Introducción
Las movilidades por razones de estudio y la presencia de personas migrantes en la educación superior constituyen terrenos fértiles para el análisis de la desigualdad social y del acceso al sistema educativo, proporcionando pistas para comprender las dinámicas de movilidad social y las estrategias de permanencia y circulación por los territorios. En este artículo se explora la movilidad internacional de estudiantes de grado y posgrado de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), Argentina. Por un lado, se indaga la presencia de estudiantes migrantes en estudios de grado; por otro, se analizan las dinámicas de salida desde la misma institución a diversos destinos del mundo. A partir de vincular las migraciones con la educación y la movilidad, se analizan diferentes itinerarios de entradas y salidas de la UNC.
En la actualidad, la circulación de estudiantes de grado y posgrado es una arista de la dinámica de las clases sociales en la fase del capitalismo global (Sassen, 2007; Wagner, 2007). Una de las apuestas detrás de estos desplazamientos es identificar oportunidades para futuras inserciones laborales. En estas movilidades los estudiantes recorren las instituciones académicas prestigiosas -situadas generalmente en los países del norte global-, lo que repercute en los campos científicos locales de las periferias (Kreimer, 2012). Sin embargo, estas dinámicas también alcanzan a los espacios extraacadémicos, como el mundo de los negocios. Así, García Garza y Wagner (2015) analizan esta dinámica en ámbitos privados y revisan el modo en que las élites mexicanas acumulan conocimientos en las grandes escuelas de negocios francesas para posicionarse en su país.
Los movimientos internacionales de entrada y salida del sistema educativo superior expresan las estrategias de movilidad social de las familias y sustentan la prolongación de las jóvenes generaciones en dicho sistema. Además, estos flujos suponen la movilidad de personal calificado que se encuentra ante la disyuntiva de elegir entre una migración temporal (al término de la formación) y un asentamiento en el país donde se estudia (para insertarse en el mercado laboral).
Paralelamente, estas movilidades se inscriben como una dimensión importante de las políticas de internacionalización de los sistemas educativos superiores. El auge que ha tomado la movilidad de universitarios durante los últimos años se apoya en políticas que fomentan explícitamente esos desplazamientos: becas y subsidios para cursar posgrados o tramos de las licenciaturas en otros países, recepción de estudiantes internacionales con programas específicos, desarrollo de la internacionalización universitaria, etcétera (Didou, 2017; Jiménez Zunino, 2020). Las políticas de internacionalización promueven cierto imperativo de la movilidad para que los graduados obtengan mejores oportunidades en los mercados académicos y laborales (Gómez y Vega, 2018).1
La internacionalización es también un espacio de disputas. El documento derivado de la Conferencia Regional de Educación Superior (CRES) de 2008, realizada en Cartagena de Indias (Colombia) y convocada por la Unesco, fue definido como un instrumento de política educativa que declara que la educación superior es un derecho humano, en oposición al modelo de mercantilización hegemónico de las universidades (Instituto Internacional de la UNESCO para la Educación Superior en América Latina y el Caribe [IESALC], 2008).
Si bien la importancia de la implementación de la internacionalización se fundamenta en el principio de solidaridad intelectual y moral de la humanidad,2 en la práctica, la orientación predominante sur-norte de las movilidades académicas, la preeminencia de los cánones científicos y tecnológicos de los países del norte, así como el uso del inglés, como el idioma universal de la ciencia, privilegian el modelo neoliberal del sistema superior del norte global (Didou, 2017; Parra-Sandoval, 2022; Del Valle y Perrotta, 2023). A ello se añade que el otorgamiento de las becas y subsidios para la realización de estas movilidades suele estar sujeto al rendimiento académico de los/as estudiantes, su formación en idiomas -dependiendo del destino de la movilidad-, a la carrera de grado de origen, al año cursado, etcétera. Por tanto, más allá del sustento “solidario” de las políticas que fomentan la internacionalización de las trayectorias formativas de estudiantes de grado y posgrado, conviene atender a su selectividad.
Simultáneamente con el fenómeno de la internacionalización del sistema educativo superior, la presencia de migrantes regionales en las universidades argentinas -principalmente de Perú y Bolivia- también responde al conjunto de estrategias de movilidad social que las familias con mayor tiempo de residencia ponen en marcha para las generaciones más jóvenes (Mallimaci Barral, 2018). Los estudios que abordan las experiencias formativas de migrantes en Argentina centran la atención en su presencia en los niveles primario (Domenech, 2010; Novaro, 2011) y medio (Cerrutti y Binstock, 2012; Maggi y Hendel, 2019; Maggi, 2021). Además, algunos autores han alertado sobre la importancia de considerar las trayectorias educativas, además de las ocupacionales, a niveles intra e intergeneracional en las poblaciones migrantes para comprender sus dinámicas de movilidad social (Oso et al., 2019) y estrategias de permanencia (Arana, 2015).
En la UNC se constata un aumento de estudiantes migrantes para la realización de sus cursos de grado por fuera de los circuitos de los programas de internacionalización. Este incremento sugiere el soporte económico del grupo familiar (Maggi et al., 2022) ya sea desde el país de origen o si se han arraigado en el de destino.
Mallimaci Barral (2021) ha registrado que las diferentes modalidades de estas movilidades incluyen a personas que migran para calificarse, a migrantes calificados que se insertan profesionalmente en el lugar de destino y a personas con estudios superiores que migran para continuar formándose en el extranjero. La autora además propone que a este análisis se incorpore a los estudiantes migrantes que, sin haber tenido como objetivo el proyecto formativo, acceden a las universidades argentinas.
Estos movimientos tienen lugar en un espacio relativamente jerarquizado de instituciones educativas superiores, cuyas desigualdades se han profundizado en las últimas décadas con la introducción de mecanismos neoliberales en la región. Un caso significativo lo constituyen las migraciones académicas sur-sur, pues se inscriben en sistemas universitarios desiguales, que han sido diferencialmente permeados por lógicas de privatización y arancelamiento.3 La combinación de programas de gratuidad educativa y de becas para estudios con políticas migratorias regionales propicia que algunos países, como Colombia, Chile y Perú, sean emisores de estudiantes de tercer y cuarto ciclo, en tanto que otros, como Argentina, Brasil y México, son receptores (Piñeros Lizarazo y Maduro Silva, 2020). En este marco, durante los últimos años el Mercado Común del Sur (Mercosur) ha avanzado en una agenda educativa regional que promueve el acceso a los estudiantes y el reconocimiento de títulos por parte de los Estados miembros (Sosa, 2016; Del Valle y Perrotta, 2023).
Por todo ello, en este artículo se indagan las situaciones heterogéneas y los condicionamientos que se conjugan en la relación entre migración, internacionalización y educación universitaria. Frente a la comprensión de la movilidad como un imperativo, resulta especialmente relevante caracterizar a los/as estudiantes que pueden internacionalizar sus trayectorias académicas, tomando por caso las movilidades provisionalmente llamadas de entrada y de salida en la UNC, las cuales suponen una diversidad de actores y dinámicas que es preciso despejar.
¿Migrar para estudiar?
Para comprender las migraciones por razones de estudio en Argentina, tanto de entrada como de salida, es preciso referir a un fenómeno de carácter estructural que durante los últimos 15 años se manifestó mediante la expansión del sistema universitario y científico.
