Introducción
La sandía (Citrullus lanatus) es una de las hortalizas de mayor consumo en México y se cultiva en sistemas de producción en condiciones protegidas y de campo abierto (SIAP, 2022); sin embargo, existen factores fitosanitarios que limitan el cultivo, como los nematodos del género Meloidogyne, responsables de las mayores pérdidas de producción en hortalizas de regiones tropicales y subtropicales (Pofu et al., 2011; Villocino y Quevedo, 2015). Las plantas afectadas manifiestan disminución del crecimiento, clorosis generalizada, marchitez y menor calidad de frutos, debido a que las raíces se atrofian por la formación de agallas o nódulos (Herrera-Parra et al., 2011). Para su control, se aplican nematicidas sintéticos con elevados costos económicos, deterioro ambiental y afectaciones en la salud (Xie et al., 2015). Una alternativa es el uso de plantas injertadas sobre portainjertos tolerantes cuya, fortaleza genética permite una producción sustentable (Thies et al., 2016). Además, el injerto proporciona tolerancia al estrés, ayuda a mejorar la absorción de nutrientes, la calidad y el rendimiento en plantas (Thies et al., 2016; Elsheery et al., 2020). También, permiten mayor adaptación y desarrollo vegetativo en comparación con las plantas sin injertar (Rouphael et al., 2017; Elsheery et al., 2020). Rouphael et al. (2017) mencionan que el injerto se considera el mejor método para controlar las enfermedades causadas por fitopatógenos con origen en el suelo. Estudios previos han mostrado que la injertación en cucurbitáceas permite implementar un control sustentable de estas enfermedades (Abd-El Wanis et al., 2013; Goreta-Ban et al., 2014; Guan et al., 2014; Thies et al., 2015, 2016). Así, el uso de sandía injertada sobre portainjertos de Cucumis myriocarpus y C. africanus presentaron mayor tolerancia al parasitismo de M. incognita en comparación con los tratamientos sin injertar, éstos mermaron del 46 a 60 % su producción (Pofu et al., 2012). Asimismo, en melón (C. melo) y pepino (C. sativus) injertado sobre portainjertos de C. metuliferus y Citrullus colocynthis observaron menor número de agallas y masas de huevos de Meloidogyne spp. (Guan et al., 2014; Punithaveni et al., 2015). En pepino injertado sobre portainjertos de Cucurbita argyrosperma y C. ficifolia se mejoró el crecimiento y el vigor de las plantas aun en presencia de nematodos (Hernández-Gonzáles et al., 2014).
Con base a lo anterior, el objetivo del presente estudio fue evaluar el crecimiento, rendimiento y tolerancia de injertos de sandía al parasitismo de M. incognita.
Materiales y métodos
Localización geográfica y material vegetal
El estudio se realizó en el Instituto Tecnológico de Conkal, Yucatán, ubicado al noreste de Mérida a 21º 15’ LN y 89º 32’ LO. El clima es cálido sub-húmedo, con temperatura y precipitación media anual de 26.8 ºC y 469 mm, respectivamente (SMN, 2022).
Las semillas de los portainjertos; Lagenaria siceraria, Cucurbita moschata, C. melo y C. sativus se obtuvieron de colectas regionales de Yucatán y las semillas del injerto de sandía (C. lanatus cv. Cal sweet) se obtuvo de la empresa Kristen Seed, S.A. DE C.V.
Producción de plántulas e injertos
Las semillas de los portainjertos se sembraron en charolas de poliestireno de 200 cavidades con musgo canadiense (Sunshine®) y 8 días después, se realizó la siembra del cultivar comercial a injertar.
Cuando las plántulas de los cuatro portainjertos y el cultivar a injertar desarrollaron la primera hoja verdadera y presentaron un diámetro de tallo superior a 2.5 mm (Pardo-Alonso et al., 2019) se realizó el injerto con la técnica de aproximación (Mohamed et al., 2014). Posteriormente, las plantas injertadas se mantuvieron durante 14 d en una cámara de adaptación en condiciones controladas (90 - 95 % de humedad relativa, 24 - 26 ºC y 45 % de sombra) hasta el trasplante.
