Introducción
El agua es un recurso natural indispensable para la vida de todos los seres vivos que se compara con la vida misma. Para los seres humanos es la base de la vida y su desarrollo, por lo que se ha declarado como un derecho humano (Naciones Unidas, 1948; Naciones Unidas, 2002; Naciones Unidas, 2010a). Sin embargo, se ha reconocido que la humanidad enfrenta un problema de escasez causada por la falta física de agua disponible para satisfacer la demanda, la insuficiente infraestructura de almacenamiento, distribución y acceso, y la incapacidad de las instituciones para aportar los servicios necesarios (FAO, 2013).
Naciones Unidas en su informe de 2013 (objetivo 7, meta 7.C) reportó que en 2011 había 768 millones de personas utilizando agua de fuentes no mejoradas, la mayor parte (636 millones) del medio rural, y 38 % de los 6 200 millones de personas que usaban fuentes mejoradas de agua potable no contaban con agua potable por tubería, por lo que dedicaban tiempo y energía para acarrear el agua y satisfacer las necesidades esenciales; 180 millones de personas seguían recurriendo a ríos, arroyos, estanques o lagos para acarrear el agua y satisfacer sus necesidades diarias (Naciones Unidas, 2013).
El derecho al acceso, disposición y saneamiento de agua para consumo personal y doméstico en forma suficiente, salubre, aceptable y asequible fueron reconocidas por el estado mexicano en febrero de 2012, reformando el Artículo 4º de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, decretando que el Estado garantizará el derecho al agua y definirá las bases, apoyos y modalidades para el acceso y uso equitativo y sustentable, estableciendo la participación de la Federación, las entidades federativas, los municipios y la ciudadanía (DOF, 2012).
México ocupaba el lugar 74 respecto a crisis de agua de 174 países estudiados por el Centro para la Ecología e Hidrología de Gran Bretaña, con una disponibilidad de 4900 metros cúbicos per cápita/año (Saldivar, 2007). Para 2012 se reportó que 95 % de la población tuvo acceso a fuentes de agua potable mejorada y 5 % careció de esta. En la población rural la proporción fue de 91 % y 9 %, respectivamente (OMS y UNICEF, 2014). Para 2010, en el estado de Puebla se registró una población con servicio de agua entubada de 88.1% y el resto sin servicio (INEGI, 2016).
Para miles de personas el acceso al agua potable sigue siendo difícil. En algunas regiones las demandas son mayores que la disponibilidad y el agua no está garantizada para todos. El panorama se presenta más crítico para las zonas áridas, donde la escasez se asocia a escasez física y no hay agua suficiente para satisfacer las demandas de la población. Como síntomas de la escasez física están la degradación ambiental, disminución de los volúmenes de agua subterránea y la asignación desigual entre grupos (IWMI y FAO, 2007; FAO, 2013).
Las consecuencias de escasez las sufren más la población en pobreza; en las mujeres recae el esfuerzo de abastecer agua, los niños y ancianos son más vulnerables a enfermedades (Hernández y Herrerías, 2004). En el territorio mexicano dos terceras partes se consideran áridas o semiáridas, con precipitaciones menores a los 50 mm (SEMARNAT y CONAGUA, 2013).
La región mixteca baja de Puebla, México está ubicada en una zona semiárida con una condición de escasez física del agua1 donde los pobladores tienen que acceder y apropiarse del agua en condiciones difíciles impuestas por el ambiente natural, y los ha estimulado a establecer diferentes prácticas de localización de las fuentes en el territorio, acceder al recurso, lograr el abasto y su aprovechamiento (Ocampo y Villarreal, 2014), y construir y respetar reglas para tener derechos al agua para satisfacer sus necesidades.
Basado en lo anterior se planteó este estudio con dos objetivos: i) identificar las distintas fuentes de agua y el derecho a su uso por los grupos sociales y, ii) analizar las estrategias adoptadas por los habitantes para acceder, apropiarse y usar el agua para su desarrollo personal y familiar.
El estudio se abordó con un enfoque de relación sociedad-naturaleza basado en los vínculos que establece el hombre para apropiarse de los recurso naturales. Para satisfacer sus necesidades los seres humanos realizan intercambios con la naturaleza y entre ellos mismos; ya sean intercambios considerando a los seres humanos como seres biológicos, es decir, materiales, que se realizan con el universo natural (enfoque ecológico), o reconociendo al hombre como un ente social, o sea, que realizan entre ellos mismos (enfoque económico) (Toledo, 2008).
En este proceso existen diferentes mecanismos, procesos y relaciones sociales que afectan la capacidad de la gente para beneficiarse de los recursos. Pueden ser aspectos culturales, políticos y económicos constituidos en redes de poder para el acceso a los recursos, además del posicionamiento que tienen las personas e instituciones en los distintos momentos históricos y escalas geográficas (Ribot y Peluso, 2003).
En muchas zonas rurales, los pobres dependen casi exclusivamente de su capacidad para acceder y utilizar los recursos naturales como base de sus medios de vida; en este caso, el acceso al agua es clave para la salud y determinante de otros recursos como las plantas y animales de los ecosistemas locales (Poverty-Environment Partnership, 2006).
