Introducción
La humanidad ha dependido diferencialmente de la diversidad vegetal y animal para satisfacer sus necesidades básicas (Yazdanshenas et al., 2016). En relación a la salud, en el medio rural y en parte del medio urbano las poblaciones de escasos recursos económicos y limitada disponibilidad de servicios básicos médicos recurren a las plantas medicinales para tratar, aliviar y prevenir sus padecimientos (Hurtado-Rico et al., 2006); (Magaña-Alejandro et al., 2010); (Gheno-Heredia et al., 2011) (Nwachukwu C.U., 2010). Las plantas medicinales brindan servicios de salud y forman parte del acervo cultural de la humanidad (Pascual-Casamayor et al., 2014), incluso en zonas altamente industrializadas, ya que dichas plantas han sido pilares importantes de la cultura y la socialización humana como lo comentan (Owuor et al., 2005) y (Okello et al., 2010). Por ejemplo, en México (Taddei-Bringas et al., 1999) encuestaron a 60 médicos de la Unidad Médica Familiar (UMF) No.37 de la ciudad de Hermosillo Sonora, sobre la aceptación y uso de herbolaria en medicina familiar y encontraron que las principales razones por el cual ellos aceptan a la herbolaria son por su efectividad (45%), por ser tratamientos alternativos (24%) y por ser de uso popular (18%). Actualmente las plantas medicinales forman parte del intercambio cultural integradas como elementos de los huertos familiares donde se conservan y reproducen (Mariaca-Méndez, 2012); (Escobar-Hernández et al., 2016); y siguen siendo usadas por poblaciones urbanas y rurales encontrándose disponibles en mercados locales y tradicionales de México, como lo reporta (Villanueva-Solis et al., 2020). De esta forma sigue el proceso de aculturación, considerado éste como el cambio cultural y psicológico posterior al contacto intercultural (Berry, 2003), en función de la utilidad que el ser humano les da a las especies vegetales.
La medicina a base de plantas ha tenido relevancia con enfermedades que se van desarrollando en el tiempo como la diabetes y el cáncer (Kigen et al., 2013). También se han documentado plantas medicinales que ayudan a enfrentar las afecciones respiratorias como: tos, gripe, catarro, anginas y acumulación de flemas (Sotero-García et al., 2016); (Juárez-Pérez & Cabrera-Luna, 2019); (Gallegos-Zurita et al., 2021), síntomas que en la actualidad están relacionadas con la pandemia SARS-CoV-2 denominada como COVID-19 por la Organización Mundial de la Salud, (WHO, 2021, por sus siglas en inglés). Al respecto, existe un proceso de vinculación de las prácticas de la medicina tradicional indígena con la introducción de nuevas formas de atención a la salud con la medicina occidental, tal como lo comenta (Jorand, 2008), (Prieto-González et al., 2004) y confirma (Jorge-Montalvo et al., 2020) al usar extractos etanólicos y metanólicos de jenjibre (Zingiber officinale Rosc.).
Dada la importancia cultural y para la salud humana, en el estado de Chiapas se han realizado abundantes investigaciones relacionadas con las plantas medicinales, sin embargo, han estado enfocadas principalmente a las etnias Chol, Mam, Tojolabal, Tzotzil, Tzeltal, Lacandón y Zoque (Nigh, 2001); (Orantes-García et al., 2018); (Pozo-Gómez, 2020); y poco se ha documentado sobre el conocimiento del uso de la flora medicinal en las etnias Mochó y Kakchikel.