Se consideraron cinco tratamientos constituidos por los cuatro portainjertos de cucurbitáceas criollas: 1) L. siceraria, 2) C. moschata, 3) C. melo, 4) C. sativus y 5) sandía cv. “Cal sweet” sin injertar.
Establecimiento del experimento
El cultivo se estableció en condiciones de campo abierto en la temporada de otoño-invierno de 2019. Se desinfectó el suelo con una caldera mediante arrastre de vapor durante 4 horas a 100 ºC, Posteriormente, en macetas con capacidad de 5 kg, se depositó suelo estéril tipo cambisol de textura franco-arcilloso. Las plantas injertadas y sin injertar (testigo) se trasplantaron 15 días después de realizar el injerto. La distancia de siembra fue de 1.5 m entre plantas y 2.5 m entre filas bajo un sistema de riego por goteo. El manejo agronómico se realizó de acuerdo a la producción comercial de sandía en campo abierto (Crawford, 2017).
Una semana después del trasplante, cada maceta se inoculó con 5 mL de solución que contenía 5000 huevos larvados de M. incognita. Los huevos del nematodo se extrajeron de raíces agalladas de una población pura de M. incognita mantenida en condiciones de invernadero en cultivos regionales de C. melo y Capsicum chinense. Para la identificación y confirmación de la especie del nematodo, se extrajeron de tres raíces de cada cultivo, 10 hembras adultas de cada raíz, y se realizaron cortes perineales para observar el patrón cuticular, con arco dorsal alto y cuadrado, formado por estrías lisas y campos laterales ausentes, con algunas estrías que se bifurcan cerca de las líneas laterales, poco visibles y con frecuencia con estrías que se orientan hacia la región vulvar, dichas características coincidieron con M. incognita (Eisenback et al., 1983; Harman y Sasser, 1985). El inóculo se preparó siguiendo la metodología de Ayoub (1977) y se introdujo en el suelo a través de cuatro orificios de 5 cm de profundidad alrededor del tallo de cada planta.
Variables evaluadas
Las variables de crecimiento fueron medidas a los 32 d después del trasplante (ddt), seleccionando 10 plantas al azar por cada tratamiento. El diámetro de tallo se midió con un vernier digital (Truper®, modelo 14388) a 1 cm por debajo de los cotiledones; la longitud de guía se midió con un flexómetro desde la base de la raíz hasta el meristemo apical de la guía principal; el número de guías se contabilizó de forma manual; la dinámica de floración se determinó contabilizando el número de botones florales abiertos.
La biomasa seca se determinó de cuatro plantas al azar por tratamiento separando la raíz y la parte aérea (tallo y hojas) de cada planta y se secaron en un horno de convección (Felisa® modelo FE293AD) a 65 ºC hasta obtener un peso seco constante. El volumen de raíz se determinó por el método de desplazamiento de volúmenes descrito por Böhm (1979) para lo cual se introdujo la raíz de cada planta en una probeta graduada con agua tomando el dato del volumen de agua desplazado por las raíces. El rendimiento se evaluó a los 65 ddt, se seleccionaron al azar 10 frutos de cada tratamiento. Se contabilizó el número y el peso de esta variable con una balanza digital (Ohaus Scout Pro® modelo SP601) y se estimó el rendimiento potencial expresado en t ha-1. Para los parámetros de calidad de la fruta se seleccionaron 5 frutos al azar por cada tratamiento. El diámetro polar se determinó desde el extremo apical hasta la base del fruto y el diámetro ecuatorial se midió en la parte media del fruto, con un flexómetro. Para estimar solidos solubles, los frutos se cortaron transversalmente desde el ápice hasta la base del fruto, se tomó la pulpa de la parte externa hacia dentro y se homogenizó con un procesador (Oster® modelo 6662-13). Se cuantificó el extracto líquido obtenido de cada fruto con un refractómetro portátil (Atago® modelo ATC) y se expresó en º Brix.
