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Migraciones internacionales

versión On-line ISSN 2594-0279versión impresa ISSN 1665-8906

Migr. Inter vol.13  Tijuana ene./dic. 2022  Epub 17-Feb-2023

https://doi.org/10.33679/rmi.v1i1.2478 

Artículos

Análisis del ingreso laboral de los jóvenes estadounidenses en México

Liliana Meza González1 
http://orcid.org/0000-0002-0693-3931

Pedro Paulo Orraca Romano2 
http://orcid.org/0000-0003-0215-1251

1 Universidad Iberoamericana Ciudad de México, México, liliana.meza@ibero.mx

2 El Colegio de la Frontera Norte, Sede Tijuana, México, porraca@colef.mx


Resumen

Con base en datos de la Encuesta Intercensal 2015 y de los censos de población y vivienda 2000 y 2010, en este artículo se analizan las características laborales de los jóvenes estadounidenses de entre 15 y 29 años radicados en México y se evidencia que sus remuneraciones han sido más altas que las de los trabajadores mexicanos del mismo grupo de edad, aunque los diferenciales han disminuido en el tiempo. Ejercicios de descomposición tipo Blinder-Oaxaca indican que la parte no explicada del diferencial es el principal determinante de los resultados laborales en favor de los migrantes. Se incluye también un análisis de efectos fijos temporales, estratificado por nacionalidad, para controlar los cambios en las características de las diferentes cohortes de migrantes y mostrar que la ventaja salarial de los jóvenes estadounidenses efectivamente existe y ha disminuido.

Palabras clave: 1. inmigración; 2. diferenciales salariales; 3. trabajadores estadounidenses,4. México; 5. Estados Unidos.

Abstract

Using data from the 2015 Intercensal Survey and the 2010 and 2000 censuses, this study analyzes the labor characteristics of young Americans between the ages of 15 and 29 in Mexico and shows that their wages have been higher than those of Mexican workers of the same age group, although differentials have decreased over time. Blinder-Oaxaca decomposition exercises indicate that the unexplained part of the differential is the main determinant of labor outcomes in favor of migrants. We also include a time-fixed effects analysis, stratified by nationality, to control changes in the characteristics of different migrant cohorts and show that the wage advantage of young American workers exists and has decreased through time.

Keywords: 1. immigration; 2. wage differentials; 3. American workers; 4. Mexico,5. United States.

Introducción1

De acuerdo con datos de la Encuesta Intercensal (EIC) 2015 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), el total de personas nacidas en el extranjero que radican en México asciende a poco más de 1 millón. El contingente más importante de extranjeros es el de origen estadounidense, el cual asciende a aproximadamente 740 mil individuos (Inegi, 2015). Del total de estadounidenses, los que tienen entre 15 y 29 años suman poco más de 153 mil, lo que representa cerca del 20.7 por ciento. Para poner esta cifra en perspectiva, basta decir que el segundo contingente más grande de extranjeros en México es el de los guatemaltecos, el cual en 2015 sumó un total de 42 800 personas. Lo anterior indica que la cantidad de jóvenes estadounidenses representa casi cuatro veces el total de guatemaltecos que hay en el país.

Por un lado, muchos de los jóvenes estadounidenses radicados en México son hijos de mexicanos que pasaron algunos años en el vecino país del norte y decidieron regresar, trayendo con ellos a sus hijos nacidos en territorio estadounidense. Por ejemplo, del total de estadounidenses que hay en México, 85 por ciento son personas de entre 0 y 24 años. Zúñiga (2018) refiere que los niños que nacieron y pasaron sus primeros años de vida en Estados Unidos y adquirieron parte de su educación en dicho país y que ahora viven en México, son la llamada “generación 0.5”. Por otro lado, algunos jóvenes estadounidenses que viven en México son producto de la dinámica transfronteriza que se vive en el norte del país, debido a que mujeres residentes de México (que cuentan con altos niveles educativos y provienen de hogares con un nivel socioeconómico medio-alto o alto) optan por dar a luz en Estados Unidos, de manera que sus hijos cuenten con la ciudadanía estadounidense con el objetivo de mejorar sus perspectivas educativas y económicas de largo plazo (Vargas y Coubès, 2017). Esta situación le da a una parte de los jóvenes estadounidenses radicados en México una característica especial: no son realmente inmigrantes, pero sí son extranjeros en su propio país. Cabe destacar que con los datos del Inegi no es posible dimensionar de manera directa el fenómeno del nacimiento transfronterizo. Este artículo parte de la idea de que los jóvenes estadounidenses son principalmente hijos de mexicanos que regresaron a su país después de una estancia en Estados Unidos.

Es sabido que los jóvenes presentan características y problemas laborales distintos a los de los adultos. Su transición a la edad adulta pasa por su inserción al mercado de trabajo después de la etapa escolar, y los obstáculos que los jóvenes enfrentan para obtener su primer trabajo y para mantenerse en él pueden derivar en situaciones que afectan su vida laboral a lo largo del tiempo (Meza, 2018). Este fenómeno es conocido como “efecto cicatriz” y está bien documentado en la literatura (Nilsen y Reiso, 2011).

Diversos estudios han hablado de los problemas de integración a la sociedad de acogida que enfrentan los niños, las niñas y las/los adolescentes migrantes (Heckmann, 2008; Lu y Zhou, 2013; Gutiérrez y Giorguli, 2018). Los jóvenes de origen estadounidense en México deben lidiar no sólo con los problemas de inserción laboral que enfrentan los jóvenes en general, sino con los que les da su situación de migrantes; por ejemplo, por el manejo deficiente del idioma, sus expresiones verbales, su acento, sus costumbres, entre otros factores. No obstante, es probable que su conocimiento del idioma inglés, sus años en el sistema escolar estadounidense y su experiencia en el extranjero los coloque en una situación de ventaja respecto de sus contrapartes mexicanas. Es posible que los empleadores mexicanos tengan una preferencia por contratar jóvenes de origen estadounidense, lo que implicaría un trato favorable para ellos en el mercado laboral mexicano.

En el caso de los jóvenes estadounidenses residentes de México, aunque no se consideran inmigrantes en el sentido tradicional del concepto, se tiene que su integración a la sociedad de acogida pasa por las cuatro etapas propuestas por Esser (2006): a) la “aculturación”, es decir, la transmisión y la adquisición del lenguaje, los estándares culturales y las competencias necesarios para interactuar en la sociedad; b) la “colocación”, que se refiere a tener una posición en la sociedad; c) la “interacción”, que comprende la formación de relaciones y redes en las que hay retroalimentación entre diferentes actores, y d) la “identificación”, que implica que el actor se vea a sí mismo como elemento de un cuerpo colectivo o sistema social.

El objetivo de este artículo es analizar las condiciones en las cuales los jóvenes nacidos en Estados Unidos residentes de México se están integrando al mercado laboral mexicano, en comparación con sus contrapartes mexicanas de la misma edad. Para este fin se clasifica a los jóvenes en tres grupos etarios: de 15 a 19 años, de 20 a 24 años y de 25 a 29 años. La variable que se analiza es el ingreso laboral.

Se encuentra que los jóvenes estadounidenses siempre han presentado remuneraciones por arriba de sus contrapartes mexicanas, aunque esta ventaja ha disminuido en el tiempo. Dado que los jóvenes estadounidenses presentan niveles de escolaridad superiores, es importante preguntarse si su ventaja salarial se explica por sus características observables o por sus características no observables. Para ello, se incluyen ejercicios de descomposición tipo Blinder-Oaxaca que muestran que las características no observables de estos jóvenes son las que explican, en mayor proporción, su ventaja de ingreso, lo que sugiere que reciben un trato preferencial por parte de los empleadores mexicanos. Para tomar en cuenta los cambios en las características observables y no observables de las diferentes cohortes de jóvenes estadounidenses, y con el objetivo de probar la robustez de los resultados de corte transversal, se incluye también un análisis de efectos fijos temporales; es decir, con las bases de datos integradas y con regresiones de salarios separadas para cada grupo de estudio. Este análisis permite concluir que la ventaja que los jóvenes estadounidenses presentan en el mercado laboral mexicano es real y ha disminuido en el tiempo, lo cual es consistente con los hallazgos de otros estudios que abordan el tema de la inserción laboral de los grupos migrantes en México (Campos-Vázquez y Lara, 2012; Denier y Masferrer, 2020; Meza y Pederzini, 2020).

