Introducción
La relación de pareja, en cualquiera de sus múltiples manifestaciones, responsabiliza a sus integrantes a convivir, mediar conflictos y resolver las diferentes faltas y transgresiones que se pueden generar en el establecimiento del vínculo. La infidelidad es una transgresión en la relación de pareja, considerada como falta grave (Shrout y Weigel, 2017).
Los expertos en el área de distintas partes del mundo describen a la infidelidad como una violación al acuerdo de exclusividad en la relación de pareja sexual y emocional, independiente a la existencia de un acuerdo legal (Díaz et al., 2002; Guilbault et al., 2019; González, Martínez y Martínez, 2009; Haseli et al., 2019; Mark, Janssen y Milhausen, 2011; Rivera et al., 2020; Wenger y Frisco, 2020). Existe consenso científico al identificar que existen dos tipos de infidelidad, la primera se denomina infidelidad sexual e implica tener relaciones sexuales con otra persona diferente a la pareja, y la infidelidad emocional, que ocurre cuando uno de los miembros de la pareja se enamora de alguien diferente a su pareja (Adam, 2019; Canto et al., 2017; García, Rivera y Díaz, 2011; Guitar et al., 2016; Martins et al., 2015; Moller y Vossler, 2015).
Las investigaciones en esta línea señalan diferencias en el comportamiento infiel asociado a múltiples variables, una de ellas es el género, al identificar de forma consistente que los hombres son más propensos a incurrir en la infidelidad sexual, mientras que las mujeres tienden a participar más en la infidelidad emocional (Guilbault et al., 2019; Isma y Turnip, 2019; Martins et al., 2015; Selterman, García y Tsapelas, 2017; Starratt, Weekes y Shakelford, 2016), ya que que las mujeres pueden ser motivadas principalmente por los sentimientos de abandono, la indiferencia de su pareja o la falta de cariño; en el caso de los hombres, la monotonía y el deseo de variedad sexual son los principales desencadenantes de la conducta infiel (Arantes, Barros y Oliveira, 2020; Munsch y Yorks, 2017; Selterman, García y Tsapelas, 2017).
Las diferencias de género también son determinantes en las respuestas ante la vivencia de una infidelidad de sus parejas, ya que los hombres tienden a expresar más celos y angustia a consecuencia del involucramiento sexual de sus parejas, mientras que las mujeres muestran niveles elevados de celos y angustia, pero debido a la infidelidad de tipo emocional de sus parejas (Canto et al., 2017; Saleem, Nazeer y Durrani, 2020).
La investigación es basta al señalar que las motivaciones para cometer una infidelidad se derivan de múltiples factores y pueden estar relacionadas con causas personales, déficits en la relación de pareja, o socio-sexuales y situacionales (McDaniel, Drouin, y Cravens, 2017; Negash y Morgan, 2016; Selterman, García y Tsapelas, 2017). Con respecto a factores personales, se ha identificado que el comportamiento infiel tiene como facilitador la presencia de diversos rasgos de personalidad como la extroversión, el neuroticismo, bajos niveles de amabilidad y conciencia (van Zyl, 2020). Respecto a las deficiencias en la relación de pareja, percibidas por la pareja infiel, se describe la frecuencia y niveles de conflicto, la baja satisfacción en la relación de pareja (Ferron, Lussier y Brassard, 2017; Guilbault et al., 2019; Isma y Turnip, 2019; Rivera et al., 2020), así como el poco valor asignado a la pareja (Arantes, Barros y Oliveira, 2020; Starratt, Weekes y Shalkelford, 2016).
Los estudios en la línea de investigación de la infidelidad han permitido identificar que la conducta infiel es predecible, y los factores más confiables para su predicción son los interpersonales: el deseo, el amor, la satisfacción y la duración en la relación (Vowels, Vowels y Mark, 2021), otras variables que predicen el comportamiento infiel es la historia de infidelidad en relaciones pasadas, así como haber vivido la infidelidad de la pareja (Arantes, Barros y Oliveira, 2020; Knopp et al., 2017).
La infidelidad conlleva distintas consecuencias para la pareja de la persona infiel, entre las que se encuentran la depresión y el consumo excesivo de alcohol (Wenger y Frisco, 2020), estrés, ansiedad, culpa, vergüenza, angustia, ira, rumiación obsesiva y supresión de emociones (Roos et al., 2019; Shrout y Weigel, 2017). El grado de afectación también dependerá de la alta o baja autoestima de la pareja de la persona infiel (Shrout y Weigel, 2019), los celos crónicos, lo cual puede contribuir a disminuir o empeorar el grado de estrés, así como los sentimientos negativos (Shrout y Weigel, 2019), y la ansiedad provocados por la conducta infiel (Canto et al., 2017).
En la última década, se ha reconocido la importancia de analizar la conducta infiel a partir de un sistema ecológico de parejas, derivado de la teoría ecológica de Bronfenbrenner (1977). El modelo conceptual que integra diferentes factores asociados a la infidelidad en un sistema constituido por el microsistema, es decir, características individuales del sujeto y su pareja que influyen en el comportamiento sexual; el mesosistema que hace referencia a las interacciones entre la pareja, la satisfacción, el compromiso y el conflicto; el exosistema, refiere la descripción del ambiente social cara a cara o virtual, que brinda oportunidades para ser infiel, tales como las redes sociales o el lugar de trabajo; el macrosistema se refiere a los principios sociales y culturales que determinan el grado de aceptación o rechazo en una sociedad a la infidelidad, tales como la religión y los roles de género; por último, el cronosistema, determinado por acontecimientos que ocurren en el transcurso de las diferentes etapas de la vida que influyen en la conducta infiel, identificadas como experiencias en su historia de vida (Haseli et al., 2019; Negash y Morgan, 2016; Selterman, García y Tsapelas, 2017; Vowels, Vowels y Mark, 2021).
