ampliado posteriormente hacia otras zonas del Pacífico de México (López-Pérez et al., 2012). El coral P. inflata es poco común, y dada su rareza y distribución limitada ha sido calificado como en estado “Vul nerable” en la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN, 2015; Chiriboga et al., 2008; Polidoro et al., 2012). El objetivo de la presente nota fue el de recopilar los registros de P. inflata para México, aportar nuevas observaciones que extienden su ámbito de distribución y modifican los mapas de presencia de la especie en la Lista Roja, y comentar algunos aspectos sobre su identificación en el campo.
El primer registro de P. inflata para México se hizo como parte de la descripción original de la especie, a partir de ejemplares recolectados en el arrecife La Entrega (Huatulco, Oaxaca), localizado en el sur del Pacífico mexicano (Glynn 1999). Posteriormente, Veron (2000) muestra un mapa que abarca desde las Islas Galápagos y América Central, hasta la costa de Oaxaca, y Reyes-Bonilla (2002) indicó que la especie reside en México; sin embargo, ninguno de los dos autores detalló las zonas precisas de su presencia en el país. López-Pérez & Hernández-Balles teros (2004) encontraron este coral en San Agustín (Huatulco, Oaxaca), y Reyes-Bonilla et al. (2005) compilaron una base de datos en formato electrónico donde además de incluir los datos sobre la distribución de P. inflata disponibles hasta 2004 en México, anotaron 20 nuevos registros georreferenciados de ejemplares para el estado de Oaxaca y, para Gue rrero (Zihuatanejo) y Colima (Manzanillo). López-Pérez & López-García (2008) mencionan de nuevo al coral para Huatulco (sin aportar datos geográficos precisos), mientras que Reyes-Bonilla et al. (2009) indican la presencia de P. inflata en Guerrero, Oaxaca y Colima. Desafortuna damente en estas últimas publicaciones los autores no proporcionan datos georreferenciados, sino que incluyen la presencia de la especie dentro de grandes regiones o localidades. Durante la presente década, López-Pérez et al. (2012) observaron a P. inflata en dos arrecifes de la costa de Guerrero (Caleta de Chon y Playa Manzanillo, cerca de Zihua tanejo), mientras que Bastida-Zavala et al. (2013) vuelven a mencionar la presencia de P. inflata en el estado de Oaxaca y Rodríguez-Villalobos et al. (2014) anotaron la presencia del taxón en tres zonas: Huatulco, Manzanillo (bahías La Boquita y Carrizales, en Colima) e Isla Isabel, en Nayarit. La totalidad de las observaciones precisas de P. inflata en México se muestran en la Figura 2; muchos de estos registros han sido validados por agencias internacionales incluyendo Corals of the World (Veron et al. 2017), Ocean Biogeographic Information System (OBIS, 2015), y Global Biodiversity Information Facility (GBIF, 2015).
Con relación al Golfo de California, compilaciones de Reyes-Bonilla & López-Pérez (2009) y Reyes-Bonilla et al. (2009), así como la base de datos Macrofauna Golfo Invertebrate Data Base (Brusca & Hendrickx 2008) no mencionan la presencia de la especie; Rodríguez-Villalobos et al. (2014), por su parte, anotan su presencia en Isla Isabel, Nayarit; mientras que Aguilar-Medrano & Calderón-Aguilera (2016) la reportan en Cabo Pulmo, Baja California Sur, con una cobertura menor al 1% del fondo. Posteriormente, Paz-García et al. (2015a) y los autores de la presente nota observaron ejemplares de P. inflata en cuatro localidades de la Bahía de La Paz, Baja California Sur (Isla Gaviotas, Punta Galeras, Punta Diablo y San Gabriel, Fig. 2). Esas colonias han sido vistas desde 2010 a 2015 por lo que podrían representar una población permanente. Adicionalmente, durante un monitoreo realizado en Mayo y Junio de 2015 no se encontró al coral P. inflata al norte de la Bahía de La Paz o en las islas del Parque de Bahía de Loreto, lo que indicaría que su límite norte de distribución se encuentra aproximadamente a los 24.4206°N y -110.3530° W (Bahía San Gabriel, Golfo de California).
