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Agricultura, sociedad y desarrollo
versión impresa ISSN 1870-5472
agric. soc. desarro vol.9 no.1 Texcoco ene./mar. 2012
Utilización, oferta y demanda de tecnología para producción de maíz en el valle de Puebla, México
Technology use, offer and demand for maize production in valle de Puebla, México
Nemesio Osorio-García1, Higinio López-Sánchez1*, Abel Gil-Muñoz1, Benito Ramírez-Valverde1, Nicolás Gutiérrez-Rangel1, Guillermo Crespo-Pichardo2, Ángel Montero-Pineda3
1 Campus Puebla. Colegio de Postgraduados. Km. 125.5 Carr. Fed. México-Puebla, Santiago Momoxpan, Cholula, Pue. 72760. (osorio@colpos.mx) (higiniols@colpos.mx)* (gila@colpos.mx) (bramirez@colpos.mx) (ngrangel@colpos.mx).
2 Campus Montecillo. Colegio de Postgraduados. Texcoco, México. (crespopg@colpos.mx)
3 Instituto Tecnológico del Altiplano de Tlaxcala. Km. 7.5 Carretera Federal San Martín-Tlaxcala, San Diego Xocoyucan, Tlaxcala (investita29@yahoo.com.mx)
Resumen
El objetivo de esta investigación fue determinar cuál es la situación actual del uso, oferta y demanda de la tecnología generada para incrementar la producción de maíz en el Valle de Puebla. Se aplicaron encuestas a una muestra aleatoria de 111 productores de tres municipios del Valle de Puebla. Los resultados mostraron que los agricultores son minifundistas, y 68.6% de ellos mostraron un grado de adopción de tecnología alto, sobresaliendo la densidad de población del cultivo con 82.8%, el nitrógeno con 77.6% y el fósforo con 63.6%. Los componentes tecnológicos menos utilizados fueron el periodo de siembra y la oportunidad de fertilización. El chapulín fue la plaga más importante y sólo 63.4% de los agricultores lo combatió. Otro aspecto con influencia negativa sobre el rendimiento del maíz fue que sólo 25.2% de los agricultores utilizó herbicida durante el desarrollo del cultivo. A excepción de los fertilizantes y los insecticidas, la oferta de tecnología ha disminuido drásticamente, ya que únicamente 47.7% de los agricultores recibió recomendaciones técnicas, debido posiblemente a la considerable disminución de las actividades de las instituciones de apoyo al campo; de ahí que 72% de los agricultores manisfestara demanda de tecnología para el cultivo de maíz.
Palabras clave: adopción de tecnología, agricultura campesina, innovación tecnológica, política agrícola.
Abstract
The objective of this study was to determine what the current situation is in terms of technology use, offer and demand, generated to increase maize production in Valle de Puebla. Surveys were applied to a random sample of 111 farmers in three municipalities of Valle de Puebla. Results show that farmers are small-scale producers, and 68.6% of them demonstrated a high degree of technology adoption, with the crop population density standing out at 82.8%, nitrogen at 77.6% and phosphorous at 63.6%. The least used technological components were sowing period and fertilization opportunity. Grasshopper was the most important plague and only 63.4% of the farmers controlled it. Another aspect with negative influence on maize yield was that only 25.2% of the farmers used herbicide during crop development. With the exception of fertilizers and insecticides, the technological offer has decreased drastically, since only 47.7% of the farmers received technical recommendations, possibly due to the considerable decrease in activities from institutions that support the agricultural sector; thus, 72% of the farmers manifested a demand for technology for maize cultivation.
Key words: technology adoption, peasant agriculture, technological innovation, agricultural policy.