Para estimar la tolerancia o control del nematodo, se realizó un muestreo destructivo de cuatro plantas al azar por cada tratamiento a los 60 días después de la inoculación (ddi). Las raíces se lavaron con agua para eliminar el exceso de suelo, se estimó el índice de agallamiento, mediante una escala pictórica de seis clases (Taylor y Sasser, 1983): 0: sin agallas; 1: 1 - 10 % de las raíces agalladas; 2: 11 - 25 %; 3: 26 - 50 %; 4: 51 - 75 %; y 5: 76 - 100 % de las raíces agalladas.
Como variable de reproducción del nematodo, se contabilizó el número de huevos y hembras por gramo de raíz. La extracción de huevos se realizó fragmentando la raíz de cada planta, posteriormente se homogenizó y se tomaron 2 g de raíz, un gramo se licuó durante 11 s con una solución de hipoclorito de sodio (NaClO) al 2 %, la suspensión resultante se vertió en tamices de malla número 50, 100, 200, 300 y 500, posteriormente la suspensión se depositó en una rejilla de conteo para nematodos bajo un microscopio compuesto (Leica® 4X modelo DM500). El restante, se tiñó con fucsina ácida a punto de ebullición durante 10 min con agua corriente, se eliminó el exceso del colorante y las raíces se depositaron en glicerina al 78 % para su disección en un microscopio estereoscópico (Leica® modelo EZ4), con el fin de contabilizar el número de hembras adultas (Ayoub, 1977).
Diseño experimental y análisis estadístico
El diseño experimental fue de bloques completos al azar, cada tratamiento constó de 25 plantas como unidad experimental, mismas que constituyeron las repeticiones. A los datos obtenidos se les realizó una prueba de normalidad. Los datos en porcentaje se transformaron con la raíz cuadrada del arcoseno (y = arsin(sqrty/100)) y posteriormente se realizó un análisis de varianza. En donde hubo diferencias estadísticas significativas entre tratamientos, se realizó una prueba de comparación de medias con el método de Tukey (α = 0.05). Los análisis se realizaron con el software estadístico Statistica 7 (Statsoft, Tulsa, Ok, USA).
Resultados y discusión
Evaluación agronómica de los injertos
En el diámetro de tallo se encontraron diferencias estadísticas significativas (P ≤ 0.01). Los tratamientos 1) L. siceraria y 2) C. moschata superaron en un 15 y 12 % al tratamiento 5) sandía cv. “Cal sweet” sin injertar, sin embargo, los tratamientos 3) C. melo y 4) C. sativus obtuvieron los valores más bajos, superados en un 25 % en comparación con las plantas que tuvieron mayor diámetro de tallo (Tabla 1). En estudios con Cucurbita como portainjerto de C. sativus, el injerto influyó significativamente en el crecimiento y rendimiento de las plantas (Hernández-González et al., 2014; Elsheery et al., 2020).
Tratamientos | DT (mm) | LG (cm) | NGS |
1) L. siceraria | 6.74 ± 0.30 a | 190.66 ± 6.54 a | 8.57 ± 0.73 a |
2) C. moschata | 6.48 ± 0.37 a | 182.25 ± 17.47 ab | 8.41 ± 0.82 a |
3) C. melo | 4.97 ± 0.25 bc | 156.96 ± 14.64 ab | 7.32 ± 0.60 ab |
4) C. sativus | 4.12 ± 0.16 c | 138.14 ± 12.32 b | 5.13 ± 0.30 b |
5) sandía cv. 'Cal sweet' sin injertar | 5.71 ± 0.31 ab | 154.05 ± 13.15 ab | 5.63 ± 0.18 b |
CV (%) | 10.12 | 13.03 | 8.83 |
DMS | 1.21 | 45.68 | 2.31 |
Los datos son medias ± EE. n = 10. CV = Coeficiente de variación. DMS = Diferencia mínima significativa. Literales diferentes en la misma columna indican diferencias estadísticas significativas (Tukey, α = 0.05).