La etnia Mochó habita en el Municipio de Motozintla de Mendoza, ciudad fundada en 1620 que formó parte del departamento de Guatemala con cabecera en la ciudad de Cuilco de la actual República de Guatemala; y desde 1894 pasó a formar parte del territorio mexicano, (García-Zúñiga & Ríos-Mendoza, 2006). La etnia Kakchikel, que habita Mazapa de Madero y otros municipios Chiapanecos y del estado de Campeche, en México compartía territorio con un área que comprende los departamentos de Totonicapan, Sololá y Chimaltenango, casi todo el de Sacatepéquez y sectores de El Quiché, Quetzaltenango, Suchitepéquez y Baja Verapaz de Guatemala. Su presencia histórica más conocida se registra en el llamado Memorial de Sololá: Anales de los Cakchiqueles, una genealogía de sus héroes. Guerrearon contra los españoles entre 1524 y 1530, en concreto contra Pedro de Alvarado, quien intentó fundar la ciudad de Santiago de Guatemala. Desde finales de la década de 1970 sufrieron el genocidio perpetrado por el Ejército guatemalteco (no menos de 30 000 masacrados), lo que les obligó a exiliarse en Chiapas, México (SIC-México, 2019). A partir de 1894 los Kakchikeles fueron divididos con el establecimiento de los límites fronterizos entre México y Guatemala; y junto con los Mochó, por políticas federales y educativas de castellanización y de integración forzada a la nación impulsadas por los gobiernos posrevolucionarios influyeron en que durante varias décadas un importante sector de la población fronteriza chiapaneca negara sus identidades étnicas y reivindicara exclusivamente sus identidades campesinas (Hernández-Castillo, 2008) y (Ruiz-Lagier, 2018). Al respecto, (Trigueros-Vázquez, 2013) documenta que se prohibió hablar lenguas indígenas, limitando la transmisión del conocimiento en la lengua materna sobre el uso, manejo y conservación de las plantas medicinales, entre otros aspectos culturales; a pesar de que poseen un acervo etnomedicinal digno de documentarse y valorar para bien de la sociedad.
Ambas etnias conviven con la población no-indígena en el desarrollo de sus actividades cotidianas, conservando su propia identidad cultural: religiosa, económica, venta de productos derivados de sus agroecosistemas o colectados de sus ecosistemas, como: alimentos, condimentos, ornamentales, leña y uso de plantas medicinales. Estas aseveraciones coinciden con (Giddens, 2000) que menciona: “cada cultura es diferente de acuerdo a las pautas de comportamiento y que puede resultar extraña por sus actividades cotidianas”.
De estas etnias poco se habla o escribe, pero son poseedores y generadores de conocimiento herbolario que, con el paso del tiempo se ha ido perdiendo de generación en generación, lo que pone de manifiesto la pérdida gradual de conocimientos que poseen las abuelas, abuelos, padres, madres, tíos, tías o vecinos, entre otros actores de cada etnia. Además, influyen también en esa pérdida de información, aspectos ambientales como el uso excesivo de agroquímicos, migración y edad avanzada de los poseedores del conocimiento. Es por ello, que es imprescindible documentar los conocimientos que los Kakchikeles y Mochó han generado sobre el uso, conservación y manejo de las plantas medicinales, como parte de su legado y aportación a la Farmacopea Mexicana, para que estén al servicio de las presentes y futuras generaciones. Por lo anterior, el objetivo de este trabajo fue determinar el Valor Cultural que las etnias Kakchikel y Mochó dan a su flora medicinal.
Materiales y métodos
Área de estudio
La investigación se realizó en el sureste de la Sierra Madre de Chiapas, en la Región XI denominada Sierra Mariscal (Gobierno del estado de Chiapas, 2014), en municipios colindantes de Motozintla de Mendoza (cuya cabecera municipal se ubica a 1,300 m.s.n.m.) y Mazapa de Madero, (su cabecera municipal se ubica a una altura de 1,100 m.s.n.m.), lugares donde habitan las etnias Mocho y Kakchikel, además de la etnia Mam, considerados como grupos Mayenses (Fig. 1). Los suelos del municipio de Motozintla son del tipo Andosol, Acrisol, Regosol, Litosol y Feozem. El clima es variable que va desde templado húmedo en las partes altas y semicálido húmedo, cálido húmedo y subhúmedo, todos con abundantes lluvias en verano. La temperatura anual se encuentra en el rango de 14-24oC. Hay una precipitación total anual de 1000 a más de 3000 mm. Tipos de vegetación: bosques de pino-encino, de pino, de encino, selva mediana subperennifolia, selva baja caducifolia y pastizal inducido. La actividad económica principal es la agricultura de temporal y el comercio (CONABIO, 2022). Los suelos de Mazapa de Madero se encuentran en terrenos paleozoicos con un relieve accidentado, el tipo de tierra predominante son de Regosol y el uso principal es pastizal con bosque. Los climas son del tipo cálido subhúmedo, semihúmedo y semicálido húmedo. En la cabecera municipal la temperatura media anual es de 22 °C con una precipitación pluvial de 800 milímetros anuales (Gobierno Municipal Mazapa de Madero, 2015).