Introducción
La agricultura sigue siendo el motor del crecimiento y desarrollo rural, y el uso de la tecnología es una variable útil para explicar el crecimiento o estancamiento de la agricultura en países desarrollados o en desarrollo, razón por la cual la productividad es un factor determinante para satisfacer la creciente demanda de alimento de la población mundial. En el estado de Puebla, la región denominada Valle de Puebla es una de las principales productoras de maíz. En esta región la generación de tecnología para el cultivo del maíz ha sido una actividad constante desde 1967, a través de el Plan Puebla, que desde ese año planteó la meta de aumentar el rendimiento entre pequeños agricultores que producían para el autoconsumo con métodos tradicionales (CIMMyT, 1974). Por esta razón, en 1973 se pusieron a disposición de los agricultores 32 recomendaciones para siete grupos de suelos predominantes en el área del Plan Puebla, y en 1976 ya se contaba con 56 recomendaciones para dichos suelos, mismas que se consideraron vigentes hasta 1982 (Díaz et al., 1999).
La aplicación oportuna de estas recomendaciones permitió alcanzar rendimientos experimentales de hasta 5, 7 y 8 toneladas por hectárea (Aceves et al., 1993; Turrent et al., 1994; Regalado et al., 1996). Sin embargo, el rendimiento promedio de este cultivo reportado en el periodo 1993-2004 fue de 2.6 t.ha-1 (INEGI, 1993 a 2007) y de 2.54 t.ha-1 en 2008 (SIAP, 2009). Estos datos indican que existen factores que están influyendo para que los agricultores no obtengan los rendimientos potenciales en este cultivo, lo cual podría estar asociado a la adopción de la tecnología generada.
Al inicio de la década de los noventa se realizó la última evaluación de adopción de tecnología correspondiente a los veinticinco años de actividad del programa de investigación en generación y transferencia de tecnología en el Valle de Puebla (Díaz et al., 1999). De ese tiempo a la actualidad han ocurrido una serie de modificaciones en la región como por ejemplo la sucesión de agricultores, cambios en la política agropecuaria que han ocasionado una menor actividad de las instituciones y de los programas de apoyo al campo en relación con el crédito, seguro y asistencia técnica, además de que quienes ofertaban la tecnología disminuyeron sus actividades gradualmente. Además, se debe agregar el incremento de los costos de producción y el bajo precio del maíz en el mercado. Es probable que todo lo anterior haya ocasionado cambios en el uso de la tecnología por parte de los agricultores, quienes siguen sembrando este cultivo por ser uno de los más importantes en el Valle de Puebla y en México. A pesar de lo anterior, después de lo reportado por Díaz et al. en 1999, no se ha llevado a cabo ningún estudio que explique cuál es la situación actual de la utilización, demanda y oferta de tecnología para la producción de maíz en el Valle de Puebla, de manera que permita proponer acciones para incrementar la producción de este cultivo en la región.
Materiales y Métodos
Área de estudio y población
La investigación se realizó en tres municipios del Valle de Puebla: San Andrés Calpan, Domingo Arenas y San Miguel Huejotzingo (Figura 1).
El área de estudio se localiza en la parte centro occidente del estado de Puebla, sus coordenadas geográficas se ubican entre los paralelos 19° 06' 36" y 19° 41' 12" Ν y entre los meridianos 98° 20' 18" y 98° 39' 00" O. Los climas predominantes son el templado subhúmedo C(w), semifrío subhúmedo C(E)(w) y frío E(T); la precipitación pluvial promedio anual es de 1000 mm; la temperatura media anual es de 14°C; los principales tipos de suelo son el regosol, que ocupa la mayor parte del área, el tipo cambisol y fluvisol; la altitud va desde 2180 a 2680 m (INEGI, 2007).
