Introducción
A finales del siglo XIX y principios del XX, los árabes4 fueron uno de los grupos que en el marco de las grandes migraciones se establecieron en el espacio caribeño (Inoa 1991; Marín Guzmán 1997; Akmir 2009; Rhenals Doria 2022). República Dominicana no estuvo exenta de este proceso. Aunque fue un destino secundario, similar al caso colombiano (De Moya Guerra 2018), muchos de ellos terminaron estableciéndose en el país, donde incursionaron en diversos sectores como el comercio, y a esa actividad le siguieron otras como la agricultura, la ganadería y la industria. En menos de una generación fueron creciendo y consolidándose económicamente. A partir de la segunda generación, los hijos empezaron a estudiar en las universidades y a incursionar en la política, lo que constituyó uno de los mecanismos clave en su integración en la sociedad dominicana en particular y en el Gran Caribe en general.
Sin embargo, la literatura sobre la participación política de los árabes en los países del Caribe ha sido muy limitada, abordándose esencialmente como un subtema dentro de trabajos más generales (Menéndez Paredes 1999; Bahajin 2008; Fawcett 1991; Carrillo Ramírez 2012; Viloria de la Hoz 2003; MINCULTURA 2016). Dos trabajos constituyen la excepción, los cuales estudian con más profundidad el tema en la región. En su obra Los árabes de Honduras: entre la inmigración, la acumulación y la política (2008), Darío Euraque analiza el papel político que desempeñaron en Honduras en la segunda mitad del siglo XX. De igual manera, con más precisión y documentación, Massimo Di Ricco Filling the gap: the Colombo arabes emergence as political actors in Barranquilla and the Caribbean región (2014) aborda desde una investigación exploratoria la participación de los colombo-árabes en la política local, regional y nacional, con un enfoque especial en la ciudad de Barranquilla y la región Caribe colombiana.
En República Dominicana, la participación política de los árabes ha tenido impacto con la llegada de muchos de ellos a la élite de gobierno. Sin embargo, no se han desarrollado estudios sistemáticos y rigurosos sobre su participación en los procesos políticos que vivió el país en la segunda mitad del siglo XX. Los pocos trabajos que abordan esta migración sólo les dedican un acápite puntual. Orlando Inoa, en su obra Trabajadores inmigrantes en República Dominicana, publicada en 2018, le dedica un capítulo al tema de los migrantes árabes y ahí mismo, como subtema, describe la presencia de estos inmigrantes en la dictadura de Trujillo. En una visión descriptiva más general, Leónidas Sánchez Javier, en su libro Los árabes y sus descendientes en la República Dominicana, ofrece una descripción de manera resumida de la presencia de algunos migrantes árabes en la política.
Por tanto, existe un vacío historiográfico respecto a cómo la política se convirtió en un mecanismo de integración y cómo fue evolucionando la participación de los inmigrantes árabes en la esfera política a partir de la segunda mitad del
XX. Precisamente este artículo pretende, desde la perspectiva de una investigación exploratoria, analizar el impacto de estos inmigrantes en la política dominicana en la segunda mitad del siglo XX. A través de fuentes del Archivo General de la Nación, de la Junta Central Electoral y el Archivo Histórico de Santiago se aborda el posicionamiento político que lograron en la dictadura de Trujillo y su participación en el periodo de la historia republicana contemporánea hasta que algunos de sus miembros se convirtieran en parte de la élite política del país.
Para tales fines se parte de una breve contextualización, con el análisis de su llegada y ascenso económico-social y las diversas posiciones políticas que asumieron en el marco de la dictadura de Trujillo, así como su participación en el asesinato del tirano en 1961. Inmediatamente se revisa el papel desempeñado en el proceso de democratización, su integración a los movimientos políticos de izquierda y su ascenso desde las esferas locales hasta alcanzar la presidencia de la República entre 1978 y 2020.
Ascenso económico y vinculación a la política en el marco de la dictadura de Trujillo
Históricamente, República Dominicana ha sido un país marcado por las migraciones.5 A finales del siglo XIX los árabes empezaron a llegar al país motivados por factores diversos que incluyen el deterioro económico, los efectos de la quiebra de la industria de la seda, la persecución religiosa6 y la opresión política (Fawcett 1991, 9; Fawcett & Posada Carbó 1998; Viloria de la Hoz 2003, 6-13; Rhenals Doria 2022). Emigraron buscando nuevas oportunidades y muchos de ellos se establecieron en República Dominicana ejerciendo una significativa influencia en su desarrollo.
Llegaron en un contexto histórico en el que el país entraba en un acelerado proceso de modernización. Esta situación “fue aprovechada por los nuevos inmigrantes para innovar actividades económicas en el país, que, como la venta a crédito, las tiendas tipo bazar, las plazas de mercado, etc., permitieron acumular en un primer momento el dinero necesario para luego pasar a otras actividades económicas de mayor importancia” (Inoa 1991, 36). Atrajeron su público “sobre la base de un novedoso sistema de venta casa por casa y pagos parciales que beneficiaba grandemente al pueblo por sus módicos precios” (Espinal Hernández 2009). Sin embargo, esa particular forma de inserción en la dinámica comercial dejó sentir sus efectos en los diversos pueblos del país donde se establecieron, como Santo Domingo, Santiago de los Caballeros, San Francisco de Macorís, San Pedro Macorís, Puerto Plata y Barahona.