En la década de 2001 a 2011 la cantidad de estudiantes de grado aumentó 22 por ciento en un contexto de construcción de universidades en regiones periféricas del país. Esto amplió la cobertura geográfica y especialmente social al facilitar el acceso a personas que constituyeron la primera generación con titulación universitaria en sus familias (Ruta, 2015). Además, Argentina se caracteriza por tener un sistema superior menos restrictivo en términos regionales, dado que 20 por ciento de estudiantes del quintil de hogares más pobres cursa estudios universitarios (Brunner y Ferrada Hurtado, 2011).
La proporción de personas con este nivel educativo en Argentina se duplicó entre 1991 y 2010. Según el Censo Nacional de Población y Vivienda, en ese período el porcentaje de población mayor de 25 años con estudios superiores completos (universitarios y terciarios) se incrementó de 8.2 a 15.6 por ciento (Dalle et al., 2019). El conglomerado de Gran Córdoba supera el total del país en la participación a nivel universitario, siendo que 27.1 por ciento de los jóvenes de entre 18 y 24 años asisten a la universidad, frente a 21.1 por ciento en el ámbito nacional (Kaplan y Piovani, 2018, p. 236).
Sin embargo, el ingreso a las instituciones de altos estudios dista de ser equitativo, ya que la participación en este nivel educativo se encuentra tamizada por la clase social. De acuerdo con el análisis de Kaplan y Piovani (2018), los jóvenes de entre 18 y 24 años pertenecientes a la clase alta son los que más accedieron a estudios superiores, concentrados todos ellos en el ámbito universitario (56.4 %); los de clase media, por su parte, presentan valores similares (54.7 %), pero distribuidos en los niveles universitario y terciario, con mayor peso del universitario; mientras que 28.5 por ciento de los jóvenes pertenecientes a la clase trabajadora accedieron a la educación superior repartidos en ambos niveles. A ello se añade la distribución desigual de la probabilidad de finalizar los estudios superiores. Como sugieren estos autores, “a mayor nivel socioeconómico, mayores posibilidades de permanecer en el sistema educativo terciario/universitario” (2018, p. 239). Así mismo, el trabajo de Adrogué y García de Fanelli (2021) muestra que los estudiantes de las clases media y alta tienen mayor probabilidad de realizar estudios universitarios, antes que terciarios no universitarios, es decir, profesorados y tecnicaturas.
Paralelamente, Villanueva (2017) afirma que el sistema de ciencia y técnica se desarrolló notablemente en el período de 2003 a 2013: la planta de investigadores casi se duplicó (de 3 802 a 7 194); la de becarios se cuadruplicó (de 2 221 a 8 553) y los fondos presupuestarios aumentaron exponencialmente (de 260 a 2 900 millones de pesos argentinos).
Esta situación estructural, que se condice con un escenario de devaluación de titulaciones por masificación y por el aumento de las credenciales educativas, permite hipotetizar acerca de la búsqueda de una estrategia distintiva a través de la internacionalización de los estudios superiores. Posiblemente, la movilidad académica hacia otros países funciona como un mecanismo que permite acopiar ciertos recursos internacionales o capital internacional (Wagner, 2007), y a la vez proporciona prestigio y ventajas comparativas en las inserciones laborales. Este capital habilita posicionamientos ventajosos en un doble juego nacional e internacional al considerar la conformación de los capitales en las estructuras socionacionales de origen de las poblaciones migrantes, a la vez que se valorizan diferencialmente en las sociedades receptoras o emisoras (Jiménez Zunino, 2020, 2021). El diferencial simbólico de poseer contactos con espacios internacionales prestigiosos puede ser fuente de estrategias de distinción y de capitalización en un esquema colonizador de producción y distribución del conocimiento (Ramírez, 2010; França y Padilla, 2020).
Así mismo, es importante resaltar la presencia de estudiantes provenientes principalmente de países que integran el Mercosur en las universidades argentinas. Estos migrantes se ven atraídos por la gratuidad, el acceso irrestricto, la variedad de carreras de grado y posgrado, etcétera (Luchilo, 2006). Los estudios de Dalle (2013, 2020) que analizan la movilidad social ascendente de poblaciones migrantes -específicamente de países limítrofes-, otorgan a la accesibilidad relativa de la universidad argentina un factor importante para comprender esas migraciones.
De acuerdo con lo registrado en la Encuesta Nacional Migrante Argentina (ENMA) de 2020, el segundo motivo más escogido para inmigrar fueron las razones de estudio (22 %) (Debandi et al., 2021). Este factor contribuye a la internacionalización de las universidades del país, aunque no suele ser abordado así por los gestores de estas políticas. Entre los grupos etarios de entre 18 y 34 años, “46% indicó tener el estudio o la adquisición de nuevas experiencias en este país como parte de su proyecto migratorio” (Debandi et al., 2021, p. 31), lo que sugiere fuertes apuestas en torno de la educación en las trayectorias de inserción en el país. Considerando los países de procedencia, la migración por motivos de estudio cobra relieve entre quienes provienen de Ecuador (88 %), Haití (83 %), Colombia (83 %) y Brasil (60 %) (Debandi et al., 2021).
Otro dato interesante arrojado por la encuesta es que, de las personas migrantes encuestadas, los que están estudiando son quienes tienen más altos niveles educativos, con 33 por ciento (universitarios y/o posgrados) frente a 10 por ciento (secundario completo o menor nivel educativo) (Sander et al., 2021). Si se tiene en cuenta la antigüedad de asentamiento, los resultados de la ENMA resaltan que quienes llevan menos años viviendo en Argentina se encuentran realizando estudios con mayor frecuencia. Así, “entre quienes viven aquí hace más de 10 años, el 19% se encuentra estudiando, mientras que entre quienes han llegado en los últimos 5 años este porcentaje asciende al 36%” (Sander et al., 2021, p. 114). Entre quienes estudian, 57 por ciento realiza estudios universitarios, en tanto que 15 por ciento se inclina por capacitaciones profesionales o laborales.
La Universidad Nacional de Córdoba (Argentina), cuna de la Reforma Universitaria de 1918 y sede de la última CRES en 2018, es una institución prestigiosa en el contexto latinoamericano, y se constituye en un lugar de atracción de muchos estudiantes de la región. Así mismo, este centro de altos estudios se encuentra entre las cuatro universidades del país que más reciben estudiantes internacionales, junto con las universidades de Buenos Aires, La Plata y Rosario (Sosa, 2016). En este sentido, representa un escenario privilegiado para observar las dinámicas del campo académico transnacional y las movilidades de entrada y salida de los estudiantes de grado. Al respecto, en este artículo se plantean dos cuestionamientos paralelos: ¿cómo se distribuye la matrícula migrante en el nivel superior argentino, y particularmente de la UNC? y ¿qué movimientos de salida se producen desde la UNC y hacia qué destinos?
Estudiantes extranjeros en la unc
En este apartado, con base en los datos del Anuario Estadístico 2018 (AEsII, 2018; UNC, 2019) se analizan algunas características de los estudiantes nacidos en el extranjero que están inscritos en diferentes carreras de la universidad. En primer lugar, si se atiende a los datos recogidos por el Ministerio de Educación y analizados en un trabajo previo (Maggi et al., 2022), se observa que la participación de los migrantes en todo el sistema educativo en Argentina representa 1.77 por ciento del total de la matrícula, considerando todos los niveles de educación común. El único nivel que supera los dos puntos porcentuales es el superior universitario, donde la matrícula migrante registra 3.64 por ciento (Maggi et al., 2022).