Revisión de la literatura

La literatura que examina la inserción laboral de la población estadounidense en México y desempeño económico, es escasa. Trabajos relacionados se han enfocado en analizar las características de los flujos migratorios de Estados Unidos a México y los impactos que éstos generan en las localidades que los reciben (Schafran y Monkkonen, 2017; Topmiller, Conway y Gerber, 2011); algunos se han centrado en los estadounidenses que llegan al país para retirarse una vez concluido su ciclo de vida laboral (Lardiés- Bosque, Guillén y Montes-de-Oca, 2016; Rojas, LeBlanc y Sunil, 2014), y otros estudian la inserción escolar de niños, niñas y adolescentes nacidos en Estados Unidos que llegaron a México como resultado del retorno voluntario o forzado de sus padres mexicanos (Jacobo-Suárez, 2017; Vargas y Camacho, 2015) y las decisiones de estos jóvenes de reemigrar a su país de origen (Cuecuecha-Mendoza, Lara-Lara y Vázquez- Vázquez, 2017).

Un estudio que analiza explícitamente la inserción laboral de los jóvenes estadounidenses en México es el realizado por Meza y Orraca (2020), quienes, con base en información censal de 2000 a 2015, se centran en la población de 15 a 29 años. Los autores analizan las industrias en las que se insertan los jóvenes estadounidenses y las posiciones laborales que éstos ocupan. Además, observan que las remuneraciones percibidas por los jóvenes estadounidenses han sido más altas que las obtenidas por los trabajadores mexicanos del mismo grupo de edad. El presente artículo es una continuación de este estudio y se diferencia en que, con base en la metodología propuesta por Borjas (1985, 1994), incluye un análisis de efectos fijos temporales, estratificado por nacionalidad, que busca controlar por las características de las diferentes cohortes de jóvenes estadounidenses que han buscado insertarse en el mercado laboral mexicano.

Los jóvenes estadounidenses en México, específicamente aquellos que han residido y estudiado en Estados Unidos, enfrentan una serie de retos administrativos, burocráticos, pedagógicos y lingüísticos que dificultan su inserción educativa en el país (Jacobo- Suárez, 2017). Zúñiga y Hamann (2015) denominan “estudiantes transnacionales” a aquellos que han transitado entre el sistema educativo estadounidense y el mexicano, independientemente de dónde hayan nacido. Jacobo-Suárez (2017) argumenta que la falta de documentos de identidad y los problemas de revalidación entre la población inmigrante ha impedido que estudiantes transnacionales tengan acceso a las escuelas mexicanas. Estos impedimentos se reflejan en que comúnmente estos niños, niñas y jóvenes tienen riesgos más altos de inasistencia escolar y rezago en grados escolares, aunque estos efectos negativos son menores entre los estudiantes transnacionales nacidos en Estados Unidos que entre los nacidos en México (Vargas y Camacho, 2015). A mediano y largo plazo, los problemas de inserción al sistema educativo se pueden reflejar en una menor acumulación de capital humano, lo cual merma la capacidad de ingreso de los trabajadores.

Entre los factores individuales que dificultan la inserción laboral de los jóvenes se encuentra la poca experiencia, la falta de conocimiento relacionado a la búsqueda de trabajo y las restricciones de movilidad o desplazamiento geográfico (Mocanu y Zamfir, 2016). También, sus altas tasas de desempleo se explican en parte porque se encuentran en un estado de transición, al pasar de la escuela al mercado de trabajo y de vivir con los padres a residir de manera independiente, lo que deriva en entradas y salidas frecuentes del mercado de trabajo (Vela, 2007). Los factores estructurales por los que no logran insertarse en el mercado laboral incluyen la falta de vinculación entre la oferta educativa y los requerimientos laborales demandados por las empresas. Asimismo, existen diferencias importantes en los niveles de participación laboral de los jóvenes de acuerdo a su estatus socioeconómico, particularmente en el caso de los adolescentes, donde aquellos provenientes de hogares de escasos recursos enfrentan una mayor presión para trabajar a una edad más temprana y así proveer ingreso al hogar para poder cubrir gastos personales o continuar estudiando (Orraca, 2014; Pabilonia, 2001).

Diversos estudios analizan la inserción laboral de migrantes jóvenes. Entre éstos, el de Perreira, Harris y Lee (2007) se centra en la población de entre 12 y 20 años en Estados Unidos. El análisis muestra que, respecto de sus pares nativos, los inmigrantes tienen menores tasas de participación laboral durante su etapa de estudios de secundaria y bachillerato. Los autores argumentan que esto surge porque los inmigrantes y los nativos presentan diferencias importantes respecto de las características socioeconómicas de sus familias, sus redes sociales y las oportunidades que tienen en el mercado laboral. Los padres de los inmigrantes juegan un papel importante en su proceso de inserción laboral, donde su educación y posición en el mercado laboral les otorga distintos niveles de acceso a capital económico y social y, por tanto, distintos recursos para acceder a mayores niveles educativos y trabajos mejor remunerados (Behtoui y Olsson, 2014). Froy y Pyne (2011) examinan el desempeño laboral de grupos minoritarios étnicos y de jóvenes migrantes en países pertenecientes a la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico. Se observa que los jóvenes tienen mayores tasas de desocupación que la población adulta y que, entre los jóvenes, los inmigrantes presentan una mayor propensión a estar desempleados. Carrasco y Riesco (2011) analizan la trayectoria de inserción laboral de jóvenes inmigrantes en España. Enfocándose en el rango de 16 a 29 años, observan que los españoles, respecto de los inmigrantes, tienen menores tasas de actividad, de ocupación y de desempleo. Además, mientras que 38 por ciento de los inmigrantes vive exclusivamente de sus ingresos, esta cifra desciende a 23 por ciento entre los españoles, donde éstos a su vez perciben ingresos 12 por ciento mayores a los de los inmigrantes.

La edad a la que los migrantes llegan al país de destino, juega un papel importante en su proceso de inserción económica y social. Aquellos que llegan a una edad temprana tienen un desempeño muy similar al de los nativos, a diferencia de aquellos que llegan durante la adolescencia o siendo adultos (Allensworth, 1997; Behtoui y Olsson, 2014). También, existen diferencias importantes en el desempeño de los migrantes de acuerdo con su tiempo de residencia en el país de destino, sus niveles de capital humano y sus características demográficas. Lo que comúnmente se observa es que su desempeño mejora a medida que se asimilan a dicho mercado; no obstante, esto no necesariamente implica que alcancen un nivel de ingreso o empleo comparable al observado entre la población nativa, donde comúnmente se mantiene una brecha considerable respecto de este grupo (Chiswick, 1978; Borjas, 1994).

Al momento de arribar al país de destino, el peor desempeño de los trabajadores migrantes surge debido a que tienen información incompleta sobre el mercado y la dinámica laboral local y por la transferencia imperfecta de sus habilidades al trasladarse de un país a otro. A medida que pasa el tiempo y se asimilan al país, los migrantes invierten en adquirir nuevas habilidades con el propósito de aumentar sus ingresos e incrementar su transferibilidad (Chiswick, Lee y Miller, 2005).

Existen diferencias importantes en el grado de integración de los inmigrantes dependiendo de su país de origen (Grand y Szulkin, 2002; Kee, 1995). En general, la educación y la experiencia laboral adquirida en el extranjero se valora menos que la obtenida domésticamente, particularmente en casos de migración sur-norte (de países en vías de desarrollo a países desarrollados). El capital humano nacional y el extranjero raramente son sustitutos cercanos y considerarlos como un factor homogéneo puede ser erróneo (Friedberg, 2000).

En el caso de los jóvenes estadounidenses en México, es de esperarse que tengan un buen desempeño en el mercado laboral nacional, debido al buen nivel educativo que traen consigo, su dominio del idioma inglés y su conocimiento del país, consecuencia de que un número importante de ellos tiene ascendencia mexicana.

Debido a las altas diferencias salariales que prevalecen entre México y Estados Unidos, es probable que un número importante de los jóvenes estadounidenses que residen en el país migren en algún momento de su vida a Estados Unidos, por lo que su presencia en México será temporal. Cuecuecha-Mendoza et al. (2017) observan que, efectivamente, un alto porcentaje de niños, niñas y adolescentes estadounidenses que residen en México regresan en alguna etapa de su vida a Estados Unidos, tanto por motivos de estudio como de trabajo.

Estudios que analizan a trabajadores extranjeros en México pero que no se centran de manera explícita en los jóvenes; incluyen aquellos que se enfocan en la población proveniente de Centroamérica y el Caribe (Castillo, 1993; Meza, 2015; Meza y Pederzini, 2020), los que investigan a inmigrantes provenientes del sur de Europa, particularmente España e Italia (Rodríguez-Fariñas, Romero-Valiente y Hidalgo- Capitán, 2016; Mendoza, 2018; Ortiz, Oliveras y Mendoza, 2019), y los que indagan sobre trabajadores procedentes de Sudamérica, específicamente Argentina y Venezuela (Gandini, 2015; Gandini, Lozano y Alfaro, 2019).

