Introducción
La apicultura en México, en especial en las regiones tropicales, es una actividad que se practica desde hace varias centurias y en la actualidad ha adquirido gran relevancia socioeconómica, ya que representa una fuente importante de empleos e ingresos en el medio rural (Magaña et al., 2007) y de divisas para el país (SAGARPA, 2010). Sin embargo, dicha actividad ha tenido que enfrentar graves problemas debido a la africanización de las colonias (Güemes et al., 2002), la presencia del ácaro Varroa destructor, precipitaciones pluviales erráticas, el embate de los huracanes sobre la infraestructura de producción y la flora (Villanueva y Collí, 1998; Güemes et al., 2002), así como los originados por la estructura oligopsónica del mercado interno y la repercusión de la competencia en el mercado internacional, entre otros factores; los cuales afectan tanto los niveles de productividad como la rentabilidad (CREEBBA, 2005).
Pero a pesar de lo anterior y que a partir de 1990 la producción de miel presenta una tendencia general hacia la baja (SIACON, 2013), México ocupa el sexto lugar en el ámbito mundial por su volumen de producción y nivel de productividad por colmena, mientras que en el Continente Americano se sitúa en el tercer lugar en ambos rubros (FAOSTAT, 2014).
Por otra parte, el bajo consumo per cápita de miel y los elevados volúmenes de producción interna son, entre otros aspectos, condiciones que le dan al país su vocación exportadora (Güemes et al., 2003), cuya contribución en este rubro lo ubica en el tercer lugar mundial (FAOSTAT, 2014). No obstante, el nivel de competencia entre países exportadores por mejores mercados, la exigencia de los países importadores por disponer de productos inocuos y de mayor calidad, obliga al productor tanto a adoptar o modificar sus formas tradicionales de manejo de la colmena, así como adquirir nuevos insumos para alimentar a las colonias o para solucionar los problemas sanitarios; acciones que repercuten en el costo de producción y riesgo de contaminación de la miel (SAGAR, 2000).
Al respecto, en la teoría económica se indica que el uso de insumos de mejor calidad o el incremento en su cantidad afectan el producto medio o productividad del insumo y el producto marginal correspondiente, variables que tienen relación directa con el costo variable medio, el costo marginal y la rentabilidad (Gould y Lazear, 2004). En respuesta a lo planteado, el estudio tiene por objetivos caracterizar el comportamiento y la importancia de la producción de miel en México y, en lo particular, evaluar los indicadores de productividad de los principales factores e insumos utilizados en el proceso de producción de la miel, así como analizar la influencia que ejercen dichos factores e insumos sobre la rentabilidad que obtienen los apicultores; con lo cual se pretende contribuir a incrementar la escasa información económica acerca de la actividad apícola regional y nacional. Por último, la hipótesis de trabajo ubica al factor mano de obra como principal determinante de la productividad por colmena y ésta ejerce la mayor influencia sobre el nivel de rentabilidad.
Materiales y métodos
El estudio se basó en un enfoque deductivo y se utilizaron herramientas cualitativas y cuantitativas para el análisis de los datos. La información indirecta se obtuvo de las bases de datos de FAOSTAT y del Sistema de Información Agroalimentaria de Consulta (SIACON) de la SAGARPA, mientras que la de campo se obtuvo en las temporadas de cosecha 2007-2008 por medio de una encuesta por muestreo estadístico en Yucatán, Campeche, Quintana Roo, Chiapas, Veracruz, Guerrero y Jalisco. La muestra preliminar fue de 1 500 apicultores y la variable fundamental asociada al muestreo fue el rendimiento de miel por colmena.
La técnica de muestreo fue el estratificado (Scheaffer et al., 1987) y se consideró a cada estado como un estrato; se consideró como límite de error de estimación 3.5% (1 kg) del valor medio del rendimiento por colmena (29.1 kg). El número de productores se obtuvo del VII Censo Agrícola, Ganadero y Forestal 2007 (INEGI, 2009) y como fracción de asignación por estado (estrato) se consideró su importancia relativa como productor de miel. La muestra final fue de 618 productores, la cual resultó inferior a la muestra preliminar. El tamaño de la muestra preliminar obedeció a que se esperaba una mayor varianza.