Al observar lo que sucede específicamente en la provincia de Córdoba, se aprecia que la presencia de población escolar migrante es proporcionalmente inferior a la nacional, al representar 0.98 por ciento del total de la matrícula. El porcentaje de estudiantes migrantes en relación con el total es inferior a uno en todos los niveles obligatorios. Sin embargo, en el nivel superior universitario esta proporción llega a 2.09 por ciento, siendo de 2.4 por ciento en la UNC (Maggi et al., 2022).
Si se considera la misma distribución por países que se contempla en la ENMA 2020 (cuadro 1), los estudiantes procedentes de naciones miembros del Mercosur en la UNC representan un porcentaje mayor que el del índice nacional (82.24 % frente a 76 %), así como también los que provienen de países extra-Mercosur europeos (10.32 % contra 8 %). En cambio, la proporción de estudiantes pertenecientes a países extra-Mercosur no europeos en la UNC equivale a menos de la mitad: 7.44 por ciento frente a 16 por ciento nacional (Sander et al., 2021).
ENMA | UNC | |
---|---|---|
Mercosur | 76 | 82.24 |
Extra-Mercosur no europeo | 16 | 7.44 |
Extra-Mercosur europeo | 8 | 10.32 |
Total | 100 | 100 |
Fuente: Elaboración propia con base en Sander et al. (2021, p. 116) y datos facilitados por el Área de Estadística e Indicadores Institucionales (AEsII, 2018) de la UNC.
Si bien la UNC no establece un cupo límite para el ingreso de estudiantes ni cobra aranceles en la inscripción de grado, el trámite para ingresar representa un costo elevado para estudiantes migrantes y un procedimiento burocrático que supone mucha previsión, principalmente para migrantes extra-Mercosur -y en especial para quienes no son hispanohablantes-. Según la Resolución del H. Consejo Superior núm. 1731/18 (UNC, 2020), para poder inscribirse en los cursos niveladores en las carreras de grado, los aspirantes deben contar con el diploma o certificado analítico de calificaciones de estudios de nivel medio legalizado por el ministerio de educación del país de procedencia y por el Ministerio de Relaciones Exteriores y consulado o embajada argentinos. Esta última legalización puede reemplazarse por un apostillado de los documentos por parte de La Haya y, si correspondiera, traducido por un profesional matriculado en Argentina.
Aquellos postulantes provenientes de países no hispanohablantes deben contar además con el Certificado de Español: Lengua y Uso (CELU), que acredita un nivel intermedio (mención muy bueno), y cuyo arancel es de 80 dólares. Una vez cubiertos estos requisitos, pueden inscribirse cargando una declaración jurada y la documentación de identificación oficial y vigente (pasaporte y cédula de identidad del país de origen o argentino). Así mismo, para continuar sus estudios los alumnos extra-Mercosur deben regularizar su situación migratoria mediante visas estudiantiles, lo que implica sostener la regularidad de los exámenes y materias aprobadas.4
Los resultados del cuadro 1 pueden relacionarse con la mayor participación de la UNC en los procesos de movilidad sur-sur y con características propias de la provincia de Córdoba, que la sitúan como lugar deseable para vivir y estudiar. Posiblemente, la escala mediana de la ciudad y el valor simbólico de la universidad se conjugan para atraer estudiantes internacionales. Tal como señala el análisis de Gómez (2020) en su estudio sobre estudiantes migrantes en la UNC:
Hay representaciones previas en torno a este espacio urbano, a la vida juvenil, a la variedad de actividades, al prestigio de la Universidad Nacional de Córdoba &%091;… &%093;. Es un espacio urbano atractivo con una dinámica que se aleja a las formas de las grandes metrópolis, generando un sentimiento de mayor seguridad y cobijo social (p. 196).
Si se toma en cuenta el país de nacimiento de los estudiantes extranjeros en la UNC (cuadro 2), entre los del Mercosur resalta la presencia de peruanos (35.2 %), seguida de bolivianos (12.7 %), chilenos (11.2 %) y colombianos (8.3 %). Sin embargo, resulta más interesante considerar los números absolutos, que permiten dimensionar la presencia de otras nacionalidades: 1 011 peruanos, 363 bolivianos, 323 chilenos, 239 colombianos, 141 venezolanos, 109 italianos, 94 brasileros y 91 españoles, entre quienes presentan frecuencias más elevadas (Maggi et al., 2022).
Esta diversidad de países de nacimiento de los estudiantes sugiere movimientos en múltiples sentidos, que es preciso continuar analizando en sucesivos trabajos. La destacada presencia de estudiantes peruanos puede vincularse con la antigüedad de este flujo en la ciudad (Falcón Aybar y Boloña, 2017). Así mismo, llama la atención la presencia de españoles e italianos, cuyas movilidades habría que conectar con las áreas disciplinarias en las diversas facultades, así como con posibles dinámicas de retorno de emigrados desde Europa.
Situación laboral de los alumnos migrantes: ¿estudiantes de tiempo completo o estudiantes trabajadores?
La condición de las personas migrantes como estudiantes de tiempo completo o como estudiantes trabajadores puede indicar la presencia de redes de apoyo locales o transnacionales mediante el envío de remesas para sostener los estudios. La situación en relación con el trabajo de los estudiantes orienta hacia diferentes trayectorias escolares, pero también hacia inserciones profesionales más o menos exitosas, como el caso de las prácticas preprofesionales y las pasantías en muchas carreras (Panaia, 2009; Pérez y Busso, 2015). En el presente análisis se supone que para ser estudiante lo más favorable es no trabajar ni buscar empleo (y disponer de todo el tiempo para estudiar); por otro lado, el peor escenario es trabajar o no y tener que buscar una ocupación laboral (por la carga horaria, la duplicación de tareas, la fatiga, los apremios económicos, etc.).
De esta manera, se puede establecer una aproximación a las condiciones del estudiantado nacido en el extranjero en relación con dos variables: la situación laboral (cuadro 2) y la forma de costear los estudios (cuadro 3). Ambas aportan pistas para seguir explorando las diversas situaciones en las que se encuentran los estudiantes migrantes en la UNC.
