1. Introducción
La sal es un material que se comporta mecánicamente como un fluido viscoso. En general, los niveles salinos son compuestos por halita y por cantidades variables de anhidrita o sales ricas en potasio y magnesio (Davison, 2013). Bajo un estado de esfuerzos determinado se producen movimientos halocinéticos denominados tectónica salina. Debido al contraste reológico entre la sal y la roca caja, la tectónica salina se caracteriza por desarrollar rasgos geomorfológicos y estilos estructurales particulares (Jackson y Talbolt, 1986; Hudec y Jackson, 2007). Los niveles salinos se comportan como un fluido viscoso y los estratos suprayacentes se deforman frágilmente fallándose o fracturándose (Fossen, 2010). En la zona axial de la Cordillera Oriental de Colombia se han reportado niveles salinos y diapiros de sal del Cretácico Temprano, los cuales durante la inversión tectónica del Neógeno condicionaron la geometría de pliegues como el anticlinal de Zipaquirá (García y Jiménez, 2016). Adicionalmente, en la zona axial de la Cordillera Oriental de Colombia, se han reportado zonas trasversales que controlan la vergencia de las fallas y el cierre de pliegues (García y Jiménez, 2016; Villar et al., 2017). Estas zonas transversales pueden ser descritas como conectores laterales, transversales u oblicuos al transporte tectónico, cuyas características en planta corresponden a terminaciones de fallas, cabeceos de pliegues y/o cambios en la vergencia de las estructuras (Thomas, 1990; Dixon y Spratt, 2004).
Por otra parte, García y Jiménez (2016) sugieren una relación entre las zonas transversales y la tectónica salina, indicando que el componente normal de las zonas transversales en el Anticlinal de Zipaquirá favorece la intrusión de los diapiros de sal. Tanto la tectónica salina como las zonas transversales han sido estudiadas usando modelos análogos de forma independiente (Pohn, 2000; Dixon y Spratt, 2004; Soto et al., 2002, 2003; Orjuela et al., 2021) y no se ha explorado su relación usando esta técnica. Teniendo cuenta la distribución de niveles evaporíticos (García y Jiménez, 2016) y la presencia de zonas transversales en el Anticlinal de Zipaquirá (García y Jiménez, 2016), el objetivo principal de este trabajo consiste evaluar mediante el uso de modelos análogos, las características de la deformación salina y el efecto de una zona transversal durante la fase de acortamiento.
2. Marco geológico
La Cordillera Oriental de Colombia es definida como un rift Mesozoico, fragmentado en diversas subcuencas e invertido durante el Neógeno (Cooper et al., 1995; Sarmiento et al., 2006; Mora et al., 2009; Bayona et al., 2013) (Figure 1A). Estas subcuencas están separadas por altos de basamento como los macizos de Santander y de Floresta (Cooper et al., 1995). La Cordillera Oriental está limitada al este por el sistema de fallas del Borde Llanero y al oeste por el sistema de Fallas de La Salina (Cooper et al., 1995; Mora et al., 2009) (Figure 1A).
El basamento cristalino de la Cordillera Oriental está localizado en los macizos de Garzón, Quetáme, Floresta y Santander, cubierto por una secuencia volcanoclástica del Jurásico Temprano, y continental del Jurásico Tardío-Cretácico Temprano, que es seguida una sedimentación de rocas marinas (niveles de evaporitas, lodos y carbonatos) del Cretácico Temprano a Tardío (Cooper et al., 1995; Sarmiento et al., 2006). La sedimentación del Maastrichtiano al Paleoceno se asocia a rocas de ambientes costeros, seguidas por una sucesión de rocas del Paleógeno continentales (Cooper et al., 1995; Mora et al., 2009; Bayona et al., 2013). Los depósitos del Neógeno corresponden a ambientes continentales y están localizados en los núcleos de sinclinales (Sarmiento et al., 2006, Bayona et al., 2013) (Figure 1C).