En la longitud y número de guías se estimaron diferencias estadísticas significativas (P ≤ 0.01), el tratamiento 1) L. siceraria tuvo los valores más altos (190.66 cm y 8.57), superiores a las plantas sin injertar, por lo que el injerto influyó en el crecimiento de las plantas (Tabla 1). En otros trabajos, también se reportaron en plantas injertadas, mejor crecimiento en la longitud y el número de guías (Pofu et al., 2012; Hernández-González et al., 2014).
En relación con la floración, a partir de los 25 ddt hasta los 46 ddt, los análisis de varianza mostraron diferencias significativas (P ≤ 0.0001). En el tratamiento 3) C. melo se registró el 51 % de floración a los 25 ddt, mientras que en el tratamiento 5) sandía cv. “Cal sweet” sin injertar, este promedio en floración se obtuvo a los 39 ddt. A los 46 ddt los tratamientos con plantas injertadas (1-4) alcanzaron el 100 % de la floración, mientras que en el tratamiento 5) la sandía cv. “Cal sweet” sin injertar, se registró a los 53 ddt (Figura 1). El tratamiento 3) C. melo superó un 36 % al tratamiento 5) sandía cv. “Cal sweet” sin injertar, al manifestar el 50 % de floración en menor tiempo seguido del tratamiento 1) L. siceraria con un 18 %. Así, el uso de plantas injertadas en especies de cucurbitáceas (C. melo y L. siceraria) como portainjertos promovieron el crecimiento de primordios florales en menor tiempo, con lo que se redujo los días a floración. Estudios publicados por Pofu et al. (2012) en sandía cv. Congo y cv. Charlestón Gray injertados en portainjertos de C. africanus y C. myriocarpus mostraron una floración temprana del 70-81 %. Lo que hace suponer, que el injerto puede incidir sobre la precocidad en la floración, debido a procesos hormonales en interacción con variables ambientales durante el proceso de formación en la unión del injerto (Devi et al., 2020).
Aunque la injertación puede variar la expresión sexual y el orden de floración, la precocidad es atribuible a la unión portainjerto-injerto, lo cual influye en la concentración endógena de hormonas, lo que modifica el desarrollo y la fisiología de las plantas (Pofu et al., 2012).
En la biomasa seca foliar el análisis de varianza mostró diferencias estadísticas significativas (P ≤ 0.01). Los mejores tratamientos fueron: 3) C. melo, 1) L. siceraria y 2) C. moschata con promedios de 55.9, 53.2 y 51.9 g, respectivamente, lo que superaron en 36, 33 y 31 % al tratamiento 5) sandía cv. “Cal sweet” sin injertar. En el volumen y biomasa seca de raíz, el tratamiento 3) C. melo fue significativo (P ≤ 0.01) en comparación con los demás tratamientos, al registrar valores de 29.3 cm3 y 2.5 g equivalente en 20 y 21 % superior al tratamiento 5) la sandía cv. “Cal sweet” sin injertar (Tabla 2). Por lo que la injertación mejoró la biomasa y el volumen de raíz. Incluso, en condiciones de estrés por sequía; plantas de sandía, injertadas sobre Cucurbita se han obtenido resultados significativos en el desarrollo del sistema de raíces y número de hojas (Poor, 2015). Es evidente una relación entre parte vegetativa-raíz, lo que es indicativo del crecimiento de la parte aérea, vinculado con el sistema de raíces y correlacionado con el crecimiento de ambos, lo que induce incrementos en biomasa (Pofu et al., 2012; Hernández-González et al., 2014). Lo que favorece en los injertos mayor crecimiento de raíz, mejor adaptación y desarrollo de las plantas, aun cuando se establecen en suelos con problemas por fitopatógenos (Thies et al., 2016; Rouphael et al., 2017).
