Introducción
En el mundo se conocen 68 especies del género Juniperus L. (Cupressaceae) (Adams, 2014); alrededor de 20 existen en México y de ellas, la mitad son endémicas. Sus hábitos son variados, desde rastrero hasta árboles de 20 m de altura (Gernandt y Pérez-de la Rosa, 2014). Juniperus deppeana Steud. es originaria de Estados Unidos de América y México (Adams et al., 2007). Su importancia ecológica se evidencia de diferentes formas; por ejemplo, sus conos (gálbulas) son alimento de fauna silvestre, como del conejo endémico de monte (Sylvilagus cunicularius Waterhouse) (Lezama-Delgado et al., 2016), el zorro gris (Urocyon cinereoargentus Schreber) y el coyote (Canis latrans Say) (Rubalcava‐Castillo et al., 2020); mientras que su follaje es preferido por el venado bura (Odocoileus hemionus Rafinesque) (Schwartz et al., 1980).
Juniperus deppeana se ha utilizado para restaurar zonas mineras, ya que es altamente resistente a la sequía y crece en suelos de baja fertilidad o con problemas por presencia de metales pesados, como los sustratos de desechos de minas (Osuna-Vallejo et al., 2017; Osuna-Vallejo et al., 2020). Es un taxon con gran capacidad de bioextracción de metales pesados: Hg (Osuna-Vallejo et al., 2019), Cr, Cd, Cu, Hg, Ni y Pb (Mendoza-Hernández et al., 2016); así como fracciones solubles de Mn y Zn de la solución del suelo (Morton-Bermea et al., 2014). Estas cualidades, lo convierten en una alternativa para la restauración de suelos degradados física y químicamente, en los cuales es pertinente la fitorremediación.
Sin embargo, a pesar de que es una especie nativa de climas templados y secos de México, se desconocen aspectos básicos sobre el manejo y aprovechamiento de sus poblaciones naturales y reforestaciones; así como de, las técnicas para promover su crecimiento inicial. Además, existe poca información sobre las concentraciones nutrimentales en su follaje y del efecto de la fertilización en su crecimiento inicial.
La fertilización química promueve la circulación de nutrientes en las plantaciones y aumenta la productividad de los árboles (Binkley, 1993). También, es importante conocer la concentración de nutrientes en Juniperus deppeana, ya que algunas investigaciones sugieren el uso potencial de sus extractos en medicina y en las industrias de cosméticos y alimentos (Lascurain et al., 2018).
Para subsanar la falta de información sobre el incremento tanto en diámetro basal, como en altura y el efecto de la fertilización química en J. deppeana durante las primeras etapas de desarrollo, este trabajo tuvo por objetivos determinar el efecto de la fertilización en campo con N-P-K; así como, la capacidad de los brinzales de rebrotar después de un incendio forestal. Adicionalmente, se analizó el crecimiento de los brinzales que se establecieron en una reforestación con uno y dos años de edad. Las hipótesis fueron: 1) los brinzales de J. deppeana responden a niveles crecientes de fertilización N-P-K, con efectos simples y combinados; 2) en campo, los árboles de dos años de edad muestran una mayor supervivencia y crecimiento que los árboles de un año; y 3) después de un incendio, los individuos con antecedentes de fertilización rebrotan más rápido que los no fertilizados.
Materiales y Métodos
La investigación se realizó dentro de una plantación de Juniperus deppeana, en el predio Los Linderos, localizado en el municipio Tepetlaoxtoc, Estado de México; cuyas coordenadas son 19°33´08” N y 98°43´02” O, y una altitud de 2 900 m. La temperatura y precipitación media anual es de 12.7 °C y 550 mm, respectivamente; con lluvias más concentradas en el mes de septiembre (IMTA, 2013). La plantación se estableció el 21 de julio de 2017 sobre obras de conservación de suelos de terrazas de base ancha, que anteriormente se emplearon para la producción de cereales y forrajes. Se plantaron 614 individuos de un año de edad y 499 individuos de dos años de edad. La plantación se realizó en marco real, en dos polígonos con una superficie conjunta de 0.6 ha (Figura 1).