La estimación de parámetros estadísticos se realizó con apego a lo propuesto por Stevenson (2006). Los indicadores de productividad y rentabilidad se calcularon con base en la aplicación de los conceptos de la teoría económica (Gould y Lazear, 2004) y del enfoque del presupuesto tipo empresa de la administración agropecuaria (Kay, 1990). Los valores monetarios se actualizaron al año 2013.
Resultados
Producción apícola mundial. La producción de miel de los 144 países considerados en la base de datos de la FAO fue en promedio de un millón 433.9 mil toneladas por año en el período 2000 a 2012, creció a una tasa media anual de 2.07 % y en dicha actividad fueron explotadas 75 millones de colmenas, lo que resulta en una productividad promedio aproximada de 19.12 kilogramos de miel por colmena (FAOSTAT, 2014). Del total de países antes citado, 15 figuran como principales productores, aportan 71.7% de la oferta total de miel y poseen 66.2% del inventario de colmenas; pero a pesar de esta relevancia, el nivel de productividad en varios de éstos no corresponde con su posición internacional como productor. Por continentes, Asia ocupó el primer lugar en volumen de producción, pero su nivel de productividad fue inferior (38.9%) al de América, región que ocupó el segundo lugar en producción.
Tendencia de la producción apícola en México. Aproximadamente 44 mil productores practican esta actividad pecuaria en todo el país y en 2012 poseían un poco más de un millón 898 mil colmenas. La producción de miel durante el período 1990 a 2012 presentó una tendencia general hacia la baja con marcados altibajos (Figura 1) y el volumen promedio anual fue de 57.3 mil toneladas.
Los diez principales estados productores de miel en México, son: Yucatán, Campeche, Jalisco, Veracruz, Guerrero, Chiapas, Puebla, Quintana Roo, Oaxaca y Michoacán. De estos estados, Yucatán es el que ha tenido la mayor participación en la oferta nacional y su contribución fue de 16% en 2000-2012.
En cuanto a las regiones apícolas de México, se constató que la más importante es la Sureste o Península de Yucatán (1990-2012). En esta región se ubican los estados con relevancia nacional como Yucatán, Campeche, Quintana Roo y Chiapas; mientras que en la región Pacífico se localizan el estado de Jalisco y Michoacán y, en la región Golfo, se ubican Veracruz, Puebla y Oaxaca.
Estructura y capacidad de producción. La miel es el principal producto por peso y valor que se obtiene de las colmenas, su destino es tanto la venta como el autoconsumo de la familia y se obtiene de procesos que se diferencian por los insumos utilizados y por las formas de manejo de la colonia. El segundo producto apícola de importancia es la cera y es obtenida por 68.4% de los apicultores. Los otros productos con menor importancia relativa por cantidad son el polen, propóleo y la jalea real.
Los apicultores de los estados de Jalisco y Guerrero son, en el ámbito nacional, los únicos que presentan una mayor diversificación en su actividad, es decir, obtienen más de dos tipos de productos de la colmena. Pero de estas dos entidades, en Jalisco se ha desarrollado una mayor integración agroindustrial de la apicultura, esto tanto en forma horizontal, como vertical.
La capacidad de producción del apicultor es muy variable. Por ejemplo, en Jalisco la tenencia promedio es de 335 colmenas, mientras que en Chiapas es de 21, la menor registrada para los estados de interés productivo. El estado de Veracruz ocupa el segundo lugar en este rubro, con una tenencia de 88 colmenas en promedio por apicultor. Por su parte, los apicultores de los estados de Campeche y Quintana Roo poseen en promedio menos colmenas que los del estado de Yucatán (37.1). La capacidad productiva del apiario, acorde a la tenencia y características de las colmenas, está integrada en promedio por 7.7% de sólo cámaras de cría; 58.2% por cámara de cría y un cubo adicional con cuadros para miel o alza (doble); 29.5% con una cámara de cría y dos alzas y, finalmente, cámara de cría y tres alzas (4.6%).
Por su parte, se constató que los apicultores cuentan con diferente número de apiarios en explotación, cuyo promedio nacional es de tres. Por ejemplo, en estados como Campeche (1.4), Quintana Roo (1.5) y Yucatán (2.1), esta tenencia promedio es baja y obedece generalmente a la escasez de áreas disponibles para la actividad. En otros estados como Chiapas (1.2), donde existe un número considerable de productores, la tenencia es parecida al de los estados antes citados. Los estados de Jalisco (9.8) y Veracruz (4.1) son los lugares de la república donde es mayor la tenencia promedio de apiarios por apicultor.