El acceso es la capacidad de beneficiarse de objetos materiales, personas, instituciones y símbolos. La capacidad implica un conjunto de relaciones sociales que permiten a la gente beneficiarse de recursos, utilizando todos los medios posibles (Ribot y Peluso, 2003). El acceso a través de la identidad social afecta profundamente la distribución de los beneficios. En una comunidad o grupo es a menudo mediado por la identidad social o la pertenencia, incluyendo agrupaciones por edad, género, etnia, religión, estado, profesión, lugar de nacimiento, la educación común, u otros atributos que constituyen a la identidad social (Moore 1986 citado en Ribot y Peluso, 2003).
En los recursos de uso común -“sistema de recursos naturales o creados por el hombre”-, “el acceso puede limitarse a un solo individuo o empresa, o bien, a múltiples individuos o grupos de individuos que usan el sistema de recursos simultáneamente”. Para su apropiación (proceso de sustracción del recurso) se adoptan normas internas, utilizando estrategias contingentes e independientes para relacionarse entre sí. Las contingentes son todas las acciones planeadas que están supeditadas al mundo exterior; cada apropiador acepta seguir un conjunto de reglas con la condición de que los otros cumplan para el beneficio de todos (Ostrom, 2011: 77-78, 87, 177).
Las acciones dependen de la propiedad del recurso. “La propiedad es una maraña de derechos para controlar el uso de los recursos” (Ciriacy-Wantrup, 1995: 42). En la “propiedad de acceso abierto” todos los propietarios hacen uso del recurso; en la “propiedad comunitaria o comunal”, todos los propietarios tienen derecho a usar el recurso natural y si este no se usa, no se pierde. En este tipo de propiedad se puede llegar al abuso de los recursos si no se respetan las reglas establecidas, aunque este no sea el origen del problema ambiental, sino el sometimiento de los recursos a una lógica comercial, surgiendo una presión sobre los recursos que adquieren un valor de uso. La “propiedad privada” tiene un horizonte temporal a corto plazo, por lo que se valora por la relación costo beneficio que recae en el propietario y deben conservar los recursos naturales. En este sentido, la propiedad comunitaria es más duradera que la privada por el horizonte a corto plazo que plantea esta última (Martínez, 1999a: 110-111; 1999b: 33-35).
Gadgil e Iyer (1993) mencionan que el uso sostenible de un recurso común es posible bajo condiciones especiales y se ve favorecido cuando: a) el número de grupos de personas que comparten el recurso es reducido; b) cuando el grupo de personas interactúan entre sí por periodos largos; c) el grupo comparte beneficios de manera equitativa; y d) los grupos de individuos se relacionan entre sí por lazos de parentesco y reciprocidad en otros contextos. Los grupos desarrollan diversos mecanismos para regular la utilización de los recursos que necesitan.
En recursos de propiedad de acceso abierto y de propiedad comunal, cada jefe de familia hace uso de los recursos equivalentes, práctica que minimiza las diferencias entre las comunidades. Esta propiedad se utiliza colectivamente aunque la extracción de los recursos esté basada en la acción individual. Cada familia utiliza ciertos recursos bajo la regulación de la comunidad (Toledo y Argueta, 1993).
En la acción colectiva los individuos actúan independientemente para obtener beneficios colectivos y los resultados dependen de variables internas, entre otras: número de personas que toman las decisiones, número de participantes para lograr un beneficio colectivo, objetivos similares y presencia de líderes (Ostrom, 2011: 165).
Respecto a los derechos al agua como expresiones de relaciones sociales definen quiénes pueden y quiénes no pueden utilizar el agua, por lo que son dinámicos y están en constantes relaciones con los actores sociales de los que se originan (Gerbrandy y Hoogendam, 1998: 84).
Con base en lo anterior, el estudio se abordó con el enfoque de los derechos locales o consuetudinarios establecidos por los actores locales que se encargan del aprovechamiento del agua, con normas específicas para el sistema y el lugar en que funcionan, y no desde el sistema jurídico legal o formal relacionado con leyes, abogados, cortes y jueces generadas desde el Estado (Gerbrandy y Hoogendam, 1998: 81-82).
Se consideran reglas consuetudinarias a las “aceptadas y usadas por comunidades locales durante mucho tiempo”; es la ley viviente de los pueblos, aunque no toda ley del pueblo es consuetudinaria porque existen también alguna que provienen de reglas oficializadas jurídicamente por los formuladores de leyes, denominado derecho consuetudinario (Von Benda-Beckmann et al., 1998).