Experimento de fertilización
Para la fertilización se planteó un diseño experimental factorial de 3 × 3 × 2, para los factores N-P-K, respectivamente. Cada combinación de tratamientos (Cuadro 1) tuvo seis repeticiones, en las que el árbol fue la unidad experimental. Las dosis de N fueron 0, 1.13 y 2.26 g árbol-1; para P de 0, 1.13 y 2.26 g árbol-1; y para K de 0 y 0.63 g árbol-1. Los fertilizantes utilizados fueron: Sulfato de Amonio (20.5-0-0), Súper Fosfato de Calcio Triple (0-46-0) y Sulfato de Potasio (0-0-51), todos aplicados en forma granulada; y se seleccionaron con base en su fórmula, para que fuera posible llegar a las combinaciones planteadas en el experimento. Las dosis de fertilización se determinaron en función de los siguientes criterios: el análisis preliminar de 10 muestras compuestas de follaje del experimento; y de lo citado en la literatura (Miller et al., 1991).
Tratamiento | Nitrógeno (g árbol-1) | Fósforo (g árbol-1) | Potasio (g árbol-1) |
---|---|---|---|
1 | 0.00 | 0.00 | 0.00 |
2 | 0.00 | 0.00 | 0.63 |
3 | 0.00 | 1.13 | 0.00 |
4 | 0.00 | 1.13 | 0.63 |
5 | 0.00 | 2.26 | 0.00 |
6 | 0.00 | 2.26 | 0.63 |
7 | 1.13 | 0.00 | 0.00 |
8 | 1.13 | 0.00 | 0.63 |
9 | 1.13 | 1.13 | 0.00 |
10 | 1.13 | 1.13 | 0.63 |
11 | 1.13 | 2.26 | 0.00 |
12 | 1.13 | 2.26 | 0.63 |
13 | 2.26 | 0.00 | 0.00 |
14 | 2.26 | 0.00 | 0.63 |
15 | 2.26 | 1.13 | 0.00 |
16 | 2.26 | 1.13 | 0.63 |
17 | 2.26 | 2.26 | 0.00 |
18 | 2.26 | 2.26 | 0.63 |
El fertilizante se aplicó, en forma manual, el 31 de agosto de 2018. Para lo cual, se removió el suelo superficial (5 cm) bajo la zona de goteo, se esparció el producto y se cubrió con el suelo removido.
Las variables de respuesta a la fertilización fueron: el incremento del diámetro a la base del suelo (IDB) y el incremento en altura (IA). Dada la lentitud de crecimiento de la especie estudiada, los aumentos son variables de respuesta apropiadas, principalmente, porque minimizan el efecto de las diferencias iniciales en diámetros y alturas de un brinzal a otro.
El IA e IDB se obtuvieron de las diferencias entre la medición inicial y final de cada brinzal. Se realizaron dos evaluaciones: la primera, el 6 de junio de 2018 y la segunda, el 15 de febrero de 2019 (seis meses después de la aplicación de los tratamientos). La altura se midió desde la superficie del suelo hasta la punta del brote principal, con un estadal telescópico de aluminio de 2 m, graduado en cm y con precisión en mm. El diámetro a la base del suelo se obtuvo con un calibrador Vernier digital Steren, con una precisión de 0.1 milímetros.
Los datos se analizaron mediante una prueba de ANOVA, con el software estadístico R (R Core Team, 2018), para distinguir las diferencias en el crecimiento (IDB e IA); con un nivel de significancia de al menos 0.1 %, por tratarse de un experimento en campo (Hurlbert, 1984). El modelo estadístico empleado fue el siguiente:
Donde:
Y i = Variable respuesta
µ = Media general de los datos
e i = Error
Daño por incendio
A los siete meses de establecido el experimento de fertilización, se presentó un incendio que afectó principalmente a los árboles del polígono dos. Por lo anterior, se tuvo la oportunidad de evaluar el efecto de la fertilización sobre la supervivencia, el rebrote y el contenido nutrimental de los brinzales afectados por el fuego. La evaluación del rebrote se hizo a través de una clasificación en cuatro categorías cualitativas de rebrote: nulo (0 rebrotes), bajo (1-6 rebrotes), medio (7-15 rebrotes) y alto (>15 rebrotes). En el análisis se consideraron todos los rebrotes en la base o en la copa de los brinzales. En total se efectuaron cuatro evaluaciones del rebrote: 31 de mayo de 2019, 7 de agosto de 2019, 20 de setiembre de 2019 y 14 de noviembre de 2019.