Durante el Neógeno, como consecuencia de una fase de acortamiento, la Cordillera Oriental alcanza el pico de inversión tectónica, que fue iniciada en el Paleógeno (Cooper et al., 1995; Mora et al., 2009; Tesón et al., 2013, Bayona et al., 2013). La inversión de la cuenca es controlada por la reactivación de antiguas fallas normales (Sarmiento-Rojas et al., 2006; Mora et al., 2006; 2009; Tesón et al., 2013; Jiménez et al., 2016) y por fallas con dirección NE con cinemática dextral (García y Jiménez, 2016; Velandia, 2017, Jiménez et al., 2022).
El área de estudio está localizada en la zona axial de la Cordillera Oriental, subcuenca de Cundinamarca (Figura 1B) donde la secuencia sedimentaria cretácica supera los 3 km de espesor (Sarmiento et al., 2006; García y Jiménez, 2016) y la sedimentación continental Cenozoica supera los 2 km de espesor (Sarmiento et al., 2006). Estructuralmente el área de estudio está definida por pliegues anticlinales apretados y sinclinales amplios asociados a fallas inversas (McLaughlin y Arc, 1972; García y Jiménez, 2016) (Figura 1B) que involucran rocas Cretácicas y Cenozoicas. Los cabalgamientos tienen vergencia al SE y están relacionados con zonas transversales, como la Falla de Rio Guandoque y la Falla Carupa y la Falla del Neusa conforman una zona transversal (Figura 1). Esta zona transversal influye en la extensión y la geometría del Anticlinal de Zipaquirá, facilitando el ascenso de diapiros durante el Mioceno (García y Jiménez, 2016). La edad de los niveles salinos en la Cordillera Oriental es incierta, pero se asume Cenomaniense-Berriasiense (Ujueta., 1965; Teixel et al., 2015; Pearse et al., 2021).
3. Metodología
3.1. DISEÑO DEL EXPERIMENTO
Los modelos análogos fueron desarrollados en el Laboratorio de Geología Estructural de la Escuela de Geología de la Universidad Industrial de Santander (UIS). Se utilizó una mesa de deformación de tipo subducción que consta de una base horizontal de vidrio de 1.5 m de largo, 20 cm de ancho y dos vidrios laterales (Figura 2). Un rodillo ubicado en la abertura es impulsado por un motor con control manual de la frecuencia (Hz) y un sistema de poleas para variar la velocidad de desplazamiento.
La configuración experimental está diseñada según los modelos de cuñas de doble vergencia (Storti, et al., 2000, Anaya et al., 2018; Orjuela et al., 2021), donde la deformación es inducida en la arena cuando el papel Mylar es desplazado hasta una discontinuidad de velocidad (van der Pluijm y Marshak, 2004; Anaya et al., 2018; Orjuela et al., 2021).
Las configuraciones experimentales idealizan una secuencia sedimentaria que involucra un nivel salino en la Formación Chipaque de edad Cenomaniense - Coniaciense (Etayo, 1985) y Coniaciense - Santoniense (Guerrero y Sarmiento, 1996), representado por una capa de fluido no-newtoniano, intercalada entre capas frágiles. Con el fin de simular estructuras heredadas o anisotropías del basamento preexistentes, los modelos se dispusieron siguiendo la configuración de Orjuela et al. (2021) representada por un bloque rígido de madera con dos sistemas de rampas frontales de 30° de inclinación y conectadas por una rampa lateral (Figura 2). Los modelos fueron construidos sobre una superficie horizontal, sobre la cual se distribuyó arena capa a capa, utilizando un tamiz y variando su color.
3.2. ESCALADO
El escalado del modelo y de los materiales análogos (Tabla 1) permite alcanzar una similitud geométrica, cinemática y dinámica entre el experimento y la naturaleza (Warsitzka et al., 2013; Hubert, 1937). La similitud geométrica, (largo / ancho / alto) se basa en una escala geométrica apropiada (lR = lm / lp) entre el modelo (m) y el prototipo (p) de 10^(-5). El valor mantiene la proporcionalidad en experimentos de deformación salina con aceleración gravitacional normal (g=9.81 m/s2) (Koyi et al., 1993).