País de nacimiento | Situación laboral | Situación laboral | |||||||||
---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
Trabaja | No trabaja y busca trabajo | No trabaja y no busca trabajo | Sin datos | Total | |||||||
N | % | N | % | N | % | N | % | N | % | ||
Mercosur | Perú | 464 | 46.2 | 298 | 29.7 | 241 | 24 | 2 | 0.2 | 1 005 | 100 |
Bolivia | 119 | 32.8 | 82 | 22.6 | 160 | 44.1 | 2 | 0.6 | 363 | 100 | |
Chile | 112 | 34.7 | 97 | 30 | 113 | 35 | 1 | 0.3 | 323 | 100 | |
Colombia | 116 | 48.5 | 85 | 35.6 | 37 | 15.5 | 1 | 0.4 | 239 | 100 | |
Venezuela | 81 | 57.4 | 37 | 26.2 | 23 | 16.3 | 0 | 0 | 141 | 100 | |
Brasil | 34 | 39.1 | 31 | 35.6 | 22 | 25.3 | 0 | 0 | 87 | 100 | |
Ecuador | 24 | 29.6 | 22 | 27.2 | 35 | 43.2 | 0 | 0 | 81 | 100 | |
Paraguay | 39 | 50 | 15 | 19.2 | 24 | 30.8 | 0 | 0 | 78 | 100 | |
Uruguay | 17 | 54.8 | 3 | 9.7 | 11 | 35.5 | 0 | 0 | 31 | 100 | |
Total | 1 006 | 42.8 | 670 | 28.5 | 666 | 28.4 | 6 | 0.3 | 2 348 | 100 | |
Extra-Mercosur no europeo | Estados Unidos | 25 | 36.8 | 8 | 11.8 | 35 | 51.5 | 0 | 0 | 68 | 100 |
Australia | 2 | 15.4 | 5 | 38.5 | 6 | 46.2 | 0 | 0 | 13 | 100 | |
China | 1 | 12.5 | 0 | 0 | 7 | 87.5 | 0 | 0 | 8 | 100 | |
Canadá | 5 | 71.4 | 2 | 28.6 | 0 | 0 | 0 | 0 | 7 | 100 | |
México | 3 | 42.9 | 3 | 42.9 | 1 | 14.3 | 0 | 0 | 7 | 100 | |
Haití | 1 | 20 | 2 | 40 | 2 | 40 | 0 | 0 | 5 | 100 | |
Resto de América | 22 | 34.9 | 28 | 44.4 | 13 | 20.6 | 0 | 0 | 63 | 100 | |
África | 4 | 25 | 4 | 25 | 8 | 50 | 0 | 0 | 16 | 100 | |
Resto de Asia | 9 | 32.1 | 5 | 17.9 | 14 | 50 | 0 | 0 | 28 | 100 | |
Total | 72 | 33.5 | 57 | 26.5 | 86 | 40 | 0 | 0 | 215 | 100 | |
Extra-Mercosur europeo (continuación) | Italia | 38 | 34.9 | 25 | 22.9 | 46 | 42.2 | 0 | 0 | 109 | 100 |
España | 29 | 31.9 | 17 | 18.7 | 45 | 49.5 | 0 | 0 | 91 | 100 | |
Alemania | 23 | 65.7 | 2 | 5.7 | 10 | 28.6 | 0 | 0 | 35 | 100 | |
(continúa) | |||||||||||
Francia | 13 | 52 | 5 | 20 | 7 | 28 | 0 | 0 | 25 | 100 | |
Resto de Europa | 17 | 47.2 | 9 | 25 | 10 | 27.8 | 0 | 0 | 36 | 100 | |
Total | 120 | 40.5 | 58 | 19.6 | 118 | 39.9 | 0 | 0 | 296 | 100 | |
Total | 1 198 | 41.9 | 785 | 27.5 | 870 | 30.4 | 6 | 0.2 | 2 859 | 100 |
* Por la baja frecuencia de estudiantes oriundos de China, Canadá, México y Haití que respondieron a esta pregunta, se decidió no incorporarlos al análisis, pero sostenerlos en el cuadro. También aclarar que las agrupaciones continentales fueron generadas de esa manera por la fuente primaria.
Fuente: Elaboración propia con base en datos facilitados por el Área de Estadística e Indicadores Institucionales (AEsII, 2018) de la UNC.
Respecto a la situación laboral de los estudiantes de la UNC, 39.3 por ciento trabaja, 21.9 por ciento se encuentra desempleado, pero busca ocupación y 38.3 por ciento no trabaja ni busca empleo (0.5 % s. d.) (UNC, 2019, p. 96). Por otra parte, de los estudiantes migrantes de la UNC, 42 por ciento trabaja, 27.5 por ciento no lo hace, pero busca empleo y 30 por ciento no labora ni busca trabajo. Al agrupar según la clasificación propuesta por la ENMA, se encuentra que, en la UNC, la mayoría de los estudiantes oriundos de países del Mercosur son quienes marcan la tendencia: casi 43 por ciento trabaja (tres puntos porcentuales por encima del total).
Por otra parte, entre quienes no tienen trabajo, la proporción de aquellos que buscan empleo es muy similar a la de quienes no lo buscan (28.5 % frente a 28.4 %). Sin embargo, atendiendo a algunas nacionalidades, se destaca que la condición de quienes no trabajan ni buscan ocupación está entre 5 y 6 puntos porcentuales por encima del total de estudiantes: es el caso de bolivianos (44.1 %) y ecuatorianos (43.2 %). Esto puede ser indicativo de tratarse de colectivos más asentados, que pueden vivir en el hogar de sus padres migrantes (en el caso de los bolivianos), o de proyectos formativos sostenidos desde el país de origen, cuestiones que se formulan a modo de hipótesis.
Del grupo de estudiantes de orígenes nacionales extra-Mercosur no europeo, un tercio trabaja, 26.5 por ciento no lo hace, pero busca empleo, y 40 por ciento no labora ni busca trabajo, proporción que se encuentra también por encima del total de estudiantes de la UNC. Mientras que, entre los estudiantes provenientes de países europeos, se observa que 40.5 por ciento trabaja, 19.6 por ciento no lo hace y busca empleo y 39.9 por ciento no labora ni busca ocupación. Entre las nacionalidades más representativas, los italianos (42.2 %) y españoles (49.5 %) se encuentran en la condición favorable de ser estudiantes de tiempo completo.
A continuación, se analiza la forma declarada de costear los estudios (cuadro 3), considerando que la respuesta a esta pregunta del sistema de estadísticas de la UNC es múltiple y los porcentajes no representan opciones excluyentes. Como es de esperar, la mayoría de los estudiantes cuentan con ayuda familiar para sostener económicamente su condición como tales (casi todos, por encima d50 por ciento, cuentan con esta fuente de financiación): 62.2 por ciento de los argentinos, más de 50 por ciento de los peruanos, 61.7 por ciento de los procedentes de Bolivia y 57.4 por ciento de los chilenos. Algunos complementan y otros costean totalmente sus estudios con trabajo personal; y los que menos, lo hacen con becas o planes sociales. Entre los colectivos migrantes que mayor porcentaje de respuestas tienen en la opción de trabajo personal se encuentran los venezolanos (56.6 %) y colombianos (50.2 %), por encima del promedio general de respuestas en el total de la UNC, que ronda el tercio de estudiantes.