Con respecto a la población, en el año 2012, INEGI reporta para el municipio de Motozintla de Mendoza una población total de 69 119 habitantes de los cuales 2 841corresponden a la etnia Mochó; y para el municipio de Mazapa de Madero una población de 7 793 habitantes de los cuales 843 son Kakchikel; y para el año 2021 en esos municipios, el Gobierno del Estado, reporta 979 y 246 hablantes de alguna lengua materna sin mencionar a que etnia pertenecen (Gobierno del Estado de Chiapas, 2021). Situación que da importancia a la presente investigación de documentar de viva voz la información sobre uso de la flora medicinal de estás dos etnias que no son mencionadas en la publicación oficial comentada.
Poco se habla de la cultura Mochó y Kakchikel, aunque en la actualidad lo más conocido es la festividad del Santo Patrón “San Francisco de Asís”, tradición de mayor arraigo de la etnia Mochó, cuyas actividades en cada año comienzan a partir del 20 de agosto y es el cuatro de octubre la principal celebración en donde comparten su bebida tradicional: Puzunque. De acuerdo a las tradiciones relatadas por el Sr. Roberto Matías Briceño (Parlamentista), Prof. Víctor Manuel Juárez Jiménez (Consejo Consultivo), Sra. Esperanza Matías Briceño (Coordinadora de cocina), Sra. María Luisa Méndez Echeverría (Coordinadora de mesa), y Sra. Ysabel Reyna Matías Echeverría (Prioste) quienes han sido las autoridades principales y representan a la etnia Mochó, dicen ellos “que San Francisco de Asís llegó para quedarse en la etnia Mochó para estar con ellos”.
Metodología
El método esencial utilizado para esta investigación fue mixto (cualitativo y cuantitativo) tomando como técnica de colecta de información: entrevistas dirigidas, aplicación de un cuestionario y observación participativa (DeWalt & DeWalt, 2002); (Kawulich, 2005), fortalecido con el aprendizaje vicario (Moctezuma-Pérez, 2017); para conocer a ambas etnias en cuanto a organización, estructura social, escolaridad, importancia que dan a las plantas medicinales obtenidas de su agroecosistema, patio, orillas de camino y del ecosistema (bosque de pino-encino y selva baja caducifolia); además estas técnicas son confiables y valiosas para documentar el uso de las plantas para fines específicos (Alexiades, 1996).
Mediante reuniones, entrevistas dirigidas y la integración del investigador en las actividades de acompañamiento a su parcela (agroecosistema), colecta de leña y molienda de plantas para sus festividades, presentación de avances de este proyecto en reuniones mensuales facilitó la aceptación y realización de la investigación. También fue útil llevar siempre una libreta como diario de campo, para anotar todos los detalles observados en el momento tal como lo sugiere (Restrepo, 2018).
Este estudio se llevó a cabo de agosto de 2017 a enero de 2020, con aplicación de un cuestionario conformado por preguntas sobre los aspectos: a) Socioculturales, ecosistemas y agroecosistemas y b) Usos de las plantas medicinales. Para la aplicación del cuestionario se determinó el tamaño de muestra, utilizando la fórmula para una población finita como lo sugiere (Aguilar-Barojas, 2005); esta población estuvo conformada por el listado oficial de los representantes de las familias de cada etnia (Kakchikel, N=111 y Mochó, N=85). En este proceso no se consideró a las autoridades (dos y cuatro respectivamente), puesto que ellos fueron entrevistados por separado al ser considerados como actores claves; la fórmula utilizada es:
En donde:
n= Tamaño de muestra
N= Total de la población
Zα= Nivel de confiabilidad (1.645 al cuadrado, si el intervalo de confianza es del 90%)
p= Proporción aproximada del fenómeno en estudio (5%)
q= 1-p (en este caso 1-0.05= 0.95)
d= Precisión absoluta (como intervalo de confianza de un 5%)
Una vez determinado el tamaño de muestra, con el uso de una tabla de números aleatorios fueron seleccionados los integrantes de cada etnia como fuente de información, tal y como lo sugiere (Gomez-Beloz, 2002). Después de la aplicación del cuestionario los datos proporcionados se integraron en una base de datos en Microsoft Excel® para su posterior análisis.