El estudio de la infidelidad desde una perspectiva más amplia ha permitido identificar que la infidelidad tiene un impacto social, cuyas consecuencias se extienden más allá de la pareja, ya que afecta a la estructura familiar al quebrantar la relación y comunicación con los hijos, la familia extensa y los amigos de la familia (Vowels, Vowels y Mark, 2021), siendo la familia nuclear probablemente el sistema más perjudicado (Negash y Morgan, 2016), se han documentado diferentes secuelas en los hijos que al momento de enterarse de la infidelidad, les provocan resentimiento, decepción, apatía, pasividad, ira y el alejamiento del progenitor infiel, así como en momentos futuros en la vida de los hijos, quienes al establecer sus propias relaciones de pareja generan dudas, temores, recelo y riesgos, al percibir que probablemente el engaño es una conducta que se presentará también en su relación de pareja. Asimismo, se ha identificado que los episodios de infidelidad de alguno de sus progenitores también pueden contribuir para que, a partir de la crisis familiar provocada, los hijos de parejas infieles aprendan a reconocer sentimientos y emociones que les permitan contribuir al establecimiento de relaciones de pareja mucho mejores a la que formaron sus padres (de Castro et al., 2016).
Adicionalmente al impacto en la familia, la infidelidad también afecta el ámbito de la salud, ya que, aumenta el riesgo de experimentar síntomas de trastorno por estrés postraumático, que afectan la salud física y emocional de la pareja, asociados a síntomas depresivos, estrés percibido y ansiedad (Roos et al., 2019; Shrout y Weigel, 2019), a su vez, las personas que tienden a involucrarse en la infidelidad sexual son más proclives a enfrentarse a riesgos en su salud sexual (Negash y Morgan, 2016) como el contagio de enfermedades de transmisión sexual (Vowels, Vowels y Mark, 2021). De hecho, en México, en la actualidad han aumentado las enfermedades de transmisión sexual: la sífilis adquirida aumentó 84 %, la clamidia 48 %, el chancro blando 22 %, el herpes genital 16 % y el VIH 62 %, incremento identificado al contrastar los años 2020 y 2021 (DGE, 2021).
Es innegable que la conducta infiel es uno de los principales motivos de disolución del vínculo legal de pareja (Isma y Turnip, 2019; Lampard, 2014). En México, la relación entre divorcios y matrimonios ha aumentado de manera significativa de 2000 a 2019, pasó de 7 a 32 divorcios por cada 100 matrimonios, prácticamente se quintuplicó (INEGI, 2021).
Derivado de su alta prevalencia y consecuencias, la infidelidad resulta un tema relevante, ya que diversos factores biológicos, psicológicos, sociales y culturales influyen en su aparición o inhibición, siendo la conducta sexual desinhibida y abierta un factor facilitador (Romero, Cruz y Díaz, 2008). Distintas investigaciones han descrito la relación de la infidelidad con otras variables de interés, por ejemplo, los celos, variable ampliamente estudiada para conocer su impacto en la infidelidad, al identificarse que después de una infidelidad se experimentan más celos y angustia (Miller y Maner, 2009), pero que también pueden tener la función de fortalecer la relación con la pareja ante la amenaza de un tercero (Saleem, Nazeer y Durrani, 2020), existen además diferencias de género en la manera en que se vivencian los celos, pues los hombres los manifiestan principalmente por medio de la ira o la agresión, mientras que las mujeres los expresan a través de la tristeza o la depresión (Calderón, Flores y Rivera, 2018).
La infidelidad, los celos y la falta de comunicación han sido identificados como los desencadenantes más importantes de conflicto en la relación de pareja, como resultado a la violación del acuerdo de exclusividad (Scott et al., 2017), éstos afectan la calidad de la comunicación al dificultar la estabilidad y cohesión de la relación, lo que genera sospechas reales o imaginarias hacia la pareja, así como pérdida de confianza, condiciones que llevan a una comunicación poco asertiva y deficiente (Guillén et al., 2021; Isaza, 2011), asociándose al aumento de conductas negativas emitidas durante los conflictos (Leone et al., 2020), esto afecta la calidad de la relación y genera las condiciones necesarias para la búsqueda de una nueva infidelidad (Guillén et al., 2021; Isaza, 2011; Rivera et al., 2011).
Con base en lo anterior, se identifica que aún son nulos los estudios que ofrezcan evidencia acerca de la descripción de las variables proximales como el manejo de conflictos, los celos, los estilos de comunicación y la conducta sexual en jóvenes universitarios latinoamericanos, por lo que el objetivo de la presente investigación es identificar los grupos de jóvenes universitarios formados a partir de la variable infidelidad, describiéndoles a partir de variables proximales (manejo del conflicto, celos, estilos de comunicación en la pareja y conducta sexual).