Esta situación provocó hostilidad en contra de los árabes, lo que se refleja en la prensa de la época.7 Incluso, en 1904, las presiones del sector comercial impulsaron el sometimiento de un proyecto de ley que buscaba prohibir el comercio árabe, aunque no logró prosperar. A estas dificultades en el ámbito comercial, se agrega que los árabes llegaron en el marco de una corriente de pensamiento que no los incluía dentro del ideal de inmigración (Castro y Lafontaine 2019). Una realidad que no era exclusiva del país sino común a diversos territorios latinoamericanos, donde en las últimas décadas del siglo XIX y durante las primeras décadas del siglo XX, “las élites intelectuales y políticas latinoamericanas y en gran parte caribeñas estuvieron plenamente convencidas de que para alcanzar el progreso económico y avanzar hacia un sostenido proceso de civilización era imperativo atraer migrantes europeos” (Rhenals Doria 2022, 35).
Sin embargo -y a pesar de las limitaciones-, en muy poco tiempo fueron ascendiendo económicamente y empezaron a dominar el comercio local.8 En Santiago de los Caballeros, por ejemplo, “aparecen como merceros, propietarios de tiendas mixtas, peleterías y curtiembres, almacenistas, corredores de mercancías, procesadores de tabaco, pulperos y especuladores” (Espinal Hernández 2009).
A través de diversas estrategias, en los años siguientes fueron creciendo y consolidándose. Participaron en la creación de cámaras de comercio, como la de Santiago en 1914 (De los Santos 2014) y alcanzaron diversas posiciones, incluyendo la presidencia de la Cámara de Comercio de Santo Domingo, para llegar a desempeñar una función importante en el fortalecimiento de estas instituciones que promueven el desarrollo a través de sus actividades comerciales e industriales.9 El ascenso y consolidación económica lograda por los migrantes, así como las diversas estrategias que implementaron, les permitieron progresivamente pasar de “indeseables en portadores de progreso” e ir insertándose de manera paulatina en la sociedad dominicana.
La política fue uno de esos mecanismos de integración que utilizaron, especialmente los de segunda y tercera generación. En la primera generación la política no se convirtió en un aspecto decisivo en su consolidación y proceso de inserción social similar al caso del caribe colombiano (Rhenals Doria 2022, 225). Contrario a países como Uruguay, Chile, Argentina o Brasil, donde los inmigrantes participaron en actividades políticas, en República Dominicana su participación fue muy limitada hasta el ascenso de Trujillo al poder.
La participación política de las comunidades migrantes en los países de destino y origen constituye un tema clave en el marco de los estudios migratorios donde se incluyen cuestiones como “la participación de la comunidad civil en la vida pública o la integración y la cohesión social” (Pérez-Caramés 2018, 486). Sin embargo, la participación política “asume diversas formas desde la competencia en la arena electoral, la inscripción e intervención en las variadas actividades de los partidos políticos, la organización de movilizaciones, cada una de las cuales tiende a influir en la formación de las decisiones colectivas” (Modolo 2014, 352). Siguiendo la concepción de Pérez Caramés y Modolo, en República Dominicana la participación política de los migrantes árabes fue muy escasa en las primeras décadas del siglo XX. Sin embargo, esa realidad cambiará a partir de los años 30 cuando Trujillo asciende al poder. Durante la dictadura de Trujillo (Capdevila 2000; De Galíndez 2002; Paulino Ramos 2020) los miembros de la comunidad árabe no mantuvieron una posición uniforme, sino que se fueron moviendo entre el apoyo a la dictadura y la oposición al régimen.
El apoyo de un sector de la comunidad árabe se expresó fundamentalmente en tres campos de acción: la integración al tren gubernamental como funcionarios del régimen, la propaganda de legitimación del trujillismo y el apoyo a la reelección del tirano. Será a finales de la década de los años treinta cuando “los árabes empezaron a ser tomados en cuenta por Trujillo e incluidos en el tren gubernamental con posiciones en el gobierno, aunque de manera tímida” (Inoa 2018, 235). Su participación política en la década de los cuarenta seguirá creciendo y en la década de los cincuenta alcanzará posiciones políticas de gran impacto a nivel de Secretaría de Estado.
Un segundo componente de la vinculación de un sector de la comunidad árabe está relacionado con el apoyo y difusión a la propaganda de legitimación del trujillismo. Una de las fuentes importantes que puede evidenciar dicho apoyo se encuentra en la Revista Libanesa, fundada el 20 de julio de 1943 y que llegó a difundirse en gran parte del Gran Caribe.10
En el trujillismo la trilogía de orden, paz y progreso será una composición que se mantendrá presente en su propaganda. En su visión, “la paz y el orden se habían logrado gracias a que con el dictador se había conseguido superar el caciquismo, el caudillismo y la inestabilidad política que imposibilitaban la construcción de un Estado organizado y una sociedad en paz que cimentara las bases del progreso” (Genao 2018, 105).11
Rafael Leonidas Trujillo Molina será presentado como el modernizador y el auténtico arquitecto del moderno Estado nación dominicano. Sin embargo, “la mayor expresión de la representación de los valores que la sociedad dominicana debía asumir para orientar su conducta por los caminos del bien estaba expresado en el lema del Partido Dominicano fundado por Trujillo el 2 de agosto de 1931 el cual se convirtió en un aparato político, doctrinario y propagandístico” (Genao 2018, 105)12. El partido tenía como lema las palabras Rectitud, Libertad, Trabajo y Moralidad,13 las cuales coincidían con las letras del nombre y apellido del tirano.