Parámetro | Símbolo | Unidad | Modelo (m) | Naturaleza (n) | Factor de escala
(m/n) |
Longitud | l | [m] | 0.01 | 1,000 | 10-5 |
Tiempo (Evolución del diapiro) | t | [s] | 3,600 | 3.73x1013-3.73x1015 | 1.13x10-15-1.13x10-17 |
Velocidad | v | [m/s] | 1.67x10-4 | 3.10x10-7 (e) | 532.26 |
Aceleración gravitacional | g | [m/s2] | 9.81 | 9.81 | 1 |
Coeficiente de fricción máxima interna | µ | 0.72 | 0.56 | 1.29 | |
Densidad de rocas de la corteza | ρ1 | [kg/m3] | 1,700 | 2,500 (d) | 0.85-0.61 |
Densidad capa viscosa | ρ2 | [kg/m3] | 1,347.69 | 2,200 (a) | 0.61 |
Contraste de densidad | Δρ=ρ1-ρ2 | [kg/m3] | 352.31 | 300 | 1.17 |
Viscosidad (25°C) | η | [Pa s] | 113.25 | 1017-1019 (b) | 1.13x10-15-1.13x10-17 |
Resistencia al corte | т | [Pa] | 18 | 18x106 | 10-6 (c) |
Parámetros relevantes (a): Jackson y Talbot (1986), (b): van Keken et al. (1993), (c): Koyi (2001) (d): Martínez-Sánchez (2018); (e) Velocidad promedio de las placas Nazca, Caribe y Suramericana.
La similitud cinemática es alcanzada cuando el tiempo es escalado entre los modelos y su prototipo (Warsitzka et al., 2013). Los experimentos desarrollados presentan un periodo de deformación de 3600s (1 hora) y pretenden simular un periodo amplio de deformación (≈ 54 Ma). Este intervalo de tiempo corresponde al Cenozoico, durante el cual se originan las principales estructuras de la Cordillera Oriental (Cooper et al., 1995; Sarmiento et al., 2006; Mora et al., 2009; Bayona et al., 2013).
La deformación frágil en rocas de la corteza es simulada por una capa de arena cuarzosa, de grano fino con granos sub-redondeados, bien calibrados. El material arenoso tiene un ángulo de reposo es de 29.50° y un coeficiente de fricción interna de 0.56. El comportamiento dúctil de las capas de sal, se modeló utilizando un fluido no newtoniano con una densidad de 1347.69 kg/m3. El fluido fue analizado en los laboratorios del Parque Guatiguará de la Universidad Industrial de Santander, utilizado un reómetro “Viscotester IQ” de la compañía “Thermo Scientific” usando curvas simples de viscosidad (η) y esfuerzo de cizalla (τ) en función de la tasa de cizalla (ɣ̇). Los valores de viscosidad se calcularon con base en la frecuencia muy baja del rodillo, generando una tasa de cizalla (ɣ̇) de 0.00106 1/s y valores de fuerza de cizalla de 18 Pa, El valor de viscosidad calculado para fluido no newtoniano fue de 113.25 Pa S (Figura 3). Las propiedades de los materiales utilizados son coherentes con los parámetros de escalado reportados previamente (Weijermars, 1993; Schellart, 2000; Zulauf y Zulauf, 2004). Los modelos son realizados bajo un campo de gravedad normal y la velocidad del papel Mylar es una medida de longitud sobre tiempo, por tanto, la siguiente ecuación descrita por Schellart y Strak (2016) es útil para comprobar la similitud cinemática:
Donde η es la viscosidad, Δ⍴ el contraste de densidad, l la longitud y t el tiempo de deformación. Los términos de la ecuación 1 son simplificados utilizando la relación xR = xm / xp y se procede a despejar tp que corresponderá al tiempo de deformación del prototipo geológico natural simulado en los modelos.