Tratamientos | BSF (g) | BSR (g) | VR (cm3) |
1) 'Cal sweet' sobre L. siceraria | 53.23 ± 2.96 a | 1.67 ± 0.28 ab | 22.67 ± 1.76 ab |
2) 'Cal sweet' sobre C. moschata | 51.90 ± 2.02 a | 0.80 ± 0.17 ab | 13.33 ± 2.40 bc |
3) 'Cal sweet' sobre C. melo | 55.93 ± 2.41 a | 2.50 ± 0.60 a | 29.33 ± 2.33 a |
4) 'Cal sweet' sobre C. sativus | 30.80 ± 1.02 b | 0.33 ± 0.14 b | 7.33 ± 2.40 c |
5) 'Cal sweet' sin injertar (testigo) | 35.60 ± 1.20 b | 1.97 ± 0.27 ab | 23.33 ± 1.76 ab |
CV (%) | 11.34 | 14.94 | 11.56 |
DMS | 10.92 | 1.82 | 11.12 |
Los datos son medias ± EE. n = 4. CV = Coeficiente de variación. DMS = Diferencia mínima significativa. Literales diferentes en la misma columna indican diferencias estadísticas significativas (Tukey, α = 0.05).
En el rendimiento, se observaron diferencias estadísticas significativas (P ≤ 0.0467) entre tratamientos, los tratamientos injertados superaron al testigo. La productividad se incrementó con el tratamiento 2) C. moschata, al producir un rendimiento potencial de 18.5 t ha-1, superior en 35 % al tratamiento 5) sandía cv. “Cal sweet” sin injertar con 12.0 t ha-1 (Figura 2). En otro estudio con plantas de pepino, injertadas sobre C. maxima x C. moschata (Strong Tosa) se incrementó el rendimiento (30 - 50 %) en comparación con las plantas sin injertar (Goreta-Ban et al., 2014). En sandía, injertadas sobre C. lanatus var. Citroides) se incrementó del 27 - 34 % el rendimiento y hasta 50 % el tamaño del fruto en comparación con plantas sin injertar (Thies et al., 2015). También, en portainjertos de C. africanus y C. myriocarpus con el cv. Congo y el cv. Charleston Grey, se incrementó el rendimiento en 46 y 115 % (Pofu et al., 2012). Mientras portainjertos C. maxima x C. moschata incrementaron el rendimiento en 40 y 46 % sobre plantas sin injertar (Soteriou y Kyriacou, 2014).
En relación con el tamaño del fruto, en general, las plantas injertadas fueron de mayor tamaño comparado con los frutos de plantas sin injertar. El fruto de mayor tamaño se produjo en el tratamiento 2) C. moschata, con 66 cm de longitud y 51.7 cm de diámetro ecuatorial, superior en 16 y 18 % a los frutos del tratamiento 5) sandía cv. “Cal sweet” sin injertar (Tabla 3). El tamaño de frutos, también se reportó con portainjertos de Cucurbita y C. lanatus, en ambos portainjertos incrementaron el peso del fruto en 24 % (Fredes et al., 2016).
Tratamientos | LFR (cm) | DE (cm) | CSS (° Brix) |
1) 'Cal sweet' sobre L. siceraria | 61.88 ± 3.79 ab | 50.13 ± 1.38 ab | 7.0 ± 1.04 a |
2) 'Cal sweet' sobre C. moschata | 66.00 ± 3.46 a | 51.75 ± 2.49 a | 8.5 ± 0.57 a |
3) 'Cal sweet' sobre C. melo | 62.75 ± 3.47 ab | 46.13 ± 2.51 ab | 8.5 ± 0.86 a |
4) 'Cal sweet' sobre C. sativus | 63.38 ± 3.75 ab | 45.60 ± 2.55 ab | 7.6 ± 0.33 a |
5) 'Cal sweet' sin injertar (testigo) | 55.25 ± 3.68 b | 42.25 ± 0.59 b | 8.5 ± 0.28 a |
CV (%) | 11.71 | 11.61 | 12.82 |
DMS | 8.48 | 7.90 | 2.66 |
Los datos son medias ± EE. n = 5. CV = Coeficiente de variación. DMS = Diferencia mínima significativa. Literales diferentes en la misma columna indican diferencias estadísticas significativas (Tukey, α = 0.05).