País de nacimiento | Ayuda familiar | Trabajo personal | Becas | Planes sociales | Otros | Totales | |||||||
---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
N | % | N | % | N | % | N | % | N | % | N | % | ||
1. Argentina | 92 136 | 62.2 | 45 772 | 30.9 | 5.099 | 3.4 | 3 320 | 2.2 | 1 860 | 1.3 | 148 187 | 100 | |
2. Perú | 598 | 50.6 | 490 | 41.5 | 32 | 2.7 | 28 | 2.4 | 33 | 2.8 | 1 181 | 100 | |
3. Bolivia | 271 | 61.7 | 136 | 31 | 10 | 2.3 | 12 | 2.7 | 10 | 2.3 | 439 | 100 | |
4. Chile | 237 | 57.4 | 146 | 35.4 | 12 | 2.9 | 3 | 0.7 | 15 | 3.6 | 413 | 100 | |
5. Colombia | 123 | 44.4 | 139 | 50.2 | 3 | 1.1 | 4 | 1.4 | 8 | 2.9 | 277 | 100 | |
6. Venezuela | 61 | 40.1 | 86 | 56.6 | 1 | 0.7 | 2 | 1.3 | 2 | 1.3 | 152 | 100 | |
7. Italia | 92 | 65.7 | 39 | 27.9 | 6 | 4.3 | 1 | 0.7 | 2 | 1.4 | 140 | 100 | |
8. Brasil | 54 | 51.9 | 46 | 44.2 | 1 | 1 | 1 | 1 | 2 | 1.9 | 104 | 100 | |
9. España | 73 | 65.2 | 27 | 24.1 | 5 | 4.5 | 5 | 4.5 | 2 | 1.8 | 112 | 100 | |
10. Ecuador | 69 | 70.4 | 23 | 23.5 | 0 | 0 | 2 | 2 | 4 | 4.1 | 98 | 100 | |
11. Paraguay | 52 | 53.6 | 37 | 38.1 | 2 | 2.1 | 4 | 4.1 | 2 | 2.1 | 97 | 100 | |
12. Estados Unidos | 58 | 75.3 | 16 | 20.8 | 2 | 2.6 | 0 | 0 | 1 | 1.3 | 77 | 100 | |
13. Alemania | 21 | 45.7 | 21 | 45.7 | 3 | 6.5 | 1 | 2.2 | 0 | 0 | 46 | 100 | |
14. Uruguay | 19 | 52.8 | 16 | 44.4 | 1 | 2.8 | 0 | 0 | 0 | 0 | 36 | 100 | |
15. Francia | 21 | 72.4 | 7 | 24.1 | 0 | 0 | 0 | 0 | 1 | 3.4 | 29 | 100 | |
16. Haití | 24 | 77.4 | 7 | 22.6 | 0 | 0 | 0 | 0 | 0 | 0 | 31 | 100 | |
17. México | 19 | 70.4 | 5 | 18.5 | 1 | 3.7 | 2 | 7.4 | 0 | 0 | 27 | 100 | |
África | 5 | 50 | 4 | 40 | 1 | 10 | 0 | 0 | 0 | 0 | 10 | 100 | |
Asia | 22 | 64.7 | 12 | 35.3 | 0 | 0 | 0 | 0 | 0 | 0 | 34 | 100 | |
Oceanía | 6 | 100 | 0 | 0 | 0 | 0 | 0 | 0 | 0 | 0 | 6 | 100 | |
Resto de América | 39 | 54.9 | 23 | 32.4 | 4 | 5.6 | 1 | 1.4 | 4 | 5.6 | 71 | 100 | |
Resto de Europa | 24 | 57.1 | 14 | 33.3 | 2 | 4.8 | 1 | 2.4 | 1 | 2.4 | 42 | 100 | |
Sin datos | 1 528 | 32 | 3 006 | 63 | 85 | 1.8 | 37 | 0.8 | 117 | 2.5 | 4 773 | 100 | |
Total | 95 552 | 61.1 | 50 072 | 32 | 5 270 | 3.4 | 3 424 | 2.2 | 2 064 | 1.3 | 156 382 | 100 |
* Pregunta de respuestas múltiples.
Fuente: Elaboración propia con base en datos facilitados por el Área de Estadística e Indicadores Institucionales (AEsII, 2018) de la UNC.
Aproximación al origen social (educativo) de los estudiantes migrantes
Por último, para lograr una aproximación al origen social de los estudiantes, se realizó un análisis comparativo de los niveles educativos alcanzados por la madre y el padre de nacionales y de nacidos en el extranjero (cuadro 4).5 El nivel educativo de los padres se utiliza como variable proxy del origen social, ya que puede dar indicios de diferentes acervos de capital cultural institucionalizado disponible en las familias que sostienen la formación de sus hijos. Así mismo, se toma como un indicador de las brechas de equidad de los sistemas educativos, que en el caso argentino dista de ser igualitario: como han señalado Adrogué y García de Fanelli (2021), los estudiantes que acceden a la universidad por primera vez en sus familias -lo que se conoce como primera generación- tienen cuatro veces menos chances de hacerlo que quienes tienen padres con titulación universitaria (p. 46).
En otros estudios sobre Córdoba se reconstruyeron las características de las clases sociales, siendo el nivel educativo universitario de los jefes de hogar una de las dimensiones centrales para la configuración de la clase alta (Gutiérrez y Mansilla, 2015; Jiménez Zunino, 2019). En tanto, los datos analizados muestran que hay diferencias importantes entre estudiantes argentinos y migrantes en la UNC en relación con el nivel educativo de sus padres y madres. Mientras que la mayor proporción de los progenitores de los estudiantes argentinos -tanto nativos y por opción, como naturalizados- tienen como máximo nivel escolar el secundario completo, para los padres y las madres de los migrantes el nivel más alto alcanzado es el universitario completo.
En líneas generales, quienes proporcionalmente muestran más altos niveles de instrucción son tanto las madres como los padres de los estudiantes migrantes; mientras quienes presentan los niveles educativos porcentualmente más bajos son los estudiantes argentinos naturalizados6 (es más, el tercer nivel más recurrente de instrucción alcanzado por sus madres es el primario incompleto). Esto puede generar interpretaciones sobre diferentes extracciones sociales de los estudiantes con experiencias de movilidad/migración que tienen lugar en la UNC. Teniendo en cuenta los valores porcentuales de los niveles educativos alcanzados por madres y padres de argentinos naturalizados y estudiantes migrantes, sería interesante seguir explorando si estas diferencias responden a la distinción entre quienes vienen a estudiar (con menor antigüedad) y quienes, viviendo en Argentina, están estudiando (mayor antigüedad).
Padre | Madre | |||||||||
---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
Nacionalidad del estudiante | Argentino nativo | Argentino por opción | Naturalizado | Extranjero | Argentino nativo | Argentino por opción | Naturalizado | Extranjero | ||
MÁXIMO NIVEL DE ESTUDIOS | Sin estudios | N | 614 | 12 | 5 | 0 | 360 | 20 | 5 | 0 |
% | 0.7 | 0.8 | 3.2 | 0 | 0.4 | 1.3 | 3.1 | 0 | ||
Primario incompleto | N | 4 104 | 83 | 10 | 5 | 2 859 | 102 | 19 | 7 | |
% | 4.9 | 5.9 | 6.4 | 3.6 | 3.3 | 6.9 | 11.9 | 4.8 | ||
Primario completo | N | 8 874 | 89 | 7 | 8 | 7 667 | 106 | 15 | 4 | |
% | 10.6 | 6.3 | 4.5 | 5.8 | 8.8 | 7.1 | 9.4 | 2.7 | ||
Secundario incompleto | N | 13 612 | 132 | 22 | 10 | 10 503 | 155 | 19 | 10 | |
% | 16.3 | 9.3 | 14.1 | 7.2 | 12.1 | 10.5 | 11.9 | 6.8 | ||
Secundario completo | N | 19 898 | 408 | 46 | 26 | 18 174 | 365 | 38 | 26 | |
% | 23.8 | 28.8 | 29.5 | 18.8 | 21 | 24.6 | 23.9 | 17.8 | ||
Superior incompleto | N | 2 243 | 74 | 11 | 5 | 2 939 | 70 | 5 | 5 | |
% | 2.7 | 5.2 | 7.1 | 3.6 | 3.4 | 4.7 | 3.1 | 3.4 | ||
Superior completo | N | 6 075 | 137 | 11 | 8 | 14 704 | 188 | 27 | 24 | |
% | 7.3 | 9.7 | 7.1 | 5.8 | 17 | 12.7 | 17 | 16,4 | ||
Universitario incompleto | N | 10 006 | 112 | 19 | 8 | 7 965 | 97 | 8 | 11 | |
% | 12 | 7.9 | 12.2 | 5.8 | 9.2 | 6.5 | 5 | 7,5 | ||
Universitario completo | N | 15 096 | 252 | 22 | 46 | 17 948 | 291 | 18 | 43 | |
% | 18.1 | 17.8 | 14.1 | 33.3 | 20.7 | 19.6 | 11.3 | 29.5 | ||
Posgrado | N | 3 037 | 116 | 3 | 22 | 3 575 | 89 | 5 | 16 | |
% | 3.6 | 8.2 | 1.9 | 15.9 | 4.1 | 6 | 3.1 | 11 | ||
Total | N | 83 559 | 1 415 | 156 | 138 | 86 694 | 1 483 | 159 | 146 | |
% | 100 | 100 | 100 | 100 | 100 | 100 | 100 | 100 |
Fuente: Elaboración propia con base en datos facilitados por el Área de Estadística e Indicadores Institucionales (AEsII, 2018) de la UNC.