La población de agricultores en los tres municipios fue 1014, con una distribución por municipio de 291 en San Andrés Calpan, 46 en Domingo Arenas y 677 en San Miguel Huejtzingo. Por considerar la altitud como variable importante en la definición de la tecnologia, se procedió a estratificar a las comunidades y los productores que las habitan, en función de altitud. Se formaron tres estratos por altitud de las localidades y sus respectivos números de agricultores, quedando de la siguiente manera: en el Estrato 1, con una altitud de 2500 a 2680 m, se consideró a las localidades de San Mateo Ozolco con 34 agricultores, Santa María Atexcac con 79, San Diego Buenavista con 10, Santa María Nepopualco con 85 y San Lucas Atzala con 66; en el Estrato 2, con una altitud de 2340 a 2440 m, se consideró a las localidades de Domingo Arenas con 46 agricultores, San Andrés Calpan con 191, San Juan Pancoac con 52, Santa María Tianguistenco con 33, y San Miguel Tianguizolco con 94; en el Estrato 3, con una altitud de 2180 a 2300 m, se consideró a las localidades de San Luis Coyotzingo con 49 agricultores, San Miguel Huejotzingo con 104, San Mateo Capultitlán con 40, Santa Ana Xalmimilulco con 112 y Santo Domingo con 19.
El cálculo del tamaño de muestra de los agricultores a entrevistar en cada una de las localidades se hizo tomando en cuenta los estratos altitudinales y las poblaciones dentro de cada estrato. Se empleó la técnica del muestreo estratificado aleatorio con distribución de Neyman, siguiendo la expresión matemática propuesta por Johnson (2000).
donde n es el tamaño de muestra: 111 agricultores; N. es el tamaño del estrato i: 1) 274, 2) 416 y 3) 324 agricultores; Si2 es la varianza del estrato i: 1) 3.7, 2) 1.6 y 3) 10.02; Ν es la población en estudio: 1014 agricultores; d es la precisión (0.3 ha); Zα/2 es la confiabilidad (90 %); y k es el número de estratos (3).
La muestra se distribuyó entre los estratos con la siguiente ecuación (Neyman):
De esta forma, la muestra (n = 111 encuestas) quedó distribuida de la siguiente forma: en el Estrato 1 se realizaron 28 entrevistas; en el 2 se aplicaron 29; y en el 3 fueron entrevistados 54 productores.
Como población se consideró la lista de productores del Programa de Apoyos Directos al Campo (PROCAMPO) del ciclo primavera-verano 2006 (SDR, 2006) y los productores en la muestra fueron seleccionadas en forma aleatoria.
Acopio de la información
Una vez determinado el tamaño de muestra, y con base en la lista de agricultores, se procedió a localizarlos en sus respectivas localidades para entrevistarlos, aplicando un cuestionario para recabar la información requerida. La técnica empleada fue la encuesta, instrumentada en base a un cuestionario que incluyó 72 preguntas, estructuradas en cinco grandes apartados: I) Datos generales del productor, II) Uso de la tierra, III) Tecnología utilizada por el agricultor en el cultivo de maíz en los últimos diez años, IV) Oferta y demanda de tecnología en los últimos diez años, y V) Aspectos socioeconómicos en los últimos diez años.
Las variables consideradas para caracterizar a los agricultores fueron: edad, escolaridad, número de predios, superficie total y tipo de maíz que sembró. Para calcular el índice de adopción se consideraron las cantidades de nitrógeno, fósforo, densidad de población, así como la tecnología total empleada. Para las comparaciones entre la recomendación y lo que están aplicando se consideraron las preguntas sobre periodos de siembra (temprana, intermedia y tardía), oportunidad de fertilización (al momento de la siembra y 2a labor), dosis de nitrógeno, fósforo y densidad de plantas, herbicidas e insecticidas. En oferta de tecnología se retomaron las preguntas encaminadas a detectar aspectos sobre los cuales los agricultores recibieron asesoría técnica y quiénes se las proporcionaron, siendo los elementos considerados: semilla para siembra, densidad de plantas, dosis de fertilización, uso de herbicidas y de insecticidas. En demanda de tecnología se retomaron variables encaminadas a detectar necesidades de los agricultores en aspectos de recomendaciones para la producción de maíz en el ciclo anterior a la aplicación de la encuesta, siendo estas: periodo de siembra, densidad de plantas, dosis de fertilización, oportunidad de fertilización, uso de herbicidas y uso de insecticidas.
Las variables mencionadas fueron codificadas y concentradas en una base de datos y procesados para su análisis con el Paquete Estadístico para las Ciencias Sociales v. 15 (SPSS por sus siglas en inglés).