Dentro de la literatura que examina la inserción laboral de la población migrante en México, diversos trabajos se han enfocado en los migrantes de retorno provenientes de Estados Unidos. Campos-Vázquez y Lara (2012), con base en datos censales de 1990 a 2010, analizan los salarios que obtendrían los migrantes de retorno en el caso de que nunca hubieran emigrado al extranjero. El estudio muestra la existencia de una prima salarial vinculada al retorno, donde el salario que obtienen los retornados al volver es mayor al que habrían obtenido si nunca hubieran emigrado. Se argumenta que esto ocurre porque durante su estancia fuera de México, los migrantes incrementan su nivel de capital humano o acumulan ahorros que invierten en actividades productivas al regresar. No obstante, los resultados varían de manera importante en cada periodo. En 1990, la selección de los migrantes respecto del salario fue ligeramente positiva; en el 2000, siguió siendo positiva pero únicamente en el caso de las mujeres, y en 2010, la selección fue negativa. Denier y Masferrer (2020), haciendo uso de información censal de 2000 a 2015, observan que los ingresos relativos de las cohortes recientes de los migrantes de retorno son menores a los obtenidos por las cohortes anteriores. Esto sugiere que el desempeño económico de los retornados se ha deteriorado en los últimos años. Por un lado, esto se explica en parte por cambios en las características observables de los migrantes de retorno, donde están regresando al país con niveles de educación cada vez menores e insertándose en mayor proporción en el sector informal y en ocupaciones poco cualificadas (Gutiérrez, 2019). Por otro lado, las condiciones del mercado laboral mexicano han cambiado de manera sustancial en las últimas décadas, lo que insinúa que tanto factores de oferta como de demanda están detrás de estos resultados.

Ahora, las diferencias salariales entre mexicanos y estadounidenses han sido estudiadas en el pasado, principalmente en el contexto de la migración hacia Estados Unidos. En esta literatura se ha enfatizado en el concepto de la auto-selección de los grupos migrantes, es decir, se analiza si los migrantes emanan en mayor medida de estratos menos favorecidos de la población, cuya motivación es primordialmente buscar un mejor nivel de vida para ellos y sus familias fuera del mercado de trabajo que les niega oportunidades, o si los migrantes provienen de grupos más favorecidos, que aprovechan su situación para financiar los costos asociados a la migración. En el primer caso se habla de la “selección negativa” de los migrantes y, en el segundo, de su “selección positiva” (Borjas, 1985, 1994; Chiswick, 1978; Chiswick, Lee y Miller, 2005).

En efecto, como muchas otras cuestiones laborales, la migración es el resultado de una decisión individual que implica que los migrantes se auto-seleccionen a partir de su población.2 No es claro, sin embargo, si los migrantes se auto-seleccionan como tales cuando provienen de los percentiles más bajos de las distribuciones de ingresos laborales en el país de origen, o si se auto-seleccionan como tales cuando provienen de los percentiles más altos. En este contexto, los ingresos laborales se asumen como el resultado de las habilidades, capacidades y conocimientos de una persona cuando se inserta en un mercado de trabajo. Es importante también entender cómo se compara la distribución salarial del país de origen respecto de la distribución de ingresos laborales en el país de destino, pues los las motivaciones de la migración cambian en función de esta comparación (Borjas, 1994).

La cuestión de la auto-selección de los migrantes mexicanos se ha estudiado para entender de qué parte de la distribución de ingresos proviene la población que migra a Estados Unidos. Por un lado, Chiquiar y Hanson (2005), usando datos de los censos poblacionales de México y de Estados Unidos de los años 1990 y 2000, encuentra que los emigrantes mexicanos que viajan al vecino país del norte están más educados que los no migrantes y que, además, provienen de la parte media y alta de las distribuciones de salarios en México, lo que se consideró evidencia de su selección positiva. Por otro lado, Lacuesta (2010), a partir de datos censales de México del año 2000, analiza las características observables de los migrantes mexicanos retornados desde Estados Unidos a México, y estima qué salarios ganarían en México si no hubieran migrado. El autor también analiza los datos del censo de población estadounidense del mismo año para estimar la distribución de los salarios que reciben los mexicanos en dicho país. El objetivo es controlar las características no observables que motivan la migración hacia el vecino país del norte. Este estudio, al igual que el de Chiquiar y Hanson (2005), encuentra que los emigrantes se seleccionan positivamente.

Pero la hipótesis de la selección positiva o negativa no solamente se ha tratado de probar con los datos salariales de los países de origen de los migrantes. Hay una gran cantidad de artículos empíricos que utilizan la información salarial en el país o la región de destino para probar la hipótesis de la selección positiva o negativa de los migrantes. La idea detrás de estos trabajos es que los migrantes que se seleccionan positivamente respecto de sus poblaciones de origen tienen un desempeño sobresaliente en el mercado laboral del país receptor, lo que los lleva a obtener salarios más altos que sus contrapartes nativas que presentan las mismas características observables. Asimismo, los migrantes que se seleccionan negativamente nunca alcanzan a sus contrapartes nativas en términos de salarios. El trabajo pionero de Chiswick (1978) encuentra que, con el paso del tiempo, los inmigrantes en Estados Unidos se desempeñan mejor que sus contrapartes nativas que presentan características observables similares, lo que se considera evidencia de su selección positiva. Borjas (2015) retoma el tema de la selección positiva y analiza diferentes cohortes para estudiar la tasa de crecimiento de los salarios en Estados Unidos. El estudio muestra que la tasa de asimilación de los inmigrantes en dicho país, es decir, la tasa a la cual su salario crece y se acerca al de los trabajadores nativos con características observables similares, ha disminuido en el tiempo, lo que se considera evidencia de su selección cada vez más negativa.

En el presente artículo se analizan los resultados laborales en México, específicamente el ingreso económico, de un grupo migrante procedente de Estados Unidos que ha escogido a México como país de destino. Reflexiones sobre su proceso de selección se incluyen en la discusión de los resultados y en las conclusiones.

Datos, metodología y estadísticas descriptivas

En esta sección se describen los datos que se usaron en las estimaciones incluidas en este artículo, así como la metodología utilizada y algunas estadísticas descriptivas, socio-demográficas y laborales de las poblaciones analizadas.

En un primer momento se dimensiona a la población estadounidense en México y su evolución en términos absolutos y relativos respecto de su contraparte mexicana. En la tabla 1 se muestra que entre 2000 y 2015 esta población creció 106.3 por ciento, al pasar de 358 399 a 739 362 personas. En términos relativos, los estadounidenses pasaron de representar 0.4 por ciento de la población mexicana en el año 2000 a constituir 0.6 por ciento en 2015. En el caso de los jóvenes de entre 15 y 29 años, el tamaño de este grupo aumentó 175.5 por ciento durante el periodo de estudio, al pasar de 55 672 a 153 362. Además, su importancia relativa también aumentó, pues en el año 2000 representaban

0.2 por ciento del total de jóvenes de México, cifra que ascendió a 0.5 por ciento en 2015. Respecto del resto de la población estadounidense en México en edad laboral (entre 30 y 65 años), esta población creció 81.6 por ciento entre los años 2000 y 2015, al pasar de 38 077 a 69 130 personas. Asimismo, su importancia respecto de la población mexicana se mantuvo relativamente constante. Lo anterior muestra que, entre la población estadounidense en México, la que ha presentado los mayores niveles de crecimiento en los últimos años son los jóvenes. Finalmente, en el caso de los nacidos en México, el tamaño relativo de los jóvenes entre 15 y 29 años respecto de la población total ha disminuido en las últimas décadas. Mientras que en el 2000 este grupo etario representó 28.4 por ciento de la población mexicana, en 2015 esta cifra se ubicó en 25.7 por ciento.

Tabla 1 Población estadounidense en México por grupos de edad, 2000, 2010, 2015 

Grupos de edad 2000 2010 2015
Total de estadounidenses 358 399 (0.37) 739 918 (0.66) 739 362 (0.62)
Jóvenes estadounidenses 55 672 (0.20) 131 641 (0.44) 153 362 (0.50)
15-19 años 26 354 (0.26) 75 453 (0.68) 79 670 (0.74)
20-24 años 18 079 (0.20) 35 573 (0.36) 50 094 (0.47)
25-29 años 11 239 (0.14) 20 615 (0.24) 23 598 (0.26)
Resto de estadounidenses 38 077 (0.12) 69 334 (0.16) 69 130 (0.14)
30-49 años 24 089 (0.11) 45 242 (0.15) 46 456 (0.14)
50-65 años 13 988 (0.16) 24 092 (0.18) 22 674 (0.14)

Nota: El grupo “Resto de estadounidenses” está conformado por personas entre 30 y 65 años de edad. Las cifras entre paréntesis representan el tamaño de la población estadounidense en México respecto de la población nacida en México perteneciente al mismo grupo de edad.

Fuente: Estimaciones propias con base en los datos del Censo General de Población y Vivienda 2000 y 2010, y de la Encuesta Intercensal 2015 (Inegi, 2000, 2010, 2015).