A lo largo de las publicaciones de la Revista Libanesa, estos valores aparecen de manera constante aplicados a la figura de Trujillo. Por ejemplo, con motivo de su 15 aniversario como presidente, se señala que:
Se cumplen quince años de su ascensión al poder, se cumplen tres lustros de paz, progreso y adelanto moral y material, se cumple un nuevo año de justo regocijo y gratitud para el pueblo dominicano […] Libanesa se une al clamor popular en este nuevo aniversario de la magnífica era de trujillo y se asocia con verdadera devoción, con inmenso placer y entusiasmo al regocijo del que goza el pueblo mientras formula sus mejores votos por la salud del jefe.14
Durante la dictadura de Trujillo el culto a su figura fue constante (Mateo 2016, 329-353; Vega 2009, 19-38). Su megalomanía se expresó en el empleo del nombre del dictador en la nomenclatura de paseos, parques, carreteras, escuelas, hospitales y ciudades. Un sector de la comunidad se mantuvo en esa misma línea discursiva. Orlando Inoa señala que “la colonia árabe no dejaba pasar una conmemoración importante para manifestar su apoyo al régimen de Trujillo” (Inoa 2018, 236).
Además, el uso de diversos títulos como “Benefactor” e “Ilustre”, que recibió el dictador, era expresión de un delirio glorificante de su persona, aspecto que está presente en muchos dictadores. En la Revista Libanesa es recurrente el uso de dichos títulos para referirse a Trujillo. Entre la gran cantidad de títulos que recibió están el de Primer Anticomunista de América, Paladín de la Libertad, Salvador de la Patria, Salvador de la Dignidad Nacional, Benefactor de la Patria, Padre de la Patria Nueva15 y Restaurador de la Independencia Financiera del país (Clime 1996; Derby 2016).
Un tercer componente fue la reelección. El apoyo político se muestra a través de los diversos editoriales y artículos a favor de la reelección de Trujillo o el apoyo al candidato electo por éste: “Natural es que Libanesa se sume al movimiento nacional al insigne Benefactor de la Patria un nuevo periodo de gobierno, que ha de ser, como sus anteriores, pródigos en beneficios”.16
Sin embargo, otro segmento de la comunidad árabe no mantuvo la posición de apoyo a la dictadura. Desde el inicio del gobierno de Trujillo hubo un sector que participó en la resistencia contra el régimen. De hecho, “pocos estudiosos de la historia dominicana se han detenido a observar la resistencia que hicieron algunos árabes a la consolidación de la dictadura de Trujillo” (Inoa 2018, 232). El más activo, pero poco estudiado en la historiografía dominicana, fue Salomón Haddad, quien era un comerciante árabe establecido en Mao. Fue lugarteniente del general Desiderio Arias y uno de sus mejores amigos. Acompañó al general Arias en el levantamiento armado en contra de la dictadura de Trujillo que les costó la vida a ambos (Vega 2014; Gómez de Morel 1996; Darío Herrera 2018).
Su muerte fue reseñada en la prensa señalando que
fue sorprendido en un encuentro en las cercanías de Piloto, el árabe Salomón Haddad, por un pelotón del Ejército Nacional comandado por el valiente y aguerrido capitán Mélido Marte […] el capitán Marte le envió al Turco un parlamento para que se acogiera a las garantías dadas por el presidente de acuerdo con su proclama, pero el Turco contestó que […] no se presentaría, que él se había ido al monte para tumbar el gobierno y que continuaría su campaña y entonces el capitán lo persiguió hasta localizarlo y fusilarlo a balazos.17
Otro acontecimiento de gran relevancia en la resistencia antitrujillista fue la Expedición de Constanza, Maimón y Estero Hondo en 1959, organizada por el Movimiento de Liberación Dominicano. Enrique Jiménez Moya, fue el comandante en jefe del Ejército de Liberación Dominicana, que arribó al país el 14 de junio de 1959 (Brache 1985; Cordero Michel 2009; Isalguez 1980). En esa expedición que no tuvo éxito en el orden militar, pero influyó en la caída del régimen de Trujillo e inspiró a los creadores del Movimiento Revolucionario 14 de junio, estuvieron involucrados los árabes Antonio Javier Achécar Kalaf (quien fue del grupo que llegó por aire en Constanza), el doctor Miguel Álvarez Fadul y Saturnino Rizek (quienes desembarcaron por Maimón, Puerto Plata).
En la etapa final de la dictadura la participación de los árabes fue más diversa en los grupos que se oponían a Trujillo. Varios de ellos formaron parte del grupo los Panfleteros de Santiago, movimiento integrado por jóvenes que, en 1959, se organizaron para distribuir hojas y escribir grafitis antitrujillistas, lo que desató contra ellos una persecución. Treinta y ocho jóvenes fueron asesinados, entre ellos, Jorge Khoury (Cordero Michel 1987; Veras 2009).