Contenido nutrimental del rebrote
Después del incendio, se llevaron a cabo comparaciones entre los tratamientos; para ello, se incluyeron los brinzales que presentaron daños por el fuego. En este grupo, se evaluó la capacidad de rebrote y la concentración de macronutrientes N-P-K-Ca-Mg-S en el tejido del rebrote. Se realizaron las siguientes comparaciones:
Por edad del brinzal. Contenido nutrimental del rebrote entre brinzales de uno y dos años de edad.
Capacidad de rebrote en brinzales fertilizados. Capacidad de rebrote y contenido nutrimental del rebrote de acuerdo al antecedente de la fertilización y al IDB previo al incendio.
Las muestras vegetales del rebrote por incendio se recolectaron el 22 de noviembre de 2019. El tejido del rebrote, se obtuvo procurando incluir componentes desarrollados que permitieran la recolecta de al menos 50 g de materia seca, para efectuar el análisis químico. Las muestras se enviaron al laboratorio Salvador A. Blanco del Colegio de Postgraduados para la determinación de concentraciones de N, P, K, Ca, Mg y S. La concentración de N se determinó en el tejido vegetal seco y molido, mediante el método Semimicro-Kjeldahl (Bremmer, 1965). Las concentraciones de P, K, Ca, Mg y S se determinaron en el extracto resultante de la digestión con HNO3:HClO4 (2:1, v:v) de tejido vegetal seco y molido, con un espectrofotómetro de emisión atómica con plasma acoplado inductivamente (ICP-OES 725 Series, Agilent), de acuerdo a lo descrito por Alcántara y Sandoval (1999). Con los datos del contenido nutrimental del follaje, se hizo la comparación de medias con una prueba de t de Student, con un nivel de significancia de 0.05 %.
Incremento en diámetro, altura y supervivencia
Se realizaron tres mediciones: en junio de 2018, mayo de 2019 y septiembre de 2019. Se consideraron dos grupos: árboles afectados por incendio (AI) y árboles no afectados (NA). Se estimó la media y la mediana del IDB e IA. Dado que los datos no presentaron una distribución normal, se empleó la prueba de U de Mann Whitney (Mann y Whitney, 1947) para la comparación entre grupos.
Resultados y Discusión
Incremento en el diámetro a la base
El análisis de varianza para el IDB calculado con datos de junio de 2018 y febrero de 2019, mostró efectos significativos (P<0.06) por la fertilización para la interacción N-P-K (Cuadro 2).
Tratamiento | Grados de libertad | Suma de cuadrados | Cuadrados medios | Valor de F | Pr > F |
---|---|---|---|---|---|
N | 2 | 58.46 | 29.33 | 1.5606 | 0.21 |
P | 2 | 9.16 | 4.58 | 0.2447 | 0.78 |
K | 1 | 14.35 | 14.35 | 0.7663 | 0.38 |
N*P | 4 | 117.45 | 29.35 | 1.5678 | 0.19 |
N*K | 2 | 14.21 | 7.11 | 0.3793 | 0.69 |
P*K | 2 | 11.26 | 5.63 | 0.3006 | 0.74 |
N*P*K | 4 | 174.45 | 43.61 | 2.3287 | 0.06 |
Residuales | 90 | 1 685.55 | 18.73 | ||
Total | 107 | 2 084.89 |
Los dos tratamientos que registraron mayor IDB (tratamientos 13 y 15) tuvieron en común la dosis más alta de N (2.26 g N árbol-1) y la ausencia de K (Figura 2). Los tres tratamientos con menor IDB correspondieron al testigo y los dos que incluyeron aplicación de 0.63 g K árbol-1 (tratamientos 6 y 8). Aunque no se tiene una explicación completa de las razones de este resultado, la adición de K no fue favorable y tuvo efectos negativos en el IDB. Esto es similar al registrado por Balám-Che et al., (2015) cuando aplicaron 15 g K árbol-1 en una plantación de teca de un año de edad. Una posibilidad es que el K del fertilizante compita, temporalmente, por espacios en la zona de intercambio del suelo; por ejemplo, con formas asimilables de N (NH4 +), y por ello su efecto sea negativo, sobre todo si el K no es deficiente en el suelo.
