INTRODUCCIÓN
Los manglares juegan un importante papel en las economías costeras tropicales y subtropicales, aportando a las poblaciones humanas bienes y servicios (Aburto-Oropeza et al., 2008; Rodríguez-Zúñiga et al., 2013; Costanza et al., 2014). En el sistema lagunar Bahía Magdalena-Almejas, en la costa occidental del estado de Baja California Sur (Fig. 1), los manglares aportan al desarrollo de importantes pesquerías de pequeña escala de peces, moluscos y crustáceos, generando hasta 76% de la captura del estado (Ramírez-Rodríguez y Ojeda-Ruíz, 2012). Además, contribuyen en la producción total de la materia orgánica depositada en los sedimentos y en la producción de follaje, y propician la reducción de corrientes que favorece la acumulación de sedimentos y la protección a las poblaciones humanas contra huracanes (Chávez-Rosales, 2006; López-Medellín et al., 2011).
En Bahía Magdalena-Almejas, aunque predomina el clima seco semicálido con lluvias en invierno, la temperatura es el factor climático más relevante en la distribución de los manglares peninsulares que se ubican en el límite norte del Pacífico oriental. Los bosques de manglar, conformados por mangle rojo (Rhizophora mangle), negro (Avicenia germinans) y blanco (Laguncularia racemosa), constituyen un hábitat de refugio y alimentación para diversas comunidades de vertebrados e invertebrados marinos de origen tropical, pero como la región de Bahía Magdalena-Almejas es una zona de transición al sur de la corriente de California (Valderrama-Landeros et al., 2017), la presencia de especies templadas de moluscos y crustáceos no es infrecuente.
Las pesquerías de moluscos y crustáceos son fundamentales para la economía de las comunidades pesqueras de Bahía Magdalena-Almejas, especialmente en Puerto Adolfo López Mateos, Puerto San Carlos y Puerto Chale, donde habitan los pescadores y se tienen establecidas plantas procesadoras. La pesquería del camarón tiene mayor importancia socioeconómica, seguida de la almeja catarina. En la región también destacan la pesca ribereña de escama (peces) y la industrial de sardina (Ramírez-Rodríguez y Ojeda-Ruíz, 2012).
Entre los invertebrados de importancia comercial sobresalen ocho bivalvos, tres gasterópodos y cuatro crustáceos asociados a manglares (Tabla 1) (Hernández-Valenzuela, 1996; Vélez-Barajas y Fajardo-León, 1996; Félix-Pico, 2006; Félix-Pico et al., 2009; Ojeda-Ruíz de la Peña y Ramírez-Rodríguez, 2014; Ruiz-Verdugo et al., 2016).
Nombre común | Familia | Nombre científico |
Bivalvos | ||
Pata de mula
Almeja roñosa o chirla Almeja chocolata Callo de hacha larga Callo de hacha chino Almeja catarina |
Arcidae
Veneridae Veneridae Pinnidae Pinnidae Pectinidae |
Anadara tuberculosa
Chione californiensis Megapitaria squalida Pinna rugosa Atrina maura Argopecten ventricosus |
Gasterópodos | ||
Caracol chino negro | Muricidae | Hexaplex nigritus |
Caracol chino rosa | Muricidae | Phyllonotus erythrostomus |
Crustáceos | ||
Camarón azul | Penaeidae | Penaeus stylirostris |
Camarón café | Penaeidae | Penaeus californiensis |
Jaiba verde | Portunidae | Callinectes bellicosus |
Elaboración propia con listado corregido con datos de de WoRMS Editorial Board (2024).
De acuerdo con varios autores, las capturas de moluscos y crustáceos en Bahía Magdalena-Almejas han presentado amplias variaciones debido a la pesca intensiva, lo que ha llevado al cierre de la pesca de los callos de hacha, la almeja catarina y la almeja chocolata (García-Borbón et al., 1996; Félix-Pico, 2006; Amezcua-Castro et al., 2015; Jiménez-Quiroz et al., 2021). Sin embargo, no se pueden descartar posibles efectos de variables ambientales en los procesos biológicos de las especies aprovechadas (Cervantes-Duarte y García-Romero, 2007; Jiménez-Quiroz et al., 2021). Como apuntan Velázquez-Salazar et al. (2021), ante el crecimiento de la actividad pesquera, acuícola y turística, es necesario efectuar su seguimiento para aportar información a planes de desarrollo, conservación y manejo en el marco del aprovechamiento sustentable y el cambio climático. En este trabajo se considera que las capturas de moluscos y crustáceos asociadas a zonas de manglar en el complejo lagunar Bahía Magdalena-Almejas son afectadas de forma diferencial por la presencia de El Niño-La Niña.