En 1961, en el complot que culminó con el asesinato del dictador Rafael Leonidas Trujillo, estuvo implicado Salvador Estrella Sadhalá, hijo del general Pedro Antonio Estrella y de Paulina Sahdalá. A Estrella Sadhalá lo involucró en la conspiración Antonio de la Maza, a principios de 1961. Tras el asesinato de Trujillo, se desató una persecución contra todos los involucrados (Balcácer 2007). Salvador, acorralado por el Servicio de Inteligencia Militar (sim), se entregó y fue asesinado, junto a otros compañeros, el 18 de noviembre de 1961, en la Hacienda María (Estrella Mieses 1998).
De la inestabilidad política a la democratización 1961-1978
Con la desaparición física del dictador el 30 de mayo de 1961 se despertaron las energías políticas del país e inició un intenso proceso de democratización. Surgieron actores que la “dictadura había reprimido o marginado: exiliados políticos, partidos políticos, sindicatos, asociaciones de profesionales y empresariales, organizaciones estudiantiles, posibilitando que en los meses siguientes el sistema político dominicano sufriera una transformación” (Moya Pons 2015, 587).
La activación de la lucha política en todos los sectores sociales, también influyó en los descendientes árabes. Éstos, desde el inicio de la nueva situación, se incorporaron a distintas corrientes políticas que fueron surgiendo, corrientes de izquierda, centro izquierda y de derecha, como puede evidenciarse en las elecciones del 20 de diciembre de 1962 y en los procesos políticos electorales posteriores (Sánchez Javier 2000).
En 1962 el Consejo de Estado organizó las primeras elecciones libres después de la muerte de Trujillo (Guerrero 1988; Justo Duarte 2015; Reynoso Sicard 2016; Lora 2010; Sánchez Javier 2000). El 20 de diciembre de ese año se celebraron las elecciones en las que salió electo el profesor “Juan Bosch candidato del Partido Revolucionario Dominicano (prd) con el 58.7% de los votos emitidos frente a Viriato Fiallo, candidato de la Unión Cívica Nacional (ucn) que obtuvo 30.07%” (Jiménez Polanco 1993, 125). Este proceso electoral mostró el progresivo proceso de integración de los descendientes de árabes en la sociedad dominicana. Participaron en diversos grupos políticos en los que lograron entrar al Congreso Nacional como senadores y diputados, y en el ámbito municipal como síndicos y regidores.
En el Congreso lograron cinco escaños. El senador José Américo Hue (La Romana) y los diputados Teófilo Juan Risk (Peravia-prd), Bienvenido Hazín (San Juan de la Maguana-pnrd), Ruddy Antonio Haché (El Seibo-PRD) y Miguel Ángel Brito Matta (Santiago-ucn). Mientras que en el ámbito municipal la situación fue más variada y triunfaron los síndicos Jorge Gobaira (Santiago-ucn) y Sadik Baba Beato (Moca-ucn). Como regidores Pedro Melgen (San Cristóbal-prd), Jorge Elías Isa (San José de Ocoa-prd), Romes Arbaje Abdanur (El Cercado-ucn); Juan Michel Kair (Miches-ucn); José Abud (Constanza-prd), Antonio Elmúdesi (Salcedo-ucn), Alejandro Tabar (Salcedo-prsc) y Hostos Risik (Nagua-ucn), y por el municipio de Santiago Miguel Ángel Lama, José Antonio Tallaj y José Antonio Hadad por la UCN.18
Estas elecciones y sus resultados muestran que los descendientes de árabes no se posicionaron de manera homogénea en una tendencia política, sino que mostraron una diversidad, aunque con un predominio del prd en el centro izquierda y la ucn en la derecha. Su participación no se redujo a los cargos electivos, sino que también -en menor grado que en los años 50 de la dictadura de Trujillo- formaron parte del gabinete del gobierno de Bosch con el Lic. Jacobo Majluta como secretario de Estado de Finanzas y secretario de la Presidencia.
Siete meses después de juramentado como presidente de la República, Juan Bosch fue depuesto por un golpe de Estado19 en el que Elías Wessin y Wessin-influyente militar de origen árabe- participó de manera activa. Formó parte de la Junta Militar20 que posteriormente dio paso a la creación del Triunvirato. Líder del Clan de San Isidro, uno de los grupos que operaba en el interior de las Fuerzas Armadas en la época, Wessin y Wessin era el más fuerte entre los caudillos militares; era el sostén principal del Triunvirato (Darío Herrera 2019) y operaba durante dicho gobierno como una especie de primus inter pares cuyo poder iba más allá del Centro de Entrenamiento de las Fuerzas Armadas, cefa (Gleijeses 2018, 131).
Fue una figura fundamental en uno de los bandos que luchó durante la Revolución de Abril, en 1965, en contra de la vuelta de Bosch al poder y, luego, en contra del Gobierno Constitucionalista. En dicho proceso histórico, participaron descendientes de árabes en defensa de la vuelta a la Constitución de 1963 y el retorno de Bosch al poder, en defensa de la soberanía nacional durante la segunda intervención militar de Estados Unidos a partir del 28 de abril de 1965 y como miembros del Gobierno Constitucionalista que dirigió el coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó. El gabinete del gobierno de Caamaño contó con Jottin Cury, como ministro de Relaciones Exteriores; Luis Scheker, gobernador del Banco Central; José Rafael Abinader, ministro de Finanzas; César Estrella Sadhalá, embajador ante los gobiernos de Europa Occidental; y Hugo Tolentino Dipp, miembro del núcleo asesor del presidente Francisco Alberto Caamaño Deñó (Gatreaux Piñeyro 1989).