Los padecimientos de salud reportados por ambas etnias fueron agrupados de acuerdo a las Clasificación Internacional de Enfermedades y Problemas Relacionados con la Salud (CIE-10) de la Organización Mundial de la Salud (WHO, 2015). Además, se agruparon padecimientos de afiliación cultural, siendo estos los que no se encuentran en la mencionada clasificación.
Debido a la importancia de determinar la coincidencia de padecimientos entre etnias, se adaptó el índice de similitud de Jaccard (Ij) de (Brower & Zar, 1977), que indica las relaciones antes mencionadas, aplicando la siguiente fórmula:
Dónde:
c = Número de padecimientos comunes entre a y b
a = Número total de padecimientos reportados por la etnia Kakchikel
b = Número total de padecimientos reportados por la etnia Mochó
Se determinó el Valor Cultural o Nivel de Uso Significativo TRAMIL (UST) como lo sugiere (Germosén-Robineau, 1995), que expresa la mención o citación más frecuente del número de especies de plantas más usadas por padecimiento en cada etnia, y cuando el valor UST es igual o superior al 20% sugiere que son las plantas que requieren evaluación y validación científica (Germosén-Robineau, 1995); (Bermúdez & Velázquez, 2002); (Bermúdez et al., 2005); (Toscano-González, 2006) lo cual evidencia los conocimientos de causa, razón y efecto de la herbolaria en la medicina y salud local. La fórmula para calcular el UST para cada especie medicinal es:
Dónde:
UST = Valor cultural
Uso Especie = número de menciones (citaciones) para cada especie.
nis = número de entrevistados.
Resultados
La información que se comenta a continuación fue obtenida de la muestra n=35 de la etnia Kakchikel y n= 32 correspondiente a la etnia Mochó, al aplicar la formula sugerida por (Aguilar-Barojas, 2005).
Escolaridad, grado de estudio y ocupación
De acuerdo a los entrevistados, para los Kakchikeles la familia se encuentra integrada por un promedio de 7.2 personas y para los Mochó de 5.5 personas en promedio, siendo éstas del tipo nuclear y extensa; ambas etnias cuentan con servicios básicos de la vivienda (luz eléctrica, agua potable, baño o letrina). Con respecto a la escolaridad, el 97% de los entrevistados de la etnia Kakchikel y el 59% de los Mochó reportan tener algún grado de estudio; y se dedican a las actividades domésticas, del campo y otras, como se puede observar en el Cuadro 1.
Organización y Estructura Social
El valor cultural que ambas etnias dan a sus plantas está relacionado con la forma de organización y estructura social. Existen diferencias culturales, que son principalmente la organización social y festividades en variadas fechas; por ejemplo, en la celebración del Santo Patrono del pueblo tanto para Motozintla de Mendoza (San Francisco de Asís) como para Mazapa de Madero (San Martín de Porres).
La fiesta de San Francisco de Asís es organizada solo por integrantes del grupo étnico Mochó o quienes se identifican en ella y es encabezada por autoridades étnicas quienes la representan, tales como: Parlamentista, Consejo Consultivo, Coordinadora de mesa, Coordinadora de cocina y Tesorero. En cambio, la fiesta de San Martín de Porres es organizada por la directiva de la iglesia católica (Presidente, Tesorero y Vocal) además de la autoridad municipal; y organizan procesiones o caminata con flores para ofrecerle al Santo Patrono. Finalmente, ambos grupos concluyen la fiesta con una misa en donde la gente de la cabecera municipal y las comunidades aledañas asisten como invitados.