Con base en los registros bibliográficos y observaciones recientes en el Golfo de California, se puede depurar notablemente el mapa de distribución de P. inflata presentado en la Lista Roja (UICN, 2015) (Fig. 2). El área putativa de distribución en México de P. inflata para tal agen cia, fue presentada de forma disjunta por Chiriboga et al. (2008) con una parte en Oaxaca y Guerrero y otra separada dentro del Golfo de California. Con base en los registros recientes, es posible que la distri bución del taxón en el occidente de México sea mucho más continua, como lo muestran los puntos marcados en la Figura 2. Por otra parte, el mapa de UICN señala partes de la costa suroeste de la Península de Baja California y de la costa oriental del Golfo de California (el norte de Sinaloa y sur de Sonora) con presencia de este coral, pero a partir de los datos mostrados en la presente publicación puede afirmarse que tal información es errónea, sobre todo porque el área marcada en la costa oriental del golfo consiste, básicamente, de esteros, lagunas y mangla res, y por consiguiente no es apta para la colonización y desarrollo de corales constructores de arrecife (Reyes Bonilla & López-Pérez, 2009). Los autores de la ficha de la Lista Roja (Chiriboga et al., 2008) no repor tan las fuentes de la información, sin embargo la falta de registros en bibliografía y en bases de datos biogeográficas, así como la fisiografía de esas localidades, pone en duda la presencia de P. inflata en la parte oeste de la península de Baja California, en el margen continental del Golfo de California, y en sitios al norte de la Bahía de La Paz. Por último, los nuevos registros en Guerrero, Colima y Nayarit contradicen la ob servación de Glynn (1999) quien indica que la especie solo se presenta en zonas con presencia de surgencias.
Para finalizar, es importante hacer una anotación de orden taxo nómico. En la actualidad existe debate sobre la validez de muchas es pecies del género Pocillopora en el Pacífico Oriental, debido a que la forma de las ramificaciones y colonias de estos corales puede estar influenciada por las condiciones circundantes de velocidad y dirección de las corrientes, y la penetración de la luz, creando un traslape de las características diagnósticas de los distintos taxa (Paz-García et al., 2015a). En el caso que nos ocupa, observaciones de corales marcados en la Bahía de La Paz (Isla Gaviota) revelaron que en un intervalo de 20 meses, el 23% (N = 35) de las colonias de Pocillopora damicornis (Linnaeus, 1758) cambiaron su morfología hacia una análoga a la de P. inflata y luego recobraron la original (Paz-García et al., 2015b). Estas variaciones coincidieron con un aumento en la velocidad de la corriente y en la turbidez, condiciones causadas por un periodo de alta incidencia de tormentas en la zona de estudio. Así, se abre la posibilidad que algu nos registros de P. inflata en costas mexicanas puedan ser erróneos y tratarse de ejemplares de P. damicornis que están respondiendo a cam bios en las condiciones ambientales. Esta observación no implica un problema de identidad taxonómica (la separación genética de ambas especies ha sido claramente demostrada; Combosch et al., 2008), sin embargo, no es extrapolable a otras regiones del Pacífico Oriental don de no se presentan estos eventos meteorológicos (Galápagos, Panamá o Costa Rica). Lo anterior permite hacer un llamado de atención para que en México se haga una labor de confirmación de los registros y las identificaciones realizadas, y que a futuro la identificación en campo de la especie se haga apegada lo más posible a los caracteres diagnós ticos del coralite sugeridos por Glynn (1999) y Veron (2000) para los ejemplares de América Central y las Galápagos, y no solo por la forma general de las ramificaciones. Particularmente se sugiere observar la presencia de una columella conspicua, estiliforme o fascicular, pocas verrugas (menos de 2 por cm2) y el hecho que los septos están ausen tes, o bien presentan poco desarrollo.
Como conclusión, y con base en datos originales y en la literatura disponible, este trabajo confirma que el coral P. inflata se encuentra distribuido en el Pacífico Mexicano, desde el sur del Golfo de California hasta Oaxaca. Además, los resultados llaman a la modificación de los mapas de distribución de este taxón puestos a disposición por agen cias internacionales como UICN. Por su parte, la aparición en México de morfotipos de P damicornis que se asemejan a los de P. inflata, pero que parecen ser resultado de los efectos de la corriente, hacen importante recomendar que se haga una revisión de los materiales y registros disponibles para esta especie, y que registros futuros de P. inflata sean basados en caracteres diagnósticos de la especie a nivel coralite, y no solo en su forma colonial general.