OBJETIVOS
Determinar las tendencias históricas de las capturas de moluscos y crustáceos en las áreas de manglar del complejo lagunar Bahía Magdalena-Almejas, Baja California Sur, y analizar su relación con factores ambientales.
MATERIALES Y MÉTODOS
Se analizaron los datos sobre producción de moluscos y crustáceos, en el sistema Bahía Magdalena-Almejas, registrados en avisos de arribo de embarcaciones menores y facilitados por la Dirección de Planeación de la Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca (Conapesca). Los datos se revisaron construyendo filtros para identificar valores extremos y corregir errores de digitalización cuando era posible; de lo contrario, el dato fue eliminado. Para el caso de los moluscos y los crustáceos se dispuso de datos de 1992 hasta 2021.
Los datos de captura se agruparon considerando las especies asociadas a manglares (Tabla 1). Cuando no fue posible diferenciar por especie, los grupos se formaron según el nombre comercial general (callos de hacha, caracoles, camarones, jaibas). Para cada grupo se analizaron las tendencias de captura desembarcada por año.
Con el fin de establecer posibles relaciones entre las tendencias de producción de los grupos de especies y las condiciones ambientales, se consideraron los periodos de presencia del fenómeno El Niño-Oscilación del Sur (ENSO), que presenta periodos con condiciones cálidas y frías en el ecosistema, El Niño y La Niña respectivamente, definidos de acuerdo con los reportes de la National Oceanic and Atmospheric Administration [NOAA] (s/f a). No se dispuso de datos sobre precipitación y temperatura en la región, pero se reconoce que estas variables están relacionadas con la presencia de El Niño-La Niña [NOAA] (s/f b). Los valores de temperatura superficial del mar (1993-2020) fueron derivadas de imágenes de satélite a través de la información de Copernicus Marine Service (2022).
Dada la disponibilidad y calidad de datos sobre captura de las diferentes especies, se aplicó un análisis formal de correlación cruzada entre las series de tiempo de temperatura superficial del mar y la producción pesquera analizada. Los promedios anuales para el área de estudio fueron realizados en el lenguaje de programación R (R Core Team, 2023). Ambas series (temperatura superficial del mar y captura de moluscos y crustáceos) se sometieron a un suavizamiento con un promedio móvil de orden tres y se aplicó un análisis de correlación cruzada, este proceso se realizó utilizando el software StatSoft, Inc. STATISTICA versión 10 (StatSoft, 2011).
RESULTADOS
Durante el periodo analizado, la tendencia de producción de moluscos incrementó, pero presentó variaciones temporales asociadas con la contribución de los diferentes grupos de especies. Destacó el predominio de la almeja catarina en periodos relacionados con la presencia de La Niña y su ausencia o escasa participación durante los periodos de El Niño (Fig. 2). La producción promedio anual de moluscos fue de 1336 t. Solo se incluyeron las especies registradas en los sitios de captura en las cercanías de los manglares; el resto no se contabilizó, los registros incluidos representan 79% de la captura total del sistema lagunar Bahía Magdalena-Almejas.
Elaboración propia con el software para gráficos Grapher Ver. 10.3.825 y base de datos de la Dirección de Planeación de la Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca.
La mayor diversidad se registró en Bahía Magdalena (la zona central del sistema lagunar). El grupo mejor representado en la rizosfera fue la almeja pata de mula. En las planicies areno-fangosas, destacaron la almeja roñosa, la almeja chocolata y los callos de hacha. En los canales y pastizales, en la epifauna, la almeja catarina presentó registros superiores a 3000 t en algunos años. Por su producción promedio anual, destacaron los callos de hacha con 530 t y la pata de mula con 386 t. Para la clase Gastropoda, sobresalió la captura de caracol chino en fondos blandos.