Teniendo en cuenta el factor de escala de viscosidad (ηR) y el rango de valores de viscosidad de la sal en la naturaleza ( 1017 - 1019) (van Keken et al., 1993), la escala de tiempo de deformación para la naturaleza corresponde a:
Bajo el concepto de similitud cinemática entre los experimentos y el medio natural, los modelos simulan procesos hasta los ~120 Mα. Los parámetros mecánicos y cinemáticos de los materiales y el prototipo experimental con su respectivo escalado son presentados en la Tabla 1.
3.3. CONFIGURACIÓN EXPERIMENTAL
Se realizaron 3 configuraciones diferentes variando la ubicación del material no newtoniano (Figura 4). La primera configuración (Figura 4A) se caracteriza por tener una capa viscosa continua delgada de 0.5 cm de espesor frente al sistema de rampas frontales. La segunda configuración (Figura 4B) presenta una capa viscosa discontinua de 0.5 cm de espesor, frente a las rampas frontales y no existe interacción con la rampa lateral. Finalmente, la tercera configuración (Figura 4C), se caracteriza por presentar una capa viscosa continua espesa de 1.5 cm de espesor. Las configuraciones de los experimentos (Figura 4) están dispuestas dentro de los limites laterales de la mesa de deformación y cada diseño experimental presenta un espesor inicial de 3 cm representados por niveles de 1 cm a la base de arena cuarzosa blanca y posteriores intercalaciones de 0.3 cm de arena cuarzosa teñida y 0.7 cm de arena cuarzosa blanca.
4. Resultados
Los resultados obtenidos de los experimentos corresponden al registro consecutivo en planta de la deformación sin-tectónica, en intervalos de 60 segundos, cuyo acortamiento difiere dependiendo de la configuración del modelo. El estado post-tectónico se registró por medio de secciones transversales.
4.1. EVOLUCIÓN ESTRUCTURAL
4.1.1. CONFIGURACIÓN A: CAPA VISCOSA DELGADA DE 0.5 cm
La primera evidencia de deformación se registra al 5% de acortamiento (Figura 5B) con el desarrollo de una falla de cabalgamiento sobre la sección de la rampa frontal delantera y sobre la sección de la rampa frontal trasera.
En las rampas frontal y trasera es posible observar un cabalgamiento principal y tres retrocabalgamientos, que en conjunto componen una estructura tipo pop-up expresada con una cresta curva que causa un apilamiento sobre el despegue superior del bloque rígido. Sobre la rampa lateral, se desarrolla un lineamiento, el cual divide el material transportado en dos bloques. Al 10% de acortamiento (Figura 5C) el número de retrocabalgamientos frente a cada rampa frontal se duplica. En la sección de la rampa frontal trasera se acentúa la curvatura de la cresta y el cabalgamiento principal. En la sección de la rampa frontal delantera los retrocabalgamientos forman una estructura en cola de caballo que finaliza en lineamiento de la rampa lateral. Se evidencia el crecimiento de dos pliegues anticlinales asociados a las dos rampas frontales con direcciones de cabeceo opuestas y separados por el lineamiento de la rampa lateral.
Al 32 y 37 % de acortamiento (Figura 5D y Figura 5E, respectivamente) se generan retrocabalgamientos frente a las dos rampas frontales. El cabalgamiento de la rampa frontal trasera acentúa su curvatura y se ve desplazado hacia el bloque rígido y el lineamiento de la rampa lateral se hace más extenso y adquiere una curvatura. Los pliegues anticlinales acentúan su cabeceo y presentan un aumento en la altura de sus charnelas. En la etapa final de deformación (Figura 5F) continúa el desarrollo de retrocabalgamientos asociados a las dos rampas frontales. Los dos pliegues anticlinales presentan su mayor grado de cabeceo y altura en sus charnelas, el lineamiento de la rampa lateral se ve elongado y pierde su curvatura.