Análisis de la apropiación de tecnología
Se empleó el agrosistema como procedimiento de análisis para determinar el índice de adopción, ya que bajo este concepto fueron diseñadas las recomendaciones del Plan Puebla, mismas que fueron agrupadas en cinco agrosistemas para los que existe una recomendación tecnológica respectiva en los aspectos de fechas de siembra, dosis de fertilización (NPK) y densidad de población. En todos los casos, en lo que respecta a fertilización, se recomienda aplicar un tercio del nitrógeno y todo el fósforo y potasio al momento de la siembra, los dos tercios restantes del nitrógeno se deben aplicar en la segunda labor (CIMMyT, 1974; Díaz et al., 1999) (Cuadro 1).
Los suelos profundos del Popocatépetl son de alta productividad, y de acuerdo al sistema FAO/UNESCO, se presentan regosoles y fluvisoles eútricos y cambisoles húmicos, cuyas características son que el material madre predominante está compuesto por cenizas volcánicas, con textura migajón arenosa, por lo que no presentan restricciones a la penetración radicular, y si se les maneja adecuadamente permiten conservar suficiente humedad residual del ciclo anterior, por lo que pueden ser sembrados en abril y principios de mayo; otras características son que contienen menos de 0.5% de materia orgánica, pH de alrededor de 6.5, su contenido de humedad aprovechable es de 8%, poseen alto contenido de potasio y calcio, y son moderadamente ricos en fósforo. Los suelos pomáceos del Popocatépetl, de acuerdo al sistema FAO/UNESCO, son regosoles eútricos, cuyo material madre lo constituyen cenizas volcánicas y material pomáceo grueso, provenientes de las últimas erupciones del Popocatépetl. Estos suelos tienen textura areno-gravosa, pueden llegar hasta una profundidad de 80 cm, contienen menos de 0.5% de materia orgánica, un pH de alrededor de 6.5, presentan alrededor de 6% de humedad aprovechable, y cuando son manejados apropiadamente pueden conservar la humedad residual, que puede ser aprovechada para las siembra de maíz (CIMMyT, 1974).
Para obtener el grado de adopción de tecnología generada por el Plan Puebla se utilizó la ecuación propuesta por Ramírez-Valverde (1999).
donde AT es el porcentaje de adopción de tecnología por parte del agricultor; Pi es una ponderación por cada componente de la recomendación (47% a nitrogeno, 17% a fósforo, 6% a potasio y 30% a densidad de plantas)4; c. es la cantidad aplicada del componente de la recomendación por el agricultor; ri es la cantidad recomendada por agrosistema; y k es el número de componente en la recomendación.
La ecuación no solo califica la aplicación menor a lo recomendado de alguno de los componentes, también penaliza el exceso. Para esto, cuando uno de los componentes presenta una sobre aplicación se asignará 0 de adopción tecnológica de ese componente, y cuando el agricultor no aplica el insumo el porcentaje de adopción para ese componente será igualmente 0. Para obtener el grado de adopción, los resultados del índice de adopción de tecnología por agricultor fueron agrupados en las siguientes categorías: Alto 70-100%, Medio 40-69%, Bajo 10-39%, Nulo < de 10% (Díaz et al., 1999).
Con los valores obtenidos en el índice de adopción se realizó el análisis de varianza para determinar el comportamiento de las variables nitrógeno, fósforo, densidad de población y tecnología global en cada uno de los agrosistemas. Posteriormente se realizó una prueba de comparación de medias de Tukey para determinar las diferencias de la adopción de nitrógeno, fósforo, densidad de plantas y tecnología. La comparación de la tecnología empleada y la recomendada en periodos de siembra, así como el combate de malezas y plagas se analizaron mediante frecuencias y medias de los datos.
Análisis de oferta y demanda de tecnología
En oferta de tecnología se obtuvieron frecuencias para determinar el nivel de participación de los técnicos de las instituciones, y sobre qué aspectos se dieron las recomendaciones. En demanda de tecnología se obtuvieron frecuencias de los aspectos en los que los agricultores requieren recomendaciones técnicas, para determinar el nivel de necesidad que actualmente tienen los agricultores para la producción de maíz.