Método
Participantes
Participaron 216 estudiantes universitarios -seleccionados a través de un muestreo no probabilístico por conveniencia en una universidad pública-, de los cuales 172 eran mujeres y 44 hombres, en un rango de edad de 18 a 30 años (
Instrumentos
Inventario Multidimensional de Infidelidad (IMIN) Subescala de Conducta Infiel (Romero, Rivera y Díaz, 2017), mide la conducta infiel con Alpha de Cronbach total de α = 0.98, integrada por 26 ítems, con escala Likert de 5 niveles de respuesta, donde 1 es Nunca y 5 Siempre.
Se compone de cuatro factores: Infidelidad sexual (7 ítems y α = 0.95), Deseo de infidelidad emocional (7 ítems y α = 0.93), Deseo de infidelidad sexual (7 ítems y α = 0.95), e Infidelidad emocional (5 ítems y α = 0.86).
La Escala de Manejo del Conflicto (Rivera et al., 2017a) mide la manera en que las personas afrontan los conflictos que se presentan en sus relaciones románticas, tiene un Alpha de Cronbach total de α = 0.821, integrada por 26 ítems, en escala Likert con 5 niveles de respuesta, donde 1 es Siempre y 5 es Nunca, se resalta que entre más bajo sea el puntaje, más alta es la presencia del factor evaluado.
Se compone de cinco factores: Expresivo/negociador (7 ítems y α = 0.82), Afectuoso (5 ítems y α = 0.88), Tranquilo/conciliador (4 ítems y α = 0.75), Evitante (5 ítems y α = 0.73) y Acomodación (5 ítems y α = 0.72).
La Escala Multidimensional de Celos (EMUCE) (Rivera et al., 2017b) mide los componentes conductuales, cognitivos y emocionales de los celos en la población adulta, tiene un Alpha de Cronbach total de α = 0.94, está integrada por 111 ítems, se divide en 2 dimensiones: Estilos y cogniciones (α = 0.93) y Emociones y sentimientos (α = 0.95), en una escala Likert con 5 niveles de respuesta, donde 1 es Totalmente en desacuerdo y 5 es Totalmente de acuerdo. La dimensión Estilos y cogniciones está integrada por los siguientes factores: Obsesión por la pareja (17 ítems y α = 0.93), Suspicacia e intriga (13 ítems y α = 0.90), Confianza personal (6 ítems y α = 0.74), Desconfianza (5 ítems y α = 0.78), Posesión (4 ítems y α = 0.66), Frustración (4 ítems y α = 0.59), Evasión (3 ítems y α = 0.67) y Confianza en la pareja (3 ítems y α = 0.76).
Mientras que la dimensión Emociones y sentimientos está conformada por los siguientes factores: Respuestas emocionales generadas por celos (17 ítems y α = 0.95), Enojo (13 ítems y α = 0.91), Actitud negativa (8 ítems y α = 0.76), Dolor (6 ítems y α = 0.75), Control (5 ítems y α = 0.74), Temor (4 ítems y α = 0.74) y Agresividad (3 ítems y α = 0.66).
Inventario de Comunicación en la Relación de Pareja (INCOPAR). La Escala Estilo de Comunicación Personal (Villanueva, Rivera y García, 2017) mide la forma como se percibe el sujeto al comunicarse con su pareja, tiene un Alpha de Cronbach total de α = 0.81, está integrada por 26 ítems, en una escala Likert con 5 niveles de respuesta, donde 1 es Nunca y 5 es Siempre. Se compone de 5 factores: Positivo (7 ítems y α = 0.88), Amable (6 ítems y α = 0.83), Negativo (6 ítems y α = 0.74), Social receptivo (5 ítems y α = 0.76) y Reservado (3 ítems y α = 0.63).
El Inventario de Conducta Sexual (García y Díaz, 2007) mide la presencia de conductas relacionadas con la sexualidad, tiene un Alpha de Cronbach total de α = 0.96, está integrado por 70 ítems, en una escala Likert con 7 niveles de respuesta, donde 1 es Nunca y 7 es Más de una vez al día. Se compone de 5 factores: Contacto sexual (25 ítems y α = 0.94), Seducción (15 ítems y α = 0.87), Autoerotismo (12 ítems y α = 0.87), Contacto físico (10 ítems y α = 0.85) y Variantes sexuales (8 ítems y α = 0.83).
Procedimiento
La aplicación de los instrumentos se realizó de manera electrónica a través de un documento PDF que tenía integrada las instrucciones y los enlaces de acceso para contestar los instrumentos, los cuales se encontraban en formularios de Google Forms. En cada uno de los instrumentos se incluía el consentimiento informado; el tiempo para responder los cuestionarios fue de aproximadamente 60 minutos.
Análisis de datos
Las respuestas fueron recolectadas en una base de datos con el programa estadístico SPSS versión 20.0. Para dar respuesta al objetivo general de la investigación, se realizó un análisis estadístico de K de medias, lo que permitió clasificar en grupos participantes en función de la variable infidelidad.
Una vez identificados los grupos a través del estadístico k de medias, se realizó un Análisis de varianza (Anova de una sola vía) para identificar las diferencias estadísticamente significativas entre los grupos, las diferencias se hicieron a partir de las variables: Manejo del conflicto, Celos, Estilos de comunicación en la pareja y Conducta sexual.
Resultados
Derivado del análisis estadístico de k de medias se identificaron tres grupos: grupo 1: “Deseo de infidelidad emocional”; grupo 2: “No infieles”, y el grupo 3: “Infieles sexuales”.