Productividad de los principales factores e insumos. El valor estimado de la productividad fue en promedio de 29.1 kg de miel por colmena al año y representa el resultado de la conjugación de varios factores, entre los que figuran la tecnología y el ambiente físico-natural. En lo particular, la productividad de la jornada laboral fue de 14.6 kg de dicho dulce, mientras que por cada mil pesos de inversión en activos fijos se logra 119.6 kg y, por cada kilogramo de azúcar empleado en la alimentación de las colonias, se obtiene una productividad de 6.8 kg de miel (Cuadro 1).
Referencia | Colmena (kg ) | Jornada laboral (kg ) | Kilogramo de azúcar (kg ) | Mil pesos de inv. en activos (kg ) |
Promedio est. | 29.1 | 14.6 | 6.8 | 119.6 |
Campeche | 30.4 | 16.4 | 7.6 | 123.9 |
Chiapas | 25.4 | 9.1 | 7.4 | 91.1 |
Guerrero | 24.8 | 13.1 | 5.2 | 103.1 |
Jalisco | 25.3 | 19.4 | 5.5 | 79.7 |
Quintana roo | 30.6 | 13.9 | 6 | 104.6 |
Veracruz | 36.6 | 14.9 | 7.1 | 135.4 |
Yucatán | 35.6 | 12.8 | 6.9 | 142.4 |
Fuente: encuesta a productores.
Con relación a la productividad por jornada laboral, se observó que en el estado de Jalisco alcanzó el mayor valor promedio de esta variable, lo cual indica que el uso del recurso humano se lleva a cabo bajo principios de eficiencia técnica. El hecho de que los indicadores de esta variable en los estados de Yucatán, Chiapas y Quintana Roo resulten los más bajos de la muestra, obedece a que en estos estados los apiarios son pequeños y muy dispersos que impiden el trabajo continuo durante la jornada laboral. Asimismo, en la diferencia de productividad contribuyen los períodos en el cual se realizan las prácticas de alimentación y suministro de agua a las colonias.
El indicador de productividad apícola relacionado con el factor económico (inversión) resultó, como era de esperarse, diferente en valor entre los estados de la muestra. Por ejemplo, el registro más bajo lo presentó el estado de Jalisco, del cual se contabilizó un poco menos de 80 kilogramos de miel por cada mil pesos de inversión en activos fijos. Por su parte, Yucatán presentó la mayor productividad en este rubro, lo cual se debió principalmente al bajo nivel de inversión total en activos fijos, especialmente en infraestructura y equipos, ya que la mayor parte de los apicultores son pequeños. Asimismo, este indicador de productividad evidencia que en Jalisco se estarían utilizando los activos fijos con alguna ineficiencia; por ejemplo, la elevada inversión en infraestructura que sirve sólo pocas veces por año.
Por otra parte, el grado de asociación que existe entre el nivel de productividad por colmena y las principales variables socio-demográficas, como antigüedad del productor en la apicultura, edad y escolaridad (Cuadro 2), evidencia que la primera variable ejerce una mayor influencia que el grado de escolaridad. Esta situación, donde productores con menor grado de escolaridad, o sin ésta (17.9%), obtienen una productividad igual o superior al del productor con mayor nivel educativo, se debe a que el proceso de producción está fuertemente influenciado por los factores ambientales y, segundo, el nivel tecnológico de la actividad (que generalmente es semitecnificado), no requiere de elevados niveles educativos para la realización de las prácticas de manejo.
Concepto | Productividad | Antigüedad | Edad | Escolaridad |
Productividad | 1 | |||
Antigüedad | 0.162 | 1 | ||
Edad | 0.048 | 0.595 | 1 | |
Escolaridad | -0.044 | -0.278 | -0.461 | 1 |
Fuente: encuesta a productores.
Es importante exponer como información complementaria del Cuadro 2, la relación negativa que se establece entre el nivel de escolaridad y la antigüedad del productor en la apicultura, esto con el propósito de presentar más evidencias sobre la relación entre escolaridad y productividad. Así, con respecto a esta última relación se observó el hecho de que las personas con mayor nivel académico tienen mejores opciones de empleo e ingresos cuando se integran al sector terciario o secundario de la economía, por lo que éstas dejan la actividad apícola o, como se tienen evidencia, la practican como actividad secundaria, lo cual provoca un aparente descuido en la realización de las actividades del apiario y una consecuente reducción en la productividad.