Datos

En primer lugar, se usaron los datos de la Encuesta Intercensal 2015. Su levantamiento tuvo como finalidad actualizar la información sociodemográfica de la población que reside en México, precisamente en el año que media entre los censos levantados en 2010 y en 2020. La muestra en esta encuesta comprende a 6.1 millones de viviendas. El estudio excluye, en todos los años, a individuos que viven en México y trabajan en Estados Unidos. De acuerdo con la EIC 2015, tan sólo en los municipios ubicados a lo largo de la frontera norte residen aproximadamente 86 600 personas de entre 18 y 65 años que laboran en Estados Unidos. Orraca (2019) estima que esta población tiene un ingreso 121.7 por ciento mayor al que perciben sus pares que viven y trabajan en México.

En segundo lugar, se usaron los datos de los censos de población y vivienda (Inegi, 2010, 2000). Para analizar los datos de 2010 se tomó la muestra censal que abarcó a alrededor de 2.9 millones de viviendas en el país. A los encuestados incluidos en la muestra censal de 2010, además de las preguntas del cuestionario básico, se les aplicó el cuestionario ampliado, el cual incluye preguntas sobre la inserción laboral. Desafortunadamente, no fue posible utilizar todos los datos del censo de 2010 pues la información laboral solo se capturó a través del cuestionario ampliado, y éste solo se aplicó a la muestra censal.

Respecto del censo de 2000 se tiene que el cuestionario básico incluía preguntas sobre la inserción laboral de los encuestados; sin embargo, para excluir a aquellos jóvenes que laboraban en Estados Unidos, se utilizó la muestra censal que contiene información de aproximadamente 2.2 millones de viviendas.3 Los factores de expansión fueron usados en todos los cálculos. Las tres muestras utilizadas son representativas a nivel nacional, estatal, municipal y de las localidades con más de 50 mil habitantes. Aunque ninguna es representativa de la población extranjera, en todos los casos hay suficientes observaciones para realizar las estimaciones. Los resultados, no obstante, deben tomarse con cierto grado de cautela.

Las bases de datos utilizadas para las estimaciones econométricas incluyen únicamente a las personas de entre 15 y 29 años. Dado que las estimaciones hacen uso de datos de personas ocupadas, y no solo asalariados, se tiene que la variable dependiente en las ecuaciones de ingreso es el ingreso laboral. Para simplificar la nomenclatura, llamamos salario al ingreso laboral.

Metodología

Para entender cómo ha evolucionado en el tiempo la inserción laboral de los jóvenes de origen estadounidense en México, en este artículo se realiza un análisis de corte transversal para cada uno de los años de los que se tienen datos. Para el análisis de corte transversal se estiman, en primer lugar, las ecuaciones de Mincer similares a las que proponía Chiswick (1978). El modelo base, estimado por el método de mínimos cuadros ordinarios (MCO), es el siguiente:

log wi = Xi Θ+δAi+λ Ai2+γIi +εi ……… (1)

donde wi es el ingreso laboral o salario del trabajador i; Xi es un vector de características socio-demográficas que incluyen el nivel educativo (variable continua), la asistencia o no a la escuela (variable dicotómica), si el individuo proviene o no de la región tradicional de migración en México (variable dicotómica),4 la jefatura del hogar (variable dicotómica), su sexo (variable dicotómica), si vivía o no en Estados Unidos cinco años antes del levantamiento (variable dicotómica) y su región de residencia, definida a través del índice de marginación (variable categórica);5 en el caso de las mujeres, las estimaciones también incluyen como regresor al número de hijos (variable continua); Ai representa la edad del trabajador (variable continua) y aproxima su experiencia laboral potencial; Ii es una variable dicotómica que indica si el trabajador es de origen estadounidense o no y, i es un error estocástico.

Este modelo incluye un polinomio de segundo orden en la variable de edad, para permitir una relación cuadrática con el salario. Para el año 2015 se estima el modelo con ingresos laborales mensuales, debido a que el cuestionario no incluía la pregunta de horas trabajadas, pero para los años 2000 y 2010 la variable dependiente es el ingreso laboral por hora. En este caso, el coeficiente  representa el diferencial salarial porcentual entre los trabajadores mexicanos jóvenes y los jóvenes de origen estadounidense. Las regresiones descritas se calcularon para toda la población joven ocupada, así como para mujeres y hombres por separado. Además, se hicieron estimaciones desagregando a la población joven estadounidense en tres grupos de edad: de 15 a 19, de 20 a 24 y de 25 a 29 años.

Para entender las razones detrás de los diferenciales salariales que se estiman con las ecuaciones de Mincer, se realizaron ejercicios de descomposición salarial del tipo Blinder-Oaxaca (Blinder, 1973; Oaxaca, 1973) para cada uno de los años del análisis. Este procedimiento separa el diferencial salarial entre dos grupos de trabajadores: el primero es el efecto dotación o “parte explicada” que refiere a las características observables de los trabajadores, por ejemplo la educación, la edad o la experiencia laboral; y el segundo es el efecto coeficiente o la “parte no explicada”, en el cual se presentan los coeficientes asignados a cada una de estas características.

Este proceso de descomposición parte de estimar un diferencial de salarios entre dos grupos, tal y como se muestra en la siguiente ecuación:

Ln Yn-Ln Yi =X-n-X-i'β^n+X-'iβ^n-β^i ……… (2)

en donde a través de una estimación de MCO se calculan los efectos en la desigualdad del logaritmo del salario ( Ln Yn-Ln Yi ) (los subíndices n e i denotan trabajador nativo e inmigrante respectivamente), de diferencias en los atributos personales ( X-n-X-i'β^n ) (que reflejan la desigualdad en productividad promedio entre los grupos de trabajadores), y en una proporción no explicada ( X-'iβ^n-β^i ) que corresponde a diferencias en los coeficientes, la cual de acuerdo con los autores, puede ser interpretada como una medida general de discriminación.

Si la parte del diferencial que se atribuye a diferencias en los coeficientes y en las características no observables (es decir, la parte no explicada) resulta negativa, significa que, si al grupo en supuesta desventaja se le pagara igual que al otro grupo por sus características observables, los primeros recibirían remuneraciones menores, lo que implica que reciben un trato preferencial por parte de los empleadores.

Para controlar por lo que pasa con los ingresos laborales en el tiempo, se hicieron estimaciones integrando las bases de datos de los tres años analizados. Esta estimación, que llamamos de “efectos fijos temporales”, se considera la más adecuada pues, aunque no controla la heterogeneidad no observada de cada uno de los individuos, permite tomar en cuenta los cambios en las características de las distintas cohortes de migrantes. Esta última estimación se hace estratificando por nacionalidad, sexo y edad, lo que permite comparar coeficientes entre los grupos de jóvenes de origen estadounidense y los de origen mexicano.6 A esta estimación, Borjas (1985) le denomina “longitudinal”, aunque claramente no se sigue a los mismos individuos en el tiempo ni se controla por factores de natalidad y mortalidad.

En los estudios de migración, se considera óptimo hacer uso de datos panel, pues se argumenta que las características no observables que determinan los resultados laborales de los migrantes son las mismas que definen su calidad migratoria. Además, la crítica de Borjas (1985) a las estimaciones de Chiswick (1978) permite afirmar que los resultados de corte transversal son fáciles de malinterpretar, pues en donde parece haber un diferencial a favor del grupo migrante, es probable que solo exista un efecto de cohorte (Borjas, 1985). Se puede afirmar que la estimación con datos integrados se lleva a cabo por dos razones principales: una, para probar la robustez de los resultados de corte transversal, y dos, para evitar los problemas de interpretaciones de los diferenciales salariales que conlleva hacer estimaciones de corte transversal. Esta última estimación también incluye controles de demanda, al agregar a las variables independientes el sector económico en el que se inserta cada trabajador. De esta forma, con las bases integradas se estimaron los siguientes modelos de salarios, usando datos de salarios reales mensuales:

logWij=Xjθi+δiAj+γiΠj+εij ……………. (3)

logWnl=X1θn+δnAl+γnΠl+εnl ……………. (4)

donde wij es el salario o ingreso laboral mensual del inmigrante j; wnl es el salario o ingreso laboral mensual del trabajador nativo l; X es un vector de características socio- demográficas estándar, que además de las regiones de residencia de los individuos, incluye los sectores productivos en los que se insertan los trabajadores;7 A representa la edad del trabajador al momento del levantamiento de cada encuesta o censo; y Π es una variable dicotómica que indica de qué base de datos se obtuvo cada observación (efectos fijos por años). Los coeficientes para cada una de las variables independientes se comparan en las regresiones de trabajadores nativos e inmigrantes.

Estadísticas descriptivas

Las estadísticas descriptivas de esta sección hacen referencia a los datos de 2015 únicamente. La tabla 2 muestra que los jóvenes estadounidenses tienen una edad promedio de 19.5 años, mientras que en los jóvenes mexicanos es un un poco más alta, de 21.7 años. El nivel de escolaridad es muy parecido entre ambas poblaciones, aunque en los jóvenes estadounidenses es mayor. También la proporción de mujeres es mayor entre los jóvenes estadounidenses cuando se les compara con los mexicanos.