4.1.2. CONFIGURACIÓN B: CAPA VISCOSAS DISCONTINUA DE 0.5 cm
Al 10% de acortamiento (Figura 6B) en cada rampa frontal se desarrolla un cabalgamiento y cuatro retrocabalgamientos rectos afectados por un lineamiento curvo localizado a lo largo de la rampa lateral. El cabalgamiento asociado a la rampa frontal se caracteriza por desarrollar una curvatura.
Al 16% de acortamiento (Figura 6C) se observan diferencias en la evolución de la sección de la rampa frontal trasera y la rampa frontal delantera. En la sección de la rampa frontal trasera el cabalgamiento principal está desplazado hacia el frente de deformación, presenta mayor curvatura y los retrocabalgamientos presentan un mayor espaciado entre ellos. En la sección de la rampa frontal delantera el cabalgamiento es recto y sus retrocabalgamientos se duplican con un espaciado constante entre ellos. Se identifican dos pliegues anticlinales asociados a cada rampa frontal segmentados por un lineamiento recto sobre la rampa lateral.
Al 35% de acortamiento (Figura 6D), los retrocabalgamientos más jóvenes de la sección de la rampa frontal trasera presentan un mayor espaciado y se curvan al rededor del lineamiento de la rampa lateral. Los retrocabalgamientos asociados a la rampa frontal delantera manteniendo un espaciado uniforme entre ellos. Los dos anticlinales presentan un aumento en la altura de sus charnelas, solo el anticlinal asociado a la rampa frontal trasera evidencia un cabeceo hacia el lineamiento de la rampa lateral.
Al 42 y 46% de acortamiento (Figuras 6E y 6F, respectivamente). La rampa frontal trasera presenta un cabalgamiento principal con doce retrocabalgamientos que adquieren una curvatura al acercarse al lineamiento de la rampa lateral. Los retrocabalgamientos presentan un espaciado variable, que aumenta entre las fallas ubicadas hacia el limbo trasero del pliegue. La Rampa frontal delantera presenta un cabalgamiento principal recto con doce retrocabalgamientos de espaciado uniforme que convergen al extremo del lineamiento de la rampa lateral. Los dos anticlinales asociados a las dos rampas frontales están limitados por el lineamiento curvo sobre la rampa lateral. El pliegue asociado a la rampa frontal trasera presenta un cabeceo, mientras que el pliegue asociado a la rampa frontal delantera se caracteriza por su eje principal recto.
4.1.3. CONFIGURACIÓN C: CAPA VISCOSA ESPESA DE 1.5 cm
Al igual que en los experimentos de configuración A y B los rasgos iniciales de deformación se hacen evidentes al 15 % de acortamiento (Figura 7B). En cada rampa frontal se genera un cabalgamiento con tres retrocabalgamientos asociados. En esta configuración se desarrollan lineamientos sobre la capa viscosa.
Al 23% de acortamiento (Figura 7C), y se identifican anticlinales asociados a las dos rampas frontales con cabeceo hacia el lineamiento recto sobre la rampa lateral y se observa el crecimiento de nuevos retrocabalgamientos. Al 41% y 43% de acortamiento (Figura 7D y Figura 7E) se presentan características estructurales similares. Se acentúa el cabeceo de los anticlinales y la formación de retrocabalgamientos se ve interrumpida por la invasión del pliegue de la rampa frontal delantera en la zona del lineamento. La capa viscosa evidencia una cizalla de tipo destral localizada en la rampa lateral. Finalmente, al 45% de acortamiento (Figura 7F), en la rampa frontal delantera se genera una estructura anticlinal que se extiende hasta la sección de la rampa frontal trasera, limitando la formación de retrocabalgamientos y afectando el lineamiento sobre la rampa lateral.