Estudiantes salientes de la unc: ¿emigrantes potenciales?
Como se señala al inicio del texto, la movilidad académica internacional constituye una forma de acumular un capital internacional, que puede proporcionar prestigio y ventajas comparativas en las competiciones en el mercado laboral. Esto supone considerar la movilidad estudiantil (para finalizar grado o realizar estudios de posgrado) como una de las estrategias de movilidad social que los agentes y sus familias activan. Como sostiene Martínez Pizarro (2010), el propio desplazamiento encarna, en cierta medida, una posibilidad migratoria, ya que: “muchos estudiantes universitarios, particularmente de postgrado, son directamente candidatos a convertirse en cerebros o talentos entre la fuerza de trabajo, dadas las destrezas que la educación les ha otorgado” (p. 141).
En el primer subapartado se analiza una base de datos proporcionada por la Prosecretaría de Relaciones Internacionales de la UNC (PRI-UNC, 2019) para caracterizar las salidas de los estudiantes que realizaron experiencias de movilidad entre 2006 y 2019. En el segundo subapartado se examinan algunos resultados de la Encuesta de Movilidad Saliente (Jiménez Zunino y PRI-UNC)7 para caracterizar los sujetos móviles desde sus orígenes sociales.
Principales destinos de la movilidad estudiantil saliente de la UNC
En el conjunto de la movilidad estudiantil de salida, Argentina no figura entre los principales países emisores: en 2014, mientras Brasil contaba con 15.41 por mil y México con 13 por mil, Argentina solo registraba 3.4 por mil (Didou, 2017, p. 31). Hay autores que señalan que la internacionalización es bastante puntual y reducida en este país, comparada con el volumen del sistema universitario nacional (Ruta, 2015). Aun así, de acuerdo con datos de la UNESCO (2021), es posible distinguir los principales países preferidos por los argentinos para realizar sus estudios: en primer lugar, se encuentra Estados Unidos (con 2 151 estudiantes), en segundo España (con 1 296) y tercero Brasil (con 1 032). En cuarto y quinto lugar se encuentran Alemania (con 734 estudiantes) y Francia (con 539), respectivamente, sobre un total de 9 129 estudiantes salientes registrados en el año 2018.
Los datos de la base proporcionada por la PRI registran un total de 1 403 salidas desde la UNC entre 2006 y 2019, en las que se contabilizan estudiantes de grado (94.8 %) que se inscriben en diversos programas para completar y/o complementar sus estudios de grado y, en menor proporción, alumnos de posgrado que hacen su formación, o parte de ella, en centros extranjeros (5.2 % sumando los distintos niveles de posgrado) (cuadro 5).
Nivel superior | N | % |
---|---|---|
Grado | 1 330 | 94.8 |
Posgrado | 73 | 5.2 |
Total general | 1 403 | 100 |
Fuente: Elaboración propia con base en datos brindados por la Prosecretaría de Relaciones Internacionales (PRI-UNC, 2019).
Considerando la serie histórica (gráfica 1), la mayor cantidad de salidas se produjeron durante el año 2017 y, en segundo término, en 2013. Es destacable que una posible interpretación de estos datos tiene que ver con los vaivenes en la economía argentina y las fluctuaciones del valor del dólar, moneda a la que se anclan los viajes al extranjero. No obstante, se pueden inferir algunas cuestiones de interés. Los datos sobre los principales destinos fueron agrupados con respecto a la lengua de los lugares, y se constata que más de la mitad de los desplazamientos a través de los programas que registra la PRI-UNC se orientaron hacia países hispanohablantes, sumando latinoamericanos (33.1 %) con España (19.9 %) (cuadro 6).
Fuente: Elaboración propia con base en datos brindados por la Prosecretaría de Relaciones Internacionales (PRI-UNC, 2019).
Región o país | N | % |
---|---|---|
América Latina (hispanohablante) | 464 | 33.07 |
Brasil | 371 | 26.44 |
España | 279 | 19.89 |
Estados Unidos | 27 | 1.92 |
Canadá | 41 | 2.92 |
Europa (no hispanohablante) | 142 | 10.12 |
Asia | 2 | 0.14 |
Sin datos | 77 | 5.5 |
Total | 1 403 | 100 |
Fuente: Elaboración propia con base en datos brindados por la Prosecretaría de Relaciones Internacionales (PRI-UNC, 2019).
El idioma es un factor que orienta estos desplazamientos. Ya sea para realizar nivel de grado o de posgrado, la lengua define el destino para realizar estudios en el extranjero en gran medida (Trejo Peña y Suárez Bequir, 2018). El segundo lugar más elegido para viajar en el marco de estadías académicas es Brasil (con 26 % de los destinos), algo que posiblemente esté relacionado con la destreza en el idioma portugués (el segundo más dominado, después del inglés, como se verá más adelante) y la retroalimentación sobre esos conocimientos que suponen las experiencias de internacionalización.
Sin embargo, 35 por ciento de las movilidades de salida ocurrieron en dirección sur-norte, sumando las estancias hacia Estados Unidos, Canadá y Europa. Si bien estos datos pueden orientar interpretaciones sobre la incidencia del idioma para la orientación de los flujos, los lugares de prestigio académico del norte global pueden ser clave para definir las elecciones de muchos estudiantes en movilidad.
Un dato que puede mitigar los temores de fuga de cerebros de este tipo de experiencias es la baja proporción de residentes en el extranjero detectados a través de la encuesta.8 De todos los encuestados, solo 15 vivían en el extranjero al momento del relevamiento. Muchos han migrado a otras provincias dentro de Argentina, algo que puede profundizarse en futuras indagaciones acerca de las movilidades internas que se disparan tras las experiencias en el extranjero.
Orígenes sociales de estudiantes salientes
Uno de los apartados de la Encuesta de Movilidad Saliente preguntaba sobre el nivel educativo del padre y de la madre de quienes realizaron experiencias de internacionalización. De los padres de todos los encuestados, 41 por ciento son profesionales (nivel educativo universitario completo), y si se añaden los padres con nivel universitario incompleto y los que tienen estudios de posgrado (completos e incompletos), llegan a 70 por ciento de la muestra (cuadro 7). Además, un pequeño grupo cuenta con padres con nivel educativo de posgrado (15 %), ya sea completo o incompleto.