Resultados y Discusión
Características de los productores
Una de las características de los agricultores que ha sido muy estudiada, en relación al desarrollo agrícola, ha sido la edad, que se ha considerado como un factor importante para fomentar o retardar cambios tecnológicos en los procesos productivos agrícolas. Los agricultores encuestados tuvieron una edad promedio de 58 años (Cuadro 2). Esto refleja que son adultos de edad avanzada y que la presencia de una generación de reemplazo en las actividades agrícolas ha sido mínima. En cuanto a la escolaridad, los agricultores presentaron una media de 3.5 años de educación formal. Los bajos niveles de escolaridad muestran el rezago educativo que presentan los agricultores en el medio rural, lo cual coincide con Ordaz (2007) quien reporta que la escolaridad de la población rural en México es de 5.6 años de educación formal. En lo que respecta a la superficie, los agricultores encuestados presentaron una media de 1.7 ha, lo cual los ubica como agricultores minifundistas, situación que puede llegar a afectar negativamente la adopción de tecnología. Al respecto, en la investigación de Damián et al. (2007) los productores de maíz de Tlaxcala, México, que poseen 1.98 ha fueron clasificados como de muy baja apropiación de tecnología; por otra parte, Regalado et al. (1996) mencionan que los productores de maíz de temporal de Tlaltenago, Puebla, México, que poseen menos de 2.79 ha, utilizaron con menor precisión la tecnología recomendada para alta productividad.
Adopción de los componentes de la recomendación tecnológica para la producción de maíz
De acuerdo con los resultados obtenidos en la encuesta sobre uso de tecnología, se procedió a calificar el grado de adopción de la tecnología global del Plan Puebla por los agricultores en los diferentes agrosistemas del Valle de Puebla. Los resultados indicaron que 68.6% de los agricultores adoptaron la tecnología en el nivel Alto, mientras que sólo 29.2% la adoptaron en el nivel Medio. Pocos agricultores fueron los que adoptaron los compontes de la tecnología en grado Bajo y Nulo. Al parecer, los agricultores están adoptando más la tecnología en los últimos años, ya que en estudios previos a 1999 la adopción fue en grado Medio (Díaz et al., 1999). Sin embargo, esto no ha tenido un efecto positivo en el incremento de los rendimientos, ya que los agricultores no reportaron rendimientos mayores a 2.5 t.ha-1, cantidad muy alejada del rendimiento potencial de 8 t.ha-1 (Aceves et al. 1993;Turrent et al., 1994; Regalado et al., 1996), lo que podría estar asociado a la forma de utilizar la tecnología (Palmieiri y Marín, 1989; Unda et al., 1998) o a efectos climáticos sobre el período de duración de la estación de crecimiento del maíz.
A fin de analizar si entre agrosistemas hubo diferencias estadísticas en cuanto a los porcentajes de adopción de tecnología, se realizó un análisis de varianza para las recomendaciones generadas por el Plan Puebla (Cuadro 3). Los agricultores adoptaron los componentes de la tecnología en los agrosistemas en forma diferente (Cuadro 4); sin embargo, esas diferencias fueron significativas estadísticamente sólo para nitrógeno y densidad de población. Esto puede atribuirse a que el nitrógeno en su presentación comercial (urea) es bastante conocido por los agricultores, además de que manifiesta una respuesta rápida y bastante visible en las plantas (Barraco y Díaz-Zorita, 2005). En el caso de las diferencias en la adopción de la densidad de plantas, estas podrían asociarse al bajo costo de esta tecnología, ya que generalmente los agricultores manifiestan la tendencia a adoptar más las recomendaciones de bajo costo (Vicini, 2000), como lo es la densidad de plantas pues es un componente que no requiere mayor inversión, ya que los agricultores obtienen la semilla de su cosecha anterior. Aunque el fósforo es igualmente esencial para el maíz, es probable que debido a su más lenta asimilación y respuesta en las plantas, los agricultores le den menor importancia para su adopción. A pesar de las diferencias en la adopción del nitrógeno y la densidad de plantas, estas no fueron suficientes para generar diferencias significativas en el rendimiento de maíz en los diferentes agrosistemas.