A continuación, se describen cada uno de los grupos de la tabla 1:
Grupo 1: Deseo de infidelidad emocional. Compuesto por 54 personas, representa 25 % de la muestra total; integrado por 45 mujeres (83.3 % del grupo) y 9 hombres (16.7 % del grupo), se caracteriza por expresar únicamente deseos de infidelidad emocional, es decir, establecer un vínculo romántico con otra persona además de la pareja principal, lo que se manifiesta en aspectos como el interés, la atracción o el gusto por otras personas, aunque no presentan conductas ni deseo de infidelidad sexual.
Grupo 2: No infieles. Compuesto por 152 personas, es el grupo mayoritario con 70.4 % de la muestra total, está integrado por 125 mujeres (82.2 % del grupo) y 27 hombres (17.8 % del grupo), se caracteriza por no presentar conductas ni deseos de infidelidad sexual, ni emocional.
Grupo 3: Infieles sexuales. Integrado por 10 personas, lo que representa 4.6 % de la muestra total, dos son mujeres (20 % del grupo) y ocho son hombres (80 % del grupo), se caracteriza por presentar rara vez conductas de infidelidad emocional, y algunas veces presentan conductas de infidelidad sexual, manifiestas al haber tenido contacto sexual con otra persona que no es su pareja, y además algunas veces muestran deseos de involucramiento sexual y emocional con otras personas además de su pareja.
Grupo | Hombres | Mujeres | Total | |
---|---|---|---|---|
1 Deseo de infidelidad emocional | Número de participantes | 9 | 45 | 54 |
% del grupo | 16.7 % | 83.3 % | 100 % | |
% del total de la muestra | 4.2 % | 20.8 % | 25 % | |
2 No infieles | Número de participantes | 27 | 125 | 152 |
% del grupo | 17.8 % | 82.2 % | 100 % | |
% del total de la muestra | 12.5 % | 57.9 % | 70.4 % | |
3 Infieles sexuales | Número de participantes | 8 | 2 | 10 |
% del grupo | 80 % | 20 % | 100 % | |
% del total de la muestra | 3.7 % | 0.9 % | 4.6 % |
Fuente: Elaboración propia (2022).
Contraste de medias
Con la finalidad de conocer las diferencias estadísticamente significativas entre los tres grupos, se desarrollaron contrastes de medias en función de las variables: Manejo del conflicto; celos; estilos de comunicación en la pareja y conducta sexual. Los resultados se presentan en las tablas 2-6, donde se especifica el número de participantes que conforman cada grupo (n), la media para el estilo, el manejo de conflicto en la relación (
Manejo del conflicto
En la tabla 2, se presentan los contrastes de medias (Anova de una vía) para los tres grupos en función de la variable manejo del conflicto: Expresivo/Negociador; Afectuoso; Tranquilo/Conciliador; Evitante y Acomodación.
Factor | Grupo | N |
|
σ | F (2 y 213) | p | Post Hoc (Scheffé) |
---|---|---|---|---|---|---|---|
Expresivo / Negociador | Deseo de infidelidad emocional (DIE) | 54 | 15.30 | 4.993 | 3.192 | .04 | DIE>NI*
INS=DIE |
No infieles (NI) | 152 | 13.26 | 5.281 | 3.192 | .04 | ||
Infieles sexuales (INS) | 10 | 14.60 | 4.789 | 3.192 | .92 | INS=NI | |
Afectuoso | Deseo de infidelidad emocional (DIE) | 54 | 14.15 | 5.33 | .775 | .46 | DIE=NI* DIE=INS |
No infieles (NI) | 152 | 13.55 | 5.39 | .775 | .46 | NI=DIE NI=INS |
|
Infieles sexuales (INS) | 10 | 15.50 | 5.91 | .775 | .46 | INS=DIE INS=NI |
|
Tranquilo/ Conciliador | Deseo de infidelidad emocional (DIE) | 54 | 9.46 | 3.02 | 3.512 | .03 | DIE>NI*
INS=DIE |
No infieles (NI) | 152 | 8.23 | 3.00 | 3.512 | .03 | ||
Infieles sexuales (INS) | 10 | 8.00 | 2.82 | 3.512 | .79 | INS=NI | |
Evitante | Deseo de infidelidad emocional (DIE) | 54 | 15.39 | 4.01 | 13.069 | .00 | NI>DIE*
INS=DIE |
No infieles (NI) | 152 | 18.06 | 3.23 | 13.069 | .00 | ||
Infieles sexuales (INS) | 10 | 15.40 | 4.40 | 13.069 | .08 | INS=NI | |
Acomodación | Deseo de infidelidad emocional (DIE) | 54 | 15.63 | 3.31 | .233 | .79 | DIE=NI* DIE=INS |
No infieles (NI) | 152 | 15.98 | 3.23 | .233 | .79 | NI=DIE | |
NI=INS | |||||||
Infieles sexuales (INS) | 10 | 16.00 | 3.83 | .233 | .79 | INS=DIE INS=NI |
Nota: * Scheffé, ** Games-Howell.
Fuente: Elaboración propia (2022).
Como se observa en la tabla 2, los integrantes del grupo Deseo de infidelidad emocional presentan media estadísticamente significativa mayor en la solución de conflicto en los factores: Expresivo/negociador (
Los jóvenes del grupo No infieles presentan media estadísticamente significativa mayor en la solución de conflicto, al usar más estrategias de evitación (
Celos
En las tablas 3 y 4, se presentan los contrastes de medias de los tres grupos identificados, en función de la variable celos (dimensión estilos y cogniciones; emociones y sentimientos).