Los Mochó comentan que la forma de organización, los eventos, fiestas y reuniones de cada mes, hacen que tengan mayor comunicación y convivencia entre ellos, ya que dinamiza la participación en comisiones al iniciar con actividades desde búsqueda y entrada de leña, consecución de ingredientes para la bebida tradicional denominada Pusunque, tales como: harina de trigo, pimienta (Pimenta dioica L.), gengibre (Zingiber officinale Rosc), sintule (Eleocharis spp.), anís (Pimpinella anisum L.), pericón (Tagetes lucida Cav.), chile guajillo (Capsicum annuum L.); tostado de harina con los ingredientes, y la elaboración del Pusunque; vale la pena mencionar que los ingredientes mencionados se usan por separado para atender ciertos padecimientos por sus propiedades medicinales, por ejemplo: P. nigrum que tiene propiedades antimicrobianas y antioxidante ((Figueroa-Chacín et al., 2013); al igual T. lucida que lo informa (Scull-Lizama et al., 2016) y para ciertos padecimientos relacionados con el sistema respiratorio y del sistema gastrointestinal como lo señala (Jorge-Montalvo et al., 2020) con Z. officinale. Es en estos procesos culturales en donde integrantes de la etnia Mochó crean la oportunidad de compartir sus conocimientos sobre el uso de esas plantas medicinales; además, de las experiencias y vivencias de su cotidianeidad.
Sin embargo, los integrantes de la etnia Kakchikel, únicamente se reúnen cuando el Consejo Consultivo o el Consejo de Ancianos requieren dar información sobre temas que competen a su etnia o a los que se consideran parte de ella, debido a lo anterior ellos informan que tienen menos convivencia y comunicación, situación que demuestra reducidas oportunidades de que compartan información sobre el uso de plantas medicinales, por lo que se considera que sus conocimientos son más individuales.
Ambas etnias cuentan con diferentes servicios médicos, la cabecera municipal de Mazapa de Madero solo cuenta con un Centro de Salud y es donde los entrevistados asisten a citas médicas o para atender sus problemas de salud, mencionando que “si se trata de comprar medicamento recomendado por el médico, se tienen que conseguir en alguna farmacia cerca y en ocasiones no se encuentra lo recetado”. Mientras los Mochó, que radican principalmente en la cabecera municipal de Motozintla de Mendoza, se encuentran afiliados a los servicios de ISSTE, IMSS, Centro de Salud o hacen uso de consultorios privados; sin embargo, ambas etnias comentan que poco frecuentan a esos servicios y en general el 97% de ellas informa que continúan recurriendo a las plantas medicinales, como se muestra en el Cuadro (2).
Kakchikel (%) | Mochó (%) | ||
---|---|---|---|
Servicio médico | *Seguro Popular | 49 | 70 |
IMSS | 5 | 12 | |
ISSTE | 21 | 9 | |
Médico particular | 25 | 9 | |
Asistencia al médico | No | 14 | 16 |
Si | 86 | 84 | |
Frecuencia de asistencia al médico | Frecuente | 14 | 25 |
Poco frecuente | 77 | 62 | |
Nada | 9 | 13 | |
Uso de plantas medicinales | 97 | 97 |
*Actualmente INSABI
Clasificación de enfermedades y padecimientos
Los padecimientos que reportan ambas etnias fueron agrupados de acuerdo a la Clasificación Estadística Internacional de Enfermedades y Problemas Relacionados con la Salud (CIE-10) de la OMS (WHO, 2015). La etnia Mochó reportó 93 padecimientos y la etnia Kakchikel 74, los cuales fueron clasificados en 13 grupos de enfermedades de acuerdo a la CIE-10. Para ambas etnias los grupos de enfermedades clasificadas con más incidencia son: infecciosas y parasitarias, del sistema digestivo, embarazo, parto y puerperio, lesiones, intoxicaciones y algunas otras consecuencias de causas externas, sistema respiratorio y enfermedades del sistema genitourinario; padecimientos que coinciden con lo reportado en 1991 por la etnia Mam que conviven con las etnias Mocho y Kakchikel (Biblioteca Digital de la Medicina Tradicional de los Pueblos Indígenas de México, 2009). Es de notarse que de los padecimientos dentro del grupo de enfermedades infecciosas y parasitarias más mencionados por los Kakchikeles fueron 16 y los Mochó solo reportaron 9 padecimientos de ese tipo; sin que esto reste importancia a los otros padecimientos como se muestra en la Fig. 2.