En 1966, con el ascenso de Balaguer al poder, un nuevo esquema de dominación política se impuso en República Dominicana y una nueva etapa política (Lozano 1985). Este nuevo modelo de dominación sociopolítica “se caracterizaría por una intricada articulación entre una modalidad autoritaria de ejercicio del poder, la reforma conservadora de la economía y el fortalecimiento de actores del empresariado” (Lozano 2018, 187).
En las elecciones de 1966 y los procesos electorales que vivió el país en los llamados “Doce Años de Balaguer (1966-1978)” se fue ampliando levemente la presencia política de los árabes en las diversas formaciones. Si en las elecciones de 1962 las organizaciones políticas por las que participaron fueron relativamente parejas -entre grupos políticos de derecha como la ucn y de centro izquierda como el prd-, no sucedió lo mismo durante los Doce Años de Balaguer, donde la gran mayoría apostó en el Congreso Nacional por el derechista Partido Reformista (PR) y en menor medida por el PRD y el Movimiento Nacional de la Juventud (MNJ).
La obtención de cargos electivos durante las elecciones celebradas en el periodo de los Doce Años de Balaguer permitió avanzar en su integración en la sociedad. La obtención de cargos no sólo se realizó en el ámbito congresual
-senadores y diputados-, sino que también ocurrió en el ámbito municipal en una mayor escala en términos cuantitativos y con una mayor diversidad con respecto a los partidos políticos por los cuales fueron electos. En muchos casos, el espacio local sirvió de plataforma común para participar, posteriormente, a nivel provincial y nacional.
Sin embargo, la participación política de los migrantes árabes no se expresó exclusivamente en partidos de derechas o de centro, sino que hubo una presencia significativa en los diversos movimientos políticos de izquierda que gravitaron en la política dominicana y que estuvieron influidos por el marco histórico de la Guerra Fría. En el caso dominicano, estos políticos de ascendencia árabe rompen la imagen generalizada sobre el político árabe en Latinoamérica, etiquetado como “hombre adinerado y militante de un partido conservador”.
La izquierda dominicana y la participación política de los árabes
Los descendientes de árabes tuvieron una destacada presencia, tanto en los partidos de izquierda como en las centrales obreras. Socialmente, “los árabes militantes de partidos de izquierda y de movimientos sindicales pertenecen en general a la clase media. Su trayectoria política empieza generalmente en la universidad dentro de las organizaciones estudiantiles” (Akmir 2009, 46).
Desde los años cuarenta tienen una manifiesta participación en los partidos comunistas implantados en Latinoamérica. En República Dominicana, el periodo de 1961-1978 estuvo marcado por una participación activa en las luchas durante el proceso de democratización, a través de diversas formaciones, especialmente en el Movimiento Revolucionario 14 de junio (1J4), el Movimiento Popular Dominicano (MPD) y otros grupos de izquierda que gravitaron en la escena política dominicana.
El 1J4 fue uno de los partidos políticos a través del cual se integraron a la política varios jóvenes de segunda generación. Tras el golpe de Estado a Juan Bosch, el movimiento dirigido por Manuel Aurelio Tavárez Justo se levantó en armas en contra del golpe y en defensa de la vuelta a la constitucionalidad (Cassá 2007). De los participantes en el foco guerrillero algunos se entregaron voluntariamente, otros fueron capturados en el escenario y otros fueron apresados en diversos puntos del país. Entre ellos, se encontraban el Ing. Miguel Lulo, Orlando Mazara, Rafael Chaljub Mejía, Emil Elías Esmúrdoc y Narciso Isa Conde, de ascendencia árabe (Grullón 2006, 90).
Durante la Revolución de Abril de 1965, la izquierda dominicana luchó a favor de la vuelta de Bosch y en defensa de la soberanía nacional tras la intervención militar de Estados Unidos. Uno de sus miembros, Amín Abel Hasbún, se integró a un comando dirigido por el 1J4 y trabajó, junto a militares constitucionalistas y otros dirigentes políticos, en la formación de la Academia de Instrucción Político-Militar 24 de Abril. Además, se integraron Narciso Isa Conde y Orlando Mazara.30
Cuando Balaguer asciende al poder en 1966, uno de sus objetivos estratégicos fue la desarticulación del movimiento popular que había surgido en el marco de la Revolución de Abril de 1965: militares constitucionalistas y la izquierda armada. Para ello recurrió a la represión como mecanismo de control político y social. Con el apoyo de la inteligencia estadounidense, en el marco de la Guerra Fría, se aplicó una política de eliminación de muchos dirigentes de izquierda quienes se encontraban algunos de ascendencia árabe, que militaban en estos movimientos y que desempeñaron una función signicativa durante estos procesos.