La captura de la almeja pata de mula, con su hábitat restringido al bosque de manglar, en 1997 fue de 928 t, pero en 2002 solamente se registraron 120 t. Los pescadores informaron sobre alternancia de áreas de pesca conforme el abatimiento de los bancos y su recuperación en el tiempo, pero no se han realizado estudios formales. Las evidencias sugieren una disminución en la densidad del recurso relacionada con la pesca (Félix-Pico et al., 2009; Ramírez-Rodríguez et al., 2011), ya que los niveles de captura altos y bajos se dieron durante periodos de El Niño y La Niña (Fig. 3).
Elaboración propia con el software para gráficos Grapher Ver. 10.3.825 y base de datos de la Dirección de Planeación de la Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca.
La captura de la almeja roñosa en los primeros años fluctuó entre 33 t y 477 t. A partir de 2009 la tendencia fue ascendente, alcanzando 853 t en 2012 y buena producción hasta 2015. La relación de altas capturas con la presencia de La Niña coincidió en los primeros cuatro periodos; sin embargo, durante El Niño 2015-2017 se registró el último pico y desde entonces la captura fue disminuyendo (Fig. 4).
Elaboración propia con el software para gráficos Grapher Ver. 10.3.825 y base de datos de la Dirección de Planeación de la Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca.
La captura de almeja chocolata de 1999 a 2002 y de 2012 a 2014 fluctuó alrededor de 400 t/año, coincidiendo con periodos intermedios entre El Niño y La Niña; por otro lado, los mínimos se registraron con periodos El Niño y desde 2015 la tendencia es a disminuir (Fig. 5). En 2018 y 2019 la pesquería se cerró buscando recuperar los bancos y para 2020 y 2021 se registraron poco más de 200 t/año.
Elaboración propia con el software para gráficos Grapher Ver. 10.3.825 y base de datos de la Dirección de Planeación de la Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca.
Con referencia a los callos de hacha, los registros de captura iniciaron en 2002 y han presentado fluctuaciones anuales entre 200 t y 877 t; los valores bajos aparentemente se relacionan con la presencia de La Niña y a partir de 2014 la tendencia es a disminuir (Fig. 5).
La almeja catarina juvenil habita en bajos areno-fangosos y canales asociados con el manglar y al crecer se mueve a zonas más profundas en las bahías. Su captura presentó periodos de altas y bajas de diferente duración, con picos por arriba de 1000 t/año durante periodos de La Niña (Fig. 6). En los años de baja producción, llegó a no registrarse captura. En 2014, la pesquería colapso y se cerró, pero en 2018 reapareció el recurso y se registraron 3163 t; en 2021 disminuyó a 2500 t.
Elaboración propia con el software para gráficos Grapher Ver. 10.3.825 y base de datos de la Dirección de Planeación de la Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca.
La pesca de caracol chino se realiza en los márgenes de los manglares y en bajos areno-fangosos de esteros y bahías. Es una pesquería con amplias fluctuaciones en la captura, con picos por arriba de las 80 t/año en los periodos de 1996-1998, 2007-2008 y 2015-2018. En periodos intermedios de El Niño-La Niña no hubo capturas o fueron muy bajas, pero no se observa una relación clara con la presencia de esos fenómenos (Fig. 7).
Elaboración propia con el software para gráficos Grapher Ver. 10.3.825 y base de datos de la Dirección de Planeación de la Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca.
La pesca de camarón en la fase juvenil se realiza en esteros y la de adultos en bahías. La captura de 2010 a 2021 fluctuó alrededor de 1200 t/año, con los valores altos durante periodos de La Niña y bajas durante El Niño (Fig. 8).
Elaboración propia con el software para gráficos Grapher Ver. 10.3.825 y base de datos de la Dirección de Planeación de la Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca.
La captura de la jaiba verde de 2010 a 2020 se mantuvo relativamente estable, alrededor de 362 t/año, pero en los últimos la tendencia es a incrementarse; no se observó una relación con la presencia de El Niño o La Niña (Fig. 8).
Para ambas series históricas originales de temperatura superficial del mar y de captura total de moluscos y crustáceos, se estimó un coeficiente de correlación de r =0.44 significativa con un desfase de ocho años. Al aplicar el suavizamiento con un promedio móvil de orden tres, la correlación fue significativa (r = 0.64) con un desfasamiento de ocho años (Fig. 9).