La barra oscura indica el testigo. Los números bajo la barra indican las cantidades de NPK aplicados en gramos árbol-1 respectivamente. Las líneas sobre la barra corresponden a la desviación estándar.
Lázaro-Dzul et al. (2012) registran tanto el impacto positivo y dominante de N, así como la respuesta negativa a la adición de K, cuando aplican diferentes dosis de N (0, 138, 185 kg ha-1) y K (0, 123, 164 kg ha-1) en plantaciones jóvenes de Pinus patula. Schiede ex Schltdl. & Cham. A diferencia de lo que se observa en especies de rápido crecimiento; en las cuales, la ganancia en K parece ser estimulada con la adición de micronutrientes, como el B (Rodríguez-Juárez, et. al, 2014).
Incremento en la altura
La fertilización produjo diferencias en el IA con significancia estadística (P=0.1), en particular para los tratamientos con aplicación de P (Cuadro 3). Al compararlo con el IDB, la varianza del IA fue tres veces más alta.
Tratamiento | Grados de libertad | Suma de cuadrados | Cuadrados medios | Valor de F | Pr > F |
---|---|---|---|---|---|
N | 2 | 89.8 | 44.90 | 0.6775 | 0.51 |
P | 2 | 361.4 | 180.70 | 2.7270 | 0.07 |
K | 1 | 2.3 | 2.30 | 0.0349 | 0.85 |
N*P | 4 | 128.1 | 32.03 | 0.4833 | 0.75 |
N*K | 2 | 74.7 | 37.35 | 0.5634 | 0.57 |
P*K | 2 | 199.3 | 99.65 | 1.5042 | 0.23 |
N*P*K | 4 | 512.4 | 128.10 | 1.9335 | 0.1 |
Residuales | 90 | 5 963.0 | 66.26 | ||
Total | 107 | 7 331.0 |
La alta variación del IA es un reflejo de factores ajenos al experimento: ataque de insectos en los brotes y daño por herbivoría de fauna silvestre al ápice superior. Por otro lado, las bajas tasas de crecimiento en altura influyeron en la falta de contundencia estadística del efecto de fertilización en Juniperus deppeana. Osuna-Vallejo et al. (2020) estimaron tasas anuales de crecimiento en altura de 11 cm año-1 en brinzales de esta especie; sin embargo, cuando el suelo presenta residuos de cosecha o material orgánico superficial, las tasas de crecimiento en altura se duplican (Wood et al., 2012).
Crecimiento de brinzales de diferente edad
El incremento en diámetro fue mayor en los brinzales NA de dos años de edad (P<0.0001). Los valores medios fueron de 2.9 y 7.8 mm año-1, para brinzales de uno y dos años de edad, respectivamente. Después de 476 días, esta diferencia se mantuvo estadísticamente significativa (P<0.0001), con valores de 4.8 mm año-1 (brinzales de un año) y de 10.8 mm año-1 (brinzales de dos años) (Cuadro 4).
Incremento del diámetro a la base del suelo en un año | |||
---|---|---|---|
Edad de
los brinzales |
Media (mm) |
Mediana (intervalo intercuartílico) mm |
P-valor |
Un año | 2.83 | 2.77 (1.55-3.82) | <0.0001 |
Dos años | 7.79 | 8.26 (4.54-10.90) | |
Incremento del diámetro a la base del suelo en 476 días | |||
Edad de
los brinzales |
Media (mm) |
Mediana (intervalo intercuartílico) mm |
P-valor |
Un año | 3.60 | 3.60 (2.01-4.80) | <0.0001 |
Dos años | 8.23 | 8.23 (5.2-10.6) |
Los brinzales de dos años de edad evidenciaron ventaja en su crecimiento en diámetro, pero la supervivencia en ambos grupos fue similar con valores superiores a 98 %, lo que refleja que Juniperus deppeana es una especie rústica y su porcentaje de supervivencia es mayor al promedio de taxones como Pinus greggii Engelm. ex Parl. (46 %), P. hartwegii Lindl. (48.8 %) y P. leiophylla Schiede ex Schltdl. & Cham. (>70 %), las que se utilizan en México para fines de reforestación (Burney et al., 2015; Escobar-Alonso y Rodríguez, 2019). Osuna-Vallejo et al. (2020) indican una supervivencia de 98 % para J. deppeana; dato similar al registrado en este estudio. El IA no presentó diferencia estadística entre las dos edades de brinzales (P=0.63).