Tabla 2 Estadísticas descriptivas socio-demográficas, por grupo de edad y sexo, 2015 

Jóvenes mexicanos Jóvenes estadounidenses Resto de la población en México
TODOS
Edad 21.72 19.51 44.13
Escolaridad acumulada (años) 10.37 10.82 9.17
Mujer (%) 50.91 54.15 52.83
Jefe de hogar (%) 12.08 8.86 48.24
Hijo/a del jefe del hogar (%) 58.65 62.63 11.61
Pareja del jefe del hogar (%) 12.32 10.75 32.87
Reciente (%) 0.38 15.10 0.82
HOMBRES
Edad 21.63 19.35 44.10
Escolaridad acumulada (años) 10.26 10.70 9.41
Jefe de hogar (%) 18.94 13.90 73.99
Hijo del jefe del hogar (%) 63.93 67.72 12.15
Pareja del jefe del hogar (%) 1.70 1.69 7.06
Reciente (%) 0.51 14.03 1.13
MUJERES
Edad 21.80 19.65 44.16
Escolaridad acumulada (años) 10.48 10.92 8.95
Jefe de hogar (%) 5.45 4.35 25.20
Hija del jefe del hogar (%) 53.56 58.08 11.13
Pareja del jefe del hogar (%) 22.57 9.32 55.95
Reciente (%) 0.25 16.01 0.54

Nota: El grupo “Resto de la población en México” está conformado por las personas entre las edades de 30 y 65 años.

Fuente: Estimaciones propias con base en los datos de la Encuesta Intercensal 2015

(Inegi, 2015).

De acuerdo con las cifras de la tabla 2, poco más de 15 por ciento de los jóvenes estadounidenses llegaron a México entre 2010 y 2015, pues la variable “reciente” da cuenta de la población que cinco años antes del levantamiento de la encuesta se encontraba residiendo en Estados Unidos. Otro dato interesante es que las jóvenes, tanto mexicanas como estadounidenses, presentan niveles de escolaridad ligeramente más altos que los de los varones. Adicionalmente, los varones son más propensos a ser jefes de hogar y las mujeres son más propensas a ser hijas y parejas del jefe del hogar; sin embargo, es notorio que los jóvenes estadounidenses de ambos sexos son menos propensos a ser jefes de hogar respecto de los mexicanos, lo que sugiere que una mayor proporción de ellos son dependientes económicos y no el sustento económico de sus hogares. De manera conjunta, lo anterior refleja que los jóvenes estadounidenses en México difieren de sus contrapartes mexicanos en términos de sus características observables, lo que alude a que también pueden diferir de ellos respecto de sus características no observables.

La tabla 3 presenta datos laborales clave de los jóvenes mexicanos y estadounidenses y, con fines comparativos, de los del resto de la población en México.

Tabla 3 Estadísticas descriptivas laborales, 2015 

Jóvenes MX Jóvenes EU Resto de la población en México
TODOS
Ingreso mensual 5 018.11 7 126.46 6 894.83
Sector primario (%) 10.73 8.25 10.27
Sector industrial (%) 28.35 20.20 24.22
Sector servicios (%) 37.07 47.00 41.98
Sector comercio (%) 20.16 22.67 17.77
HOMBRES
Ingreso mensual 5 110.28 6 900.08 7 363.47
Sector primario (%) 14.99 12.24 14.85
Sector industrial (%) 33.41 24.83 29.44
Sector servicios (%) 30.59 40.58 34.44
Sector comercio (%) 17.45 20.83 15.49
MUJERES
Ingreso mensual 4 845.24 7 486.08 6 063.66
Sector primario (%) 2.69 1.90 2.06
Sector industrial (%) 18.79 12.85 14.89
Sector servicios (%) 49.32 57.21 55.48
Sector comercio (%) 25.28 25.60 21.86

Nota: El grupo “Resto de la población en México” está conformado por las personas entre las edades de 30 y 65 años.

Fuente: Estimaciones propias con base en los datos de la Encuesta Intercensal 2015 (Inegi, 2015).

La gráfica 1 muestra los ingresos laborales de las poblaciones analizadas, mientras que la gráfica 2 presenta los porcentajes de trabajadores en cuatro sectores: primario, industrial, de servicios y comercio.

Nota: El grupo “Resto de la población en México” está conformado por las personas entre las edades de 30 y 65 años.

Fuente: Estimaciones propias con base en los datos de la Encuesta Intercensal 2015 (Inegi, 2015).

Gráfica 1 Ingreso mensual, 2015 

La gráfica 1 indica que el ingreso laboral mensual de la muestra de los jóvenes estadounidenses es mayor que el ingreso de los jóvenes mexicanos y que el ingreso del resto de la población en México. De manera específica, en 2015, el ingreso laboral mensual de los jóvenes estadounidenses fue 42 por ciento mayor que el de sus contrapartes mexicanos, y 3.4 por ciento mayor que el resto de la población del país. La diferencia en el ingreso es significativamente mayor que la diferencia en escolaridad o en edad, por lo que es difícil que se explique por una diferencia en la inversión de capital humano.8 La gráfica 2, por su parte, muestra que los jóvenes estadounidenses se insertan en menor proporción que los mexicanos tanto en el sector agrícola (8.3 % contra 10.7 %) como en el industrial (20.2 % contra 28.4 %), mientras que se insertan en mayor proporción en el sector de servicios (47.0 % contra 37.1 %) y comercio (22.7 % contra 20.2 %).

Una pregunta que surge es ¿dónde se encuentran los jóvenes estadounidenses dentro del territorio mexicano? La gráfica 3 presenta los porcentajes de jóvenes estadounidenses respecto de la población total por estado. El estado con mayor porcentaje de jóvenes procedentes de Estados Unidos es Baja California, seguido de Chihuahua, Colima, Sonora y Tamaulipas. Esto indica que la importancia relativa de este grupo es generalmente mayor en las entidades de la frontera norte de México.

Nota: El grupo “Resto de la población en México” está conformado por las personas entre las edades de 30 y 65 años.

Fuente: Estimaciones propias con base en los datos de la Encuesta Intercensal 2015 (Inegi, 2015).

Gráfica 2 Trabajadores por sector y por grupo poblacional, 2015 (%) 

Nota: La línea naranja representa el porcentaje acumulado de la población estadounidense respecto a la población total por entidad federativa.

Fuente: Estimaciones propias con base en datos de la Encuesta Intercensal 2015 (Inegi, 2015)

Gráfica 3 Jóvenes estadounidenses respecto de la población total, 2015 (%) 

Resultados

Diferenciales salariales

La tabla 4 presenta los resultados de las estimaciones de las ecuaciones de salarios, y en particular, los coeficientes de la variable dicotómica que denota que la observación es una persona de origen estadounidense que cae dentro de un rango específico de edad. En este caso, son jóvenes estadounidenses con edades entre 15 y 29 años.

Tabla 4 Diferenciales salariales entre jóvenes mexicanos y estadounidenses, por grupo de edad y sexo, 2000-2010-2015 

2000 2010 2015
TODOS
Jóvenes estadounidenses 0.3580 *** 0.2590 *** 0.0824 ***
15 a 19 años 0.1330 *** 0.0512 *** -0.0470 ***
20 a 24 años 0.3430 *** 0.2910 *** 0.0504 ***
25 a 29 años 0.6380 *** 0.4830 *** 0.2720 ***
HOMBRES
Jóvenes estadounidenses 0.3810 *** 0.3090 *** 0.0808 ***
15 a 19 años 0.1060 *** 0.1140 *** -0.0752 ***
20 a 24 años 0.3840 *** 0.3090 *** 0.0376 ***
25 a 29 años 0.6750 *** 0.5880 *** 0.3350 ***
MUJERES
Jóvenes estadounidenses 0.3150 *** 0.1920 *** 0.0831 ***
15 a 19 años 0.1580 *** -0.0622 *** 0.0106
20 a 24 años 0.2840 *** 0.3310 *** 0.0647 ***
25 a 29 años 0.5690 *** 0.3160 *** 0.1790 ***

*** p<0.01

Nota: Variables de control incluyen la edad, edad al cuadrado, escolaridad, posición en el hogar, región, llegada reciente a México, asistencia escolar y zona tradicional de expulsión.

Fuente: Estimaciones propias con base en los datos del Censo General de Población y Vivienda 2000, del Censo de Población y Vivienda 2010 y de la Encuesta Intercensal 2015 (Inegi, 2000, 2010, 2015).