Metodología
El área de estudio pertenece a la región mixteca baja del estado de Puebla; comprende una superficie de 1 677.6 km2 (INAFED, 2010) en las que se encuentran asentadas 235 comunidades (INEGI, 2009) y una población de 43 622 habitantes (INEGI, 2010), con densidad de población entre 8 y 31 habitantes por kilómetro cuadrado y tasas de crecimiento decrecientes (CONAGUA, 2010). Dentro de esta se estudiaron 30 comunidades de nueve municipios (Cuadro 1), seleccionadas por su condición de alta marginación social para participar en el Proyecto Estratégico de Seguridad Alimentaria (PESA) implementado por el gobierno federal (Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación-SAGARPA) y el gobierno estatal (Secretaría de Desarrollo Rural-SDR), con colaboración de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
Municipio | Comunidades |
Tehuitzingo | Los Hornos de Zaragoza, Cuaulutla,Tecolutla, Tuzantlán y Atopoltitlán |
Ahuehuetitla | Guadalupe Alchipini, Piedra Blanca y San Vicente El Peñón |
Chinantla | San Miguel Buenavista, Cuatecontla y Amatepetlán |
San Jerónimo Xayacatlán | Cañada Estaca, El Cuajilote y Gabino Barreda |
San Pablo Anicano | San Miguel Tulapa, El Pedregoso y Francisco González Bocanegra |
Tecomatlán | Mixquiapan, Xantoxtla, Tempexquixtle y Tezoquipan |
Chila de la Sal | San Pedro Ocotlán |
Tulcingo del Valle | La Ciénega, Guadalupe Tulcingo, Aguacatitlán y Francisco Villa |
Piaxtla | Loma Bonita, Yetla, Santa María y Atempa |
La zona de estudio se ubica entre los paralelos 17°06’ y 18° 30’ N y 97° 50’ y 98° 33’ O. Se presentan tres tipos de climas: Aw0(w) cálido subhúmedo con lluvias en verano, (BS1(h’)w(w) semiseco, muy cálido y cálido (BS1(h’)w(w), y A(C)w0(w) semicálido subhúmedo con lluvias en verano. La altura sobre el nivel del mar fluctúa entre los 700 y 1200 metros, con precipitaciones entre 600 y 1000 mm, temperaturas entre 20 y 26 °C y suelos leptosoles, regosoles, phaeozem y vertisoles (INEGI, 2009).
Para generar datos cuantitativos se utilizó la encuesta aplicando un cuestionario estructurado a 221 jefes y jefas de familia (92 hombres y 129 mujeres) seleccionadas de una población de 521 hogares que participaron directamente en el PESA. Para determinar el tamaño de muestra se utilizó el muestreo simple aleatorio sin reemplazo y para la identificación de sus elementos se utilizaron procesos aleatorios:
donde n: tamaño de muestra (221); N: tamaño de la población (521); d: precisión 0.05, Z α/2: 95 % confiabilidad; p n =0.5; q n =0.5.
Se utilizaron dos técnicas cualitativas, utilizando la guía de entrevista: 1) el transecto (entrevista grupal) por las comunidades, sus campos y barrancas para identificar las fuentes de agua, los sistemas de conducción y los depósitos de almacenamiento; y 2) talleres de análisis en las que participaron hombres y mujeres de diferentes edades para analizar la situación del agua y las estrategias de gestión. La técnica cuantitativa y las cualitativas se complementaron para explicar los procesos sociales que ocurren en torno a la localización, acceso, abastecimiento, almacenamiento y usos del agua en el espacio-temporal, por lo que fue necesario estar dentro del proceso. La información registrada en el cuestionario se organizó y procesó para su análisis con el programa estadístico Statistical Package for the Social Science (SPSS). La información cualitativa se registró en libreta de campo y hojas de rotafolio.
Resultados y Discusión
La hidrología de la región
El área de estudio se encuentra dentro la Región Hidrológica No. IV Balsas, subregión Alto Balsas. La mayor parte de la superficie forma parte de la Cuenca del Río Atoyac y una menor parte del Río Tlapaneco, dentro de la subcuenca de los ríos: Mixteco, Acatlán, Atoyac-Tehuitzingo y Salado (INEGI, 2009) (Figura 1).
Fuente: elaboración de Ruíz Barbosa A. E. con información de INEGI, 2013. Marco geoestadístico del estado de Puebla.
En su recorrido, el río Atoyac recibe aguas de los ríos Mixteco, Acatlán y Tizac. Existe un cuerpo de agua perenne, llamado Boqueroncitos. Las corrientes de agua perennes que fluyen por el territorio son los ríos Atoyac, Mixteco, Acatlán y Tecoloyan, y los intermitentes: El Chilsolote, Laguna Seca, La Trompeta, Tizac, Valiente, Paredón, Tulapa y El Chahuate (INEGI, 2009). Existen varios afluentes temporales de menor importancia. Sin embargo, la región es considerada como deficiente de agua, sobre todo en los meses de marzo, abril y mayo, periodo en que escasean tanto los recursos hídricos superficiales como los subterráneos.
Fuentes, derechos de propiedad, acceso y usos del agua
En el caso estudiado, al interior de cada municipio y comunidad existen diferentes fuentes de agua. Las obras (infraestructura) para su captación dependen del tipo de fuente de agua, de la ubicación en el territorio y de los recursos disponibles.
Los apropiadores de los recursos de uso común se auto organizan para gobernar y administrar el recurso, por lo que diseñan, implementan y hacen cumplir el conjunto de reglas acordadas para la provisión del bien colectivo local (Ostrom, 2011:81). En las 30 comunidades con fuentes de agua de propiedad comunitaria o comunal, para la administración del agua y la obra existen comités encargados de distribuir el agua, vigilar el buen funcionamiento y la conservación de la infraestructura, y administrar recursos económicos por servicio.
Para mantener el funcionamiento de la fuente de propiedad común existen lazos mutuos de obligaciones y de participación colectiva en la que cada usuario se identifica con el colectivo por historias compartidas sobre el agua, mitos de origen y pertenencia, costumbres, rituales y luchas; la mayoría de estos derechos y reglas no están escritos, están materializados en los vínculos de obligaciones mutuas (Boelens, 2009).