Factor | Grupo | N |
|
σ | F(2 y 213) | p | Post Hoc (Games-Howell) |
---|---|---|---|---|---|---|---|
Obsesión por la pareja | Deseo de infidelidad emocional (DIE) | 54 | 37.28 | 13.42 | 5.153 | .00 | DIE>NI** |
No infieles (NI) | 152 | 32.25 | 9.68 | 5.153 | .00 | ||
Infieles sexuales (INS) | 10 | 38.00 | 10.32 | 5.153 | .24 | INS=DIE INS=NI |
|
Suspicacia e intriga | Deseo de infidelidad emocional (DIE) | 54 | 28.09 | 10.86 | 10.020 | .00 | DIE>NI** |
No infieles (NI) | 152 | 22.34 | 7.71 | 10.020 | .00 | ||
Infieles sexuales (INS) | 10 | 28.20 | 8.71 | 10.020 | .14 | INS=DIE INS=NI |
|
Confianza personal | Deseo de infidelidad emocional (DIE) | 54 | 22.81 | 3.67 | 2.557 | .08 | DIE=NI* DIE=INS |
No infieles (NI) | 152 | 24.01 | 3.27 | 2.557 | .08 | NI=DIE NI=INS |
|
Infieles sexuales (INS) | 10 | 23.90 | 2.64 | 2.557 | .08 | INS=DIE INS=NI |
|
Desconfianza | Deseo de infidelidad emocional (DIE) | 54 | 11.69 | 5.15 | 10.381 | .00 | DIE>NI** |
No infieles (NI) | 152 | 8.82 | 3.66 | 10.381 | .00 | ||
Infieles sexuales (INS) | 10 | 11.10 | 4.20 | 10.381 | .26 | INS=DIE INS=NI |
|
Posesión | Deseo de infidelidad emocional (DIE) | 54 | 9.59 | 3.68 | .922 | .39 | DIE=NI* DIE=INS |
No infieles (NI) | 152 | 9.22 | 3.00 | .922 | .39 | NI=DIE NI=INS |
|
Infieles sexuales (INS) | 10 | 10.50 | 2.95 | .922 | .39 | INS=DIE INS=NI |
|
Frustración | Deseo de infidelidad emocional (DIE) | 54 | 12.76 | 3.57 | 13.448 | .00 | DIE>NI* |
No infieles (NI) | 152 | 10.03 | 3.42 | 13.448 | .00 | ||
Infieles sexuales (INS) | 10 | 12.40 | 3.56 | 13.448 | .80 | INS=DIE INS=NI |
|
Evasión | Deseo de infidelidad emocional (DIE) | 54 | 6.93 | 2.94 | 8.222 | .00 | DIE>NI** |
No infieles (NI) | 152 | 5.52 | 2.04 | 8.222 | .00 | ||
Infieles sexuales (INS) | 10 | 6.80 | 1.87 | 8.222 | .14 | INS=DIE INS=NI |
|
Confianza en la pareja | Deseo de infidelidad emocional (DIE) | 54 | 11.39 | 1.89 | .781 | .45 | DIE=NI* DIE=INS |
No infieles (NI) | 152 | 11.57 | 2.31 | .781 | .45 | NI=DIE NI=INS |
|
Infieles sexuales (INS) | 10 | 10.70 | 2.75 | .781 | .45 | INS=DIE INS=NI |
Nota: * Scheffé, ** Games-Howell.
Fuente: Elaboración propia (2022).
Factor | Grupo | n |
|
σ | F (2 y 213) | p | Post Hoc (Games-Howell) |
---|---|---|---|---|---|---|---|
Respuestas emocionales generadas por celos | Deseo de infidelidad emocional (DIE) | 54 | 42.15 | 15.93 | 7.803 | .00 | DIE>NI** |
No infieles (NI) | 152 | 34.49 | 12.01 | 7.803 | .00 | ||
Infieles sexuales (INS) | 10 | 42.40 | 11.53 | 7.803 | .13 | INS=DIE INS=NI |
|
Enojo | Deseo de infidelidad emocional (DIE) | 54 | 26.70 | 9.80 | 7.077 | .00 | DIE>NI** |
No infieles (NI) | 152 | 22.50 | 7.08 | 7.077 | .00 | ||
Infieles sexuales (INS) | 10 | 27.80 | 7.14 | 7.077 | .10 | INS=DIE INS=NI |
|
Actitud negativa | Deseo de infidelidad emocional (DIE) | 54 | 19.43 | 6.72 | 11.222 | .00 | DIE>NI* |
No infieles (NI) | 152 | 15.06 | 5.74 | 11.222 | .00 | ||
Infieles sexuales (INS) | 10 | 18.30 | 5.12 | 11.222 | .14 | INS=DIE INS=NI |
|
Dolor | Deseo de infidelidad emocional (DIE) | 54 | 21.52 | 5.26 | 1.690 | .18 | DIE=NI* DIE=INS |
No infieles (NI) | 152 | 20.41 | 5.47 | 1.690 | .18 | NI=DIE NI=INS |
|
Infieles sexuales (INS) | 10 | 23.00 | 5.07 | 1.690 | .18 | INS=DIE INS=NI |
|
Control | Deseo de infidelidad emocional (DIE) | 54 | 17.67 | 4.25 | 4.110 | .01 | DIE>NI* |
No infieles (NI) | 152 | 15.87 | 4.22 | 4.110 | .01 | ||
Infieles sexuales (INS) | 10 | 17.70 | 3.91 | 4.110 | .90 | INS=DIE INS=NI |
|
Temor | Deseo de infidelidad emocional (DIE) | 54 | 11.31 | 4.53 | 6.975 | .00 | NI<DIE*
NI<INS |
No infieles (NI) | 152 | 9.46 | 3.95 | 6.975 | .00 | ||
Infieles sexuales (INS) | 10 | 13.20 | 4.44 | 6.975 | .00 | ||
Agresividad | Deseo de infidelidad emocional (DIE) | 54 | 5.00 | 2.41 | 7.418 | .00 | DIE>NI** |
No infieles (NI) | 152 | 3.94 | 1.46 | 7.418 | .00 | ||
Infieles sexuales (INS) | 10 | 4.80 | 2.44 | 7.418 | .53 | INS=DIE INS=NI |
Nota: * Scheffé, ** Games-Howell.
