Introducción
La liberación no controlada de contaminantes atmosféricos aumenta la cantidad de sustancias acidificantes en la atmósfera, que en sinergia con el manejo forestal inapropiado puede dañar a los ecosistemas de bosque y producir la acidificación de los suelos. En México, la Secretaría del Medioambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) estableció desde el año 1991, políticas y regulaciones que han disminuido significativamente las emisiones de S en los últimos 20 años. Sin embargo, las emisiones de compuestos con N han aumentado en la mayoría de las ciudades por el aumento en la flota vehicular. En México hay zonas protegidas legalmente, pero otras permanecen bajo estrés antropogénico, por contaminantes derivados de fuentes urbanas e industriales y del transporte en gran escala de emisiones regionales. Así, los sistemas montaña-valle pueden cambiar por las actividades antropogénicas, pues son altamente sensibles a los contaminantes de N y S. En algunos casos, los patrones de depósito de S son mayores por las emisiones generadas en corredores urbanos e industriales ubicados viento arriba (Baron et al., 2000; Benedict et al., 2013).
A pesar de la importancia del estudio del depósito de N y S, los esfuerzos realizados en México se han enfocado a ecosistemas ubicados en las cercanías de áreas contaminadas, como el Desierto de Los Leones y Zoquiapan en el Valle de México (Fenn et al., 2002; Pérez-Suárez et al., 2008). Los patrones de depósito y su distribución espacial en sistemas montañosos tropicales no se han estudiado suficientemente. A causa de la relación compleja entre el depósito atmosférico, el terreno y la escasez de estaciones de monitoreo en sitios elevados el conocimiento de los patrones espaciales de depósito en áreas montañosas es escaso (Weathers et al., 2000; Weathers et al., 2006). La escasez de información se debe, en parte, a la dificultad de acceso a los sitios y a la falta de energía eléctrica, por esto se requieren dispositivos simples de muestreo, económicos, fácilmente operables y que no requieran visitas frecuentes a los sitios. Recolectores pasivos, a base de resinas de intercambio iónico (RII), se usan para medir el depósito atmosférico en diferentes ecosistemas a una muy alta resolución espacial (Weathers et al., 2000; Fenn y Poth., 2004; Root et al., 2013). Los recolectores pasivos a base de RII se han usado ampliamente en Europa y EUA (Ivens, 1990)[5] para estimar las entradas de depósito atmosférico a los ecosistemas de bosques, puesto que incluyen el depósito seco y el depósito húmedo. Los recolectores pasivos son una opción para estimaciones confiables en un sitio específico por los costos asociados, los requerimientos específicos de los recolectores automáticos (húmedo/seco) y las mediciones representativas de depósito seco (Butler y Likens, 1995). Fenn y Poth (2004) desarrollaron los recolectores pasivos que son un lecho mezclado de RII dentro de una columna; sus ventajas principales son que pueden utilizarse continuamente en periodos relativamente prolongados (meses) y su costo es bajo. Esto permite incrementar el número de sitios de muestreo en un área dada.
Las estimaciones pasivas del depósito de N y S son útiles para establecer una línea base en sitios donde no hay datos disponibles de depósito atmosférico. En la literatura hay una base amplia de datos de depósito atmosférico de N y S, por lo que las entradas atmosféricas estimadas se pueden comparar con valores de referencia para obtener un diagnóstico de la severidad del depósito de contaminantes atmosféricos, así como de la posible vulnerabilidad de los ecosistemas. El objetivo del estudio fue evaluar la distribución espacial y temporal del depósito de N y S en el Valle de Orizaba durante 2015 y estimar el efecto del transporte a gran escala de emisiones regionales de SO2 en el depósito atmosférico de S en esta región. La hipótesis fue que los depósitos de N y S en el Valle de Orizaba provienen de fuentes locales y regionales, respectivamente.
Materiales y Métodos
Área de estudio
El área de estudio corresponde al Valle de Orizaba, en el centro de Veracruz, México, incluyendo las ciudades de Orizaba y Córdoba (Figura 1). Esta región se caracteriza por una alta actividad agrícola, múltiples fuentes industriales y emisiones asociadas a fuentes vehiculares de la autopista 150 D, la cual es una de las más importantes del país. Además, el Valle de Orizaba está ubicado viento abajo de importantes zonas urbanas e industriales, donde la principal actividad productiva es el petróleo y sus derivados. La distribución de los sitios de muestreo fue la siguiente: sitios S1 a S5 localizados en la Ciudad de Orizaba y los sitios S6 a S10 en la Ciudad de Córdoba (Figura 1).