Para el caso en estudio se localizan fuentes de propiedad privada y acceso individual que no requiere de acuerdos sociales, y fuentes de propiedad comunal y acceso colectivo que requiere acuerdos sociales de la comunidad y en ocasiones con mediación institucional, como sugieren Cáceres y Rodríguez (2014), frecuente en fuentes como: pozos tipo noria, pozos profundos, depósitos comunitarios, jagüeyes, bordos, presas y manantiales.
Los hallazgos muestran que en el municipio de Tehuitzingo las cinco comunidades en estudio disponen de pozos tipo noria (excavados a mano) de propiedad privada de acceso individual y propiedad comunal para los usos domésticos y para el ganado. La comunidad Atopoltitlán tiene dos depósitos comunitarios para almacenar agua de la barranca, ambos administrados por comités de agua, encargados de la conservación, distribución y buen manejo del agua.
En el municipio de Ahuehuetitla las tres comunidades tienen acceso al agua para los usos domésticos y para el ganado por medio de pozos tipo noria, pozos profundos (perforados con maquinaria), aguajes (aguaderos) y un jagüey (ollas de agua, cajas de agua o aljibes) de propiedad privada (individual) y comunal. En Guadalupe Alchipini se utilizan pequeñas áreas para la siembra con riego.
Situación muy semejante se presenta en el municipio de Chinantla; las tres comunidades tienen acceso al agua para usos doméstico y para el ganado a través de pozos profundos, pozos tipo noria y bordos para captar agua de lluvia, tanto de propiedad privada y acceso individual como de propiedad comunal. En la comunidad de Amatepetlán se localiza un pozo de agua salina que no tiene uso.
De las tres comunidades en el municipio de San Jerónimo Xayacatlán, Cañada Estaca accede a más fuentes de agua al estar localizada cerca del Río Acatlán o Tizac, lo que le permite regar pequeñas áreas agrícolas, además de abastecerse de agua para el uso doméstico y para la ganadería, a diferencia de las otras comunidades que solo cuentan con pozos profundos, pozos tipo noria y aguajes (aguaderos) de propiedad privada y propiedad comunal.
Para el abastecimiento del agua para el hogar y para el ganado en San Pablo Anicano, se hace uso de pozos profundos, pozos tipo noria, escurrimientos, una presa, jagüeyes y bordos para captar agua de lluvia, tanto de propiedad individual como de propiedad comunal.
En el municipio de Tecomatlán las cuatro comunidades en estudio tienen una ubicación privilegiada en los márgenes de los Ríos Acateco y Mixteco, lo que además permite un buen abastecimiento de agua para uso doméstico, para el ganado y la siembra de cultivos de riego en los márgenes de ambos ríos, utilizando pozos y bombas de gasolina. Los pozos son de propiedad privada y comunal, y los ríos propiedad de la Nación (acceso abierto).
Para el abastecimiento de agua de uso doméstico y pecuario, el municipio Chila de la Sal dispone de fuentes de propiedad privada y comunal como pozos tipo noria, escorrentías, bordos y una presa. Uno de los pozos se encuentra a orillas del río Mixteco, aproximadamente a 15 km de la comunidad. Para conducir el agua se instalaron tres bombas a diferente distancia. Una característica es que en el centro de la comunidad existe un manantial de agua salina que es aprovechado para producir sal.
El municipio de Tulcingo del Valle para abastecerse de agua para el hogar y para la ganadería dispone de fuentes de propiedad privada y comunal, como pozos tipo noria, bordos y ollas de tierra para la cosecha de agua de lluvia, un arroyo y escurrimientos de barrancas. En este municipio se encuentra un “ojo de agua” dentro del ejido de la comunidad vecina llamada Yetla, localizada aproximadamente a dos kilómetros. Esta fuente de agua de acceso colectivo beneficia a varias comunidades, entre las que se encuentra El Progreso, Loma Bonita, Francisco Villa, Los Caracoles, Olomatlán y Yetla.
En el municipio de Piaxtla, la comunidad de Atempa es la mejor ubicada al margen del Río Mixteco (propiedad de la Nación), que le permite acceder al agua para uso doméstico, consumo para el ganado, riego agrícola al margen de río, pesca y recreación. Además, existe un pozo tipo noria de propiedad comunal para uso doméstico administrado por un comité de agua potable, encargado de recuperar el pago que cada familia debe aportar por el servicio, además de verificar el buen funcionamiento del pozo y de la distribución del agua en cada toma. Loma Bonita y Yetla (y otras comunidades) comparten el agua de escurrimientos que se almacenan en un depósito llamado “La Pila”, en la que existen derechos y reglas intercomunitarias con obligaciones mutuas, como señala Boelens (2009), y Santa María tiene un pozo profundo, pozos tipo noria y bordos que permite la siembra de riego en pequeñas áreas.
Lo anterior muestra la diversidad de fuentes de agua (con pequeños volúmenes) que existen en el territorio, tanto superficial como subterránea, que se usa para fines domésticos, abrevadero de animales, siembra de cultivos y, en algunos casos, para la pesca y recreación. El “uso” puede ser visto en el sentido de disfrute de algún tipo de beneficio (Hunt, 1998, citado en Ribot y Peluso, 2003).