Resulta especialmente notorio que casi todos los coeficientes que interesan resultaron positivos y altamente significativos (p<0.01), excepto el de jóvenes mujeres de 15 a 19 años en 2015; los que resultan negativos y significativos son los de varones de 15 a 19 años en 2015 y el de mujeres de 15 a 19 años en 2010. Esto sugiere que a lo largo de los primeros 15 años del siglo XXI, los jóvenes estadounidenses casi siempre recibieron remuneraciones superiores a las de sus contrapartes mexicanas, aún después de controlar por sus características observables. Este diferencial generalmente se hace más grande mientras mayor es ,la edad del grupo. Asimismo, los diferenciales en el grupo de hombres son mayores que los diferenciales en el grupo de mujeres, aunque hay algunas excepciones. La gráfica 4 presenta estos diferenciales salariales por año para los jóvenes clasificados por grupo de edad de ambos sexos.

Fuente: Estimaciones propias con base en los datos del Censo General de Población y Vivienda 2000, del Censo de Población y Vivienda 2010 y de la Encuesta Intercensal 2015 (Inegi, 2000, 2010, 2015).

Gráfica 4 Diferenciales salariales entre jóvenes mexicanos y estadounidenses, 2000-2010-2015 

Nótese cómo los diferenciales disminuyen en el tiempo para los tres grupos etarios. Es probable que el diferencial en educación formal entre jóvenes mexicanos y estadounidenses se haya cerrado por la cantidad de años en la escuela que presenta la población mexicana. En el caso de las otras variables independientes, no se discuten a profundidad por falta de espacio; sin embargo, cabe mencionar que la asistencia escolar se asocia con un menor salario, al menos en 2015. Además, el provenir de la zona tradicional expulsora de migrantes de México se asocia con un premio salarial positivo y significativo, mientras que la llegada reciente a México proveniente de los Estados Unidos también se asocia con una prima salarial positiva y significativa.

Descomposiciones Blinder-Oaxaca

Frente a un escenario de diferenciales salariales que favorecen a los jóvenes de origen estadounidense en México, cabe preguntarse si éstos se explican por los mayores niveles educativos de estos jóvenes o si son más el resultado de un trato favorable por parte de los empleadores mexicanos debido a características no observables, como su educación recibida en Estados Unidos, su manejo del inglés y otras que no están contempladas en las bases de datos usadas para este estudio. Los ejercicios de descomposición se hicieron para hombres y mujeres por separado contemplando los tres años del análisis.9 La tabla 5 presenta los resultados del ejercicio de descomposición para el año 2000, la tabla 6 para el año 2010, y la tabla 7 para el año 2015.

Tabla 5 Descomposiciones Blinder-Oaxaca Logaritmo de los salarios por hora, 2000 

Jóvenes EU Jóvenes EU hombres Jóvenes EU mujeres
Predicción grupo 1 3.7162 *** 3.7040 *** 3.7398 ***
Predicción grupo 2 4.4865 *** 4.5219 *** 4.4226 ***
Diferencial -0.7702 *** -0.8179 *** -0.6828 ***
Dotaciones -0.1025 *** -0.1097 *** -0.1113 ***
Coeficientes -0.6487 *** -0.7032 *** -0.5487 ***
Interacción -0.0190 *** -0.0049 -0.0227 ***
Explicado -0.1215 *** -0.1146 *** -0.1340 ***
No explicado -0.6487 *** -0.7032 *** -0.5487 ***
Explicado (%) 15.7751 14.0115 19.6251
No explicado (%) 84.2249 85.9763 80.3603

Fuente: Estimaciones propias con base en los datos del Censo General de Población y Vivienda 2000 (Inegi, 2000).

Una vez más, los ejercicios de descomposición muestran que, durante los tres años del análisis, los jóvenes estadounidenses recibieron ingresos laborales significativamente superiores a los de sus contrapartes mexicanas. Cabe destacar que los diferenciales salariales en todos los casos son negativos. Por ejemplo, en el año 2000, el promedio del logaritmo del salario por hora para los jóvenes estadounidenses era de 4.48, mientras que el promedio del logaritmo del salario por hora para los jóvenes mexicanos era de 3.71, lo que da un diferencial a favor de los jóvenes estadounidenses de -0.77). En el año 2000, 84.2 por ciento de este diferencial se explicaba por las características no observables de los jóvenes. Esta proporción aumentó hasta 98.2 por ciento en 2010 y hasta 108.3 por ciento en 2015. La parte no explicada de las remuneraciones es consistentemente mayor en el caso de los hombres que en el caso de las mujeres. Cabe destacar también que el hecho de que la parte no explicada del diferencial de ingresos sea negativa en todos los casos, implica que si los jóvenes estadounidenses recibieran por sus características observables el mismo pago que los jóvenes mexicanos, entonces recibirían ingresos menores. Esto significa que, durante los primeros quince años del presente siglo, los jóvenes estadounidenses han recibido trato preferencial cuando se les compara con los jóvenes mexicanos.

Tabla 6 Descomposiciones Blinder-Oaxaca Logaritmo de los salarios por hora, 2010 

Jóvenes EU Jóvenes EU hombres Jóvenes EU mujeres
Predicción grupo 1 2.9835 *** 2.9709 *** 3.0062 ***
Predicción grupo 2 3.3073 *** 3.3409 *** 3.2514 ***
Diferencial -0.3237 *** -0.3700 *** -0.2452 ***
Dotaciones 0.0894 *** 0.0917 *** 0.0698 ***
Coeficientes -0.3179 *** -0.3728 *** -0.2244 ***
Interacción -0.0953 *** -0.0889 *** -0.0905 ***
Explicado -0.0059 *** 0.0028 *** -0.0207 ***
No explicado -0.3179 *** -0.3728 *** -0.2244 ***
Explicado (%) 1.8227 -0.7568 8.4421
No explicado (%) 98.2082 100.7568 91.5171

*** p<0.01

Fuente: Estimaciones propias con base en los datos del Censo de Población y Vivienda 2010 (Inegi, 2010).

Tabla 7 Descomposiciones Blinder-Oaxaca Logaritmo de los salarios mensuales, 2015 

Jóvenes EU Jóvenes EU hombres Jóvenes EU mujeres
Predicción grupo 1 8.3326 *** 8.3702 *** 8.2635 ***
Predicción grupo 2 8.4515 *** 8.4799 *** 8.4074 ***
Diferencial -0.1188 *** -0.1096 *** -0.1438 ***
Dotaciones 0.0522 *** 0.0653 *** 0.0245 ***
Coeficientes -0.1287 *** -0.1267 *** -0.1395 ***
Interacción -0.0422 *** -0.0482 *** -0.0288 ***
Explicado 0.0100 *** 0.0171 *** -0.0043 ***
No explicado -0.1287 *** -0.1267 *** -0.1395 ***
% explicado -8.4175 -15.6022 2.9903
% no explicado 108.3333 115.6022 97.0097

*** p<0.01

Fuente: Estimaciones propias con base en los datos de la Encuesta Intercensal 2015 (Inegi, 2015).

Estimación de efectos fijos temporales

La tabla 8 presenta los resultados de las regresiones de salarios que se estimaron usando los datos de las tres bases integradas; es decir, cuando en una sola base se incluyen las observaciones de los años 2000, 2010 y 2015. En este caso, la variable dependiente es el ingreso laboral mensual de los trabajadores y no el ingreso por hora. Este cambio se explica porque en la EIC 2015 no se incluye la variable de horas trabajadas.

Esta estimación permite tomar en cuenta los cambios en las características observables y no observables de las distintas cohortes de migrantes que han llegado al país a lo largo de los años. Además, esta estimación está estratificada por nacionalidad, de tal manera que es posible comparar los coeficientes de la regresión de estadounidenses con los coeficientes de la regresión de mexicanos. Asimismo, incluye controles de demanda, lo que nos lleva a concluir que esta es la estimación más adecuada para analizar las condiciones en las que los jóvenes de origen estadounidense se están insertando en el mercado laboral mexicano y para compararlas con las condiciones de trabajo de los jóvenes mexicanos.