DISCUSIÓN
Los resultados muestran que, como en otras regiones pesqueras (Ojeda-Ruíz de la Peña y Ramírez-Rodríguez, 2014; Arce-Acosta et al., 2018; Mendoza-Portillo et al., 2020), la variabilidad en la captura puede relacionarse con efectos del ambiente, pero poco se entiende sobre la dinámica de las flotas asociadas no solo a la disponibilidad de los recursos, sino también a los precios de los productos y las interacciones entre pesquerías de pequeña escala (incluyendo las no consideradas en este trabajo, por ejemplo, de langosta, abulón, peces, tiburones y rayas), escala industrial (sardina) o pesca deportiva. Además de las posibles interacciones con proyectos de acuacultura y ecoturismo.
Los cambios en las tendencias de la captura pudieran indicar variaciones en la disponibilidad de los recursos, sin embargo, ello supone que el esfuerzo de pesca y la susceptibilidad de captura de los recursos se mantienen relativamente constantes en el periodo analizado. Esto es poco probable dada la condición de negocio de la pesca y las variables que lo afectan, incluidas las ambientales y las reglas de manejo (Ovando et al., 2022). Sin embargo, las tendencias de las capturas a mediano y largo plazo sugieren la estabilidad o no de las pesquerías, lo que permite identificar cambios positivos de menos a más para la almeja roñosa y negativos para la almeja pata de mula, la almeja chocolata y los callos de hacha. En la pesca de jaiba, el comportamiento de la captura fue más o menos estable de 2010 a 2021; para el caso del camarón, únicamente hasta 2016.
En el caso de la pesca de las especies analizadas, el papel de los manglares parece estar más relacionado con el soporte a su desarrollo en hábitats como canales, bancos intertidales de arena, lagunas costeras y áreas marinas adyacentes. Esto lo reporta Flores-Verdugo et al. (2014) para lagunas costeras en los estados de Sinaloa y Nayarit. Por otra parte, la extensión de las áreas de manglar se relaciona con los niveles de captura (Carrasquilla-Henao y Juanes, 2017).
La disminución de la cobertura del manglar es una preocupación para las comunidades costeras; se relaciona con la pérdida de servicios ecosistémicos que incluyen la crianza y alimentación de especies comerciales, protección de las costas y de sus viviendas (Bautista-González et al., 2016). Así, es difícil diferenciar y cuantificar los posibles efectos en la disponibilidad de recursos por causa de la pesca o de modificaciones en los manglares, las condiciones del hábitat y su impacto en procesos biológicos como reproducción, alimentación, crecimiento, movilidad y reclutamiento. En Bahía Magdalena-Almejas, para 1990, se estimó una cobertura de 18 705 ha y en 2005 de 17 057 ha (Acosta-Velázquez y Ruiz-Luna, 2007; Ruiz-Luna et al., 2008); en torno a la disminución, se argumenta el uso de diferentes métodos de medición, los efectos de actividades humanas y factores ambientales (Cota-Lucero et al., 2016). Sin embargo, las tendencias en la producción pesquera analizada no parecen relacionarse con los cambios en las estimaciones de cobertura de los manglares.
Las tendencias de la temperatura superficial del mar muestran variaciones cíclicas, relacionadas con la presencia e intensidad del fenómeno El Niño-La Niña y sus efectos en las comunidades, que se vinculan con la disponibilidad de alimento y la supervivencia de los estados larvarios (reclutamiento) de diversas especies (Jiménez-Quiroz et al., 2021).
Los resultados de las series históricas de las capturas de moluscos y crustáceos con relación a las temperaturas superficiales del mar mostraron tendencias positivas y negativas en el periodo de estudio; para algunas especies las altas temperatura fueron favorables, mientras que otras fueron afectadas con la disminución de sus poblaciones. El análisis de correlación fue significativo, con un desfasamiento de ocho años, pero no facilita la predicción de la producción en un futuro cercano.
CONCLUSIONES
Los resultados permiten plantear la existencia de relaciones en los niveles de captura de especies comerciales de moluscos y crustáceos en Bahía Magdalena-Almejas, con variaciones en las condiciones ambientales que prevalecen durante los periodos de El Niño y La Niña. Así, el estudio aporta al planteamiento de cambios por el cambio climático, pero no a dilucidar sobre las interacciones entre el estado de los manglares y la disponibilidad de las especies comerciales. Además, resulta evidente la necesidad de disponer de datos sobre la dinámica de las flotas (esfuerzo de pesca, captura, costos de operación, precios de los productos por temporada y área de pesca), así como en torno a los procesos biológicos de las especies en diferentes estadios de desarrollo y el efecto de variables ambientales.