En ese sentido, el 11 de febrero de 1967, en el paraje de Monte Arabia, San José de Ocoa, fue asesinado Orlando Mazara, dirigente del 1J4.31 El impacto de la muerte de Mazara, en el movimiento revolucionario, influyó en el proceso de decadencia de esta organización política. Con la muerte de “Orlando Mazara y las divergencias sufridas a lo interno de la agrupación, quedó sellado el final del sueño guerrillero, y su desaparición como partido de izquierda” (Paulino Ramos 2017).
Tres años más tarde fue asesinado el dirigente del mpd, Amín Abel Hasbún. Formó parte del 1J4, del que fue elegido miembro del Comité Central, ocupando la Secretaría de Finanzas de esa organización (Santana 2001). En diciembre de 1966 pasó a formar parte del mpd, donde trabajó en el aparato urbano y posteriormente en el rural. El 24 de septiembre de 1970, Abel Hasbún “había sido arrestado [por la Policía Nacional] unos minutos antes de su muerte y era sacado de su residencia cuando se les mató de un disparo en la sien”.32
Una de las acciones armadas más importantes en contra del gobierno de Balaguer lo constituyó el “Desembarco de Playa Caracoles”, en 1973. La operación fue dirigida por Francisco Caamaño con el propósito de iniciar un frente guerrillero contra el gobierno autoritario de Joaquín Balaguer. Después de trasladarse a la Cordillera Central, el 16 de febrero, Francisco Caamaño y algunos de sus compañeros fueron capturados y ejecutados. En el grupo participó y cayó abatido Heberto Giordano Lalane José (Hermann 1980; Isa Conde 2016). Hombre de entera confianza de Caamaño, era oriundo de Samaná, se integró al 1J4 y participó en la guerra de abril de 1965 en el bando constitucionalista.
Otro caso de gran trascendencia fue el asesinato, en 1975, del periodista y dirigente comunista Orlando Martínez Howley. Nacido en 1944 en las Matas de Farfán y dirigente del Partido Comunista Dominicano (pcd), se destacó por sus constantes denuncias ante la represión, las torturas y las injusticias sociales que imperó durante los 12 años del régimen de Balaguer. Fue asesinado el 17 de marzo de 1975.
A pesar de que en 1978 el Partido Comunista Dominicano (pcd) fue legalizado, convirtiéndose en el primer partido comunista en participar en unas elecciones generales en el país33 en las décadas de 1980 y 1990, fue decayendo o perdiendo peso político entre los partidos de izquierdas y disminuyendo la presencia árabe en dichos grupos. Además de la arremetida contra la izquierda durante los Doce Años de Joaquín Balaguer y la actuación de agentes de inteligencia al servicio de Estados Unidos, en medio de la Guerra Fría, hay que destacar el impacto de la idea que manejaron sus dirigentes de que las elecciones no eran la vía para alcanzar el poder. A estos factores, que influyeron en la decadencia de la izquierda dominicana, hay que incluir el fracaso para superar el personalismo, la división y las luchas internas entre los diversos grupos. Estas situaciones imposibilitaron la articulación de una organización comunista poderosa con opción real de poder.
De la democratización al solio presidencial y a la élite del poder político: 1978-2020
En 1978, Balaguer fue derrotado por Antonio Guzmán del prd con el cual se inició la ola de aperturas políticas que se expandió por América Latina en los años ochenta (Espinal 1994; Jiménez Polanco 1994). El periodo histórico que abarca desde 1978 hasta 2020 estará marcado, particularmente, por la ampliación y consolidación en los espacios de poder de la segunda y tercera generación de inmigrantes árabes en República Dominicana y en varios países del Gran Caribe, hasta convertirse -algunos de sus miembros- en parte de las élites políticas.
En ciencia política “el concepto de élite política es indisociable del de representación política y por tanto puede ser definido como miembro de la élite aquel personero político que, a través de su posición, prestigio -o influencia- participa directa o indirectamente en el proceso de toma de decisión y elaboración de políticas” (Albala 2016, 13). La trayectoria política y los espacios del poder que alcanzaron, así como el posicionamiento que tienen en la actualidad, permite considerar que muchos de ellos se han convertido en parte de la élite política dominicana.
República Dominicana fue el tercer país del Gran Caribe34 en tener a un miembro de segunda generación como jefe del Gobierno: el destacado dirigente político Jacobo Majluta. El 4 de julio de 1982, tras el suicidio del presidente Antonio Guzmán (Báez Guerrero 2009), Majluta es juramentado como jefe de Estado y de Gobierno, convirtiéndose en el primer descendiente de árabes en ser presidente de República Dominicana. En el periodo 1982-1986, logró la senaduría del Distrito Nacional y la presidencia del Senado de la República. Para 1986, el Partido Revolucionario Dominicano lo postuló como su candidato a la presidencia, perdiendo por un estrecho margen de Joaquín Balaguer. Luego, disputó el liderazgo del prd con José Francisco Peña Gómez. Posteriormente, renunció al partido y fundó en 1990 el Partido Revolucionario Independiente (PRI) (Majluta 1992), por el que participó como candidato presidencial en las elecciones de 1990 y 1994.
El ascenso al poder de Majluta en 1982 y su papel en la política dominicana es una muestra, por un lado, de la consolidación de la integración política de los descendientes de migrantes árabes y, por otro, del papel que desempeñaron en la política dominicana. Esta realidad se tradujo en el aumento de descendientes de estos migrantes en el Senado y la Cámara de Diputados (ver Tabla 3) y la integración en el tren gubernamental en los diversos gobiernos desde los años ochenta hasta el 2020.