Brinzales afectados por el incendio
En el diámetro de los brinzales AI, se observó una distribución muy similar a la de árboles no afectados. El incendio dañó en diferentes grados las ramas y follaje, pero debido a que cada brinzal tenía un cajete de aproximadamente 60 cm de diámetro, el fuego no afectó considerablemente la actividad del cambium a nivel de suelo; por lo tanto, la mayoría de los árboles rebrotaron. El IDB de brinzales de dos años fue superior al de los de un año (Cuadro 5).
Incremento del diámetro a la base del suelo en un año | |||
---|---|---|---|
Edad de
los brinzales |
Media (mm) |
Mediana (rango intercuartilico) mm |
P-valor |
Un año | 3.52 | 3.34 (1.64-4.69) | <0.0001 |
Dos años | 7.75 | 8.29 (4.54-10.9) | |
Incremento del diámetro a la base del suelo en 476 días | |||
Edad de
los brinzales |
Media (mm) |
Mediana (Rango intercuartilico) mm |
P-valor |
Un año | 2.46 | 2.46 (1.07-3.74) | <0.0001 |
Dos años | 5.56 | 5.67 (2.96-8.36) |
A pesar de presentar daños por incendio, los brinzales mantuvieron su crecimiento en diámetro, al menos a nivel de la base del suelo. Se observó que después de un año, el IDB de brinzales del grupo AI superó al grupo NA (3.52 vs 2.83 mm, respectivamente). Es probable que los brinzales AI, por tener menos follaje como estrategia de recuperación, concentren sus reservas disponibles para el crecimiento en IDB.
Las diferencias en el IDB entre brinzales de uno y dos años de edad se relacionan con la ventaja de un sistema radicular más grande y desarrollado. Los brinzales de dos años tuvieron tiempo de acondicionamiento y oportunidad de desarrollar mayor masa foliar que los brinzales de un año. La altura y el IA, no mostraron diferencias entre brinzales de uno y dos años. Las diferencias en IA de planta en ambas edades desaparecieron en el primer año.
Efecto del incendio y rebrote
Después de cuatro evaluaciones de rebrote, durante los ocho meses posteriores al incendio, se determinó que 84 % de los individuos rebrotaron, lo cual denotó su resistencia al fuego. Este resultado concuerda con Rodríguez-Trejo et al. (2019), quienes confirman esa característica. Wood et al. (2012) señalan que el máximo rebrote de J. deppeana después de una quema controlada es de 50 %, lo cual indica que el porcentaje de rebrote observado en el presente estudio fue elevado. La distribución en la cuarta evaluación para los rebrotes bajo, medio y alto fue de 6 % (44), 13 % (91) y 65 % (457), respectivamente.
Contenido nutrimental del follaje
Los tratamientos con mayor IDB y que superaron al testigo fueron: 2.26-0-0, 1.13-2.26-0 y 2.26-1.13-0 g N-P-K árbol-1. En los tres, se evidencia la aplicación de N.
El análisis estadístico indicó que las concentraciones de N, P y K fueron mayores en los rebrotes del testigo que en los correspondientes al tratamiento 2.26-0-0 (Cuadro 6). Aunque, el fertilizante base fue sulfato de amonio, una fuente de S, el contenido de S fue mayor en el rebrote del testigo. Sin embargo, es importante mencionar que las concentraciones del rebrote por si mismas están afectadas por un proceso de dilución; es decir, una cantidad igual de un elemento se distribuye en una mayor cantidad de biomasa y en diferentes niveles de los componentes del árbol (Montès et al., 2002; Ávila-Angulo et al. 2020).
Nutrimento | Tratamiento | ||
---|---|---|---|
0-0-0 | 2.26-0-0 | ||
Nitrógeno | Media | 1.428 % | 1.008 % |
P-valor* | 0.006 | ||
Fósforo | Media | 0.154 % | 0.11 % |
P-valor* | 0.007 | ||
Azufre | Media | 0.094 % | 0.073 % |
P-valor* | 0.0206 |
*P-valor prueba t Student
Hubo diferencias estadísticas entre el testigo y el tratamiento 0-2.26-0.63 en concentraciones de N-P-S con valores superiores en el testigo (Cuadro 7). El tratamiento 0-2.26-0.63 mostró el IDB promedio más bajo de todos. Dado que en este tratamiento se aplicó la dosis de P más alto y que el fertilizante contenía S (sulfato de potasio), se esperaba que el contenido nutrimental foliar superara al del testigo.