Nivel educativo | Padre | Madre | |
---|---|---|---|
Hasta secundario completo | N | 73 | 56 |
% | 30.54 | 23.43 | |
Universitario incompleto y completo | N | 132 | 141 |
% | 55.24 | 59 | |
Posgrado incompleto y completo | N | 34 | 42 |
% | 14.22 | 17.57 | |
Total | N | 239 | 239 |
% | 100 | 100 |
Fuente: Elaboración propia con datos de la Encuesta de Movilidad Saliente (Jiménez Zunino y PRI-UNC, 2019-2020).
Por su parte, las madres presentan niveles educativos similares: la mitad son profesionales, y sumadas a quienes tienen estudios universitarios completos y estudios de posgrado (completos e incompletos) superan los dos tercios del total de la muestra. Las posiciones de origen social de los encuestados, considerando la titulación de los progenitores, se corresponden con una clase media de servicios, dado el capital cultural institucionalizado en estas familias (Goldthorpe, 1994; Bourdieu, 2011). En contextos de masificación y devaluación de los títulos, las familias que vienen acumulando diplomas desde la generación anterior se acompañan de estrategias académicas que tienden a la especialización, como la obtención de títulos de posgrado y la internacionalización. Estas prácticas distintivas tienden a la obtención de instrumentos simbólicos de legitimación de las posiciones más altas dentro de la estructura social (Jiménez Zunino, 2020).9
Con respecto a los niveles educativos alcanzados por los estudiantes en movilidad al momento de realizar la encuesta, todos habían finalizado la licenciatura, y la mayoría había comenzado y, en algunos casos, finalizado también estudios de posgrado (53 %). Los títulos de estos últimos van desde estudios de especialización, donde la proporción de mujeres (16 %) es de más del doble de la de los varones (7 %); maestría, más elegida por estos (25 %) en comparación con las mujeres (7 %), hasta doctorado, donde las brechas de género se acortan: 24 por ciento de los varones frente al 19 por ciento de las mujeres. Sin embargo, una alta proporción de los encuestados no realizaron ningún estudio de posgrado: 44 por ciento de los varones y 48 por ciento de las mujeres (véase cuadro 8).
Género | Doctorado | Especialización | Maestría | N | Total | |
---|---|---|---|---|---|---|
Femenino | N | 29 | 25 | 26 | 75 | 155 |
% | 18.71 | 16.13 | 16.77 | 48.39 | 100 | |
Masculino | N | 20 | 6 | 21 | 37 | 84 |
% | 23.81 | 7.14 | 25 | 4405 | 100 | |
Total | N | 49 | 31 | 47 | 112 | 239 |
% | 20.50 | 12.97 | 19.67 | 46.86 | 100 |
Fuente: Elaboración propia con datos de la Encuesta de Movilidad Saliente (Jiménez Zunino y PRI-UNC, 2019-2020).
Profundizando en el origen social de quienes realizan posgrado, en 73 por ciento de los casos, alguno de los padres de quienes cursan este nivel educativo tienen a su vez estudios universitarios y de posgrado, lo que daría cuenta de una reproducción intergeneracional significativa del capital cultural institucionalizado, en tercero y cuarto ciclo. Sin embargo, una parte considerable de los encuestados accedió a estudios de posgrado desde orígenes sociales relativamente menos provistos de capital cultural (27 % de los padres y 20 % de las madres tienen como máximo nivel educativo el secundario completo).
La ampliación del acceso de los estudiantes a niveles de posgrado puede explicarse por la incidencia de la política pública en materia educativa, referida en páginas anteriores, así como debido al aumento del presupuesto en ciencia y técnica y la cuadruplicación de becas para la realización de posgrados entre 2003 y 2013 y para el sostenimiento de la matrícula universitaria (Villanueva, 2017). Cabe destacar que estos estudiantes, además de ser la primera generación de licenciados en sus familias, también lo son de títulos de cuarto nivel. Además, 60 por ciento de los encuestados que realizaron posgrado contaron con becas de organismos públicos, predominantemente del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) y de la UNC.
No obstante, la literatura especializada en movilidades académicas ha alertado sobre el carácter selectivo que tienen las experiencias de internacionalización, puesto que reposan sobre las capacidades de financiamiento de las familias (Pedone y Alfaro, 2015; Didou, 2017). En esta investigación, 70 por ciento de los encuestados tuvieron que asumir costos extras en sus movilidades y estancias, por fuera de los recursos que proporcionaba la beca. Esta condición impacta mayormente a los estudiantes que cuentan con menos recursos económicos, lo que condiciona su menor acceso a estas experiencias de internacionalización.
Otro de los indicadores a considerar para detectar la selectividad social que suponen estas movilidades es el dominio de segundas lenguas distintas del castellano. El citado estudio de Kaplan y Piovani (2018) resalta las diferencias por clase social en las competencias en lenguas extranjeras. Entre los jóvenes de 18 a 29 años, la falta de conocimiento de un idioma distinto del español es del 21.7 por ciento en la clase alta; 39.8 por ciento en la clase media y de 58.3 por ciento en la clase obrera. Estos porcentajes disminuyen entre el estudiantado de educación superior, pero revelan fuertes disparidades regionales en el país.
En el presente estudio, al preguntar a los encuestados sobre su nivel en el manejo de un idioma extranjero, 68 por ciento contestó que posee un nivel alto de inglés y 20 por ciento afirmó tener un nivel medio.10 Observando diferencias por género, la proporción de las mujeres es del doble que la de los varones en cuanto a un nivel alto de inglés. El segundo idioma más dominado entre los encuestados es el portugués, acerca del cual 28 por ciento respondió contar con un nivel alto.
La posibilidad de desplazarse, así como la elección de los destinos, se facilitan por la desenvoltura en el manejo de segundas lenguas. Más de la mitad de las movilidades se produjeron hacia destinos hispanohablantes, como se mencionó en páginas precedentes. Esto indica, por un lado, la delimitación de las becas disponibles -que pueden estar orientadas hacia la integración regional, como se mencionó al inicio del texto-; y, por otro lado, la destreza en el uso de segundas lenguas. Así mismo, si se retoma lo analizado más arriba sobre los orígenes sociales de los padres en función de su nivel educativo, también se observa la relación con el dominio de idiomas, especialmente el inglés. Así, al comparar el nivel educativo del padre con la destreza del hijo en el uso de esta lengua, se aprecia que ambos factores están correlacionados (gráfica 2): los encuestados que registran nivel alto de inglés tienen padres con mayor nivel educativo (especialmente posgrados). En oposición, quienes cuentan con nivel medio o bajo en el manejo de este idioma tienen padres de menor nivel educativo (secundario completo).
Fuente: Elaboración propia con base en la Encuesta de Movilidad Saliente (Jiménez Zunino y PRI-UNC, 2019-2020).
Reflexiones finales
El principal aporte de este artículo fue analizar, de manera simultánea, movilidades que suelen observarse por separado; es decir, la presencia migrante en el sistema universitario y las movilidades académicas en el marco de programas de internacionalización. La atención del estudio se enfocó en la heterogeneidad y las desigualdades que atraviesan estas trayectorias. Dichas desigualdades fueron analizadas en el texto refiriendo a dos ejes, principalmente. Por un lado, entre regiones, se identificaron espacios relativamente jerarquizados de atracción de estudiantes procedentes de diferentes países/regiones. Por otro, se detectaron desigualdades de clase social, desde la constatación de una fuerte selectividad de quienes pueden sostener trayectorias internacionalizadas.