Procedimiento de muestreo y análisis
El diseño experimental fue clasificación simple de comparación, con tres tratamientos (temporadas climáticas: secas, lluvias y nortes) y 10 unidades experimentales (sitios S1 a S5 en la ciudad de Orizaba y sitios S6 a S10 en la ciudad de Córdoba). Las variables cuantitativas de respuesta fueron los flujos cuatrimestrales y totales (1 año) de depósito atmosférico de N y S en la región del Valle de Orizaba. El recolector fue un embudo unido a un tubo de PVC conectado a una columna con 30 g de RII (AmberliteTM IRN 150). La columna se selló con fibra de vidrio en la parte superior (como un filtro) y en la parte inferior (como una plataforma de soporte). Una malla cubrió el embudo para evitar la entrada de material sólido, como hojas e insectos. La columna se colocó dentro de un tubo de PVC para evitar la radiación solar directa sobre la resina. El extremo inferior de la columna se conectó a una válvula estándar de PVC abierta para permitir el drene del flujo. Los dispositivos de muestreo se dejaron expuestos en áreas abiertas. El embudo dirige la solución de las muestras recolectadas a través de la columna de RII, donde los iones son retenidos (Fenn y Poth, 2004; Root et al., 2013) (Figura 2).
El muestreo entre 1 de enero y 31 de diciembre de 2015, por tres subperiodos de muestreo (de 4 meses cada uno), incluyó los tres periodos estacionales principales: frentes fríos (Nortes), estación seca y estación lluviosa. Al final de cada subperiodo de muestreo (4 meses) los iones se recuperaron con una solución de KCl 2 N, dispositivos diseñados específicamente para este propósito. Las columnas de RII se extrajeron en dos secuencias con 100 mL de KCl 2 N. Los extractos se analizaron para determinar
El ion
Datos meteorológicos
Para trazar el origen de las masas de aire durante el estudio, las trayectorias de las masas de aire (96 h antes) se estimaron para los sitios y fechas seleccionadas en el Valle de Orizaba. Para esto se utilizó el modelo HYSPLIT (Hybrid Single Particle Lagrangian Integrated Trajectory Model) de la U.S. NOAA (https://ready.arl.noaa.gov/HYSPLIT_traj.php).
Resultados y Discusión
Flujos de depósito de
Los flujos de depósito de
Flujos de depósito de
El
Flujos de depósito de
El ión
Además del transporte en gran escala de SO2, las fuentes industriales en la región también contribuyeron significativamente a la contaminación (Figuras 5 B y C). Sin embargo, los niveles de fondo de sulfato en el Valle de Orizaba tuvieron influencia regional, probablemente debido al transporte en gran escala (Figura 5A). La contribución relativa de las fuentes en esta región puede categorizarse como: industrial ˃ actividad agrícola ˃ fuentes vehiculares.
Las diferencias en los niveles de
Efecto de las emisiones regionales de SO2 transportadas a gran escala sobre el depósito de S en el Valle de Orizaba
Circulación atmosférica a gran escala
De acuerdo con el último inventario nacional de emisiones en México (http:/sinea/semarnat.gob.mx/sinea.php), las emisiones de SO2 (t año-1) fueron 576 247.83, 15 104.43 y 167 448.54, para Campeche, Tabasco y Veracruz. Así, los tres estados juntos contribuyen 33.85 % a las emisiones totales de SO2 en el país. Campeche contribuye 25.71 %. Al este-sureste del Valle de Orizaba está el corredor industrial Coatzacoalcos-Minatitlán, donde hay refinerías de petróleo, industria química y petroquímica. Por esto la Secretaría del Medioambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) considera esta una zona crítica en materia de contaminación atmosférica. En Tabasco hay numerosas instalaciones petroleras terrestres (exploración y producción, terminales marítimas y de almacenamiento, plantas de procesamiento de gas). Además, en Campeche se realiza exploración y producción costa afuera de petróleo y gas; la mayoría de sus instalaciones están en la Sonda de Campeche, e incluyen una planta de recompresión de gas amargo, que recibe y procesa ese gas de la plataforma costa afuera, en la Península de Atasta. Por lo cual, los niveles altos de
En ciertos escenarios meteorológicos identificados las emisiones de SO2 son transportadas al Valle de Orizaba. Las emisiones de SO2 generadas en plataformas costa afuera (Figuras 6 A, B, y C), en instalaciones terrestres de producción de gas, aceite y derivados del petróleo (Figura 6 F: Coatzacoalcos-Minatitlán, Atasta y campos petroleros en Tabasco) influenciaron el Valle de Orizaba en el periodo de estudio. Durante la estación de frentes fríos, las masas de aire se transportaron desde el norte del país, por lo que las fuentes en esta dirección pudieron contribuir a los niveles de sulfato en el Valle de Orizaba (Figuras 6 D y E). Al norte de las ciudades de Altamira en Tamaulipas y de Poza Rica en Veracruz existen centrales termoeléctricas e instalaciones petroleras, y junto con las ciudades de Tampico y Matamoros en Tamaulipas, Monterrey en Nuevo León y Brownsville en Texas pudieron contribuir con contaminación adicional. Nuestros resultados coincidieron con los publicados por Kahl et al. (2007), quienes demostraron un transporte a gran escala desde estas dos direcciones al norte de Veracruz.