El derecho al uso del agua está relacionado con la propiedad del espacio natural (familiar o individual, comunitaria o comunal y Estatal) y a la propiedad de la fuente del agua (acceso privado, comunal y abierto) (Cuadro 2).
Propiedad del espacio físico |
Propiedad de la fuente de agua |
Derecho al uso del agua | Uso del agua |
Familiar o individual: Parcela o predio donde se localiza la fuente de agua | Privada (familiar) Acceso privado: Pozo tipo noria, ojo de agua, aguaje, etcétera | Individual: Un solo usuario utiliza el agua de una fuente de su propiedad | Doméstico, pecuario o agrícola |
Comunitaria o comunal: Cerro, barranca, campo para pastoreo, arroyo, etc. donde se localiza la fuente de agua | Comunitaria o comunal Acceso colectivo: Pozo profundo, pozo tipo noria, manantial, arroyo, jagüey, bordos, presas, aguajes, ojos de agua, cárcamo, etcétera | Colectiva: Diferentes usuarios utilizan el agua de la misma fuente de propiedad comunal | Doméstico, pecuario, agrícola, acuícola y producción de sal |
Área o zona federal (Estado)* | Acceso abierto: ríos | Individual y colectiva: Diferentes usuarios utilizan el agua de la misma fuente propiedad de la Nación | Doméstico, pecuario, agrícola, acuícola, pesca y recreación |
*Artículo 27 de la Constitución política de los Estados Unidos mexicanos: la Nación tiene la propiedad de las tierras y aguas comprendidas dentro de los límites del territorio nacional y tiene el derecho de transmitir el dominio a los particulares, constituyendo la propiedad privada (DOF, 1917).
Fuente: elaboración propia con información de campo.
Los usuarios establecen diferentes estrategias para el acceso al agua en función de sus recursos, capacidades y normas internas adoptadas para el acceso al recurso de propiedad comunitaria o comunal, como la supervisión y conservación de la fuente de agua, el acceso a todos los habitantes, el trabajo colectivo, la cooperación económica, en caso necesario, la defensa de la fuente y del agua, la negociación con actores institucionales, la administración de dinero, el desempeño de cargos, la asistencia a reuniones, etcétera.
Para obras comunitarias con participación del Estado (recursos públicos) se acuerda la conformación de un comité de obra que se encarga de la gestión, supervisión de la construcción, organización del trabajo, administración de recursos económicos, mediación de conflictos, etcétera, hasta la culminación de la obra. En su caso, este comité continúa por un periodo hasta que la obra esté en funcionamiento.
Para la gestión del agua del servicio público también se forman comités de agua con funciones como: vigilancia de la fuente y la infraestructura, administración de los recursos económicos, distribución del agua, cobros, asignación de tareas, etcétera. Esto es más común en obras como pozos profundos y depósitos para la extracción del agua del río o barrancas.
Estrategias de apropiación del agua
En comunidades que no disponen de servicio de agua en su domicilio (red pública) las familias, en particular mujeres y niños, tienen que cargarla en recipientes desde una fuente, o de camiones cisterna, haciendo varios recorridos por día, dedicando horas a esta tarea cotidiana, provocando que los niños pierdan clases, y hombres y mujeres descuiden otras actividades (Antón, 1996).
Ante problemas de escasez de agua para todos los usos, la población accede a los recursos hídricos de cerros, barrancas, ríos, arroyos, manantiales, escurrimientos y cosecha de agua de lluvia, y para su almacenamiento y apropiación construye diferentes obras de uso familiar y colectivo: pozos profundos, pozos tipo noria, bordos, presas y jagüeyes. Estas diferentes formas de gestión implican acuerdos familiares, comunitarios y regionales, como señalan Toledo y Argueta (1993), y son comunes en diferentes regiones y comunidades rurales.
El abastecimiento de agua está basado en prácticas tradicionales y autóctonas para elevar y mantener la participación social (CNUMAD, 1998). En la mixteca baja de Puebla, para proveerse de agua para el hogar, las familias utilizan diferentes medios de transporte; 76.5 % (169) de las familias acarrea agua y solo 23.5 % (52) señaló que no lo hace, ya que disponen de la red pública o se encuentran cerca de una fuente de agua (río, arroyo o pozo). Los principales medios utilizados son: fuerza humana (a pie), tracción animal (burro), tracción motriz (en camioneta y en camión cisterna -compra-) y la combinación de todos estos (Ocampo y Villarreal, 2014). Los principales medios de transporte son el burro y el acarreo a pie.
El agua para beber y cocinar se provee por los siguientes medios: agua de garrafón, entubada (red pública), pozo profundo o noria, río y arroyo, y agua de la lluvia. La estrategia es usar una fuente o la combinación de varias, tanto de propiedad y acceso individual (familiar) como de propiedad comunal y acceso colectivo, como se describe a continuación:
Agua potable de la red pública (agua entubada)
Del total de familias, 59.7 % (132) tiene agua entubada. La mitad de las familias (50.8 %) tienen como fuentes pozos profundos y la otra mitad (49.2o%) recibe agua de pozos noria y río o arroyos. De acuerdo con la clasificación de la UNICEF y la OMS (2004), son fuentes de suministro de agua potable no mejoradas. No aseguran un nivel de calidad y funcionalidad de los servicios (principalmente conexiones domiciliarias) (Jouravlev, 2004).