Un primer resultado que vale la pena resaltar es que la experiencia laboral (o la mayor edad) solo se premia en el caso de los jóvenes mexicanos, y no en el caso de los jóvenes estadounidenses (el coeficiente de la edad no es significativo para los jóvenes estadounidenses de 15 a 19 años y es de 0.038 para los jóvenes de la misma edad de origen mexicano). Asimismo, el coeficiente de la edad no es significativo para los jóvenes estadounidenses de 20 a 24 años y de 0.058 para los jóvenes de la misma edad de origen mexicano. En el caso de los jóvenes de 25 a 29 años el coeficiente de la edad de los estadounidenses no es significativo y el de los mexicanos es 0.134, lo cual implica que, en este caso, el premio a la edad es mayor para los mexicanos. Es probable que los empleadores tengan una preferencia por contratar jóvenes mexicanos de mayor edad respecto de los jóvenes mexicanos de menor edad, quienes deberían permanecer en el sistema escolar, pero que esta preferencia no se manifiesta cuando se trata de jóvenes estadounidenses. Nótese, sin embargo, que el premio a la escolaridad es mayor en el caso de los jóvenes estadounidenses, excepto para el grupo de 15 a 19 años. En el caso de los jóvenes estadounidenses de 20 a 24 años, el coeficiente de la escolaridad es de 0.064 y el de los mexicanos de la misma edad es de 0.053; para los jóvenes de mayor edad, el coeficiente de escolaridad de los estadounidenses es de 0.107 y el de los mexicanos es de 0.084). Esto sugiere que, para los empleadores mexicanos, los años en el sistema escolar estadounidense es una variable relevante a la hora de contratar trabajadores. También, la llegada reciente a México siempre se premia en el mercado laboral mexicano, tanto en el caso de los estadounidenses como en el caso de los connacionales, lo que abona a la hipótesis de que los años en el sistema escolar estadounidense son altamente apreciados por los empleadores mexicanos10 (el coeficiente de llegada reciente a México es siempre positivo y significativo). Además, se observa que los jóvenes estadounidenses reciben un premio mayor que los mexicanos por ser jefes de hogar (por ejemplo, en el caso de los jóvenes de mayor edad, la variable que denota jefatura de hogar es igual a 0.142 en el caso de los estadounidenses y 0.131 en el caso de los jóvenes mexicanos). En la literatura laboral, se argumenta que las personas que tienen responsabilidades familiares presentan comportamientos que denotan mayor compromiso con el trabajo. Es probable que la escolaridad en Estados Unidos, aunada a las responsabilidades familiares, sea especialmente atractiva para los empleadores mexicanos.

La tabla 8 también muestra que el castigo salarial a las mujeres es mayor en el caso de los jóvenes mexicanos, excepto para el grupo de 25 a 29 años. Por ejemplo, el coeficiente de la variable mujer es -0.121 en el caso de los jóvenes estadounidenses de 20 a 24 años, y de -0.281 en el caso de los jóvenes mexicanos del mismo grupo de edad. Esto implica que el sector productivo mexicano trata de manera más igualitaria a hombres y a mujeres de origen estadounidense que a las personas de origen mexicano. Conjuntamente, es notorio que los jóvenes mexicanos ganan menos que los jóvenes estadounidenses cuando se insertan en el sector agrícola, mientras que los jóvenes mexicanos ganan más que los estadounidenses cuando se insertan en el sector servicios (el coeficiente del sector servicios es igual a 0.098 en el caso de los jóvenes estadounidenses de entre 20 y 24 años, e igual a 0.225 en el caso de los jóvenes mexicanos de la misma edad). Esto muy probablemente es resultado de los mayores niveles educativos de los jóvenes estadounidenses, aunque no es claro por qué éstos reciben un premio salarial menor respecto de los jóvenes mexicanos cuando se insertan en el sector servicios. Una explicación puede ser su segregación ocupacional en este sector, la cual se mostró en la tabla 3 y en la gráfica 2.

El análisis de efectos fijos temporales confirma que, para los jóvenes estadounidenses de los tres grupos de edad, y tanto para mujeres como para hombres, el trato preferencial que reciben en el mercado laboral mexicano se ha diluido en el tiempo. En este sentido, los coeficientes del año 2010 son siempre positivos y significativos, excepto en el caso de las mujeres estadounidenses de 15 a 19 años, lo que implica que casi todos los grupos analizados tuvieron ingresos laborales mayores en 2010 que en el año omitido, que es 2015. Es importante resaltar que tanto las estimaciones de corte transversal como el análisis de efectos fijos temporales confirman la existencia de diferenciales salariales en favor de los jóvenes de origen estadounidense, los cuales se podrían asociar con una selección positiva; sin embargo, hay varios argumentos que se pueden esgrimir para descartar la hipótesis de la selección positiva. Primero, los estadounidenses muestran mayores niveles educativos, lo que implica que sus ingresos mayores se asocian a su mayor capital humano. También, dado que los jóvenes estadounidenses pueden moverse con libertad en México, es probable que su residencia se establezca en los lugares donde reciben ingresos laborales más altos. Por todo esto, y porque no se realiza un análisis de toda la distribución de ingresos, no se puede confirmar la hipótesis de la selección positiva de esta población migrante. No obstante, sí es importante mencionar que la decisión de permanecer en México seguramente no es aleatoria, por lo que una corrección de auto-selección en la estimación de efectos fijos temporales mejoraría sustancialmente los resultados. Esto se está trabajando para una investigación futura.

Finalmente, se puede decir que la reducción de la prima salarial a los jóvenes estadounidenses a lo largo del tiempo puede deberse a que los jóvenes mexicanos están adquiriendo mayor escolaridad, y tal vez también a que el mercado laboral nacional está cada vez más acostumbrado a la presencia de los hijos estadounidenses de los migrantes mexicanos retornados.

Tabla 8 Regresiones de salarios con bases integradas, por grupos de edad y nacionalidad  

15-19 años 20-24 años 25-29 años
Variables independientes Hombres EU Mujeres EU Ambos sexos EU Jóvenes mexicanos Hombres EU Mujeres EU Ambos sexos EU Jóvenes mexicanos Hombres EU Mujeres EU Ambos sexos EU Jóvenes mexicanos
Edad 0.3823 0.0269 0.3210 0.0383*** 0.6459 -0.4144 0.2432 0.0583*** 0.1908 -0.3498 -.0042 0.1346***
(1.14) (0.06) (1.16) (22.68) (1.31) (-0.69) (0.63) (4.32) (0.23) (-0.31) (-0.01) (7.42)
Edad al cuadrado -0.0075 0.0032 0.0047 -0.0077*** -0.0133 0.0112 -0.0041 -0.0053* -0.0028 0.0063 0.0004 -0.0020***
(-0.73) (0.22) (-0.58) (-16.76) (-1.19) (0.82) (-0.48) (-1.72) (-0.18) (0.31) (0.04) (-6.41)
Escolaridad acumulada -0.0031 -0.0097 -0.0035 0.0189*** 0.0481*** 0.0688*** 0.0642*** 0.0525*** 0.0927*** 0.1294*** 0.1072*** 0.0836***
(-0.38) (-0.84) (-0.55) (64.97) (7.52) (8.27) (11.26) (333.37) (12.38) (12.42) (17.38) (598.42)
Llegada reciente desde EUA 0.1168** 0.1207* 0.1134*** 0.1550*** 0.1202** 0.0834 0.1019*** 0.0804*** 0.1444** 0.1554* 0.1420*** 0.0438***
(2.38) (1.90) (2.92) (9.45) (2.28) (1.16) (2.40) (12.31) (2.32) (1.75) (2.78) (9.49)
Jefe de hogar 0.3212 0.2476 0.3160*** 0.1527*** 0.2427*** 0.1436 0.2288*** 0.1317*** 0.1330** 0.1261 0.1423*** 0.1312***
(4.52) (1.41) (4.85) (43.82) (5.46) (1.57) (5.78) (96.32) (2.44) (1.24) (2.89) (102.63)
Mujer -- -- -0.1795*** -0.1929*** -- -- -0.1214*** -0.2814*** -- -- -0.2772*** -0.2431***
-- -- (-6.00) (-115.36) -- -- (-6.09) (-187.49) -- -- (-5.87) (-196.19)
Asistencia a la escuela -0.2424*** -0.2087*** -0.2308*** -0.2135*** -0.1645*** -0.1748*** -0.1543*** -0.1876*** -0.1232*** -0.1145*** -0.1067*** -0.0978***
(21.23) (34.45) (17.18) (9.87) (34.32) (27.39) (18.16) (10.21) (24.97) (25.74) (18.38) (9.28)
Zona tradicional de expulsión 0.0763*** 0.0354*** 0.0632*** 0.0245 0.0834*** 0.0423*** 0.0767*** 0.0156 0.0934*** 0.0520*** 0.8769*** 0.0038
(42.98) (18.29) (9.23) (1.29) (12.90) (7.34) (17.16) (0.08) (10.29) (9.21) (7.56) (1.21)
2000 0.1222** 0.0464 0.0998*** -0.0320*** 0.2971*** 0.2561*** 0.2917*** -0.0124*** 0.4810*** 0.3275*** 0.4227*** 0.0626***
(2.44) (0.76) (2.58) (-18.72) (5.01) (3.72) (6.50) (-9.69) (6.67) (3.35) (7.30) (48.11)
2010 0.1005*** 0.0109 0.0743*** 0.0264*** 0.2240*** 0.1194*** 0.1863*** 0.0551*** 0.2323*** 0.1536* 0.2036*** 0.0820***
(2.74) (0.22) (2.50) (13.83) (4.96) (2.03) (5.20) (40.83) (3.65) (1.90) (4.08) (59.13)
Sector industrial 0.1860*** -0.1281 0.1488*** 0.2827*** 0.2848*** -0.0320 0.2187*** 0.3031*** 0.2261*** 0.1961 0.2057*** 0.2966***
(4.33) (-1.28) (3.84) (142.58) (5.25) (-0.31) (4.58) (201.94) (2.66) (1.24) (2.73) (188.66)
Sector servicios -0.0028 -0.3099*** -0.0494 0.1180*** 0.1688*** -0.1463 0.0979** 0.2251*** 0.2310*** 0.0505 0.1597 0.2428***
(-0.06) (-3.41) (-1.27) (53.61) (3.12) (-1.64) (2.17) (139.34) (2.90) (0.40) (2.38) (149.56)
Sector comercio 0.0299 -0.2277** 0.0063 0.1530*** 0.1740*** -0.2782*** 0.0345 0.1802*** 0.1118 0.0923 0.1001 0.1568***
(0.58) (-2.45) (0.15) (63.58) (2.77) (-2.92) (0.68) (101.88) (1.25) (0.67) (1.35) (85.15)
Constante 3.2346 6.6167 4.0968* 3.6357*** -0.1254 11.1950* 4.0561 6.4495*** 4.3034 11.56 7.0453 5.3190***
(1.10) (1.62) (1.72) (26.66) (-0.02) (1.71) (0.97) (42.84) (0.38) (0.77) (0.78) (22.76)
R2 0.1165 0.0876 0.1143 0.0951 0.1187 0.1453 0.1329 0.1324 0.2121 0.2316 0.2210 0.2398
Observaciones 1 723 879 2 602 801,489 1 561 983 2 544 1 458 406 947 604 1 551 1 508 705