4.2. ESTRUCTURAS SALINAS
4.2.1. CONFIGURACIÓN A: CAPA VISCOSA DELGADA DE 0.5 cm
Se obtuvieron seis secciones transversales paralelas en los experimentos realizados en la configuración A (Figura 8). La sección transversal B está localizada a 10 cm del límite lateral izquierdo del modelo, en la rampa frontal trasera (Figura 9). La sección transversal muestra un pliegue por flexión de falla y la capa viscosa (delimitada en amarillo) intruye el material granular a través de los planos de falla de los retrocabalgamientos 5,7, 8 y 9, como estructuras salinas de cabalgamiento (Figura 9). La sección transversal D está localizada a 20 cm del límite lateral izquierdo del modelo, sobre la rampa lateral del sistema (Figura 9). En esta sección transversal la capa viscosa tiene una geometría de glaciar de sal, el crecimiento de la cresta de la capa viscosa genera dos pares de fallas inversas con vergencia opuesta. Las fallas 2, 3 y 4 presentan vergencia hacia el limbo delantero del pliegue e intervienen en la deformación del material viscoso (Figura 9). Se observa el desarrollo de retrocabalgamientos (5-9) caracterizados por una disminución progresiva del ángulo de las fallas (desde 48° a 27°) (Figura 9).
La sección transversal E se localiza a 26 cm del límite lateral izquierdo del modelo, sobre la rampa frontal delantera (Figura 9). La capa viscosa tiene una geometría de una lámina de sal y se encuentra en el núcleo del anticlinal ubicado sobre el despegue superior del bloque rígido y la rampa frontal delantera. Las fallas observadas en esta sección presentan principalmente una vergencia hacia el limbo trasero del pliegue y al igual que en la sección transversal D, hay una disminución continua en el ángulo de las fallas. Sin embargo, dentro del material viscoso se ve la formación de ciertos lineamientos.
4.2.2. CONFIGURACIÓN B: CAPA VISCOSA DISCONTINUA DE 0.5 cm
Se obtuvieron ocho secciones transversales paralelas en los experimentos realizados en la configuración B (Figura 10). La sección transversal B localiza sobre la rampa frontal trasera, a 9 cm del límite lateral izquierdo (Figura 11). La estructura principal corresponde a un pliegue anticlinal que presenta una estructura tipo pop-up comprendida entre el cabalgamiento principal (1) y el primer retrocabalgamiento (3) (Figura 11). Esta estructura corresponde a una geometría de almohada de sal, que se genera entre las fallas 2 y 4 (Figura 11). Se identifican dos conjuntos de retrocabalgamientos de acuerdo con su inclinación, 1) las fallas 3 y 6 que presentan ángulos de 55° y 65° respectivamente, próximas a la rampa frontal, y 2) las fallas 5, 7, 8, 9 y 10 con ángulos entre 20° a 31°, distantes de la rampa frontal (Figura 11). La sección transversal D se localiza a 14 cm del límite lateral izquierdo, sobre la rampa frontal trasera y próxima a la rampa lateral (Figura 12). Esta sección transversal muestra el mismo el paralelismo y uniformidad de buzamientos (29°≈) de los retrocabalgamientos 7, 8, 9 y 10, observadas en la sección transversal B (Figura 11).
La sección transversal E se localiza sobre la rampa frontal delantera (Figura 12) y se observa un anticlinal comprendido entre el cabalgamiento por apilamiento (1) y el ultimo retrocabalgamiento (7) con el mismo patrón de deformación que las secciones transversales B y D. En el flanco frontal del anticlinal la capa viscosa presenta una geometría de almohada de sal.