El agua de la red pública se distribuye por tiempo. En promedio, las familias reciben 1.4 horas cada 3.9 días. El acceso es muy irregular; 90.2 % (119) tiene agua todo el año, mientras que 9.8 % (13) solo tiene parte del año; la época de mayor escasez es entre enero y mayo.
El agua entubada que llega a cada hogar tiene diferentes usos, dependiendo de las necesidades de la familia y el volumen disponible. Los usos asignados son: consumo humano (beber y cocinar), aseo personal (baño), lavar ropa, lavar trastes, riego de plantas (macetas y pequeños espacios), consumo animal y elaboración de queso; 8.3 % (11 familias) usa el agua en las siete actividades; 100.0 % (132) aprovecha el agua en seis (excepto en la elaboración de queso); 37.9 % (50) la utiliza en cinco actividades (excepto para consumo humano y elaboración de quesos); y 5.3 % (7) para lavar ropa, lavar trastes, aseo personal y riego de plantas. Las que no usan el agua para el consumo humano se proveen de agua que compran de garrafón.
Compra de agua de garrafón
De las familias 38.1 % compran agua de garrafón de 19 litros. En promedio, el consumo por familia es de 6.6 garrafones por semana, lo que indica un consumo semanal de 25.1 litros per cápita (3.6 litros per cápita por día). El costo por garrafón es de $14.00 en promedio, lo que representa un gasto de $92.40 por semana y se compra todo el año. Básicamente, el agua se utiliza para beber y para la preparación de alimentos. Vázquez et al. (2014) reportan que las mujeres de Colonia Veracruz y San Pedrito en el estado de Hidalgo compran entre uno y cuatro garrafones, con un gasto promedio de $27.00 semanales por familia.
Trabajo humano (acarreo a pie)
El acarreo de agua se realiza de fuentes de propiedad comunal de acceso colectivo, como pozos tipo noria, ríos y barrancas; ocasionalmente de fuentes de propiedad privada. Esta se realiza todo el año, aumentando la intensidad en los meses de marzo, abril y mayo; 54 familias acarrean agua a pie. Las distancias son variables: 31.5 % (17 familias) recorren distancias entre 10 y 100 metros, 37.0 % (20) caminan entre 101 y 1 000 metros, y 31.5 % (17) entre 1 001 y 2500 metros. Respecto al tiempo empleado en ida y vuelta, 79.6 % (43) invierte entre cinco y 30 minutos, y 20.4 % (11) emplea entre 40 y 90 minutos. La OMS recomienda que la fuente de agua debe encontrarse a menos de 1000 metros del hogar y el tiempo de desplazamiento no debería superar los 30 minutos ida y vuelta (Naciones Unidas, 2010b).
Las distancias recorridas y los tiempos consumidos para el acarreo de agua son semejantes a los que ocurren en otras regiones; en Pozuelos, municipio de Chamula, Chiapas, en periodos de escasez de agua en la red, los integrantes de las familias y más las mujeres dedican entre dos y seis horas diarias (Soares, 2006). Las mujeres en Pudukuppam, India deben caminar entre uno y dos kilómetros para obtener agua potable y en Malwa, India; los residentes se desplazan a una distancia promedio de cuatro kilómetros para buscarla (Shiva, 2007). En Españita, Ixtacuixtla y Terrenate, en el estado de Tlaxcala, recorren entre 500 y 2000 metros diarios o cada tercer día (Ramírez, 2008).
La responsabilidad de acarrear agua es de toda la familia: esposa, esposo, hijas(os), nietos y suegros. 87.5 % (105 familias) realiza el acarreo de agua en familia y 12.5 % (15) se ejerce en forma individual (esposa, esposo o hijos(as). Cada familia acarrea en promedio 150 litros por día. Para hacerlo utilizan el cántaro de barro (20 l) o de lata (20 l), cubeta (entre 10 y 20 l) y botes (20 l). Hacen de dos a tres viajes por día; cada persona transporta entre 20 y 40 litros por viaje. Considerando 2.5 viajes por día de 30 litros cada uno, cada persona provee de 75 litros de fuentes de acceso comunitario.
Acarrear agua es una actividad cotidiana de la familia en muchas regiones de México; sin embargo, en muchos lugares la participación de la mujer (esposa) y los hijos (niños y niñas) es mayor. Soares (2006; 2007) reporta este fenómeno en una comunidad indígena en los Altos de Chiapas, al igual que Ramírez (2008) en comunidades de Tlaxcala. La mujer conoce más las necesidades de agua del hogar (Soares, 2007), por lo que su rol en la provisión es fundamental y resultan ser las más afectadas cuando falta el líquido (Domínguez et al., 2013), sobre todo en zonas de degradación ambiental y alta migración de mano de obra masculina donde la mujer asume las responsabilidades; entre éstas el acarreo de agua (Naciones Unidas, 2005).