Con respecto a la correlación que se establece entre productividad y las variables número de apiarios en explotación (r= 0.013) y total de colmenas (0.008), resulta muy baja y su influencia puede considerarse como efecto del tamaño o escala de la empresa sobre la variable referida; el signo de los respectivos coeficientes evidencian un cambio en el mismo sentido, lo cual es acorde con los principios de la teoría de la producción.
Productividad, costos de producción y rentabilidad. La estructura porcentual de los costos de producción de la miel en México se compone mayoritariamente por el costo variable (67.1%), los principales rubros de éste, son el valor de los salarios (31.2%) y el de la adquisición de los insumos alimenticios (12.2%). En el caso de los costos fijos, su principal rubro comprende el valor de la depreciación de la infraestructura del apiario y de extracción (20.3%).
La rentabilidad promedio de la producción apícola por apiario obtenida resultó positiva para todos los estados de interés, pero cuando se segmenta o estratifica por tenencia total de colmenas (1-20; 21-50; 51-100; 101-250; 251-500 y más de 500), se observa que la rentabilidad se incrementa a medida que aumenta el número de colmenas en posesión, pero en los niveles más altos de tenencia (último estrato) la rentabilidad inicia un descenso. Este fenómeno que se observa en la actividad apícola es propio de las economías de escala o por tamaño, en la cual la teoría evidencia que la empresa al crecer después de cierto límite presenta diversas ineficiencias operativas o administrativas que impactan tanto en los costos como en los ingresos, lo cual explica este comportamiento.
Un aspecto de interés en el análisis de la rentabilidad es la magnitud de los indicadores que se derivan de sus dos componentes (ingreso por venta y costo de producción), los cuales permiten observar tanto el efecto de la productividad de los factores e insumos sobre los costos medios o unitarios de producción, como la recuperación esperada de la inversión y la estrategia que siguen los productores para mantener o elevar su valor. La rentabilidad por colmena fue de 185.7 pesos ($ 14.54 USD) y por cada mil pesos de inversión ($ 78.31 USD) ésta fue de 229.1 pesos ($ 17.94 USD). Por su parte, el indicador que expresa la relación entre los beneficios y costos de producción (beneficio/costo) fue de 0.37.
Por último, la información contenida en el Cuadro 3 permite constatar que de las dos variables que determinan el ingreso, precio de la miel que recibe el apicultor y volumen de producción enviada al mercado, variable derivada de la productividad o rendimiento promedio por colmena, tiene un efecto directo sobre la rentabilidad correspondiente, pero ligeramente inferior al efecto que ejerce el precio de venta; lo cual privilegia tanto la mejora en las relaciones actuales de venta o negociación con los compradores, como los aspectos técnicos para el logro de mayores niveles de utilidad. De las variables del costo, el pago del flete del apiario a los centros de extracción o al mercado, cuando la miel se extracta in situ, tienen el mayor efecto negativo sobre la rentabilidad, consecuencia del aumento en el valor del combustible; mientras que el precio del azúcar ejerce la segunda influencia negativa de interés.
Concepto | Coeficientes | Error típico | Estadístico t |
Intercepción | -264.5101 | 42.63128 | -6.2046 |
Precio de la miel ($ kg-1) | 22.49695 | 0.96651 | 23.27637 |
Produc./colmena (kg) | 14.99436 | 0.53725 | 27.90964 |
Precio del azucar ($ kg-1) | -12.80438 | 3.59191 | -3.56478 |
Salario por jornada ($) | -0.15437 | 0.10513 | -1.46837 |
Flete transp. miel ($ kg-1) | -42.76573 | 2.41569 | -17.70334 |
Dep. infraest./colm. ($) | -1.48875 | 0.3001 | -4.96084 |
Nota: R2= 0.82156449. Fuente: encuesta a productores.