Año | Senadores | Diputados |
---|---|---|
198235 | 1 | 4 |
198636 | 2 | 5 |
199037 | 1 | 2 |
199438 | 2 | 6 |
199839 | 2 | 8 |
200240 | 1 | 10 |
200641 | 1 | 7 |
201042 | 3 | 6 |
201643 | 3 | 8 |
202044 | 2 | 6 |
Fuente: elaboración propia a partir de datos de las gacetas oficiales.
La evolución de la participación política de los árabes de segunda y tercera generación cobró mayor fuerza en el país a partir de 1978. No sólo en el ámbito local y provincial a través de posiciones como regidores, síndicos, diputados y senadores sino aspirando a dirigir el país al competir en las elecciones por la presidencia de la República. Desde 1978 hasta 2020 han ocupado cargos a nivel de ministros en todos los gobiernos (1978-1982;1982-1986;1986-1990;1990-1994;1994-1996;1996-2000;2000-2004;2004-2008; 2008-2012; 2012-2016;
2016-2020), y desde el mismo año (ver Tabla 4) han participado aspirando a la presidencia de la República en todos los procesos electorales que se han celebrado, con excepción de la segunda vuelta de 1996.
Año | Nombre del candidato | Partido político | Votación |
---|---|---|---|
1978 | Narciso Isa Conde | Partido Comunista Dominicano | 9 828 |
Elías Wessin | Partido Quisqueyano Demócrata | 5 661 | |
1982 | Elías Wessin | Partido Quisqueyano Demócrata | 35 355 |
José Rafael Abinader | Alianza Social Demócrata | 9 208 | |
Narciso Isa Conde | Partido Comunista Dominicano | 18 481 | |
1986 | Jacobo Majluta | Partido Revolucionario Dominicano | 833 837 |
Narciso Isa Conde | Partido Comunista Dominicano | 4 761 | |
1990 | José Rafael Abinader | Partido Acción Constitucional | 4 926 |
Jacobo Majluta | Partido Revolucionario Independiente | 135 659 | |
1994 | Jacobo Majluta | Partido Revolucionario Independiente | 68 910 |
1996 | José Rafael Abinader | Alianza Social Demócrata | 3 907 |
2000 | César Estrella Sadhalá | Movimiento de Unidad e Integración Dominicana | 3 359 |
2004 | Eduardo Estrella | Partido Reformista Social Cristiano | 312 493 |
2008 | Eduardo Estrella | Partido Revolucionario Social Demócrata | 19 309 |
2012 | Julián Serulle | Frente Amplio | 6 553 |
Eduardo Estrella | Dominicanos por el Cambio | 9 343 | |
201645 | Luis Abinader | Partido Revolucionario Moderno | 1 613 222 |
Elías Wessin Chávez | Partido Quisqueyano Demócrata Cristiano | 20 423 | |
2020 | Luis Abinader | Partido Revolucionario Moderno | 2 154 866 |
Fuente: elaboración propia a partir de los datos de Grullón 1999.
En los procesos electorales han participado dirigentes políticos de diversas tendencias ideológicas. En las elecciones extraordinarias de 2020, el candidato del Partido Revolucionario Moderno (prm), Luis Abinader, logró vencer con el respaldo del 52.52% de los votos; asumió el poder el 16 de agosto de 2020, convirtiéndose en el primer presidente nacido después de la dictadura de Trujillo y el segundo descendiente de árabes en alcanzar la presidencia del país.
Abinader, nacido en 1967, es hijo del empresario y dirigente político José Rafael Abinader Wasaf46 y de Rosa Sula Corona. En el ámbito político, fue electo vicepresidente del prd en la Convención Nacional de 2005; fue candidato a la vicepresidencia de la República por el prd en las elecciones presidenciales del 2012 y candidato presidencial del Partido Revolucionario Moderno (prm) en las elecciones de 2016, en las que alcanzó el segundo lugar con 35% de los votos.