En el Cuadro 5 se muestran los resultados de la prueba de medias para los porcentajes de adopción de cada componente de la tecnología (Nitrógeno, Fósforo y Densidad de Población) y de la tecnología global generada por el Plan Puebla. En concordancia con el análisis de varianza, mostrado en el cuadro anterior, sólo nitrógeno y densidad de población mostraron diferencias significativas en sus medias. El nitrógeno presentó una adopción promedio de 77.6% en la muestra general, sobresaliendo el agrosistema 212 con 86.0%. La densidad de población se adoptó en mayor cantidad que el nitrógeno, ya que su valor promedio fue de 82.8%, con un máximo de 90.6% en el agrosistema 211. El fósforo y la tecnología global, además de que no presentaron diferencias significativas en sus medias, mostraron valores más bajos. En ningún caso hubo adopción del 100%. El rendimiento reportado por los agricultores presentó una diferencia tan solo de 395.5 kg entre el rendimiento más bajo y el más alto, debido probablemente a factores climáticos y también a la oportunidad de aplicación de nitrógeno (Cuadro 6), ya que la tendencia de los agricultores fue aplicado en la primera fertilización, específicamente en la primera labor. Además de la diferencia no significativa en las medias de rendimiento, es importante hacer notar que su valor promedio de 2387.1 representó 29.8% del rendimiento experimental, porcentaje menor al encontrado en 1971 (Ávila, 1974), que fue de 50%, debido, de acuerdo con el autor, al uso inadecuado de los fertilizantes.
Además de la cantidad de fertilizante y la densidad de plantas, en el Cuadro 6 se presentan los resultados encontrados en la adopción de las tecnologías, fecha de siembra, y en la oportunidad de fertilización. Nuevamente, en ningún caso se observó una adopción de 100%. Los mayores niveles de adopción se observaron en las fechas de siembra intermedia, agrosistemas 111 y 211, seguida de las fechas de siembra tempranas, agrosistema 22, y en donde se encontró menor adopción fue para las siembras tardías, agrosistemas 112 y 212. El argumento de los agricultores a la mayor adopción de las fechas de siembra intermedias es que ha habido cambios en el patrón de lluvias en la región, que han ocasionado, por una parte, que los sistemas de producción bajo humedad residual (siembras tempranas) sean cada vez más escasos. Al respecto, Conde et al. (2004) mencionan que, debido a la distribución de las lluvias, los agricultores retrasan las fechas de siembra, esperando el inicio de lluvias regulares, u optan por un cambio de variedad a una "violenta", es decir, con un periodo de crecimiento menor. La poca adopción de las siembras tardías (exclusivamente de temporal), de acuerdo a los agricultores, se debe a la presencia de sequías cada vez más intensas. De acuerdo con el Cuadro 1, en los agrosistemas 112 y 212 se debe aplicar potasio, sin embargo en ningún caso se reportó el uso de este elemento para cultivar maíz, sólo nitrógeno y fósforo. Además de la falta de aplicación de potasio, un problema adicional fue que los elementos utilizados no se aplicaron de acuerdo a la recomendación, es decir, principalmente en la siembra y posteriormente en la segunda labor, ya que los agricultores están fertilizando principalmente en la primera labor y en menor cantidad en la segunda, y muy pocos fertilizan en la siembra. La explicación de los agricultores a estos cambios en las recomendaciones fue que al momento de la siembra hay poca humedad en el suelo y que al fertilizar se corre el riesgo de "quemar" las plántulas, pues debido a las propiedades higroscópicas del fertilizante éste absorbe la poca humedad disponible en el suelo, ocasionando una sequía artificial, que daría como resultado el secado de las plántulas. Lo anterior hace que los agricultores decidan posponer la primera fertilización hasta la primera labor, para que sea aprovechado de manera más eficiente, ya que, como mencionan Andrade et al. (1996) tanto el agua como el fertilizante deben estar en forma suficiente en el suelo para asegurar un rápido crecimiento y desarrollo inicial de las plántulas, pues el agua es quien transporta la mayoría de los nutrientes que alimentan a las plantas (INFOFOS, 1997). Díaz et al. (1999), encontraron también una baja adopción en la oportunidad de fertilización, aun cuando no se tenían problemas con la humedad en el suelo, lo adjudicarón a que requerían gastos adicionales o bien porque estaban ocupados en diversas actividades dentro de sus propias parcelas.