Similitud de padecimientos entre etnias (Índice de Jaccard)
De un total de 167 padecimientos reportados por ambas etnias, coinciden en un 28.5% (37). En cuanto al grupo de enfermedades de mayor incidencia en las dos etnias son las relacionadas con el sistema digestivo, los Mochó reportan 17 y los Kakchikel 13, teniendo una similitud del 25%, con los padecimientos conocidos localmente por las etnias como: bilis, colitis, fuego en la boca, llenazón en la boca del estómago, inflamación del estómago y cólicos. Con respecto al grupo de enfermedades infecciosas parasitarias presentaron una similitud del 38.89% (Cuadro 3).
Clasificación de Padecimientos* | IJ (%) |
---|---|
E-E-N-M | 60.00 |
E-S-N | 45.45 |
S-C | 40.00 |
E-I-P | 38.89 |
S-R | 25.00 |
E-S-M-TC | 25.00 |
S-D | 24.00 |
L-I | 23.08 |
E-S-G | 16.67 |
E-S-O-H | 11.11 |
EM-P-P | 6.25 |
E-O-M | 0 |
N/I | 22.22 |
* Enfermedades endocrinas, nutricionales y metabólicas (E-E-N-M), Enfermedades del sistema nervioso (E-S-N), Sistema circulatorio (S-C), Enfermedades infecciosas y parasitarias (E-I-P), Sistema respiratorio (S-R), Enfermedades del sistema musculoesquelético y del tejido conectivo (E-S-M-TC), Sistema digestivo (S-D), Lesiones, intoxicaciones y algunas otras consecuencias de causas externas (L-I), Enfermedades del sistema genitourinario (E-S-G), Enfermedades de la sangre y de los órganos hematopoyéticos y ciertos trastornos que involucran el mecanismo inmunológico (E-S-O-H), Embarazo, parto y puerperio (EM-P-P), Enfermedades del oído y proceso mastoideo (E-O-M), N/I = no identificadas.
Plantas usadas por padecimiento
De la información brindada por ambas etnias se tomaron en cuenta los 10 padecimientos más mencionados y que fueran atendidos con un mayor número de especies medicinales. En cuanto al grupo de enfermedades de tipo E-I-P: diarrea, fiebre, dolor de estómago; las E-S-G: riñones; las de E-E-M-N: diabetes, las de tipo S-R: tos y gripa, la etnia Mochó reportó un mayor número de plantas usadas por padecimiento en contraste con los Kakchikeles; mientras que en los padecimientos de tipo nervioso (dolor de cabeza) y lesiones e intoxicaciones (secar heridas) los Kakchikeles reportaron mayor número de plantas usadas para tratar dichos padecimientos como se muestra en la Fig. 3.
Valor Cultural TRAMIL de las plantas medicinales
Se identificaron 20 especies con valor cultural TRAMIL, 16 plantas medicinales para la etnia Mochó y 14 para la Kakchikel, teniendo 10 especies en común. Lo más sobresaliente es que existe flora medicinal exclusiva en uso dentro de cada territorio, como sucede en la etnia Kakchikel que mencionaron: palo jiote (Bursera simaruba L.), ajo (Allium sativum L.), caña de cristo Costus pictus D. DON.) y epazote (Dysphania ambrosioides (L.) Mosyakin et Clemonts); mientras que la etnia Mochó mencionó el uso de albahaca (Ocimum basilicum L.), lava plato (Solanum torvum SW), chicalote (Argemone mexicana L.), ajenjo (Artemisia absinthium L.) y guayaba (Psidium guajava L.); flora que se encuentra tanto en sus ecosistemas como en el patio de los territorios correspondientes (Cuadro 4).