En el gobierno, los árabes de segunda y tercera generación tienen una alta presencia en todos los niveles de dirección del Estado. A nivel de ministros están Víctor Bisonó Haza, de Industria, Comercio y Mipymes; José Leonel Cabrera Abud, ministro de Estado sin Cartera,47 y Pavel Isa Contreras,48 ministro de Economía, Planificación y Desarrollo. Además, Yamal Nasse Michelén, viceministro de Patrimonio Cultural del Ministerio de Cultura;49 Faruk Garib Arbaje, viceministro de Producción del Ministerio de Agricultura;50 Andrés Lugo Risk, viceministro de Gobierno y Sociedad del Ministerio Administrativo de la Presidencia; Vilma Arbaje, viceministra de Comercio Exterior del Ministerio de Industria, Comercio y Mipymes; y María José Dauhajre, viceministra de Crédito Público del Ministerio de Hacienda.51
A nivel de dirección, Juan Mubarak, titular de la Dirección Nacional de Patrimonio Monumental;52 Santiago Hazim, director ejecutivo del Seguro Nacional de Salud, (senasa);53 Mario Lama, director ejecutivo del Servicio Nacional de Salud (sns);54 Rafael Santos Badía, director general del Instituto Nacional de Formación Técnico Profesional (infotep);55 Paul Almánzar Hued, director ejecutivo de la Industria Nacional de Agujas (inaguja),56 y Alan Louis Risk, director técnico del Consejo Nacional para el Cambio Climático y Mecanismo de Desarrollo Limpio.57
En el campo de la diplomacia fue nombrado Georges Bahsa Hazim, embajador extraordinario y plenipotenciario en el Estado de Qatar;58 Tony Raful en la República Italiana; y Julio Simón Zouain, en los Emiratos Árabes Unidos.59 Además, Raúl Raful Soriano, cónsul general en Frankfurt, Alemania;60 Pedro Augusto Baba, vicecónsul en el Consulado de República Dominicana en Valencia, Reino de España; y Betsaira Teresa Cabrera Raful, cónsul general de República Dominicana en Tokio, Japón. En el campo de la educación,61 Rafael Emilio Yunén Zouain, miembro del Consejo Nacional de Educación Superior, Ciencia y Tecnología.62
Consideraciones finales
La evolución de los inmigrantes árabes en el campo político muestra que, en República Dominicana, pasaron de ser descritos y excluidos del ideal de inmigración que representaban la civilización y el progreso, a convertirse -muchos de ellos- en parte de la élite política nacional. El proceso de inserción en la política, que de manera significativa se inició durante la dictadura de Trujillo, se amplió posteriormente y estuvieron presentes en los grandes procesos políticos de la historia democrática contemporánea dominicana.
En la actualidad, de los partidos políticos reconocidos por la Junta Central Electoral, varios de ellos fueron fundados por descendientes de árabes -PQD- PQDC, PRI y Dominicanos por el Cambio-, incluyendo el partido oficialista prm, del cual el presidente Luis Abinader es uno de sus fundadores y líder. También forman parte de los organismos de dirección de los cinco partidos mayoritarios del sistema PRM, PLD,63 FP,64 PRSC y PRD, incluyendo el presidente del prsc Federico Antún Batlle.
Su influencia en la esfera del poder político se evidencia no sólo en la participación y fundación de diversas formaciones políticas, sino también en el ascenso a la presidencia de la República, en la presidencia de las cámaras legislativas
-con Jacobo Majluta 1982-1983-1985-1986 y Eduardo Estrella 2020 (en el Senado) y Hugo Tolentino Dipp,1982-1986 y José Ramón Fadul, 1995-1996 (en la Cámara de Diputados)- y en la llegada a la presidencia de la Suprema Corte de Justicia de Jorge Subero Isa (1997-2011). Es decir, que durante el proceso estudiado han logrado alcanzar la máxima dirección en los tres poderes del Estado dominicano.
Su capacidad de influencia, como parte de la élite política, también se refleja en el Consejo Nacional de la Magistratura, órgano constitucional que tiene como funciones las de designar los jueces de la Suprema Corte de Justicia, del Tribunal Constitucional y del Tribunal Superior Electoral y de evaluar el desempeño de los jueces de la Suprema Corte de Justicia. De los ocho miembros que integraban el Consejo en 2022, tres eran descendientes de migrantes árabes: Luis Abinader, presidente de la República; Eduardo Estrella, presidente del Senado; y el diputado Víctor Fadul. Además, forman parte del Tribunal Superior Electoral (tse) y el Tribunal Constitucional. De los cinco jueces titulares del tse, dos tienen ascendencia árabe: Juan Alfredo Lama y Pedro P. Yermenos, y en el Constitucional, el magistrado Justo Pedro Castellanos Khoury.
Ciertamente la participación de los árabes en la política fue muy escasa en la primera década del siglo XX, pero esencialmente a partir de la segunda generación, la política se convirtió en un espacio de integración y la diversidad ideológica caracterizó su accionar. La militancia no se limitó a una formación política, sino que estuvieron presentes en movimientos políticos de la izquierda radical que veía la lucha armada como la única vía de ascenso al poder político, en la izquierda moderada que participó en los procesos políticos electorales a partir de 1978 y las diversas formaciones políticas de centro y de derecha. Sin embargo, se sugiere aquí que los descendientes de árabes, durante la segunda mitad del siglo XX, no usaron el voto étnico en la esfera pública, como sí sucedió entre políticos de origen palestino en Chile o sirio-libaneses, en Brasil (Truzzi 2008).
En el involucramiento en la política, los descendientes de árabes utilizaron dos formas generales y que en mayor o menor grado fueron comunes entre los descendientes de inmigrantes árabes en otros países latinoamericanos (Di Ricco 2014, 236). Por un lado, estaban los que ingresaban al campo político como “políticos profesionales” mientras obtenían un título universitario y, por otro, estaban aquellos con antecedentes personales o familiares en empresas del sector privado, que decidieron incursionar en la política (Akmir 2009).
Pero, ¿qué papel desempeñaron las mujeres en los procesos de integración política? ¿Independientemente de sus tendencias ideológicas, los descendientes de árabes han mostrado poca o mucha preocupación por las cuestiones políticas de la tierra de sus antepasados? Este artículo deja estas interrogantes sin respuesta y abre espacio para nuevas investigaciones sobre el tema, ya sea en lo político como grupo, comparado con otros países del Caribe o comparándolo con otras comunidades de migrantes.