Nutrimento | Tratamiento | ||
---|---|---|---|
0-0-0 | 0-2.26-0.63 | ||
Nitrógeno | Media | 1.428 % | 0.980 % |
P-valor* | 0.003 | ||
Fósforo | Media | 0.154 % | 0.109 % |
P-valor* | 0.022 | ||
Azufre | Media | 0.0944 % | 0.0729 % |
P-valor* | 0.027 |
*P-valor prueba t Student
El testigo registró mayor contenido nutrimental foliar de N y S, que el tratamiento 1.13-2.26-0 (Cuadro 8).
Nutrimento | Tratamiento | ||
---|---|---|---|
0-0-0 | 1.13-2.26-0 | ||
Nitrógeno | Media | 1.428 % | 0.952 % |
P-valor* | 0.0004 | ||
Azufre | Media | 0.094 % | 0.071 % |
P-valor* | 0.014 |
P-valor prueba t Student
El tratamiento 1.13-2.26-0 fue estadísticamente diferente, con respecto al testigo en el contenido de N del rebrote (Cuadro 9). En el tratamiento se suministró la dosis más alta de P, aunque tampoco se reflejó en el rebrote.
Nutriente | Tratamiento | ||
---|---|---|---|
0-0-0 | 1.13-2.26-0 | ||
Nitrógeno | Media | 1.43 % | 1.02 % |
P-valor* | 0.004 |
*P-valor test de t Student
La mayor concentración de nutrientes en el tejido de rebrote de los brinzales testigo, con respecto a los fertilizados, se debe a que la fertilización promovió una translocación superior de nutrientes en la biomasa aérea de los brinzales fertilizados. En especial del N, el cual es un elemento que se pierde durante los incendios forestales (Binkley, 1993). Además es un nutriente esencial en las proteínas, promueve el desarrollo de hojas y tallos y produce un desarrollo rápido en las fases iniciales de crecimiento (Binkley, 1993). Asimismo, el N proporcionado con la fertilización, pudo modificar la actividad biológica en el suelo, posiblemente, generó su inmovilización, lo que limitó su aprovechamiento para el incremento en masa y follaje; por esta razón, su contenido foliar es menor que en el testigo.
Referente al daño por incendio, aunque en el largo plazo, el fuego no afecta a los reservorios de nutrientes en el suelo, sí incide de manera importante en el corto plazo sobre la biomasa microbiana del suelo, particularmente las formas asimilables de N (Fultz et al., 2016). Por lo anterior, las menores concentraciones de nutrientes son un reflejo combinado de su redistribución dentro de la planta y de su disponibilidad en el suelo.
La edad del brinzal no presentó diferencias en el contenido nutrimental de los rebrotes postincendio. Sin embargo, el mayor IDB de los brinzales de dos años de edad, que implica mayor biomasa, indica que para especies de lento crecimiento, como J. deppeana, la planta de dos años supera de mejor manera los incendios a nivel del piso, por sus mayores tasas de crecimiento.
Conclusiones
La fertilización combinada de N-P-K con los niveles más altos de N (2.26 g árbol-1) tienen un efecto significativo en el incremento del diámetro a la base (P<0.06). Los árboles de Juniperus deppeana de dos años de edad presentan el mayor IDB, comparados con los árboles de un año de edad. Este resultado es consistente, a pesar de los efectos negativos derivados del disturbio por incendio.
Los brinzales de Juniperus deppeana presentan una gran capacidad de rebrote postincendio, principalmente en la zona del cuello de la raíz. Esta cualidad se observa tanto en brinzales testigos, como en los fertilizados. La edad de la planta no registra diferencias estadísticas en el contenido nutrimental de rebrotes, pero si en IDB. Para el caso de J. deppeana, especie de lento crecimiento, se debería considerar llevar a campo planta de dos años, ya que presenta probabilidades de éxito ante la posible presencia de incendios forestales.