Con respecto al contenido de sólidos solubles, no se encontraron diferencias estadísticas significativas entre las plantas injertadas y sin injertar (Tabla 3), por lo que el injerto no afecto el contenido de azucares, aun cuando hay evidencia donde se muestran que la cantidad de azúcares totales en frutos puede ser modificada por los portainjertos (Abd-El Wanis et al., 2013; Villocino y Quevedo, 2015).
Respuesta de tolerancia a M. incognita
En el análisis de varianza se encontraron diferencias estadísticas significativas (P ≤ 0.01) entre tratamientos (Tabla 4). Las plantas del tratamiento 5) sandía cv. “Cal sweet” sin injertar, como se esperaba mostraron susceptibilidad a M. incognita, en las que se estimaron los mayores índices de agallamiento (76 - 100 %) y mayor población del nematodo (3, 340 huevos y 126 hembras), en comparación con los tratamientos de plantas injertadas. En los tratamientos 1) L. siceraria y 2) C. moschata se registraron los menores índices de agallamiento con promedios de 11 y 25 %, menor número de huevos con 544 y 753 y menor número de hembras por gramo de raíz con 12 y 22, respectivamente, lo que significó respecto al tratamiento 5) sandía cv. “Cal sweet” sin injertar, una disminución en el daño de raíces del 79.5 %, en la producción de huevos del 77.5 a 83.4 % y en la formación de hembras del 82.5 a 90.4 % (Tabla 4). De acuerdo con Punithaveni et al. (2015) algunas especies de cucurbitáceas pueden desarrollar tolerancia a M. incognita, como ocurrió en este estudio, y en trabajos con portainjertos de Cucumis contra esta especie de nematodo agallador (Guan et al., 2014). El efecto de los tratamientos con portainjertos regionales tolerantes a M. incgonita, para la producción de sandía, presentaron la menor intensidad de la enfermedad, con lo que se promovió mejor crecimiento y rendimiento del cultivo y no se afectó el contenido de sólidos solubles, lo que hace sugerir, la implementación de especies regionales de cucurbitáceas como portainjertos para el cultivo sostenible de la sandía, en suelo infestados con el nematodo (Pofu et al., 2011, 2012; Goreta-Ban et al., 2014; Thies et al., 2015, 2016).
Tratamientos | IA | NHU | NHE |
1) 'Cal sweet' sobre L. siceraria | 2.0 ± 6.67 b | 544 ± 11.05 e | 12 ± 1.76 e |
2) 'Cal sweet' sobre C. moschata | 2.0 ± 6.67 b | 753 ± 10.54 d | 22 ± 1.45 d |
3) 'Cal sweet' sobre C. melo | 4.2 ± 14.43 ab | 1 334 ± 10.97 b | 48 ± 1.67 b |
4) 'Cal sweet' sobre C. sativus | 3.0 ± 15.00 b | 1 192 ± 11.02 c | 37 ± 1.73 c |
5) 'Cal sweet' sin injertar (testigo) | 5.0 ± 0.00 a | 3 340 ± 12.84 a | 126 ± 2.03 a |
CV (%) | 25.62 | 23.51 | 23.51 |
DMS | 2.21 | 44.73 | 8.64 |
IA = Índice de agallamiento de raíz; NHU = Número de huevos por g de raíz; NHE = Número de hembras por un g de raíz. Los datos son medias ± EE. n = 4. Escala del IA (0-5): 0 = 0, 1 = 1 - 10 %, 2 = 11 - 25 %, 3=26-50 %, 4 = 51 - 75 %, 5= 76 - 100 %. CV = Coeficiente de variación. DMS = Diferencia mínima significativa. Literales diferentes en la misma columna indican diferencias estadísticas significativas (Tukey, α = 0.05).
Conclusiones
El crecimiento y la producción de biomasa de las plantas injertadas fueron influenciadas significativamente por los portainjertos, el injerto indujo la precocidad de floración, aumentó el rendimiento y el tamaño del fruto, pero sin cambios en el contenido de sólidos solubles. Las plantas injertadas en portainjertos de L. siceraria y C. moschata presentaron la mayor tolerancia a M. incognita.