Fuente: Elaboración propia (2022).
Como se observa en la tabla 3, los miembros del grupo Deseo de infidelidad emocional presentan media estadísticamente significativa mayor en reacciones de celos en los factores: Obsesión por la pareja (
Como se observa en la tabla 4, los miembros del grupo Deseo de infidelidad emocional presentan media estadísticamente significativa mayor en reacciones de celos en los factores: Respuestas emocionales generadas por celos (
Los miembros del grupo No infieles presentan media estadísticamente significativa menor en el factor Temor (
No existen diferencias estadísticamente significativas entre las medias de los grupos Deseo de infidelidad emocional, No infieles e Infieles sexuales en el factor Dolor (véase tabla 4).
Comunicación en la relación de pareja
A continuación, en la tabla 5, se presentan los contrastes de medias para los tres grupos identificados en función de la variable comunicación en la relación de pareja.
Factor | Grupo | n |
|
Σ | F (2 y 213) | p | Post Hoc (Scheffé) |
---|---|---|---|---|---|---|---|
Positivo | Deseo de infidelidad emocional (DIE) | 54 | 29.35 | 4.19 | 4.383 | .01 | NI>DIE*
INS=DIE |
No infieles (NI) | 152 | 31.11 | 3.50 | 4.383 | .01 | ||
Infieles sexuales (INS) | 10 | 30.80 | 4.59 | 4.383 | .31 | INS=NI | |
Amable | Deseo de infidelidad emocional (DIE) | 54 | 26.26 | 3.21 | 7.359 | .00 | NI>DIE** |
No infieles (NI) | 152 | 27.76 | 2.23 | 7.359 | .00 | ||
Infieles sexuales (INS) | 10 | 26.50 | 3.47 | 7.359 | .51 | INS=DIE INS=NI |
|
Negativo | Deseo de infidelidad emocional (DIE) | 54 | 11.11 | 3.25 | 8.848 | .00 | DIE>NI* |
No infieles (NI) | 152 | 9.26 | 2.61 | 8.848 | .00 | ||
Infieles sexuales (INS) | 10 | 10.30 | 2.90 | 8.848 | .08 | INS=DIE INS=NI |
|
Social receptivo | Deseo de infidelidad emocional (DIE) | 54 | 20.91 | 2.82 | 1.153 | .31 | DIE=NI* DIE=INS |
No infieles (NI) | 152 | 21.59 | 2.82 | 1.153 | 31 | NI=DIE NI=INS |
|
Infieles sexuales (INS) | 10 | 21.40 | 3.30 | 1.153 | 31 | INS=DIE INS=NI |
|
Reservado | Deseo de infidelidad emocional (DIE) | 54 | 7.20 | 2.21 | 1.710 | .18 | DIE=NI* DIE=INS |
No infieles (NI) | 152 | 6.94 | 2.22 | 1.710 | .18 | NI=DIE NI=INS |
|
Infieles sexuales (INS) | 10 | 5.80 | 1.98 | 1.710 | .18 | INS=DIE INS=NI |
Nota: * Scheffé, ** Games-Howell.
Fuente: Elaboración propia (2022).
Los integrantes del grupo No infieles presentan media estadísticamente significativa mayor en estilos de comunicación con la pareja en los factores: Positivo (
Los miembros del grupo Deseo de infidelidad emocional, presentan media estadísticamente significativa mayor en el factor Negativo (
Conducta sexual
En la tabla 6, se muestran los contrastes de medias para los tres grupos, en función de la variable conducta sexual (Contacto sexual, Seducción, Autoerotismo, Contacto físico y Variantes sexuales).