No. | Nombre común | Nombre científico | Kakchikel | Mochó |
---|---|---|---|---|
1 | Aguacate | Persea americana Mill. | 0 | 21.9 |
2 | Ajenjo | Artemisia absinthium L. | 0 | 31.3 |
3 | Ajo | Allium sativum L. | 22.9 | |
4 | Albahaca | Ocimum basilicum L. | 0 | 25.0 |
5 | Canela | Cinnamomum verum J. | 22.9 | 37.5 |
6 | Caña de Cristo | Costus pictus D. DON. | 22.9 | 0 |
7 | Chicalote | Argemone mexicana L. | 0 | 31.3 |
8 | Epazote | Dysphania ambrosioides L. | 22.9 | 0 |
9 | Guayaba | Psidium guajava L. | 0 | 37.5 |
10 | Hediondillo | Senna occidentalis L. | 42.9 | 34.4 |
11 | Hierbabuena | Mentha x piperita L. | 31.4 | 40.6 |
12 | Hinojo | Foeniculum vulgare Mill. | 48.6 | 93.8 |
13 | Lavaplato | Solanum torvum Sw | 0 | 28.1 |
14 | Limón | Citrus x aurantifolia (Christm.) Swingle | 40.0 | 40.6 |
15 | Manzanilla | Matricaria recutita L. | 20.0 | 25.0 |
16 | Palo jiote | Bursera simaruba (L. | 22.9 | 0 |
17 | Ruda | Ruta graveolens L. | 45.7 | 56.3 |
18 | Sábila | Aloe vera (L.) Burm. f. | 25.7 | 34.4 |
19 | Te limón | Cymbopogon citratus (DC.) Stapf | 31.4 | 31.3 |
20 | Verbena | Verbena litoralis Kunth. | 60.0 | 43.8 |
Discusión
El proceso de transmisión cultural del conocimiento, en este caso sobre la relación de plantas medicinales y padecimientos atendidos, involucra cuatro elementos como lo sugiere (Taboada-Soldati, 2016), a saber: “1) la información que debe transmitirse, 2) un modelo que posee la información, 3) un aprendiz que recibirá la información y 4) un contexto socioambiental donde ocurre el proceso”. En cada etnia la forma de organización y estructura social es un factor que muestra el grado de convivencia, interacción y el proceso de aprendizaje sobre el uso de las plantas medicinales para cada padecimiento, como sugieren las respuestas de los entrevistados. En general, en este caso la información que comparte la etnia Mochó es producto de su dinámica mensual y de eventos de naturaleza sociocultural-religioso; y en particular el conocimiento compartido que ellos poseen sobre el uso de plantas medicinales, lo que tiende a ser colectivo, situación que les da identidad. Mientras que la etnia Kakchikel tiene menor actividad social, lo que influye en la poca oportunidad para compartir experiencias en el uso de plantas medicinales; por lo tanto, el conocimiento de ellos se cataloga como individual y familiar, coincidiendo con (Villoro, 1982) al señalar que la dinámica de conocimientos puede ser individual o colectivo; además, (Moctezuma-Pérez, 2017) comenta al tratar el aprendizaje vicario de que “el individuo nunca es pasivo ante las estructuras sociales y culturales que se encuentran en un ambiente”; es decir, hay un aprendizaje continuo.
Ambas etnias expresan que cuentan con servicios médicos, el 49% de los Kakchikeles y el 70% de los Mochó informan estar afiliados en el Seguro Popular (actualmente INSABI); mientras el 25% de los Kakchikeles y el 9% de los Mochó recurre al médico particular. Mazapa de Madero cuenta con el servicio de un Centro de Salud que es donde asisten los Kakchikeles y la población en general; contrario a lo que sucede con la etnia Mochó, que cuenta con más infraestructura y variados servicios de salud, como son: IMSS, ISSSTE y Centro de Salud, todos ubicados en la cabecera municipal de Motozintla de Mendoza. También mencionaron ambas etnias que solo recurren a los servicios médicos cuando sus padecimientos no se curan con las plantas medicinales y que requieren de atención especializada, como son: “hemodiálisis”, “dentista”, “diabetes” y “epilepsia”; resultados similares obtenidos por (Trigueros-Vázquez et al., 2018) donde reportan que las familias de Paso Serrano del municipio de Manlio Fabio Altamirano, Veracruz, México, recurren a los servicios médicos alópatas ocasionalmente para atender sus padecimientos principalmente: infecciones en riñón, vacuna contra influenza y persona con diabetes.