4.2.3. CONFIGURACIÓN C: CAPA VISCOSA ESPESA DE 1.5 cm
Se obtuvieron seis secciones transversales paralelas en los experimentos realizados en la configuración C (Figura 12). La sección transversal B se localiza sobre la rampa frontal trasera, a 10 cm del límite lateral izquierdo (Figura 13). Se observa un pliegue anticlinal localizado entre el cabalgamiento principal (1) y el ultimo retrocabalgamiento (5) (Figura 13). Se identifica una estructura pop-up entre el cabalgamiento principal (1) y el primer retrocabalgamiento (2) (Figura 13).
La sección transversal C se localiza sobre la rampa frontal trasera y la rampa lateral (Figura 14), se identifica un pliegue anticlinal similar al de la sección B, limitado por el cabalgamiento principal (1) y los retrocabalgamientos (2, 3, 4 y 5) (Figura 13). Se observa un crecimiento significativo de la estructura en la capa viscosa debido a un cambio de geometría tipo de bulbo de sal (Figura 13). La sección transversal F se ubica sobre la rampa frontal delantera a 30 cm del límite lateral izquierdo (Figura 13). En esta sección transversal se identifica una geometría de lengua de sal asociada a las fallas inversas 1 y 2 (Figura 13). En esta sección transversal la deformación se acumula en el material viscoso y disminuye el número de fallas en la rampa frontal delantera, la deformación se propaga lateralmente y genera lineamientos sobre la capa viscosa (Figura 8).
5. Discusión
El desarrollo de estructuras salinas intrusivas o diapíricas están relacionadas al desplazamiento de fallas normales en estilos estructurales de extensión (Jackson et al., 1994). Sin embargo, se han reproducido estructuras diapíricas en modelos análogos de ambientes compresivos (Cotton y Koyi, 2000; Dooley et al., 2005; Del Ventisette et al., 2005). El modelo de este trabajo se asemeja al planteamiento de Cotton y Koyi (2000), quienes simularon acortamiento de capas granulares y dúctiles contra una rampa frontal. Los resultados obtenidos por Cotton y Koyi (2000) sugieren estructuras similares a las observadas en la rampa frontal trasera con una vergencia hacia el foreland y estructuras pop-up en la zona de la rampa frontal. Las estructuras salinas observadas en los perfiles de los modelos corresponden a: almohada de sal, glaciar de sal, lámina de sal y lengua de sal, las cuales, aunque no son exclusivas de estilos estructurales compresivos, son indicadores de una madurez intermedia a alta (Fossen, 2010; van der Pluijm y Marshak, 2004).
5.1. FALLAS TRANSVERSALES
La Falla del Neusa tiene un rumbo NO y es definida como una falla transversal (García y Jiménez, 2016), en la cual finalizan las fallas Carupa, Rio Guandoque y Sutatausa (Figura 14A). Esta orientación y características estructurales son coherentes con las observaciones en planta de las tres configuraciones de los modelos (Figuras 5F, 6F y 7F). La configuración 2 (Figura 6F) representa el modelo más coherente debido a que la Falla transversal del Neusa se destaca por no presentar niveles evaporíticos, además, presenta la mayor similitud geométrica del lineamiento en la zona transversal. Estos niveles estarían principalmente en la zona sur del Anticlinal de Zipaquirá (García y Jiménez, 2016).
Las fallas inversas con rumbo NE, la Falla y el Anticlinal de Nemocón, localizadas al norte del Anticlinal de Zipaquirá estarían representadas por los cabalgamientos de la rampa frontal del modelo y la Falla transversal del Neusa por la rampa lateral del modelo (Figura 14A). El diapirismo está asociado y restringido al Anticlinal de Nemocón y las fallas inversas asociadas, las cuales permiten el ascenso de los cuerpos salinos (McLaughlin 1972). García y Jiménez (2016) sugirieron que el diapirismo en la zona norte del Anticlinal de Zipaquirá se extiende por efecto de las fallas de Río Guandoque, Carupa y Tausa (Figura 14A).