Factor | Grupo | N |
|
σ | F (2 y 213) | p | Post Hoc (Scheffé) |
---|---|---|---|---|---|---|---|
Contacto sexual | Deseo de infidelidad emocional (DIE) | 54 | 68.04 | 29.12 | 17.635 | .00 | NI<DIE*
NI<INS |
No infieles (NI) | 152 | 47.06 | 23.36 | 17.635 | .00 | ||
Infieles sexuales (INS) | 10 | 73.90 | 22.92 | 17.635 | .00 | ||
Seducción | Deseo de infidelidad emocional (DIE) | 54 | 41.93 | 16.06 | 27.951 | .00 | NI<DIE**
NI<INS |
No infieles (NI) | 152 | 28.17 | 11.80 | 27.951 | .00 | ||
Infieles sexuales (INS) | 10 | 45.30 | 8.55 | 27.951 | .00 | ||
Autoerotismo | Deseo de infidelidad emocional (DIE) | 54 | 23.46 | 8.64 | 15.806 | .00 | NI<DIE*
NI<INS |
No infieles (NI) | 152 | 18.40 | 7.11 | 15.806 | .00 | ||
Infieles sexuales (INS) | 10 | 28.50 | 4.88 | 15.806 | .00 | ||
Contacto físico | Deseo de infidelidad emocional (DIE) | 54 | 37.33 | 13.49 | 8.536 | .00 | DIE>NI* |
No infieles (NI) | 152 | 28.88 | 13.03 | 8.536 | .00 | ||
Infieles sexuales (INS) | 10 | 33.70 | 10.57 | 8.536 | .75 | INS=DIE INS=NI |
|
Variantes sexuales | Deseo de infidelidad emocional (DIE) | 54 | 10.11 | 2.49 | 12.366 | .00 | NI<DIE**
NI<INS |
No infieles (NI) | 152 | 9.04 | 1.79 | 12.366 | .00 | ||
Infieles sexuales (INS) | 10 | 11.70 | 2.16 | 12.366 | .00 |
Nota: * Scheffé, ** Games-Howell.
Fuente: Elaboración propia (2022)
Como se observa en la tabla 6, los miembros del grupo No infieles presentan media estadísticamente significativa menor de conductas sexuales en los factores: Contacto sexual (
Los miembros del grupo Deseo de infidelidad emocional presentan media estadísticamente significativa mayor en el factor Contacto físico (
Discusión
El estudio permitió cumplir con el objetivo general de la investigación, al identificar la existencia de tres grupos universitarios conformados a partir de la variable infidelidad: “Deseo de infidelidad emocional”, “No infieles” e “Infieles sexuales”, con diferencias significativas entre ellos, a partir de las variables de estudio: Conflicto, Celos, Comunicación y Conducta sexual.
El primer grupo identificado es “Deseo de infidelidad emocional”, se caracteriza por manifestar deseos de establecer vínculos románticos con otras personas, presentan interés, atracción y gusto por otras personas, aunque no incurren en conductas de infidelidad sexual o emocional. El segundo grupo de “No infieles”, es el grupo mayoritario y no presentan deseos ni conductas infieles, ya sea sexuales o emocionales. Los integrantes del tercer grupo “Infieles sexuales”, representado por personas con conductas de infidelidad sexual, como haber tenido contacto sexual con otras personas distintas a su pareja principal, además, presentan altos deseos de involucramiento emocional y sexual con otras personas. Resultados similares con los reportados por González, Martínez y Martínez (2009) y Britos et al. (2019), quienes identifican diferentes agrupaciones desarrolladas a partir de su comportamiento infiel, en grupos de jóvenes universitarios.
El estudio permite concluir que cada grupo identificado muestra características específicas en función de las variables proximales estudiadas. Los jóvenes del grupo “Deseo de infidelidad emocional” algunas veces se muestran indiferentes ante un conflicto de pareja, y prefieren no hablar y alejarse para evitar el conflicto; en la comunicación con su pareja, rara vez lo hacen de forma perjudicial, manipuladora o deshonesta, resultados similares fueron reportados por Rivera et al. (2011), los cuales señalaron que el conflicto está vinculado a la infidelidad, al igual que López, Vargas y Cortés (2018) quienes plantean que las estrategias evitantes de resolución del conflicto son un factor importante para realizar una infidelidad. El conflicto es un componente del mesosistema, ya que éste se produce en la interacción entre dos o más personas (Haseli et al., 2019), por lo que el uso de estrategias poco efectivas para afrontarlas puede ser precursora de la conducta o el deseo infiel (Isaza, 2011; Rivera et al., 2011).
Por su parte, los integrantes del grupo denominado “No infieles”, ante un conflicto de pareja, se expresan de forma abierta, buscan soluciones a través del dialogo y externan sus ideas de forma tranquila, tratan de calmarse y detenerse, hallazgos que concuerdan con otros estudios en los que se plantea que la adecuada resolución de conflictos en la relación de pareja funciona como un factor protector que previene el involucramiento sexual o emocional de los miembros de la pareja con otras parejas (Armin, Fakhri y Hasanzadeh, 2021; Yoosefi, Karimipour y Amani, 2016).
Dichos resultados pueden explicarse porque se ha identificado que la conducta infiel tiende a aumentar los conflictos y a disminuir las conductas positivas y aumenta las negativas (Ferron et al., 2017; Leone et al., 2020), por lo que se plantea la hipótesis de que este grupo de jóvenes, al no tener conductas infieles, presentan estilos más positivos para la resolución de conflictos, por medio del dialogo y la expresión tranquila de las ideas.
Respecto a los celos, el grupo de no infieles son los menos celosos, ya que no tienen pensamientos frecuentes ni inseguridades sobre la posible infidelidad de su pareja, no sienten una sensación de fracaso ante las transgresiones de su pareja ni evitan situaciones que provocan celos ni se preocupan por no ser el centro de atención de sus parejas, resultados similares a lo reportado en otras investigaciones como la de Miller y Maner (2009), quienes proponen que las personas más celosas tienden a dañar su relación a través de la inseguridad, las dudas excesivas y la infidelidad, por su parte, López, Vargas y Cortés (2018) plantean que los celos están asociados a la conducta infiel, ya que las personas infieles utilizan los celos como una forma de justificar su conducta infiel, para los resultados de este estudio al no presentarse la conducta o el deseo de infidelidad se identifica que los celos no se presentan como un medio compensatorio de la falta en la relación.