Energía animal (acarreo en burro)
Algunas familias (132) utilizan al burro como medio de transporte. Por viaje, 67.4 % (89) emplea un burro; 29.5 % (39), dos; 2.3 % (3), tres; y 0.8o% (1), cuatro. Asimismo, 69.4 % (93) realiza entre uno y cuatro viajes por día. Considerando que cada animal transporta 60 litros por viaje y hace dos viajes al día en promedio, entre los dos animales proveen a la familia de 240 litros diarios.
Utilizan como depósitos el cántaro de barro (20 l), el bote de lata (20 l) y el cubo (20 l). 11.2 % (15 familias); pagaron entre $5.00 y $50.00 (promedio $17.00) por un viaje de agua en burro. La responsabilidad del acarreo en animal es compartida: 80 % de las familias se acompañaron y 20 % realiza el viaje en forma individual (solo la esposa, esposo, hijos. Las distancias y los tiempos son los mismos que el acarreo a pie, ya que se refieren a las mismas fuentes de propiedad comunal y acceso colectivo.
Diferentes comunidades con déficit de agua acarrean a lomo de burro como en Ojo de Agua, Puebla (comunidad indígena náhuatl); los burros cargan hasta 120 litros por viaje (Flores, 2012).
Tracción motriz (abastecimiento en camioneta)
De las familias, 40 acarrean agua en camioneta. Realizan entre uno y hasta cinco viajes semanales; 55.0 % (22) hace un viaje; 35.0 % (14), dos; y 10.0o% (4) de tres a cinco. La cantidad de agua trasportada semanalmente varía de 200 a 6000 litros por familia, con un promedio de 1978.8 litros por semana, equivalente a 282.7 litros por día por familia. Para acarrear agua se utilizan: tinaco rotoplas (1100ol), tonel de plástico (100 l) y tonel de fierro (200 l), y algunos utensilios de menor capacidad (20 l); 22 familias pagaron el servicio de camioneta con un costo entre $20.00 y $200.00 (promedio $113.00). La época de mayor acarreo es entre marzo y junio.
Tracción motriz (abastecimiento en camión cisterna)
De las familias 47 compraron agua de camión cisterna o pipa. El número de camiones pipas compradas varió de seis al año hasta uno por semana. 42.6o% (20 familias) compró entre uno y dos cada mes; 21.3o% (10), entre uno y dos por quincena; 19.1 % (9), entre uno y cuatro al año; y 17.0 % (8) hicieron compras variables: de uno a dos por semana, de uno a dos cada dos meses, y de tres a cinco cada tres meses. El volumen total comprado anualmente por familias es de 78 095.7 litros, lo que equivale a 214.0 litros por día por familia. La capacidad del camión cisterna es de 3000 litros (también existe de 10 000 litros, pero las familias compran parte del volumen del agua de acuerdo con su capacidad de almacenamiento), con costos de $120.00 a $300.00. El agua se consume en un periodo de 15 días a tres meses. Para depositar el agua utilizan tinacos rotoplas, (1 100 l), cisternas cuadradas (de 500 a 5000 l), tonel de fierro (200 l), tonel de plástico (100 l) y cubetas (20 l).
Los camiones cisterna utilizan fuentes de propiedad privada y comunal de acceso comunitario y privado localizados en Tehuitzingo, Ahuehuetitla, Palomas, Chinantla, Piaxtla, Acatlán, Amatitlán, San Jerónimo Xayacatlán y Chila de la Sal; 72.2 % (39 familias) desconoce la fuente de agua; 27.8 % (15) sabe que es de pozo profundo; 83.3 % (45) considera que es agua limpia; y 16.7 % (9), que no es de buena calidad, clasificadas como fuentes de suministro de agua potable no mejoradas, de acuerdo con la UNICEF y a la OMS (2004).
Cosecha de agua de lluvia
La recolección de agua de lluvia es una práctica antigua usada sobre todo por sociedades localizadas en zonas áridas y semiáridas. Ante problemas de escasez es una buena opción tecnológica para proveer agua para el consumo humano a nivel familiar, para los animales y para la agricultura (Anaya, 2010).
En la región de estudio la cosecha de agua de lluvia es una práctica que realizan las familias durante el periodo de mayo a agosto. Conectan mangueras de plástico a los techos de las casas y las conducen a diferentes depósitos para su almacenamiento. Los más utilizados son toneles de fierro (200 l), toneles de plástico (100 l), tinacos rotoplas (1 100 l), tanques o cisternas de cemento, piedra y block (entre 500 a 5000 l), botes (20 l), tinas (30 l), ollas (10 l), cubetas (entre 10 y 20 l), y todo tipo de artefacto que sirva para almacenar agua. Estudios realizados en Portezuelos, Chiapas testifican que durante la temporada de lluvias casi toda la gente recoge agua del techo y la almacena en varios trastes (Murillo, 2005).
En las comunidades de estudio, 100 % de las familias disponen al menos de un depósito. 10 % (22) tiene toneles, cubetas y ollas; 9.5 % (21) dispone de toneles y tinacos; 8.6 % (19) tiene solo toneles; 7.7o% (17) tiene toneles y tanques. Otro porcentaje igual dispone de toneles, tinacos y un tanque o cisterna, y otro número igual (17) utiliza toneles, un tanque o cisterna, cubetas y ollas. El otro 48.9 % (108 familias) utiliza estos mismos depósitos en diferentes combinaciones, sobresaliendo los tinacos rotoplas y los toneles de fierro y de plástico. En su mayoría, el abastecimiento de tinacos y toneles a las comunidades se debe a programas públicos.