En la configuración A, con capa continua delgada (Figura 14C y 14D), la zona de retrocabalgamientos asociada a la rampa frontal trasera muestra una configuración geométrica de cuerpos salinos similar a la propuesta por García y Jiménez (2016). Las estructuras observadas en el modelo son similares a las descritas por Del Ventisette et al. (2005) y Dooley et al. (2005), las cuales se asocian a estructuras preexistentes o procesos previos de extensión, sugiriendo que la intrusión de sal en el Anticlinal de Zipaquirá es favorecida y localizada en las fallas transversales (Ujueta, 1965; García y Jiménez, 2016).
La zona sur del Anticlinal de Zipaquirá presenta un menor número fallas y un mayor emplazamiento de cuerpos salinos interestratificados y plegados (Ujueta, 1965; García y Jiménez, 2016). Esta zona tiene mayor coincidencia con la estructura de la rampa frontal delantera de la configuración A (Figura 14F), considerando que el cuerpo de sal en esta región se clasifica como una estructura en domo (Ujueta, 1965) y a la estructura asociada a las fallas inversas sugerida por García y Jiménez (2016) (Figura 14E).
El cuerpo salino en los modelos es cortado en el núcleo del anticlinal y define una estructura de tipo lámina de sal, ligada a la estratificación sin cortes significativos en la secuencia (Figura 14). Esta configuración es concordante con el modelo propuesto por García y Jiménez (2016), aun cuando el pliegue está invertido.
De este modo, los modelos sugieren que la presencia inicial de material evaporítico previo a la deformación era mayor en la zona sur, sugiriendo una configuración discontinua limitada por fallas transversales (ej., Falla del Neusa), posiblemente originadas durante fases extensionales de la cuenca.
5.2. ROTACIONES
Las rotaciones en el eje vertical en sentido horario han sido reportadas en el Anticlinal de Zipaquirá y el flanco oeste y zona axial de la Cordillera Oriental, asociadas a fallas transversales (García y Jiménez, 2016; Jiménez et al., 2022). Estas fallas transversales tienen una orientación NE y corresponden a fallas con inversión tectónica (Velandia, 2017; Villar et al., 2017; Jiménez et al. 2022). La vista en planta analizada para cada una de las tres configuraciones de modelos realizados muestra un lineamiento que es inicialmente paralelo a la rampa lateral con cabeceos de anticlinales y terminaciones de fallas. El progresivo aumento de la deformación en la zona de la rampa lateral evidencia una rotación horaria progresiva hasta que el lineamiento, los cabeceos y terminaciones de fallas desarrollan una oblicuidad con la rampa lateral. Estas observaciones en los modelos son coherentes con las rotaciones horarias observadas en sistemas de cizalla simple destral reportados en la Cordillera Oriental (García y Jiménez, 2016; Jiménez et al., 2022).
6. Conclusiones
Los modelos análogos realizados permitieron reproducir una tectónica salina con desarrollo de estructuras salinas de tipo almohada de sal, glaciar de sal, lámina de sal, lengua de sal, y estructuras salinas de cabalgamiento, lo cual aporta validez a los experimentos y sugiere que el material viscoso emula la reología de rocas evaporíticas en ambientes compresivos. Los experimentos realizados refuerzan la hipótesis de la presencia de rampas frontales conectadas por zonas transversales (rampas laterales) y una distribución heterogénea de los niveles evaporíticos en el Anticlinal de Zipaquirá. La zona sur del Anticlinal de Zipaquirá presenta mayor cantidad de niveles evaporíticos respecto a la zona norte y no existe conexión en la zona de la Falla del Neusa.
Las estructuras obtenidas en las tres configuraciones muestran similitudes con las cartografiadas la zona de Zipaquirá. La Falla de Nemocón corresponde al cabalgamiento principal en la rampa frontal trasera y el Anticlinal de Zipaquirá Sur corresponde a la estructura principal en la rampa frontal delantera. La rotación horaria registrada en los modelos coincide con las rotaciones propuestas para la Cordillera Oriental y la zona de la Sabana de Bogotá.