Discusión
Con base en la información estadística disponible, se constata que casi la mitad (48.3%) de la producción mundial de miel durante el periodo 2000-2012 lo aportaron China, Estados Unidos de América, Argentina, Turquía, Ucrania y México, países que poseen un poco menos de un tercio del total de colmenas (27.2%) y de éstos, el asiático y los dos latinoamericanos, aportan 45.4% del total de la miel que se comercializa en el mercado internacional (FAOSTAT, 2014). Por su parte, más de la mitad de los 15 principales países productores de miel presentan una productividad promedio de 20 kg o menos por colmena al año, mientras que casi en un tercio de dicho grupo esta productividad supera los 30 kg.
En general, son diversos los factores técnicos, sociales, económicos y ambientales que influyen sobre el proceso de producción apícola y su productividad (Manrique, 1995; Villegas et al., 2000; Thomas y Pal, 2002). Por ejemplo, al considerar las áreas continentales en el mundo, donde tales condiciones son diferentes, se comprueba que el rendimiento por colmena varía en forma significativa; fenómeno que se observa a su vez en las regiones de América, México y Argentina favorecen, por su importancia y dinámica pecuaria, la producción de miel y la productividad apícola de sus respectivas regiones.
En el ámbito nacional, la tendencia que presentó la producción de miel estuvo influenciada por factores tanto intrínsecos como externos; entre éstos se pueden citar la africanización de las colonias (Uribe et al., 2003), la presencia del ácaro Varroa destructor (Güemes et al., 2003), cuyo mayor efecto se manifestó con tendencia hacia la baja durante los años 1992 a 1995 (Chihu et al., 1992; Martínez y Medina, 2011). El registro de producción más bajo (1996) tiene relación con el efecto de los huracanes Ópalo y Roxana que afectaron al estado de Campeche en 1995; mientras que la disminución que presentó la producción de 2002 hasta 2005 se relaciona con el efecto del huracán Isidoro que afectó tanto el inventario de colmenas de los apiarios, como a la vegetación del estado de Yucatán; en general el efecto de los huracanes que han afectado a los estados del Pacífico y el Atlántico (SAGARPA, 2010), así como la deforestación de selvas y bosques (Nahmad, 2000) y, en los últimos años, el efecto del cambio climático han impedido que se alcancen los niveles de producción del pasado, como del año 1986 (SIACON, 2013).
Lo expuesto en el párrafo anterior, coincide con lo reportado por SAGARPA (2010) respecto a la apicultura en México, en el que se señala la “disminución que afectó a la apicultura a lo largo de los últimos años, se generó por la pérdida de colmenas a consecuencia de huracanes, principalmente en el Sureste del país, y por el retiro de colmenas de la actividad, debido a la pérdida del material biológico (abejas) por la baja disponibilidad de flora néctar polinífera en regiones como la Costa de Guerrero, Chiapas, Oaxaca, Tabasco y Michoacán, así como en la Península de Yucatán por el exceso de lluvias; sumándose las heladas tempranas en el altiplano mexicano que afectaron parte de la cosecha de Puebla, Tlaxcala e Hidalgo, así como la sequía que se registró en el norte del país”.
En conjunto con lo ya mencionado, los factores de mercado, como los precios internos o externos, así como la competitividad, han tenido su efecto en este periodo, pero si se considera que el ingreso de una parte significativa de productores no depende únicamente de la apicultura, o que en promedio 40.1% de los productores poseen hasta 20 colmenas (Magaña et al., 2007), los cambios en las variables microeconómicas no se observan con claridad en los volúmenes de la producción nacional.
Por su parte, la diferencia que existe entre los volúmenes de producción de miel por región se puede explicar considerando la delimitación geográfica de las seis regiones apícolas, ya que en éstas las diversas condiciones físico-naturales del medio y de las prácticas tecnológicas ejercen una influencia determinante sobre la producción de los apiarios (SAGARPA, 2010). Es importante mencionar que estas regiones apícolas conforman un mapa de producción y oferta, que deberían integrar un mercado interno bastante desarrollado, pero por la baja preferencia de los consumidores, la sustitución de la miel por jarabes de maíz y maple (Herrera, 2010), así como por el bajo nivel de ingreso de las familias, la demanda interna en el período 2000-2012 representó 56.4% de la producción total (SIACON, 2013; FAOSTAT, 2014).