Con respecto a la comunicación con su pareja, el grupo “No infieles” se comunica de forma, gentil, amable, efectiva y respetuosa con su pareja, resultados explicados con base en lo señalado por López et al. (2013) y López, Vargas y Cortés (2018), los cuales señalan que los estilos de resolución de conflictos abiertos y efectivos muestran comunicación de pareja positiva, así como resolución de conflictos adecuada en la relación con su pareja, con lo cual se identifica que la comunicación efectiva en la pareja reduce la probabilidad de infidelidad (Allen et al., 2008).
Se concluye también que los integrantes del grupo No infieles no ha realizado conductas dirigidas a atraer, cortejar o conquistar a otras personas, ni han tenido contacto sexual con otras personas, no se han estimulado sexualmente, ni han incluido variantes sexuales para enriquecer su vida sexual (como hacer uso de objetos o circunstancias), resultados que pueden explicarse a que estas conductas son percibidas por las personas como conductas infieles (Arantes, Barros y Oliveira, 2020; Romero, Cruz y Díaz, 2008; Scott et al., 2017), de manera que su ausencia coincide con la descripción de los integrantes de este grupo.
En lo referente a la descripción del tercer grupo: “Infieles sexuales”, se concluye que muestran diferencias en relación con los otros dos grupos, específicamente en la conducta sexual, es decir, muestran mayor presencia de estas conductas como: tocamiento físico, preludio sexual, sexo coital y oral, así como conductas de arreglo personal, de cortejo y conquista, las cuales están dirigidas a atraer y gustar a otros, además, han realizado conductas de estimulación y gratificación sexual individuales, lo que incluye acciones como masturbarse o ver pornografía, y han incluido variantes sexuales como el uso de objetos, estímulos y circunstancias que enriquecen su vida sexual, resultados que coinciden con otras investigaciones que sustentan que las personas infieles tienden a tener una vida sexual más activa, y al disminuir la frecuencia o la satisfacción sexual con sus parejas tienden buscar nuevas parejas (Scott et al., 2017), además de que hacen más uso de pornografía (Ferron et al., 2017).
Si bien los hombres fueron minoría en esta muestra, es de resaltar que, a pesar de ello, éstos fueron mayoría en el grupo denominado “Infieles sexuales”, lo que viene a unirse con la gran cantidad de estudios que sostienen que los hombres presentan más comportamientos infieles que las mujeres, situación que puede explicarse por aspectos socioculturales, bilógicos o evolutivos, ya que los hombres muestran una mayor apertura a tener más parejas, además de que la infidelidad masculina es culturalmente menos recriminada que la femenina (Guilbault et al., 2019; Isma y Turnip, 2019; Martins et al., 2015), al señalarse que las variantes sexuales son un fuerte predictor de la infidelidad sexual en hombres (Romero, Cruz y Díaz, 2008), lo que coincide con esta investigación, ya que este grupo está compuesto principalmente por hombres.
Es importante señalar que la conducta infiel es un fenómeno multifactorial, en el cual influyen diferentes factores, por ello, el análisis de diversas variables puede arrojar luz sobre los mecanismos que intervienen en ella o la predicen (Negash y Morgan, 2016).
En este sentido, la teoría de los sistemas ecológicos de Urie Bronfenbrenner resulta muy útil para entender este fenómeno (Haseli et al., 2019), pues muestra cómo la interacción de diversos sistemas, como el microsistema, integrado por las características individuales, pueden mostrar una tendencia a la infidelidad, aunque aspectos como el mesosistema, es decir, la interacción entre el microsistema individual y el de otras personas, en este caso la pareja, puede ser un elemento importante, ambos sistemas analizados en este estudio, al aportar información diferenciada en los grupos de Infieles y los No infieles.
En esta investigación, aspectos como la adecuada solución de conflictos o la buena comunicación, elementos incluidos dentro del mesosistema, resultan característicos de las personas que no tienden a la conducta infiel, ya se sexual o emocional, por lo que pueden ser indicadores que como la interacción efectiva con la pareja resulta ser un factor que previene la conducta infiel.
Las limitaciones de este estudio deben ser tomadas en cuenta, ya que no hubo equidad en la proporción entre hombres y mujeres, aunque ése no fue el objetivo del estudio, además, dado que los participantes son universitarios en su totalidad, estos resultados no son generalizables para toda la población.
Por último, es importante señalar que la conducta infiel también puede ser influenciada por factores individuales en las personas, tales como percibirse como más atractivas, la facilidad para incurrir en acciones de conquista y cortejo, y un mayor deseo sexual (Arantes, Barros y Oliveira, 2020), rasgos de personalidad como la extroversión, el neuroticismo, o los bajos niveles de amabilidad (Van Zyl, 2020), las actitudes sexuales más liberales (Vowels, Vowels y Mark, 2021), los niveles bajos de autocontrol (Rodrigues, Lopes y Pereira, 2016), tener un estilo de apego inseguro hacia la pareja (Guilbault et al., 2019; Negash y Morgan, 2016; Selterman, García y Tsapelas, 2017), utilizar la infidelidad como un medio para aumentar la autoestima (Guilbault et al., 2019), o por infidelidades previas en las parejas anteriores (Martins et al., 2015), variables que se sugiere sean estudiadas en futuras investigaciones.