*p<0.10; ** p<0.05; *** p<0.01 Nota: Valores t entre paréntesis.

Fuente: Estimaciones propias con base en los datos del Censo General de Población y Vivienda 2000, del Censo de Población y Vivienda 2010 y de la Encuesta Intercensal 2015 (Inegi, 2000, 2010, 2015).

Conclusiones

El presente estudio analizó el proceso de inserción laboral de los jóvenes estadounidenses en México, el cual se comparó con el de los jóvenes mexicanos. Por un lado, se mostró que, de manera general, los estadounidenses perciben mayores ingresos que los mexicanos, donde esta ventaja se explica en gran parte por sus características no observables, lo que sugiere que reciben un trato preferencial en el mercado laboral nacional. Destaca que, a pesar del aumento considerable en los años de escolaridad observado en México en las últimas décadas, el nivel de escolaridad de los jóvenes mexicanos es menor que el de los jóvenes estadounidenses. Además, los salarios de los jóvenes en México, independientemente de su país de nacimiento, son menores que los de los adultos. Si bien esto es en parte producto de su menor experiencia laboral, también refleja la necesidad de generar un mayor vínculo entre el conocimiento y las habilidades que ofrecen las instituciones educativas y las que demanda y son bien remuneradas en el mercado laboral.

Los hallazgos aportan a la literatura que examina el desempeño económico de jóvenes migrantes en el país de destino en comparación con el presentado por la población nativa. Mientras que estudios previos se han enfocado principalmente en casos de migración sur-norte, aquí se analizó un caso de migración norte-sur o de un país desarrollado (Estados Unidos) a uno en vías de desarrollo (México). Asimismo, los resultados sugieren que, a diferencia de lo ocurrido en casos de migración sur-norte, en casos de migración norte-sur el capital humano adquirido en el país de origen se valora más que el obtenido en el país de destino, lo cual es consistente por lo observado en Friedberg (2000). Respecto del argumento de la selección positiva, se tiene que hay explicaciones factibles que descartarían esta hipótesis, como el mayor capital humano de los estadounidenses y su movilidad en México; sin embargo, el hecho de que quienes permanecen en el país muy probablemente lo hacen por los resultados favorables que encuentran en él, esto sugiere que sí existe una selección positiva. Cabe destacar que probar esta hipótesis requiere de una investigación distinta. El hecho que no realizar un análisis de toda la distribución de ingresos, impide que se puede hablar de selección, ya sea positiva o negativa.

Una limitante del estudio, que al mismo tiempo representa una avenida de investigación futura, es que no se analizó si el desempeño en el mercado laboral de los jóvenes estadounidenses en México varía si son hijos de padres mexicanos migrantes de retorno provenientes de Estados Unidos, hijos de padres estadounidenses, o hijos de padres mexicanos que siempre han residido en México pero que optaron tener a sus hijos en Estados Unidos. Se esperaría que existan discrepancias entre estos grupos debido a las diferencias en los niveles de capital humano y capital social de los hijos (jóvenes) y sus padres. No obstante, con los censos no es posible llevar a cabo este análisis de manera rigurosa, debido a que esta información no está disponible para gran parte de los jóvenes estadounidenses en México. Además, se desconoce de otra fuente que contenga esta información.

Futuras investigaciones que pueden complementar los hallazgos aquí presentados incluyen examinar con mayor detalle los factores no observables que explican los mayores salarios de los jóvenes estadounidenses, los cuales pueden estar captando, por ejemplo, diferencias en la calidad de la educación, en los niveles de dominio del idioma inglés o en habilidades, entre otros. Asimismo, se podría considerar el proceso de auto- selección en la decisión de trabajar en México, mediante estimaciones tipo Heckman de las ecuaciones de salarios. Es importante reconocer que la falta de variables adicionales en las muestras censales, y la falta de una corrección de auto-selección, pueden estar sesgando nuestros resultados, lo que se considera una limitante del estudio. También, se puede comparar el proceso de inserción laboral de jóvenes mexicanos con jóvenes provenientes de otros países, particularmente aquellos en vías de desarrollo, o cuyos padres no sean mexicanos. Esto proporcionaría información adicional sobre cómo las diferencias en el idioma, la etnicidad y las redes sociales se relacionan con la inserción y el desempeño laboral de los jóvenes inmigrantes. Por último, datos longitudinales que permitan analizar quiénes son los inmigrantes que se quedan y quiénes son los que regresan a su país de origen permitirían estudiar posibles transiciones entre países, proveyendo información valiosa sobre el proceso de inserción económica de la población inmigrante en México.

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1 Este artículo formó parte del Programa Anual de Trabajo 2019 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), cuando la autora fue investigadora en el instituto. Los autores agradecen al Inegi su apoyo y en especial al Laboratorio de Microdatos, por permitirles procesar la información.

2 Otras decisiones laborales que generan auto-selección son la elección de un empleo -principalmente en el caso de las mujeres-, sindicalizarse o insertarse en el sector informal, entre otras.

3 El cuestionario ampliado, que se aplica sólo a la muestra censal, es el que incluye la pregunta sobre el país donde trabaja cada una de las personas incluidas en la muestra.

4 Los estados que se consideran pertenecientes a la región tradicional de migración en México son Jalisco, Guanajuato, Michoacán y Zacatecas.

5 Las regiones de residencia se agrupan de acuerdo con su grado de marginación, el cual es calculado por el Consejo Nacional de Población con datos censales y de la EIC 2015. Esta variable es clave en la estimación, pues suponemos que la integración laboral de los jóvenes de origen estadounidense en México es diferente para las distintas regiones.

6 El grupo de jóvenes mexicanos solo se estratifica por nacionalidad y por edad, para simplificar el análisis.

7 Los sectores analizados son el primario, el industrial, el de servicios y el de comercio. La inclusión de los sectores productivos en donde se inserta cada uno de los trabajadores que componen la muestra se considera esencial dados los patrones diferenciados de inserción por sector que se muestran en las estadísticas descriptivas. La inclusión de estos sectores en las regresiones de efectos fijos temporales se considera un componente clave de los controles de demanda.

8 Esto también refleja diferencias en los retornos a la educación o al capital humano, de acuerdo a si éstos fueron adquiridos en México o en Estados Unidos; no obstante, los censos no permiten desglosar qué parte de su capital humano lo obtuvieron en México y qué parte en Estados Unidos.

9 Las descomposiciones tipo Blinder-Oaxaca producen resultados arbitrarios al calcular los efectos de los coeficientes de un grupo de variables categóricas o dicotómicas, donde la suma estimada de este efecto varía de acuerdo con la elección de los grupos de referencia. De manera intuitiva, esto se puede resolver promediando el efecto de los coeficientes ante distintas permutaciones de los grupos de referencia (Yun, 2008). Lo anterior es particularmente problemático en los casos cuando se realizan descomposiciones detalladas o cuando se está interesado en analizar la contribución individual de una variable o de un conjunto de variables dicotómicas o categóricas, análisis que no se lleva a cabo en este estudio.

10 Aunque en las bases de datos no es posible saber de manera explícita si la educación se recibió en México o en Estados Unidos, es posible deducir que los jóvenes estadounidenses de llegada reciente a México cursaron parte de su educación en su país de nacimiento.

Recibido: 04 de Noviembre de 2020; Aprobado: 21 de Mayo de 2021

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