Respecto al citado nivel de ingreso, variable determinante de la demanda del consumidor, en el reporte de la Comisión Nacional para la Evaluación de las Políticas de Desarrollo Social se hace referencia a esta variable, como sigue: primero, 21.2 millones de mexicanos en 2010 (18.8%) padecían pobreza alimentaria y, segundo, 51.2% del total de la población de México padecía pobreza patrimonial (CONEVAL, 2013). Estas cifras conducen a suponer que en el mediano plazo tales mercados no representan la mejor opción de venta de miel.
En lo particular, la diferente conformación productiva que presentan los estados productores de miel obedece, a lo siguiente: primero, abundancia de flora apícola en la zona; segundo, factores climáticos predominantes (humedad, luminosidad y temperatura); tercero, frecuencia y duración del período de producción polínifero (Villegas et al., 2000); cuarto, disponibilidad de capital y, quinto, la capacidad de trabajo del apicultor y su familia. Estas cinco circunstancias determinan a su vez el tamaño del apiario, el cual generalmente no contiene más de 35 colmenas.
Lo relevante a comentar de la productividad lograda por los apicultores en los estados que se distinguen por su volumen de producción en el ámbito nacional, es el hecho de que se observa un grupo de cuatro estados que tienen un rendimiento por colmena igual o superior al promedio del Continente Americano, el mayor en la escala mundial. Por otra parte, el segundo grupo conformado por tres estados presentan un nivel de rendimiento, el que a pesar de ser inferior al del primer grupo, supera al promedio mundial y al del Continente Europeo. Asimismo, el coeficiente de variación de la productividad en la muestra (16.5%) evidencia que la diferencia en esta variable no es tan grande entre los estados de interés.
Estos datos resultan consistentes con lo reportado para Centroamérica por Goslino (2010), quien señala que en esta región el rendimiento promedio nacional más bajo corresponde a el Salvador (9.8 kg/colmena), como resultado de su mayor densidad de colmenas en el pequeño territorio de este país, en tanto que Costa Rica es el más importante en dicho rubro (35.1 kg/colmena).
Los indicadores sociales estimados, con relación al nivel de productividad, escolaridad y antigüedad, concuerdan en parte con lo encontrado por Lema y Delgado (2000), quienes al investigar las fuentes de eficiencia técnica en la apicultura de una muestra de pequeños y medianos productores del suroeste de la provincia de Buenos Aires determinaron que la educación, la experiencia en la actividad y el número de colmenas en explotación reducen la ineficiencia técnica; la de mayor efecto resultó la última variable.
Con respecto a los rubros de costos y rentabilidad del proceso de producción apícola en Brasil, Feitosa et al. (2004), encontraron que la producción de miel es muy rentable, lo que coincide con el presente estudio. Por su parte, los resultados del CREEBBA (2005), presenta las evidencias de la crisis de rentabilidad de los pequeños y medianos productores de Argentina; mientras que Engler et al. (2008), observaron para Chile que el margen de utilidad en la actividad apícola es mínimo, en especial para aquellos sistemas tradicionales de producción. En particular, los indicadores obtenidos en el presente estudio corroboran que la apicultura nacional es rentable, ya que por cada peso invertido en la actividad se supera con creces la recuperación de una inversión equivalente en pagarés bancarios de renta fija o en CETES.
Conclusiones
El volumen de producción y nivel de productividad alcanzada por la apicultura en México, ubican al país en un lugar notable en el ámbito mundial y no menos importante en el Continente Americano; esta relevancia se ha mantenido a pesar de la ligera disminución de su oferta interna de miel. Los principales factores e insumos determinantes de la productividad por colmena figuran en orden de importancia el nivel de inversión en infraestructura y equipos, aspecto asociado al nivel tecnológico del manejo de los apiarios; el número de jornadas laborales y según la abundancia y calidad de la floración, la cantidad de azúcar suministrada a las colonias de abejas. En cuanto a los factores sociales relacionados con la productividad, resultaron de mayor importancia la experiencia en la actividad y edad del apicultor, que por las características del proceso de proceso, superaron al nivel de escolaridad.
La productividad por colmena, resultado de factores técnicos, sociales y ambientales, ejerce una menor influencia sobre el nivel de rentabilidad obtenida por apiario que la ejercida por el precio de venta de la miel, mientras que en los rubros de costos el valor del transporte y del azúcar fueron los de mayor influencia negativa sobre dicha utilidad. Por último, se determinó que la actividad apícola es rentable y por lo cual se encuentra en un proceso de revaloración y fortalecimiento.