Kahl et al. (2007) estudiaron el transporte a gran escala hacia El Tajín y usaron recursos meteorológicos como el re-análisis global de campos de viento, el análisis de trayectorias de las masas de aire y la medición de fuentes locales; así, identificaron emisión y transporte de compuestos precursores de ácidos desde fuentes potenciales significativas: campos petroleros costa afuera, en el Sur del Golfo de México y las instalaciones petroleras de Atasta y Dos Bocas en los estados de Campeche y Tabasco. A partir de las trayectorias durante 5 d de las masas de aire que arribaron a este sitio, Kahl et al. (2007) establecieron dos regímenes meteorológicos que controlan el transporte hacia la región norte del estado de Veracruz. Uno fue el flujo del este que domina el transporte durante el verano (junio a agosto), cuando las trayectorias de las masas de aire pasan sobre el Mar Caribe, cruzan la Península de Yucatán y el Sur del Golfo de México (Sonda de Campeche, donde están las plataformas costa afuera). El segundo fue un flujo norte-noroeste asociado con la circulación anticiclónica de Norteamérica, que influye durante la estación de invierno o frentes fríos, favorece el transporte desde el centro y sur de EUA, con trayectorias de las masas de aire que pasan sobre Texas, el norte del Golfo de México (donde también hay instalaciones petroleras) y el norte de México antes de El Tajín. Además, Kahl et al. (2007) reportaron que de junio a agosto, cuando la dirección del transporte multi-días (5 d) es del este, el aire permanece en altitudes bajas (200-600 msnm). En estas condiciones la contribución de fuentes regionales a la contaminación es significativa.
La distancia en línea recta entre El Tajín y las plataformas costa afuera de la Sonda de Campeche (aproximadamente 500 km) es comparable con la distancia entre el Valle de Orizaba y las plataformas en el Estado de Campeche (aproximadamente 450 km al este). El transporte estimado desde las plataformas petroleras en la Sonda de Campeche hacia el Valle de Orizaba como una función de la velocidad del viento es de 1 a 5 d. Por lo tanto, ambos flujos observados por Kahl et al. (2007) probablemente influyen también en el transporte de las masas de aire arribando al Valle de Orizaba durante las estaciones de lluvias y de frentes fríos. Respecto a la influencia de fenómenos locales, los sistemas de brisa montaña/valle creados por la topografía regional pueden contribuir a la variación en la concentración de los contaminantes entre los sitios. Para sustentar esta hipótesis deberá aplicarse un protocolo de muestreo diario, con una resolución diurna; durante el desarrollo de este estudio estaciones de monitoreo de la calidad del aire en el Valle de Orizaba no estuvieron disponibles.