En relación con el primer eje, se puso en entredicho el sustento solidario que fundamenta, según la UNESCO, las políticas de internacionalización en su implementación (Parra-Sandoval, 2022; Del Valle y Perrotta, 2023), ya que los destinos hacia el extranjero están fuertemente delimitados hacia el norte (35 %) y hacia espacios hispanohablantes (53 %). Estas movilidades se relacionan con espacios de circulación académica estratificados, tanto por las dinámicas institucionales, en las que se encuadran (financiación, convenios, becas, reconocimiento de titulaciones y estudios, acreditaciones de idiomas, etc.), como por los capitales (idiomas, dinero, contactos) de los propios estudiantes, lo que determina los diversos itinerarios para su movilidad.
Considerando lo anterior, y desplegando el segundo eje de desigualdad analizado, estas movilidades se relacionan mayormente con un sector social relativamente selecto, pues el acceso a la universidad, y aún más, a la internacionalización, se presentan como mecanismos de reproducción social fuertemente condicionados económica y culturalmente. De acuerdo con los antecedentes trabajados en el texto, si bien el acceso a la universidad se ha ampliado (Dalle et al., 2019), persisten fuertes desigualdades en los niveles educativos superiores (terciario o universitario) (Adrogué y García de Fanelli, 2021; Kaplan y Piovani, 2018; Adrogué y García de Fanelli, 2021). Así mismo, la proporción de jóvenes que asisten a la universidad se diferencia por clase social, considerando los orígenes sociales de los estudiantes -tanto de aquellos en movilidad de salida como de los inmigrantes-, estimados con base en el nivel educativo de sus padres y madres.
En el caso de la población migrante en Argentina, la literatura especializada constata el valor de las apuestas educativas en las estrategias de movilidad social ascendente (Novaro, 2011; Cerrutti y Binstock, 2012; Dalle, 2013, 2020; Arana, 2015; Maggi, 2021). Incluso, la ENMA demostró que estudiar es la segunda motivación de muchos migrantes para residir en Argentina (Debandi et al., 2021), especialmente entre los más recientes, orientados a los estudios de grado y posgrado (Sander et al., 2021). El presente análisis evidenció que, en el caso específico de la UNC, hay mayor presencia relativa de estudiantes procedentes de la región Mercosur y extra-Mercosur europea -en relación con lo registrado en la ENMA para el total de casos del país-, que requiere profundizarse en futuros trabajos.
La desigualdad social en el acceso a la universidad y a la internacionalización se manifiesta en la situación laboral de los estudiantes (los de tiempo completo frente a los que trabajan), en la forma de costear los estudios superiores, en los niveles de educación de sus padres y madres, y en la destreza en los idiomas. La situación de los estudiantes que no laboran, así como de quienes reciben ayuda familiar para estudiar, sugieren condiciones de posibilidad más favorables para encarar los proyectos formativos y migratorios con fines de estudios.
Paralelamente, los hallazgos de la encuesta realizada a los estudiantes en movilidad saliente apuntaron a que la elección de hacer estadías en el extranjero constituye una opción altamente selectiva. Los resultados de esta primera etapa de la investigación alimentan cierta circularidad explicativa. Así, quienes tienen posiciones sociales más aventajadas dispondrían de mejores condiciones y mayores posibilidades para realizar movilidades hacia el extranjero. Esto se explica por la existencia de una relación más familiar con el capital cultural de tipo institucionalizado e incorporado, ya sea por los niveles educativos de los padres como por la destreza en segundas lenguas. A ello se suma el capital económico requerido, en gran proporción de casos, para completar las dotaciones insuficientes de las becas.
No obstante, un porcentaje considerable de estudiantes saltaron dos escalones formativos, pues accedieron al cuarto nivel (posgrados) teniendo padres y madres con niveles educativos inferiores al secundario completo. Esta particularidad de la muestra considerada (estudiantes que experimentaron movilidad académica de salida) debe contrastarse con los estudios planteados por Adrogué y García de Fanelli (2021). Aunque también esta acumulación de titulaciones de cuarto nivel puede atribuirse a la oportunidad que las becas de posgrado (del Conicet y la UNC) han representado durante la última década y media (Villanueva, 2017).
Además, los estudiantes nacidos en el extranjero mostraron dos perfiles en relación con el nivel educativo del padre y la madre. Se registra un grupo que tiene progenitores con nivel educativo hasta primario incompleto, mientras otro grupo (más numeroso) cuenta con padres con estudios superiores (grado y posgrado). Ambos grupos de estudiantes extranjeros presentan sobrerrepresentación respecto a los considerados como “argentinos”. Este primer análisis dio cuenta de una gran heterogeneidad en el estudiantado de entrada en la UNC, es decir de quienes han nacido en el extranjero y se encuentran estudiando en esta institución.
El mayor acceso a la educación superior en las últimas décadas y el posible riesgo de devaluación de titulaciones pueden ser sorteados, por algunos sectores sociales, recurriendo a la internacionalización de las experiencias formativas. La internacionalización provee de un capital extra, el capital internacional (Wagner, 2007), que podría facilitar las inserciones laborales. Sin embargo, hay matices a considerar para futuros análisis. Uno de ellos es que la acumulación de capital cultural, que parecería estar detrás de estas apuestas, no es lineal ni sostenida. Así, es considerable la proporción de personas que realizaron estancias en el extranjero y que no continuaron estudios de posgrado. Aunque la movilidad internacional se encuadra en una experiencia académica, es posible que las carreras académicas no sean el proyecto laboral de muchos de estos jóvenes. Ante esto, cabe preguntarse: ¿qué valoraciones se realizan en el mercado de trabajo -por fuera del ámbito académico- sobre estas experiencias de movilidad internacional durante los estudios?
Por otra parte, los estudiantes nacidos en el extranjero que se encuentran en la UNC, ¿acaso son migrantes que han conseguido llegar a la universidad tras la experiencia migratoria con sus padres y madres?, ¿o, más bien, serán los estudiantes selectos de sus países de origen los que realizan experiencias de internacionalización en Córdoba? Estos primeros hallazgos alertan sobre la necesidad de contemplar esta diversidad, que patentiza desigualdades de base si se consideran las variables analizadas (nivel educativo del padre y de la madre, forma de costear estudios, situación laboral, y otras que podrán añadirse en indagaciones cualitativas). En futuros trabajos será pertinente realizar, de manera complementaria, investigaciones que profundicen en las trayectorias migratorias (antigüedad de la migración, principales motivaciones, itinerarios previos a la instalación en Córdoba, etc.) para dar cuenta de las particularidades de cada grupo. Esto permitirá un conocimiento más afinado del conjunto de los condicionamientos en los que se encuentran los estudiantes migrantes, y poder así construir indicadores y categorías precisos para el apoyo institucional de sus recorridos en la universidad.
Las dinámicas de movilidad estudiantil, exploradas en este artículo e inscritas en la conformación asimétrica de regiones centrales y periféricas (Kreimer, 2012; Del Valle y Perrotta, 2023), se vinculan estrechamente con los orígenes de clase y las posibilidades desiguales de los sujetos (dados los capitales para moverse en el escenario internacional: lingüístico y económico, principalmente). Esto supone grandes desafíos para abordar las políticas universitarias de internacionalización en el contexto actual. Así, además de las becas existentes, las universidades y los organismos educativos tienen el reto de generar nuevos mecanismos de inclusión para impulsar estas experiencias formativas.