La etnia Mochó cuenta con varios servicios médicos, y menor escolaridad, reportaron el uso de 123 plantas medicinales para diferentes padecimientos; mientras que los Kakchikeles, con mayor escolaridad, reportaron el uso de 86 especies medicinales. En sus respuestas indican que, aunque haya diferencias de escolaridad entre ambas etnias tienen preferencia y confianza en el uso de la flora medicinal local, lo que muestra conocimientos sobre diversidad y disponibilidad de plantas en su territorio; estos resultados coinciden con lo reportado por (Taddei-Bringas et al., 1999), (Trigueros-Vázquez et al., 2018), (Orantes-García et al., 2018).
Los Mochó usan más plantas medicinales contrario a los Kakchikeles que tiene menos disponibilidad de ellas. Estos resultados, son diferentes a lo reportado por (Hitziger, 2016), que realizó investigación con dos grupos étnicos (Kakchikel y Q’eqchi’) en el Petén, Guatemala y parte de Belize, encontrando conocimiento de especies medicinales similares entre esas dos etnias y sus respectivos territorios. El mismo autor reporta tres grupos de enfermedades que coinciden con las encontradas en esta investigación con las etnias Mochó y Kakchikel, estas son: E-I-P, S-D y S-R lo que evidencia una relación similar entre esos padecimientos y plantas usadas en esos territorios.
De todos los padecimientos reportados por ambas etnias, 93 del grupo Mochó y 74 de la etnia Kakchikel, se atienden mayormente con plantas medicinales, lo que contrasta con lo reportado por (Villarreal-Ibarra et al., 2014), identificaron 51 padecimientos con 128 especies de plantas para atenderlos en la comunidad de Malpasito, Huimanguillo, Tabasco.
La riqueza de la flora medicinal usada por las etnias se evidencia al tener 20 especies con valor cultural (TRAMIL) en total, y por separado se determinaron 16 plantas de importancia cultural para la etnia Mochó y 14 especies medicinales para los Kakchikeles, coincidiendo en 10 especies. En otras regiones se tienen valores similares de riqueza como lo ejemplifica (Toscano-González, 2006) con 10 especies con valor cultural en Boyacá Colombia, de zona templada; (Villarreal-Ibarra et al., 2014) con 13 especies en Huimanguillo, Tabasco de zona tropical húmeda y por (Zambrano-Intriago et al., 2015) con 12 plantas con valor cultural en Quevedo, Ecuador, en clima húmedo tropical. Conocimientos que dan evidencia e importancia de la etnomedicina a nivel global y son experiencias que fortalecen la validación cultural a través del tiempo en el uso de la flora medicinal (de Sousa Araújo et al., 2016).
Conclusiones
Las etnias Mochó y Kakchikel de la Sierra Mariscal del estado de Chiapas tienen acceso diferenciado a los servicios básicos de salud y escolaridad, ambas prefieren usar plantas medicinales para atender sus padecimientos en general. La etnia Mochó genera oportunidades para la socialización de conocimientos y confianza en el uso de su flora medicinal asociada a un mayor grado de organización. La etnia Mochó reportó 93 padecimientos y la Kakchikel 74, distribuidos en 13 grupos de enfermedades, teniendo entre ambas un índice de similitud de Jaccard del 28.5%. El Valor Cultural o Nivel de Uso Significativo TRAMIL (UST) para la etnia Mochó fue de 16 y para la etnia Kakchikel fue de 14 plantas medicinales, con 10 especies en común.