El carácter regional del sulfato y sus precursores
El
Flujos de depósito y valores de referencia
Cargas críticas se han estimado para varias regiones del mundo. Los ecosistemas alpinos, que son más sensibles que los ecosistemas en tierras bajas, presentan un valor de carga crítica de 5 kg N ha-1 año-1 (Fenn y Geiser, 2011), mientras que para Nuevo México y California los valores de referencia son 3-8 kg N ha-1 año-1 y 4-7 kg N ha-1 año-1, respectivamente (Grennfelt y Nilsson, 1988). Una carga crítica de 3 kg S ha-1 año-1 y valores de 2 a 5 kg S ha-1 año-1 se propusieron para áreas muy sensibles y para bosques naturales, respectivamente. En México, no hay valores de carga crítica disponibles y muy pocos estudios se han realizado al respecto, con enfoque principal en bosques de pino. Hay reportes de entradas atmosféricas de 15 kg N ha-1 año-1 para rodales de pino en El Desierto de Los Leones alrededor de la Ciudad de México (Fenn et al., 2002), mientras que en Zoquiapan (un sitio al este y viento arriba de la Ciudad de México), se reportaron entradas de 5.5 y 8.8 kg ha-1 año-1 para N y S, respectivamente (Pérez-Suárez et al., 2008).
La magnitud de los flujos de S en nuestro estudio fue similar a los encontrados en algunas regiones templadas montañosas de México. Una investigación realizada en el centro de Veracruz para varios tipos de cubierta vegetal y usos de suelo, reporta entradas de 6-27 kg ha-1 año-1 y 2-4 kg ha-1 año-1 para S y N, respectivamente (Ponette-González et al., 2010). Los flujos de S obtenidos por Ponette-González et al. (2010) son comparables con los observados en bosques alrededor de la Ciudad de México que reciben 9 a 20 kg S ha-1 año-1 (Fenn et al., 1999). Según Ponette-González et al. (2010), en ciertos sitios en el centro de Veracruz hay un riesgo de acidificación y las tierras altas se encuentran viento abajo de las regiones industrializadas más importantes de México, donde se concentran instalaciones que emiten cantidades significativas de SO2 (centrales termoeléctricas, extracción de gas y petróleo, refinerías, complejos petroquímicos, industria del papel e ingenios azucareros). Los hallazgos de Ponette-González et al. (2010) concuerdan con los reportados por Parungo et al. (1990) de que las fuentes antropogénicas ubicadas viento arriba incrementan el depósito de S en los ecosistemas de montaña en la Sierra Madre Oriental en el estado de Veracruz. Los resultados de Parungo et al. (1990), Kahl et al. (2007) y Ponette-González et al. (2010) soportan la hipótesis establecida en nuestra investigación. En nuestro estudio, los flujos medios de depósito estimados para N (como
Cerón et al. (2015) y Cerón et al. (2016) reportaron flujos de depósito de N de 0.8 y 2.15 kg ha-1 por cuatrimestre para Atasta y Ciudad del Carmen, respectivamente, ambas ciudades en el estado de Campeche. Estos niveles no difieren significativamente con los obtenidos en nuestro estudio, sugiriendo un origen local en todos los casos. Sin embargo, para el depósito de S, Cerón et al. (2015) reportan 9.22 y 4.7 kg ha-1 por cuatrimestre para Atasta y Ciudad del Carmen, respectivamente. Estos valores son más bajos que los obtenidos en nuestro estudio. Es importante mencionar que Ciudad del Carmen está ubicado viento arriba de Atasta, y a su vez, Atasta está viento arriba del Valle de Orizaba, ambos sitios ubicados al este del Valle de Orizaba y precisamente en los puntos de emisión más importantes en el estado de Campeche. Puesto que SO2 es un contaminante regional, éste no se deposita en los alrededores de su punto de emisión, su variabilidad espacial y temporal, así como su tiempo de residencia en la atmósfera, determinan que se deposite como sulfato en sitios viento abajo y relativamente distantes de su fuente de emisión.
Conforme los sitios se ubican al oeste de la Sonda de Campeche, los niveles de S tienden a incrementar (Figura 7). El tiempo de residencia de SO2 en la atmósfera es aproximadamente 2-5 d, tiempo suficiente para que las masas de aire viajen cruzando la parte sureste y noreste del país con una componente del oeste-suroeste (durante las estaciones lluviosas y de frentes fríos). A lo largo de esta trayectoria, el SO2 se transforma y deposita como
Los estudios sobre los flujos de depósito de S en México son escasos y los datos disponibles son insuficientes para evaluar esta variación. Pero, en la región sureste del país no existen redes de monitoreo ambiental que midan variables meteorológicas como velocidad y dirección del viento y humedad relativa. Esto impide conocer los niveles de SO2 en esta región y correlacionarlos con los flujos de depósito de S.
Conclusiones
El depósito atmosférico de