Aunque los plaguicidas y herbicidas no son parte de las recomendaciones del Plan Puebla (Cuadro 1), los agricultores emplearon estos productos químicos como parte de la tecnología para disminuir los daños que las plagas y malezas causan al cultivo de maíz. Con relación a la aplicación de plaguicidas (Cuadro 7), los agricultores comentaron que el chapulín (Sphenarium purpurascens) es la principal plaga que afecta el rendimiento del maíz, pero sólo 63.4% de ellos utilizaron plaguicidas para su control, principalmente el parathión metílico, que es uno de los insecticidas recomendados para la región (SAGAR, 2000; CESAVEG, 2007). Menor aún fue el empleo de los herbicidas, ya que sólo una cuarta parte de los entrevistados lo utilizaron, principalmente el 2,4-D amina, herbicida que ha sido recomendado para la región (INIFAP-PRODUCE, 1997). Además, debido al impacto económico que representa el uso de plaguicidas, los agricultores utilizaron la dosis de 1 litro por hectárea, tanto de herbicidas como de insecticidas, y en el caso de los herbicidas, estos fueron aplicados de los 45 a 70 días después de la siembra, lo cual se considera inadecuado, pues este debe ser aplicado en los primeros 40 días. Aunque una parte de la población afirma haber recibido recomendaciones sobre el uso de herbicidas (Cuadro 8), es evidente que persiste el desconocimiento en el uso correcto de estos productos, lo que puede afectar negativamente el rendimiento del maíz, pues de acuerdo con López y Marcano (1992) una de las causas que ocasionan la disminución del rendimiento de maíz es el control ineficiente de las malezas, a pesar del empleo de herbicidas.
Oferta de tecnología
En el Cuadro 8 se presentan los componentes tecnológicos ofertados y las instancias activas en los pasados 10 años. Los datos evidenciaron que tanto instancias gubernamentales como privadas dieron a conocer la oferta tecnológica, pero sólo al 47% de los agricultores, sobresaliendo el Plan Puebla y la casa comercial. Los componentes tecnológicos más ofertados, aunque sólo al 14.4% de los agricultores, fueron la dosis de fertilización, por su importancia en el rendimiento, y los insecticidas, para controlar al chapulín, la principal plaga del maíz en la región. Cabe destacar que las instancias privadas, aun cuando ofertaron todos los componentes tecnológicos, su mayor participación fue en los herbicidas e insecticidas. Es probable que el papel de las casas comerciales en la oferta de tecnología se incremente, por la poca participación de la SAGARPA y Sanidad Vegetal, y por la menor actividad del Plan Puebla en la asistencia técnica.
Demanda de tecnología
Después de conocer cómo se está utilizando la tecnología y de saber cómo se está desarrollando su oferta, fue necesario saber qué es lo que demandan actualmente los agricultores del Valle de Puebla. La información contenida en el Cuadro 9 muestra los componentes tecnológicos en los cuales los agricultores del Valle de Puebla manifestaron más interés. El 72% de ellos demandaron tecnología, principalmente en el uso de agroquímicos: dosis de fertilización, momento adecuado para la aplicación del fertilizante, y uso de insecticidas. En un segundo nivel estuvieron los asociados a la siembra: fechas de siembra y densidad de población. El único componente que fue solicitado en menos de 50% fue el uso de herbicidas. Los resultados sugieren que los agricultores están demandando tecnología sobre aspectos que puedan hacer más eficiente sus prácticas productivas y mejorar los rendimientos de su cosecha. El que requieran orientación principalmente sobre aspectos asociados al uso de agroquímicos puede atribuirse a que por el costo de estos componentes no están dispuestos a conducir procesos de prueba y error, y sobre los cuales no existen antecedentes derivados del conocimiento tradicional. La alta demanda de tecnología en la mayoría de los componentes tecnológicos está acorde con la poca oferta de tecnología presentada en el Cuadro 8.