Con la implementación del Proyecto Estratégico de Seguridad Alimentaria, las propias familias autoconstruyeron (en la primera etapa) 521 cisternas de ferrocemento para la captura y almacenamiento del agua de lluvia. Los volúmenes de almacenamiento son, entre 8364 y 20 044 litros, con una media de 13 453 litros por cisterna. El área de captación principalmente son los techos de las casas y otras construcciones techadas que se conectan con una canaleta de conducción.
La cosecha de agua de lluvia por medio de cisternas de ferrocemento contribuyó a aumentar los volúmenes de agua por familia, lo que ha permitido reorganizar las estrategias para la gestión del agua, disminuyendo el acarreo, comprando más agua de camión cisterna, sembrando el huerto familiar y abrevando a los animales.
Las cisternas de ferrocemento han sido una de las técnicas más utilizadas para la captación y el almacenamiento de agua para los hogares. En África del Sur, la cosecha de aguas pluviales para el uso doméstico (con cisternas) ha proporcionado el recurso a los hogares y ha resultado una de las alternativas más prometedoras para el suministro de agua ante la creciente escasez y demanda de agua (Sazakli et al., 2007, citado en Mwenge et al., 2007).
En general, las diferentes estrategias de apropiación del agua se han construido por los propios habitantes, ajustándose a las restricciones naturales, al tiempo, al lugar, a la tecnología y a la cantidad del recurso disponible, y con reglas de provisión de trabajo, materiales y dinero (Ostrom, 2011). El acceso al agua no se da en forma natural; está condicionado por las estrategias de apropiación que desarrollan los actores sociales (Cáceres y Rodríguez, 2014).
Conclusiones
Se planteó examinar las fuentes de agua disponibles, el derecho a su uso y las estrategias de apropiación implementadas para su acceso en una condición de escasez física del agua, por lo que el debate radica en comprender la forma de relación física-ecológica y social entre la sociedad con la naturaleza para su apropiación, donde se construyen diferentes mecanismos, procesos y relaciones sociales que afectan la capacidad de la gente para beneficiarse de los recursos.
Por naturaleza, la región mixteca es limitativa en el recurso hídrico. Su clima semiárido y la orografía escarpada dificultan a las comunidades rurales acceder a fuentes de agua en cantidad y calidad para su desarrollo. Las condiciones impuestas por la naturaleza han obligado a los habitantes a reconocer cada espacio de su territorio para ubicar las fuentes naturales de agua y la construcción de fuentes artificiales para aumentar el volumen hídrico. En general, las familias reconocen la ubicación de las diversas fuentes de agua superficial y subterránea, y se han ocupado de los acondicionamientos para su extracción y disfrute.
La presencia de diversas fuentes de agua no es relativa a la disponibilidad en el hogar. El derecho al uso del agua está relacionado con la propiedad de la fuente de agua y al espacio natural donde esta se encuentra. Cuando la fuente de agua se localiza en terrenos de propiedad privada (familiar), el derecho al uso del agua es privado; es decir, el acceso solo es para la familia propietaria (en ocasiones se comparte con otras familias), y cuando la fuente de agua se encuentra en terrenos de propiedad comunitaria o comunal, el derecho es de acceso colectivo, ya sea para un grupo de familias o para toda la comunidad o para varias comunidades. Cuando es propiedad del Estado, el acceso es libre. En el derecho colectivo los usuarios establecen diferentes mecanismos para el acceso al agua en función de sus recursos, capacidades y normas o leyes consuetudinarias locales.
Sin embargo, el volumen apropiado por cada familia difiere en función de la disponibilidad de recursos materiales, económicos y humanos, provocando desigualdad social. Estas son condiciones para que cada familia implemente su estrategia de apropiación: acarreo (a pie, en burro, o en camioneta), compra en garrafón y de camión cisterna, y cosechar agua de lluvia. La tarea más difícil es acarrear agua para el uso personal y doméstico, y en esta actividad los burros resultan de mucha utilidad.
Sin embargo, el volumen disponible por familia no puede considerarse como suficiente para llevar una vida digna, sobre todo por la forma en que se accede al recurso, realidad que obliga a buscar otras estrategias colectivas con participación de los gobiernos municipal, estatal y federal, para que todas las familias tengan una fuente de agua mejorada de la red pública.
El conjunto de prácticas y acuerdos para el acceso al agua han definido el estilo de vida en las comunidades, que incluye el reconocimiento del territorio (ecosistemas) para localizar las fuentes de agua, la construcción de pequeñas obras para la captación, el uso de energía humana, animal y mecánica para su traslado y abasto, y las normas y leyes de uso para satisfacer las necesidades humanas y practicar la ganadería y la agricultura a pequeña escala.
Lo anterior demuestra la capacidad de las comunidades para enfrentar la escasez física del agua no resuelta por el Estado y la adaptación a los cambios naturales y sociales. Para su apropiación se han adoptado estrategias de acción individual y colectiva con reglas acordadas y respetadas por todos los apropiadores, basadas en relaciones físico-biológicas y sociales.