Un aspecto que llamó la atención es que, por su edad, es muy probable que los agricultores ya hayan participado en alguno de los programas de difusión tecnológica del Plan Puebla, por lo que muchos de ellos deben tener conocimiento de las 34 recomendaciones generadas para maíz en el Valle de Puebla, lo que sería contradictorio a la actual cantidad de demanda tecnológica. La explicación que los mismos agricultores dieron fue que ellos desean saber si ya hay nuevas recomendaciones basadas en los actuales cambios climáticos y económicos, de tal manera que estas puedan mejorar sus rendimientos, y por lo tanto su economía.
Conclusiones
A diez años de la disminución de la actividad institucional en apoyo al campo en el Valle de Puebla, los rendimientos de maíz se mantienen bajos, representando 29.8% del rendimiento potencial, debido a que sólo 68.6 % de los agricultores mostraron un grado de adopción de tecnología alto, y a que la tecnología más utilizada fue la densidad de plantas y el nitrógeno, aunado a que éste último no fue utilizado en la cantidad y oportunidad recomendada. Adicionalmente, la fecha de siembra principal fue la intermedia, que sumada al mediano control del chapulín y al ineficiente combate de malezas han estado ocasionando un efecto negativo en el potencial de rendimiento del maíz.
A pesar de la edad avanzada de los agricultores, de los que se supone que ya han obtenido información sobre el paquete tecnológico para la producción de maíz, estos aún siguen demandando tecnología, con la idea de que las nuevas opciones sean más acordes a los cambios climáticos y económicos, de tal manera que les permita obtener más beneficios.
En ese sentido, se requiere de una reactivación de las instituciones gubernamentales, ya que estas han disminuido su papel en la oferta del paquete tecnológico y en la generación de nuevas tecnologías, para que de esa manera se mejoren los actuales rendimientos de grano del maíz en la región.
Durante el desarrollo de la investigación, los agricultores manifestaron su percepción de un efecto negativo en el rendimiento del maíz por parte de un cambio climático. Por lo tanto, será recomendable llevar a cabo una investigación que proporcione información precisa sobre el efecto que pudiera tener el inicio, cantidad y distribución de las lluvias sobre el desarrollo del cultivo y el rendimiento del maíz.
Agradecimientos
A la Coordinación Sectorial de Desarrollo Académico, por el financiamiento otorgado para esta investigación, y a la Dirección General de Educación Tecnológica Agropecuaria, por las facilidades brindadas para el estudio de postgrado. A los agricultores de los municipios de San Andrés Calpan, Domingo Arenas y San Miguel Huejotzingo, por las facilidades otorgadas.
Literatura Citada
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4 Ponderación: se tomó como base los valores del cálculo del Índice de Apropiación de Tecnología Agrícola, en Damián-Huato 2007, 25% para dosis de fertilización, 15 % para densidad de plantas. Suma 35%. De las cinco dosis de fertilización de la recomendación (Cuadro 1), se obtuvo el promedio de nitrógeno que fue 124 kg, de fósforo 44 kg, de potasio 16 kg, suma 184 kg, igual a 100%; de estos, aplicando la regla de tres simple, resultó para nitrógeno 67%, fósforo 24%, potasio 9%, igual a 100%; finalmente, por regla de tres simple, la ponderación para nitrógeno resultó 47%, para fósforo 17%, para potasio 6% y para densidad de plantas 30%.